Você está na página 1de 29

UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA

FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Resumen
Estados Unidos es, sin duda, uno de los actores más importantes en el actual
contexto internacional, ya que no solo cuenta con la fuerza militar más poderosa y
tecnificada del mundo, sino que además tiene una influencia política muy fuerte. Y
es tanto así que no se podría hablar del actual sistema internacional sin nombrarlo
reiteradamente. Gracias a la historia se puede observar que su política exterior
cambia constantemente y siempre responde a sus propios intereses.
Es fácil ver que bajo las proclamas discursivas de libertad y democracia, de defensa
y seguridad, los estadounidenses, pese a sus diferentes matices, siempre han
buscado implantar sus valores y estilo de vida como único camino hacia la paz y el
progreso. En este escenario, América Latina no ha sido un actor privilegiado de la
política exterior de Estados Unidos.
La historia nos indica que las relaciones interamericanas
han estado caracterizadas, por un lado, por la intervención militar directa mediante
en envío de tropas a nuestros países, o a través de una masiva intervención
clandestina, mediante organismos multilaterales como el FMI, el BM, la OMC, y de
otros como USAID.
Así, desde que la Administración Bush (2001-2008) promulgó la
nueva Estrategia de Seguridad Nacional el 20/09/2002, luego de los atentados
sufridos el 11 de septiembre de 2001, el mundo ya no sería el mismo, puesto que
Estados Unidos desplegó la llamada guerra contra el terrorismo.
Es en este escenario mundial que América Latina y el Caribe no consta como un
actor privilegiado de la política externa estadounidense. Frente a esta realidad, la
elección de Barack Obama como presidente de EE.UU. ha generado muchas
expectativas entre los pueblos y gobiernos de ALC.
De ahí que nos parece relevante abordar una cuestión que es de importancia para
los países de esta región: La política exterior de Estados Unidos hacia
Latinoamericana y el Caribe en la Administración Obama, 2009 – 2010
¿Continuidad o cambios?.
Para ello proponemos realizar un análisis comparativo entre el discurso de Obama
en torno a las relaciones EE.UU.-ALC y la práctica de la política exterior de
Norteamérica hacia la ALC en los dos últimos años (2009-2010).
Es decir, efectuaremos una evaluación de las evidencias del funcionamiento de las
relaciones EE.UU-ALC, contrastadas con la retórica de la política exterior
norteamericana hacia la región, en la teoría y en la práctica; en la cual nos
atrevemos a creer que, si bien habrá cambios, lo más probable es que la política
exterior estadounidense hacia Latinoamérica y el Caribe continúe como en los
inicios de la gran nación norteamericana.

Introducción
Es necesario indicar que cualquier estudio en relaciones internacionales es una
labor bastante compleja pues estas no son estáticas ni unidireccionales, al contrario,
los actores que entran en juego están en un permanente proceso de construcción.
Es claro que existen corrientes o posiciones más influyentes que otras, sin embargo
en cierto momento muchas de ellas se anudan o se desatan de acuerdo a los
DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL
UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

intereses de los actores más poderosos, llegando incluso a cambiar el propio


sistema internacional.
Estados Unidos de Norteamérica es uno de los países más importantes en el actual
contexto internacional ya que todavía cuenta con la supremacía militar, es la
primera economía mundial y posee una influencia política fuerte. Es decir, no se
podría hablar del actual sistema internacional sin nombrarlo de forma preferencial.
Analizando la historia, se puede observar que su política exterior se transforma
constantemente y siempre responde a sus propios intereses. Se puede deducir que
bajo las proclamas discursivas de libertad y democracia, de defensa y seguridad,
los estadounidenses, pese a sus diferentes matices, siempre han buscado implantar
sus valores y estilo de vida como único camino hacia la paz y el progreso.
En este contexto, la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el
Caribe ha estado caracterizada por tendencias históricas de largo alcance, que van
de una política exterior aislacionista desde inicios de la nación estadounidense, a
una política exterior que propugna el multilateralismo, como principio rector de la
política mundial.
Empezamos el ensayo analizando la Administración de George W. Bush, quien
promulgó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional el (20/09/2002), luego de los
atentados sufridos el 11 de septiembre de 2001, con el propósito de que Estados
Unidos tuviese las herramientas necesarias para enfrentar nuevos tipos de
amenazas emergentes, es decir, combatir el terrorismo en cualquier parte del
mundo en que este se encuentre.
Por tanto, podemos indicar que en este escenario América Latina no ha sido un
actor privilegiado de la política exterior de Estados Unidos durante el periodo
presidencial de Bush hijo, continuando una tendencia histórica de largo alcance,
que se agudiza significativamente luego del fin de la Guerra Fría y, sobre todo,
después del 11 de septiembre de 2001.
Así, la elección de Barack Obama como Presidente de Estados Unidos ha generado
muchas expectativas entre los pueblos y gobiernos de Latinoamérica y el Caribe.
Por ello, nos parece relevante abordar una cuestión que creemos es de suma
importancia para los países de América Latina y el Caribe, es decir, examinar los
hechos desde un punto de vista teórico, que nos permita deducir si habrá
continuidad o cambios en la política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica
y el Caribe en la Administración Obama, 2009 – 2010, y sus efectos y/o
consecuencias en la política interna.
Por tanto, en esta primera parte pretendemos examinar el poder y la influencia de
los Estados Unidos en sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe,
a través de políticas que incluyen, la intervención militar, ya sea a través de terceros
o directamente mediante el envío de tropas a suelo latinoamericano y caribeño, o
mediante una masiva intervención clandestina (económica, política, social y
cultural); y determinar la huella dejada por la llamada Doctrina Bush en la política
exterior de los países latinoamericanos y caribeños.
Sin embargo, creemos que antes de entrar de lleno al análisis propuesto, debemos
realizar un rápido recorrido por las principales doctrinas que han caracterizado la
política exterior de Estados Unidos, desde la aislacionista, presente desde los inicios
de la nación norteamericana, hasta el multilateralismo, implementado por Estados

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, en la época denominada de la


Guerra Fría.
De igual manera, tenemos la intención de discutir, analizar e identificar
determinadas características de la política exterior de Estados Unidos hacia los
países de América Latina y el Caribe (ALC) en la Administración Obama, 2009 -
2010.
Lo que pretendemos es indagar sobre los principales elementos de la política
exterior que Barack Hussein Obama ha implementado desde que asumió el poder
en enero de 2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en la
formulación e implementación de la política exterior hacia América Latina son el
Presidente y el Congreso de los Estados Unidos.
Por tanto, es probable que independientemente de quién ocupe la Oficina Oval en
la Casa Blanca, sean republicanos o demócratas, en la política exterior de Estados
Unidos no habrá cambios dramáticos, solo variaciones de matices o tonos.
Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una gran distancia, una brecha
difícil de salvar, entre el discurso que mantienen los diferentes estamentos de la
Administración de Barack Hussein Obama, y la verdadera práctica de la política
exterior de Estados Unidos hacia la región latinoamericana y caribeña en los años
2009 y 2010.
Por esto, la pregunta central del ensayo es: ¿Cambio o continuidad en la política
exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe en la Administración
Obama, en el 2009 y 2010?

Características de la política exterior de Estados Unidos hacia


América Latina y el Caribe
En esta primera parte pretendemos examinar el poder y la influencia de los Estados
Unidos en sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe, a través de
políticas que incluyen: la intervención militar, ya sea a través de terceros o
directamente mediante el envío de tropas a suelo latinoamericano y caribeño, o
mediante una masiva intervención clandestina (económica, política, social y
cultural); y determinar la huella dejada por la llamada Doctrina Bush en la política
exterior de los países latinoamericanos y caribeños.
Sin embargo, antes de entrar de lleno al análisis propuesto, debemos realizar un
rápido recorrido por las principales doctrinas que han caracterizado la política
exterior de Estados Unidos, desde una política internacional Aislacionista, hacia un
nuevo multilateralismo, característico de la Era Obama.

 a. La política exterior norteamericana y sus principales doctrinas: del


Aislacionismo al Multilateralismo.
Tres intereses han determinado el contenido de la política exterior de Estados
Unidos por más de 200 años: la necesidad de proteger la seguridad de la nación,
las exigencias de la política interna y la unidad para promover el desarrollo
económico de EE.UU. y, sobre todo, demuestra la actitud de superioridad de
EE.UU. hacia América Latina, tanto manifiesta como encubierta, y cómo esta actitud
debe cambiar si queremos lograr una alianza hemisférica constructiva[1]

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Debemos indicar que los orígenes del aislacionismo norteamericano se sitúan en el


discurso de despedida del Presidente George Washington en 1796 y en la Doctrina
Monroe (1823), hasta nuestros días. Ahora bien, la política exterior norteamericana
en la Primera y Segunda Guerras Mundiales, puesto que sería el siglo XX el que
lanza a EE.UU. al intervencionismo con políticas de contención
del comunismo mundial y de ayuda al desarrollo de Europa y Japón: El Corolario de
Roosevelt; la Diplomacia del dólar; y la política del Buen Vecino.
Posteriormente surgen una serie de doctrinas que solo las vamos a mencionar:
Doctrina MacNamara (1962), Doctrina Johnson (1965), Doctrina Nixon (1969),
Doctrina Carter (1980), Doctrina Kitkpatrik (1981) y Doctrina Weinberger (1984), La
Doctrina Reagan (1991).

 b. Intervención militar directa norteamericana: mediante el envío de tropas o a


través de acciones encubiertas en los países latinoamericanos y caribeños.
En este punto pretendemos realizar un análisis crítico de las políticas y doctrinas
implementadas por Estados Unidos en su "patio trasero", los países de América
Latina y el Caribe.
Según Michael Kryzanek, profesor de la Universidad de Massachusetts y
especialista en política latinoamericana y en las relaciones entre Estados Unidos y
América Latina: La decisión del Presidente Monroe de reconocer a las nuevas
naciones independientes de América Latina señaló a las potencias europeas que
los Estados Unidos estaban interesados ahora en desempeñar un rol mayor en los
asuntos de esta región[2]
Es importante señalar que Estados Unidos en el siglo XIX se movió de manera
cautelosa, midiendo fuerza con los ingleses, pero ya en el siglo XX se lanzó
abiertamente a la conquista de lo que consideraba su región. Mientras
ocupan Puerto Rico (1899) colaboran con la sublevación interna contra los
españoles en Cuba. Pero no bien los rebeldes cubanos triunfan, se enfrentan ahora
a Estados Unidos que les impone sus reglas. Entre 1989 y 1902 Estados Unidos
impone un gobierno militar que le permite garantizar ciertos acuerdos en su entero
beneficio. El Congreso estadounidense se apresura a aprobar la Enmienda Platt
El Corolario Roosevelt dio inicio al período al que se suele describir como la Era del
Gran Palo, durante la cual la Administración Roosevelt empleó su nuevo rol de
policía hemisférico interviniendo en las naciones del Caribe cuyos asuntos
financieros y políticos estaban en desorden El ascenso a la presidencia de Franklin
D. Roosevelt (y su política de la Buena Vecindad) en 1933 significó cambios
importantes para nuestra política latinoamericana. El primer signo tangible de este
cambio se produjo en 1934, cuando se abrogó la Enmienda Platt y Cuba por primera
vez desde 1901 pudo ejercer sus derechos soberanos como nación Estado
En 1941 se constituye el Comando de Defensa del Caribe con sede en Panamá.
Asimismo, la Escuela de las Américas, centro de entrenamiento de los militares
latinoamericanos en labores de contrainsurgencia, se fundó también en Panamá en
1946. Estos son los antecedentes de la formación del Comando Sur en 1963,
conducido por su brazo naval bajo el apelativo de IV Flota ]ha tendido una
nueva frontera en el mar: a manera de envoltura para los de adentro, a manera de
escudo para los de afuera

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Las invasiones e intervenciones militares directas y otras veladas o encubiertas


fueron la tónica de la política estadounidense a lo largo del siglo XX, en que
construyeron su posición de potencia hegemónica mundial tratando de hacer
realidad el sueño de Monroe.
Las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica y el Caribe han estado
marcadas por intervenciones directas con el envío masivo de tropas
norteamericanas. Así tenemos el caso de República Dominicana, que en 1965
desembarcó a más de 42.000 soldados para impedir la restitución del presidente
Bosch, o el de Guatemala en 1954, que no requirió la presencia directa de tropas,
efectivos civiles fueron los encargados de hacer el trabajo, abriendo la era de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA).
De acuerdo a Lars Schoultz, los militares argentinos dieron un golpe de estado en
1976 y en los años 80, Luis García Meza Tejada se tomó el poder por
las armas en Bolivia. Los Estados Unidos, a través de la CIA, entrenaron a los
"Contras" para derrocar al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional,
quien expulsó a Somoza y tomó el poder en Nicaragua, en 1979. Así también, para
combatir a las guerrillas de Guatemala (Unión General Revolucionaria de
Guatemala) y de El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
Poniendo sus propias acciones dentro de la doctrina de los E.E.U.U. de "Seguridad
Nacional" en contra de la "subversión interna," los regímenes autoritarios que
habían machacado la oposición izquierdista comenzaron una transición hacia las
políticas económicas neoliberales. Chile se convirtió así en un ejemplo de la "terapia
del choque", bajo supervisión de los llamados Chicago Boys, influenciados por las
políticas monetaristas de Milton Friedman.

 c. Masiva intervención clandestina: a través de los medios de comunicación,


la Academia y los think thank.
El cine, la televisión y la música norteamericana ejercen una poderosa influencia,
como también lo hacen las instituciones de educación superior e investigación[9]
Sobre este aspecto Michael J. Kryzanek detalla el rol de los periódicos,
la televisión y lo que él denomina los "tanques de pensamiento", y señala que,
aunque a estas instituciones no se las puede considerar grupos de interés por sí
mismas, no hay duda de que al presentar las noticias, transmitir programas y
dedicarse a la investigación, los periódicos, la televisión y la Academia son
poderosos agentes de influencia (no solo en Estados Unidos sino en el mundo).
En tanto, los académicos, sean de la universidad o de los think
thank de carácter privado, se han interesado largamente en ALC y en la política
latinoamericana de los Estados Unidos. Los especialistas latinoamericanos se
encuentran en la mayoría de universidades importantes y en los colegios, pero en
el área de la política, son los think thank los más activos en la búsqueda de la
influencia en el proceso de toma de decisiones, mediante investigaciones,
publicaciones, seminarios, foros públicos y otras empresas de la información.
Podemos decir que los think thank en Estados Unidos hacen contribuciones
valiosas al análisis y el debate sobre la política actual, pero también son prueba
viviente de lo especializado e intrincado que se ha vuelto el proceso de política
exterior

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

La Política Exterior de la Administración Bush (2001-2009) hacia América Latina y el Caribe


En este punto vamos a analizar lo que significó para los países de América Latina y
el Caribe la administración Bush (hijo), que se movió entre el paternalismo y la
indiferencia hacia nuestra región.
El fin de la Guerra Fría dio paso a un periodo de optimismo e incertidumbre. La
caída del Muro de Berlín, la reunificación de Alemania, la liberación de Europa
Oriental y la implosión de la Unión Soviética transformaron la esfera internacional y
establecieron a Estados Unidos como la única superpotencia restante. La
desaparición de la amenaza comunista a fines de los 80" e inicios de los 90" no
significó el fin de la perspectiva irracional e ideológica de las relaciones de EE.UU
hacia ALC.
El punto culminante fue la creación del Plan Colombia, bajo las administraciones de
Bush (I) y Clinton –del lado estadounidense- y Pastrana y Uribe –del lado
colombiano-. En el caso ecuatoriano la cúspide fue cuando se firmó el Acuerdo de
la Base de Manta, mediante el cual se proporcionaba a las US Air Force una base
desde la cual puedan realizar operaciones de vigilancia e intercepción antidrogas
en la región andina
Es en este escenario de las relaciones EE.UU. - ALC que la superpotencia mundial
sufrió el ataque del 11 de septiembre de 2001, lo que significó que un nuevo régimen
internacional surgiera y se transformaran las relaciones interamericanas. Este
acontecimiento devastador tuvo un impacto significativo en las relaciones entre
Estados Unidos y América Latina y el Caribe Según Inmanuel Wallerstein, los actos
del 11 de septiembre de 2011 representaron un
cambio radical en la percepción del mundo para Estados Unidos.

 d. La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de Estados Unidos en la Era


Bush (II).
La denominada Doctrina Bush no es más que el resultado de la influencia que
ejercen los neoconservadores (política que nace en los años 80 del siglo anterior)
en dicha administración. Esta nueva doctrina, articulada explícitamente el 20 de
septiembre de 2002 en la Estrategia de Seguridad de Estados Unidos, establece en
su parte medular que:
Defender a nuestra nación de sus enemigos es el primer compromiso fundamental
del gobierno federal. Hoy, ese cometido ha cambiado drásticamente. En el pasado,
nuestros enemigos necesitaban tener grandes ejércitos y grandes capacidades
industriales para poner en peligro a Norteamérica. Ahora, redes oscuras de
individuos pueden traer gran caos y sufrimiento a nuestras costas por menos de lo
que cuesta comprar un solo tanque
Así, es importante señalar que la Estrategia de Seguridad Nacional de la Era Bush
privilegia el concepto de anticipación en sus acciones, pues consideran que para
evitar que el terrorismo ataque nuevamente el suelo norteamericano es fundamental
derrotar a quien lo ejerce y a quien lo patrocina. Al respecto G. John Ikenberry
sostiene que debido a que los grupos de terroristas no pueden ser disuadidos,
Estados Unidos debe ser capaz de intervenir en cualquier parte del mundo y en
cualquier momento para que la amenaza pueda ser destruida con anticipación. Es

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

así que la anticipación o denominada guerra preventiva se vuelve una pieza clave
en el combate al terrorismo para la Administración Bush

Características de la política exterior de la Administración Obama, en


particular hacia América Latina y el Caribe
Partimos a identificar determinadas características de la política exterior de Estados
Unidos hacia los países de América Latina y el Caribe (ALC) en la Administración
Obama, 2009 - 2010.
Por tanto, lo que pretendemos es indagar sobre los principales elementos de política
exterior que Barack H. Obama ha implementado desde que asumió el poder en
enero de 2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en la
formulación de la política exterior hacia América Latina son el Presidente y el
Congreso de los Estados Unidos Por eso, es probable que independientemente de
quién ocupe la Oficina Oval en la Casa Blanca, sean republicanos o demócratas, en
la política exterior de Estados Unidos no habrá cambios dramáticos, solo
variaciones de matices o tonos.
Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una gran distancia, una brecha
difícil de salvar, entre el discurso que mantienen los diferentes estamentos de la
administración de Barack Hussein Obama, y la práctica en la política exterior de
Estados Unidos hacia la región latinoamericana y caribeña en los años 2009 y 2010.

Sin embargo, debemos anotar que la magnitud y la complejidad de los temas


involucrados en esta temática son muy amplias; por tanto, lo que nos proponemos
hacer es solo sintetizar un conjunto de reflexiones, con respecto a las características
de la política exterior de la Administración Obama, en particular hacia los países del
Caribe, Centro y Sudamérica y, principalmente, pretendemos realizar un análisis
comparativo entre el discurso y la práctica de la política exterior de la administración
Obama en ALC, en la perspectiva de inferir si existen cambios importantes en las
relaciones hemisférica o simplemente es más de lo mismo.
Según Eduardo Pastrana la cercanía geográfica de América Latina y el Caribe con
Estados Unidos hizo que nuestros pueblos fueran directamente influidos - y
afectados- por estas ideas. Los renovados manuales de doctrina de seguridad y
defensa de Estados Unidos establecían que -ahora- los enemigos eran
el narcotráfico y las migraciones de indocumentados, las cuales amenazaban con
crear ingobernabilidad en el sistema político y desestabilizar la composición blanca,
anglosajona y protestante de su sociedad.
Según el autor, los cambios en el entorno político tienen repercusiones en sus
relaciones con ALC. De hecho, el triunfo demócrata en las elecciones legislativas
de 2008 y la llegada de Obama a la Casa Blanca en enero de 2009 produjeron una
nueva constelación política, que se expresa en la mayoría de ese partido en ambas
cámaras. Con Obama ha cambiado la agenda y con ello las prioridades de la política
exterior norteamericana (Ver cuadro No. 1).
Cuadro No. 1

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

PIORIDADES DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA ADMINISTRACIÓN OBAMA


Reasignarán recursos a la amenaza más
grande para la seguridad como el
Afganistán y Pakistán
resurgimiento de Al Qaeda y los Talibanes
en Afganistán y Paquistán.
El peligro más grave para la población es la
amenaza de un ataque terrorista con un arma
Armas Nucleares nuclear y la proliferación de armas nucleares
a regímenes peligrosos (Irán, Corea del
Norte).
Apoyó el ejercicio de un diálogo directo con
Irán
Irán sin condiciones previas.
Estados Unidos debe ser un líder en el
Lograr la Seguridad esfuerzo global por combatir el cambio
Energética. Climático liderando una nueva asociación
internacional sobre calentamiento.
Afianzar una Alianza Fuerte entre Estados
Israel Unidos e Israel y ayudar en el derecho de
autodefensa de Israel.
Realizar los Objetivos del Milenio (ODM) en
Luchar contra la pobreza.
el 2015.
Promover el Bipartidismo
y la transparencia en el Dialogar con amigos y enemigos.
ejercicio de la diplomacia.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Se aislará al Director de la Inteligencia


Eliminar la política en la
Nacional de la presión política al otorgar al
inteligencia.
DNI un período fijo.

Elaborado por: el autor


Fuente: Eduardo Pastrana.- La política exterior colombiana en materia de
integración, 2010.
Como podemos observar, la región latinoamericana y caribeña no es parte de las
prioridades en política exterior de la Administración Obama sin embargo podemos
deducir que países como Brasil, México y Colombia serán los principales
interlocutores para el gobierno demócrata de Barack Obama y, por encima de
matices, diferencias, pugnas ideológicas, el actual mandatario tiene el seguro e
inevitable reto de impulsar relaciones cordiales en tres grandes áreas:
energía, migración y lucha contra el terrorismo.
Así, tiene gran significación el hecho de que Obama se dirija en
una dirección fundamentalmente diferente a la de Bush, en los hechos y las
palabras. Pero, independientemente de lo que se piense de Obama como individuo
las políticas de su administración, tanto en lo doméstico como en lo internacional,
han sido y seguirán siendo modeladas no solamente por preferencias, sino por
desarrollos objetivos, modificación en la correlación de fuerzas mundiales, la
correlación de fuerzas políticas dentro del país y el resultado de la lucha entre las
fuerzas que se enfrentan en el seno mismo de la administración
En este sentido, el estudioso de la economía mundial Wim Dierckxsens,
del grupo Observatorio Internacional de la Crisis, manifiesta:
Hay algo inevitable. Los EE.UU. compartirán por siempre con América Latina y el
Caribe este continente, y lo sensato sería que aprenda a hacerlo sobre una base
de respeto mutuo e intereses compartidos (…). Esta fue la esencia del mensaje del
Presidente Obama a la región en Trinidad Tobago. Si el gobierno estadounidense
con Barack Obama y Hillary Clinton plantean un cambio, cabe hablar en un contexto
hemisférico de esos "intereses compartidos" con independencia de las
discrepancias que existan, y pensamos que se debe construir
este dialogo hemisférico
Por supuesto, Obama y su mensaje de esperanza representaron una visión
alternativa y convincente de cambio. Sin embargo, el Presidente heredó una
situación terrible. No solo dos guerras y la credibilidad de los Estados Unidos en sus
niveles históricamente más bajos en el mundo, sino además una crisis económica
que corría el riesgo de convertirse en otra Gran Depresión. El colapso
del mercado de la vivienda fue particularmente devastador para muchos, cuyo
principal capital estaba en su casa, por mucho tiempo considerada
una inversión segura para el futuro.
En todos estos casos, Obama quedó atrapado en una posición muy difícil. Por un
lado, ha tenido que ser contundente en criticar a Washington, Wall Street y Brithis
Petroleum, pero, al mismo tiempo, necesitaba trabajar con todos ellos para resolver
los problemas de los que eran responsables. Si él no era lo suficientemente
contundente, se alejaría de su base demócrata; pero si era demasiado duro,

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

antagonizaría con algunos pilares fundamentales del establishment, cuya


cooperación le es crucial para llevar a cabo su agenda con éxito
El principal desafío para el gobierno de Obama en su trato con América Latina será
el de perseguir intereses comunes y lograr un balance moderado, un término medio
que evite tanto el paternalismo como la indiferencia que, alternativamente,
caracterizaron la política de Estados Unidos. Será un enorme test para el Gobierno,
en un contexto en el que Estados Unidos ha disminuido su capacidad de incidencia
en el mundo mientras que América Latina se vio fundamentalmente transformada
En las pasadas elecciones de noviembre de 2010, la Administración Obama y los
demócratas sufrieron un serio revés, los republicanos obtuvieron una
cómoda mayoría en la Cámara de Representantes y en la correlación de fuerzas en
el Senado, si bien todavía favorece a los demócratas, la diferencia no es
sustancial. Muestra de lo que va a suceder son las declaraciones de la nueva
presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes
de EE.UU., la republicana Ileana Ros-Lehtinen, quien manifestó que en 2011
propondrá recortes a la ayuda al exterior, el aislamiento de Cuba y mano dura contra
"regímenes irresponsables"
En todo caso, en sus primeros meses, la Administración Obama ha reorientado la
política exterior de EE.UU. en América Latina y el Caribe, de la "guerra contra el
terror" a los retos más sobresalientes de la región, incluidos el crecimiento
económico, la creación de empleo, la energía, la migración y la gobernabilidad
democrática.
Existen motivos para pensar que el gobierno de Obama seguirá adelante con las
relaciones interamericanas. Así mismo, podría reforzarse por la coincidencia entre
las visiones de las políticas sobre América Latina y las prioridades internas del
Gobierno, por la composición del nuevo Congreso y por el prestigio y el poder
político con que cuenta el Presidente
Bajo distintas etiquetas, los nuevos gobiernos norteamericanos, casi sin excepción,
anunciaron nuevas medidas para la región, en muchos casos con "bombos y
platillos". Pero la mayoría de las veces estas nuevas iniciativas se malograron o
simplemente no produjeron grandes cambios. Este juego de tendencias define las
relaciones entre Estados Unidos y América Latina, independientemente de quién se
encuentre en la Casa Blanca.
Así, si bien el carácter interno de América Latina y el Caribe ha cambiado con los
años, los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos no han sufrido
transformación importante. Este país sigue manteniendo la creencia de que su
relación con ALC debe fundarse en principios de estabilidad política, de defensa
contra la intervención extranjera y en vínculos de cooperación económica

La Administración Obama, entre la retórica del discurso y la verdadera


práctica de la política exterior de Estados Unidos en América Latina y el
Caribe, en los años 2009 y 2010
Ahora bien, proponemos realizar un análisis comparativo entre la retórica del
discurso y la verdadera realidad de la política exterior de Estados Unidos hacia ALC
durante los dos primeros años de la Administración del presidente Obama.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Iniciamos con lo señalado por James Petras, profesor en la Universidad del Estado
de Nueva York en Binghamton, quien ya en el 2008 advertía que los medios de
comunicación y los intelectuales de Estados Unidos:
En lugar de denunciar las políticas domésticas e internacionales reaccionarias del
candidato Obama, han preferido apoyarlo (…). Sus asesores sobre América Latina
proponen cambios cosméticos de estilo y diplomacia, pero apoyo implacable de la
hegemonía. Por tanto, el triunfo presidencial ha generado una gran expectativa en
medios políticos, económicos, militares, tanto en los propios Estados Unidos, como
en la comunidad mundial, y en nuestro caso en América Latina y el Caribe
Pero como todos conocemos y, pese a los pronósticos en contra, el senador Barack
Obama ganó las elecciones presidenciales y se convirtió en el 44avo. Presidente de
los Estados Unidos, asumiendo la Presidencia el 20 de enero de 2009.
Así, Fander Falconí, docente de la FLACSO y ex canciller del Ecuador, afirma: Que
hay signos esperanzadores, aún ambiguos y ambivalentes en la política
norteamericana, es un hecho: la elección de Obama, antes impensable, lo prueba.
Obama encarnó la reforma que el ciudadano quería: ser un imperio ya es demasiado
costoso y acaso inútil, si se consume más de lo que se produce y hasta
sus bancos más grandes quiebran. Con esa promesa triunfó Obama. Pero el
ejercicio del poder es otra cosa.
En este contexto, la elección de Barack Obama resultó de los anhelos de cambio
de una sociedad (…), en la búsqueda de un proyecto basado en la
mayor igualdad y justicia, la vuelta al Estado de bienestar, la asistencia sanitaria
universal y la lucha contra el cambio climático. "¡El cambio ha llegado a América!",
dijo Obama en el día de su triunfo electoral
La elección de Barack Obama significó el rechazo del pueblo norteamericano a las
políticas interna e internacional de Bush. Esa victoria y, de hecho, la facilidad de la
misma en buena medida fue debido al creciente sentimiento contra la guerra en Irak
y, en general, contra la política exterior de Bush.
Nuevamente Fander Falconí dice: Pero la expectativa que el mundo puso en la
victoria de Obama se desvanece de a poco. Los hechos acaecidos tras el primer
año de mandato (enero, 2009 - enero, 2010) demuestran que hay dos Obama. El
primero, el que ganó las elecciones y enfrentó el status quo norteamericano y el
segundo, el que aceptó el peligroso juego del imperio
Continua el autor explicándonos que en el mandato del presidente Barack Obama
no han mejorado las relaciones entre nuestra América y los Estados Unidos. No ha
sido capaz de cerrar el capítulo del bloqueo a Cuba; es más, la volvió a incluir dentro
de una "lista negra" de países "patrocinadores del terrorismo". Así, el autor nos dice
que en el primer año de la administración de Barack Obama ha quedado claro lo
difícil que será cambiar de forma significativa la relación entre Estados Unidos y
Latinoamérica. En el mejor de los casos, serán necesarios años y modificaciones
importantes en las políticas y actitudes, tanto de EE.UU. como de la región.
Concluye que el debut del presidente Obama en el divisivo mundo de la política
continental fue en la Cumbre de las Américas (abril, 2009) celebrada en Trinidad y
Tobago. Y fue un buen comienzo. Obama aprovechó al máximo la reunión para
demostrar sus aptitudes políticas y personales, así como su intención de cambiar
la dinámica de los lazos de EE UU con América Latina.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

A continuación revisemos el documento "Palabras oficiales del Presidente de


Estados Unidos Barack Obama, en la ceremonia de apertura de la V Cumbre de las
Américas", el 17 de abril de 2009
Creo que todo el mundo reconoce que nos reunimos en un momento crítico para el
pueblo de las Américas (…). Todos nosotros debemos renovar el interés común que
tenemos uno en el otro. Sé que las promesas de asociación no se han cumplido en
el pasado, y que la confianza debe ser ganada a través del tiempo (…). Así que
estoy aquí para lanzar un nuevo capítulo de compromiso que se mantendrá a lo
largo de mi administración.
Más adelante, el Presidente de Estados Unidos, en su discurso, plantea varias áreas
donde Estados Unidos se ha comprometido ya a fortalecer la acción colectiva en
nombre de los objetivos compartidos. En primer lugar, manifestó que es necesario
"…estimular el crecimiento y reiniciar el flujo de crédito que ayudarán a crear
puestos de trabajo y la prosperidad dentro de nuestras fronteras y dentro de la
suya". Luego dijo: "También estamos comprometidos con la lucha contra la
desigualdad y por la creación de prosperidad desde abajo hacia arriba". Expresó
igualmente algunas ideas sobre el cambio climático y las energías alternativas. Al
finalizar su disertación, Obama concluyó: "Los Estados Unidos busca un nuevo
comienzo con Cuba. Sé que hay un largo camino que debe recorrerse para superar
décadas de desconfianza, pero hay pasos críticos que podemos tomar hacia un
nuevo día”
Sobre la presencia e intervenciones de Obama en la V Cumbre de las Américas, el
grupo Observatorio Internacional de la Crisis, coordinado por el sociólogo y
economista holandés Wim Dierckxsens, refiere que:
Con los EE.UU. de nuevo en crisis, en abril de 2009 Obama se dirigió a la región en
la quinta cumbre de las Américas con una retórica cordial y conciliadora llamando a
la unidad, al progreso común a la alianza hemisférica. Hoy, el Pentágono debe
haber percibido con preocupación el reciente periplo de una flota rusa en el mar
Caribe, y la creciente presencia de Europa y Asia en la región (…). La Cuarta Flota
enviada en 2008 y la referida retórica de Obama en Trinidad y Tobago, nos
recuerdan la política de la "Zanahoria y el garrote"
Peter Hakim, quien es actualmente Presidente de Diálogo Interamericano, el
principal centro para el análisis de políticas e intercambio para asuntos del
Hemisferio Occidental, plantea que: Sin embargo, después de la Cumbre, Obama
se dio de bruces con las muchas barreras que han frustrado el cambio en las
relaciones hemisféricas. El partidismo de Washington retrasó dos de los
nombramientos diplomáticos cruciales de Obama: el del responsable de la política
hacia Latinoamérica, Arturo Valenzuela, y el de Tom Shannon como embajador en
Brasil. Y también paralizaron los esfuerzos de la administración por una respuesta
coherente para la crisis hondureña (…)
Por ello, podemos atrevernos a decir que no es tarea fácil determinar en este
momento las diferencias entre la retórica del discurso de Obama y la realidad
tangible de la política exterior en América Latina y el Caribe. Para ello, revisemos el
Cuadro No. 2:

Cuadro No. 2

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

LA RETÓRICA DEL DISCURSO vs. LA PRÁCTICA DE LA POLÍTICA EXTERIOR


DE EE.UU. HACIA ALC EN LA ADMINISTRACIÓN OBAMA
La práctica de la política exterior de
El discurso (las "promesas") de
EE.UU. hacia ALC en
Obama
la Administración Obama
La minoría republicana ha bloqueado el
Inmigración.- Prometió revisar
estudio de cualquier posible paquete de
el tema migratorio e
reformas sobre inmigración, que sigue
impulsar leyes que mejoren el
siendo el problema político más
estatus del emigrante,
peliagudo para México y la mayoría de
especialmente latino.
los países de Centroamérica y el Caribe.
Comercio.- Los demócratas del Congreso y sus
Prometió libertad comercial aliados del movimiento sindical han
en igualdad de condiciones. hecho que al Gobierno le sea imposible

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

abordar de forma responsable


los problemas comerciales.
TLC.- Prometió firmar los
Han impedido la aprobación de los
acuerdos son sus mejores
acuerdos de libre comercio firmados
aliados en ALC, Colombia,
con Colombia y Panamá.
Perú y Panamá.
Demócratas y republicanos son
responsables de haber bloqueado las
leyes destinadas a modificar la política
Cuba.- Prometió flexibilizar su respecto a Cuba y ninguno de los
política con respecto a la Isla. dos grupos ha mostrado
demasiado interés en plantearse
cambios en la estrategia antidroga de
EE. UU.
Guantánamo.- Prometió cerrar
Hay que reconocer que cerró la cárcel
el campo de concentración en
en Guantánamo en Cuba, aunque la
la cárcel de la base naval de
base militar sigue operando.
Guantánamo.
ONU.- Prometió mayor apego a Fin a las decisiones tomadas de forma
las resoluciones de la ONU y el unilateral sin contar con Naciones
ingreso de EE.UU. al consejo Unidas, y Estados Unidos integra el
de los derechos humanos. Consejo de los Derechos Humanos.

Elaborado por el Autor


Fuente: (P. Hakim.- Obama y Latinoamérica…, 2010), y, (F. Falconí.- con
¡Ecuador!…, 2010).
Peter Hakim concluye que en 2009 surgieron varias tensiones en las relaciones
entre EE.UU. y Latinoamérica –a raíz de la evolución de los acontecimientos en
Honduras, los intentos regionales por volver a integrar a Cuba en la OEA, y los duros
ataques al pacto sobre defensa entre Washington y Bogotá, todo lo cual irritó a los
funcionarios y agravó el conflicto entre republicanos y demócratas.
Recapitulando, podemos observar que con la ascensión a la Presidencia de EE.UU.
por parte de Barack Hussein Obama se prevén nuevos "vientos" en las relaciones
de América Latina y Estados Unidos; sin embargo, hay dos elementos que se deben
tomar en cuenta: i) la debilidad política y económica de EE.UU. en la región y ii) la
presencia de nuevos actores internacionales económicos y políticos como los
países europeos, China, Rusia, India e Irán.
Para finalizar, escuchemos un fragmento del Discurso del presidente Obama
sobre el Estado de la Unión, pronunciado ante el Congreso de los Estados Unidos,
el 27 de enero de 2011:
En marzo, viajaré a Brasil, Chile y El Salvador para forjar nuevas alianzas en todo
el continente americano. Alrededor del mundo, estamos apoyando a quienes
asumen responsabilidad, ayudando a agricultores a cultivar más alimentos;
apoyando a médicos para que cuiden a los enfermos, y combatiendo

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

la corrupción que puede hacer que una sociedad decaiga y le quite oportunidades
a la gente
Es la única referencia que realizó el presidente Obama en su discurso con relación
a América Latina y el Caribe, por lo que me atrevo a inferir que si bien habrá
cambios, en términos generales, la política exterior estadounidense hacia
Latinoamérica y el Caribe continuará por el mismo sendero ya trazado desde los
inicios de la gran nación norteamericana.
.

Estados Unidos y América Latina a principios del siglo XXI

Aunque algunas cosas –como la enorme asimetría de poder– no han cambiado, la


relación entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe ya no es como antes.
Washington ya no despliega una sola «política latinoamericana», sino diferentes
estrategias bilaterales o subregionales: México, América Central y el Caribe
conforman un área profundamente integrada, a través de la migración y el comercio,
a EEUU; la zona andina constituye el foco de mayor preocupación norteamericano,
debido a la inestabilidad política y el narcotráfico; mientras que los países del Cono
Sur cuentan con un margen de maniobra que no existía en el pasado. En general,
la agenda estadounidense para América Latina está menos basada en la
geopolítica, la seguridad nacional y la ideología y más centrada en la economía, en
el marco de problemas compartidos como el narcotráfico, el ambiente y la migración.
Por Abraham F. Lowenthal
Noviembre - Diciembre 2006
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1970, la relación entre
Estados Unidos y Latinoamérica estuvo determinada por la «presunción
hegemónica» de EEUU: es decir, la idea de que este país tenía el derecho de insistir
en la solidaridad –por no decir la sumisión– política, ideológica, diplomática y
económica de todo el hemisferio occidental. Durante esos años, para asegurarse
que partidos y líderes favorables controlaran los gobiernos de la región, Washington
utilizó el poderío militar de los Marines y la División Aerotransportada 82, la
intervención clandestina de la CIA, el consejo y la tutela de sus agregados militares,
la ayuda para el desarrollo y, a veces, las imposiciones de la Agencia para el
Desarrollo Internacional (AID). A esto se sumaban las cuotas azucareras, las tarifas
preferenciales y otras formas de estímulo del crecimiento económico, además de la
activa diplomacia del Departamento de Estado, la financiación y el asesoramiento a
los partidos políticos, y el trabajo de la Agencia de Información de EEUU (USIA). En
otras palabras, lo que fuera necesario en cada caso.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

La estrategia estadounidense durante ese periodo se basó en tres objetivos: un


imperativo de seguridad que apuntaba a bloquear a las potencias extrahemisféricas
la posibilidad de establecer puntos de apoyo o influencia en América; objetivos
ideológicos para contrarrestar el atractivo internacional de la Unión Soviética y el
comunismo y fomentar, en cambio, el desarrollo capitalista; y, como rutina, la
promoción de los intereses particulares de las corporaciones estadounidenses, un
propósito que era dejado de lado siempre que las cuestiones de seguridad
resultaban más apremiantes.

Hacia el fin de la Guerra Fría, pese a que la geopolítica y las tecnologías militares
cambiaron y a que declinó la importancia del Canal de Panamá, la preferencia
estadounidense por esta estrategia hegemónica se mantuvo. Para la década de
1980, se había vuelto difícil entender por qué los líderes estadounidenses
consideraban todavía importante ejercer un control férreo sobre Granada, El
Salvador y Nicaragua, pero aun así Washington seguía adelante con sus políticas
altamente intervencionistas. Lo que motivaba estas políticas no eran tanto
consideraciones de «seguridad nacional», como se proclamaba entonces, sino de
«inseguridad nacional». En otras palabras, un impulso psicopolítico basado en el
temor a perder el control sobre aquello que EEUU había manejado durante mucho
tiempo, como las cuestiones internas y los vínculos externos de los países de la
región caribeña. Este impulso reflejaba la inercia de actitudes y políticas
configuradas en una época anterior y que ya no resultaban apropiadas a los nuevos
tiempos (si es que alguna vez lo habían sido).

Desde el fin de la Segunda Guerra hasta mediados de la década del 70, y en


algunos aspectos hasta el término de la Guerra Fría, EEUU asumió a la mayoría de
los países latinoamericanos como sus seguidores casi automáticos. Esto fue así
para una variedad de cuestiones internacionales enmarcadas en la competencia
bipolar. El apoyo de Brasil a la ocupación estadounidense de República Dominicana
en 1965 ilustra este modelo, como así también el respaldo de Argentina a las
intervenciones de la administración Reagan en América Central a principios de los
80. El enfoque estadounidense respecto de Latinoamérica y el Caribe fue muy
general y ampliamente regional, sin gran nivel de diferenciación; sin duda, durante
muchos años, las políticas aplicadas por EEUU proyectaron sobre la región
preocupaciones y actitudes derivadas principalmente de la intensa competencia con
Fidel Castro en la Cuenca del Caribe.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

Continuidad y cambio

En el siglo XXI, las relaciones entre EEUU y América Latina muestran cierta
continuidad con la era de la presunción hegemónica, pero en su mayor parte son
bastante diferentes, tanto en el contenido como en el tono.

El punto central en las relaciones interamericanas sigue siendo la enorme asimetría


de poder. EEUU sigue siendo mucho más importante para cualquier país
latinoamericano de lo que cualquier país latinoamericano es para EEUU. Las
políticas cruciales para el futuro de la región se establecen rutinariamente fuera de
América Latina, y el impacto que producen es por lo general más residual que
intencional. Los países latinoamericanos siguen siendo altamente vulnerables a las
tendencias, los acontecimientos y las decisiones exógenas y rara vez ejercen una
influencia significativa en asuntos fuera de la región, aunque Brasil, Cuba, Chile y,
más recientemente, Venezuela son excepciones importantes.

Es difícil exagerar la cantidad de cuestiones que compiten con América Latina por
la atención de los principales responsables de formular políticas en EEUU. No solo
las circunstancias especiales de la dificultosa campaña de Iraq, el dilema de Israel
y los fantasmas de un Irán o una Corea del Norte nucleares le quitan importancia a
la región en los círculos políticos estadounidenses. América Latina rara vez brilla en
el centro del radar norteamericano y por eso los llamamientos a los principales
funcionarios estadounidenses a que le «presten más atención» están condenados
a fracasar. La única esperanza es que, a lo sumo, mejore la calidad –y no la
cantidad– de atención. Por otro lado, EEUU nunca ha sido un actor tan coherente,
unitario y racional en sus relaciones con América Latina como a menudo se lo ha
concebido, pero la diversidad de posiciones se ha vuelto mucho más marcada en
los últimos años. Las políticas norteamericanas que afectan a América Latina y el
Caribe están determinadas no solo por las relaciones de poder internacionales y los
desafíos externos, sino también (y a menudo principalmente) por la interacción entre
las influencias de diferentes regiones, sectores y grupos internos: el Rust Belt y el
Sun Belt; empresas (incluidos las compañías farmacéuticas, los fabricantes de
computadoras, los conglomerados de entretenimiento y muchos otros) y
trabajadores; productores de azúcar, cítricos, maníes, arroz, porotos de soja, flores,
miel, tomates, uvas y otros cultivos; trabajadores agrícolas y consumidores;
organizaciones de la diáspora y lobbies antiinmigración; comunidades

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

confesionales de creencias variadas; fundaciones, think tanks y medios de


comunicación; organizaciones criminales, incluidos los carteles de la droga, y la
policía; así como grupos organizados para promover los derechos humanos,
defender las causas de las mujeres, proteger el ambiente o preservar la salud
pública. Muchos actores relevantes gozan de acceso a los responsables de diseñar
e implementar medidas en el extraordinariamente difuso y permeable proceso de
elaboración de políticas que hoy existe en EEUU. Esto hace que sea relativamente
fácil influir sobre las políticas vinculadas a cuestiones que no involucran asuntos
centrales de seguridad. Pero, al mismo tiempo, torna muy difícil coordinar o controlar
tales políticas, incluso cuando se hacen intentos concertados en ese sentido –algo
que no es ni será muy frecuente, dada la cantidad de otros temas y relaciones que
EEUU tiene que manejar.

Como ya se señaló, no hay que tener en cuenta solo a los organismos oficiales. La
importancia relativa para las relaciones interamericanas de los actores no estatales
ha aumentado: corporaciones, sindicatos, think tanks, medios de comunicación y
entidades no gubernamentales de diverso tipo, incluidas las organizaciones
basadas en la etnicidad, la comunidad o la fe religiosa, adquieren cada vez más
relevancia. Paralelamente, ha declinado la influencia de los gobiernos.

Hoy, Microsoft y Wal-mart son, en la práctica, mucho más importantes para América
Latina que los Marines estadounidenses. Importa más American Airlines que la
Fuerza Aérea; CNN es mucho más influyente que la Voz de América. La compañía
de seguros AIG puede ser más importante que la AID. En algunas circunstancias,
Human Rights Watch es más poderosa que el Pentágono, aunque indudablemente
este último ha recuperado buena parte de su relevancia luego del 11 de septiembre.
La compañía financiera y calificadora de riesgo Moody’s resulta a menudo más
influyente que la CIA. Y el Foro Económico de Davos es, en cierta forma, más
importante que la Organización de Estados Americanos (OEA). Así, el impacto de
EEUU –en tanto sociedad– en Latinoamérica y el Caribe es inmenso, pero difícil de
controlar o dirigir a través de políticas o acciones gubernamentales.

Finalmente, la influencia relativa de diversos sectores del aparato gubernamental


estadounidense en las relaciones interamericanas ha cambiado mucho desde la
década de 1970. El Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA ya no son las
únicas –ni las principales– agencias de gobierno relevantes para la región, como lo

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

fueron entre los 50 y los 80. Para muchos países de América Latina, el secretario
del Tesoro, el presidente de la Reserva Federal y el encargado del área de
Comercio son más importantes que el secretario de Estado. Los gobernadores de
California, Texas y Florida son más significativos para ciertos temas o países que
algunos funcionarios de Washington, como resulta evidente en el debate actual
sobre la política inmigratoria. Ciertamente, tienen más impacto los jefes de
Seguridad Interior y la Agencia Estadounidense Anti-Droga (DEA), los funcionarios
del Departamento de Agricultura y los miembros del Poder Judicial Federal, que el
secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos.

Para la mayoría de los países latinoamericanos, en la mayor parte de las cuestiones,


el Congreso estadounidense es a menudo más importante que el Poder Ejecutivo,
y además está más abierto a diversas influencias e impulsos sociales. En
consecuencia, asegurarse resultados favorables en el abierto y complejísimo
proceso estadounidense de elaboración de políticas es un desafío enorme y
permanente para cualquier país de la región.

América Latina desagregada

Pero no solo EEUU sino también América Latina exige ser desagregada. Los países
de la región difieren enormemente entre sí. Argentina es tan diferente de Haití, o
Perú de Panamá, o República Dominicana de Chile, como Suecia lo es de Turquía,
o Australia de Indonesia. Es que, aunque en los últimos treinta años casi todos los
países latinoamericanos han coincidido en adoptar elecciones democráticas y
construyeron economías de mercado que respetan el equilibrio macroeconómico,
algunas diferencias clave se han acrecentado. Esas diferencias son particularmente
notables en cinco dimensiones distintas, aunque relacionadas: a) la naturaleza y la
interdependencia económica y demográfica con EEUU; b) el grado en que los
países han comprometido sus economías en la competencia internacional y las
formas en que se relacionan con la economía mundial; c) la fortaleza relativa de sus
instituciones, tanto estatales como no estatales; d) el grado de penetración de las
normas y prácticas democráticas, y e) los desafíos que plantea la integración de las
poblaciones indígenas.

La creciente diferenciación en torno de estas cinco dimensiones hace discutible la


utilidad del amplio concepto «América Latina», que oscurece en la misma medida

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

en que ilumina. En verdad, hoy EEUU ya no adopta ni implementa una «política


latinoamericana» aplicable a toda la región. La idea de un «hemisferio occidental»
–según la cual los países de América Latina y EEUU estarían unidos entre sí y se
distinguirían del resto del mundo por intereses, valores, percepciones y políticas
comunes– ya no se ajusta a la realidad, tanto desde el punto de vista de Washington
como desde el de Buenos Aires, Santiago, San Pablo o Brasilia.

Por lo tanto, para comprender las relaciones interamericanas hoy es necesario


distinguir, al menos, cinco regiones diferentes: a) México, América Central y las islas
del Caribe; b) Brasil; c) Chile; d) Argentina y el resto de los países del Mercosur, y
e) los países andinos, que seguramente requieren una mayor desagregación.

La región que integran México, América Central y el Caribe –que en muchos


aspectos constituyen tres regiones separadas– suma en conjunto apenas un tercio
de la población total de América Latina y el Caribe, pero concentra casi la mitad de
la inversión estadounidense, más de 70% del comercio interamericano y alrededor
de 85% de la migración latinoamericana a EEUU. Las tres subregiones están más
integradas que nunca a EEUU en términos funcionales, como se discute más
adelante.

Los países del Mercosur, de los que Brasil es el más extenso, suman 45% de la
población, casi 60% del PIB latinoamericano, más de 40% (en proporción creciente)
de la inversión estadounidense y bastante menos de 10% de la migración
latinoamericana a EEUU.

Entre ellos, pese a sus inmensos problemas y desafíos, Brasil es un país


crecientemente exitoso e influyente. Ha abierto su economía a la competencia
internacional; revolucionó su sector agrícola; desarrolló industrias con mercados
continentales e incluso mundiales; fortaleció, lenta pero constantemente, sus
instituciones estatales y no gubernamentales, y forjó un consenso centrista cada
vez más firme en torno de las líneas generales de sus políticas macroeconómicas y
sociales, incluida la necesidad urgente de reducir las desigualdades, aliviar la
pobreza y mejorar la educación en todos los niveles. Brasil ocupa un lugar
importante en el comercio internacional y en las negociaciones ambientales, de
salud pública y de propiedad intelectual. Es un líder activo e influyente del Sur
global, y trabaja en estrecha colaboración con la India y Sudáfrica. Es probable que,

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

con el tiempo, juegue un papel creciente en las Naciones Unidas y otros foros
multilaterales. El perfil mejorado de Brasil, tanto en este hemisferio como en el resto
del mundo, genera un respeto creciente por parte de EEUU.

Chile es el país latinoamericano más comprometido con la economía mundial;


cuenta con las instituciones más fuertes y las normas y las prácticas democráticas
más afianzadas de la región. No enfrenta problemas serios de integración indígena,
expulsa pocos ciudadanos hacia EEUU u otras regiones y hoy está tan ligado a las
economías de Asia, Europa y América Latina como a la norteamericana. Chile ha
construido un amplio consenso en torno de muchas políticas públicas clave, con un
alto grado de previsibilidad que facilita la inversión, tanto nacional como extranjera,
y promueve el planeamiento estratégico gubernamental y del sector privado. La
influencia internacional de Chile y su prioridad para EEUU son considerablemente
mayores de lo que sus dimensiones, su poder militar o su peso económico podrían
sugerir. Su «poder suave» atrae la atención y las inversiones y es la clave de su
liderazgo y de su influencia.

Argentina, por contraste, ha tenido grandes dificultades para construir un consenso,


fortalecer las instituciones, abrir toda su economía y alcanzar la previsibilidad que
resulta tan importante para superar el cortoplacismo y facilitar el desarrollo
sostenible. Aunque el país ha participado activamente en asuntos internacionales –
y ha sido un aliado incondicional y útil de EEUU en la lucha contra el terrorismo y el
tráfico de drogas y en la no proliferación de armamento nuclear–, es mucho menos
importante desde el punto de vista estadounidense de lo que su pomposa
designación como «aliado extra-OTAN» podría sugerir. Probablemente no pueda
contar con una empatía significativa o un apoyo concreto de EEUU, no importa
quién gobierne en Washington. Es posible que el fracaso del gobierno de Bush en
rescatar a Argentina durante su profunda crisis económica de 2001-2002 no haya
sido una aberración ni una decisión personal arbitraria del presidente o de su
secretario del Tesoro, sino una consecuencia previsible de la importancia marginal
que el país tiene para Washington.

El último grupo está integrado por las agitadas naciones andinas, que suman casi
22% de la población de América Latina, solo 13% de su PIB, cerca de 10% de la
inversión de EEUU y menos de 15% del comercio legal con ese país, pero producen
casi la totalidad de la cocaína y la heroína que llegan allí (a menudo a través de

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

México o las islas del Caribe). Todos los países andinos, en grados diversos pero
importantes, son asolados por severos problemas de gobernabilidad y cuentan con
instituciones políticas débiles. A esto hay que añadir la integración irresuelta de
amplias poblaciones indígenas que se hacen oír cada vez más, y de los muchos –
no solo indígenas– que viven en la pobreza o la indigencia. En estas circunstancias,
el mantra de Washington –según el cual el libre mercado y la política democrática
se fortalecen y sostienen mutuamente en un poderoso círculo virtuoso–
sencillamente no funciona. La combinación de exclusión masiva, pobreza extendida
y flagrante desigualdad, junto con una conciencia creciente en un contexto
democrático de economía de mercado, es extremadamente volátil, con escasas
probabilidades de coexistir en el mediano plazo.

En este contexto, el triunfo de Alan García en 2006 oscurece lo que podría ser el
resultado más importante de las elecciones peruanas: los votantes antisistema,
quienes finalmente apoyaron a los ganadores de las tres elecciones anteriores,
constituyen ahora una oposición movilizada, que podría hacer muy difícil la
gobernabilidad para el nuevo presidente. Ecuador enfrenta un desafío similar, con
partidos e instituciones políticas muy débiles y movimientos indígenas cada vez más
activos. Bolivia ha experimentado el triunfo de la población indígena, hasta ayer
excluida, liderada por Evo Morales, quien parece inseguro respecto de cómo
vincular sus impulsos populistas con las realidades de la producción energética y
los mercados. Colombia continúa luchando contra carteles de la droga
profundamente afianzados y movimientos guerrilleros de larga data, grupos de
diferente origen pero cuya cooperación táctica limita la soberanía efectiva del
gobierno nacional. Y Venezuela, gobernada por el carismático Hugo Chávez, se
concentra más en utilizar la gran lluvia imprevista de petrodólares para expandir su
influencia internacional que en resolver sus propios desafíos de pobreza, desarrollo
y debilidad institucional.

La diferenciación regional y la política estadounidense

La relación de EEUU con las subregiones latinoamericanas ha adquirido diversas


formas, que se han ido diferenciando cada vez más. Los países ubicados en la
Cuenca del Caribe y la costa norte de Sudamérica, que enviaban más de 40% de
sus exportaciones a EEUU en la década de 1980, exportan hoy a ese país un
porcentaje más elevado. Por otra parte, casi todos los demás países

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

latinoamericanos, que en los 80 enviaban menos de 30% de sus exportaciones a


EEUU, hoy destinan a ese país un porcentaje menor. Una de las principales
explicaciones, por supuesto, es geográfica, y está relacionada con la proximidad.
Sin embargo, la geografía no se ha modificado y la proximidad debería ser menos
importante a medida que la tecnología se desarrolla. Las políticas desplegadas por
EEUU –la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (Tlcan) y, más recientemente, el Tratado de Libre Comercio de
América Central y República Dominicana (Tlcac-RD)– están reforzando esquemas
claramente distintos. En este contexto, la Cuenca del Caribe y el Cono Sur se
mueven en sentidos opuestos en relación con EEUU, mientras que los países
andinos también siguen un camino diferente. Para Chile, Brasil y Argentina (y, hasta
cierto punto, para el resto de los países del Mercosur), EEUU es solo uno más de
los cuatro interlocutores principales (los otros son Asia, Europa y el resto de América
Latina). Para estos países, EEUU no es el único, ni siquiera el principal foco a tener
en cuenta para sus políticas. Aunque es un punto de referencia importante, no es
«el norte» de la brújula política. Venezuela incluso se ha ubicado como rival de
EEUU proponiendo la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) frente a la
idea del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cultivando lazos estrechos
con Bolivia y con Cuba y explorando activamente nexos con los nuevos aspirantes
al poder global, incluidos China e Irán.

Estados Unidos y sus vecinos más próximos

La naturaleza y la dinámica de las relaciones entre EEUU y México, América Central


y los países del Caribe se distinguen crecientemente de las del resto de la región.
En efecto, EEUU se ha convertido en una influencia económica, cultural y política
aún más abrumadora para los países ubicados en su región fronteriza,
principalmente como resultado de la migración masiva iniciada en 1965, de
dimensiones sin precedentes en la historia. Del mismo modo, las inmensas y
crecientes poblaciones inmigrantes mexicanas, centroamericanas y caribeñas están
cambiando de manera irreversible los contornos de las relaciones entre EEUU y sus
vecinos más cercanos.

Políticos, banqueros, empresarios, sindicalistas, educadores, policías, jueces y


personal médico saben que la frontera entre EEUU y sus vecinos es porosa, a veces
incluso ilusoria. Es difícil definir hoy la frontera funcional entre la América Latina y la

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

anglosajona, pero seguramente se localiza bien al norte de San Diego en el oeste,


y de Miami en el este. Las remesas de los migrantes son vitales para muchas
economías. En México, sumaron más de 20.000 millones de dólares en 2005, casi
tanto como la inversión extranjera directa, y se espera que totalicen 24.000 millones
en 2006. En América Central y República Dominicana, el monto de las remesas
supera al de la inversión extranjera y la asistencia económica internacional
sumadas. Las contribuciones a las campañas y los votos de los migrantes tienen
una importancia crucial en la política de sus países de origen. Del mismo modo,
crece la importancia de los inmigrantes naturalizados en la política interna
estadounidense. Las bandas juveniles y los líderes criminales, muchos de ellos
socializados en EEUU y deportados a sus países de origen, están causando
estragos en varias naciones centroamericanas. Por su parte, las bandas latinas son
factores clave en la vida de Los Angeles y otras ciudades estadounidenses. Los
cambios en las leyes inmigratorias de EEUU y el reforzamiento de las fronteras
pueden afectar marginalmente la tasa de ingreso de migrantes no autorizados, pero
no modificarán las causas ni las fuentes de los flujos migratorios.

En una perspectiva de más largo plazo, es probable que durante los próximos 25
años las naciones de América Central y el Caribe resulten aún más atraídas a la
órbita estadounidense, tanto como resultado de tendencias subyacentes como de
políticas concretas, tales como el Tlcac-RD. Utilizarán el dólar como moneda
corriente informal y, en muchos casos, oficial; enviarán casi todas sus exportaciones
a EEUU; se apoyarán abrumadoramente en el turismo, la inversión, las
importaciones y la tecnología norteamericanas; absorberán la cultura popular y las
modas de ese país y también influirán en la cultura popular de EEUU; formarán
jugadores de béisbol para las ligas estadounidenses y, quizás, presentarán sus
propios equipos de liga mayor. Seguirán enviando muchos migrantes hacia el norte,
y muchos países recibirán un número creciente de estadounidenses jubilados como
residentes estables. Y los ciudadanos y las redes transnacionales crecerán en
importancia. Todas estas tendencias incluirán seguramente en algún momento,
quizás pronto, a Cuba.

La agenda «interméstica»

Las cuestiones relacionadas con la creciente interpenetración entre EEUU y sus


vecinos más próximos –inmigración, tráfico de drogas y armas, robo de automóviles,

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

lavado de dinero, respuesta frente a huracanes y otros desastres naturales,


protección del ambiente y la salud pública, cumplimiento de la ley y control de las
fronteras– plantean desafíos particularmente complejos. Se trata de cuestiones
«intermésticas», que combinan facetas internacionales y domésticas y que son, por
lo tanto, muy difíciles de manejar. El proceso político democrático, tanto en EEUU
como en los países vecinos, impulsa en ambos lados de la frontera políticas que a
veces van en sentido opuesto a las que serían necesarias para asegurar la
cooperación internacional requerida para manejar estos problemas. Un vívido
ejemplo actual es la política inmigratoria, que ha sido un claro foco de atención en
el Congreso estadounidense durante 2006. Los puntos que se anotaron los
chovinistas en los debates legislativos tendrán sin dudas impactos
contraproducentes en México y América Central.

El dilema es claro: las políticas más atractivas para el público interno tienden a
menudo a interferir con la necesaria cooperación internacional. El problema es que
esto no se resuelve fácilmente, ni se limita a EEUU. La tentación de colocar la
responsabilidad por los problemas más peliagudos del otro lado de la frontera y
afirmar la «soberanía», aun cuando ésta esté palpablemente en falta en términos
prácticos, es recíproca e interactiva. Esta dinámica problemática probablemente se
intensificará en los próximos años respecto de las más íntimas relaciones
interamericanas: aquellas entre EEUU y sus vecinos más próximos.

Los límites del sistema de cumbres hemisféricas

Resulta irónico, entonces, que el sistema de cumbres presidenciales


interamericanas haya florecido precisamente en una época en que las políticas
regionales tienen cada vez menos sentido. A causa de las crecientes diferencias
entre los países de América Latina y el Caribe, y especialmente de la acelerada
integración funcional –económica y demográfica– de México, América Central y el
Caribe a EEUU, las cumbres que reúnen a la totalidad de los países americanos
están destinadas a concluir con exhortaciones virtualmente desprovistas de
significado, o a confinarse a cuestiones poco relevantes.

Es cierto que estos cónclaves periódicos refuerzan, en los niveles más altos del
gobierno estadounidense, la necesidad de enfocarse, aunque sea brevemente, en
las relaciones interamericanas. Pueden, también, tener cierta utilidad en la

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

construcción eficiente de relaciones personales y formas de comunicación entre


líderes que podrían ser importantes en circunstancias futuras. Además, proveen
«oportunidades fotográficas» políticamente útiles para quienes participan. Sin
embargo, es poco probable que produzcan resultados inmediatos significativos y no
deberían confundirse con esfuerzos serios por enfrentar problemas importantes. La
Cumbre de Mar del Plata de fines de 2005 fue decepcionante: esto fue así en parte
por razones inmediatas y circunstanciales, pero también debido a que los problemas
subyacentes eran de largo plazo y estructurales.

Latinoamérica y Estados Unidos en el siglo XXI: nuevas realidades

En comparación con lo que ocurría hace treinta años, o durante la mayor parte del
siglo pasado, la relación entre EEUU y Latinoamérica está bastante menos basada
en la geopolítica y la seguridad nacional, y también mucho menos en la ideología.
La competencia bipolar que involucró a EEUU en la década de 1960 y 1970 proveyó
una amplia base regional para elaborar políticas. Hoy, en cambio, las agendas son
mucho más específicas y locales. Las preocupaciones contemporáneas de EEUU
en relación con América Latina se refieren básicamente a cuestiones prácticas de
comercio, finanzas, energía y otros recursos, así como al manejo de problemas
compartidos que no pueden ser resueltos individualmente por cada país: el combate
contra el terrorismo, la lucha contra el tráfico de drogas y armas, la protección de la
salud pública y el ambiente, la estabilidad energética y el control migratorio.
Habitualmente, estas cuestiones se plantean y enfrentan en contextos bilaterales
específicos.Hoy más que nunca, las relaciones entre EEUU y América Latina son
simplemente la suma de muchas relaciones bilaterales diferentes. Esto no se debe
principalmente a que a los gobiernos estadounidenses recientes les haya faltado
visión o imaginación; lo que más escasea, de hecho, son las bases sustanciales
para políticas globales significativas hacia la región.

El patrón de las relaciones interamericanas es en la actualidad muy diferente del de


los 60, 70, 80 e incluso principios de los 90. Esto queda de alguna forma en
penumbras cuando las autoridades estadounidenses parecen sustituir
«comunismo» por «terrorismo» como prisma distorsionado a través del cual se
abordan otras cuestiones, como las drogas o la inmigración; o cuando un funcionario
estadounidense de alto nivel intenta intimidar a los líderes políticos de un país como
Nicaragua, o cuando miembros del Congreso o de los medios estadounidenses

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

hablan, confusamente, de un eje «Castro-Chávez-Lula», o bien «Castro-Chávez-


Morales», o de un «giro a la izquierda» en América Latina, o incluso de una supuesta
«amenaza china» a América. Son similitudes superficiales, sin embargo, porque hoy
vivimos en una época nueva y diferente.

EEUU ya no está fundamentalmente preocupado por mantener a la izquierda


latinoamericana alejada del poder, ni desea intervenir activamente, incluso por la
vía militar, para impedir que ésta alcance –o retenga– el gobierno. En la década de
1960, habría sido difícil imaginar que Washington aceptara a líderes políticos como
Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile,
Tabaré Vázquez en Uruguay o Leonel Fernández en República Dominicana: todos
ellos son, después de todo, descendientes directos de los partidos, movimientos y
líderes contra los que se alineó Washington en los 60. Y si bien EEUU
evidentemente no acepta a Hugo Chávez en Venezuela, los límites a su intervención
son muy claros. Hoy nadie espera que los Marines aterricen en Caracas o que la
CIA organice el asesinato de Chávez, aunque son visibles los esfuerzos de EEUU
por frustrar la política internacional chavista.

En segundo lugar, a diferencia de lo que ocurría en los 60, EEUU ya no puede contar
con la solidaridad panamericana para lidiar con la mayor parte de las cuestiones
internacionales. Las intervenciones de Chile y México en los debates de la ONU
previos a la invasión a Iraq, la elección de José Miguel Insulza como secretario
general de la OEA pese a la oposición inicial de Washington, el apoyo sudamericano
al intento de Venezuela de ocupar el asiento regional en el Consejo de Seguridad y
las amplias diferencias en el modo en que los países latinoamericanos y EEUU
tratan a Venezuela y a Cuba ilustran este punto. Y no son los únicos ejemplos. En
varios asuntos de importancia, como los subsidios agrícolas, la propiedad intelectual
y las cuestiones comerciales –desde algodón, flores de corte, miel y jugo de naranja
hasta aviación comercial, aceros especializados, textiles y calzado– EEUU
encuentra en los grandes países latinoamericanos –y especialmente en Brasil– a
veces rivales y a veces socios potenciales, pero nunca aliados automáticos o
clientes fieles.

En tercer lugar, EEUU ya no puede relacionarse con los países de la Cuenca del
Caribe con su postura histórica de compromiso intermitente, ignorándolos la mayor
parte del tiempo pero interviniendo con fuerza cuando cree que sus intereses de

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

seguridad están amenazados. En la actualidad, EEUU se compromete con sus


vecinos caribeños, año tras año, en una variedad de cuestiones surgidas de la
creciente interdependencia, cuestiones que la migración masiva ha causado tanto
como reforzado. Por consiguiente, es necesario destinar un pensamiento mucho
más creativo a analizar lo que significará esta creciente integración funcional de
México, América Central y el Caribe a EEUU, y qué cambios serán necesarios en
las actitudes, políticas e instituciones para manejar la agenda «interméstica»
resultante.

Así como EEUU debe concentrar una nueva atención en la construcción de


conceptos, políticas e instituciones adecuados para controlar su particular
interdependencia con México, América Central y el Caribe, Sudamérica debe
encarar también esfuerzos comparables para repensar y rediseñar los enfoques
regionales, las conexiones internacionales y las relaciones, tanto con Washington
como con otros centros de poder mundial. El reciente patrón creciente de fricciones
–entre Argentina y Uruguay, Argentina y Chile, Uruguay y el Mercosur, Bolivia y
Brasil, y Perú y Venezuela–; las crisis evidentes del Mercosur, la Comunidad Andina
de Naciones y la Comunidad Sudamericana de Naciones; las inciertas y a veces
contradictorias respuestas frente a Hugo Chávez y su proyecto bolivariano; todo
esto sugiere que hoy las naciones sudamericanas necesitan reconsiderar las formas
en que se relacionan entre sí y con el resto del mundo, incluido EEUU.

Esta reconsideración debe hacerse en un momento en que las pulsiones populistas


y nacionalistas están creciendo en varias naciones latinoamericanas, y en un
contexto en el que algunos países obtienen claras ganancias de la globalización
(mientras que otros resultan dañados). En esta etapa, China y la India son más
importantes que nunca, de diversas maneras, para ambos grupos de países
latinoamericanos. Y EEUU es, en términos generales, algo menos importante de lo
que solía ser, aunque sigue siendo la nación más poderosa del mundo.

Las propuestas y los proyectos referidos a las relaciones interamericanas deberán


provenir principalmente de Sudamérica, ya que es poco probable que Washington
ejerza un liderazgo hemisférico fuerte en un mundo de múltiples focos de poder
distantes y relaciones entrelazadas entre vecinos. Brasil, Chile y Argentina deberían
tratar de trabajar juntos en un esfuerzo de este tipo, construyendo un liderazgo
apoyado en los avances reales de la integración funcional que se ha venido

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL


UNIVERSIDAD SAN LUIS GONZAGA DE ICA
FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL

produciendo entre ellos en los negocios, los mercados laborales, las redes
profesionales y la infraestructura física, si no en las instituciones formales. Estos
países ya han experimentado con algún éxito la cooperación internacional en el
caso de Haití. Ha llegado el momento de que Argentina, Chile y Brasil desarrollen
estrategias cooperativas más amplias, en cuestiones que van desde la integración
regional de Cuba hasta el proyecto bolivariano de Venezuela, desde el comercio
agrícola hasta la cooperación energética hemisférica, y desde la reforma de la ONU
hasta los acuerdos financieros y comerciales internacionales y los regímenes para
proteger la propiedad intelectual.

EEUU se mantendrá como un interlocutor importante de los países de América


Latina y el Caribe en tanto sigue siendo la mayor economía, el principal poder militar
y el participante individual más influyente en las múltiples instituciones
internacionales, además de una fuente de «poder suave». Los países de América
Latina y el Caribe, por su parte, seguirán concitando la preocupación de
Washington, ya que constituyen mercados significativos, importantes focos de
inversión y fuentes fundamentales de materias primas y migrantes. Son, además,
campos de prueba para la gobernabilidad democrática y la economía de mercado,
así como activos participantes en la comunidad internacional. Pero las relaciones
entre los países del Hemisferio Occidental ya no pueden ser capturadas en frases
generales o paradigmas simples: las relaciones interamericanas seguirán siendo
determinadas por los desafíos y las oportunidades globales, por las presiones y las
demandas internas, tanto de EEUU como de Latinoamérica, y por los desarrollos
regionales y subregionales. No parece que vaya a imponerse ni una fuerte alianza
ni una profunda hostilidad entre EEUU y América Latina. En los próximos años las
relaciones seguirán siendo complejas, multifacéticas y contradictorias.

DEFENSA NACIONAL DESATRES NATURALES Y EDUCACION AMBIENTAL

Você também pode gostar