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El ozono (O3) es una sustancia cuya molécula está compuesta por tres átomos de
oxígeno, formada al disociarse los dos átomos que componen el gas de oxígeno.
Cada átomo de oxígeno liberado se une a otra molécula de oxígeno gaseoso (O2),
formando moléculas de ozono (O3).
Cuando el oxígeno del aire es sometido a un pulso de alta energía, como un rayo,
el doble enlace O=O del oxígeno se rompe, entregando dos átomos de oxígeno, los
cuales luego se recombinan con otras moléculas de oxígeno. Estas moléculas
recombinadas contienen tres átomos de oxígeno en vez de dos, lo que origina
ozono.
La primera vez que se utilizó con este propósito tuvo lugar en 1893. Desde entonces
ha ido ganando en popularidad y es empleado cada vez más por industrias y
particulares. Una de las principales ventajas de su uso es la conversión del ozono
en oxígeno, sin dejar ningún residuo químico perjudicial en el agua..
Las principales ventajas que aporta el ozono para su uso en aguas son:
Actúa en la atmósfera como depurador del aire y sobre todo como filtro de los rayos
ultravioletas procedentes del Sol. Sin ese filtro la existencia de vida en la Tierra sería
completamente imposible; de ahí la gran importancia de la llamada “capa de ozono”.
Capa de Ozono
Esta capa de la atmósfera fue descubierta en el año 1913 por dos físicos franceses
llamados Charles Fabry y Henri Buisson. Años más tarde, un meteorólogo británico
de apellido Dobson examinó sus propiedades y desarrolló un aparato que llamó
espectrofotómetro, el cual permite medir el ozono desde la superficie de la tierra.
Entre los años 1928 y 1958 él mismo estableció una red mundial de monitoreo del
ozono. En su honor se estableció la unidad de medida Dobson.
Los problemas de la capa de ozono
Casi 30 años después, aquel esfuerzo mundial ha dado sus frutos. La capa de
ozono se está recuperando y el enorme agujero sobre la Antártida se ha reducido
más de4 millones de kilómetros cuadrados desde el año 2000, según una
investigación recién publicada en la revista Science. El trabajo, además, ha sido
liderado por la prestigiosa investigadora del Massachusetts Institute of Technology
(MIT) Susan Solomon, quien precisamente descubrió en 1986 la relación entre la
presencia de cloro, la incidencia de luz y la baja temperatura de la atmósfera como
factores clave que condicionan la desaparición del ozono estratosférico.
Los autores han podido demostrar por primera vez que, a medida que los niveles
de cloro descendían a consecuencia de la prohibición de los CFC, la tasa a la que
el agujero de ozono aumenta en septiembre se ha ralentizado entre los años 2000
y 2015. Comparado con el momento de máxima pérdida de ozono del año 2000, el
tamaño del agujero se ha reducido más de cuatro millones de kilómetros cuadrados
en 2015, una reducción mayor que el tamaño de la India y España juntas. Y, según
el trabajo, más de la mitad de esa reducción se debe directamente a la reducción
del cloro atmosférico.