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Generalidades.
Si entendemos por efecto, aquello que sigue a una causa las obligaciones son efecto de
las fuentes que las generan (Art. 1437). Los efectos de las obligaciones sería lo que
normalmente sucedería una vez que ha sido contraída. Se hace la advertencia de no
confundir los efectos de las obligaciones con los efectos de los contratos (derechos y
obligaciones que nacen de éstos), tema que si bien se aborda en el Título XII del libro IV,
su estudio se abordará más adelante.
La doctrina nacional de forma tradicional indica que los efectos de las obligaciones, son
los derechos que la ley confiere al acreedor para obtener el cumplimiento exacto, íntegro
y oportuno de la obligación, cuando el deudor no la cumple en todo, o parte o está en
mora de cumplir. Así lo definía el profesor Alessandri como herederos de la tradición
francesa
A esta noción se refiere nuestro CC en el titulo XII del libro IV, tal noción resulta bastante
restringida, porque no se puede considerar que el efecto normal sea el incumplimiento del
deudor; total o parcial o el retardo de este cumplimiento. No puede considerarse que sea
efecto de algo, aquello que no es lo normal, por el contrario, el efecto debe ser la
consecuencia normal que se sigue a la causa. Lo normal entonces será que el deudor
cumpla con su obligación, y entonces no se puede entender que el efecto de la obligación
consista exclusivamente en el derecho que tiene el acreedor para obtener el cumplimiento
forzado de la obligación. Por eso entonces la doctrina moderna y los Códigos Italiano y
Suizo, entienden que el efecto de la obligación es el deber de la prestación que compete
al deudor. El efecto entonces es el deber a la prestación, y desde el punto de vista activo
corresponde al derecho del acreedor a la prestación. Así entendido, el efecto normal será
el pago voluntario por parte del deudor a su acreedor. Si éste no se produce, ya sea total
o parcialmente, o porque existe retardo, la ley confiere ciertos derechos al acreedor para
obtener el cumplimiento forzado de la obligación, de modo que los efectos de la obligación
son:
De allí entonces que lo normal será que el deudor cumpla con su obligación (pacta sunt
servanda), pero si el deudor no lo hace, el ordenamiento jurídico confiere los medios
necesarios al acreedor para obtener el cumplimiento forzado de la obligación, y además
se le faculta para exigir la indemnización de todos los perjuicios ocasionados en razón del
incumplimiento del deudor.
Como conclusión, los efectos de las obligaciones se pueden estudiar en un doble aspecto:
a) El deudor actuó con culpa o dolo, lo que se llama incumplimiento imputable al deudor,
esta conducta junto a otros requisitos legales el la que genera responsabilidad.
2. Total y parcial: Será total cunado no se ejecuta en todas sus partes la obligación. Será
parcial cuando no se cumple perfectamente o se ejecuta la prestación con retardo (Art.
1556).
3. Definitivo y temporal: Esta clasificación abraza las distinciones anteriores, dice relación
con la certeza de que la obligación podrá o no cumplirse en el futuro.
1º Siendo posible de que cumpla la obligación, el acreedor puede incluso forzar al deudor
para que realice aquello a lo que se encuentra obligado. Se trata de un caso de
cumplimiento por naturaleza y en caso de existir retardo en el cumplimiento, se puede
exigir además una indemnización de carácter moratorio.
3º Además el acreedor goza de los llamados derechos auxiliares, y son derechos que
permiten mantener la integridad del patrimonio del deudor, de modo que ante su
incumplimiento, el acreedor pueda perseguir en el patrimonio del deudor el incumplimiento
de la obligación.
Hoy en día no hay entonces prisión por deuda, nadie queda privado de la libertad por no
poder pagar su obligación, ello conforme al Pacto de san José de Costa Rica, que fue
ratificado por nuestro país a fines de la década del ’80. Sin perjuicio que existan algunas
disposiciones que si autorizan la privación de libertad, por ejemplo en la ley de abandono
de familia y pago de pensiones alimenticias, además el Art. 1553 nº 1 en relación con el
Art. 543 CPC, entre otras, lo que es excepcional ante la regla general de que la
responsabilidad es patrimonial y no personal.
En tal sentido, el derecho de garantía general alude a que todo el patrimonio del deudor,
en cuanto constituye una universalidad jurídica, queda comprometido en el cumplimiento
de las obligaciones del deudor, en cambio, la garantía especial se refiere a aquellas que
se constituyen en bienes determinados y específicos del deudor y que vienen a caucionar
el cumplimiento de una obligación, por ejemplo el derecho real de prenda y el derecho
real de hipoteca.
Diferencia entre uno y otro. El derecho de garantía general de los acreedores recae
sobre todo el patrimonio del deudor, y el derecho de garantía especial, sólo en
determinados bienes específicos, de modo que bajo el concepto de garantía general, el
acreedor se puede dirigir en contra de cualquier bien del deudor para dar por cumplida su
obligación, incluso el acreedor puede ver ampliado su derecho de garantía general a otros
patrimonios distintos a los del deudor, por ejemplo, mediante un contrato de fianza o
mediante una solidaridad pasiva, en este caso el acreedor tiene el patrimonio del deudor
principal o del codeudor solidario o del fiador e incluso podríamos encontrar que el
acreedor tenga un derecho de garantía general o un derecho de garantía especial como
es la hipoteca. El derecho de garantía especial puede o no existir, pero el de garantía
general siempre existe.
El derecho de garantía general se estructura bajo los Art. 2465 y 2469 del Código Civil.
Significa que el deudor compromete la totalidad de sus bienes en el cumplimiento de la
obligación. Salvo algunos bienes que son excluidos, y son los del Art.1618, los bienes no
embargables.
Lo importante es tener claro que los efectos de las obligaciones son los mismos, sin
importar cual es la fuente de la cual procede, toda vez que estos efectos no son otra cosa
que la forma establecida por el legislador para que el acreedor obtenga de su deudor
aquello que le debe.
Dentro de los derechos que establece la ley a favor del acreedor podemos encontrar:
3º Garantías: Derecho de garantía general de los acreedores; las cauciones reales, como
la prenda y la hipoteca y; las cauciones personales, como la solidaridad pasiva, la fianza
y la cláusula penal.
DERECHOS PRINCIPALES
1º Cumplimiento Forzado
El CPC en su artículo 434 enumera los títulos ejecutivos. Dice que son títulos ejecutivos:
5º Confesión judicial,
Título ejecutivo:
Se podría definir señalando que “es aquel título al cual la ley le da el valor suficiente para
obtener el cumplimiento forzado de la obligación”. O si se prefiere “es un instrumento
donde consta de forma indubitada una obligación y habilita para exigir su cumplimiento”.
Cuando uno tiene una sentencia firme que la obtuvo en un juicio declarativo, puede, en el
mismo juicio declarativo, exigir el cumplimento de la sentencia, se da lugar a un
procedimiento de carácter incidental, por ejemplo porque Diego demanda a Pedro porque
no le ha pagado el precio por un contrato de compra venta, terminando el juicio con una
sentencia firme que viene a declarar la existencia de la obligación y que ésta se encuentra
incumplida, se puede inmediatamente pedir el cumplimento con citación de la sentencia,
en el mismo juicio, sin perjuicio que, uno como titular de esta sentencia firme, desee
iniciar un juicio ejecutivo, por lo tanto hay dos vías para obtener el cumplimiento de la
sentencia:
Conociendo las características del juicio ejecutivo, en general, porque es a través de este
procedimiento que el acreedor, normalmente, va ha obtener el cumplimiento de aquello
que se le debe.
Requisitos generales para estar frente a este cumplimiento forzado de la obligación:
3. Dice relación con la naturaleza del objeto de la prestación, por cuanto si se trata de una
obligación de dar, ésta debe ser líquida, es decir, debo tener claro cuál es la cantidad que
se esta demandando; si se trata de una obligación de hacer debe ser determinada, y si
se trata de un obligación de no hacer debe admitir la posibilidad de destrucción de aquello
que se ha hecho.
4. Se debe tratar de una obligación actualmente exigible, no lo será por ejemplo si está
sujeta a un plazo suspensivo.
5. El título ejecutivo no debe tener más de 3 años contados desde la fecha que se hizo
exigible. Se discute si se trata de un plazo de prescripción o de caducidad que afecta a
la acción del título ejecutivo. Más allá de la discusión, trascurridos los 3 años desde la
fecha que se hizo exigible el título ejecutivo, ya no se puede ejercer la acción ejecutiva,
pero ésta subsiste por dos años más como una acción de carácter ordinaria. Trascurridos
estos 2 años esta obligación de carácter civil, porque da acción para exigir el
cumplimiento de lo pactado, se trasforma en una o natural, las obligaciones naturales
desvirtuadas.
b) OBLIGACION DE GENERO: En este caso partimos del supuesto que se trata de una
obligación líquida porque de lo contrario ya se ha preparado la vía ejecutiva a fin de
obtener la liquidez del monto debido y ahora cuando el juez dicta el mandamiento de
ejecución y embargo, se le ordena al deudor pagar lo que debe, ya no a entregar, y si no
lo hace el juez ordena que se le embarguen bienes suficientes para pagar al acreedor, en
este caso luego del embargo se va a producir la venta en pública subasta y con el
producto de la venta en publica subasta se le va a pagar al acreedor.
En este caso se pretende obtener un comportamiento positivo por parte del deudor, por
ejemplo que se celebre el contrato prometido, el artículo 1553 del CC establece las
alternativas que puede ejercer el acreedor de una obligación de hacer ante el
incumplimiento de su deudor. Para poder ejercer esta alternativa por parte del acreedor:
2º Que se le autorice al acreedor para hacer ejecutar lo debido por un 3° a expensas del
deudor.
3º El acreedor puede pedir que el deudor le indemnice los perjuicios que ha sufrido por el
incumplimiento de la obligación.
Este apremio se encuentra regulado en el Art. 543 del CPC. Si el acreedor solicita que se
apremie al deudor para obtener el cumplimiento de la obligación, el tribunal puede
declarar arresto hasta por 15 días al deudor o imponerle una multa proporcional a la
obligación debida. Ambos apremios se pueden repetir hasta obtener el cumplimiento por
parte del deudor.
2° Que el acreedor solicite que se le autorice para ejecutar por un 3° aquello que se le
debe a expensas del deudor: Vamos a tener que distinguir cuál es la naturaleza de esta
obligación de hacer, porque:
a) Si se trata de una obligación de hacer, de aquellas que son intuito personae esta
posibilidad queda restringida, sólo el deudor puede cumplir con la obligación.
b) Si el hecho que se debe consiste en suscripción de un documento o en la
constitución de una obligación, en este caso el juez puede hacerlo a nombre del
deudor. Se trata de un caso en que el juez actúa como representante legal del
deudor. Para que el juez pueda hacer y cumplir la obligación del deudor, debe haber
citado previamente al deudor y haberlo requerido para que suscribiera el documento
o constituyera la obligación dentro del plazo fijado por el tribunal, si el deudor no lo
hizo entonces el juez va a suscribir el documento o constituir la obligación como
representante legal del deudor.
c) Si la obligación de hacer consiste en la ejecución de un obra material, el juez debe
señalarle al deudor un plazo prudente para cumplir con esta obligación, es decir,
para que realice la obra material que debe, ello sin perjuicio que conforme los Art.
1553 del CC y el Art. 536 del CPC. el acreedor puede solicitar al juez que lo autorice
para realizar esta obra por un 3°, debiendo asumir los costos el deudor. En este
caso el acreedor va ha concurrir al tribunal competente y le va ha presentar un
presupuesto del valor de la obra elaborado por el 3° a quien se le solicitará su
ejecución, y si el juez lo aprueba va a autorizar a este 3 ° para realizar la obra a
nombre del deudor. El deudor ahora queda obligado a consignar en la cuenta
corriente del tribunal competente la suma de dinero para pagar al tercero, si el deudor
se niega se le deben embargar bienes suficientes para que con el producto luego de
su remate se le pague al tercero. Aquí la obligación de hacer mutará a una obligación
de dar que consiste en consignar una suma de dinero.
Si nos damos cuenta, en la obligación de hacer, el acreedor puede optar entre obtener el
cumplimiento in natura o el cumplimiento por equivalencia de la obligación, lo que no
ocurre en la obligación de dar, en la obligación de dar la única posibilidad que tiene el
acreedor es exigir el cumplimento en naturaleza.
Se trasforma entonces ahora en una obligación de hacer que consiste en destruir aquello
que hizo el deudor cuando no estaba facultado para ello. De ahí entonces que resulte
aplicable el artículo 1553 del CC.
3º Es imposible destruir aquello que hizo el deudor y a lo cual se había obligado en virtud
de una obligación de no hacer, por ejemplo viene este famoso cantante y además cantó
para el hotel Antofagasta, no se puede destruir, es imposible destruir este hecho, en este
caso corresponde una indemnización de perjuicios de carácter compensatoria a favor del
acreedor y seria un cumplimiento por equivalencia.
b) Que el acreedor ha tenido en vista un beneficio o pudo haber cumplido un perjuicio por
el incumplimiento, de modo que tiene derecho a obtener que se repare el daño sufrido de
modo que su patrimonio permanezca indemne. Por ello entonces la indemnización viene
en reemplazar el cumplimiento efectivo o en especie de la obligación, y de hay que
hablemos del cumplimiento por equivalencia. De forma tal que si el deudor no cumple con
su obligación el acreedor puede exigir el cumplimento forzado de la misma o el
cumplimiento por equivalencia mediante una indemnización de perjuicios.
Todo es sin perjuicio de la aplicación el inciso final del Art. 1558 que permite a las partes
alterar los efectos de la responsabilidad del deudor. En todo caso la indemnización de
perjuicios no tendría el carácter de una obligación accesoria.
Con todo, existe un caso particular, cual es en la cláusula penal, conforme al Art. 1535 si
tendría este carácter de accesorio, (porque la cláusula penal es una caución) pero ello no
permite sostener que la indemnización de perjuicios de carácter general tenga el carácter
de accesoria de la obligación principal, por el contrario no viene a ser otra cosa que la
misma obligación principal en la cual ha cambiado el objeto.
Indemnización Compensatoria:
1. Porque la ley así lo autoriza, ejemplo Art. 2473 dado para el contrato de transacción
(leer).
2. Cuando se trata de la cláusula penal Art. 1537. Aquí esta la regla, vamos a estudiar
que la cláusula penal es una avaluación anticipada de los perjuicios y que conforme
a su naturaleza jurídica viene a cumplir el rol de simplemente una caución al deudor
incumplidor y de ahí que se pueda acumular el cumplimiento en naturaleza de la
obligación con la pena, aun cuando esta tenga el carácter de una indemnización
compensatoria.
Si se trata de una obligación de dar, aun cuando el código civil ha guardado silencio al
respecto, la doctrina de forma mayoritaria considera que en este caso la indemnización de
perjuicios tiene carácter subsidiario, de manera que el acreedor no puede ejercer de
forma facultativa el derecho a la indemnización o al cumplimiento de la obligación.
Ello significa que el acreedor de una obligación de dar primero debe pedir el
cumplimiento incluso forzadamente de la obligación y si este no es posible solo ahí podrá
pedir la indemnización de los perjuicios, es decir, el cumplimiento por equivalencia.
Es aquella que viene a reparar los perjuicios que se le causan al acreedor por el
cumplimiento tardío de la obligación por parte del deudor, por lo tanto no dice relación con
el cumplimiento en si mismo de la obligación, la obligación se cumplió pero no se hizo en
el momento oportuno por lo tanto no constituye un reemplazo de la obligación que viene a
resarcir el daño que produce la demora en el cumplimiento en la obligación por parte del
deudor, por ello entonces la indemnización de perjuicios moratoria se acumula con el
cumplimiento de la obligación, sea cumplimiento en naturaleza, sea cumplimiento por
equivalencia, así si hay retardo por parte del deudor se puede demandar la indemnización
de perjuicios de carácter moratoria, de modo tal que si el deudor cumple su obligación
pero lo hace tardíamente deberá indemnizar los perjuicios de su retardo, si el deudor no
cumple con su obligación, ya sea que se pida el cumplimiento en naturaleza, es decir la
ejecución forzada de la obligación, ya se a que se pida el cumplimiento por equivalencia e
la misma el deudor debe además reparar los daños que la tardanza causa al acreedor,
por lo tanto, es perfectamente posible que se ejerza la acción de indemnización
compensatoria y conjuntamente la indemnización de perjuicios de carácter moratoria, por
que sus objetos son distintos, el primero remplaza al objeto de la obligación primitiva y la
segunda tiene por objeto reparar el daño que la tardanza provoca al acreedor. En tal
sentido como fundamento de texto legal encontramos al Art. 1553 (leer).
En primer lugar el incumplimiento debe ser por parte del deudor, en cuánto debe tratarse
de una acción u omisión voluntaria por parte del deudor. Cuando decimos que el
incumpliendo debe ser por parte del deudor queremos excluir aquel incumplimiento que
se produce por la actividad de un tercero que impide al deudor cumplir con su obligación,
siempre el incumplimiento debe ser por parte del deudor, el es el obligado, pero se trata
de un incumpliendo voluntario por parte del deudor de modo que si un tercero le impide
cumplir ya no se trata de un incumpliendo voluntario por parte del deudor. Luego si el
incumpliendo del deudor se debe a actos de un tercero, el deudor no responde de los
perjuicios. Art. 1577 (leer) en este caso el acreedor tiene derecho a que otorguen
acciones, a que se extiendan las acciones para dirigirse contra del tercero, porque no va
ah ser imputable al deudor el incumplimiento.
Pero en ciertos casos, el incumpliendo debido a actos de terceros puede ser imputable al
deudor y este ha de responder por los perjuicios causados, Art. 1679 (leer) si el deudor
incumple la obligación también responde por el hecho o culpa de aquellas personas por
las cuales el es responsable.
Hay autores que sostienes que dado que el legislador guarda silencio en cede contractual,
debemos aplicar en esta materia las disposiciones contenidas para la responsabilidad civil
extra-contractual en el titulo XXXV, del libro IV del código civil. En particular los Art. 2319
en adelante, por ejemplo: porque los padres responden por los actos de sus hijos
menores, cuando estos provienes de su mala educación o los han dejado caer en hábitos
viciosos. Dice los amos responderán por la conducta de sus criados y sirvientes, (a la
época de su dictación) el empleador, hoy día, va ha responder de los actos de sus
trabajadores en el ejercicio de su respectiva profesión, aunque el hecho de que se trate
no sea ejecutado a futuro. Aquí tenemos entonces dos casos, el Art. 2321 y 2322 en que
el deudor respondería por el hecho de tercero. Cuando estudiemos la responsabilidad
civil extra-contractual, diremos que se trata de la responsabilidad por el hecho ajeno, pero
diremos que se responde por el hecho ajeno por que ha existido falta de diligencia de
parte de la persona por vigilar la conducta de la persona por la cual responde, de modo
que en definitiva responde por el hecho propio.
Otros autores señalan que estas normas no tienes aplicación en estas materias, y hay
que determinar cuales son las normas aplicables en materia de responsabilidad
contractual pero no identifican cuales son las normas aplicables, no nos dicen por
quienes responde el deudor.
Sin perjuicio que aplicando las reglas generales del ordenamiento jurídico digamos que:
1º el representado responde por los actos de su representante, conforme al Art. 1441, por
ejemplo: por que el deudor es el representado, quien ha debido cumplir es su
representante y por que es imputable al representante, el representado no cumplió. Y
según el Art. 1448 quien debe responder es el representado, de modo que deberá asumir
los actos de su representante en la medida que se haya actuado dentro del marco de su
poder.
2º actos juramentados realizados por personas asociadas al deudor, no se trata del caso
de personas que hayan celebrado entre si el contrato de sociedad, sino que es de
carácter mas amplio, se tarta de personas que comparten con el deudor el goce de la
cosa, por ejemplo: el Art. 1947 (leer) inciso en particular. ¿De quien responde el
arrendatario? Por sus huéspedes, dependientes y subarrendatarios, ¿por qué? Por que
con ellos ha compartido el goce de la cosa.
En segundo lugar el incumplimiento del deudor debe ser imputable, es decir el deudor
deja de cumplir con dolo o con culpa su obligación, no habría imputabilidad por ejemplo si
el deudor deja de cumplir si ocurrió un caso fortuito, se pide que exista un animo en el
deudor, se recure a un elemento de carácter subjetivo, como lo son el dolo o la culpa para
determinar la imputabilidad del deudor en su incumplimiento, y ello nos lleva a estudiar el
dolo y la culpa en cede contractual.
El Dolo es una de las palabras que se encuentra definida por el código y, o hace en su
Art. 44 /final (leer) la intención positiva de infringir injuria a la persona o propiedad de otro,
y dijimos que la palabra injuria debía ser entendida como daño, la intención positiva de
causar daño a la persona o propiedad de otro.
El dolo se estudia desde tres perspectivas en el Derecho Civil: 1) Como vicio del
consentimiento; 2) Como elemento de la responsabilidad civil extracontractual,
precisamente en esta materia es donde guarda de mejor forma la definición que de dolo
da el Art. 44 / final “la intención positiva de causar injuria en la persona o propiedad de
otro”; 3) El dolo tiene incidencia y se estudia en relación al incumplimiento de una
obligación, en este caso se trata de una maquinación del deudor que se encuentra
destinada a eludir el cumplimiento de la obligación.
El deudor trata, y de hecho lo hace, de forma intencional dejar de cumplir aquello a lo que
se encuentra obligado a fin de causarle un daño a su acreedor.
El dolo, entonces, para los fines que a nosotros nos interesa en este instante, es una
maquinación que elabora el deudor tendiente a obtener el incumpliendo de la obligación
causándole un daño al acreedor.
La prueba del dolo:
Conforme al Art. 1459 el dolo no se presume. Esta es una norma dada para el dolo como
vicio del consentimiento que se considera que tiene un ámbito de aplicación general en
todo nuestro ordenamiento jurídico, por lo tanto la regla general es que el dolo no se
presume. Excepción: salvo los casos que la ley lo presuma, en los demás el dolo siempre
debe probarse.
Esta disposición, que hemos visto es de aplicación general, guarda armonía con lo
establecido en el Art. 707 dado en materia posesoria. Recordemos que conforme al Art.
707 la buena fe se presume, salvo los casos que la ley establece la disposición contraria,
y en su momento dijimos que este es un principio de aplicación general en el
ordenamiento jurídico, aun cuando sea dado en materia posesoria. Agrega que, en su
inciso 2º, en todos los otros casos la mala fe debe probarse, si no si dijéramos que el
principio de buena fe es de carácter general en el ordenamiento jurídico, significaría decir
que imperaría una presunción de mala fe, y dijimos en ese entonces que al mala fe
guarda parentesco estrecho con el dolo, y dijimos que el dolo no se presume sino que
debe ser objeto de prueba. Por lo tanto quien alega que el deudito ha tenido un
comportamiento doloso debe probarlo, es decir, el acreedor esta llamado a probar que el
incumplimiento del deudor ha sido con dolo.
Diferencia del dolo en sede contractual con la culpa en sede contractual: por que
veremos que la culpa se presume, la ley presume que si el deudor no cumplió lo hizo con
culpa o negligencia, por lo tanto el acreedor deberá probar la existencia de la obligación y
dado que la ley presume que el incumpliendo es culpable se encuentra liberado de
probársete requisito, pero si el acreedor dice “ mi deudor dejo de cumplir
intencionalmente” esta invocando dolo, y si invoca dolo deberá probarlo, por que el dolo
no se presume.
Efectos del dolo en sede contractual, ¿por qué el acreedor puede estar interesado
en acreditar que la conducta de su deudor fue dolosa?
En primer lugar, probada la existencia del dolo se da por acreditado el primer requisito
para que proceda la indemnización de perjuicios.
Culpa contractual.
Dijimos que dolo es la intención positiva de dañar de modo que quien actúa dolosamente
lo hace con plena conciencia y conocimiento del daño que su conducta puede ocasionar a
otros. En la culpa, en cambio, no hay intención de dañar, si no que falta la diligencia o
cuidado del deudor en el cumplimiento de la obligación, o sea el deudor actúa
negligentemente, con impericia y esta falta de negligencia, en consecuencia, supone
causar perjuicios al acreedor que deben ser indemnizados.
Este hombre prudente en el código civil, corresponde a la figura del buen padre de familia,
este es el parámetro abstracto que vamos a seguir, como se habría comportado un buen
padre de familia en el cumplimiento de una obligación. De modo tal que el juez llamado a
conocer del incumplimiento del deudor deberá considerar, para calificar su conducta el
lugar, tiempo y circunstancia en que ocurrió el hecho, así como también el oficio o
profesión de la persona que realizo el hecho.
Todos estos antecedentes deberán ser comparados abstractamente por el juez, con la
conducta que habría desarrollado el hombre prudente, es decir, un buen padre de familia.
Dejamos de lado entonces los rasgos de la personalidad del deudor los que no son objeto
de comparación.
1º.- Culpa grave: Art. 44 / 1º es la que significa para el deudor el menor cuidado, se le
exige al deudor que tenga un cuidado mínimo en el cumplimiento de la obligación, por
esto en cede civil la culpa grave se asimila al dolo, por que los actos que realiza el deudor
para poder responder de esta clase de culpa significa que ha descuidado su obligación a
tal punto que puede pensarse que ha querido dañar al acreedor, “no manejar los negocios
ajenos con aquel cuidado que aun las personas negligentes”, o sea, una persona
negligente toma ciertas providencias para manejar ciertos negocios ajenos, y en este caso
ni siquiera se toman estas mínimas providencias que una persona negligente tomaría,
por lo tanto no hay que pensar que por ser culpa grave exige mayor cuidado, por el
contrario, exige el mínimo de cuidado en el cumplimiento de la obligación, por que se le
compara con la conducta que tendría una persona negligente en el cuidado de los
negocios ajenos, ni siquiera de los propios, de los negocios ajenos, de ahí que se diga la
persona actúa con culpa grave, o sea, ni siquiera toma los mínimos cuidados en el
cumplimiento de la obligación, y se llegue incluso a pensar que la persona halla actuado
con la intención de causar daño y de ahí que se equipare al dolo, pero que se equipare al
dolo no significa que la culpa grave sea igual que el dolo, no son lo mismo, cada uno
mantiene su propia individualidad y su propio tratamiento, por cuanto quien invoca la
culpa grave queda sujeto en principio al estatuto dado para la culpa.
2º.- Culpa leve: Art. 44 /3 la regla general es la culpa leve, de ahí que si el legislador no
califica el tipo de culpa debemos entender que se trata de este tipo de culpa.
Culpa leve, descuido leve, descuido ligero consiste en no tener el cuidado ordinario que
cualquier persona normal tiene en sus negocios propios y conforme al inciso 4 del, art 44,
para suministrar un medio de comparación entre la conducta efectiva del deudor y
aquella que debió tener, se remite a este tipo ideal que hemos llamado un buen padre de
familia, o sea, es la forma normal en la que cualquier persona se comporta respecto de
sus negocios comunes, ese es el grado de diligencia que se le exige al deudor.
1) Es útil para el acreedor: en este caso el deudor responde de la culpa grave. Por
ejemplo un contrato de depósito, en este una persona entrega a otra una cosa corporal
para que este se la devuelva en especies a requerimiento del acreedor. En el contrato de
depósito encontramos al depositante, la persona que entrega la cosa para que la custodie
un tercero que es el depositario, ¿quién es el acreedor? El depositante, ¿quién es el
deudor? El depositario que queda obligado a restituir la cosa. Tengan presente que el
contrato de deposito es un contrato real que se perfecciona con la entrega de la cosa y
además es gratuito.
2) El contrato resulta útil para el deudor y para el acreedor: para ambas partes, por
ejemplo el contrato de compraventa, es útil para el comprador como para el vendedor, de
modo que el deudor responde en este caso de la culpa leve, o sea, debe tener el grado de
diligencia y cuidado que un hombre ordinario tiene en la administración de sus negocios
ordinarios. Entonces si dijéramos que el vendedor no cumplió con el deber de conservar
la cosa hasta la entrega de esta al comprador, ¿cuál es el parámetro? La culpa leve, la
diligencia que un hombre ordinario tendría en la administración de sus negocios
ordinarios. Y ¿cuál es el tipo ideal? El buen padre de familia.
Todo lo dicho sin perjuicio que la ley o la voluntad de las partes alteren la distribución de
culpa que hace el Art 1547. Por lo tanto para saber de que culpa responderá el deudor en
el cumplimiento de su obligación primero debemos ver si ha existido acuerdo de las
partes, si hay una disposición especial de la ley, y a falta de esto aplicamos las normas
generales del artículo 1547.
Prueba de la culpa:
Por tal motivo, ante el incumplimiento, lo que el acreedor debe hacer será probar la
existencia de la obligación, el daño y la relación causal (incumplimiento y daño), y esto
podría causar algún tipo de dificultad que puede atenuar la presunción de culpabilidad
que acabamos de enunciar.
Lo dicho debe tener por salvedad lo que ocurre tratándose de la culpa grave, ¿por qué?
Porque el mismo legislador en el Art. 44, nos ha dicho que la culpa grave se equipara al
dolo, y cuando estudiamos la prueba del dolo dijimos que el Art. 1459 dado para el dolo
como vicio del consentimiento, tiene aplicación general, por cuanto el dolo no se presume,
en tal sentido, a priori debemos concluir que dado que la culpa grave se equipara al dolo
ello significa que la culpa grave no se presume.
Claro Solar no opina de esta forma, dice que para resolver la cuestión, lo primero que
debemos hacer es determinar el alcance del Art. 44, al equiparar la culpa grave al dolo,
por lo tanto en opinión de este autor, lo que establece el Art. 44 no significa que la culpa
grave sea dolo, por que si ambos fueran lo mismo el Art. 44 no habría definido por una
parte a la culpa grave y por otra, incluso por un inciso diferente, al dolo. Por lo tanto dice
que cuando el legislador equipara a la culpa grave con el dolo quiere decir que la
imprudencia en el comportamiento del deudor es tan grave que nos mueve a pensar que
esta persona habría querido causar el daño, de modo que la extensión de la
responsabilidad de ambos se hace equivalente, pero tal equivalencia no se presenta en
todos los aspectos. Y ello por la presunción de carácter general que el Art. 1547/ 3º
estable en relación a la culpa, por cuanto la prueba de la diligencia o cuidado incumbe a
quien ha debido emplearla, expresión comprensiva de la culpa grave.
Somarriva señala que, lo señalado por claro solar no es correcto, no participa de esta
doctrina, para quien el Art. 44 equipara de forma absoluta a la culpa grave con el dolo, y
de esta forma seria aplicable lo dicho para el dolo a la culpa grave, por cuanto no se
presume, sino que habría que probar la culpa grave así como se prueba el dolo.
A mi entender si uno tan solo invoca culpa grave cae dentro de la presunción del Art.
1547, pero si quiere aplicarle los efectos del dolo a la culpa grave, entonces quedo sujeta
a las normas y efectos dados para el dolo.
Hemos visto los casos por los cuales el deudor va ha responder ante su incumplimiento,
a sido dolosa o culposamente, y por lo tanto debe reparar los daños que le ha causado a
su acreedor, pero hay ciertos hechos que amparan el incumplimiento del deudor, hechos
por los cuales ese incumplimiento deja de ser imputable al deudor. De modo que dado su
concurrencia se destruye el primer requisito para que proceda la indemnización de
perjuicios.
¿Qué es el caso fortuito? Lo define el legislador y lo hace en el Art. 45 “el imprevisto a que
no es posible resistir”. Dada la enumeración que da el legislador la doctrina va ha realizar
el siguiente distingo: caso fortuito y fuerza mayor. Dirá que caso fortuito es el imprevisto
imposible de resistir que proviene de la naturaleza, mientras que fuerza mayor será el
imprevisto que no es posible de resistir que proviene de un hecho del hombre. Trátese de
caso fortuito o de fuerza mayor, los efectos son los mismos.
1º que se produzca un hecho que tenga una causa ajena a la voluntad del deudor:
Se debe tratar de un hecho totalmente extraño a la voluntad del deudor, es más, el deudor
esta llano a cumplir, su voluntad es hacer aquello a lo que se encuentra obligado, pero por
acontecimientos imprevistos e irresistibles se ve o a tener una actitud que le impide
cumplir.
2º un imprevisto:
El legislador lo señala de forma expresa. Se debe tratar de algo que no era posible
conocer con anticipación, por lo que no se han podido tomar las previsiones
anticipadamente para evitar el hecho en cuestión. Por ello el caso fortuito justifica el
incumpliendo del deudor, por que no puede prever aquello que ocurrió y que le hizo
imposible el cumplimiento de la obligación.
La valoración del carácter de imprevisto del hecho es calificado como una cuestión de
hecho y por lo tanto es de apreciación exclusiva de los jueces de la instancia. Como
verán, es una cuestión bastante relativa el determinar si el hecho ha o no podido preverse
por parte del deudor. En un lugar, para un tipo de persona, un hecho puede ser imprevisto
y para otro lugar y para otro tipo de persona ese hecho puede ser previsto.
No basta con el simple imprevisto, de ahí el tercer requisito, debe ser de carácter
insuperable o irresistible, o sea, la ley lo dice “no se puede resistir”, no lo puede evitar el
deudor, a pesar que quiera evitarlo, por ello nuevamente insistimos en los requisitos del
caso fortuito en cuanto constituye justificación de la conducta del deudor, justifica el
incumplimiento, de modo tal que el deudor no puede evitar la ocurrencia de un hecho
imprevisto, de modo que, el hecho debe reunir tales características que ni el deudor, ni
otra persona colocada en la misma situación del deudor, pueda evitar los hechos o las
consecuencias de esos hechos. Puede entonces que el hecho resulte insuperable con los
medios de los cuales dispone el deudor.
Sin perjuicio que el mismo deudor tiene capacidad de evitar las consecuencias que
acarrea el hecho imprevisto, por lo tanto el carácter de insuperable de hecho imprevisto
es tanto en cuanto a la causa del hecho como a las consecuencias del hecho. Si las
consecuencias son posibles de resistir entonces el hecho deja de ser un caso fortuito o
fuerza mayor.
El efecto principal que tiene el caso fortuito es que exime de responsabilidad al deudor de
modo que tratándose de una imposibilidad de cumplimiento absoluto nada debe hacer el
deudor. Traemos a colación la materia los Art. 1547/ 2 y 1670 y 1672.
Excepto:
a) Si el caso fortuito ocurre durante la mora del deudor siempre que de haberse
cumplido a tiempo la obligación, la cosa no hubiere perecido. Caso contrario, es
decir, si de todas formas habría perecido, sólo responde de la mora.
c) Por pactarse así. Son las cláusulas modificatorias de la responsabilidad del deudor
en que puede exonerarse, agravarse o atenuarse. En este caso se agrava.
d) En aquellos casos en que la ley hace responsable al caso fortuito al deudor, Art.
1547/ 2º, Art. 1676 y Art. 1983 / 1.
2. Según la teoría de los riesgos, éstos son del acreedor, ya que el sufre el gravamen.
Salvo en las obligaciones de género.
Conforme al Art. 1698 quien alega caso fortuito debe probarlo, ¿quien va alegar
caso fortuito? El deudor, porque si quiere justificar que su conducta le es inimputable, no
le es reprochable, deberá destruir la presunción legal de culpa que cae sobre él, Art. 1671
y respuesta a esta disposición, lo señalado en el Art. 1547 / 3.
2° La ausencia de culpa: Consiste en probar por parte del deudor que su actuar fue con
la debida diligencia y cuidado Art. 1547 / 3 (primera parte del inciso).
3° El estado de necesidad: No está recogido en el Código Civil como lo hace el Código
Penal, sin embargo la doctrina ha tratado de fundamentar su existencia de acuerdo a la
doctrina del Derecho Penal, pero la jurisprudencia señala que de todos modos se debe
conformar a los requisitos del caso fortuito.
Son los requisitos de carácter doctrinario que debieran concurrir para estar en presencia
de esta circunstancia, que más que extinguir la obligación señala que el deudor cumpla
aquello que no le cause un daño patrimonial, dado que han variado las circunstancias que
tuvo en consideración al momento de contratar. En doctrina se dice que:
a) El contrato debe ser de aquellos en que sus prestaciones se postergan para después
de su celebración. No se trata de contratos de ejecución instantánea; por ejemplo, un
contrato de compraventa a plazo, un contrato de tracto sucesivo como el contrato de
arrendamiento, entre otros.
Para algunos, cumplidos los requisitos de la imprevisión, se debían producir los mismos
efectos que tratándose del caso fortuito; es decir, se extinguiría la obligación del deudor.
Ello necesariamente nos obligaría a remitirnos a la Teoría de los Riesgos, quién debe
soportar el riesgo de la pérdida de la cosa que se debe.
Una segunda posición señala que cumplidos los requisitos de la teoría de la imprevisión,
se autoriza al juez para que suspenda temporalmente el cumplimiento de la obligación, lo
que sucederá mientras subsistan las circunstancias que importan una excesiva
onerosidad para el deudor; o dentro de esta segunda solución se permite al juez revisar el
contrato permitiéndole modificar sus cláusulas a fin de restablecer el equilibrio entre las
prestaciones.
• Art. 332: en materia de alimentos. La primera parte dice que los alimentos se deben
mientras se mantengan las circunstancias.
Por ello se dice que la regla general es que es necesario que se constituya en mora al
deudor, y el simple hecho del retardo no da lugar a la indemnización de perjuicios. Por lo
tanto, hemos de determinar cuáles son los requisitos que deben concurrir para que el
deudor se encuentre constituido en mora; todos los cuales son de carácter copulativo:
Requisitos para estar en presencia de la mora del deudor: Son cuatro, pero el último
es eventual.
2° Imputabilidad del retardo: que el deudor ha dejado de cumplir su obligación luego que
ésta ha sido exigible por un hecho que le es imputable, ya sea en razón de un actuar
doloso o en razón de un actuar culposo. Se encuentra vinculado con que el
incumplimiento sea imputable al deudor, de ahí que si el retardo en el cumplimiento de la
obligación obedece a un caso fortuito, puede quedar eximido de pagar perjuicios el
deudor; en tal sentido Art. 1558 inciso 2º.
3° Interpelación por parte del acreedor: precisamente es este acto que realiza el acreedor
el que transforma al retardo en mora; y se constituye el segundo requisito de procedencia
para la indemnización de perjuicios. Es el acto que tiene por objeto hacer saber al deudor
de su retardo en el cumplimiento y que como consecuencia se están ocasionando
perjuicios.
Esta interpelación por parte del acreedor se puede realizar, según el Art. 1551 de acuerdo
a tres formas en que se produce la interpelación al deudor: Contractual expresa;
contractual tácita y judicial.
De los casos del Art. 1551 la regla general, será que la interpelación debe ser de carácter
judicial.
Casos de interpelación del Art. 1551:
Tácita: No se trata en que se haya fijado un plazo en el contrato, y que cumplido el cual
se hace imposible cumplir con la obligación, sino que se trata de aquél caso en que la
naturaleza misma de la prestación establece, condiciona al deudor a cumplir con la misma
luego de transcurrido cierto tiempo, pasado el cual si no ha cumplido se entiende que hay
retardo.
Se señala como la regla general, porque si no estamos en los dos casos anteriores,
debemos recurrir a esta forma de interpelación, pero no porque sea la que ocurre con
mayor frecuencia dentro del tráfico jurídico. En este caso, el acreedor debe recurrir a los
tribunales de justicia, demandando al deudor por su retardo en el cumplimiento de la
obligación; es una demanda de cumplimiento de contrato, y para que haya una
interpelación judicial válida es necesario que sea notificada legalmente al deudor, sólo en
ese caso se ha producido la interpelación y por lo tanto, se ha constituido en mora al
deudor, y eso significa que los perjuicios comienzan a correr desde el momento en que se
ha constituido en mora, no importa la naturaleza de la acción deducida y del
procedimiento que se utiliza.
Significa que en aquellos contratos de carácter bilateral, las prestaciones de las partes se
encuentran conexas, hay una interdependencia entre las prestaciones de cada una de las
partes, y por lo tanto, el Art. 1552 establece la regla que ninguna de las partes se
encuentra en mora de cumplir lo pactado mientras la otra no lo haya hecho o no esté llana
a cumplir con su obligación.
Efectos de la mora:
Podemos distinguir tres efectos luego que el deudor se encuentra constituido en mora.
2. Que el deudor se hace responsable del caso fortuito que acontece durante la mora,
siendo de aquellos que no hubiere dañado la cosa de encontrarse en poder del acreedor,
Arts. 1547 inciso 2º y 1672.
Por una cuestión de orden se estudia en este punto, la mora del acreedor; pero la mora
del acreedor no tiene nada que ver con este segundo requisito para que proceda la
indemnización de perjuicios.
1. Retardo del acreedor de recibir aquello que se le debe. Cualquiera sea la prestación, ya
sea de dar o hacer.
2. Que el deudor ofrezca cumplir al acreedor la obligación que le debe. Ya sea de dar o
entregar la cosa o ejecutar el hecho debido. Este segundo requisito, de alguna forma
equivale a la interpelación del acreedor para constituir en mora al deudor. La pregunta
que surge en este punto, es ¿Cómo realiza esta oferta el deudor al acreedor, cómo le
ofrece cumplir la obligación? El legislador no ha dado una norma particular para este
caso.
1. El deudor sólo responde de la culpa grave o dolo. De modo tal que es una causa que
permite atenuar la responsabilidad del deudor.
2. Obliga al acreedor a indemnizar los perjuicios que le cause al deudor el retardo en
recibir el pago de la obligación.
3. En todo caso la mora del acreedor no es causa de justificación para que el deudor no
cumpla con su obligación. Porque siempre tiene a salvo pagar por consignación.
Perjuicio en sentido lato es todo daño o menoscabo que experimenta una persona.
La doctrina en razón de estas dos nociones elabora un tercer concepto, que dice que
perjuicio es la pérdida de toda ganancia o utilidad que el acreedor no habría sufrido si el
deudor hubiese cumplido oportunamente.
Para que proceda la indemnización de perjuicios, éstos deben haber ocurrido, y pesa
sobre el acreedor probar la existencia de los perjuicios que invoca, Art. 1698; debe
acreditar la existencia de la obligación de reparar los perjuicios sufridos y por lo tanto,
debe acreditar qué perjuicios le ha ocasionado el incumplimiento del deudor.
La determinación de los perjuicios se debe producir en juicio, esta es la regla general, que
habrá un juicio de indemnización de perjuicios en el cual se acreditará el monto al que
asciende el daño causado al acreedor por el deudor ante el incumplimiento. Los perjuicios
deben ser avaluados, es decir, debemos determinar el monto en que ha sido disminuido el
patrimonio del acreedor debido al incumplimiento del deudor, cuando estamos hablando
de incumplimiento nos estamos refiriendo tanto al incumplimiento total de la obligación, al
cumplimiento parcial de la obligación o al cumplimiento fuera del tiempo debido de la
obligación, y esta avaluación de los montos de los perjuicios causados, puede ser:
En primer lugar, debemos señalar que la avaluación legal de perjuicios tiene solo lugar
tratándose de las obligaciones de dinero, en tal sentido Art.1559 primera parte.
Se dice entonces que la avaluación legal de los perjuicios solo procede en las
obligaciones de dinero, ello en razón de los siguientes fundamentos:
De ahí entonces que tratándose de una obligación de dinero, solo se establezcan reglas
para fijar la indemnización de carácter moratoria, o sea los perjuicios que se le han
ocasionado al acreedor por no haber cumplido su deudor de forma oportuna con la
entrega del dinero que el debía, de ahí entonces la redacción de este inciso primero del
Art.1559 cuando circunscribe la indemnización a aquella de carácter moratoria y más aún,
proporciona en 4 números las reglas que resultan aplicables a la avaluación legal de los
perjuicios, que como ya se ha dicho se traduce básicamente en el pago de interés.
Primera regla: La indemnización de perjuicios se traduce en el pago de interés, es decir,
el monto, la avaluación de la indemnización se encuentra determinada de antemano por la
ley que representa una proporción del capital adeudado. Si bien el C.C. no nos
proporciona un concepto de interés, la ley 1810 en su Art. 2° da un concepto de interés,
ley que viene a regular las operaciones de crédito y otras obligaciones de dinero y que se
encuentra en el apéndice del C.C.
L.1810 Art. 2 “en las operaciones de crédito de dinero no reajustables, constituye interés
toda suma que recibe o tiene derecho a recibir el acreedor, a cualquier título, por sobre el
capital”
Por tanto es toda suma de dinero que recibe o tiene derecho a recibir el acreedor, a
cualquier título, por sobre el capital, esto porque el capital es la base de cálculo de esta
suma de dinero que va a recibir por concepto de interés.
¿Desde cuando debe el deudor los intereses?; Desde el momento en que se encuentra
constituido en mora.
El Art.1559, nos indica que los intereses pueden ser legales, corrientes e intereses
convencionales.
La ley 18010 en su Art.19 dispone que se aplicara el interés corriente a todos los casos en
que las leyes u otras disposiciones se refieran al interés legal, por ello hoy día en razón
de una derogación tácita solo hay en virtud de la ley 18010 interés corriente e
interés convencional.
En el Art.6 de la ley 18010, se proporcionan los conceptos de, interés corriente, e interés
convencional.
Si quisieran saber cual es el interés corriente aplicable a una operación de dinero o para
determinar esta avaluación de perjuicios, se debe recurrir a la superintendencia de bancos
e instituciones financieras porque esta determina cual es el interés corriente, en razón del
calculo de los intereses que se han fijado en los distintos bancos e instituciones
financieras en razón de las operaciones que se realizan en chile, este es el interés
corriente.
- interés convencional: es el que fijan las partes de común acuerdo, y la ley establece el
principio que las partes pueden fijar cualquier suma o porcentaje por concepto de interés
pero con un límite, el interés máximo convencional, que no puede ser más del 50% sobre
interés corriente al momento de la convención, si las partes fijan un interés por sobre el
máximo convencional habría usura. Por tanto para determinar el interés máximo
convencional es necesario saber el interés corriente.
Es una norma de carácter excepcional porque la regla general es que el acreedor debe
probar los perjuicios que pide que se le reparen, pero en este caso el legislador presume
los perjuicios causados al acreedor, presunción de derecho porque, así como el acreedor
esta liberado de acreditarlo, el deudor tampoco puede excusarse de pagarlos indicando
que el acreedor no ha sido perjudicado en el cumplimiento de la obligación debida.
La pregunta que uno puede formular ahora es: ¿puede el acreedor cobrar otros perjuicios,
cobrar otra indemnización que no se traduzca en el pago de intereses?
- Para otro sector en virtud de una interpretación literal de la regla segunda del Art. 1559
van a señalar que el acreedor se encuentra liberado de acreditar los perjuicios, cuando
estos se traduzcan en intereses, lo cual significa que el acreedor puede cobrar otros
perjuicios siempre que logre acreditarlo.
Tercera regla: Los intereses atrasados no producen interés, es decir no hay anatosismo.
El anatosismo consiste en que los intereses devengados por el crédito por el capital y no
pagado se capitalizan, y se vuelve a calcular sobre ese nuevo capital los intereses.
Ejemplo: cuando se dice que una acción esta sujeta a anatosismo, decimos: si yo debo 10
y pacte un 10% de interés ante mi cumplimiento se genero un uno por concepto de interés
que lo sumo al 10 quedando 11, y ahora sobre 11 aplico de nuevo la taza de interés, 1,1 y
entonces al mes siguiente vamos en 12,1 y hay tres meses de retraso y entonces como
ese interés se sumo al capital aplico mi tasa de proporción sobre un 11,1.
Un 10, primer mes un 10% un uno, entonces hoy segundo mes un 1%, 1,1 da 12,1, al
tercer mes un 10% da un 1,2 lo que da un 12,3 es decir voy sumando un 10% a cada mes
periódicamente.
El Art. 9 de la ley 18010 se permite que puedan pactarse intereses sobre intereses, si
permite el anatosismo. Nos dice que primero la capitalización de intereses debe hacerse
en cada vencimiento o renovación de la obligación, y en segundo lugar que esta
capitalización de intereses no puede hacerse por periodos inferiores a 30 días, por lo
tanto si se pactaron intereses por periodos inferiores a 30 días estos intereses no se
pueden sumar al capital y se siguen considerando intereses para los efectos de
determinar si se ha o no excedido el interés máximo convencional.
Sin perjuicio que esta ley 18010 establece que cada vez que hay una obligación vencida,
los intereses siempre se capitalizan, a menos que expresamente se haya pactado lo
contrario. Por lo tanto si se trata de obligaciones de dinero sujetas a la ley 18010 si hay
anatosismo, por ejemplo un mutuo de dinero puede quedar sujeto a la ley 18010. Los
bancos cuando prestan una suma de dinero generan anatosismo, pero por ejemplo si se
trata de un saldo de precio en un contrato de compra venta, no es una operación de
crédito de dinero, por lo que no se aplica la ley 18010 y se aplica el art1559.
Por tanto para determinar a que operaciones se aplica el Art.1559 debemos descartar
todas aquellas que están sujetas a un régimen especial, que es la ley 18010.
Estas son las reglas para que se avalúen legalmente el monto de los prejuicios causados
al acreedor, por el incumplimiento, o cumplimiento inoportuno del deudor de su obligación,
en conclusión la avaluación legal se traduce en el pago de interés.
Pero hay otras 2 formulas para determinar el cálculo del monto de los perjuicios causados
al acreedor y que deben ser objeto de una indemnización.
Constituye la regla general en nuestro ordenamiento jurídico, lo normal será que ante el
incumplimiento el acreedor, la parte diligente, recurra a los tribunales de justicia pidiendo
que se indemnicen los daños y perjuicios que se le han ocasionado y por lo tanto es el
juez el llamado a conocer primero; que perjuicios se le causaron al acreedor y luego cuál
es el monto la avaluación que vamos ha hacer de estos perjuicios. Por lo tanto cuando
estamos en presencia de la avaluación judicial, es el juez el llamado a determinar, los
daños y perjuicios que ha sufrido el acreedor, fijando su monto en una sentencia judicial
con carácter de firme o ejecutoriada.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia indican que el significado del término daño es el
que proporciona el diccionario de la lengua española, diciendo que daño proviene de
dañar y dañar es causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia.
Por lo tanto para que haya indemnización de perjuicios a favor del acreedor, el
incumplimiento de la obligación por parte del deudor, debe haber generado un daño,
porque la indemnización de perjuicios, viene a compensar, viene a reparar el daño que se
le ha causado al acreedor y no constituye un motivo de lucro, así si no hay daño no hay
nada que indemnizar.
Otra clasificación es la que distingue entre daño moral y daño material, el problema surge
básicamente en determinar, ¿Qué tipo de daño puede ser reparado ante el
incumplimiento del contrato?
-daño material es el que sufre una persona en su patrimonio o en su propia persona física
ya sea que el ilícito le cause una enfermedad, lesión o muerte.
La discusión se produce toda vez que conforme a lo que ha sido la doctrina tradicional en
este punto se hace una diferencia entre la responsabilidad contractual y la
responsabilidad extra contractual, y en razón de esta diferencia se indica que los daños
morales, solo serían indemnizables tratándose de la responsabilidad extra contractual
porque se trata de compensar el daño moral, pero no puede resarcirse este daño en la
responsabilidad contractual porque precisamente esta última tiene por objeto resarcir,
reparar el daño que ha sufrido el acreedor, y tratándose del daño moral sólo cabe la
compensación del mismo pero no la reparación, esta ha sido la doctrina tradicional
basado en un argumento histórico por cuanto nuestro C.C. habría seguido en materia de
responsabilidad extra contractual al C.C. Francés y este según los redactores y
comentaristas, este no contemplaría la reparación del daño moral en materia contractual.
La doctrina mas reciente en este punto no esta conforme con esta solución, de hecho
incluso existe jurisprudencia reciente que ha acogido la indemnización del daño moral en
sede contractual. La doctrina mas reciente, ha señalado que no puede usarse como
argumento lo que tradicionalmente la doctrina clásica ha utilizado para rechazar la
procedencia del daño moral. Esta doctrina clásica se fundaba en dos arículos. En
particular;
El Art. 1556 dado en materia de responsabilidad contractual y el Art. 2329 inciso primero
dado en materia de responsabilidad civil extra contractual.
Art. 2329: “por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona, debe ser reparado por esta…” el Art. dice todo daño, que
puede imputarse, estamos ante una norma que puede situarse en materia de
responsabilidad civil extra contractual y por lo tanto se dice que dada la expresión del
legislador todo vale es en este ámbito donde procede la indemnización de perjuicios por
daño material como por daño moral, es decir cualquier daño que sufra una persona en
razón de un hecho ilícito conforme a las reglas de la responsabilidad extra contractual.
De modo que ante estos dos artículos se encontraban los jueces al momento de
determinar si procedía o no la indemnización del daño moral en materia contractual
básicamente por cuanto se indicaba que carecían de un texto expreso que ordenara la
indemnización del daño moral tratándose de responsabilidad contractual, de ahí entonces
que se negaban a comprender dentro de la indemnización de perjuicios ante el
incumplimiento del contrato el daño moral que había sufrido una persona. En tal sentido
podemos ver una sentencia de 1990 que dicto la C. de Apelaciones de concepción que
dijo: “La indemnización del daño moral fundado en el incumplimiento contractual no ha
tenido acogida en la jurisprudencia nacional fundado de acuerdo al texto del Art. 1556 del
C.C”
Bajo estos dos artículos se construyó la doctrina que negaba la posibilidad de que se
indemniza el daño moral en sede contractual.
Sin perjuicio de ello hubo una jurisprudencia de carácter complementario que con el correr
del tiempo ha ido asumiendo mayor relevancia y que estableció que si era indemnizable el
daño moral en sede contractual pero circunscribiéndolo solo a 2 contratos, es decir no era
de aplicación general, los que eran el contrato de transporte, y el contrato de trabajo
cuando sobreviene un accidente laboral.
La primera sentencia que se encuentra en esta materia es de 1951 y esta habría fundado
la procedencia de la reparación del daño moral en un deber de seguridad que se
encuentra implícito en todo contrato de transporte, este deber de seguridad se manifiesta
en que la empresa transportadora que se llama la empresa porteadora debe conducir a
sus pasajeros sanos y salvo al lugar de destino. Por lo tanto si uno aplicaba en estricto
rigor las reglas dadas para la responsabilidad contractual y aplicando la doctrina clásica
significaba excluir el daño moral de aquello que debía ser reparado porque se trataba de
incumplimiento de un contrato de transporte. El cuestionamiento surgió en lo siguiente: Si
usted va y compra un boleto en una empresa de transporte para que lo lleve de un lugar
a otro tenemos un contrato de transporte, entonces si la empresa no cumple solo podría
demandar los daños materiales que le causara el incumplimiento, bueno si uno va en
vehículo particular de un amigo y sufre un daño, bajo que reglas queda sujeto, no hay
contrato de transporte, yo le pague para que me llevara a un lugar, por tanto quedaría
sujeto a las reglas de la responsabilidad civil extra contractual, y dijimos que en la
responsabilidad civil extra contractual se repara todo el daño sufrido, concurriendo los
requisitos propios de este tipo de responsabilidad.
Por lo tanto, bajo el mismo supuesto la persona que había celebrado el contrato de
transporte no tenía derecho a indemnización por los daños morales y quien no había
celebrado el contrato de transporte y quedaban sujetos a la responsabilidad extra
contractual si tenían derecho a que se indemnizara el daño moral. Como entonces era de
toda lógica, que resultaba un tratamiento no justo ni equitativo el distingo que se utilizaba
a fin de determinar si procedía o no la indemnización del daño moral tratándose del
contrato de transporte, porque los hechos eran los mismos solo cambiaba el vínculo
jurídico que unía a la víctima del daño con quien lo ocasionaba, es que se dijo que si
debía proceder en este tipo de contratos este tipo de indemnización del daño moral, esto
porque el deber de seguridad es implícito de todo contrato de transporte que se traduce
en el deber de llevar sana y salva a persona a su destino.
Lo interesante es determinar, dado que las normas del CC son las mismas, por qué ha
cambiado esta jurisprudencia; y ello obedece básicamente al aporte que la doctrina ha
realizado en esta materia. Podemos encontrar dos teorías que sostienen la procedencia
de la indemnización del daño moral en sede contractual y una tercera que nuevamente va
a negar esta posibilidad.
En primer lugar se indica que conforme a la 1ª teoría, las normas que regulan la
indemnización del daño en sede contractual deben ser objeto de una interpretación
amplia, es decir, volviendo al Art. 1556, se dice que éste debe ser objeto de una
reinterpretación, de modo de buscar el verdadero sentido o alcance en conformidad a los
tiempos que hoy se viven y así comprender dentro de este artículo la separación de todos
los daños que una persona puede sufrir en razón del incumplimiento de un contrato.
Como argumento se indica que al momento de la elaboración del CC (año 1850) Bello
sólo pudo tener en vista el daño patrimonial, ya que era para esa época aquel que ocurría
con mayor frecuencia, toda vez que era habitual que las obligaciones que nacían en virtud
de un contrato tenían por naturaleza ser una obligación de dar una cosa a otra persona, y
de ahí entonces que el incumplimiento de esta obligación de dar repercute principalmente
en el patrimonio del acreedor. A esa época poco o nada se pactaban obligaciones de
hacer o no hacer, lo que constituye una radical diferencia con lo que ocurre en nuestros
días, en que la mayoría de los contratos contemplan obligaciones de hacer. Se dice que
para objeto de esta reinterpretación debemos dejar de lado el método histórico de
interpretación, básicamente porque Bello al momento de la elaboración del CC tuvo en
cuenta, en esta materia, la opinión de los comentaristas del CC francés y en particular las
obras de Pothier, y en ideas de este autor, el daño emergente y el lucro cesante
corresponden al daño patrimonial.
Señala que el daño moral no fue contemplado por el legislador como indemnizable ante el
incumplimiento de un contrato. Dice que, sin perjuicio del silencio que el legislador tuvo
en este punto, si queda claro que habría venido a regular los daños patrimoniales
producto del incumplimiento de la obligación, considerando el carácter eminentemente
patrimonial de la prestación. Pero, agrega si analizamos este título XII del libro IV del CC
que regula los efectos de las obligaciones, podemos ver que el legislador no siempre
exige que la obligación incumplida sea patrimonial o tenga un carácter o contenido
patrimonial. Y entonces dice “si el legislador no exige la patrimonialidad en el contenido
de la obligación, entonces sí resulta susceptible de ser indemnizado el daño moral”
Y surge la pregunta ¿en qué normas puede fundar el juez la indemnización del daño
moral?
Debemos recordar que estamos en materia propia del derecho privado, y en esta rama
del derecho se aplica el principio que “todo aquello que no está prohibido es permitido”,
por lo tanto, dentro del derecho privado se puede hacer todo aquello que no esté
prohibido, de ahí entonces que agrega que no existe ninguna disposición en el CC que
prohíba la indemnización del daño moral en materia contractual. De hecho entonces, de
ahí que en el derecho privado se diga por la doctrina que no hay lagunas en el derecho,
porqué, por que si no hay normas que lo prohíba es que se puede hacer y está permitida
la conducta. Entonces el juez podría encontrar en este principio el fundamento para
acoger la indemnización del daño moral.
También se sostiene que “si dijéramos que hay una laguna legal, que el juez tiene dudas,
entonces debiéramos integrar esta laguna o vacío legal”. Y el procedimiento de
integración que aplicaremos es la analogía ¿y a qué materia se aplica? a la
responsabilidad civil extracontractual, que también tiene por objeto la reparación del daño
causado a una persona, y por lo tanto dado que ambas suponen la ocurrencia de un
hecho ilícito que es el sustrato, porque desde un punto de vista de licitud o ilicitud, el
incumplimiento del deudor es un hecho ilícito, es un hecho que no se realiza dentro del
marco de la ley. Y entonces dirá si encontramos el mismo supuesto, para ambos tipos de
responsabilidad, aplicamos el criterio integrador de la analogía “donde existe la misma
razón debe existir la misma disposición”, y por tanto ahí fundamos la procedencia del
daño moral también en sede contractual.
Más aún podríamos encontrar un tercer fundamento para establecer que sí procede la
indemnización por daño moral en sede contractual y es recurriendo a los principios
constitucionales, ¿cuáles? el principio de inexcusabilidad de los tribunales de justicia, el
juez no se puede excusar de resolver un asunto porque no tiene ley que aplicar, ¿por
qué?, porque en este caso podemos recurrir al Art. 24 de CC que llama también a actuar,
como procedimiento de integración, ante el vacío legal; a la equidad natural y al espíritu
general de la legislación que no es otra cosa este último que los principios generales del
derecho y entonces bien podría el juez fallar conforme a equidad natural o conforme a los
principios generales del derecho, en cuanto se consagra el principio de la responsabilidad,
“todo aquel que causa un daño en razón de un hecho ilícito debe reparar” y no exclusión
en cuanto a los daños objeto de indemnización. Así entonces, cualquier juez, tomando
cualquiera de los argumentos, podría dar lugar a la reparación por daño moral en sede
contractual. Además no olvidemos que la Constitución no sólo asegura la integridad física
sino que también la psíquica en sentido amplio (Art. 19 n° 1 CPR)
Dice que no se puede realizar ninguna interpretación amplia de los artículos contenidos
en el titulo XII libro IV, que regula los efectos de las obligaciones, ni tampoco corresponde
integrar al derecho en esta materia, o sea descarta las dos teorías anteriores. Y dice que
si el legislador nada dijo al respecto, no procede la indemnización del daño moral en sede
contractual, y que por lo tanto, lo que se debe hacer es abogar por una modificación al
CC, de modo que exista una disposición legal en esta materia. ¿Qué argumentos dan?
dicen que cuando el legislador ha querido que se indemnice el daño moral en razón del
incumplimiento contractual, lo ha señalado de forma expresa, y dan como ejemplo la Ley
de Protección de los Derechos del Consumidor, la que en su Art. 3 contempla como un
derecho del consumidor la reparación e indemnización adecuada del daño moral.
En la prueba del daño moral vamos a distinguir la existencia del daño moral y su cuantía.
Se ha fallado que acreditado el daño moral, o sea demostrado la ocurrencia del daño
moral, la determinación del monto o cuantía del mismo es entregada al criterio o
discrecionalidad de los tribunales de justicia. Por lo tanto, ello equivale a decir, basta
probar la concurrencia del daño moral, por qué, porque estamos acreditando la existencia
de una obligación, conforme al Art. 1698, pero el juez puede fijar prudencialmente el
monto al que asciende, por lo tanto, la cuantía del daño moral no es objeto de prueba por
parte de las partes, pueden probarlo, pero queda al criterio del juez fijar en definitiva su
monto.
El daño material.
Nadie discute en doctrina que el daño material sea objeto de la reparación, a la que se va
a condenar al deudor incumplidor, mediante el pago de una indemnización de perjuicios.
Dijimos que el daño material es aquel que sufre una persona en su patrimonio, o en su
propia persona física, ya sea que el hecho le cause enfermedad, lesiones o muerte.
Clasificaciones:
1° El daño material conforme al Art. 1556 ha sido clasificado en Daño Emergente y Lucro
Cesante.
El daño emergente es siempre indemnizable, pero el lucro cesante puede no serlo cuando
el legislador lo ha excluido expresamente, por ejemplo una persona celebra un contrato
de abastecimiento con un proveedor y a su turno él es un distribuidor de esos productos a
otras personas, por lo que también ha celebrado contratos con los terceros a quienes va a
vender estos productos. Imaginemos que el productor no cumple con la obligación de
abastecimiento y la persona que adquiría esos productos, se encuentra obligado a su
turno, con los terceros ha entregarle los productos que él ya les ha vendido.
Imaginémonos entonces que esta persona a fin de cumplir sus propias obligaciones,
encuentra el mismo producto por un valor de $200, pero este valor excede a aquel que él
originariamente iba a pagar en razón del contrato de abastecimiento ($100), este es un
caso de daño emergente, porque ha visto disminuido su patrimonio por la diferencia entre
los valores de los productos.
Ejemplo de lucro cesante, valiéndonos del mismo ejemplo, corresponde a las ganancias
que legítimamente hubiera obtenido, de haber vendido los productos que adquirió, en
virtud del contrato de abastecimiento, pero que dado que no se le entregaron las
mercaderías, entonces ha quedado privado de estas utilidades (esta persona iba a pagar
$100 por el producto y en la reventa iba a agregar $50 por producto, por lo tanto ha
perdido $50 por cada producto que dejó de vender)
Pero en este punto no basta la mera expectativa o una especulación acerca de lo que se
habría ganado de haber vendido estos productos, sino que se trata de pérdidas ciertas o
concretas, por lo que esta persona deberá demostrar, que había vendido a otra persona
los productos o que estaba negociando un contrato a fin de vender los productos y
obtener una utilidad.
Diremos que hay daño directo cuando existe una relación de causalidad entre el
cumplimiento y el perjuicio que ha sufrido el acreedor en su patrimonio.
Diremos que hay un daño indirecto si los perjuicios sufridos por el deudor no tienen por
causa el incumplimiento del deudor, sino que este incumplimiento es la causa remota de
los perjuicios, por ejemplo una persona vende una cantidad determinada de vacas
enfermas con un mal contagioso, y este mal contagioso se propaga en las vacas del
comprador y por ello estas mueren o no pueden cumplir el rol que se les ha asignado
como por ejemplo producir leche. Si estas vacas no produjeron leche, la persona que
debe proveer dicha leche sufre un perjuicio indirecto, el incumplimiento del deudor
(porque no le entregaron vacas en buenas condiciones) le causó un daño, pero el
incumplimiento del deudor es la causa remota de los perjuicios que está sufriendo este
acreedor, ello porque las vacas no produjeron leche. De ahí entonces que se señale que
los perjuicios indirectos no son objeto de indemnización.
Directos Previstos, son aquellos que las partes pudieron prever al momento de contratar
o que previeron al momento de contratar.
La regla general será que el deudor responde de los perjuicios directos previos, a menos
que pruebe dolo y pueda entonces exigir la indemnización de perjuicios directos
imprevistos. Por lo tanto, si quisiéramos saber de qué cosas responde el deudor:
Por regla general no se indemnizan los perjuicios indirectos, y por qué se dice “por regla
general”, porque a menos que el deudor se haya hecho cargo de estos perjuicios en virtud
de una cláusula modificatoria de responsabilidad del deudor Art. 1558/ final.
De esta forma y bajo estos supuestos el juez deberá avaluar los perjuicios. Y si estamos
hablando de la avaluación judicial de los perjuicios, se supone que se ha ejercido una
acción ante un tribunal competente para conocer y fallar respecto de los perjuicios que se
le deben al acreedor. Se trata de una acción de indemnización de perjuicios que, dado
que no tiene normas especiales en cuanto a su prescripción, es aplicable la norma
general contenida en el Art. 2515 que establece un plazo de 5 años.
Supuestos:
2. En tal sentido, la cláusula penal en este caso, desempeña el rol de una obligación
accesoria, porque va a subsistir mientras exista la obligación principal (lo accesorio sigue
la suerte de lo principal).
Se dice que en este caso el deudor se siente presionado sicológicamente por el hecho de
saber que si no cumple con la obligación, se le va a aplicar una pena civil. Entonces el
deudor ante el hecho de que su incumplimiento además signifique la aplicación de una
sanción, va a preferir cumplir con su obligación. Entonces ante el miedo de la sanción
civil de la cual puede ser objeto, el deudor prefiere cumplir con su obligación.
Cláusula penal en cuanto constituye una caución personal.
Dado que el deudor frente a una cláusula penal debía sentirse más compelido aún a
cumplir con su obligación principal que si esa cláusula penal no existiera, ello porque dado
que ante su incumplimiento el acreedor puede optar lisa y llanamente por no ejercer la
acción de perjuicios sino que optar derechamente exigir el pago de la cláusula penal sin
que pueda discutir el deudor ni la entidad, ni el monto de los perjuicios, cada vez que el
deudor se encuentra obligado a pagar aquello que pacto con el acreedor aún cuando el
deudor sostuviera que su incumplimiento no ha causado perjuicios al acreedor, le es
entonces al legislador indiferente que en los hechos hubo o no perjuicio, pactada la
cláusula penal el acreedor puede exigir su cumplimiento ante el incumplimiento de la
obligación por parte del deudor.
Por lo tanto la cláusula penal tendrá las siguientes características como caución personal:
1) Se dice que tiene mayor eficacia en razón del monto que se ha fijado como avaluación
anticipada de perjuicios lo que debe inducir al deudor a cumplir de forma integra, oportuna
la obligación principal
2) El carácter de caución justifica que se pueda exigir el pago de la cláusula penal aún
cuando no haya perjuicios derivados del incumplimiento del deudor
3) Dado que es una caución personal permite cobrar la obligación principal más la pena o
la indemnización de perjuicios más la pena.
4) El contenido de la cláusula penal puede consistir en dar o hacer una cosa a favor del
acreedor.
1) Es consensual es decir, la ley no ha exigido ninguna solemnidad para que las partes
puedan pactar una cláusula penal, ello sin perjuicio de las normas de carácter probatorio
que podría limitar la forma de probar la existencia de la cláusula penal.
2) Se trata de una obligación condicional, para que nazca debe cumplirse una condición,
que es el hecho futuro e incierto que es si el deudor va a incumplir su obligación, si el
deudor cumple falla la condición y no podrá exigirse la cláusula penal porque esta no
nació.
3) se trata de una obligación accesoria, es decir, se trata de una obligación que viene a
asegurar que el deudor cumpla de forma integra y oportuna su obligación, de ahí que
debamos aplicar el aforismo “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”, así entonces
prescrita la obligación principal también prescribe la cláusula penal, así también declarada
la nulidad de la obligación principal también es nula la cláusula penal.
En el mismo sentido encontramos al Art. 1543 “No podrá pedirse a la vez la pena y la
indemnización de perjuicios, a menos de haberse estipulado así expresamente; pero
siempre estará al arbitrio del acreedor pedir la indemnización o pena”, de ahí la
importancia de redactar bien una cláusula penal porque si no está bien redactada significa
que la cláusula penal remplaza la indemnización de perjuicios, y ahí solo cumple la
primera función, la avaluación anticipada de perjuicios, pero si además se pacta como
caución personal, uno como acreedor puede tener derecho a pedir tanto la indemnización
de perjuicios y además el pago de la cláusula porque estaba actuando como caución.
Agrega el Art. 1542 que si el acreedor cobra la cláusula penal no esta obligado a acreditar
los perjuicios.
Si la cláusula penal es por regla general una avaluación anticipada de una indemnización
compensatoria ello es excluyente de la obligación principal, de ahí entonces que el
acreedor va a tener que optar, o pide el cumplimiento de la obligación principal o pide la
cláusula penal, ello conforme al Art. 1537; esa es la regla general cuando la cláusula
penal tiene el carácter de indemnización compensatoria, y la regla general es que la
cláusula penal tenga el carácter de indemnización compensatoria y no moratoria. A
menos que hayan excepciones en virtud de las cuales el acreedor puede acumular el
cumplimiento de la obligación principal y la pena.
Excepciones:
El principio que impera en esta materia en primer lugar es que nadie puede ser
indemnizado dos veces, hemos visto que la indemnización viene a equilibrar una situación
y no es fuente de lucro para el acreedor, y por tanto la regla general es que el acreedor
pueda optar por una u otra forma de indemnización, por lo tanto o elige ejercer la acción
de indemnización de perjuicios y quedar sujeto a las normas generales sobre esta materia
o elige el cumplimiento de la cláusula penal en la que ya se han valorado anticipadamente
los perjuicios, Art.1543; es decir o pide la indemnización ordinaria de perjuicios o pide el
cumplimiento de la cláusula penal.
¿Cuándo el acreedor podría dejar de lado una cláusula penal y exigir una indemnización
ordinaria de perjuicios?; por ejemplo si desea probar el dolo por parte del deudor y ampliar
los perjuicios objeto de indemnización, o bien porque en los hechos ha sufrido mayores
perjuicios que los avaluados anticipadamente en la cláusula penal y desea ser resarcido
de todos ellos, por tanto el acreedor siempre goza de esta facultad de elegir la cláusula
penal o la indemnización ordinaria de perjuicios, es un derecho absoluto porque el
acreedor puede elegir arbitrariamente una o la otra, sin perjuicio que el mismo Art. 1543
nos indica “por excepción el hacedor puede acumular ambas indemnizaciones de
perjuicios”, por lo tanto podrá dirigirse contra el deudor para que lo indemnice los
perjuicios que le han ocasionado y el cumplimiento de la cláusula penal, pero debe ser un
acuerdo expreso, no se puede deducir de la convención, y en tal sentido de existir esta
cláusula expresa en que el acreedor pueda acumular la indemnización ordinaria de
perjuicios junto con la cláusula penal, se trata de una cláusula modificatoria de la
responsabilidad del deudor la cual se encuentra permitida conforme al art.1547/final y
1558/final; el Art.1547 trata de la situación de culpa de la cual responde el deudor y dice
que uno puede alterar el gado de culpa de la cual responde el deudor por convención de
las partes, y el Art.1558 nos indica de que perjuicios responde el deudor ante su
incumplimiento, y en ambas disposiciones se permiten cláusulas modificatorias de
responsabilidad del deudor, y en el mismo sentido el Art.1543 dado para a cláusula penal.
1. contratos bilaterales conmutativos Art. 1544 inc. 1º; se aplica entonces un contrato
bilateral que sea conmutativo y supone que la obligación principal así como la cláusula
penal consisten en la obligación de pagar una cantidad determinada de dinero, en este
caso la pena no puede ser mayor que el duplo de la obligación principal. Esta reducción
debe ser solicitada por el deudor al juez al momento en que se le exija el cumplimiento de
la obligación principal y de la cláusula penal y entonces el juez debe reducir el monto de la
cláusula penal en todo lo que exceda al duplo de la obligación principal. Por lo tanto es el
doble de la obligación principal lo que establece el limite de la cláusula penal
2. contrato de mutuo Art. 1544 inc. 3º; la pena no puede ser superior al interés máximo
convencional, es decir no puede ser superior al interés corriente mas su 50%
3. obligaciones de valor inapreciable o indeterminado Art. 1544 inc. final; El juez tiene
atribuciones para determinar el monto de la cláusula penal según su prudencia; dado que
son materias propias del derecho privado, el juez no puede actuar de oficio en estas
materias, si el deudor no pide la rebaja o reducción de la cláusula penal, el juez no puede
decretar.
Por lo tanto no basta con el hecho de que el incumplimiento del deudor origine perjuicios
para que estemos frente a una indemnización por arte de este, es necesario que
encontremos una relación de causa a efecto entre el incumplimiento y los perjuicios; de
modo tal que los perjuicios son consecuencia de incumplimiento Art. 1556 “los perjuicios
deben provenir de no haberse cumplido la obligación” lo que nos demuestra la exigencia
de este nexo causal o relación de causalidad. Art. 1558 inc. 1º “cuales son los perjuicios
objetos de indemnización en que incluso existiendo dolo solo se reparan los perjuicios
que fueran consecuencia inmediata del incumplimiento” entonces los perjuicios indirectos
por regla general no se indemnizan. Los perjuicios indirectos son aquellos que no se
producen de forma de directa en razón del incumplimiento del deudor; por lo tanto si no se
da la relación causal, si los perjuicios no provienen del incumplimiento; no hay
indemnización de perjuicio.