quiso apoderarse del becerro de oro que a las doce de la noche salía en la quebrada Santo Domingo. Fue tal su ambición que se organizó con los más experimentados huaqueros. Ese día fue un martes del mes de julio, cuando salieron hacia la huaca. Esos señores iban decididos a todo, sea a morir o a vivir, pero querían ser ricos a cualquier costo. Ellos sólo querían el becerro de oro para hacerse millonarios. Cuando llegaron al pie de la huaca, ésta era tan alta y de color rojizo oscuro porque la tierra era medio quemada y no se notaba que había sido saqueada. Entonces ellos se alegraron. Los señores esperaron que sean las doce de la noche para subir a la huaca. La noche estaba clara por la luna llena y las estrellas. Los huaqueros que querían atrapar al becerro eran cinco, llevaban sogas para enlazar al becerro para que no se les escapara. Faltando unos minutos para que den las doce de la noche, subieron a la huaca y a las doce en punto la huaca empezó a temblar. Los huaqueros estaban intranquilos esperando que el becerro saliera. En el momento menos pensado, el becerro salió y con el brillo de su cuerpo los encegueció a todos. Los cuatro que estaban cerca del becerro se lanzaron sobre el animal pensando atraparlo, pero no pudieron porque la luz los encegueció totalmente. En el momento que estaban listos para cogerlo, se abrió la huaca y fueron tragados junto con el becerro y desaparecieron enterrados para siempre. TT T Controles Locución . P.
Narración de Roberto (Historiador): Mi
nombre es Roberto, soy historiador y en los últimos años me he dedicado en la investigación de la historia de la Quebrada Santo Domingo.
Los pobladores me cuentan que hace algunos
años, había un campesino llamado Santiago quien era muy ambicioso, le gustaba robar, y saquear diversos materiales arqueológicos de la zona.
Un día el Sr. Santiago tenía en la mira entrar al
sitio arqueológico Quebrada Santo Domingo junto a algunos amigos, pues había oído de algunos ancianos que por las noches se mostraba un becerro bañado en oro, como también muchos otros objetos de valor.
Santiago: Está noche mi suerte va a cambiar,
por fin podré volverme rico con todo lo que podré tomar de la huaca.
Ignacio: ¿Santiago, estás seguro qué el becerro
de oro de la huaca existe?
Manuel: ... Creo que sólo es un mito, pues es
raro que hasta ahora nadie lo haya robado.
Santiago: Tranquilos muchachos, la diferencia
es que nadie sabe que el becerro de oro sólo aparece a media noche. Ustedes tranquilos y alístense para está noche
Narrador: Eran las 11 de la noche, los
huaqueros habían caminado hasta el lugar donde solía mostrarse el becerro dorado para esperarlo.
Manuel: Creo que estamos esperando por las
puras, tomemos las cosas que podamos y vayámonos.
Santiago: Esperemos un poco, ya verán
que seremos ricos luego de esto. Los minutos iban transcurriendo, el cielo se iba oscureciendo cada vez más y el viento aumentaba …
Al llegar la media noche, la tierra
empezaba a temblar y los animales hacían ruidos extraños.
Ignacio: Esto está muy extraño, creo que
deberíamos irnos.
Manuel: También pienso lo mismo, vámonos
Santiago.
Santiago: Tranquilo, ya casi es media noche
Al llegar la media noche, una neblina apareció
y de las sombras salió un becerro bañado en oro el cual estaba enfurecido.
Ignacio: Ya ven, que les dije, ahí está el
becerro, vayamos por él.
Manuel: Bien!, por fin nos volveremos ricos
Ignacio: Yo creo que nos deberíamos de ir,
esto es muy extraño. Yo me voy de acá muchachos
Ignacio salió corriendo del lugar, mientras que
sus amigos fueron por el becerro de oro.
Santiago: Déjalo que se vaya Manuel, mejor
para nosotros, seremos ricos sólo los dos.
Al acercarse Santiago y Manuel al becerro de
oro, esté golpeo las patas traseras contra la tierra abriéndola y tragando a los dos huaqueros.
Ignacio logró huir esa noche, sin saber fue a
buscar a sus amigos a sus casas, pero no tuvo noticias. Santiago y Manuel desaparecieron esa noche sin dejar algún rastro. Los pobladores dicen que el becerro que se encuentra en la Quebrada Santo Domingo, es quien cuida el patrimonio cultural, y no deja que personas con malas intenciones se acerquen.