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Unidad I (Resumen)
Los estudios científicos no son por ahora suficientes para entender y analizar los
desastres. Por lo tanto, las ciencias sociales tienen ahora un papel relevante en
este tema debido a su potencial de conocimiento de las complejas relaciones entre
sociedad y naturaleza para poder avanzar en la construcción de una propuesta
multidisciplinaria.
Los incendios y las explosiones que surgen de sustancias químicas son la tercera
causa de muertes accidentales, tras de las producidas por el tráfico vehicular, que
se sitúan en primer lugar, seguidas por las caídas, golpes e intoxicaciones en el
hogar y centros de trabajo.
Los niveles de riesgos no solo dependen de los fenómenos de origen natural, sino
de los niveles de vulnerabilidad de los centros urbanos y rurales como, por
ejemplo, su localización en riberas de los ríos, desembocadura de quebradas
activas, rellenos sanitarios, cercanía a fallas geológicas, etc. (exposición), así
como el tipo de infraestructura de material precario o noble utilizada como vivienda
(fragilidad), y la capacidad de la población para organizarse, asimilar y/o
recuperarse ante el impacto de un fenómeno de origen natural (resiliencia).
El enfoque sistémico constituye una de las más poderosas armas del proceso
epistemológico, ya que permite conceptualizar y, en su caso, diseñar objetos como
sistemas. En términos generales, la visualización del objeto de estudio como un
sistema se hace a través del empleo, en forma complementaria, de dos
procedimientos del método de construcción sistémica: por composición y por
descomposición funcional
Los sistemas de subsistencia pueden estar relacionados entre sí, de manera que
un sistema se ve afectado cuando otro suspende o disminuye la prestación de sus
funciones; a este tipo de relación se le llama por dependencia y forma parte de la
estructura externa de los sistemas. La determinación y clasificación de las
relaciones por dependencia entre los sistemas es importante para evaluar los
daños encadenados que pueden ocurrir; es decir, si un sistema altera alguna de
sus funciones, se presentan no solamente los daños propios del sistema, sino
también los que pueda provocar en otros sistemas por falta del suministro.
Un ejemplo lo constituye la interrupción del sistema de energía eléctrica, ante la
cual no sólo surgen los daños propios del sistema eléctrico, sino también los
provocados al sistema de transporte y al industrial, entre otros. La relación de
dependencia entre los sistemas puede ser de cuatro tipos, de acuerdo con el
grado de alteración y tiempo que tarda en afectar al sistema ante la suspensión o
disminución del suministro del anterior: · Relación de dependencia inmediata,
cuando la falla de un sistema coloca a otro en un estado de desastre en forma
inmediata. Por ejemplo, en la falla del sistema de energía eléctrica, el sistema
industrial se ve paralizado en forma inmediata, ya que prácticamente en todos los
procesos industriales interviene la energía eléctrica. · Relación de dependencia
directa, si la falla de un sistema coloca o puede colocar a otro en un estado de
desastre, con retraso en el tiempo. Por ejemplo, la falta del servicio de limpieza
municipal repercute de manera no inmediata en el sistema de alcantarillado,
debido al arrastre de la basura acumulada. · Relación de dependencia indirecta,
cuando la falla de un sistema coloca a otro en un estado de insuficiencia. Así, una
falla en los sistemas de comunicación deja en un estado de insuficiencia al
sistema industrial, al no poderse realizar pedidos de insumos, entre otros. · Sin
relación de dependencia, si la falla de un sistema no produce alteraciones
significativas en otro. Por ejemplo, la falla del sistema bancario no produce
alteración significativa en el sistema de agua potable.
Cabe señalar que las acciones humanas (un automóvil en movimiento, por
ejemplo) siempre están sujetas a leyes naturales, sin embargo, no se consideran
en este sentido, los fenómenos naturales, ya que dependen de la voluntad de los
humanos. No es provocado por el hombre sino que por la naturaleza
En este trabajo se realiza una breve reseña histórica sobre el tema de desastres,
se pone énfasis en nuestro continente americano. Se pretende hacer ver que el
tema de los desastres, lejos de pertenecer a una o varias disciplinas en particular,
tiene vínculo con todas, desde las básicas, las ingenierías, las sociales, sin olvidar
el lenguaje pues, al expresarnos a través de él, juega un importante papel en la
comunicación de ideas que pueden ser correctas, tergiversadas o falsas; se
expresa; entonces, la necesidad de hacer del tema un tratamiento transdisciplinar.
El enfoque que persiste sobre los desastres tiene coherencia con los problemas y
necesidades del grupo de investigadores y los contextos en que se desarrolla la
investigación, de manera que podemos ver como en los países industrializados
(Europa y Norteamérica) surge un tratamiento de los desastres desde las ciencias
naturales y las ingenierías, mientras que en Latinoamérica se ha impuesto lo que
pudiera llamarse la escuela latinoamericana del tema, basada en el paradigma
social. Ambos enfoques son adecuados para sus propósitos y a la vez incompletos
si se absolutizan.
▪ el ciclo tectónico
▪ el ciclo hidrológico
▪ ciclos biogeoquímicos
El ciclo tectónico
El ciclo hidrológico
Al movimiento del agua desde los océanos a la atmósfera y de vuelta a los
océanos se le denomina ciclo hidrológico. Dirigido por la energía solar, el ciclo
funciona por medio de la evaporación, precipitación, escorrentía superficial y flujo
subterráneo y el agua se almacena en diferentes compartimentos a lo largo del
camino. Entre estos compartimentos están los océanos, la atmósfera, los ríos y
arroyos, aguas subterráneas, lagos y casquetes polares y glaciares. El tiempo de
residencia, o cantidad de tiempo medio estimado que una gota de agua
permanece en un compartimento, va de decenas de miles de años en glaciares a
nueve días en la atmósfera.
Sólo una cantidad muy pequeña del agua total del ciclo es activa cerca de la
superficie de la Tierra en un determinado momento. Aunque el porcentaje
combinado de agua en la atmósfera, ríos y en ambientes subterráneos poco
profundos es aproximadamente sólo 0,3 por ciento del total, esta agua es
extraordinariamente importante para la vida en la Tierra y para el ciclo de las rocas
y los ciclos biogeoquímicos. Esta agua superficial o casi superficial ayuda a
trasladar y organizar elementos químicos en disolución, esculpir el paisaje,
erosionar rocas, transportar y depositar sedimentos y proporcionar nuestros
recursos hídricos.
desiertos y las zonas semiáridas se extiendan y latitudes más cálidas del norte
podrían volverse más productivas. Tales cambios podrían conducir a
desplazamientos globales de población que podrían acarrear guerras o
importantes agitaciones sociales y políticas.