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Beatriz Level
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
bealevel@hotmail.com
Maturín, Venezuela
RESUMEN
Michael Apple
Economía política de la publicación de libros de texto
Introducción
El texto escolar como producto editorial se rige por las normas del mercado, lo
opuesto significaría su desvanecimiento. De modo que si los textos escolares exponentes de
la anterior reforma educativa subordinaron su dimensión didáctica e ideológica a los
intereses del mercado, gran parte fue responsabilidad del Estado, al descuidar sus políticas
de control y supervisión sobre estas herramientas. De hecho, en agosto del año 2005, el
Ministro de Educación Superior para aquel entonces, Héctor Navarro, declaraba en el diario
El Nacional que los textos escolares en Venezuela dejaron de revisarse desde el año 1995.
Lo cierto es con la Colección Bicentenario, nos encontramos ante un panorama
completamente diferente, puesto que al ser su distribución gratuita quedan descartadas sus
implicaciones mercantilistas. Ello obliga a plantear la discusión en términos ideológicos y
didácticos.
En primer lugar debemos tener presente que los textos escolares no pueden ser
neutros, puesto que son materiales curriculares y ningún currículo es neutro y que como
enfatiza Apple (1986: 226) “todo currículo tiene sus raíces en el suelo de control social”.
En efecto, toda ejecución de un currículo no persigue otra meta que plasmar y fijar los fines
y objetivos de un determinado proyecto político. Cada gobierno implementa su propio plan
educativo, de acuerdo con sus particulares intereses, y el texto escolar en ese papel de
traductor del currículo actúa como reproductor de esa ideología.
Hay que revisar el tratamiento didáctico de los temas y de las actividades propuestas,
pues en muchos casos resultan descontextualizados y contrarios al enfoque
comunicativo funcional. Cuando hablamos de competencia comunicativa implica
conocer no sólo el código lingüístico, sino también: qué decir, a quién y cómo
decirlo, de manera apropiada, en cualquier situación dada; todo aquello que implica el
uso lingüístico en el contexto social determinado.
Ahora bien, esta descontextualización no es una característica exclusiva de los
textos de la Colección Bicentenario. Level (2007) después de haber estudiado,
individualmente, 1034 actividades repartidas a lo largo de los 38 contenidos conceptuales,
inmersos dentro de los 6 bloques de contenido que estructuraban los libros de lengua y
literatura, sintetiza afirmando que las propuestas de actividades únicamente se encontraban
matizadas por un barniz de cambio “el lenguaje oral apenas si es atendido y la calidad de
dichas actividades deja mucho que desear, lo cual resulta paradójico puesto que la reforma
introdujo como una de sus principales innovaciones una atención especial hacia la oralidad”
(pág. 153). En cuanto a la lectura, refiere la autora, “se circunscribe a la reproducción, no
hay comprensión ni interpretación” (pág. 153). Y finaliza señalando que la escritura a pesar
de ser cuantitativamente la habilidad lingüística predominante, “demostró ser la más
anacrónica; nada diferente a las propuestas de los años setenta y ochenta” (pág. 155).
Para potenciar el uso del libro de texto se debe ofrecer un manual para el
docente.
Proponer la producción de textos escritos atendiendo a la autorregulación
del proceso en las fases de planificar, redactar y revisar.
Verificar el tratamiento didáctico de los temas y de las actividades
propuestas, pues en muchos casos resulta descontextualizado y contrario al
enfoque comunicativo funcional.
Promover el uso eficaz y eficiente de la ortografía y la gramática
vinculadas a los textos escritos que se producen en el aula.
No se debe sacrificar los contenidos programáticos, por ejemplo, los textos
informativos y argumentativos.
Mejorar la calidad de las ilustraciones.
Profundizar en los contenidos.
Cada una de estas sugerencias amerita ser revisada detenidamente. En primer lugar
la propuesta de ofrecer un manual para el docente, solo crearía mayor dependencia hacía
estos materiales (del modo como se hizo con los textos de la anterior reforma educativa, al
hacer de los docentes sus principales clientes). En cuanto a proponer trabajar la escritura
como proceso, atento a sus diferentes fases, es una promesa que lamentablemente nunca ha
llegado a nuestros textos escolares. Señala Level (2009) que si bien es cierto que algunos
libros de la anterior reforma (únicamente los editados entre 2004 y 2007) en sus contenidos
abogaban por la planificación de la escritura, a nivel de actividades se observaba una
desconexión entre intenciones y práctica. La tercera de las recomendaciones, referidas a lo
ajeno de la propuesta editorial de la Colección Bicentenario, con relación al enfoque
comunicativo funcional de la lengua, no es una problemática única de la mencionada
colección; los libros anteriores fueron buenos exponentes de ese fracaso (Level y
Mostacero, 2011).
Otra de las sugerencias de las docentes se relaciona con el uso eficaz y eficiente de
la gramática y la ortografía. Pues bien, en un intento de justicia habría que reconocer que
con los libros de la Colección Bicentenario los aspectos gramaticales y ortográficos
vuelven del exilio al que durante los últimos años habían sido forzados. Como es sabido la
querella a la hora de hablar sobre la enseñanza gramatical siempre ha apuntado hacia dos
perspectivas, una primera que le otorga centralidad y una segunda que la subestima y
condena, deslegitimando su lugar en el marco de una didáctica de la lengua, relegándola
casi exclusivamente a la mera revisión de aspectos normativos en textos escritos. Level
(2012) sustenta que los textos escolares de la reforma de 1997 optaron por la segunda
perspectiva; al malinterpretarse el lugar de la gramática dentro de un enfoque
comunicativo. Lo cierto es que con los libros de la Colección Bicentenario la enseñanza
formal vuelve a tener presencia dentro de los textos escolares; lamentablemente corriendo
el riesgo de caer en la vieja costumbre de enseñar gramática y no lengua.
Reflexiones Finales
La Colección Bicentenario por encima de todas las críticas que se le puedan hacer
representa un estimable intento por parte de las políticas públicas para contribuir con la
educación venezolana. El simple hecho de ser de distribución gratuita es meritorio.
Además, hay que resaltar que muchas de esas críticas carecen de fundamento y, en otros
muchos casos, se encuentran influenciadas por discrepancias políticas. La realidad es que
el texto escolar es simplemente uno de los medios didácticos de que se dispone para
contribuir con los procesos de enseñanza y aprendizaje; craso error considerarlo como eje
del proceso educativo, y en todo caso su conveniencia o inconveniencia van a depender de
una serie de variables: cómo es utilizado por parte del profesor, cómo está diseñado, en qué
contexto se utiliza, para qué objetivos, qué actitudes tendrá profesor y alumnos hacia él…
entre otras.
Referencias Bibliográficas
Apple, M. (1984). Economía política del libro de texto. En M. Enguita (Ed.), Marxismo y
sociología de la educación (pp.311-330). Madrid: Akal.