Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Introducción:
Uno de nuestros grandes juristas, D. Miguel Zamora y Valencia, en su libro “Contratos Civiles”
hace referencia a estos conceptos, dándonos una vista universal de como los diferentes países
acogen este tema, nos habla de la definición de contrato expuesta con anterioridad por parte
de los juristas Henri Capitant y Ambroise Colin y la compara con la idea de otros dos juristas
soviéticos, Vladimir Serebrovsky y Raisa Jálfina, que a simple vista puede ser un tanto similar, ya
que parten del común denominador del establecimiento, modificación y extinción de las
relaciones jurídicas; y no se detiene ahí, también menciona al Código Civil y Comercial de la
Nación Argentina en su artículo 957°, que comparte las ideas expuestas anteriormente; pero al
final contrasta con el Código Civil español, el cual, en una lectura ligera nos define que el
contrato “existe desde que una o varias personas consienten en obligarse, respecto de otra u
otras, a dar alguna cosa o prestar algún servicio” (art. 1254°), ¡oh, gran sorpresa!.
Au contraire, difiere de lo anterior, al no mencionar la extinción y modificación de este; pero
bien, aquí nos muestra que relativamente, parafraseando y en un párrafo llanamente crudo, la
definición que nosotros adoptamos (plagiamos) en nuestro sistema legislativo comparte casi los
mismo elementos y ahora sí que, en igualdad de condición, la explicación más sencilla nos
cambia todo el panorama y nos hace preguntarnos si ¿esto abre la puerta a un mundo de
posibilidades e interacciones? o en un futuro no muy lejano ¿esto puede acarrear conflictos de
intereses internacionales?.
Teoría General del Contrato:
Antes de definir al contrato y darle un lugar dentro de nuestras lindas cabecitas, podemos
encontrar una premisa explicativa acerca de los valores que nos permiten realizar ciertas
transacciones y acuerdos, además de ser la base para entender lo que es un contrato.
Comenzamos con el art. 1165° de nuestro Código Civil para el Edo. De Nayarit, el cual alberga la
concepción de la palabra Convenio, que como antes mencionamos es el presupuesto guía para
entender a profundidad el tema expuesto. El articulo manifiesta que “el convenio es el acuerdo
de dos o más personas para crear, transferir, modificar o extinguir obligaciones.” Para nosotros
es importante destacar los siguiente puntos de este artículo:
Mientras que por otra parte el artículo 1166° del mismo ordenamiento nos dice que: “Los
convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos toman el nombre de
contratos.”
A partir de este supuesto, el sentido y significado cambio bastante, continuamos con las
obligaciones, pero adjunta la creación o transmisión de derechos “producen y transfieren
obligaciones y derechos…” pero, no los dota con la capacidad de modificar ni extinguir estos,
como anteriormente se vio en la definición del convenio. Un punto de vista particular es el del
Maestro Manuel Borja Soriano que desarticula el concepto y expone que el contrato, al referirse
la ley a “obligaciones” y “derechos” se eta utilizando el vocablo en sentido estricto precisamente
como deuda.
Jorge Alfredo Domínguez Martínez en su obra “Derecho Civil” nos refiere a la premisa anterior,
concordando y añadiendo que el convenio es el género y el contrato una de sus especies,
agregando que el convenio en un sentido estricto aparece como la otra especie, esto de acuerdo
a que, el convenio en sentido restringido, queda reducido al acuerdo de dos o más personas
para modificar o extinguir derechos y obligaciones.
Evolución
Los contratos como ya hemos visto, juegan un papel muy importante ya que tienen una función
jurídico-económica, que con el pasar de los años han cambiado y desarrollado modalidades para
una mejor convivencia, adquiriendo nuevos y “mejores” criterios.
El Maestro Rafael Rojina Villegas en su libro “Compendio de Derecho Civil”, nos brinda un pasaje
referencial de la evolución del concepto de compraventa en el Derecho Romano antiguo y señala
que la figura de compraventa no era un contrato traslativo de dominio, sino que el vendedor se
obligaba a entregar una cosa y a garantizar su posesión pacífica y útil (su deber era mantener al
comprador en el uso y goce de la cosa – responder por las perturbaciones jurídicas y vicios con
respecto a esa posesión – ) y el comprador a pagar un determinado precio. Señala que el
contrato por sí solo no era traslativo de dominio, tenía un simple efecto obligatorio, pero no
traslativo y para lógralo era necesario recurrir a ciertas figuras jurídicas como:
- Usucapión:
- Mancipatio:
- In iure cessio:
En el Derecho romano posterior, esta figura y el mancipatio fueron perdiendo
importancia hasta ser substituidas por la traditio.
- Traditio:
Se divide en tiradito real, simbólica y ficta
Pero la compraventa no fue la única en ver la luz de la evolución. Los contratos de mutuo,
permuta, garantía, hipoteca, prestación de servicios entre otros también fueron cambiando con
el pasar de los años. El jurista Joseph Louis Elzéar Ortolan nos da una referencia histórica de
como el contrato de cambio o permuta evoluciono hasta llegar a emplear diversos metales
pesándolos como mercancía común, con el fin de ser utilizaos en las distintas operaciones de
trueque.
Por otro lado, el Maestro José Alfredo Domínguez Martínez, nos da la oportunidad de abordar
a otro tipo de contratos como lo es la permuta, a la que él define como el contrato más antiguo,
un convenio patrimonial cuyo contenido es un trueque y en donde ambos sujetos convienen a
intercambiar satisfactores aun sin siquiera entenderse por la voz, sino solo por la conducta.
El mismo autor nos habla del mutuo, tomando como referencia el código napoleónico que
regulaba al comodato y al mutuo bajo el rubro del préstamo distinguiendo entre “préstamo de
uso” (comodato) y el préstamo de consumo.
Bajo la premisa del Código Napoleónico, el Código Civil español de 1888 en relación con el
contrato de arrendamiento toma dos vertientes, el arrendamiento de cosas y el arrendamiento
de obras y servicios. En el primero el arrendador se obliga a transmitir el uso o goce de una cosa
al arrendatario, mientras que el segundo, una de las partes asume la obligación de ejecutar una
obra o a prestar a la otra un servicio a cambio de determinada cantidad.
Regresando al Derecho Romano, la primera aparición histórica de una garantía fue la fianza; en
donde un tercero en la relación jurídica que deviene fiador se obliga con el acreedor a pagar por
el deudor si este no lo hace y entre las sanciones por incumplimiento de dicho compromiso se
podría sufrir la muerte del fiador. De las garantías reales, la primera es la fiducia (no confundir
con el fideicomiso mexicano genuino, en este no había transmisión de propiedad alguna a l
institución fiduciaria), seguida de la prenda y por último la hipoteca.
La prenda
Y como conclusión…
En México decidimos ser más técnicos, “elegantes” e idiotas, preferimos ahogarnos en un mar
de leyes y conceptos, sin pensar en las repercusiones buenas o malas a las que se puede llegar.