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INTRODUCCIÓN
Esta investigación tiene por finalidad determinar los síntomas y signos más
resaltantes en él diagnostico de la insuficiencia cardiaca. así como la importancia
de anexar los estudios paraclinicos como el Electrocardiograma y la radiología para
precisar él diagnostico clínico final realizada en los centros asistenciales de
Villarrica donde participaron 620 pacientes con él diagnostico previo de
insuficiencia cardiaca de los centros en donde se realizo el trabajo
El estudio y él diagnostico correcto de la insuficiencia cardiaca es importante
porque:
Es uno de los diagnósticos que con mayor frecuencia realiza el médico general y el
cardiólogo
Es causa frecuente de equivocación para el médico tanto en el terreno diagnóstico
como terapéutico.
La Insuficiencia Cardiaca Congestiva tiene similitud clínica con otros síndromes, lo
que hace muchas veces difícil su reconocimiento precoz
Los instrumentos empleados para la recolección de los datos fueron documentales
Historia clínica que han sido obtenidos en los centros asistenciales
El análisis de los datos corresponde al tipo descriptivo
En este trabajo se da énfasis a los síntomas y signos más frecuentes para él
diagnostico de la insuficiencia cardiaca congestiva
Este trabajo presenta un marco teórico que precede al recuento de los datos
obtenidos y la metodología empleada para su recolección pretende ubicar
preferentemente a los médicos y estudiantes interesados en el tema
Además se presentan normas, técnicas y limitaciones de uso de los diferentes
elementos utilizados para él diagnostico de la insuficiencia cardiaca
Por ultimo se enumeran las conclusiones de la investigación y las sugerencias que
se permite hacer el investigador
PROBLEMA
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para ello, La experiencia demuestra la deficiente efectividad de los signos y
síntomas y el carácter subjetivos de las observaciones clinicas cotidianas,
Por eso considero que la aplicación de determinados elementos esenciales, tales
como la radiología y el Electrocardiograma, pueden ayudar enormemente para
certificar y así tener un alto rendimiento en el diagnostico de la Insuficiencia
Cardiaca en la practica medica en los Centros Hospitalarios
Frente a esta realidad este estudio pretende dar respuesta a las sgtes preguntas
1- Que signos y síntomas se utilizan para el diagnostico
2- Que signos y síntomas son frecuentemente mas utilizados para el diagnostico en
los centros asistenciales de Villarrica
3- Que ventajas y desventajas ofrecen los diferentes signos y síntomas para el
diagnostico
4- Que condiciones deben tenerse en cuenta para evaluar los signos síntomas en
el diagnostico
5- Cuales son alguno de los elementos esenciales para el correcto diagnostico de
la Insuficiencia Cardiaca Cardiaca
JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACION
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El médico frecuentemente indica, modifica o suprime un tratamiento en base a la
clínica.
La Insuficiencia Cardiaca Congestiva tiene similitud clínica con otros síndromes, lo
que hace muchas veces difícil su reconocimiento precoz
Es causa frecuente de equivocación para el médico tanto en el terreno diagnóstico
como terapéutico.
Tiene alta mortalidad. En los pacientes con Insuficiencia Cardiaca Congestiva cuya
gravedad requiere internación, la posibilidad de morir en un año es cercana al 50%
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especificidad de los síntomas y signos. Utilizar el Elecrocardiograma y la
Radiografía de tórax como primera aproximación para el correcto diagnóstico
MARCO TEORICO
DEFINICION
1. Anamnesis (Síntomas)
2-Examen físico (Signos)
3 Diagnóstico de la Insuficiencia Cardiaca
4 Factores de riesgo de la Insuficiencia Cardiaca
5 Electrocardiograma
4
6 Radiología del tórax
7 Causa desencadenante
8 Tipo de disfunción
9 Severidad
10 Cardiopatía base
11 Otras consideraciones
ANAMNESIS
Sintomas
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Hay pacientes con disfunción sistólica y con fracción de eyección del ventrículo
izquierdo menores de 30% que no presentan disnea de esfuerzo.
EXAMEN FÍSICO
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Los signos clinicos de Insuficiencia Cardiaca Congestiva tienen baja sensibilidad y
muy pocos son de elevada especificidad se debe tener cuidado en la evaluación
de los signos clinicos de la insuficiencia cardiaca ya que se ha demostrado que la
variabilidad intra e ínter observador es mucho mayor que lo deseable
Por ejemplo, en el trabajo de Gadsboll sobre reproductividad de los signos clínicos
de Insuficiencia Cardiaca, se mostró que la concordancia entre los médicos sobre
los mismos era pobre. Donde mejor concordancia existía, aunque modesta, era
sobre el tercer ruído y los estertores crepitantes.
AUSCULTACIÓN
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En segundo lugar ambos ruidos corresponden al llenado ventricular. Este llenado
genera ruidos de baja frecuencia y en zonas muy localizadas del área precordial.
De elección para su auscultación es la zona del ápex, con el paciente en decúbito
lateral izquierdo.
Por último se deben ubicar temporalmente en el ciclo cardíaco: el tercer ruido
ocurre en el inicio de la diástole por lo que hay que buscar un ruido sordo, de baja
frecuencia, cercano al segundo ruido. En cambio el cuarto ruido es de aparición
telediastólica, por lo que se debe buscar en las proximidades del primer ruido y
previo al mismo.
TERCER RUIDO
CUARTO RUIDO
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Se genera en la diástole tardía como consecuencia del llenado ventricular
producido por la sístole auricular. Para que sea audible se necesita una contracción
auricular vigorosa, por lo que no suele auscultarse en el sujeto normal, tampoco
luego de cardioversión (sístole auricular débil) y por supuesto no se percibe en los
pacientes con ritmo de fibrilación auricular.
Su presencia generalmente se asocia a: aumento de la presión diastólica final del
ventrículo izquierdo; alteración de la relación espesor de la pared
ventricular/diámetro de la cavidad.
Tales condiciones se dan en la hipertrofia ventricular izquierda de cualquier
etiología, en la isquemia miocárdica, así como en las insuficiencias valvulares
agudas.
Por lo tanto, los ruidos de llenado ventricular no solo nos dan información funcional
sino que también aportan datos sobre el patrón morfológico ventricular, es decir de
cardiopatía
Por ejemplo, el tercer ruido se asocia con dilatación cardíaca e hipertrofia
excéntrica, el cuarto ruido con hipertrofia ventricular concéntrica.
ICTUS CORDIS
El único elemento del examen físico a considerar en este sentido son los estertores
crepitantes, cuando son bilaterales, se extienden más allá de 5 cm de las bases
pulmonares y persisten luego de toser o inspirar varias veces en forma profunda.
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Clásicamente se daba mucho valor a su presencia pero, tal como se ha señalado,
carecen de sensibilidad y especificidad, especialmente en pacientes internados o
en reposo prolongado.
En los pacientes ambulatorios no se logra mejorar su valor predictivo, ya que su
ausencia tiene escaso significado. En la estenosis mitral pueden existir valores de
presión auricular izquierda de 25 mm de Hg sin que existan estertores crepitantes
ni edema alveolar. Esto se puede vincular al hecho de que los aspectos clínicos de
la hipertensión auricular izquierda suelen depender del nivel de presión auricular
izquierda y la cronicidad del mismo.
El valor predictivo de este signo aumenta en pacientes ambulatorios, sin
enfermedad pulmonar, con síntomas compatibles con Insuficiencia Cardiaca y con
una cardiopatía ostensible, de acuerdo al teorema de Bayes.
Edema periférico
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La yugular interna está localizada profundamente en el cuello, cubierta por el
músculo esternocleidomastoideo, por lo que no verla es común, salvo en casos de
severa hipertensión venosa; en cambio sus pulsaciones se pueden reconocer
porque se transmiten fácilmente a la piel del cuello. La visualización del nivel
sanguíneo en la yugular externa es más fácil por su localización subcutánea.
La presión venosa yugular normal es de 7 cm de agua. Se debe tomar con el
paciente semisentado a 45 grados. El centro de la aurícula derecha queda a 5 cm
del ángulo esternal cualquiera sea la posición del cuerpo. La forma práctica de
calcular la presión venosa yugular es sumar 5 cm a la distancia hallada entre el
nivel venoso y el ángulo esternal.
La presión venosa raramente puede ser tan alta como para dilatar las venas del
dorso de las manos o de la región temporal (dichos elementos sirven para el
diagnóstico diferencial con otras causas de hipertensión venosa, por ejemplo
compresión cava superior).
Se debe recordar que la medida de la presión venosa yugular es un método
indirecto, una estimación. Al respecto cabe mencionar la revisión de Yock y Popp
quienes pidieron a expertos que estimaran clínicamente la presión auricular
derecha a partir del pulso venoso yugular y compararon dicha estimación con la
medida directa de la misma por catéter. Los resultados que obtuvieron mostraron
correlación escasa y poca capacidad para dterminar el valor de la presión.
Puede ser difícil evaluarla en aquellas personas con configuración de cuello poco
común u obesos, personas con tórax deforme, etc. Por otra parte, pueden existir
otras causas de hipertensión venosa como por ejemplo compresión intratorácica o
EPOC.
Los pacientes con Insuficiencia Cardiaca derecha pueden tener en reposo la
presión venosa yugular normal, pero esta puede aumentar con la compresión del
cuadrante superior derecho del abdomen (reflujo hepatoyugular). Tal signo revela
dos hechos: en primer lugar la existencia de congestión hepática y en segundo
lugar la incapacidad del corazón derecho de aceptar el volumen por incremento
del retorno venoso (normalmente no debe aumentar más de 3 cm y en forma
transitoria).
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CRITERIOS CLÍNICOS DE DIAGNÓSTICO de la INSUFICIENCIA CARDIACA
CONGESTIVA
Realizado en el año 1971, fue el primer intento racional y base para estudios
epidemiológicos En el estudio de Framingham para establecer el diagnóstico
definitivo de Insuficiencia Cardiaca Congestiva, el paciente debía tener en forma
concomitante, dos criterios mayores o un criterio mayor y dos menores.
Las críticas que se hacen sobre él son las de ser empírico, ya que no fueron
validadas contra medidas objetivas de la función ventricular; existen elementos que
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no son utilizados de rutina en la práctica clínica como son la medida del tiempo de
circulación o la capacidad vital; por último los pacientes con enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) pueden cumplir con los criterios, lo cual es un problema
por la frecuente coexistencia de ambos síndromes.
CRITERIOS MAYORES
-Disnea paroxística nocturna u ortopnea
-Distensión de las venas del cuello
-Estertores crepitantes
-Cardiomegalia
-Edema agudo de pulmón
-Tercer ruido
-Aumento de presión venosa (más de 16 mm de agua)
-Tiempo de circulación mayor de 25 segundos.
-Reflujo hepato yugular
CRITERIOS MENORES
-Edema de miembros inferiores
-Tos nocturna
-Disnea de esfuerzo
-Hepatomegalia
-Derrame pleural
-Disminución de la capacidad vital (a un tercio del máximo)
-Taquicardia mayor de 120 c.p.m.
CRITERIO ADICIONAL
-Disminución de peso mayor de 4.a 5 kg en 5 días en respuesta al tratamiento
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Son necesarios para el diagnóstico 6 puntos o más. Solo puede tenerse en cuenta
para el conteo, un suceso de cada categoría.
Estos criterios diagnósticos fueron los que por primera vez se publicaron en un
texto de cardiología, en 1980.
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Es importante señalar, con respecto a tres elementos clásicos del diagnóstico de
Insuficiencia Cardiaca, los siguientes hechos:
1. Si bien en la práctica el edema de miembros inferiores era considerado un
elemento fundamental para el diagnóstico; a causa de sus limitaciones en
cuanto a sensibilidad y especificidad, en el protocolo de Furmingham está
dentro de los criterios menores, en el de Massachussets tiene baja puntuación o
debe coexistir con hipertensión venosa yugular (Boston) para que tenga valor
diagnóstico.
2. Los estertores crepitantes son utilizados en los distintos criterios, pero dándose
bajo puntaje.
3. Disnea de esfuerzo, en el protocolo de Furmingham está dentro de los criterios
menores y en los otros tiene escaso valor.
Se destaca que en el protocolo de Massachussets entra el concepto bayesiano al
incorporar como criterio diagnóstico la relación causal
Es importante señalar que, todos estos esfuerzos sobre el uso de criterios clínicos
no han sido generalmente aceptados en la práctica diaria, ni aún en ocasiones en
los ensayos terapéuticos, lo cual creemos un error. Dentro de las explicaciones que
se dan para que esto suceda están:
1. La falta de un patrón estándar con quien comparar los elementos clínicos. Los
métodos potencialmente estándar son: la FEVI, que es la más utilizada ya que
se puede evaluar en forma no invasiva y es bastante reproducible, aunque no
se relaciona con la capacidad de ejercicio y no considera a la disfunción
diastólica; la PDFVI y la PCP, pero se obtienen en forma invasiva y son muy
sensibles al tratamiento.
2. Independientemente al estándar utilizado, se miden valores en reposo y no en
ejercicio.
3. Si bien la combinación de signos mejora el valor predictivo de los mismos,
pocos pacientes tienen más de un síntoma o signo.
4. Puede existir marcado deterioro funcional sin clínica, demostrando el limitado
valor de los signos en la integración de un puntaje clínico.
No obstante todas estas objeciones, no debe despreciarse el uso de criterios
clínicos.
La clave del problema es evitar el aparente desacuerdo entre el clínico y el técnico
que evalúa la función ventricular. Ambos tratan de interpretar un mismo estado
desde dos puntos de vista diferentes
El clínico ve a la Insuficiencia Cardiaca Congestiva como una constelación de
síntomas y signos, muchos de los cuales son consecuencia de la retención de
sodio y agua.
El técnico ve a la Insuficiencia Cardiaca Congestiva como un estado en que uno o
varios parámetros objetivos indican alteración de la función.
Para el diagnóstico definitivo se sugiere combinar el diagnóstico clínico con
medidas objetivas de la función, ya que más que desacreditarse mutuamente, cada
uno puede aportar información que no puede brindar el otro.
Por ejemplo, antes del conocimiento de la función diastólica, cuando un paciente
con hipertensión arterial refería disnea, el clínico podía plantear el diagnóstico de
Insuficiencia Cardiaca, pero al pedir la evaluación ecocardiográfica se le informaba
que la fracción de eyección era normal: ¿Cuál de los dos estaba en un error?
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CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA DEL
ESTUDIO BOSTON (Cuadro 4).
CATEGORÍA I : ANAMNESIS
–Disnea de reposo 4 puntos
--Ortopneas 4 puntos
--Disnea de reposo u ortopnea 3 puntos
--Disnea paroxística nocturna 2 puntos
--Disnea de esfuerzo en lo llano 1 punto
--Disnea de esfuerzo al subir escalera
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Otros.
Cardiomegalia
Frecuencia cardíaca elevada en reposo
Capacidad vital reducida
Hematocrito elevado
.
SUGERENCIA
ELECTROCARDIOGRAMA
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RADIOGRAFÍA SIMPLE DE TÓRAX
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3 Las Infecciones.
4 Fármacos
Causan descompensación a través de dos mecanismos:
-a) Depresión del miocardio (betabloqueantes, antarrítmicos, alcohol, adriamicina)
-b) Retención de sodio y cloro (estrógenos, andrógenos, corticoides, AINE)
5 Tromboembolismo pulmonar
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llenado tardío es más dependiente de la distensibilidad.
Relajación
Mecanismo de relajación
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Rigidez
Factores intrínsecos
Factores extrínsecos
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del pericardio. El septum interventricular es común a ambos ventrículos y el
pericardio contiene a ambos. Esto crea una situación tal que los efectos mecánicos
que ocurren dentro de un ventrículo son capaces de influir directamente en el otro.
Este efecto directo ha sido llamado “interdependencia ventricular”. A modo de
ejemplo, el aumento de volumen del ventrículo derecho puede contribuir o provocar
un aumento de presión diastólica final del ventrículo izquierdo (o viceversa).
Etiopatogenia
Las principales causas que pueden llevar al desarrollo de disfunción diastólica son:
fibrosis,
hipertrofia,
sobrecarga de presión,
isquemia.
Cualquier patología que presente algunos de estos factores puede provocar
disfunción diastólica. Veamos algunas cardiopatías de frecuentes en la clínica en
donde estos procesos etiopatogénicos están presentes.
En la enfermedad arterial coronaria la disfunción diastólica puede hallarse hasta
en un 90% de los pacientes. Debemos distinguir la situación de isquemia aguda de
aquella en la cual el paciente presenta secuela de un infarto. En la primera
situación puede ocurrir disfunción diastólica debido a alteración en la relajación
(componente activo) secundaria a la isquemia (ya nos hemos referido al hecho de
que la relajación es una propiedad del miocardio más sensible a la isquemia que el
inotropismo). Luego de un IAM la función diastólica se puede alterar por diferentes
mecanismos. Por un lado la fibrosis de la cicatriz junto a la hipertrofia
compensadora de miocardio no infartado aumentan la rigidez miocárdica
(componente pasivo). A su vez puede sobreagregarse isquemia.
En la hipertensión arterial (así como en otras condiciones de sobrecarga de
presión: estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica, hipertensión pulmonar y
estenosis pulmonar) se presentan los cuatro factores etiopatogénicos. En principio
y antes del desarrollo de hipertrofia la sobrecarga de presión comprende la
relajación. Luego, con la hipertrofia compensadora sobrevienen el resto de las
alteraciones, fibrosis e isquemia (por disbalance entre oferta y demanda de
oxígeno aun en ausencia de coronariopatía).
Presentación clínica
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torna más probable.
De cualquier modo, no siempre se cuenta inicialmente con el dato de la fracción
de eyección, que descarta la disfunción sistólica significativa. ¿Cómo se hace
entonces para sospechar un compromiso en la diástole? Existen algunos
elementos que nos ponen en el camino adecuado.
Primero, se debe considerar la prevalencia de esta afección en el grupo
epidemiológico que ocupa nuestro paciente (teorema de Bayes). Un paciente
hipertenso con disnea y signos de hipertrofia (clínicos y/o electrocardiográficos) en
ausencia de dilatación cardiaca (clínica, radiología de tórax), tiene altas
probabilidades de corresponder a falla diastólica. Lo mismo puede decirse de un
paciente portador de cardiopatía isquémica que durante una crisis de angor
presenta disnea (el clásico equivalente anginoso). Probablemente sea secundaria a
un aumento de la presión diastólica final del ventrículo izquierdo, por compromiso
en la relajación y aumento de la rigidez debido a la isquemia.
En estos ejemplos se incluyen dos aspectos importantes. Por un lado se sugirió
considerar los mecanismos etiopatogénicos que expliquen el cuadro de
Insuficiencia Cardiaca. Por otro, evocar los mecanismos fisiopa tológicos de la
Insuficiencia Cardiaca. En este sentido, y en un plano conceptual, un corazón
dilatado es probablemente un corazón con compromiso en el vaciado (sea por
alteración en las propiedades intrínsecas —inotropismo — o en las condiciones de
carga—volumen o presión). Un corazón no dilatado hipertrófico probablemente sea
un corazón con compromiso en el llenado.
Los síntomas que traducen disfunción diastólica son de hipertensión venosa
(sistémica o pulmonar), consecuencia de presiones de llenado ventricular elevadas:
disnea en sus diferentes formas o sus equivalentes (para ventrículo izquierdo) y
edemas, hepatalgia, etcétera, para ventrículo derecho.
Al examen físico se pueden evidenciar signos de hipertensión venosa sistémica
(ingurgitación yugular, edema de miembros inferiores) o pulmonar (estertores
crepitantes).
Por otra parte, el llenado ventricular tiene traducción a la auscultación a través del
tercer y cuarto ruidos. En sujetos normales un tercer ruido puede auscultarse hasta
los 30—35 años; y un cuarto ruido es habitual en personas añosas.
Como ya se dijo, estos ruidos pueden expresar tanto una alteración en la función
como en la estructura ventricular.
Si bien habitualmente se asocia un cuarto ruido con la disfunción diastólica, ésta
puede manifestarse también a través de un tercer ruido. Ambos pueden expresar
compromiso en las propiedades diastólicas del ventrículo (relajación y/o rigidez).
Evaluación no invasiva
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Ecocardiografia
Modo M y E
La disfunción diastólica puede estimarse indirectamente a través del análisis del
ecograma mitral durante las fases de llenado ventricular, que puede mostrar:
1. Retraso de la apertura mitral.
2. Reducción de la amplitud E.
3. Reducción de la pendiente E.
Nos permiten además distinguir entre los diferentes factores que pueden
comprometer el llenado ventricular: hipertrofia ventricular izquierda; estenosis
mitral; isquemia; fibrosis; pericarditis constrictiva.
Si bien estos signos no son directos de disfunción diastólica, permiten interpretar
adecuadamente los patrones de flujo transmitral Doppler.
Doppler
Medicina nuclear
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Frecuentemente se realiza el diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca Congestiva
iniciándose a continuación el tratamiento con digital y diuréticos sin pensar en
detalle el tipo fisiopatológico de disfunción.
La Insuficiencia Cardiaca es causada frecuentemente, pero no siempre, por un
defecto en la contracción miocárdica (defecto del inotropismo) que conocemos
como disfunción sistólica.
Pero existe un apreciable número de pacientes con diagnósticos de Insuficiencia
Cardiaca Congestiva que tienen su función sistólica en valores normales o en
algunos casos aumentada. Dentro de estos pacientes se encuentran:
Portadores de estenosis de las válvulas A –V
Sobrecargas de volumen: insuficiencias valvulares; shunt izquierda derecha.
Pacientes con disfunción diastólica.
Solo en los últimos años adquirió importancia el conocimiento de la disfunción
diastólica, que comprende en algunas series hasta un 40% de los pacientes con
diagnóstico clínico de Insuficiencia Cardiaca Congestiva.
El retardo del reconocimiento de tal disfunción se debió a varias causas. En primer
lugar, no existen manifestaciones funcionales específicas ya que comparten los
mismos síntomas con la disfunción sistólica. En un paciente con síntomas de
hipertensión venocapilar pulmonar no podemos saber a priori el tipo de disfunción.
Por otra parte los signos clínicos tienen baja sensibilidad para diferenciarlos. Por
último, las causas más frecuentes de disfunción sistólica ventricular izquierda,
como cardiopatía isquémica o hipertensión arterial, son causa frecuente también de
disfunción diastólica.
Con el desarrollo de la tecnología no invasiva, que permitió la evaluación de la
función cardíaca en forma segura y accesible, se pudo apreciar la existencia de un
número sustancial de pacientes con clínica de Insuficiencia Cardiaca Congestiva y
con los parámetros de la función sistólica conservada.
Ante todo paciente con diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca Congestiva se debe
establecer qué tipo de disfunción presenta: sistólica o diastólica.
DISFUNCIÓN SISTÓLICA
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Para que el mecanismo primario de una Insuficiencia Cardiaca Congestiva sea la
disfunción sistólica la FEVI debe ser igual o menor a 40%.
Las causas de disminución de la FEVI se pueden agrupar en dos grandes tipos:
1. Aumento de la poscarga: crisis hipertensiva; estenosis aórtica.
2. Enfermedad miocárdica: isquémica, en sus diversas formas: aguda (infarto,
atontamiento); crónica (hibernación); cicatriz, aneurisma; inflamación
(infecciones, tóxicos); secundaria a sobrecargas de volumen o presión
sostenida por mucho tiempo.
DISFUNCIÓN DIASTÓLICA
FUNCIÓN DIASTÓLICA
Hay dos aspectos a considerar en la función cardíaca: la sístole y la diástole. Al
referirnos a la función sistólica hablamos de capacidad contráctil, de vaciado
cardíaco (gasto). Al referirnos a la función diastólica hablamos de capacidad de
llenado normal que ocurre a bajas presiones.
La importancia de reconocer entre disfunción sistólica y diastólica tiene interés
clínico por dos razones principales: 1) ambas situaciones tienen evolución,
tratamiento y pronóstico diferentes; 2) su forma de presentación clínica “similar”
obliga al médico a buscar otros elementos que permitan su diagnóstico.
Estos conceptos permiten entender mejor la definición que hace Braunwald de
insuficiencia cardíaca: “Es un síndrome clínico que expresa un estado
fisiopatológico en el cual una anomalía en la función cardiaca hace que el corazón
no pueda bombear la cantidad de sangre necesaria para los requerimientos
metabólicos de los tejidos, o lo pueda hacer sólo a partir de presiones elevadas de
llenado”.
En la definición se han resaltado algunos términos con la finalidad de aclararlos,
porque llevan implícitos importantes conceptos, muchas veces no jerarquizados.
La insuficiencia cardíaca es un síndrome clínico, es decir un trastorno
fisiopatológico que responde a numerosas etiologías (valvulopatías,
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pericardiopatías, miocardiopatías, hipertensión arterial). Recordemos que la
insuficiencia cardiaca es la vía final común de la mayoría de las cardiopatías. Esto
significa que debemos tener en cuenta a la hora del tratamiento dos aspectos: 1) el
trastorno funcional (fisiopatológico) y 2) la etiología.
Esto lo enfatizamos porque habitualmente se toma en cuento sólo el punto 1
(trastorno funcional), no teniendo en cuenta los aspectos etiológicos que muchas
veces son fundamentales en el encare terapéutico.
El otro aspecto de la definición presentada se refiere al término función
cardiaca. Debe distinguirse entre función cardíaca y función miocárdica.
La función cardíaca se puede alterar por compromiso del miocardio
(insuficiencia miocárdica) o por alteraciones en las condiciones de carga (precarga
y poscarga). Si bien la causa principal es una insuficiencia miocárdica, siempre se
debe descartar previamente –y sobre todo para no olvidar– estas condiciones de
sobrecarga de presión o trastornos del llenado ventricular (valvulopatías,
pericardiopatías).
Existen numerosas situaciones clínicas que se presentan como insuficiencia
cardiaca congestiva: una crisis hipertensiva, una insuficiencia aórtica aguda,
taponamiento cardíaco, etcétera.
Sin embargo, estas situaciones se deben más a condiciones de carga
inadecuada que a una alteración en la función miocárdica.
Cuando nos referimos a insuficiencia miocárdica queremos expresar que existe
un compromiso de las funciones intrínsecas del músculo cardíaco. Estas son:
inotropismo (contractilidad); lusitropismo (relajación); distensibilidad
(complacencia).
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Ubicación del llenado en el ciclo cardíaco
Dentro del ciclo cardíaco, el llenado ventricular como vimos se produce durante la
diástole. Esta se inicia con el cierre de las válvulas sigmoideas y finaliza con el
cierre de las auriculoventriculares. Desde este punto de vista la diástole se
subdivide en las siguientes fases:
1. Relajación isovolúmica. Esta comprende el intervalo entre el cierre de
válvulas sigmoideas y la apertura de las válvulas auriculoventriculares. La
característica fundamental de esta fase es que la presión intraventricular se
reduce rápidamente sin modificaciones del volumen intraventricular.
2. Fase de llenado ventricular. Se extiende desde la apertura al cierre de las
válvulas auriculoventriculares. Comprende tres etapas:
a) Llenado rápido o temprano. Esta etapa es importante ya que en un
breve lapso (duración menor a un tercio del tiempo diastólico total) se
produce más de 80% del total del llenado ventricular.
b) Diastasis o período de llenado ventricular lento. Le corresponde
menos del 5% del total del volumen de llenado ventricular. Esta fase
puede desaparecer durante la taquicardia.
Llenado tardío. Le corresponde 15 a 20% del llenado. Se produce por la
La función diastólica, cuando es normal, permite al ventrículo aceptar un
volumen de sangre habitual a bajas presiones. Desde el punto de vista de su
función de “bomba”, la insuficiencia diastólica sería aquella situación en donde el
corazón no es capaz de cumplir con dicha premisa. Para un determinado volumen
le corresponde una presión predeterminada en rangos normales. Cuando para ese
volumen la presión está aumentada, decimos que el corazón presenta una falla
diastólica.
Un habitual motivo de confusión es superponer términos de diferente
significado.
Cuando en la diástole nos referimos al corazón como bomba hablamos de su
capacidad de llenado que expresada habitualmente en términos hemodinámicos de
presión/volumen.
Cuando hablamos del corazón como músculo, nos referimos a sus propiedades
intrínsecas.
En este sentido (el muscular) la función diastólica es la capacidad del músculo
cardíaco de relajarse y/o distenderse.
El análisis de las propiedades diastólicas ventriculares debe realizarse en base
al estudio de estos dos aspectos: 1) la relajación (lusitropismo); 2) la distensibilidad
o rigidez (complacencia).
El llenado temprano o rápido es dependiente de la capacidad de relajación, en
tanto el
Clasificación del tipo de insuficiencia Cardiaca
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En las cardiopatías que generan Insuficiencia Cardiaca izquierda aislada, el
gasto es por lo general normal, salvo en los casos de infarto extenso o
miocardiopatía dilatada secundaria a cardiopatía isquémica, donde suele
estar disminuido.
Las que generan Insuficiencia Cardiaca derecha aislada o insuficiencia
bilateral suelen tener un gasto cardíaco disminuido, salvo en los casos de
fístulas arteriovenosas, anemia, miocardiopatía alcohólica o corpulmonar,
que cursan con gasto alto.
1. Aún no se ha hecho mención de los conceptos de Insuficiencia Cardiaca
retrógrada y anterógrada y del diagnóstico topográfico derecho o izquierdo.
Con respecto de los términos de Insuficiencia Cardiaca Congestiva
retrógrada y anterógrada, éstos fueron introducidos en los años 1830 y
1840, y hacían referencia a la patogénesis de la Insuficiencia Cardiaca
Congestiva en un intento de explicar la sintomatología de este tipo de
pacientes. Se planteó que la Insuficiencia Cardiaca causaba aumento de la
presión y retención de agua por detrás de la cámara correspondiente
(insuficiencia retrógrada) .Luego se planteó que los síntomas de los
pacientes se debían a que al fallar el corazón existía una hipoperfusión de
los distintos órganos (insuficiencia anterógrada), en especial a nivel renal ,
causando retención de sodio y agua.
Si bien no son lejanas a la verdad, ambas teorías no dejan de ser excesivas
simplificaciones de la patogenia de la retención hidrosalina y de la
formación del edema en la Insuficiencia Cardiaca. Por otra parte, no es
recomendable hacer una distinción rígida entre ambas, ya que los dos
mecanismos parecen operar en la mayoría de las Insuficiencia Cardiaca
Congestiva crónicas.
Muestran sí mayor utilidad cuando se las considera en las formas agudas.
Por ejemplo, el TEP, masivo puede dar falla del ventrículo derecho con
shock (falla anterógrada) sin elementos de congestión sistémica (falla
retrógrada), pues necesita un determinado tiempo para que se acumule
líquido. El Infarto Agudo Miocardio puede dar edema pulmonar sin
insuficiencia periférica o ésta sin congestión pulmonar
El que la Insuficiencia Cardiaca sea retrógrada o anterógrada depende, por
lo tanto, del tiempo de evolución, y de la anormalidad anatómica específica.
Con respecto al diagnóstico topográfico, la Insuficiencia Cardiaca derecha
y/o izquierda se explica fácilmente aplicando el concepto de que la falla
retrógrada produce acumulación de fluido por detrás de la cámara específica
afectada.
Esto no es tan claro a la luz de la práctica clínica habitual.
La Insuficiencia Cardiaca izquierda aislada sin evidencias de fallo derecho
puede producir retención significativa de sodio y agua con la consiguiente
formación de edemas periféricos.
La causa más frecuente de la Insuficiencia Cardiaca derecha es la
insuficiencia izquierda, generalmente con hipertensión pulmonar, aunque
puede presentarse sin ella. Por otra parte, la claudicación del ventrículo
derecho puede dar síntomas de insuficiencia izquierda debido a la disfunción
diastólica a causa de desplazamiento del tabique interventricular.
La insuficiencia aislada de un ventrículo puede producir anomalías
bioquímicas y hemodinámicas del otro, aunque no existan manifestaciones
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de insuficiencia ventricular. Ello se debe a varias causas, destacándose
entre las mismas la interdependencia ventricular, que es una consecuencia
de una estrecha asociación anatómica entre los ventrículos, rodeados de
fibras musculares comunes, compartiendo la misma pared septal, estando
encerrados juntos en la misma cavidad pericárdica.
30
Cuadro 6. CLASIFICACIÓN CANADIENSE (1975)
Clase I .El paciente puede realizar cualquier actividad que requiera más de
7 equivalentes metabólicos: cargar objetos de 36 kg, remover tierra con la
azada, jugar básquetbol, caminar o correr a 8 km por hora.
Clase II. El paciente puede realizar o completar actividades que requieran
más de 5 equivalentes metabólicos: trabajar en el jardín, barrer, caminar a
6 km por hora, pero no puede realizar o terminar actividades que requieran
más de 7 equivalentes metabólicos.
Clase III. Puede realizar actividades que requieran más de 2 equivalentes
metabólicos (bañarse, limpiar vidrios, jugar golf, tender la cama, caminar a 4
km por hora) pero no puede realizar o terminar actividades que requieran
más de 5 equivalentes metabólicos.
Clase IV. No puede realizar actividades que requieran más de 2
equivalentes metabólicos.
31
de presión capilar pulmonar en reposo, el índice cardíaco o la fracción de eyección
del ventrículo izquierdo.
Los mejores predictores de la capacidad de ejercicio son la fracción de eyección
del ventrículo derecho y el nivel plasmático de noradrenalina en reposo, pero no
son estos índices de uso clínico corriente.
Por último, la gravedad de Insuficiencia Cardiaca se puede clasificar en tres
grupos:
Insuficiencia Cardiaca asintomática
Insuficiencia Cardiaca manifiesta (I,II,III,IV)
Insuficiencia Cardiaca refractaria (clases III y IV aún con todas las medidas
terapéuticas)
Cada grupo nombrado tiene opciones terapéuticas diferentes y manejo diferente.
A modo de ejemplo, en la forma asintomática la atención ha sido enfocada en la
prevención, en cambio, en la Insuficiencia Cardiaca refractaria una de las opciones
actuales es el transplante cardíaco.
DIAGNÓSTICO DE CARDIOPATÍA
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
32
hipertensión arterial no corresponde consignar la hipertensión arterial como única
causa responsable ya que aparece en etapas tardías, por lo que deben buscarse
otras etiologías (especialmente cardiopatía isquémica).
La hipertensión arterial puede dar disfunción sistólica aguda disminuyendo la
fracción de eyección del ventrículo izquierdo, por aumento agudo de la poscarga.
También puede descompensar disfunciones crónicas, ya que en estas condiciones
el corazón se vuelve altamente dependiente de la poscarga.
CARDIOPATÍA ISQUÉMICA
Puede dar ambos tipos de disfunción, dar formas agudas o crónicas, actuar como
etiología, o como causa desencadenante (especialmente en ancianos)
La isquemia aguda puede dar Insuficiencia Cardiaca por alteración de la función
diastólica, o por compromiso de la función sistólica.
La disfunción diastólica en los síndromes isquémicos agudos aparece en forma
más temprana que la disfunción sistólica ya que es más sensible a la isquemia.
La presencia de disfunción sistólica está relacionada directamente a la extensión
de la necrosis durante el Infarto Agudo de Miocardio y a la presencia de cicatrices
previas, siendo raras las complicaciones mecánicas.
En situaciones de Insuficiencia Cardiaca crónica de causa isquémica se debe
diferenciar cuánto le corresponde en la disfunción a la presencia de secuela de
infarto y remodelación ventricular izquierda, y cuánto a miocardio con isquémia
crónica (miocardio hibernado)
Alteraciones anatómicas básicas: dilatación, hipertrofia, alteración valvular
Alteraciones funcionales básicas: fallo sistólico, fallo diastólico, hipertensión
pulmonar
Otras consideraciones
2. A la hora de razonar sobre los diferentes puntos de diagnósticos de la
Insuficiencia Cardiaca en sí misma, se deben tener presentes una serie de
condiciones básicas de la clínica cardiológica.
Las cardiopatías del adulto originan cambios anatómicos y funcionales que son
el sustrato de las manifestaciones clínicas
3. Cuando el médico se encuentra frente a un paciente en quien sospecha o
quiere descartar patología cardiovascular, dispone para la evaluación inicial de
los datos proporcionados para la Anamnesis, el examen físico y habitualmente
un registro electrocardiográfico basal así como un estudio radiológico simple de
tórax.
Diagnostico de la Cardiopatia
Elementos para la evaluación inicial
Anamnesis
Examen físico
Electrocardiograma basal
Radiografía simple de tórax
Generalmente con anamnesis, examen físico, Electrocardiograma basal y con
radiografía simple de tórax, es posible tener una aproximación de la existencia de
cardiopatía, severidad de la misma y tipo de disfunción, si bien la confirmación y
evaluación objetiva estará apoyada en paraclínica.
33
Es en este punto donde la experiencia del observador determinará una variante
fundamental. El médico experto no sólo obtendrá más datos usando esas cuatro
herramientas, sino que empleará menos exámenes paraclínicos para resover el
caso. Las connotaciones económicas para el sistema de salud y de confort del
paciente resultan obvias.
En la práctica la profusión de pruebas paraclínicas que se realizan lleva a la
creencia de que la medicina se ha despoblado de buenos médicos. Parecería que
el razonamiento clínico ha caído en desuso, pues el diagnóstico descansa en
múltiples exámenes no dirigidos hacia un aspecto diagnóstico en particular.
Creemos que el razonamiento clínico debe ser jerarquizado, pues es la guía lógica
que permite ir por el camino racional del diagnóstico y solicitar los exámenes
adecuados, permitiendo la interpretación correcta de los mismos.
El razonamiento clínico es difícil de definir, pero los médicos que mejor lo
exponen suelen tener grandes dosis de sentido común, sentido de la
oportunidad y de la prioridad. En medicina el sentido común implica que el
médico ha adquirido una base fisiopatológica sobre la que se basan sus ideas y
acciones. También puede ser definido como una extensión lógica y útil de los
conceptos médicos que nos transmiten nuestros predecesores y maestros.
¿A qué médico no le ha ocurrido enfrentarse a variaciones de los procesos
patológicos que no son exactamente similares a lo leído, o a presentaciones
clínicas inhabituales? En estos casos el sentido común será el elemento
indispensable de ayuda para el clínico en su razonamiento.
En el pasado se subrayó la importancia de la historia clínica del paciente para el
diagnóstico. En líneas generales se pensaba que la información médica útil
para el diagnóstico 70% provenía de la anamnesis, 20% del examen físico, y
solo 10% de los exámenes paraclínicos. Este concepto no pudo persistir debido
al enorme desarrollo que han tenido las pruebas complementarias. De todas
maneras, incluso antes del desarrollo de ellas, esto era un error.
A manera de ejemplo, la presencia de síntomas no siempre revela la existencia
de enfermedad o el grado de severidad de la misma. Si la ausencia de síntomas
fuese equiparable a la ausencia e enfermedad, sólo se le debería preguntar al
paciente “¿Cómo se siente usted?”, para poder afirmar o descartar la presencia
de enfermedad. No es raro enfrentarse a individuos sin síntomas de
hipertensión venocapilar pulmonar con fracción de eyección del ventrículo
izquierdo menores de 30%.
Sigue discutiéndose si el diagnóstico clínico es arte o ciencia, Si fuera
solamente arte, tal vez se requerirían médicos con talento excepcional,
imaginación especial o años de práctica agotadora para adquirir competencia;
de ser esto así, estos requisitos resultarían desalentadores para los médicos en
formación. Sólo en los últimos años investigaciones serias han comenzado a
cambiar el rumbo del proceso diagnóstico de arte hacia ciencia; quizá el punto
óptimo sería la combinación de ambas.
En la práctica habitual se generan, y es saludable que así sea, muchas
interrogantes. Las respuestas para ellas pueden provenir de la experiencia del
médico actuante, o de la experiencia con grupo de pacientes similares
(tendencia actual) siempre y cuando cumplan con dos condiciones: a) que las
conclusiones sean correctas (tomando en cuenta sesgo y azar) y b) que las
conclusiones del estudio sean aplicables a nuestro paciente; es aquí donde
nuevamente interviene el juicio clínico.
34
4. Cuando se recurre a los exámenes complementarios se debe ir con
interrogantes sobre problemas específicos del paciente y no buscar qué es lo
que se encuentra. Esta primera forma de razonar y actuar permite que la
paraclínica aporte resultados con un valor predictivo lo suficientemente
importante como para poder tomar decisiones. Con este enfoque la tecnología
queda al servicio del médico y no al contrario. Es la única forma de ejercer la
medicina científica y de contener el gasto derivado de la atención médica.
La utilidad de la paraclínica cuando se plantean interrogantes específicas,
aumenta en forma ostensible.
5. La eficacia del tratamiento en epidemiología clínica es valuada con los
resultados en términos humanos: síntomas, pérdida de la función y muerte. De
nada sirve el tratamiento si no mejora ninguno de estos tres aspectos. Por
ejemplo, un fármaco puede mejorar un parámetro hemodinámico, pero si no lo
hace en ninguno de los tras aspectos mencionados sólo se debe considerar
como un mero hecho biológico.
La eficacia del tratamiento de Insuficiencia Cardiaca Congestiva se debe
evaluar en base a:
1. Síntomas: mejoría subjetiva; evaluación objetiva; necesidad de medicación
concomitante.
2. Función: evaluación no invasiva de la misma, evaluación invasiva.
3Muerte: sobrevida.
6 Toma de decisiones. Generalmente en la práctica clínica las conductas
adoptadas por los médicos son rutinarias debido a que el diagnóstico es evidente,
el tratamiento es comprobadamente efectivo o las complicaciones, tanto por
paraclínica como del tratamiento, son tan infrecuentes como para ser ignoradas.
Sin embargo, otras veces la situación no es tan fácil, porque el diagnóstico no es
claro, las opciones terapéuticas no son del todo eficaces o los procedimientos
diagnósticos o terapéuticos conllevan riesgos.
El médico en estos casos queda en una difícil situación dado que debe optar entre
estrategias que compiten.
Por otra parte, los grandes ensayos terapéuticos pueden no ser extrapolables a
cada paciente.
Surge aquí el árbol o toma de decisiones, que es la técnica mediante los datos que
tenemos, el médico toma un curso de acción óptimo en las situaciones en que
puede existir incertidumbre sobre el diagnósticos o sobre los resultados del
tratamiento y en las consecuencias de las acciones pueden incluir efectos
favorables o desfavorables.
SUGERENCIAS
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RADIOLOGÍA DEL TÓRAX EN LA INSUFICIENCIA CARDÍACA
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Los principales elementos radiológicos utilizados en la valoración del paciente con
Insuficiencia Cardiaca son: tamaño y forma de la silueta cardiopericárdica;
circulación pulmonar
Analizando la silueta cardiopericárdica se puede sospechar qué cavidad cardíaca
está
alterada. Mediante la circulación pulmonar, a través de variaciones morfológicas en
su aspecto radiológico se puede establecer la fisiopatología de un caso dado, ya
que el pulmón puede compararse, según algunos investigadores, a un espejo que
refleja con bastante fidelidad la fisiopatología subyacente del corazón.
37
situaciones de hipertensión venocapilar pulmonar. En el vértice de éste ángulo
termina la imagen de la cisura horizontal, que en general se identifica con facilidad.
El hilio izquierdo es de menor tamaño radiológico, ligeramente más elevado que el
derecho y puede estar parcialmente oculto por la silueta cardiopericárdica.
Los bronquios contienen aire, por lo que contribuyen muy poco a la formación de
la sombra hiliar. Los ganglios linfáticos son demasiado pequeños en tamaño y
densidad como para verlos.
En definitiva, la sombra hiliar normal está formada por las arterias pulmonares y las
venas pulmonares superiores
Vasos intraparenquimatosos
El diámetro de los vasos intraparenquimatosos varía de acuerdo a la posición del
sujeto, por la influencia que tiene sobre ellos la fuerza de la gravedad. El estudio
radiológico de tórax se realiza generalmente con el paciente en posición de pie, por
lo que se describirá en tal posición realizando la aclaración cuando no sea así.
Además se considerará el aspecto radiológico de los vasos en la radiografía de
tórax obtenida en inspiración profunda, ya que existen variaciones de acuerdo al
volumen de aire inspirado.
La imagen parenquimatosa pulmonar está formada por los vasos, ya que más allá
de los bronquios lobares la vía canalicular no es visible radiológicamente
Características generales
Aspecto radiológico
Sistema ramificado
Distribución uniforme
Progresivo adelgazamiento desde el hilio hasta la periferia
Bordes lisos, nítidos
Escasa vascularización por encima del hilio.
38
correspondiéndose con la segmentación bronquial, que está genéticamente
determinada. Una arteria puede ser reconocida en la radiografía torácica porque
esta junto a un bronquio y con un trayecto similar, o porque configura la
continuación de la arteria central hacia la periferia. También sirve para su
identificación la modalidad de ramificación llamada dicotómica, es decir que hacia
la periferia se divide en dos ramas que, en forma de horqueta simétrica, le
continúan.
Las venas pulmonares tienen un trayecto intraparenquimatoso distinto al de las
arterias. Esto se evidencia ya desde su origen, puesto que las venas nacen en la
periferia de segmentos y lóbulos, en tanto que la arteria entra en los mismos por su
vértice hiliar. A medida que las venas se acercan al mediastino se dirigen hacia el
sector inferior del mismo, desembocando en la aurícula izquierda. Las venas para
llegar a ella cruzan en su camino el trayecto de las arterias, por lo que desde el
punto de vista radiológico sabemos que luego de identificar una arteria, el vaso que
la cruce perpendicularmente, seguramente será una vena.
Para facilitar el reconocimiento de las venas basales, que son las de mayor
calibre, su trayecto hacia la aurícula es casi horizontal, llegando al mediastino muy
por debajo del hilio radiológico.
Otros elementos de ayuda en la identificación radiológica de las venas
pulmonares son: a) en la periferia pulmonar frecuentemente las venas están
duplicadas anatómicamente, por lo que se ven dos vasos muy cercanos que
transcurren en paralelo hasta fusionarse en un vaso de mayor calibre; b) la
ramificación de las venas se hace de manera monopódica, es decir que las
afluentes llegan en forma lateral a los troncos mayores, siendo otra diferencia con
las arterias.
Las diferencias señaladas entre arterias y venas intraparenquimatosas son más
claras en el tercio medio e inferior de los campos pulmonares. En cambio, en el
tercio superior del pulmón es más difícil diferenciar entre arterias y venas ya que
las venas son demasiado pequeñas, están superpuestas y tienen relación
anatómica más variable.
El patrón circulatorio normal en el sujeto de pie es de tipo caudal, es decir: con
mayor perfusión en los sectores que en los superiores.
Esto ha sido explicado por West sobre una sencilla base hidrostática y como
consecuencia de la fuerza de gravedad. En posición erecta, la presión capilar en
tercio superior de los pulmones es menor a la alveolar, estando los vasos
colapsados o con flujo muy reducido (pulmón de reserva). En el tercio medio, los
capilares tienen presión equilibrada con los alvéolos, por lo que existe flujo
predominantemente durante la sístole. En cambio los capilares del tercio inferior,
tanto en su sector arterial como venoso tienen mayor presión que los alvéolos,
siendo continuo el flujo sanguíneo a este nivel.
La circulación pulmonar se produce por el gradiente que existe entre la arteria
pulmonar y la aurícula izquierda. Dicho gradiente es mantenido en condiciones
normales para la contracción ventricular derecha y las bajas presiones de la
aurícula izquierda. También interviene en la circulación pulmonar la presión
intraalveolar, que ejerce su efecto sobre el sector capilar, facilitando o dificultando
el flujo pulmonar real en forma diferente según el tercio pulmonar considerado,
como ya fue señalado.
39
El patrón circulatorio pulmonar normal es de baja presión y resistencia. Esta
última fundamentalmente, se encuentra a nivel de los vasos sanguíneos más
pequeños (arterias musculares y arteriolas).
El sistema vascular pulmonar tiene una notable capacidad de compensar
aumentos del flujo sin un aumento correspondiente de la presión. Esta reducción
de la resistencia vascular se logra por “reclutamiento” de los vasos pulmonares que
normalmente no están prefundidos (es decir los del territorio superior) y no debido
a la relajación del músculo liso vascular pulmonar.
Los seres vivos, en su evolución desde su vida en el mar hasta la vida en la
superficie terrestre, han aprendido que para un intercambio gaseoso adecuado del
intersticio pulmonar debe estar lo más seco que sea posible, con la finalidad de
acercar el oxígeno del aire inspirado a la sangre, facilitando el proceso respiratorio.
Normalmente mecanismos anatomofisiológicos mantienen los alvéolos y el
intersticio relativamente secos, debido a un intercambio constante de agua a través
de dos formas: relación entre presiones hidrostáticas / oncóticas entre los vasos y
el sector intersticial, y permeabilidad de la pared microvascular.
El factor seguridad más importante es el flujo linfático
Mediastino superior
Para algunos autores el mediastino superior constituye el llamado pedículo del
corazón. El borde derecho del mismo es enteramente venoso y corresponde a la
vena cava superior y tronco venoso braquiocéfalico derecho. Dicho borde es
“complaciente” y puede variar de acuerdo a las condiciones hemodinámicas. En
cambio el borde izquierdo del pedículo es arterial y está formado por el arco aórtico
y la arteria subclavia izquierda, por lo que es menos variable.
El ancho del pedículo se mide actualmente entre dos líneas verticales: una pasa
por el punto en que la vena cava superior cruza el bronquio fuente derecho y la otra
en el punto de emergencia de la arteria subclavia izquierda sobre el arco aórtico.
El ancho promedio del pedículos en sujetos normales es hasta 48mm con un rango
de 43-53 mm.
VENA ÁCIGOS
Puede ser fotografiada cundo desde el mediastino posterior pasa al anterior para
desembocar en la vena cava superior realizando un arco sobre el bronquio fuente
derecho; es inmediatamente por encima de este bronquio que se puede divisar
40
habitualmente una opacidad redondeada en el enfoque anteroposterior; el diámetro
normal máximo es de 10 mm.
Con respecto a la dilatación de los vasos del sector superior del pulmón, existen
autores que con razón hacen referencia a la inexactitud semántica cuando se
denominan a la dilatación de dichos vasos como ingurgitación venosa, ya que tanto
arterias como venas están distendidas.
Existen varias causas de dilatación de los vasos del tercio superior del pulmón:
Hipertensión venocapilar pulmonar; posición supina; shunt izquierda-derecha
(aumento del FSP); hipervolemia; hipertensión pulmonar; enfermedad
parenquimatosa pulmonar; a predominio en razones inferiores.
Debido a que existen múltiples causas de dilatación de estos vasos, cuando se
aprecia este signo es recomendable referirse a él como “reclutamiento de los vasos
41
de las zonas superiores” (redistribución del flujo). Luego, de acuerdo al análisis de
otros signos radiológicos, se debe adjudicar el reclutamiento a una etiología
específica.
La evaluación del calibre de los vasos de este sector se puede hacer de dos
maneras. Una es comparando su diámetro con respecto a los vasos del territorio
inferior. Otra es evaluando el tamaño propio del vaso sin compararlos con otros
territorios vasculares.
El signo radiológico más precoz es de hipertensión venocapilar pulmonar es el
equilibrio o equiparación de los tamaños de los vasos del territorio superior con el
inferior. Esto es difícil de evaluar y requiere experiencia considerable.
En cambio, es más fácil de apreciar y diagnosticar cuando es evidente una
inversión del patrón normal, siendo los vasos del vértice el doble de gruesos que
los de la base.
La disminución del tamaño de los vasos inferiores se aprecia mejor en el estudio
de frente, mientras que el incremento del diámetro de los vasos superiores lo es en
el perfil.
Para un determinado número de autores los cambios que sufren los vasos
inferiores tales como la disminución de su diámetro y la pérdida de la definición de
los mismos, son signos más confiables que el cambio en el tamaño de los vasos
superiores.
Otros investigadores proponen como signo más fácil de encontrar la disminución
del ángulo hiliar, causado por la dilatación de la vena pulmonar superior derecha.
Este signo sería de igual precocidad que la dilatación de los vasos del territorio
superior.
El médico no debe verse atrapado en el diagnóstico de hipertensión venocapilar
pulmonar simplemente porque los vasos del territorio superior parecen mayores.
Antes debe evaluar el diámetro de los vasos del territorio inferior y el ángulo hiliar.
Si no muestran alteraciones, el aumento del diámetro de los vasos del territorio
superior puede no corresponder a hipertensión venocapilar pulmonar.
En 1958 Simon proponía que el patrón de redistribución de flujo pulmonar se
debía a vasoconstricción localizada a nivel de los vasos del tercio inferior del
pulmón. Esta vasoconstricción sería provocada cuando la presión venosa excede
de 12 mm de Hg. Esto sucedería primero en el territorio inferior pulmonar como
consecuencia de los efectos de la gravedad. Si bien hace mucho tiempo que esto
se ha planteado, en la práctica aún no ha podido demostrarse. Otros mecanismos
han sido postulados pero son discutibles y varían de acuerdo a la etiología.
Existen trabajos que demuestran correlación entre los signos radiográficos
analizados y la hemodinamia, en especial en pacientes con cardiopatía isquémica.
42
Pueden existir en ocasiones discrepancias entre el estudio radiológico y la
hemodinamia, que se pueden explicar en razón del tiempo transcurrido, pues los
signos radiográficos son tiempo dependientes. A modo de ejemplo:
La PCP puede estar alta antes de que se produzcan alteraciones
radiográficas. De hecho esto ocurre en las situaciones de elevación
aguda de la presión capilar pulmonar, como se ha podido comprobar
con el catéter de Swan-Ganz
La PCP puede volver a la normalidad con el tratamiento, persistiendo
en cambio las alteraciones radiográficas. En los casos de edema
intersticial y/o alveolar, la imagen radiográfica puede persistir hasta 24
a 48 horas, a consecuencia de la lenta reabsorción de líquido de
dichos espacios.
Edema pulmonar
EDEMA INTERSTICIAL
BORDES VASCULARES
Con respecto a los bordes vasculares, normalmente son netos por el contraste que
existe entre su densidad radiológica (densidad agua) y la densidad del parénquima
circundante (densidad aire). Cuando existe edema intersticial si pierde la nitidez de
los bodes vasculares, lo que ocurre en primer lugar en los vasos del parénquima
pulmonar en su tercio inferior.
Es frecuente que se asocie la pérdida de la definición de los vasos hiliares con
edema intersticial, lo cual no es correcto, ya que el hilio pierde su definición sólo
cuando el edema a nivel alveolar afecta al parénquima que la rodea, por lo que es
un signo de edema de espacio aéreo más que intersticial.
LÍNEAS DE KERLEY
43
2. Línea B. Opacidades lineales de1 a 3 cm, horizontales, ubicadas en el tercio
inferior del pulmón
3. Línea C. Opacidades lineales en forma de patrón reticular o en forma de tela de
araña, a nivel del tercio inferior del pulmón. Se cree que representan la imagen
de la superposición de las líneas B al azar.
La presencia de este signo puede ser explicada sobre una base anatómica. Los
lóbulos pulmonares secundarios están separados por finos tabiques. En la periferia
pulmonar se disponen en forma perpendicular a la superficie pleural. Pueden
volverse visibles radiográficamente bajo formas de líneas de Kerley, cuando existe
edema o fibrosis de cualquier etiología. Por lo tanto las líneas de Kerley no son
específicas de Insuficiencia Cardiaca ya que pueden aparecer en toda situación
que aumente el tamaño de los tabiques, como inflamación secundaria a
enfermedades víricas, fibrosis pulmonar, hemocromatosis, etc.
Pero si analizamos en qué paciente se presentan, podemos atribuirlas a
determinada etiología (Bayes). Cuando lo hacen en el contexto de la insuficiencia
cardíaca, en especial las líneas B, son un índice confiable de que la presión
auricular izquierda es mayor de 18 a 20 mm de Hg.
La ausencia de líneas de Kerley no descarta que la presión auricular izquierda esté
elevada. Por otra parte, la persistencia de líneas de Kerley B luego de un adecuado
tratamiento puede indicar que la congestión y edema crónico de los tabiques han
llevado a la fibrosis.
Cuando la hipertensión auricular izquierda es de grado moderado o transitorio,
existe trasudación de líquido al intersticio. Este líquido fluye rápidamente en forma
centrípeta, acumulándose dentro de las vainas perivasculares; esto explica la
pérdida de la definición de los vasos pulmonares y también en los tabiques
interlobulillares. (líneas de Kerley).
Este signo se aprecia mejor en las cercanías del hilio. No es patognomónico de IC,
pues se puede ver en enfermedades pulmonares como asma, bronquitis crónica o
bronquiectasias. Una vez más, adquiere significado de acuerdo al paciente que la
reconoce.
DERRAME PLEURAL
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Al respecto, si bien es clásico hacer referencia a que si el derrames unilateral a
izquierda o bilateral a predominio izquierdo, se debe descartar infarto pulmonar,
tumor o tuberculosis. En general, estas tres etiologías rara vez están presentes y el
derrame a izquierda debe ser interpretado, hasta demostración de lo contrario,
como una manifestación de hipertensión venocapilar pulmonar no complicada.
Los signos de edema intersticial suelen aparecer con presiones capilares
pulmonares de 20 a 25 mm de Hg. En estos valores se producen transudación de
líquido al intersticio una vez superada la presión oncótica y después que la
capacidad de eliminación por los linfáticos es sobrepasada.
Muchas veces, en el área de emergencia una radiografía con edema pulmonar es
considerada como de mala calidad y no válida para el diagnóstico. Esto se debe a
la dificultad del médico para reconocer la acumulación de líquido en el borramiento
de la transparencia de los campos pulmonares y en el volumen pulmonar
disminuido.
EDEMA ALVEOLAR
EDEMA CARDIOGÉNICO
Patrón Radiográfico
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EDEMA POR CONGESTIÓN CRÓNICA
En estos casos las opacidades tienen las características ya señaladas, con una
distribución bilateral y simétrica y una topografía de preferencia por las zonas
inferiores del pulmón.
En estos casos siempre está presente la redistribución del flujo con inversión del
patrón vascular normal. El aspecto radiológico inicial de este edema consiste en
un borramiento de las estructuras vasculares de los lóbulos inferiores y una
opacidad de ese sector pulmonar. Empero debe señalarse que cuando existe
redistribución de flujo ya existen edema intersticial, por lo que el radiólogo ve el
edema pulmonar entes que nadie.
El edema por congestión aguda puede expresarse con un aspecto particular por su
distribución. En 4 a 10% de los casos la consolidación de los espacios aéreos
puede respetar los 2 a 3 cm periféricos del parénquima (corteza para algunos
radiólogos)
Esto puede ocurrir desde el vértice pulmonar hasta la base, limitándose al sector
interno del hilio y “médula” pulmonar, dado el aspecto clásico de alas de mariposa
o de murciélago.
Ha llamado mucho la atención, incluso ya a los primeros radiólogos, esta imagen
radiológica de conservación de la imagen normal en la periferia pulmonar con
opacidad central, con una diferencia entre ambos sectores que puede ser tan
marcada que da el aspecto de borde.
Existen varias teorías al respecto: unas atribuyen esto al mejor drenaje linfático y
movimientos del pulmón en el sector periférico, otras a vasoconstriccion, que
protege al sector del edema ya que allí existe casi exclusivamente parénquima de
intercambio gaseoso.
Otros aspectos de Insuficiencia Cardiaca aguda son:
Los cambios de la vascularización, que puede no discernirse pues el edema
alveolar enmascara los vasos y la redistribución de flujo suele ser ligera o no
estar presente, debido a lo agudo de su instalación.
La silueta cardiopericárdica puede ser de tamaño normal. Esto puede
apreciarse en el Infarto Agudo Miocardio, o en insuficiencias ventriculares
agudas aórtica o mitral, o en aquellas situaciones donde la determinante
fisiopatológica fundamental sea la falla diastólica.
EDEMA ASIMÉTRICO
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Existen otros factores de localización unilateral, destacándose por su frecuencia
las áreas pleurales o pulmonares previamente enfermas, que alteran el drenaje
linfático favoreciendo la acumulación de líquido intersticio-alveolar en ésa área.
En el paciente con Insuficiencia Cardiaca la causa más frecuente de edema
unilateral está relacionada con el decúbito lateral.
Le siguen en frecuencia los pacientes que además de tener la disfunción cardíaca
presentan una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En ellos el
diagnóstico de Insuficiencia Cardiaca sobreagregada es, en general difícil. El
edema se acumula asimétricamente predominando en las áreas anatómica y
funcionalmente más respetadas. En esta situación es posible decir que el paciente
con EPOC u otras secuelas pulmonares hace el edema en los sitios donde le está
permitido.
El diagnóstico diferencial con neumopatía aguda, cuando el edema es de
disposición lobular, puede llegar a ser muy difícil, pudiendo auxiliarnos la existencia
concomitante de signos de edema intersticial o de hipertensión venocapilar
pulmonar.
Otros investigadores no han podido confirmar estos signos como de gran valor.
Las conclusiones dispares entre los diferentes estudios son en gran parte
consecuencia de los diferentes pacientes y metodologías utilizadas.
A pesar de la superposición de los elementos radiográficos en las diversas formas
de edema pulmonar, se pueden realizar algunas generalizaciones:
Los pacientes con aumento de la permeabilidad microvascular muestran
generalmente patrón de consolidación de los espacios aéreos, pudiendo
tener (o no) en forma concomitante patrón intersticial o derrame pleural. En
cambio, los pacientes con edema cardiogénico usualmente muestran signos
de hipertensión venocapilar pulmonar, edema intersticial y derrame pleural.
En pacientes con edema severo de cualquier etiología los patrones
radiográficos se superponen y la diferenciación entre edema cardiogénico y
por aumento de la permeabilidad puede ser imposible sin correlación clínica
o sin monitoreo invasivo de la presión capilar pulmonar.
Resulta importante también considerar en estos casos el tamaño de la silueta
cardiopericárdica, que es mayor en los casos de edema cardiogénico y
47
generalmente de menor tamaño en el edema lesional; esto pierde valor en el
paciente con cardiopatía previa que sufre un distrés respiratorio agudo.
El edema por aumento de la permeabilidad de la barrera alveolocapilar muestra
un patrón radiológico que es tiempo dependiente:
1. Hasta 12 horas del inicio de los síntomas de radiografía de tórax puede ser
normal, aunque la gasometría ya esté alterada.
2. De 12 a 24 horas aparece el edema de espacio aéreo. En general los
pacientes muestran una silueta cardiopericárdica de tamaño normal.
3. De 24 horas a 4 días la consolidación es masiva, de vértice a base, con
frecuente broncograma aéreo y pocas veces presentan derrame pleural. A
diferencia de ellos, en los pacientes con edema cardiogénico rara vez la
distribución es tan extensa, no existe broncograma aéreo y es frecuente la
presencia de derrame pleural.
Hipertensión precapilar
Patrón radiográfico
Dilatación del tronco de la arteria pulmonar y sus ramas principales.
Disminución del tamaño de las arterias parenquimatosas.
Conservación de la relación del diámetro de los vasos superiores con
relación a los inferiores
Oligohemia difusa pulmonar (pulmones oscuros)
En la hipertensión precapilar existe un patrón radiológico de disparidad entre los
vasos a nivel hiliar y los vasos parenquimatosos.
Patrón radiográfico
Aumento generalizado y en grado proporcional del calibre de todos los
vasos (hiliares parenquimatosos, territorio superior, inferior)
Los vasos de 2 cm periféricos se vuelven visibles
Los bordes de los vasos se conservan bien definidos.
Los vasos se afinan en forma gradual y proporcional
Se mantiene la relación 2 a 1 en vasos de vértice a región basal.
48
Existen varias etiologías que pueden dar este patrón radiológico, destacándose
entre ellas: los shunt izquierda –derecha y los síntomas de gasto alto (anemias,
fístulas, gravidez y tirotoxicosis)
El patrón radiológico mencionado puede ser normal en sujetos adolescentes o en
los atletas bien entrenados.
Para que un shunt se exprese con el patrón radiográfico del hiperflujo, debe tener
una magnitud de por lo menos 40% del gasto sistémico.
La topografía del shunt se puede llegar a sospechar si se analiza cuál es la
cámara cardíaca de tamaño incrementado, así como el aumento de los grandes
vasos.
En los pacientes con patrón radiográfico de hiperflujo, la dilatación de las ramas
principales de la arteria pulmonar es de grado moderado. Rara vez la disparidad
entre los vasos hiliares y los parenquimatosos es tan marcada como en los estados
de aumento de la resistencia vascular pulmonar.
Cuando existen dudas sobre la existencia de un patrón de hiperflujo se pueden
utilizar las siguientes “llaves” diagnósticas:
1. Si la arteria pulmonar derecha interlobular en el estudio radiográfico de
frente mide menos de 14 mm de diámetro, hace probable un incremento
significativo de la presión o del flujo pulmonar.
2. Se debe prestar atención a los vasos que se proyectan sobre la opacidad
diafragmática. Si son prominentes o llegan a la periferia, usualmente son
signos confiables de incremento del flujo.
3. En el estudio radiográfico de tórax de perfil, los vasos del hilio aparecen
anormalmente grandes y densos.
En suma
La radiografía del tórax es un método adecuado para evaluar los cambios
hemodinámicos de la circulación pulmonar porque:
49
Existen criterios o patrones radiográficos bien establecidos.
Existe correlación significativa entre la presión venocapilar pulmonar y los
cambios radiográficos.
En la mayoría de los casos esta correlación muestra:
--Circulación normal PCP en general es menor de 12 mm de Hg
--Dilatación de los vasos del territorio superior PCP 12-18 mm de Hg
--Edema intersticial PCP 18-22 mm de Hg
--Edema alveolar PCP mayor de 22 mm de Hg
La silueta cardiopericárdica
50
considera como normal un diámetro transversal entre 11 y 15 cm. Existen tablas
que comparan dicho diámetro con altura, peso y superficie corporal, pero rara vez
se utilizan.
No obstante lo señalado, se pueden hacer algunas generalizaciones:
Toda imagen cardiopericárdica que supere los 16 cm debe considerarse
anormal hasta que se demuestre lo contrario.
Cuando es menor de 16 cm no se puede afirmar que exista normalidad.
En pacientes con enfermedad arterial coronaria la relación cardiotorácica
predice en un 70% de las veces correctamente el VDFVI (mayor de 110
ml/m2), con un 20% de falsos positivos y 10% de falsos negativos.
En pacientes con Insuficiencia Cardiaca Congestiva el tamaño de la silueta
cardiopericárdica orienta hacia el tipo de disfunción. Si está aumentada es
posible que se trate de disfunción sistólica, en cambio si está dentro de
límites normales hace más probable el diagnóstico de disfunción diastólica.
Un aumento leve de la silueta cardiopericárdica puede corresponder a:
normalidad, sobrecarga de presión del ventrículo izquierdo, hipertensión arterial,
estenosis aórtica. Ambas patologías no dan un aumento grosero de la silueta sin
antes mostrar evidencias de hipertensión venocapilar pulmonar.
Un aumento marcado de la silueta cardiopericárdica puede corresponder a:
sobrecarga de volumen, disfunción sistólica; miocardiopatía; derrame pericárdico.
La existencia de calcificaciones, ya sea de nivel coronario o valvular, pueden
colaborar a la orientación etiológica.
51
Por lo tanto, el reclutamiento de los vasos del territorio superior en este tipo de
estudio radiográfico no debe ser interpretado como signo de hipertensión
venocapilar pulmonar.
En la radiografía con equipo portátil, la silueta cardiopericárdica así como el
análisis de la circulación pulmonar son elementos de menor valor para la
evaluación de la Insuficiencia Cardiaca Congestiva que en el estudio convencional
en posición de pie. En cambio, mantienen su valor diagnóstico los signos de
edema intersticial y alveolar, así como el tamaño de la vena ácigos.
Se recomienda realizar un estudio de tórax convencional de pie, apenas sea
posible.
52
causado por una alteración intrínseca de la función diastólica
ventricular.
Edema pulmonar
Membrana alveolocapilar
Lamembrana alveolocapilar es la barrera que separa anatómicamente el gas
alveolar de los capilares
Pulmonares.
Esta constituida, yendo del capilar hacia el alvéolo por (figura 1):
1. El endotelio capilar constituido por células con proyecciones e
interdigitaciones citoplasmáticas que forman un verdadero conducto capilar.
La unión de estas interdigitaciones dejan fisuras que ponen en comunicación
el intersticio pulmonar y el capilar.
53
2. El espacio intersticial, ubicado entre el capilar y el alvéolo es de espesor
variable y está constituido por tejido conectivo.
Este espacio se continúa con otro más distensible que rodea a los bronquiolos
terminales, arteriolas, vénulas y vasos linfáticos, denominado espacio
peribroncovascular.
3. La pared alveolar que es continuación del epitelio bronquial constituido por
neumonocitos tipo I y tipo II. Estas células conforman el epitelio alveolar.
A diferencia de las laxas uniones que ligan las células endoteliales del capilar, las
uniones del epitelio alveolar son rígidas impidiendo el paso de los fluidos
pulmonares que filtran por el intersticio.
Circulación pulmonar
54
pulmonar, que puede ser de hasta 500 cc., superada la cual se produce la
inundación alveolar.
Los valores normales de PCP oscilan entre 5 y 15 mm de Hg, y ocurre edema
pulmonar cuando la PCP supera los 20 mm de Hg, o bien cuando la diferencia
entre la PCP y la presión oncótica instersticial es inferior a 12 mm de Hg.
CLÍNICA
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
55
En el asma bronquial generalmente existe una historia previa orientadora y a
veces un factor desencadenante evidente.
Durante un episodio de agudización grave del asma, el paciente generalmente no
presenta sudoración excesiva; participan los músculos accesorios de la
respiración y el examen del tórax revela hiperinsuflación con hipersonoridad.
A la auscultación predominan los gemidos y sibilancias, mientras que los
estertores húmedos son poco frecuentes.
Durante la descompensación de una EPOC, el diagnóstico diferencial puede ser
difícil.
Muchas veces el cuadro clínico es precedido por un aumento de la tos y
expectoración habitual, ruidos respiratorios audibles, dolor torácico o fiebre,
evidenciando de esta manera la causa de descompensación.
El examen físico evidencia una remodelación torácica, a veces estigmas de
hipoxemia crónica.
La auscultación puede revelar desde disminución del murmullo alveolar hasta la
presencia dc estertores secos diseminados o húmedos, según la causa de
descompensación.
RADIOLOGÍA
Durante las etapas iniciales del edema pulmonar las manifestaciones radiológicas
están vinculadas a la acumulación de líquido en el espacio intersticial.
Estos cambios comprenden la pérdida de definición radiológica de la trama
vascular pulmonar, de las sombras hiliares y el engrosamiento de los tabiques
interlobulillares (líneas B de Kerley) que se vuelven radiológicamente visibles.
Estas líneas se presentan como delgados trazos horizontales en ambas bases
pulmonares, perpendiculares a la superficie pleural lateral, en la radiografía de
tórax de frente.
A medida que aumenta la presión venosa pulmonar se produce “cefalización”
del flujo sanguíneo, que avanza en forma paralela con el aumento de dichas
presiones.
Con mayores aumentos de la presión venosa pulmonar, por encima de 25 mm
de Hg, hay pasaje de líquido a los espacios aéreos con edema alveolar.
Radiológicamente se traduce por la aparición de exudados “algodonosos”, que
afectan preferentemente a los dos tercios internos del pulmón dando una
apariencia de alas de mariposa.
Habitualmente resulta difícil distinguir el edema pulmonar cardiogénico del edema
debido a mayor permeabilidad vascular, o el edema por hiperhidratación.
Estudios recientes han intentado separar estas formas por medio de características
diferentes. En estos estudios, el edema cardiogénico se acompaña generalmente
de cardiomegalia, redistribución vascular, distribución difusa del edema pulmonar,
ensanchamiento del pedículo vascular y aumento de los volúmenes sanguíneos
pulmonares, de las líneas septales y de derrames pleurales.
El edema pulmonar por hiperhidratación se caracteriza por edema pulmonar
perihiliar y por un flujo sanguíneo equilibrado.
En el edema pulmonar por aumento de la permeabilidad capilar no hay aumento de
la silueta cardiaca, el pedículo vascular es normal, no se hallan líneas réptales y el
edema es de topografía más periférica.
56
Las alteraciones de la función pulmonar que se producen con el edema pulmonar,
son provocadas por el efecto de la ingurgitación vascular pulmonar, la acumulación
de líquido en el intersticio y el encharcamiento alveolar.
Como ha sido documentado por técnica de dilución, en el 1AM y estenosis mitral se
produce incremento del agua pulmonar extravascular.
La misma puede llegar a duplicar su cifra normal (100 ml/m de superficie corporal).
Este incremento del agua extravascular pulmonar tiene una correlación directa con
el incremento de la presión pulmonar enclavada.
Dado que las arterias pulmonares y los bronquios comparten el espacio intersticial
broncovascular, durante la génesis del edema pulmonar las vías aéreas pueden
estrecharse.
Se ha demostrado un aumento en la resistencia de la vía aérea durante el edema
pulmonar agudo y crónico.
El volumen de cierre está aumentado en pacientes santos sometidos a una
sobrecarga de volumen en forma aguda. También se ha comprobado en pacientes
con 1AM reciente en quienes se desarrolla edema intersticial leve.
57
De acuerdo con el esquema observado, existe un gradiente tensional de vértice a
base entre la presión arterial pulmonar (PAP), la presión venosa y la presión
alveolar.
En la zona 1, de acuerdo con el esquema de West, la presión arterial pulmonar es
inferior a la presión alveolar lo cual determina la ausencia de flujo pulmonar.
En la zona 2, la presión arterial pulmonar es superior a la presión alveolar y ésta a
la presión venosa. En esta zona es donde se producen los mayores cambios de
flujo pulmonar por unidad de distancia vertical a lo largo del pulmón, que se debe a
grandes cambios de la presión de perfusión, sin cambios en la presión alveolar.
En la zona 3, la presión venosa es superior a la presión alveolar.
La presión intravascular media es máxima, por lo tanto, si aumenta la presión
venosa se llega dc manera más rápida al edema pulmonar.
La redistribución del flujo se define como una disminución relativa del flujo en las
bases con incremento relativo de circulación en los vértices pulmonares.
Estos cambios en el flujo pulmonar probablemente se deban a compresión
extrínseca de los vasos pulmonares vinculados a acumulación rápida de edema
pulmonar y además a reflejos vasoconstrictores arteriolares secundarios a hipoxia
en dichas unidades de ventilación basal.
La redistribución del flujo pulmonar en la Insuficiencia Cardiaca, que puede
observarse radiológicamente, presenta
correlación con los cambios hemodinámicos, pudiéndose estimar que:
PCP menor 12 mm de Hg, radiografía de tórax normal.
COR PULMONAR
Definición
CLÍNICA
58
pulso hepático (en caso de presentar insuficiencia tricuspidea).
Fisiopatología
59
RESPUESTA DEL VENTRÍCULO DERECHO AL AUMENTO DE LA PRESIÓN
ARTERIAL PULMONAR
Las causas de cor pulmonar son muchas. Puede causar cor pulmonar cualquier
enfermedad que afecte a la mecánica ventilatoria, al intercambio gaseoso o al
lecho vascular pulmonar, ya sea directamente por lesiones pulmonares o
indirectamente por alteración del control de la respiración o del aparato
neuromuscular.
El desarrollo del cor pulmonar indica que la enfermedad primaria alcanzó suficiente
avance como para aumentar la presión arterial pulmonar, causar hipertrofia
ventricular derecha y alterar la función del ventrículo derecho.
Diversas entidades patológicas pueden acompañarse de cor pulmonar. En este
capítulo daremos mayor jerarquía a la EPOC dado que es la forma más frecuente
de enfermedad pulmonar a la que se atribuye hipertensión arterial pulmonar
crónica.
60
primer episodio de cor pulmonar fue de 49 meses (rango entre 3 y 132 meses).
Se observó una relación inversa entre los cambios de la PaO2 y la medida de
presión en la arteria pulmonar, lo que jerarquiza la importancia de hipoxemia como
generadora de HTP y cor pulmonar.
La repercusión hemodinámica difiere en los pacientes con enfermedad pulmonar
obtructiva cronica bajo forma predominantemente bronquitica crónica y los
enfisematosos.
Los pacientes con bronquitis crónica tienden al aumento de la presión en la arteria
pulmonar con gasto cardíaco del ventrículo derecho normal o elevado, lo que
conduce a un aumento en la RVP.
Aunque la RVP está también elevada en el paciente con enfisema, la presión en la
arteria pulmonar tiende a ser menor que en el paciente con bronquitis crónica hasta
etapas tardías.
Estos y otros autores demostraron que la limitación del ejercicio en la
enfermedad pulmonar obtructiva cronica es de causa respiratoria y no
hemodinámica.
61
(síndrome de Hamman Rich) la muerte del enfermo ocurre tan precozmente
que la falla cardiaca derecha no llega a desarrollarse.
La presión en la arteria pulmonar es un importante predictor de sobrevida en
estos enfermos.
Este grupo de afecciones generan cambios de la pared alveolar, con la
consiguiente alteración cíe la función de la unidad alvéolo capilar.
El agravio pulmonar, ya sea de causa conocida o desconocida, produce
acumulación de células inflamatorias en el intersticio pulmonar y en etapas más
tardías evoluciona a la fibrosis.
En estas enfermedades, a la vasoconstricción hipóxica secundaria a la alteración
V/Q se agrega el engrosamiento de los vasos pulmonares por la fibrosis, lo que
puede determinar obstrucción total de esos vasos.
Hipoventilación idiopática.
Estos desórdenes causan HTP por obstrucción anatómica del lecho vascular
periférico o central. La hipoxemia agrega un componente parcialmente reversible:
la vasoconstricción.
El ventrículo derecho se dilata e hipertrofia marcadamente y puede generar
presiones sistólicas similares a la presión sistémica.
La causa más frecuente de enfermedad obliterativa vascular es el
tromboembolismo pulmonar (TEP) crónico. En esta entidad la fibrinolisis reaccional
es insuficiente, lo que determina una obstrucción de las grandes arterias
pulmonares con la consiguiente HTP y cor pulmonar.
La HTP primitiva es poco frecuente, pero genera importantes aumentos de la
presión en la arteria pulmonar, lo que determina una rápida y severa repercusión
sobre cavidades cardíacas derechas.
Las vasculitis con compromiso pulmonar producen cor pulmonar en etapas muy
tardías.
62
La enfermedad de Wegener es la vasculitis que con mayor frecuencia afecta al
pulmón. Es poco frecuente que se asocie hipertensión pulmonar y cor pulmonar.
EXÁMENES PARACLÍNICOS
Radiología de tórax
Se sabe que existe una alta correlación entre la presión media de la arteria
pulmonar, valorada por métodos hemodinámicos y la medición de las arterias
pulmonares en la radiografía de tórax.
Para medir la arteria pulmonar se toma como diámetro útil el tronco intermediario
de la arteria pulmonar derecha, a nivel del ángulo hiliar externo donde la arteria es
cruzada por la vena lobar superior. El calibre del tronco intermediario a ese nivel no
debe ser mayor de 16 mm.
El diámetro de la arteria pulmonar izquierda que también se mide a nivel del
cruzamiento venoso no es de tan fácil valoración radiológica cuando no coexiste
con hiperinsuflación pulmonar. Su diámetro no debe sobrepasar los 18 mm.
Es importante señalar que para que el agrandamiento de ambas arterias
pulmonares pueda ser correlacionado con la presión media de la arteria pulmonar
debe ser excluida la existencia de un cortocircuito que provoque hiperfiujo
pulmonar, ya que el aumento del flujo a través de la arteria pulmonar se acompaña
también de dilatación de ambas ramas.
Ecocardiograma
Electrocardiograma
El ECG no es una técnica sensible ni válida para el diagnóstico de la HTP, no
obstante existen criterios muy válidos para diagnosticar sobrecarga ventricular
derecha del tipo de la sobrecarga de presión, que producen modificaciones
electrocardiográficas características.
63
El ventrículo derecho, como respuesta a la sobrecarga hemodinámica en la EPOC,
tiende a dilatarsc y posteriormente a hipertrofiar su pared. Los criterios
electrocardiográficos de hipertrofia derecha más típicos y más clásicos sólo se
encuentran en un porcentaje reducido de los enfermos con EPOC e HTP, que
oscila en un 30 a 40%.
Se ha demostrado que cuando el ECG está severamente alterado, tiene
implicancia pronóstica la existencia de un eje QRS desviado a derecha a más de
200 y una onda P con altura mayor de 0,20 mV en D II, siendo elementos que
hacen muy poco probable la sobrevida de los pacientes en un lapso de 5 años.
Sólo 40% de los pacientes con EPOC, con estas alteraciones electrocardiográficas
se mantendrían con vida al cabo de 4 años.
El cuadro 1 reúne una serie de criterios para el diagnóstico de hipertrofia
ventricular derecha. Esto puede usarse si no existe trastorno de la conducción
intraventricular y si el paciente no ha tenido infarto de miocardio.
Sumado a los criterios expuestos en el cuadro 2 existen otras dificultades en la
interpretación del ECG. Una de ellas es la morfología RSR’ en la derivación Vi.
Este aspecto electrocardiográfico, que durante mucho tiempo se ha referido como
bloqueo incompleto de rama derecho, lo que evidencia es hipertrofia de la pared
libre y de la cámara de expulsión del ventrículo derecho.
Por eso, cuando un paciente con EPOC presenta esta morfología en Vi debe
concederse importancia al hecho de cuánta separación hay entre el inicio del QRS
y el pico de la R’.
En caso de hipertrofia ventricular derecha el pico de R’ está muy próximo al inicio
del QRS, aproximadamente dentro de los 0,08 segundos luego del inicio de la
despolarización; en cambio, cuando el trastorno electrocardiográfico es provocado
por alteraciones de la conducción intraventricular, no sólo el complejo está más
ensanchado en las derivaciones de los miembros, sino que el pico de la R terminal
está a 0,10 segundos del inicio del QRS.
No nos extenderemos sobre los caracteres de la desviación del eje eléctrico a
derecha ni modificaciones del auriculograma, pero la aparición de una onda P que
cumpla criterios de hipertrofia auricular derecha es casi con seguridad diagnóstica
en una EPOC de HTP y también de hipertrofia ventricular derecha, aunque no se
cumplan los otros criterios en el complejo QRS.
Radionucleótidos
En pacientes con obstrucción fija al flujo aéreo se observó una buena correlación
entre las presiones en la arteria pulmonar y la FEVD.
Berger y colaboradores, hallaron descenso de la FEVD en un grupo de pacientes
portadores de cor pulmonar.
La FEVD igual o menor a 40 es un elemento que se correlaciona con cifras
elevadas de presión arterial pulmonar.
Pruebas de esfuerzo
64
en 12 pacientes con EPOC hallando un aumento de la resistencia vascular
pulmonar, aumento dcl volumen de fin de diástole del ventrículo derecho sin un
aumento concomitante de la FEVD, lo que puede generar una limitante al ejercicio.
Cateterismo
65
Hipertrofia miocítica
La hipertrofia miocitica es el aumento del tamaño de las células, que lleva a un
remodelamiento cardíaco.
En la Hipertensión Arterial se pensó que el único determinante de la hipertrofia
era el factor hemodinámico. En los últimos años el advenimiento de la
ecocardiografía mostró que en algunos pacientes la hipertrofia se desarrolla antes
de la aparición de la alteración hemodinámica. Esto sugirió que existían otros
factores capaces de determinar la aparición de la hipertrofia ventricular. Estos
factores han sido confirmados, por lo cual la presencia de hipertrofia se puede
deber a: factores hemodindinicos; factores neurohumora/es y de crecimiento;
factores raciales; factores genéticos; la edad de los pacientes.
Factores hemodinámicos
Se ha visto desde tiempo atrás que existen personas con mayor predisposición al
desarrollo de hipertrofia. En este sentido, hay familias en que la hipertrofia se
desarrolla én forma más frecuente y precoz, lo que involucra a un factor genético.
66
Por otra parte, los individuos de raza negra también desarrollan más
frecuentemente hipertrofia y ésta generalmente es de mayor entidad, cuando se los
compara a sujetos hipertensos de raza blanca. Es decir que existe un factor racial
en el determinismo de la hipertrofia.
Edad
67
El determinar las distintas formas de hipertrofia es fundamental, dado que ellas
conllevan distinto tipo de repercusión funcional (Insuficiencia Cardiaca), y por lo
tanto distinto tratamiento.
Pérdida de miocitos
En el corazón humano se han descrito cuatro formas de colágeno (I, II, III y IV),
cada uno de los cuales ha sido involucrado en distintas patologías del corazón.
La fuente celular del colágeno son los fibroblastos normalmente existentes en el
intersticio cardíaco.
68
Insuficiencia cardíaca secundaria a la Hipertensión Arterial
Hipertrofia cardíaca
Ya hemos visto que ésta se produce por el aumento de tamaño de los miocitos y
que se manifiestan de distinta forma anatómica.
La hipertrofia del ventrículo izquierdo repercute en la función cardíaca siguiendo
a la ley de Laplace. De acuerdo con esta ley la función cardíaca depende
fundamentalmente del estrés parietal. [1] El grado de estrés parietal ventricular
izquierdo está directamente relacionado a la presión intraventricular (PIV) y al radio
de curvatura de la cámara (RC), e inversamente relacionado al grosor parietal del
ventrículo izquierdo expresado por la masa ventricular.
Estrés parietal = RC x PIV
Masa ventricular
69
sobrecarga puede disminuir la complacencia ventricular. La disfunción diastólica se
manifiesta por una falla en el llenado del ventrículo, con función sistólica
conservada.
La hipertrofia excéntrica conduce a un aumento del estrés parietal porque cl radio
de curvatura de la cámara aumenta en forma concomitante con el grosor parietal (y
por lo tanto la masa ventricular), lo que constituye el sustrato de la disfunción
sistólica.
Las hipertrofias localizadas y la miocardiopatía hipertrófica de Topol provocan
una disfunción diastólica.
Es decir que en la hipertrofia miocárdica hay una insuficiencia cardíaca
predominantementc diastólica, aunque en ciertas oportunidades ésta se acompaña
también de alteración de la función sistólica.
Pérdida de miocitos
Alteraciones vasculares
Las alteraciones vasculares son determinantes de Insuficiencia Cardiaca, tanto en
presencia como en ausencia dc Hipertensión Arterial. Tanto la enfermedad
arterioesclerótica de arterias epicárdicas, como la afectación de la microvasculatura
pueden desembocar en una falla sistólica y/o diastólica del ventrículo izquierdo. La
cardiopatía isquémica es la causa más frecuente en falla sistólica del corazón.
Otras alteraciones que se pueden ver en la Hipertensión Arterial y que pueden
determinar la presencia de Insuficiencia Cardiaca son: las arritmias y la disfunción
autonómica.
La integridad de la función miocárdica depende básicamente de un balance entre
integridad anatómica y funcional de los miocitos, aporte energético y estado de los
componentes extracelulares intersticiales. En último término el estado de disfunción
ventricular sistólica y/o diastólica visto en la Hipertensión Arterial, es el resultado de
70
un complejo número de factores que deberán ser evaluados profundamente para
tomar decisiones terapéuticas correctas.
Clínica
Las manifestaciones clínicas de la repercusión cardíaca de la Hipertensión
Arterial aparecen tardíamente, salvo en los casos de sobrecarga aguda aislada.
El interrogatorio nos puede aportar datos sobe la presencia de una disfunción
ventricular, una cardiopatía isquémica o una arritmia. En tanto, el examen físico
puede corroborar la presencia de un remodelamiento cardíaco, disfunción
ventricular (estertores, aumento del 2do. ruido en foco pulmonar, presencia de 3er.
o 4to. ruidos), o una arritmia. Sin embargo, la determinación precisa de la
repercusión solamente es posible por los exámenes paraclínicos.
Paraclínica
ECG
El ECG puede aportar datos sobre agrandamiento de cavidades, alteraciones
isquémicas y/o metabólicas, presencia de arritmias o de bloqueos.
El ECG no es un método sensible para la detección de hipertrofia ventricular
izquierda (HVI); sin embargo, la mayoría de los criterios diagnósticos son muy
específicos.
Se realizó un estudio analizando 94 pacientes hipertensos con HVI confirmada por
estudio hemodinámico (ventriculografía) para evaluar la sensibilidad y especificidad
de los índices electrocardiográficos de HVI. Los resultados se muestran en el
cuadro 1.
Otros estudios que correlacionaron el diagnóstico de HVI con los datos de las
autopsias, encontraron una sensibilidad y especificidad similares en relación a
estos criterios. La utilización de los distintos índices de voltaje en conjunto
resultaron en un modesto aumento de la sensibilidad diagnóstica.
Entre los criterios indicadores de HVI se han incluido ciertas anomalías de la
repolarización ventricular, especialmente los cambios en el segmento ST y la onda
T, que configuran el patrón de “sobrecarga ventricular”: ST descendente, seguido
de onda T negativa profunda. Sin embargo, estas
Sensibilidad Especificidad
71
Índice de Sokolow 17% 100%
Índice de Goodwin 6,4% 89,4%
Índice de Cornell 6,4% 80,9%
Deflexión 0,1% 97,9%
intrinsecoide
Ecocardiograma
El ecocardiograma tiene una sensibilidad notablemente mayor que el ECG para
evaluar la repercusión anatómica de la Hipertensión Arterial sobre el corazón.
Además aporta datos funcionales en forma directa sobre las funciones sistólicas y
diastólica. Desde el punto de vista anatómico tiene una sensibilidad diagnóstica de
95%, siendo su especificidad de 93%. En la Hipertensión Arterial puede revelar
distintas formas anatómicas:
ventrículo izquierdo normal; agrandamiento auricular izquierdo; remodelamiento
concéntrico del ventrículo izquierdo; hipertrofia concéntrica; hipertrofia excéntrica;
hipertrofias localizadas; miocardiopatia de Topol; zonas de aquinesia sectoriales;
dilatación ventricular.
Distintos trabajos han mostrado diferentes porcentajes de tipos de repercusión
anatómica (Savage, Abi—Samra, Wicker). En la serie del Grupo Clínico de
Hipertensión Arterial, de 700 pacientes hipertensos se encontró 49% con ventrículo
izquierdo normal y 51% con alteraciones anatómicas. Los pacientes con alteración
anatómica mostraron los siguientes porcentajes, de acuerdo a los tipos: HVI
concéntrica, 74%; HVI excéntrica, 10%; hipertrofia septal asimétrica, 5,4%;
ventrículo izquierdo dilatado, 10%.
72
Al igual que en las series anteriores, no se conocía el grado de afectación
coronaria.
Desde el punto de vista de la función sistólica se encontró que 93% tenían función
sistólica normal y que 7 % eran portadores de una falla sistólica.
En lo que tiene que ver con la función diastólica, estudiada por Doppler, 63% de los
pacientes tenían disfunción diastólica.
Estudio isotópico
El estudio isotópico de reposo y de esfuerzo realizado en 150 pacientes, en que se
desconocía la presencia o no de lesiones coronarias, dio los siguientes resultados:
en el reposo la función sistólica era normal en 82% de los pacientes. Cuando estos
fueron sometidos a la prueba de esfuerzo, 67% conservó la función sistólica
normal. Del 15% en los que disminuyó la función sistólica en el esfuerzo, 10% de
ellos mostraron alteraciones segmentarias de la contractilidad, compatibles con
cardiopatía isquémica. Esto reafirma que las lesiones coronarias son las que
provocan predominantemente la disfunción sistólica.
73
El estudio de la función diastólica reveló que estaba disminuida en 88% de los
pacientes.
De todo lo expuesto, se puede intentar una clasificación de la repercusión
anatomofuncional de la Hipertensión Arterial sobre el corazón.
En suma: del conjunto de estudios realizados para evaluar anatomía y función
ventricular izquierda en los pacientes hipertensos, se concluye desde el punto de
vista funcional:
1. La Hipertensión Arterial sin enfermedad arterial coronaria produce falla
sistólica en un porcentaje muy bajo de casos.
2. La falla sistólica está presente en más de 50% de pacientes con enfermedad
de arterias coronarias epicárdicas.
3. En los pacientes hipertensos, sin enfermedad arterial coronaria, que
presentan elementos de Insuficiencia Cardiaca, la causa más frecuente es la
disfunción diastólica del Ventrículo Izquierdo.
OTRAS CONSIDERACIONES
74
Las que generan Insuficiencia Cardiaca derecha aislada o insuficiencia bilateral
suelen tener un gasto cardíaco disminuido , salvo en los casos de fístulas
arteriovenosas, anemia, miocardiopatía alcohólica o corpulmonar , que cursan con
gasto alto.
Aún no se ha hecho mención de los conceptos de Insuficiencia Cardiaca retrógrada
y anterógrada y del diagnóstico topográfico derecho o izquierdo.
Con respecto de los términos de Insuficiencia Cardiaca Congestiva retrógrada y
anterógrada , éstos fueron introducidos en los años 1830 y 1840, y hacían
referencia a la patogénesis de la Insuficiencia Cardiaca Congestiva en un intento
de explicar la sintomatología de este tipo de pacientes. Se planteó que la
Insuficiencia Cardiaca causaba aumento de la presión y retención de agua por
detrás de la cámara correspondiente (insuficiencia retrógrada) .Luego se planteó
que los síntomas de los pacientes se debían a que al fallar el corazón existía una
hipoperfusión de los distintos órganos (insuficiencia anterógrada), en especial a
nivel renal , causando retención de sodio y agua.
Si bien no son lejanas a la verdad, ambas teorías no dejan de ser excesivas
simplificaciones de la patogenia de la retención hidrosalina y de la formación del
edema en la Insuficiencia Cardiaca . Por otra parte, no es recomendable hacer una
distinción rígida entre ambas , ya que los dos mecanismos parecen operar en la
mayoría de las Insuficiencia Cardiaca Congestiva crónicas.
Muestran sí mayor utilidad cuando se las considera en las formas agudas. Por
ejemplo, el TEP, masivo puede dar falla del ventrículo derecho con shock (falla
anterógrada) sin elementos de congestión sistémica (falla retrógrada), pues
necesita un determinado tiempo para que se acumule líquido. El IAM puede dar
edema pulmonar sin insuficiencia periférica o ésta sin congestión pulmonar (clases
II y IV de Killip)
El que la Insuficiencia Cardiaca sea retrógrada o anterógrada depende , por lo
tanto, del tiempo de evolución , y de la anormalidad anatómica específica.
Con respecto al diagnóstico topográfico, la Insuficiencia Cardiaca derecha y/o
izquierda se explica fácilmente aplicando el concepto de que la falla retrógrada
produce acumulación de fluido por detrás de la cámara específica afectada.
Esto no es tan claro a la luz de la práctica clínica habitual.
La IC izquierda aislada sin evidencias de fallo derecho puede producir
retención significativa de sodio y agua con la consiguiente formación de
edemas periféricos.
La causa más frecuente de la IC derecha en la insuficiencia izquierda,
generalmente con hipertensión pulmonar, aunque puede presentarse sin
ella. Por otra parte, la claudicación del ventrículo derecho puede dar
síntomas de insuficiencia izquierda debido a la disfunción diastólica a causa
de desplazamiento del tabique interventricular.
La insuficiencia aislada de un ventrículo puede producir anomalías
bioquímicas y hemodinámicas del otro, aunque no existan manifestaciones
de insuficiencia ventricular. Ello se debe a varias causas, destacándose
entre las mismas la interdependencia ventricular, que es una consecuencia
de una estrecha asociación anatómica entre los ventrículos , rodeados de
fibras musculares comunes, compartiendo la misma pared septal, estando
encerrados juntos en la misma cavidad pericárdica.
6. Cuando el médico se encuentra frente a un paciente en quien sospecha o
quiere descartar patología cardiovascular, dispone para la evaluación inicial
75
de los datos proporcionados para la Anamnesis, el examen físico y
habitualmente un registro electrocardiográfico basal así como un estudio
radiológico simple de tórax.
76