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En un primer lugar se hablará de la postura que toma Max Scheler, luego se continuará
con la postura adoptada por San Agustín de Hipona y finalmente se culminará con el
enfoque que adopta Platón acerca de la esencia del hombre.
Llamamos Espiritualismo a la postura que pretende que las cualidades naturales del ser
humano no son propiamente humanas, es decir, éstas no determinan nuestra
humanidad y más bien, concibe la esencia del hombre como exclusivamente espiritual.
Esta teoría cuestiona la posibilidad de que el hombre sea solamente un simple producto
de la realidad material, regido por las leyes que la gobiernan. Sostiene, por el contrario,
que éste es sustancialmente de naturaleza espiritual. El espíritu es de carácter
inmaterial y que su esencia es la libertad. Ser libre es lo que diferencia al hombre de los
animales; y goza de este estado porque es espiritual, gracias a lo cual puede controlar
sus impulsos. Todo esto contrario sucede con los animales que reaccionan a los
estímulos de la naturaleza.
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Como mero ser natural (naturaleza humana), el hombre es, a la vez, un callejón sin
salida y un término. No ha derivado del animal sino que sigue siendo animal y lo será
siempre ya que es, esencialmente, un ser animado ("provisto de animación"). Más aún,
dentro del mundo, es de hecho el animal peor adaptado, el más indefenso y el más
desgraciado: se halla en clara desventaja biológica frente a la mayoría de otros
animales. Pero, se trata de un ser espiritual, la presencia del espíritu lo define y es, por
ende, un ser trascendente; en realidad, dice Scheler es "el ser que ora y busca a Dios".
Considerado de esta manera, es la alabanza objetiva que la naturaleza tributa a su
Creador: "No es que el hombre ore sino que es él la oración de la vida y de la materia
toda".
Scheler indica que hay una diferencia esencial, porque el hombre posee algo que,
estando por encima de la inteligencia práctica y de la facultad de elegir, es un principio
ajeno y opuesto a la vida: es el espíritu.
Muchas cosas que Scheler explica sobre el espíritu y la persona ya son conocidas. Por
eso se destaca lo nuevo y lo que modifica a su concepción anterior. Lo Noético
constituye para Scheler, un aspecto que diferencia al Ser Humano de los Animales, algo
no material, que le confiere sus características espirituales y personales. Identifica como
principales atributos de lo noético1:
2. El Acto Ideatorio2: A través del cual puede descubrir las esencias y realizar
abstracciones. El ser humano no solo es capaz de captar intuitivamente las esencias
abstractas, tales como las matemáticas, sino que tenemos una "intuición emocional" que
nos revela los valores en sus distintas jerarquías, así como la jerarquía misma, en las
que se incluyen actos emocionales y volitivos tales como el amor, la bondad, el
arrepentimiento, la veneración, etc.
El espíritu en Scheler
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Se refiere al "conocimiento interno", una especie de conciencia intuitiva de acceso directo e inmediato
al conocimiento más allá de lo que está a disposición de nuestros sentidos normales y el poder de la razón.
2
Consiste en dar cuenta de lo que es un fenómeno en general, independiente de que la persona lo tenga
o no. Por ejemplo un dolor de cabeza; a diferencia de un acto, de inteligencia técnica que se limita a
resolver el problema, en este caso tomar el medicamento adecuado.
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En Scheler, el espíritu posee la fuerza de la abstracción, capaz de separar idea y
realidad. De este modo, "ideíza" al mundo. Por ello, el espíritu es, por contradicción, el
"protestante" del mundo, el asceta de la realidad, el enaltecedor de ésta. Gracias al
espíritu, la vida adquiere verdadera trascendencia. El instinto no puede actuar sin
representaciones ni ideas, aquél depende de éstas. Es por ello que el ser humano se
define, esencialmente, como ser espiritual y no como ser animado. El espíritu le "echa
al instinto una idea, como un cebo, y le sustrae hábilmente otra". De este modo,
indirectamente, rige el espíritu la furia del instinto ciego. En conclusión Scheler afirma
que la dimensión del espíritu, opuesta en cierto sentido a la vida permite al hombre
reprimir y controlar sus impulsos de manera que el espíritu se ve potenciado por esta
autonegación ascética.
San Agustín tiene muy en claro que la visión antropológica del hombre es el punto de
relación de Dios con el hombre, (aspecto que desglosaremos más adelante en la
conformación del hombre en cuerpo y alma), su propia condición, alegrías, vergüenzas,
triunfos, inmundicias, etc.
San Agustín fue mucho más allá que contar simplemente su experiencia de vida, y
aspectos naturales de la condición humana como lo esbozado a lo largo de todo este
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trabajo, él profundizó y fue a la esencia misma del hombre inquietándose del porqué de
su conocimiento, existencia, de que estaba conformado, etc.
San Agustín recibiendo influencia del pensamiento filosófico de Platón plantea que el
hombre es un alma que se sirve de un cuerpo. No obstante, la noción de alma y de
cuerpo asume un nuevo significado para él, debido al concepto de creación, al dogma
de la resurrección y sobre todo al dogma de la encarnación de Cristo. El cuerpo se
convierte en algo mucho más importante que aquel vano simulacro del que se
avergonzaba Plotino. Según San Agustín el alma se conoce a sí misma mejor que a las
cosas exteriores, lo que permite la búsqueda interior de la verdad de la que nos habla
el Santo. Asimismo, menciona que la mortalidad es una característica del cuerpo y
no del alma.
Doctrina filosófica
San Agustín menciona que además del conocimiento racional hay otro conocimiento
que también realiza la razón pero que es superior pero que es superior a ella. Dicho
conocimiento es la Fe. Entre fe y razón hay la siguiente relación: primero hay que creer
y solo así se estará en posibilidad de entender. Asimismo, indica que la libertad no
es exención de coacción externa, sino también de determinismo interno, ya sea
intelectualista o voluntarista. La libertad brota de la sustancia del alma, del
subconsciente, no de las potencias.
Con este tema tratamos un aspecto muy interesante que nos permite una pequeña
aproximación ética del hombre y su acción. A partir de Sócrates, los filósofos griegos
habían dicho que el hombre bueno es aquel que sabe y conoce, y que el bien y la virtud
y la virtud consisten en la ciencia. Agustín en cambio, afirma que el hombre bueno es
aquel que ama, aquel que ama lo que debe amar. Cuando el amor del hombre se dirige
hacia Dios (y ama a los hombres y las cosas en función de Dios) es Caridad; en cambio,
cuando se dirige hacia sí mismo y hacia el mundo y las cosas es “cupiditas”. Amarse a
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uno mismo y a los hombres no según el juicio de los hombres, sino según el juicio de
Dios, significa amar de la manera justa. La virtud en San Agustín se encuentra en el
amor.
Espiritualismo en Platón
Como el verdadero conocimiento es la idea, Platón tiene que explicar cómo es posible
si el hombre, como se narra en el <mito de la caverna>, está dentro del mundo sensible
e ignora la existencia del mundo inteligible. Para ello propone se teoría de
la reminiscencia (el conocimiento verdadero para Platón no consiste en saber muchas
cosas, sino, en reflexionar, en recordar las que ya se conocían. La reminiscencia
consiste en recordar las ideas).
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1. El alma recuerda las ideas obtenidas anteriormente, por lo tanto es capaz de pasar
de un estado a otro. Lo natural es que una cosa vuelva al estado que tenía
anteriormente y pase de la existencia a la pura contemplación del mundo de las
ideas. La existencia del alma va más allá de la vida.
2. El alma es simple y sólo se corrompe aquello que está formado por partes. Como
lo que es simple no se puede corromper, tampoco puede morir y por tanto es
inmortal.
3. Alma quiere decir vida, principio del movimiento, pero este movimiento viene de
su propia naturaleza y por tanto siempre tendrá vida, es decir, será inmortal.
Platón resume su filosofía diciendo que el cuerpo está considerado como una prisión
en la que se está debido a algún error cometido anteriormente. De todos modos, es
posible liberarse de esta prisión, como por ejemplo en el mito de la caverna. El error
cometido ha sido alejarse del Bien y de la Verdad, si somos capaces de llenar el alma
de Bien y Verdad podremos liberarnos definitivamente del ciclo de reencarnaciones.
En conclusión se puede afirmar que la vida filosófica es la que nos puede hacer más
perfectas y liberarnos definitivamente de las limitaciones que tiene el cuerpo.
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Bibliografía