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MINERÍA ILEGAL Y RECURSOS HÍDRICOS EN COLOMBIA

La minería ilegal en Colombia provoca daños irreversibles en la diversidad biológica y es


una de las principales amenazas sobre los ecosistemas en el país. Está actividad
dedicada a extraer minerales sin poseer la autorización por parte de los entes del estado
colombiano, se estima que aproximadamente el 80% de la minería en el país se hace de
manera ilegal. La situación política del país influye mucho en cada uno de los procesos
que se llevan a cabo en la minería debido a las normas y legislación pertinente se
desprenden las diversas posibilidades para hacer la explotación; el licenciamiento y la
puesta en marcha de los proyectos mineros dependen en gran medida de la situación
política del país. La explotación minera ilegal es la forma más común de la explotación
minera en Colombia, lo cual implica que la taza de daño al medioambiente es muy
grandes y además estos no son monitoreados, ni registradas.

Un recurso vital, no renovable y que aunque está protegido por la normatividad


colombiana es muy vulnerable, es el agua, este recurso es utilizado en la minería, en
mayores proporciones por la explotación de minerales, cuando las condiciones en los
procesos se hacen de manera legal, controlada, y con estrictas políticas para la
protección ambiental; los riesgos en cuanto a la contaminación son minimizados, de igual
manera no es posible eliminar por completo ni la contaminación y deterioro ambiental, ni
los riesgos y consecuencias a la salud de los actores implicados.

La problemática de la minería ilegal en Colombia va más allá de los problemas sociales


relacionados con el conflicto armado, esta actividad trae consecuencias ambientales
irreversibles, Una de las problemáticas ambientales más importantes en el país se
refiere al uso indiscriminado de precursores químicos en actividades ilícitas, el uso de
metales pesados como mercurio en actividades minera. En este sentido, es claro que la
contaminación con metales pesados producto de la actividad minera es una realidad;
por tanto provoca problemas ambientales de grandes proporciones, la minería, ha
llevado a que la contaminación química, constituya uno de los tipos más peligrosos de
contaminación para los ecosistemas acuáticos y las especies presentes en ellos.
Sopesar los costos, que implica la explotación minera, requiere de objetividad, ética pero
sobre todo de sentido común y honestidad para no dejar de lado, costos tan difíciles de
valorar como los costos ambientales y los sociales.

La situación ambiental, es muy volátil en el sentido que los procesos llevados a cabo
requieren de sustancias muy contaminantes, tóxicas, peligrosas y explosivos. Las
reacciones de cada uno de estos materiales son en la mayoría de los casos inesperadas
y traen consigo consecuencias letales, desde la intoxicación leve, pasando por
acumulación de elementos cancerígenos en el organismo e incluso devastadoras
explosiones, que aplastan personas que laboran en los túneles o en el peor de los casos
las dejan atrapadas hasta su muerte por asfixia. En el caso de los animales, las fuentes
hídricas, la vegetación y el paisaje, son absolutamente, la cadena trófica se ve intoxicada
con metales pesados, los acuíferos toman características diferentes, que pueden llegar
a ser peligrosas, la fauna sufre desplazamientos o extinción y la flora es devastada. Los
movimientos de tierra en cualquiera de los casos de minería, sea a cielo abierto o
subterránea, son movimientos masivos, que conllevan una carga atmosférica difícilmente
controlable, la polución, los polvos, humos, gases y vapores emanados de esta actividad
son determinantes para la contaminación ambiental y por lo tanto para la salud de la
población; no solo trabajadora de la mina sino para las circundantes vecinos del área en
que funciona la mina ya sea legal o ilegal.

Un importante y determinante concepto que promete garantías de supervivencia y calidad


de vida es el término de sostenibilidad, el cual se cumple cuando hay un adecuado uso
de los recursos renovables y no renovables, En la actividad minera se debe adoptar el
concepto y aplicarlo a los proyectos mineros legales con promesas de bienestar para los
actores implicados, garantía de seguridad y prosperidad financiera a través de los
recursos económicos generados en la actividad, en cuanto a la minería ilegal, primero se
debe garantizar el acceso a las necesidades básicas de las poblaciones vulnerables
implicadas en la actividad en el país, seguido a dar tratamiento al conflicto armado, y
generar política pública que fomente el empleo y el desarrollo.

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