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LA EDUCACIÓN DEL MUNDO DESHUMANIZADO

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA


SEMESTRE A-2018

Desde un tiempo en adelante se ha dado una necesidad de aumentar la productividad a nivel

social, entorno a esto se han creado y/o modificando nuevos modelos que permitan cumplir este

objetivo, entre estos cambios podemos enfatizar en la discriminación que han sufrido las artes y

humanidades en el ámbito educativo y profesional, relegando la importancia de estas en el

desarrollo de los ciudadanos como personas humanas; si bien es cierto que el crecimiento

económico, los avances en ciencia, tecnología y salud son de suma importancia para una nación,

¿debe este desarrollo económico y competitivo de la sociedad desconocer la influencia de

las artes, cultura y humanidades en la trascendencia humana?.

Tuvimos éxito porque creímos en la sabiduría del mercado, el gran mercado internacional y el
venerable dinero que lo mueve. Esto era, nos dijeron, lo bueno del capitalismo. Había
abundancia, consumo, flujo de dinero. Lo creímos. Y lo ‘hicimos’. Pero no supimos distinguir a
tiempo que la fuerza que movía todo el engranaje —el lucro— era una potencia devastadora que
acabaría por corroer muchas cosas inestimables. Nuestros niños y jóvenes se educaron en la
motivación de la ganancia y en el deseo de tener, y hoy somos tan pobres que no tenemos más
que dinero.
(Latapí, 2000: 2)

Siendo el aspecto cultural la esencia y las bases para el crecimiento de una sociedad, este debe

ser un ámbito indispensable en la educación, formando ciudadanos vitales para la salud de

cualquier democracia y para la creación de una cultura internacional digna que pueda afrontar de

manera constructiva los problemas más acuciantes del mundo (Nussbaum, Sin fines de lucro. Por

que la democracia necesita de las humanidades. crisis silenciosa, 2010), pero la crisis en cuestión

priva a la educación de su finalidad más valiosa y compleja: la formación de ciudadanos, con


imaginación, rigurosidad, creatividad y pensamiento crítico, con la capacidad de trascender las

lealtades nacionales y de afrontar los problemas internacionales como “ciudadanos del mundo”

que en cooperación con otros es capaz de crear o transformar el orden social que el mismo quiere

vivir, cumplir y proteger, para una dignidad colectiva (Toro A. & Rodriguez G., 2001); pero esta

problemática ha hecho que se pierda el enfoque del desarrollo humano, ya que no garantiza la

igualdad de oportunidades, calidad y posibilidades para construir un proyecto de vida autónomo.

La educación se ha enfatizado en la producción masiva de ciudadanos formados en una rama

específica del conocimiento y en un tiempo relativamente corto, requiriendo la información, los

conocimientos necesarios por un mercado de trabajo, en el cual la división de trabajo es cada vez

más especializada y más restringido en el campo en que efectivamente la fuerza de trabajo se va

a desenvolver. (Zuleta, 2006)

El progreso y desarrollo alcanzado por el hombre en aspectos como la ciencia y la tecnología no

han favorecido el papel fundamental de socialización del hombre y de construcción de principios

de convivencia, a partir de lo que debe ser una verdadera democracia, que involucra la pluralidad

de pensamientos, culturas, opiniones, convicciones y visiones del mundo (Zuleta, 2006), en vez

de eso la educación presenta en el crecimiento económico con un valor importante las

ambiciones nacionales (sobre todo, la ambición de riqueza) y le resta importancia (Nussbaum,

Sin fines de lucro- cap 2 educación para la renta, educación para la democracia, 2010) a las

cuestiones relacionadas con la pobreza y las responsabilidades globales fomentando así el

individualismo, donde cada cual busca salir adelante sin importar quien se lleve por delante,

favoreciendo solo lo que represente ingresos económicos de un grupo o persona particular; lo

que alimenta la discriminación, injusticia y las distancias abismales entre los estratos

socioeconómicos que ven cada vez más lejos la posibilidad de desarrollar una vida digna, en la
que puedan satisfacer sus fundamentales necesidades de alimentación de salud de agua potable y

de saneamiento básico.

Por lo tanto no es posible que niños jóvenes ancianos privados de estos más elementales aspectos

que fundamentan una vida digna puedan proyectar una expresión artística, cultural que le dé

sentido y trascendencia a su existencia. El desconsuelo la tristeza la frustración y la amargura,

son los aspectos prevalecientes en su vida que hasta ellos mismos llegan a considerarse un

estorbo o un desecho de la sociedad, no es gratuito que esta población caiga en los aspectos más

negativos de la sociedad como la delincuencia la drogadicción prostitución y hasta el suicidio.

Considero que es indispensable revertir este orden ilógico para encausar la proyección humana

partiendo de los aspectos más fundamentales que favorezcan la dignidad y la trascendencia del

individuo como ser pensante, transformador, constructor de ambientes sanos saludables

armónicos acorde a la naturaleza humana y en concordancia con el respeto y valoración del

medio ambiente.

Para su propiciación hay que darle un sentido humano a la educación, no solo dedicado a la

búsqueda de la utilidad, si no haciendo énfasis a la educación creando una aprendizaje

significativo, ya que esto es lo que permite forjar proyectos de vida que encaminen positivamente

al individuo para su realización personal donde el trabajo recobre el sentido y satisfacción, y no

sean un simple objeto de un proceso de producción de objetos alineados sobre la base de la

supremacía de los principios económicos; sólo una educación pensada en ese sentido le devuelve

la dignidad a los pueblos culturas que enriquecen la existencia de la humanidad.

TRABAJOS CITADOS
Nussbaum, M. C. (2010). Sin fines de lucro- cap 2 educación para la renta, educación para la

democracia. Buenos Aires: Katz editores.

Nussbaum, M. C. (2010). Sin fines de lucro. Por que la democracia necesita de las

humanidades. crisis silenciosa. Buenos aires: katz editores.

Toro A., J. B., & Rodriguez G., M. C. (2001). La comunicación y la movilización social en la

construcción de bienes públicos. Washington D.C.: Departamento de integración y

programas regionales.

Zuleta, E. (2006). Educación y democracia. Un campo de combate. Medellín: Hombre nuevo

editores.

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