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Narrando lo indeterminado: el caso de dos novelas de la literatura

latinoamericana contemporánea
Por Juan Guillermo Jaramillo
Pontificia Universidad Javeriana

Si la pregunta de los escritores del boom era ¿cómo narrar la rica y compleja historia
y realidad latinoamericana?, y la de los escritores posteriores a estos era ¿cómo
desmarcarse del realismo mágico y seguir representando la compleja realidad
histórica del continente?; el interrogante que se plantean los autores
latinoamericanos contemporáneos pareciera ser el siguiente: ¿cómo narrar lo
incompleto y lo indeterminado? O mejor, como propone Edgardo Berg (2003, p.
101), crítico literario argentino, “¿cómo narrar las capas delgadas e invisibles que
emergen sobre la superficie de las cosas?”.

La presente ponencia tiene el objetivo de rastrear, en dos novelas de la literatura


latinoamericana contemporánea, la propuesta estética literaria desde la que se
busca responder a esta pregunta sobre lo indeterminado. Las dos novelas que
propongo abordar son Boca de lobo (2000) del escritor argentino Sergio Chejfec, y
Zumbido (2010) del escritor colombiano Juan Cárdenas. Estas dos novelas, aunque
con algunas divergencias, presentan fórmulas narrativas que poseen paralelos y
puntos en común que permiten pensar en una literatura latinoamericana
preocupada por presentar el texto de ficción como, sugiere Cárdenas1, un espacio
para expresar una voluntad radical en pro de suprimir el significado.

La exposición de los paralelos y puntos en común entre estas dos obras componen
el grueso de esta ponencia. Estas semejanzas que se insinúan corresponden tanto
a aspectos formales como de contenido. Respecto a los aspectos formales se
pueden identificar similitudes en la voz del narrador, los recursos y reiteraciones de
la prosa, la no determinación de nombres para los personajes, la construcción del
espacio narrativo, entre otros. A su vez, la exploración de temáticas como lo animal,
lo marginal, la desintegración familiar y la imprecisión e indocilidad de la geografía,

1 Cárdenas, Juan. (2018). Conversatorio con estudiantes de literatura de la Universidad


Javeriana. 28 de mayo.
encierran el conjunto de afinidades en cuanto al contenido. Hay que recordar que la
confluencia de estos aspectos tiene el propósito de evidenciar lo indeterminado y
borrar el sentido. Desde Chejfec, se hace penetrando en la boca de lobo, narrando
su oscuridad e incertidumbre; desde Cárdenas, escuchando el inconcreto pero
punzante zumbido.

Antes de pasar a presentar la línea argumental que se desarrollará, me gustaría


realizar una pequeña sinopsis de las dos novelas con el fin de facilitar referencias
posteriores. Boca de lobo consiste en la historia de un hombre de mediana edad
que se enamora de Delia, una obrera adolescente, en la periferia de alguna ciudad.
La relación se consuma, sigue sin sobresaltos, hasta que Delia queda embarazada
y el hombre decide abandonarla. Un tiempo después, el hombre intenta recuperar,
por medio de la escritura, los detalles de la historia entre ambos. (Thomaz, 2014).

Zumbido, por su parte, narra la historia de un hombre joven que, sentado en la sala
de un hospital, llora la muerte de su hermana. Tras recibir esta terrible noticia,
comienza un viaje que, después de llevarlo a una zona industrial, lo deposita en los
extramuros deprimidos de alguna ciudad tropical. A medida que avanza, al hombre
se le unen otras personas que parecen compartir su misma necesidad: continuar,
seguir adelante, vivir a la deriva.

Sin nada más que introducir, paso a indicar los apartados que componen esta
ponencia. El primer apartado versa sobre los aspectos referentes a la construcción
del espacio y tiempo narrativo. La segunda parte tiene que ver con los elementos
estéticos relacionados con la composición y arquitectura de las novelas: voz
narrativa, análisis de la prosa, recursos y reiteraciones formales, declaraciones
estéticas veladas, etc. Por último, se analizarán los temas que proponen y
comparten estas dos obras.

1) La construcción del espacio y tiempo.

Uno de los elementos que inmediatamente saltan a la vista al lector de estas novelas
es el del anonimato del espacio narrativo. Las acciones, las descripciones y
reflexiones ocurren y giran en torno a un lugar que no tiene nombre. En Boca de
Lobo el espacio narrado es una periferia de alguna ciudad latinoamericana, en la
que sobresale una fábrica sin nombre, pero en donde la vegetación y los bosques
prevalecen sobre cualquier intención humana de vida; en Zumbido, en cambio, es
una ciudad tropical de la que se pueden inferir marcas especiales más concretas
(un hospital, un centro congestionado, un cinturón industrial, un hotel desvencijado,
una barriada periférica y empobrecida), pero que, al igual que el centro urbano que
las engloba, carecen de algún tipo de referencia nominal.

Adicionalmente, y especialmente en Boca de lobo, existe un elemento en la


descripción del espacio que interpela reiteradamente a la imprecisión e
indeterminación. Los lugares poseen un tinte de extrañamiento, las calles y caminos
no tienen dirección o destino (Berg, 2003), y las edificaciones, si no están en ruinas,
están a punto de serlo. En Zumbido, si bien las ruinas son importantes en la
construcción del espacio, la operación es diferente. En vez de que las calles y
caminos no conduzcan a nada, porque sí lo hacen, son los personajes los que
parecen no saber ni preocuparse por el destino o dirección de esos trayectos. Solo
importa deambular, el siguiente paso, seguir adelante.

En Zumbido los personajes no saben en qué dirección los llevará tal o cual camino.

“Los sitios, sean paisajes naturales o artificiales, difícilmente sobreviven a quienes


los pueblan. Cuando el protagonista está extraviado, abandonado o sencillamente
muerto, es poco lo que queda como señal, o promesa, de su paso por el escenario.
Y cuando queda algo, termina desapareciendo más rápido que tarde. Voy a dar un
ejemplo. Se trata de un hombre y una mujer. Ella está en edad de asistir al colegio,
pero trabaja en una fábrica. Él es bastante mayor, desde este punto de vista podría
ser el padre, aunque por varios motivos no podría serlo nunca. El hombre tiene los
típicos rasgos de los personajes de novela, edad indefinida y todo lo demás: el
carácter es una sola imprecisión, como también, digamos, su voz –en el amplio
sentido de la palabra- o procedencia. Seres insignificantes, y limitados por una
complicada serie de circunstancias, ambos se enamoran. Decir amor es poco; se
idolatran y veneran, si no están uno junto al otro no se sienten colmados, la belleza
les parece incompleta, la felicidad esquiva, etcétera. Durante el prolongado idilio
comprueban la vitalidad de una geografía hasta entonces encubierta, por lo menos
para ellos. No es que les guste, más bien se les presenta como lo único que están
en condiciones de apreciar, o disfrutar. Es una geografía similar a ellos mismos,
convencional y a la vez escasamente definible; está entre una ciudad levantada a
medias y unos campos a medios trabajados; las cosas a medias, en trance de
abandono, con mucho desánimo. La gente parece poblar la nada. Además, todo ha
sido hecho con medios escasos, con materiales a primera vista inapropiados y con
muy escasa voluntad, más propicia para la renuncia que para la constancia. Ambos
caminan por esos lugares como seres solitarios y desesperados; y si bien no lo
advierten, el mundo los ve. Serían capaces de continuar con esa vida hecha de
nada por el resto del tiempo; aunque mientras tanto se incuba algo definitivo que
habrá de separarlos: un hijo que ella espera. También es probable que, más allá de
la existencia del hijo, en el primer contacto ya hubiese quedado inscripto el
abandono. Sea como fuere, la historia entre ambos toma un giro relevante: el
hombre decide alejar su vida de la obrera, y con ello el paisaje que les ha servido
de escenario, como un decorado inútil una vez cerrado el telón, se agota, no se
torna irreconocible pero sí intrascendente. A esto quería llegar. ¿Habría manera se
sobreponerse y decir, por ejemplo, “No, no me importa el fin de la historia, la
separación de las personas, etcétera. Quiero que la geografía siga su camino, hasta
donde pueda revelarse y expresar su valor por sí misma”?”.
Biblografía

Berg, Edgardo. (2003). “Signos de extranjería (mínimas sobre Sergio Chejfec)”.


CELEHIS-Revista del Centro de Letras Hispánicas, 15: 87-107.

Cárdenas, Juan. (2010). Zumbido. Madrid: 451 Editores.

Chejfec, Sergio. (2000). Boca de lobo. Buenos Aires: Alfaguara.

Thomaz, Paulo César. (2014). “A geografía cáustica de Boca de lobo de Sergio


Chejfec”. Revista Intercambio.

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