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La literatura medieval

Las primeras manifestaciones


Las primeras manifestaciones conocidas de la Iírica romance son las jarchas, breves canciones que los poetas
musulmanes y hebreos incluían, a manera de estribillo, al final de poemas cultos llamados moaxajas.

En general, las jarchas constan de dos, tres o cuatro versos en los que se mezclan palabras árabes. La mayoría de
las jarchas tratan un tema amoroso y son presentadas, supuestamente, por una mujer que se queja ante su madre
o sus hermanas por la ausencia del amado:

Gar, jqué fareyo? Dime, qué haré?,


¿cómo vivereyo? icómo viviré?
Esta al-habid espero, A ese amado espero,
por el murreyo. por el moriré.

Además del tema del amor, en algunas jarchas se encuentran referencias a otros
asuntos, como las tareas agrícolas, el mar y sus peligros, las labores domésticas...

Los trovadores creaban sus composiciones y las cantaban


por afición. Por el contrario, los juglares eran los que
cantaban o recitaban las canciones de los trovadores a
La poesía épica: mester de juglaría cambio de vino o comida.

Después de la Iírica, surge en la península ibérica un tipo de literatura


orientada a ensalzar las hazañas de los héroes del momento: los cantares
de gesta. Estos se recitan dando lugar al llamado mester de juglaría. La
palabra mester deriva del latín ministerium y significa ‘oficio’ y ‘profesión’.
Así pues, mester de juglaría significa literalmente ‘oficio o profesión de los
juglares’.

Los juglares eran personas que recorrían los pueblos y villas cantando y
recitando relatos épicos. Solían acompañarse de instrumentos musicales.
También realizaban juegos acrobáticos para entretener al público.

Los cantares de gesta eran relatos épicos, generalmente anónimos, y


estaban. formados por series de versos irregulares en los que se contaban las El héroe de los cantares de gesta
hazañas de un héroe concrete o se desarrollaba algún asunto de carácter reunía en su persona los
heroico. Los juglares transmitían estas historias utilizando un lenguaje lleno atributos más importantes para
de fórmulas típicas de la expresión oral, como las llamadas y las referencias al la comunidad nacional.
público para mantener su atención y hacerlo partícipe de la acción narrativa.

De los cantares de gesta de la España; solo ha llegado hasta nosotros casi íntegro- hoja, quizá unos cincuenta
versos- el Ca Cid, lo que hace de él un documento de e: valor.

La poesía culta: mester de clerecía


La expresión mester de clerecía designa el oficio o forma de escribir de los clérigos. En la Edad Media, los clérigos
eran personas cultas y, por lo tanto, conocedoras del latín. Su mester u oficio consistía en difundir los conocimientos
adquiridos a través de textos latinos. Aunque las producciones del mester de c era naturaleza muy diversa, hay una
serie de rasgos que se caracterizan a esta corriente:

A diferencia del mester de juglaría, los autores de este mester tratan, generalmente
Ausencia de asuntos heroicos
asuntos religiosos.
Estas obras pretenden dar a conocer al pueblo hechos que le sirvan de ejemplo,
Finalidad para ello, toman como referente antiguas obras filosóficas y religiosas.
didáctica
Dada su finalidad didáctica, los autores del mester de clerecía utilizan un lenguaje
que puede ser comprendido fácilmente por el público al que se dirigen. No
Lenguaje claro y artístico
obstante, también introducen palabras nuevas y cultismos, hecho que manifiesta
una intención artística que no parece existir en los autores del mester de juglaría.

Una de las características más destacadas del mester de clerecía es el uso de la


Empleo de la cuaderna vía estrofa llamada cuaderna vía. Esta estrofa está formada por cuatro versos
alejandrinos (de catorce sílabas métricas) que riman entre sí.

Las aportaciones del mester de clerecía a la literatura medieval se produjeron entre los siglos XIII y XIV. Las más
destacadas sin las siguientes:

Las obras de Gonzalo de Berceo, primer poeta castellano de nombre conocido.


El Libro de Apolonio y el Libro de Alexandre, ambos de autores desconocidos.
El Libro de buen amor, obra cumbre del mester de clerecía, escrita en el siglo XIV por Juan Ruiz, arcipreste de
Hita.

El nacimiento de la prosa romance


Fue Alfonso el Sabio quien impulsó la prosa romance. Este rey entendió que la difusión de la cultura en la
lengua que hablaba el pueblo facilitaría su labor educadora. Para conseguir este objetivo, Alfonso X promovió
el desarrollo de la Escuela de Traductores de Toledo, creada por su padre. En ella, reunió a destacados
sabios, musulmanes, cristianos y judíos para llevar a cabo la labor heroica más importante de la época.
Bajo la dirección real, se escribieron en Castellano diversas obras y se tradujeron otras. De esta forma, el
latín fue perdiendo vigencia como lengua de cultura y el Castellano fue convirtiéndose en una lengua apta
para tratar asuntos históricos, filosóficos, teológicos, políticos, etc. Un factor que determinó este giro en la
historia del Castellano fue la necesidad de traducir el rico conocimiento matemático y teológico de los
musulmanes al latín. Dado que los monjes desconocían la lengua árabe, la traducción se hacía a través del
romance. De este modo, el Castellano comenzó a servir para las necesidades expresivas de la cultura y su
ámbito de acción creció.
Del mismo modo que Alfonso X el Sabio hizo del castellano una lengua apta para la expresión y divulgación
del saber, don Manuel, autor del Conde Lucanor (siglo XIV), dotó a la prensa castellana del carácter literario
del que carecía ese momento.

Además de sus libros historiográficos,


Alfonso X el Sabio compuso otras
obras en prosa, como el Libro de
ajedrez, dados y tablas, al que
pertenece esta ilustración (Biblioteca
Nacional, Madrid)

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