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INFANCIA
LA FAMILIA
Celia De la Serna
ENFERMEDADES
ESTUDIOS
LOS AMIGOS
LOS VIAJES
Sus matrimonios
Los hijos
A las siete de la tarde del 15 de febrero del 1956, en México, nace Hilda
Beatriz, hija del matrimonio Guevara-Gadea. La llegada de la niña pone un
poco de tranquilidad en la ya desgastada relación de pareja de sus
padres.
De gira por los países del Este, en momentos en que se preparaba a partir
de Pekín a Moscú, el 17 de noviembre el Che recibirá la noticia del
nacimiento de su segunda hija, Aleida Guevara March en La Habana,
Cuba, donde nacerá el resto de sus hermanos.
El 20 de mayo de 1962, mientras se desempeñaba como ministro de
Industrias de Cuba, nace su primer hijo varón, al que los Guevara
llamarán Camilo, en homenaje al legendario amigo y compañero del Che
en las campañas por las sierras, Camilo Cienfuegos, quien perdiera la
vida trágicamente en un accidente aéreo.
El 14 de junio de 1963 nacerá Celia -el nombre elegido por el Che
representa un claro homenaje y reconocimiento de Ernesto hacia su
madre-, cuarto descendiente del Che y tercer hijo del matrimonio
Guevara March.
El 19 de marzo de 1964, de su relación con Lidia Rosa López nace el
único hijo extramatrimonial que se conoce del Che: Omar Pérez.
A comienzos de 1965. nace Ernesto, el último de sus hijos producto de su
relación con Aleida March Torres.
Dirigente de la Revolución
El trabajo voluntario
Campos de trabajo
Prensa Latina
Playa Girón
Playa Girón, en abril de 1961, ha servido como alerta en los peligros que
significaban el intento de desarrollar una economía de tipo planificada en
la isla. Los cuadros del 26 de Julio se radicalizan aún más e intentan la
construcción de un partido con rasgos de "dictadura del proletariado" a
la manera marxista-leninista en el Caribe. Castro comienza a dar forma al
proyecto consistente en unificar las organizaciones revolucionarias que
hasta entonces funcionaban independientes: el Movimiento 26 de Julio, el
Directorio Estudiantil Revolucionario y el Partido Socialista Popular
(PSP), bajo la denominación de Organizaciones Revolucionarias
Integradas ("ORIs)". El 26 de julio de 1961, Fidel convoca al pueblo de
Cuba, en su discurso de recordación del ataque al cuartel Moncada, a la
formación del "partido único de la revolución socialista". Este llamado
será respondido principalmente por el comunista PSP, que ya contaba,
desde la época de la resistencia a Batista, con una estructura
organizativa desarrollada y vertical. Los demás dirigentes de la
comunidad política cubana, el Movimiento 26 de Julio y el Directorio
Revolucionario, estaban ocupados en ese momento decisivo para el
futuro político de Cuba, en el desarrollo de las exigentes tareas para la
construcción de la administración pública de Cuba, lo que no les permitió
-a muchos de los dirigentes históricos de la sierra- ponerse al frente de
sus fuerzas políticas, para ganar la batalla ideológica que Fidel había
convocado desde la Plaza de la Revolución.
Aníbal Escalante, segundo del PSP, pero a la vez cabeza visible del
comunismo en Cuba, aprovecha la situación de desorganización reinante
para lanzar la ofensiva en el intento de construir un comunismo versión
Moscú. Para lograrlo, Escalante trazó un simple pero eficiente plan: había
que apoderarse de los principales puestos políticos y económicos del
aparato del Estado cubano. Dueños del poder, se podría dominar al
cuerpo social de Cuba y ponerlo a disposición de la estrategia mundial
dictada por la URSS.
En un primer momento, el líder de la revolución cubana, Fidel Castro,
apoya abiertamente a Escalante poniéndolo como ejemplo ante las
masas en cuanta oportunidad se le presenta por el esfuerzo que el
dirigente del PSP realiza para encauzar a Cuba en el camino político
correcto.
En diciembre de 1962, cuando Cuba es virtualmente expulsada -aunque
en la resolución figure suspendida- de la OEA, en el desarrollo de una
nueva reunión del organismo internacional realizada en la uruguaya Punta
del Este, Fidel reafirma en una "Segunda Declaración de La Habana" la
identidad socialista de la revolución cubana.
En marzo de 1962, con la participación de 13 hombres que contaban con
la confianza de Fidel y diez del PSP, comienza a funcionar la Junta
Directiva de las Organizaciones Revolucionarias Integradas. El accionar
de la Junta Directiva es una "bolsa de gatos" que sesiona con la notoria
ausencia de Raúl Castro y el Che Guevara y con un objetivo principal, que
habría estado dirigido hacia la lucha descarnada y permanente por los
espacios políticos que otorgaban el poder en Cuba. Fidel Castro pone fin
a la situación, el 27 de marzo de 1962 destituyendo a Escalante de la
dirección de las ORIs.
El Che, quien en compañía de Juan Almeida, Raúl Castro y Osmany
Cienfuegos investigaron secretamente las actividades de Escalante, se
opuso desde un comienzo a la formación de las ORIs. El comandante
Guevara advirtió temprano, según los datos iban apareciendo, de las
intenciones del líder del PSP, que intentó "stalinizar" a Cuba. El primer
bosquejo para la construcción del partido único en Cuba había fracasado.
Guevara comienza a distanciarse de las posiciones de los comunistas
ortodoxos y del partido que responde a las directivas de la cada vez más
lejana Moscú.
En una nota concedida años más tarde a una revista egipcia, el Che
desarrollaría su visión sobre lo ocurrido en momentos de la destitución
del líder del PSP. Guevara aclarará: "Escalante empezó a copar todas las
posiciones importantes. Recurrió a ideas de aislamiento que no permitían
la construcción de un partido del pueblo... Algunos de los cuadros de
antes llegaron a posiciones de liderazgo y disfrutaron de varios
privilegios -guapas secretarias, Cadillacs, aire acondicionado-. Pronto se
acostumbraron; prefirieron mantener las puertas cerradas para disfrutar
del aire acondicionado, dejando el calor cubano afuera. Y allí se paraban
los obreros, afuera". Además, el Che comienza ya a sospechar de la ayuda
brindada por la URSS, que a veces falta en "abundancia" y a veces
"sobra" en productos y repuestos de maquinarias "elaborados con
desgano", cuando la maniobra política internacional, con la necesidad de
apoyo cubano, así lo requiere. El déficit de la balanza comercial con la
Unión de Repúblicas Socialistas, en momentos en que en Cuba ya se
pasaba hambre, puso una barrera entre el Che y Moscú. Guevara comenzó
a confiar más en sus guajiros dignificados por el triunfo de la revolución,
que en los burócratas rusos que exigían siempre más de lo que ofrecían.
Con el 85% de la economía cubana en manos del Estado, Guevara
parecería haber optado por emprender su propia experiencia económica,
aprovechar lo que la URSS pudiera ofrecerle y construir un socialismo y
un "hombre" nuevos en una Cuba potencialmente revolucionaria, que se
desarrollaba en tiempos tan peligrosos como lo fueron los de la era del
predominio soviético en el campo socialista, cuyo centro identificable se
ubicaba en Moscú.
Con los festejos por la visita del jefe del gobierno de Argelia, Ahmed Ben
Bella, flotando en el aire de La Habana, el 30 de mayo de 1962 se produce
una reunión de la máxima dirigencia política de Cuba compuesta por el
presidente Osvaldo Dorticós, Carlos Rafael Rodríguez, Raúl Castro, Fidel y
el Che. El motivo del encuentro, analizar una de las propuestas militares
más ambiciosas, que por iniciativa de Nikita Khruschev, ha sido
comunicada a Fidel a través del mariscal soviético Biryuzov. La
propuesta consiste en la instalación de misiles de fabricación soviética,
montados con cabezas radiactivas en la isla caribeña de Cuba.
Muy poco se sabe sobre lo conversado en la reunión de los máximos
dirigentes cubanos, y menos aún sobre las posturas que cada uno tuvo
con respecto a la construcción de bases para el lanzamiento de cohetes
radiactivos en la isla. Algún dato fue aportado en 1992 por el primer
ministro cubano Fidel Castro, quien aseguró, durante la conferencia de
La Habana: "No nos gustaban los cohetes, dañaban la imagen de la
revolución en América latina. Los misiles nos convertían en una base
militar soviética, pensamos en cambio que fortalecería al bloque
socialista". Por los resultados conocidos, no se puede dudar de que en la
reunión de la que participaron los dirigentes revolucionarios más
prestigiosos de Cuba se resolvió aceptar la propuesta soviética. En
breve, Cuba contaría con su base para el lanzamiento de misiles con
carga atómica.
Raúl Castro, ministro de Defensa cubano, viaja a Moscú para discutir los
términos del acuerdo con el mariscal Malinovski quien, comisionado por
Khruschev, entrega al hermano menor de Fidel las bases de un
preacuerdo en el que se establecía el envío de 42 mil soldados rusos a
Cuba y 42 misiles con cabezas nucleares de 24 metros de extensión.
Castro rechaza el preacuerdo, calificándolo de "muy científico y poco
político". El Che es enviado por Castro a Moscú para que se encargue de
la elaboración final del documento que permita el traslado de los misiles
a la isla. Guevara llega a Moscú en compañía de Emilio Aragonés y es
recibido por Leonid Brezhnev, ya que el premier Nikita Khruschev se
encontraba tomando unas vacaciones en Crimea. Che y Aragonés parten
de inmediato hacia Yalta. El eje de la discusión de la entrevista entre el
mandatario soviético y el delegado de la revolución cubana se centra en
el la reflexión de Guevara, que consistía en su convencimiento de que el
mantenimiento del secreto sobre las bases lanzamisiles en Cuba duraría
un tiempo muy limitado. La conclusión a la que llegaba el médico
argentino era que lo pertinente sería dar publicidad a la firma del
acuerdo militar. Khruschev, que piensa sobre todo en las bases
norteamericanas emplazadas en Turquía, se niega a hacer público el
acuerdo. Ante la tozudez de Nikita, que acepta todas las enmiendas
cubanas hechas al documento, pero se niega a publicitar el acuerdo, el
Che y Aragonés aceptan la propuesta del silencio y regresan a Cuba.
Sobre la resolución soviética de mantener en secreto el envío de misiles
a Cuba, Aragonés cuenta: "El problema no estaba en el envío de los
cohetes. Ellos decían que los cohetes venían para proteger la
independencia de Cuba de un ataque americano. Para eso sólo hacía
falta una declaración solemne del Estado soviético: si ellos atacaban a
Cuba era un ataque a la Unión Soviética. El papelito hubiera sido
importante. Pero claro, los cohetes son mucho más importantes que el
papelito. Nosotros en Cuba queríamos que fuera un pacto público porque
la aprobación del loco éste de Khruschev se hace únicamente con seis
miembros del Secretariado del Partido de Cuba. Fidel Castro, Raúl Castro,
Che Guevara, Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez y Emilio Aragonés.
Nadie más sabía nada de esto".
Los cohetes rusos entraron a Cuba sin ser descubiertos por los servicios
de inteligencia americanos. En la conferencia de La Habana, en enero de
1992, Fidel Castro confesó que 20 de los 42 misiles instalados por la
URSS en la isla de Cuba contenían ojivas nucleares, y seis lanzacohetes
tácticos llevaban en sus cabezas cargas radiactivas. Todo este arsenal
estaba listo para ser disparado en cuanto los norteamericanos
desembarcaran en suelo cubano. Robert Mac Namara, secretario de
Defensa de EE.UU. durante la presidencia de John Kennedy, quien
participara junto con Castro de la conferencia realizada en La Habana,
mostró su asombro al escuchar la confesión del Primer Ministro cubano.
Con respecto a las tropas soviéticas que ingresaron a Cuba sin ser
detectadas por los servicios de inteligencia norteamericanos, Alexeiev,
embajador soviético en La Habana en épocas de la "Crisis", y Sergo
Mikoyan, confirmaron una cifra cercana a los 20 mil hombres.
El mundo entero aguantará la respiración durante tres días, cuando el 22
de octubre de 1962 se produce el hecho que se conoce con el nombre de
"La crisis de los cohetes" o "Crisis de octubre". En un mensaje televisivo
de 17 minutos de duración, el presidente de los Estados Unidos de
América, John F. Kennedy, anuncia la "indiscutible evidencia de las bases
en Cuba".
Los altos mandos de la marina de guerra de los EE.UU. reciben la orden
de detener a un convoy de barcos que se dirige a territorio cubano.
El 23 de octubre se declara en todo el territorio de Cuba la "alarma de
combate". El Che Guevara, como ya era costumbre, se hace cargo de la
comandancia del Ejército Occidental, destacado en Pinar del Río,
estableciendo su cuartel general en Los Portales, una cueva cercana al
río San Diego, en el valle de San Andrés de Caiguanabo.
El 24 de octubre de 1962, Khruschev comunica al presidente Kennedy su
decisión: los barcos soviéticos pase lo que pase seguirán su curso hacia
el puerto de La Habana, considerando como una agresión directa de los
EE.UU. el bloqueo impuesto por los barcos de la armada norteamericana,
para impedir el acceso de los de bandera soviética a Cuba.
El 25 de octubre de 1962, los barcos soviéticos que formaban el convoy
hacia Cuba rompen la formación cambiando el curso. La mayoría regresa
a la URSS. Sólo el buque petrolero Bucarest continúa la marcha hacia la
formación de barcos norteamericanos apostados sobre las aguas
territoriales cubanas.
El 26, Fidel alerta con lujo de detalles a Khruschev sobre la inminencia
de una invasión estadounidense a Cuba. Castro predice un primer ataque
aéreo seguido de una oleada de marines norteamericanos sobre las
playas de su país. Ese mismo día, John Kennedy ordena a la aviación
norteamericana sobrevolar territorio cubano en busca de información
sobre las plataformas lanzamisiles. Fidel responde ordenando que se
dispare sobre los aviones de reconocimiento de los EE.UU. Finalmente,
un U2 de bandera americana es derribado cuando sobrevolaba la isla.
Los estadistas de las dos superpotencias tenían dos alternativas a
seguir, o dialogaban o estallaba la guerra nuclear. Khruschev es quien
tomará la iniciativa contactando a Kennedy, Cuba quedará marginada de
las negociaciones y recién se enterará por un cable de agencia el día 28,
sobre los resultados del acuerdo entre las dos poderosas naciones. La
propuesta de Khruschev es clara y concisa: los rusos sacarán los misiles
de Cuba si los americanos quitan los suyos de las bases de Turquía y se
abstienen de atacar la isla gobernada por Fidel. Kennedy acepta. El
orgullo cubano queda herido de muerte. La URSS no los ha convocado y
los ha utilizado como el queso de la ratonera para sacarse de encima los
misiles americanos que apuntan hacia Moscú desde Turquía. Conocido el
resultado de las negociaciones entre las superpotencias, el pueblo
cubano coreará por las calles de La Habana "Nikita mariquita, lo que se
da no se quita". Fidel, por su lado, al enterarse de la decisión soviética de
retirar los misiles de Cuba, refiriéndose a Khruschev dijo: "... Hijo de puta,
pendejo y culero".
Días más tarde, el Che escribirá un artículo, "Táctica y estrategia de la
revolución latinoamericana", que recién se publicará después de su
muerte en Bolivia, donde describirá los sucesos ocurridos durante "La
crisis de octubre". El Che pondrá de manifiesto en el escrito el valor
demostrado por el pueblo cubano diciendo: "Es el ejemplo escalofriante
de un pueblo que está dispuesto a inmolarse atómicamente para que sus
cenizas sirvan de cimiento a sociedades nuevas y que cuando se hace,
sin consultarlo, un pacto por el cual se retiran los cohetes atómicos, no
suspira de alivio, no da gracias por la tregua; salta a la palestra para dar
su voz propia y única, su posición combatiente, propia y única, y más
lejos, decisión de lucha aunque fuera solo".
MUERTE