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ANÁLISIS URBANO DE LACIUDADES DEL VALE DEL INDO

Se puede afirmar con toda seguridad que el origen de la llamada “traza hipodámica” no
surgió en la edad de Pericles, sino en poblaciones mucho más antiguas. Mohenjo-Daro
es el paradigma de la ciudad antigua preplanificada, que sigue un claro esquema de
orientaciones y geometría, describiendo la ciudad en sí, en términos de trazado y
zonificación, ambos bastante estudiados pero no lo suficiente como para comprender
todas las implicaciones urbanísticas de esta ciudad, por su gran cantidad de elementos
inusualmente “modernos” para tratarse de una fundación datada aroximadamente en el
2.500 a.C.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA
La civilización harapea o del Valle del Indo, fue descubierta el 1922 por el Director del
Archaeological Survey of India Sir John Marshall, quien rescató buena parte de las
ciudades de Harappa y Mohenjo-Daro.

La ciudad de Harappa se sitúa en el Punjab pakistaní, próximo a la ciudad de


Bahawalpur, mientras que Mohenjo-Daro se sitúa cerca de Karachi, en la región del
Sindh. Sin embargo, otros restos de esta civilización se han encontrado tan lejos como
Sutkagen Dor, próximo a la costa arábiga 480 km al oeste, y Rupar el pie de las colinas
de Simla, 1600 km al noroeste de Karachi. Exploraciones más tardías delimitaron su
existencia mucho más al sur por la costa oeste, entre el golfo de Camboya, 800 km al
sureste de Karachi, y la cuenca del río Yamuna, 50 km al norte de Delhi.
Esta civilización es, sin duda, la más extensa de las tres más antiguas que se
conocen, siendo las otras Mesopotamia y Egipto, las cuales aparecieron sensiblemente
más tarde que ésta.

APROXIMACIóN HISTORICA
Los núcleos no se desarrollaron a partir de asentamientos pequeños, como sí lo
hicieron las culturas del Creciente Fértil, sino que fueron planificadas y diseñadas
completamente a partir de un Plan Maestro antes de trazar el surco primigenio y
replantear los trazados urbanos.
El origen de este tremendo crecimiento en tan poco espacio de tiempo es desconocido;
parece improbable que la región fuera conquistada por un invasor altamente
desarrollado, fueron expandiéndose río Indo arriba hasta las faldas del Himalaya, al
oeste de la actual frontera entre Pakistán e India, y al sur hasta un punto a unos 150
km al sur de Bombay, cubriendo un área bastante más grande en extensión que Egipto
o Mesopotamia.

MOHENJO-DARO. ANALISIS URBANO.


Mohenjo-Daro aglutina una serie de montículos situados en la margen derecha del río
Indo, en la provincia del Sindh, al sur de Pakistan. Su nombre significa “el promontorio
de los muertos”.

La importancia urbanística de la ciudad fue reconocida en 1.922, y excavaciones


posteriores revelaron que los montículos contenían los restos de la que fue la ciudad
más grande de la civilización harapea. Por la extensión de la ciudad, aproximadamente
5 km de longitud.
La Ciudad
La ciudad, en estos tiempos alejada 3 km del margen del Indo, parece estar protegida,
tanto durante su esplendor como hoy por barreras artificiales, planificadas con una
tremenda regularidad
mediante unas “manzanas” o “islas”, cada una con unas medidas aproximadas de unos
384 metros en dirección N-S y de 228 metros en dirección E-O, subdivididas por calles
y avenidas rectas o en fondo de saco. Esto quiere decir que la trama urbana está
orientada al modo hipodámico, muy posterior, con un cardo máximo en dirección N-S, y
un decumanus máximo en dirección E-O.

A pesar de esta preplanificación, existe una cierta irregularidad en su trazado urbano, lo


cual no es sorprendente si se considera la época de su fundación. La adopción de esta
trama ortorreticular fue posible gracias a la ausencia de elevaciones en el terreno sobre
el que se asienta la ciudad. Aún así, la ciudad se eleva artificialmente en algunos
puntos, previsiblemente para salvaguardar algunas zonas de las inundaciones del Indo.

Mohenjo-Daro se considera la primera ciudad planificada de la historia. Consiste, como


muchas ciudades similares del Valle del Indo, en una gran zona residencial (en
adelante denominada Ciudad Baja o Lower Town, en el sector sur este, dominada por
el noroeste por una zona alta, fortificada, mucho más pequeña en extensión, en
adelante llamada Ciudadela o montículo de la Stupa .
Por debajo de la Ciudadela la ciudad está cuidadosamente diseñada para
aproximadamente una población creciente de 50.000 habitantes mediante una trama
aproximadamente ortorreticular, aparentemente compuesta de 12 avenidas principales
pavimentadas con tierra apisonada, cada una de unos 9 a 13 metros de anchura,
espacio suficiente para el paso de varias filas de carros. Estas calles principales están
dispuestas en una trama N-S y E-O, direcciones favorables para el paso del viento, ya
que al pasar por las avenidas en sentido N-S, se producen unas corrientes de aire en
las calles transversales que permiten una correcta ventilación de éstas. No se sabe si
esta disposición es original de Mohenjo-Daro o es una copia, ya que aparece en otras
villas babilónicas.

La vía principal de la ciudad, que discurre en dirección norte, tiene una longitud de 800
metros, y divide la ciudad en dos partes. La anchura es de 10 m. Otra gran avenida
discurría en dirección E-O, perpendicular a la principal en su límite meridional, pero
sólo se conserva una pequeña parte, por lo tanto no se sabe exactamente su anchura.
Existe otra tercera calle importante, de 6 m de ancho, que bordea el montículo de la
stupa, en dirección N-S. Las calles más pequeñas miden 3 ó 4 metros de anchura y las
callejuelas de distribución a vivienda no más de 1.20 metros de ancho las cuales dan
actualmente mejor impresión visual, ya que su edificios colindantes están en mejor
estado que sus homónimos en las avenidas principales. Estos muros en algunos
puntos presentan una altura de 7.60 m.

La retícula urbana delimita manzanas de tamaño considerable, cada cual compuesta


de cientos de unidades residenciales de alta densidad que se abren las estrechas
callejuelas en fondo de saco, con una anchura variable entre 1.2 y 3 metros, y
presentan unos curiosos retranqueos en ángulo recto, probablemente como una
herramienta para el control eólico. Los edificios que delimitan las calles están
cuidadosamente alineados con ésta, y ninguno de ellos desvirtúa esta norma, lo cual
indica la existencia de unas normas de planificación bastante rígidas, que no variaron
con el tiempo, tal y como lo indica el análisis estratigráfico de la ciudad, aunque en el
último periodo de ocupación, debido a la densidad y al hacinamiento, aparecen algunos
ejemplos de edificios que penetran en las alineaciones originales. En algunas calles se
encuentran unas curiosas estancias, las cuales, según las últimas investigaciones,
podrían servir para albergar vigilantes urbanos, sugiriendo una fuerte estratificación
social, aunque, según la teoría Ardeleanu-Jansen, esto es improbable dada la
inexistencia de barriadas de aspecto pobre.

Curiosamente, cada intersección de los ejes N-S y E-O presenta un chaflán en cada
una de sus esquinas, algunos de ellos redondeados, seguramente para permitir un
mejor giro de carruajes grandes, anticipándose en 4.500 años al “original” trazado de
Ildefonso Cerdá en el Ensanche de Barcelona.

Las excavaciones de Mohenjo Daro revelaron un centro en el sector O que se eleva


unos 12 metros por encima de la planicie circundante, la cual se cree que podría
contener unos 30 metros de estratos arqueológicos de poblamiento datando del
periodo de ocupación entre el 2.500 y el 1.500 a.C. El punto más alto de este centro
urbano descansa sobre una plataforma artificial de barro y ladrillos de barro cocido.

El bloque central del sector oeste fue elevado artificialmente sobre la cota de la ciudad
hasta una altura dominante entre 6 y 12 metros por encima de las demás edificaciones.
Está construido en ladrillo de barro cocido y estaba fortificado de una forma masiva
mediante torres cuadradas del mismo material. Los edificios situados en este
promontorio incluyen un elaborado baño o tanque contenedor de agua rodeado por un
espacio sombrío o veranda, una gran estructura residencial, un enorme almacén de
grano, y por lo menos dos salas aisladas para asambleas.

Está claro que la ciudadela (es evidente que esta zona lo es), hacía las veces de centro
religioso y ceremonial de la ciudad.

El sector residencial S
La parte baja de la ciudad, situada hacia el sur y orientada, como el resto del trazado
urbano, en dirección E-O, consta de bloques residenciales, a los cuales se accede a
través de estrechas callejuelas en fondo de saco.
En este mismo sector, existen muchas viviendas con patio indicando una gran cantidad
de familias de clase media. Todas ellas poseen una características comunes: estaban
elevadas mediante un zócalo, para evitar la entrada de agua a la vivienda en caso de
crecida del río; las viviendas no poseen ventanas a la calle, seguramente por asuntos
de seguridad, de control eólico o simplemente para impedir el paso de animales.

Mientras a las viviendas pequeñas se accede directamente desde las calles, a las
grandes es a través de un patio interior descubierto; en una de sus esquinas se puede
apreciar un pequeño espacio para cocinar. En uno de estos espacios se encontró un
horno de pan de forma redonda con una pequeña apertura en su base, probablemente
cubierto con un techo abovedado. También se han encontrado abrevaderos, pozos e
instrumentos de trabajo del metal, etc, indicando que podía servir como espacio de
trabajo o almacén.
Estas viviendas, como todos los edificios de la ciudad, presentan muros exteriores sin
huecos, y con una ligera inclinación hacia el interior, seguramente para el correcto
drenaje de las aguas pluviales hacia las “arquetas” de recogida situadas en las calles.
Esta inclinación era respetada por los obreros cuando debían hacer una reforma del
edificio.
Muchas de estas casas poseen pequeños cuartos de baño, adyacentes a los patios, e
igual que las calles, estaban bien provistos con redes de drenaje y saneamiento a
través de los muros, el cual desaguaba en un pozo negro que conducía las aguas
hasta unas redes de saneamiento que discurrían ocultas bajo el pavimento de las
avenidas.
Algunas viviendas poseían dos alturas, con escaleras de ladrillo comunicándolas y
tubos de saneamiento que bajaban desde el nivel superior. Las instalaciones de
fontanería para la provisión de agua, los cuartos de baño pavimentados con ladrillo
pulido, y los sistemas de drenaje exterior son algunos de los hallazgos más notables de
la ciudad, y sin duda sin parangón con ningún otro sistema en las sociedades de la
época
Se debe tener en cuenta que las viviendas fueron construidas, según el periodo, con
materiales más o menos resistentes, ya que las construcciones datadas en el Periodo
Tardío presentan ladrillos más deteriorados. También hay que tener en cuenta que en
éste periodo, para albergar la sobrepoblación existente, se construyeron viviendas allí
donde no las había anteriormente, y las grandes villas fueron subdivididas entre varias
familias, parcialmente causado por sobrepoblación.
La Ciudadela o Montículo de la Stupa.

El equipo de Marshall excavó una serie de edificios en la Ciudadela el más


espectacular de todos ellos el la gran Baño Público. Este monumento tiene unas
medidas de 40x30 metros y está enterrado a 3 metros por debajo de la cota del
pavimento de la calle.

Este edificio estaba construido por ladrillos cerámicos meticulosamente


aparejados, cubiertos por pasta de yeso, sobre una capa impermeabilizante
bituminosa. Un pozo cercano al complejo, conectado con el Baño, podía ser vaciado a
través de un enorme drenaje en ménsula
Aunque han sido hallado edificios públicos en la Plataforma, incluyendo el ya estudiado
Baño y un granero de grandes dimensiones, sin embargo no ha sido hallado ningún
edificio de carácter religioso. Se sostiene que la parte central de la Plataforma, donde
se encuentra la piscina, podría ser un complejo para rituales y sacrificios.
Análisis urbanos recientes de las primeras excavaciones de la Plataforma han
localizado indicios de un posible Templo del Arbol. En otros asentamientos harapeos de
menor importancia se han encontrado altares de fuego situados dentro de las propias
viviendas y también en las zonas más elevadas, en los montículos, probablemente
áreas para congregaciones y ritos. El énfasis en el culto ritual a los elementos naturales
–en este caso fuego y agua- es un aspecto central dentro de la idiosincrasia de las dos
mejores religiones que surgen en la zona: el hinduismo védico y el zoroastrismo.
También hay grades khans y almacenes comerciales en el sector Norte de la ciudad
para el alojamiento de los mercaderes y sus mercancías, y los cimientos de las torres
vigía han sido localizados en puntos estratégicos de la misma. Pero la totalidad de la
ciudad está dominada por al menos seis edificios de imponente tamaño, los cuales
claramente debieron albergar algún tipo de organización central, cuya existencia está
implícita en la rigidez conceptual del cuidado esquema urbano de Mohenjo-Daro.
El más imponente de los grandes edificios de Mohenjo-Daro la Gran Stupa, que corona
el túmulo central de la ciudad podría ofender a la comunidad budista. Debajo de ésta
stupa se encuentra un edificio de imponentes proporciones erigido sobre una
plataforma de ladrillo y barro cocido de unos 6 m de altura. Tres consideraciones
sugieren que este edificio es un templo dedicado a la principal deidad de la ciudad, con
un complejo

A través del eje principal en dirección N, al oeste encontramos el complejo del Gran
Baño, construido enteramente de ladrillo cocido, cuya estancia principal mide 11 metros
de longitud y unos 9 metros de anchura.

En conjunto, toda la ciudad fue reducida a una densa masa de pequeñas e


insignificantes viviendas surgidas de la subdivisión de las dignas villas de antaño.
Simultáneamente el estricto control municipal que marcó la ciudad en sus días más
gloriosos parece que se fue relajando, y empezaron a surgir defectos en las
alineaciones de las calles, es decir, que las ordenanzas ya no eran respetadas, y esto
contribuyó a empeorar la imagen urbana.
CONCLUSIONES

Después de concluido este estudio se puede llegar a una serie de respuestas y


de preguntas. La aparición de una civilización con unos antecedentes muy primitivos, la
cual en relativamente un corto periodo de tiempo, se convierte en una cultura muy
avanzada para su época

Tras un análisis detallado, se puede afirmar que la primera intención de los


planificadores de Mohenjo-Daro era crear una ciudad descentralizada, de baja
densidad, “democrática”, al estilo de la Grecia de Pericles. Por tanto, se
desarrolla un trazado ortorreticular, hipodámico, originalmente, el cual, a lo largo
del tiempo, coincidiendo con las etapas de decadencia de esta cultura, se va
deformando, colmatando, hasta llegar a un modelo bastante más acorde con el
periodo histórico en el que se desarrolla, manzanas bastante isótropa, es decir,
sin demasiado sentido de la direccionalidad, aparte de los dos ejes principales.
Así pues, la mayoría de lo denominados “edificios públicos” se encuentran
representados en el Montículo de la Ciudadela, alejados de la zona residencial.
Esta sectorización entre terrenos “sagrados” y civiles queda demostrada por la
utilización de túmulos artificiales para elevar estas zonas sacralizadas. También
es patente, por las ruinas, de la utilización de la muralla como recurso último de
zonificación.

También es digno de mención el dimensionamiento jerárquico de las calles,


desde arterias principales de 12 o más metros de anchura, hasta las pequeñas
callejuelas de acceso a las viviendas. En algunas esquinas aparece la peculiaridad del
achaflanamiento de las esquinas, permitiendo el giro de carros hacía estas arterias, y el
control eólico. Otro tema interesante a investigar es la aparición de una hipotética “ley
de alineaciones”, la cual permitiría la perfecta alineación de todos los edificios a lo largo
de la calle.

Digno de mención es el sistema de saneamiento y drenaje de la ciudad, el cual


se ha comentado sucintamente aunque sobre este tema podrían ser escritos muchos
libros. Desde luego no tuvo parangón en el mundo antiguo con cualquier otro, e incluso
hasta la época de la República Romana no se ideó un sistema de semejante eficacia.
Está claro que este sistema ayudó al buen funcionamiento sanitario y urbano que se
instituyó en esta ciudad durante algunos siglos.

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