Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Indice
Copyright © 1969, 1970, by
PUBLICACIONES INTERAMERICANAS
EL MEJOR REMEDIO . 17
))j"isión Hispana de la Pacific Press PlIblishing Associatioll
EE . U U. de N . A.
"ALI-BABA" ENCARCELADO
3
HEBE, LA ELEFANTA . . . . . 65
LA DESOBEDIENCIA DE JACINTO 74
EL PEQUE~O REFUGIADO 78
100 ~
INCENDIO Y NIEVE 106
LOS NI~OS (Poesía) 124 UN TIBIO Y resplandeciente sol hacía brillar las vías del
ferrocarril como si fuesen de plata. Muchas flores y pim
pollos primaverales crecían en los campos que bordeaban
las vías, y dos niñitas que volvían a casa, de la escuela,
se detuvieron para juntar unas flores. Un lento tren de
carga pasó ruidosamente cerca de ellas, y nuestras am~
guitas lo saludaron levantando las manos.
Juan West, un joven guardatrén, de pie en el último
vagón miraba el paisaje por la puerta abierta. El joven
vio a las dos niñas que saludaban al tren, y levantando
5
4
un brazo les devolvió e! saludo. Fue entonces cuando vio
abrió inmediatamente el candado, después de lo cual abrió
un puntito en e! cielo que poco a poco se fue agrandando.
la puerta de! vagón lo suficiente como para mirar adentro.
¿ Qué podía ser? Observó por un momento y luego se Se oyó un aleteo vigoroso y el ave voló por encima de su
di.rigió a su amigo, Roy Jones, qtlien estaba ocupado en
cabeza, entrando en e! vagón. El petirrojo inmediatamente
e! interior de! vagón limpiando tinos faroles:
se dirigió a un rincón del vagón. Mientras tanto Juan es
- j Mira, Roy, hay un pájaro que nos persigue!
cuchaba con atención. Muy pronto oyó un coro de agudas
Roy trabajaba como guardafrenos de ese tren, y dejan
vocecitas que se parecían mucho a la voz de pequeños peti
do a un lado una de las lámparas que estaba limpiando, sa rrojos que con sus picos abiertos reclamaban la comida.
lió a la plataforma y sus ojos se abrieron por la sorpresa. -¡ Conque así es la cosa! ¿eh? ---exclamó sonriente-o
- j Parece un petirrojo! -dijo-o Pero, ¿qué querrá ese
La señora petirrojo construyó el nido y empolló sus hue
pájaro con e! tren? ¿ Por qué querrá corrernos una ca
vos mientras e! vagón estaba estacionado en un desvío.
rrera?
¿Cómo se las arreglará para alimentar a sus pichones si
Juan sacudió su cabeza pensativamente.
e! tren?
El pájaro voló hacia uno de los vagones y se posó
-Es imposible -dijo Roy-, y se van a morir de ham
I
sobre e! techo, donde quedó un momento. Luego volvió bre. No podemos detener el tren lo suficiente como para
a emprender vuelo, describió varios círculos sobre e! mis
que escarbe y busque gusanos y lombrices con qué ali
mo vagón y volvió a posarse sobre e! techo. Mientras
mentar a su familia.
tan to e! tren seguía su marcha lenta pero constante. El -Tienes razón -dijo Juan-, pero j tengo una idea!
pájaro siguió volando en círculos y posándose dea ratos
Al decir esto, Juan se encaminó al edificio principal
sobre e! techo de! vagón, hasta qUe el tren paró en una de la estación. Tomando un trozo de papel escribió unas
estación.
palabras, firmó su nombre, Juan West, y lo entregó al
No bien hubo parado e! tren, Roy y Juan se bajaron jefe de la estación, diciéndole:
de su tarima y caminaron hasta el vagón donde e! peti
-Envíe Ud. este telegrama lo antes posible a la esta
rroj o se había asentado. Era e! vagón de carga No. 1270 ,
ción de White Cloud.
y sus puertas estaban herméticamente cerradas. El ave
-Así lo haré -dijo el jefe.
volaba en círculos alrededor de la puerta y haciendo ruido
White Cloud era la próxima estación donde e! tren
como indicando que quería entr~r.
debía parar.
-Me parece que sé lo que pasa -dijo Juan.
El telegrama de Juan decía lo siguiente:
Sacó una llave de un bolsillo de su mameluco azul y
"En e! vagón No. 1270 de nuestro tren hay un nido de
6
7
~
petirrojos. Por favor, tengan lista para cuando lleguemos
en e! vagón. Cuando Juan bajó del tren, un hombre lo
una buena cantidad de lombrices. Mamá petirrojo las
necesita". llamó:
-Juancito, e! jefe te quiere ver.
Cuando el ruidoso tren de carga entró a la estación
Juan se dirigió a la oficina del Sr. Murray, abrió la
de White Cloud en la plataforma lo esperaba una lata
puerta y entró.
llena de lombrices. También había un grupo de gente
-Tome asiento -dijo e! Sr. Murray, y Juan obedeció.
mayormente compuesto por niños y niñas acompañados
-Joven --dijo e! jefe-, esta compañía ferroviaria le
de algunos adultos. Habían recibido la noticia y querían
ver el nido. paga a Ud. para que actúe como guardatrén y no para
que se dedique a cuidar pájaros. ¿Tiene Ud. alguna ex
Juan les contó el incidente, luego abrió la puerta del
plicación que darme?
vagón donde estaba la mamá petirrojo, teniendo cuidado
Estas palabras entristecieron mucho a Juan, quien con
de abrir sólo lo suficiente como para introducir la lata
su gorra en la mano sólo atinó a decir:
con las lombrices. Explicó a los niños que no debían acer
-No tengo nada que decir, señor, sino que una hembra ·
carse a ese vagón porque asustarían a la mamá. Además
de petirrojo había hecho su nido en mi tren y había em
el tren tenía que seguir viaje muy pronto. y así fue, pues
en pocos momentos el tren emprendió su marcha. polla.do sus huevos y que ahora tiene pichones. Quiero
pedirle a Ud., Sr. Murray, que deje estacionado ese vagón
La siguiente parada fue un pueblo llamado Big Rapids,
en un desvío hasta que los pichones puedan volar.
en cuya estación también había una multitud esperando
el tren y también una lata de lombrices para la señora
-¿ Ud. viene a.quí a pedir eso?
-Sí, señor.
petirrojo. Los telegrafistas de las estaciones en viaran los
Una afable sonrisa se dibujó en los labios de! Sr.
mensajes a 10 largo de toda la línea, y en cada estación
Murray, y luego estalló en carcajadas.
donde paraba el tren Juan y Roy se encontraban con
H
9
El
Mejor
"
Remedio
"Alí-Babá" Encarcelado
HISTORIA DE UN BORRICO
32 33
3- A .C.
-Papá, ¿dónde queda la fábrica de cola? lito Sánchez y agitando el diario ante los ojos del anciano,
-Hay una en el pueblo vecino, hijo. Pero, ¿por qué le decía:
haces esa pregunta? - j Lo salvamos! j Lo salvamos! i Qué suerte!
-Es que el abuelito Sánchez me dijo esta tarde que -Pero, pero.. , No entiendo, Ricardo.
el patrón lo ha jubilado, y piensa vender a Toby a la -¡ Lea, lea abuelito!
fábrica de cola. Allí lo van a hervir, y hacer cola con él. El abuelito leyó muy atentamente, pero no entendía lo
¿ No hay nada que podamos hacer? que quería decir Ricardo.
-Que yo sepa, no. Piensa tú algo y veremos. Me -Esa chacra está muy bien, pero primero hay que
parece que es una paga muy injusta para el pobre ca comprar a Toby, y yo no tengo dinero. Mañana iré al
ballo. patrón a ver si me deja pagarlo por mensualidades...
-¿ No podríamos comprar nosotros a Toby? Yo -No, abuelito, ¡ yo se lo voy a comprar! Papá me dijo
pongo todo lo que tengo en la alcancía. ,que si no me alcanza el dinero, él nos va a dar lo que
Es una buena idea, pero ¿dónde lo guardaremos? Tú falte. ¡Ahora Toby podrá ir a esa chacra!
bien sabes que en nuestro departamento no hay lugar Lágrimas de agradecimiento corrieron por las mejillas
para un caballo. del anciano mientras abrazaba a Ricardo y le decía:
-Sí. .. , es cierto... , pero .. . -Jamás podré agradecerte lo suficiente. La muerte
-Hoy leí en el diario algo sobre una chacra destinada de Toby en la fábrica de cola me hubiera causado mu
a caballos viejos, que la municipalidad ha comprado en chísimo dolor. Eres un gran amigo mío, y de Toby. Ma
el campo -dijo la mamá que había permanecido en si ñana iremos a ver al patrón y se lo compraremos. Cuando
lencio mientras padre e hijo discutían el caso de Toby-. Toby esté en la chacra, lo iremos a visitar de vez en cuan
Voy a buscar el periódico a ver si encuentro la noticia do. ¿Qué te parece?
esa.. . Aquí está. -Muy buena idea, abuelito Sánchez. Hasta mañana,
Ricardo y el padre leyeron la nota y, muy contentos me voy ahora.
por el descubrimiento, hicieron planes para la compra de -Hasta mañana, Ricardo, y muchas gracias.
Toby.
- j Yo pongo todos mis ahorros! -anunció Ricardo.
-¿ y si no te alcanza? -preguntó la mamá.
-Eso no es problema -dijo el papá-, yo me encargo
de que tenga suficiente para la compra.
Ricardo, después de la cena, corrió a la casa del abue
34 35
-¡Cuánto me gusta el pastel de manzana! -exclamó
Nicanor mientras corría hacia los árboles frutales.
Sin embargo, había una duda en la mente del mucha
cho, y mientras se dirigía hacia los manzanos se pre
guntaba:
-¿ Por qué mamá me habrá pedido manzanas como
para cuatro pasteles? Hoyes lunes... , la tía Berta y el
Nicanor
tío Juan no vendrán hasta el jueves que es el día cuando
se inicia la exposición.
y las
Mientras iba pensando así, Nicanor llegó al árbol fa
vorito de su padre y allí vio las mejores manzanas de la
Manzanas
región, manzanas que su padre presentaba en la exposi
ción todos los años y que le aseguraban el primer premio.
Eran realmente unas manzanas hermosísimas, y mientras
Nicanor las miraba con ojos hambrientos, parecían agran
darse y tornarse cada vez más rojas.
""-Seguramente papá no se dará cuenta si me como
una, o dos, o tres ... , tal vez cuatro -pensaba Nicanor-;
sin embargo, me dijo que no las tocara, .y yo prometí
obedecerle.
ASOMANDOSE a la puerta de la cocina con una fuente Cuando casi se había convencido de que realmente era
grande en las manos, la Sra. Mejía llamó a su hijo: mejor dejar esas manzanas tranquilas y resignarse a comer
- j N icano o o ot! ¡necesito manzanas para algunos las que habían caído al suelo, una nueva tentación se
pasteles! apoderó de él y esta vez lo venció. Nuestro amiguito
Antes que terminara sus explicaciones, Nicanor ya Nicanor se decía:
estaba a su lado esperando que le diera la fuente. -Al fin y al cabo son mucho mejores que las que
-Por favor, Nicanor -añadió su madre-, junta úni están en el suelo... Arrancó dos o tres manzanas del
camente las que hayan caído al suelo. Llena la fuente de árbol, mientras juntaba las del suelo y llenaba la fuente
modo que tenga suficiente fruta como para hacer cuatro como su madre le había pedido.
pasteles. Miró en derredor suyo, no vio a nadie y siguió mor
36 37
diendo las manzanas con grandes bocados. Sin embargo, Cuando llegaron al árbol de las manzanas favoritas,
por una razón u otra no le parecían tan sabrosas como el padre de Nicanor se detuvo sorprendido. Observó las
en las ocasiones cuando su padre se las daba al final de la ramas que tenía directamente delante de sí, y luego miró
exposición después de haber ganado los premios. alrededor del árbol inspeccionando cuidadosamente las
Cuando tuvo llena la fuente, la llevó a su madre, que ramas en busca de las manzanas. Pero, por más que las
estaba en la cocina; pero, al subir los escalones de la buscaba, no las podía hallar.
puerta de atrás, le pareció oír voces conocidas. Se arrimó -¿ Qué ha pasado con mis mejores manzanas? ¿ Qué
a la puerta, espió, y, efectivamente, ¡su padre estaba allí! ha pasado con las manzanas que quería llevar a la expo
El papá de Nicanor había salido de viaje y no esperaba sición? ¿ Ha habido otras personas cerca de este árbol,
estar de regreso en casa hasta el día miércoles, pero he aquí aparte de mamá, abuelita y tú?
que el lunes ya estaba de vuelta. Desgraciadamente no Todas estas preguntas contestó Nicanor en silencio,
fue una sorpresa muy agradable para Nicanor. apenas moviendo su cabeza de un lado a otro.
-Estoy verdaderamente orgulloso de ti, Nicanor -dijo -Entonces... , ¿será posible que?.. ¿Sabes, Nica
el padre cuando el niño entró en la cocina-o Mamá me nor, en qué estoy pensando?
ha dicho que te has portado muy bien, que has cortado -Yo. .. yo... las. .. comí. .. , papá -atinó a decir
el césped y que has quitado las malezas de la huerta. Nicanor, mientras muy turbado se empeñaba en cubrir
Todo esto me alegra mucho. ¿ Cómo están esas manzanas los dedos de sus pies descalzos con el polvo de la huer
especiales para la exposición ~ Dejaré las mejores en el ta.
árbol hasta pasado mañana, cuando las arrancaré y pre -Pues entonces este año no ganaremos ningún premio
pararé para presentarlas en la exposición. -dijo el papá-o Hay otros granjeros que tienen manza
Al decir estas palabras el padre de nuestro amiguito nas tan buenas como éstas que quedan. Las nuestras ya
se encaminó hacia sus manzanas, luego de haber invitado no son las mejores. Oye bien, Nicanor; lo que te voy a
al niño que lo acompañara. Pero los pies de Nicanor se decir es importante para ti. El dinero que pensaba ganar
hacían cada vez más pesados, y se movían más lentamente este año con los premios lo iba a destinar para que hicieras
que los de su padre. A los pocos pasos el padre se dio un viaje a la casa del tío Juan y la tía Berta. Ahora, como
vuelta para buscar a su hijo y, viéndolo que se quedaba no hay premio, no habrá viaje a la casa de los tíos.
rezagado, le preguntó: -¿ No sirven las manzanas que quedan?
-¿ Qué pasa, hijo? -No, Nicanor. De ninguna manera.
Por toda respuesta Nicanor sacudió su cabeza negati Nicanor hundió su rostro entre sus brazos apoyados
vamente. contra el árbol, llorando desconsoladamente. Su padre se
38 39
retiraba hacia la casa, pero después de unos pocos pasos
se dio vuelta y habló cariñosamente a su hijo:
~
-Nicanor, tú no has obedecido. Tendrás que recordar
que "el camino de los desobedientes es duro".
~~
Sin levantar la vista, Nicanor asintió con la cabeza, y
tristemente se fue hacia la casa.
Si no hubiera comido esas manzanas, al día siguiente
de la exposición, habría podido viajar en el tren con el
tío Juan y la tía Berta. i Qué linda vacación se había
perdido!
MientrJ.s se secaba las lágrimas con las mangas de su
camisa, se repetía, murmurando:
-Los caminos de los desobedientes siempre son duros. La Alcancía del Grado
-y añadió en voz más alta-: Sí, me parece que ahora
lo sé; jamás lo olvidaré.
y en verdad Nicanor no olvidó el resultado de su ERAN los primeros días de clase. Llevo en mi memoria
desobediencia. Le quedó bien grabada la lección. el recu<;rdo de ese conjunto infantil, de caritas risueñas,
como frágiles mariposas en torno a mi escritorio. Me
parece revivir en este momento aquel año que pasó.
Cuando entramos en el aula como de costumbre, la al
cancía que- estaba sobre mi escritorio, con una diminuta
cerradura y una hendidura en su cara superior, pareció
decirnos:
-Buenos días, compañeros, ¿se han acordado de mí
hoy? ..
Era la Alcancía del Grado. Desde ese día, todas las
mañanas yo era la primera en llegar al aula, y las alumnas
matemáticamente depositaban sus moneditas en la ra
nura.
Muchas me contaban:
40
41
-Señorita, hoy no compré figuritas y traje 5 centavos ... que me regalan, que preferí depositarlos aquí, como hacen
-Yo, señorita, encontré una monedita, y aquí la traje; mis compañeras.
voy a echarla... Tomé su cabecita entre mis manos, pues comprendí
-Yo tenía unas monedas, compré caramelos, pero las ilusiones que se había forjado su tierno corazón; la
guardé lO centavos para la alcancía ... aprisioné fuertemente como si fuese mi hijita.
-¿ Está contenta, señorita? ... Siguió el tiempo su ritmo habitual, pero quedó en mi
-¿ Hacemos bien? .. cierta preocupación por Teresita.
-¿ Ve, señorita, como no nos olvidamos? .. Habían pasado dos meses. Se acercaba el cumpleaños.
y mil argumentos más. Pensé y sugerí a mis alumnas la idea de invertir algunas
Yo las dejaba hablar; les sonreía; de vez en cuando las monedas de la alcancía en la compra de una muñeca para
acariciaba, las felicitaba y alentaba esos corazones con fra la pobre Teresita.
ses maternales. Mi alma gozaba intensamente, porque mi Todas las alumnas me rodearon y aceptaron alegres
obra iba ganando corazones y mis alumnas se discipli mi iniciativa.
naban en la sabia comprensión del ahorro. -¡ Qué contenta se va a poner! .. .
Los días se sucedían, y nuestra alcancía se adueñó de -¡ Qué sorpresa va a ser para ella! ... i Es tan buena! ...
mis alumnas y cada día era más pesada. -¡ La queremos tanto! ...
Había entre mis alumnas una muy humilde, que era Estábamos a un día de la fecha. Las niñas se mostra
huérfana. Era Teresita, quien, aunque tan pequeña, hacía ban inquietas. Tomé la alcancía, la abrí y ¡oh, sorpresa!:
de madrecita para sus hermanitas menores, a las que cui un montoncito de monedas de 5, lO Y 20 centavos...
daba con sumo cariño, y era querida por todas sus com Las repartí por grupos. Todas las niñas afanosamente
pañeras.
contaban. Era una verdadera clase de aritmética. Suma
TeresÍta quiso también cooperar como todas en la al mos; total: $8,65.
cancía y llevó su monedita. Yo, que conocía el hogar de -¡ Cuánto dinero! ¿ Alcanzará, señorita? ...
ella, donde quizá pudo haber faltado hasta una moneda, Dejé indicado quiénes comprarían, en el bazar de la
pues tantos gastos tuvo su padre en la enfermedad de la esquina, una muñequita que, orgullosa, se lucía en la vi
madre, me atreví a decirle a Teresita: driera.
-¿ Tú también trajiste una monedita? ... Todas debían callar, y aquella que llegara a confiar el
-Sí, señorita. Me regalaron JO centavos. Pensé com secreto sería reprendida.
prar caramelos... , luego juntar muchas monedas para Todas fueron fieles a la promesa que me hicieron.
comprarme una muñeca ... ; pero, son tan pocas las veces Nadie comentó el asunto. Llegó el día. Observaron la
42 43
asistencia de Teresita a clase. Sobre su banco colocaron la sin par, resultado del depósito de unas moneditas diarias.
caja, y varios paquetitos más. Ya estábamos a segundos Así siguió su camino la Alcancía del Grado. Compró
de un momento de ansiedad para nosotras, de dicha sin útiles, repartió libros, ayudó al necesitado en la medida de
límite para la pequeñuela. sus fuerzas, sembró siempre felicidad a su paso, dando
Todas fijamos los ojos en Teresita. No queríamos per pruebas evidentes de que AHORRAR es COOPERAR,
der un solo gesto de su sorpresa ante lo que le espe de que ese pequeño esfuerzo diario nos depar.a satisfac
raba. ciones espirituales grandes, al llevar a un semejante la
Teresita de inmediato reparó en su banco, nos muó dicha de verlo feliz.
a todas; las compañeras la rodearon; se. le ahogó un grito
en los labios. " quedó muda.
-Es para ti, sí, para ti ... ¡Abrelo, Teresita, todo es
tuyo!
Tomó la niña la caja; la abrió y, tomando entre sus
manos la muñeca, la levantó, vino corriendo hacia mí y
me besó.
-¡ Gracias, gracias, señorita! ... ¡ Es la misma que yo
contemplaba todos los días!... ¡Qué hermoso traje! ...
¡Qué linda cara! Cierra los ojos...
El grado entero gozaba la dicha que vivía Teresita.
Yo aclaré:
-Esta muñequita no te la he comprado yo ; es el grado,
son todas tus compañeras. ¡Es el milagro de la ALCAN
CIA! ...
- j Pero! ¿ han gastado todo el dinero para mí? ..
-No, Teresita; quedan en ella muchas monedas to
davía.
Algunas compañeras le trajeron caramelos, pañuelitos,
libros de cuentos y hasta un vestidito. Fue un día de sin
guhlr alegría espiritual, donde todos disfrutamos la inmen
sa satisfacción de llevar al corazón de Teresita una dicha
44 45
resto de sus compañeros seguía en pos de Basilio, bur
lándose y molestándolo con sus gritos y bromas pesadas,
Godofredo se quedaba aparte del grupo, buscando la me
jor manera de aproximarse al infortunado y ofrecerle su
amistad.
Basilio era un muchacho pobre y no tenía la suerte de
poder llevar zapatos nuevos a la escuela. Los demás mu
chachos tenían zapatos nuevos y se complacían en tor
turar a este muchachito y molestarlo a causa de! aspecto
de sus zapatos viejos.
Una tarde, cuando Basilio huía de los acostumbrados
insultos, Godofredo se le acercó y con una sonrisa trató
de demostrarle que deseaba ser su amigo.
-¡ Vete, vete! ¿Tú también te burlas de mí? -fue
la respuesta de Basilio, quien ya se había habituado a ser
e! centro y objeto de las pullas.
Zapatos Rotos Godofredo se retiró apenado; pero mientras tanto
pensaba:
"¡ Pobre Basilio! No sabe que quiero ser su amigo"...
EL BUEN Godofredo no podía reírse como lo hacían sus y terminó en alta voz: "pero ya encontraré la forma de
compañeros. Sus amigos se burlaban de Basilio y de sus mostrarle que realmente soy sincero".
zapatos remendados, pero e! corazón de Godofredo sufría Pero para convencer a un muchacho de cosa seme
al ver los esfuerzos de Basilio por retener las lágrimas que jante, se requiere una habilidad especial; y, aunque Godo
asomaban a sus ojos. Tan crueles eran los muchachos, fredo era amigable y de naturaleza simpática, tuvo que
que, aun cuando Basilio se alejaba de ellos, lo perseguían pensar largo rato hasta encontrarle solución al problema.
con gritos burlones y llamándole con un sobrenombre Durante las clases siguientes Godofredo no oía nada
que le habían puesto días atrás: de lo-que la maestra enseñaba a la clase. Estaba tan en
-¡ Zapatitos remendados! -le gritaban. frascado en sus pensamientos buscando la solución de su
La escena se repitió muchas veces y siempre causó problema, que, en cierta ocasión cuando la maestra le
gran pena a nuestro amiguito Godofredo. Cuando el hizo una pregunta, no la pudo contestar. Esto sorprendió
46 47
a todos, pues nuestro amiguito era muy listo y lino de los pelota, y se trepó por las cuerdas y columpios, buscando
mejores alumnos de la clase. siempre llamar la atención a sus zapatos. Algunos de sus
Cuando terminaron las clases del día vio a Basilio que compañeros lo vieron, y uno de ellos dijo en tono bajo:
se alejaba a la carrera para no ser visto por el grupo de -Tiene zapatos remendados; ¿viste?
muchachos. Sin embargo, éstos lo vieron, y con toda se Pero aunque lo dijo en voz muy baja, Godofredo lo
guridad que Basilio oyó los gritos "¡Zapatitos remendados! oyó, yeso era lo único que esperaba.
¡Zapatitos remendados!" con que lo despidieron y que -iPor supuesto! -les gritó--, los uso para que no se
resonaron en los oídos de Godofredo, apenando su corazón. gasten los nuevos.
-Basilio no tiene zapatos nuevos, GOma nosotros -dijo Pero no les dijo cuánto había trabajado para que esos
Godofredo a Sl,lS compañeros-, porque su padre ha estado zapatos pareciesen tan viejos y gastados. Eso era lo que
enfermo muchas veces y no ha podido trabajar. había hecho metido en el ropero, cuando su mamá tuvo
Estas palabras no surtieron ningún efecto en sus ami que llamarlo dos veces. Hasta allí sus esfuerzos habían
gos, quienes continl1aron gritando, y riéndose de Basilio. dado resultados, pues se estaba formando un grupo de
Godofredo todavía no había encontrado la solución al muchachos, y también había algunas chicas que se unían,
problema, y el resto de la tarde transcurrió rápidamente y todos alrededor miraban sus zapatos de aspecto desali
sin que se le ocurriera nada. ñado y rotoso.
Cuando se fue a la cama, se durmió deseando poder A pesar de todo ninguno se reía de él. Todos eran
demostrar a Basilio que realmente quería ser su amigo. sus amigos y creían que Godofredo tenía mucha razón
Pero, ¿ cómo? al usar sus zapatos viejos con el objeto de no gastar los
A la mañana siguiente se despertó con una idea que nuevos. Hacia el final del recreo, Godofredo divisó a
lo hizo salir de la cama como muy pocas veces lo hacía. Basilio que, solitario y triste, se había sentado a la sombra
Se levantó de un salto. Se vistió apresuradamente, y se de un viejo peral. Mientras el corazón le golpeaba fuer
introdujo en el armario de la ropa, donde trabajó con temente, Godofredo se dirigió a Basilio, dispuesto a lograr
tanto entusiasmo, que su mamá tuvo que llamarlo dos su amistad una vez por todas.
veces antes que bajara a desayunarse. Casi llegó tarde a Adornando su rostro con la sonrisa más amable que
la escuela, pero estaba satisfecho porque había trabajado podía imaginarse, marchó a grandes pasos, aplicando pun
muy duramente para lograr su meta, que era la amistad tapiés a los guijarros y mostrando a Basilio que sus zapatos
de Basilio. eran viejos. Los ojos del muchacho bajaron del rostro a
Durante el primer recreo, Godofredo se mostró mucho los Ries de Godofredo; y luego volvieron al rostro, y ba
más activo que de costumbre. Corrió, pateó piedras y la jaron de nuevo a los pies, y volvieron a subir. Esta última
48 49
4-A.C.
vez, cuando Godofredo pensaba que todo había sido inútil,
se dibujó una débil sonrisa en los labios de Basilio. j Había
visto que ya no era el único centro de atracción!
Godofredo quería hablar a solas con Basilio, de manera
que con tono amigable le dijo:
-Corramos una carrera, ¿ quieres?
Nuevamente Basilio miró los zapatos de Godofredo,
y luego alzó los ojos para estudiar el rostro de Godofredo.
Esta vez una amplia sonrisa se extendía de oreja a oreja.
- j Aceptado! -contestó.
Godofredo era el mejor corredor de la escuela y todos
lo sabían, pero en esta carrera decidió quedarse un poco
atrás y dar a Basilio la oportunidad de ganar. Cuando
llegaron al otro extremo del patio, y se detuvieron breve
mente para descansar, Godofredo dijo a su nuevo amigo:
~Basilio, yo tengo dos pares de zapatos, y quiero
darte uno. Mi mamá me dio permiso. ¿ No quisieras
venir a casa conmigo esta noche a buscarlos?
Por un breve instante Basilio quedó con la cabeza
gacha, fijos sus ojos en el suelo. Godofredo inmediata
mente añadió:
-Así siempre andaremos con zapatos iguales. Algunos
Un Atajo en el Camino
días usaremos los remendados y otras veces vendremos
con los zapatos nuevos. MAMA, ¿ nos permites a Zulemita y a mí que vayamos
Con una sonrisa de agradecimiento Basilio contestó: a jugar con Isabel? -preguntó Lucila, una niñita de siete
- j Esto es lo mismo que tener un buen amigo! años de edad. Era una hermosa mañana, y ella se había
- j Es claro! -respondió Godofredo-. Siempre an cansado de jugar a la misma cosa todo el tiempo. Zule
daremos juntos y haremos muchas cosas juntos. Desde mita tenía cuatro años y era la menor de la familia.
un principio quise demostrarte que deseaba ser tu amigo, -Sí, Lucila - repuso la mamá-, pueden ir, si van
y ahora me alegro porque me aceptaste. por el camino real y no se acercan al puente del ferrocarril.
50 51
Ir por el puente del ferrocarril resultaba mucho más maba. Lucila se dio vuelta y vio que un tren de carga
corto, pero era muy peligroso aun para los adultos, y se acercaba a toda marcha. Inmediatamente pensó en
mucho más, naturalmente, para los niños. Era un puente Zulemita y echó a correr hacia ella. Con la ayuda de
alto y estrecho, y no hacía mucho que un tren había ma Isabel tomaron a Zulemita de la mano y, elevando frené
tado a un hombre que intentó cruzarlo. Lucila prometió ticamente una oración a Dios para que las ayudara, co
a su madre que le obedecería, y tomando la mano de rrieron cuan rápido pudieron hacia la tabla de refugio
Zulemita se dirigieron a la casa de Isabel, por la carretera. más cercana. Allí se sentaron, aferrándose como mejor
Después de jugar durante un buen rato en la casa podían, teniendo a la pequeña Zulemita entre ellas, a quien
de Isabel, las niñas decidieron ir a visitar a otra amiga. rodearon con el brazo para protegerla.
-Es muy lejos ir por el camino real, Lucila -dijo Algunos niños que estaban jugando en el arroyo abajo
Isabel-. Vayamos por el puente.
gritaron:
-¡Oh, no!, mamá dijo que debíamos ir por el camino - j El viento las va a hacer caer! j Cuidado, chicas!
porque el puente es muy peligroso. Con las piernas colgando del borde de la tabla, no
-¡ Bah, yo he pasado por allí muchas veces -contestó les sobraba un centímetro de espacio, mientras temblando
Isabel-, y, además, tu mamá nunca lo sabrá. esperaban que el tren pasara. El maquinista, al ver las
-Bueno... , este... realmente no deberíamos hacer niñas en la vía, aplicó los frenos del tren mientras hacía
lo.. . , pero... tal vez no importe que lo hagamos esta sonar desesperado el silbato. El tren no podía parar, y
vez solamente; pero no le digas nada a mamá... -repuso, al pasar a su lado las niñas quedaron paralizadas de miedo,
vacilante, Lucila.
mientras el maquinista, tranquilo porque el tren no las
Pronto las tres niñas iban caminando cuidadosamente había arrollado pero temiendo que el viento las derribase,
por los durmientes del puente. Allá lejos, abajo, entre las les hizo señas, con los puños cerrados, de que no se sol
piedras, corría rumoroso un arroyo. El puente estaba cons taran. Cuando el tren pasó, tres niñitas muy asustadas
truido de tal manera que de a trechos había unas tablas volvieron al camino real.
que sobresalían en los costados. Allí, una persona que Transcurrieron tres años antes de que la madre de Lu
se viera en peligro podía refugiarse y evitar ser arrollada cila supiera la historia. Se la contaron las dos hijas, que ya
por el tren.
no podían ocultar su desobediencia. La madre no las re
Lucila iba delante, a corta distancia de Isabel, quien prendió, pues sabía que el incidente ya las había castigado
caminaba más lentamente porque ayudaba a la pequeña lo suficiente; pero elevó una oración de agradecimiento a
Zulema.
Dios por su bondad manifestada al enviar su ángel para
De pronto se oyó el silbato de un tren que se aproxi que les salvase la vida.
52 53
había empujado hacia la costa, lo había hecho encallar
entre unas rocas y parecía que pronto sería destrozado
y todos los que estaban a bordo se ahogarían. Esto su
cedía hace muchos años, y cerca de allí no había botes
salvavidas. Procurar alcanzar al navío en peligro usando
uno de los botes pesqueros, equivalía a una muerte segura.
Cuando los espectadores creían que ya no había es
peranza de salvar a los náufragos, se vio que apresurada
mente llegaba un caballero a la playa, acompañado de un
hermoso perro Terranova.
-¡ Dadme una cuerda! -gritó.
Se le entregó lo que pedía. La desenrolló y, poniendo
un extremo en la boca del perro, le dijo:
-¡ Búscalos, Nerón! i Búscalos!
El perro se lanzó valientemente al agua y nadó hacia
el barco encallado. Pero, a pesar de todo, no pudo acer
carse lo suficientemente como para que algún tripulante
alcanzara la soga. El oleaje del mar embravecido se lo
impedía.
Transcurrieron algunos momentos de angustia.
Nerón Fue un Héroe Entonces se vio que un tripulante arrojaba una soga
al perro. El inteligente animal abandonó la que tenía en
la boca y se apoderó del cabo que le había sido lanzado
ERA una tarde muy desagradable en la costa de Cornua desde el barco. Acto seguido se dirigió hacia la orilla.
lIes, sudoeste de Inglaterra. El viento soplaba con furia, Cuando, cansado y jadeante, el perro pisó tierra firme, fue
caían rayos y se oía un trueno tras otro, pero sobre todo recibido con una aclamación entusiasta. Los hombres
se oía el ruido de las olas. que estaban en la playa tomaron la soga que Nerón había
Los pescadores de la aldea se habían reunido a la traído y por ella enviaron otra más gruesa, a los desdicha
orilla del mar, porque hacía ya tiempo que se veía un dos tripulantes y, gracias a este cabo más grueso, todos
barco que hacía señales de angustia. La tempestad lo pudieron llegar a tierra firme sanos y salvos.
54 55
Los náufragos pronto estuvieron en hogares abrigados
pues había muchas personas deseosas de ayudarlos en
esos momentos de penuria y necesidad; y en el corazón
de todos los presentes estaba Nerón.
Nerón fue el héroe del día, y hasta hoy los pescadores
de Cornualles relatan su historia con orgullo.
'1.
y Alán se acordó de eso después. precio, tal como está ahora -dijo la madre de Alán.
Pasaban los días, y su brazo y hombro mejoraban rápi y luego siguió una semana de investigaciones reali
damente.
zadas por Alán. i Ya sabía de dónde provenía el hedor!
Pasaron más días, días largos, días oscuros durante los Sólo tenía que hallar el lugar por donde salía, y cubrirlo.
cuales pensó en los $400 que debía al médico. Los $180 Un día mientras estaba investigando, en el sótano,en
sólo le alcanzaban para pagar el alquiler, la comida y sus un lugar donde el piso era solamente de tierra, observó
gastos personales. Eso era todo. i Si pudiese conseguir que el olor era más fuerte que en otras partes de la casa.
algo más de dineró! Fue a su casa y volvió con una pala y comenzó a cavar.
Cierto día, mientras caminaha por el campo pensando Y también comenzó a sentir náuseas. ¡Al fin había en
en la forma de pagar su cuenta, vio un aparato perforador contrado de dónde salía el olor!
de pozos. y entonces fue cuando se encontró con el Sr. El hecho era que, en un antiguo pozo donde había
Puebla, dueño del campo por el cual caminaba. El Sr. agua sulfurosa, se había rajado la tapa que le habían
Puebla estaba muy disgustado. puesto para impedir que saliera el olor. Allí estaba la
Sí, el sol brillaba lindo. ¡Pero! ... Sí, el tiempo había raíz de todo el mal. Y como eso había sido hecho por el
sido bueno para la cosecha, ¡pero! .. . anciano Zúñiga, su sobrino que vivía en la ciudad de
-¿ Qué sucede? -le preguntó Alán. Lorca, a tanta distancia, no sabía nada. Tan sólo había
El Sr. Puebla miró el aparato de perforación. A hecho visitas ocasionales al pueblo cuando era niño, y
continuación le explicó que había gastado $300 en un pozo probablemente nunca habría oído hablar del viejo pozo
y que, no obstante, lo único que había sacado era agua abandonado.
sulfurosa.
Alán se fue a su casa. "La semana próxima -se dijo
-¿ Qué clase de agua? - preguntó Alán. para sí-, iré a Lorca, conseguiré dinero prestado y com
-Agua sulfurosa -repitió el Sr. Puebla-. Trabaja praré la casa. La obtendré muy barata. La pérdida de
mos mucho y sacamos esa agua. i Huélala! Zúñiga será mi ganancia". ¡Tendría más que suficiente
i Y súbitamente Alán recordó haber percibido el mis para pagar la cuenta del doctor!
mo olor! Y también vislumbró la forma de pagar su No iba a decir nada a su madre acerca de lo que pen
cuenta del médico. Cuando llegó de vuelta a Villaturbia, saba. "Ella se opondría..." -pensó Alán. La razón por
su madre le confirmó lo que él pensaba. Si esa casa quedara la cual no se lo dijo es porque creyó que a lo mejor a ella
libre de ese olor tan desagradablemente espantoso, podría no le iba a parecer muy honrado lo que él estaba por
venderse en seguida.
realizar. Su familia y los Zúñiga habían sido amigos du
- Pienso que el Sr. Zúñiga la vendería a muy bajo . rante muchos años.
60 61
"La mala suerte será para Zúñiga", pensó otra vez Pero no fue asÍ. El Sr. Zúñiga escuchó lo que le decía,
Alán. y le contestó:
El lunes tomó el tren para Larca. En la ciudad ofre -Nunca se me había ocurrido que la causa de ese
cería un bajo precio a Zúñiga por su casa desocupada; mal olor fuera el agua sulfurosa. Y nunca se me ocurrió
luego haría tapar la rajadura del pozo viejo, y vendería revisar prolijamente el sótano.
la propiedad con una magnífica ganancia. i Aun habría -¿ Vendería Ud. la casa? -le preguntó Alán.
de duplicar su inversión! -Ahora no -le replicó el Sr. Zúñiga moviendo la
Era una lástima que se perjudicara el Sr. Zúñiga, pero cabeza-o Me alegro mucho por lo que Ud. me ha dicho.
al fin y al cabo, alguien tendría que sufrir la mala suerte. Esa casa ha pertenecido a nuestra familia durante mucho
y entonces se le ocurrió a Alán que el muchacho alo tiempo y pienso conservarla y convertirla, como de cos
cado que lci había embestido pensaría lo mismo: "Siento tumbre, en nuestra residencia de verano.
mucho haberlo atropellado, pero qué vamos a hacer con Después de algunas expresiones de agradecimiento,
la mala suerte". terminó la entrevista.
El tren seguía rápidamente su camino hacia Larca, Alán Nelson fue después al almacén donde estaba
donde lo esperaba su oportunidad. El Sr. Zúñiga segura empleado.
mente iba a dejar la casa casi por nada. El precio que le El Sr. López quiere verte, Alán -dijo uno de los
ofrecería, le iba a parecer muy bueno "La mala suerte compañeros de trabajo.
le tocará a él", pensaba Alán. Las ruedas del tren pare Nuestro amigo entró en la oficina del jefe, con el cora
cían repetir su pensamiento: "La mala suerte será suya, zón latiendo violentamente. i A lo mejor el Sr. López no
la mala suerte será suya". Hay que poner en primer le daría su puesto de vuelta! i Y esas cuentas del médico
lugar los propios intereses. que debía pagar!
Sin embargo, a medida que se acercaba a la ciudad, -Tome asiento, Alán -lo invitó el Sr. López.
su conciencia le iba haciendo notar cada vez más clara y entonces, mientras hablaba el jefe, el temor dio paso
mente que lo que iba a cometer era un robo encubierto, a la emoción, y la emoción dio lugar a la admiración al ver
aunque él lo llamase un "negocio". En realidad se trataba el resultado de las cosas. Pues el Sr. López le dijo:
de un engaño. -Necesitamos un ayudante para el cajero. El sueldo
Luchó largo rato con sus escrúpulos, y al fin pensó será de $300 por mes. No sabíamos a quien poner en ese
que lo mejor sería proceder honradamente. "Quizá -se puesto. Se necesita una persona honrada, estricta, de una
dijo para sí-, en recompensa por mi acto de honradez, honradez a toda prueba.
el Sr. Zúñiga me venda la casa a un precio bajo". Y, para terminar la corta entrevista, el Sr. López dijo:
62 63
-y Ud. Alán, ha sido designado para ese puesto. Será
ayudante del cajero.
Sí, en la vida se entrecruzan los hilos de los hombres.
El Sr. López, el Sr. Zúñiga, una casa abandonada, un
accidente, un agricultor que hizo perforar un pozo
inútil y sacó agua sulfurosa, todos se unieron a la larga
en este juego del destino. El Sr. Zúñiga conocía al Sr.
López, y le había contado lo de la prueba de honradez
de Alán.
Hebe la Elefanta
I
había hecho ese "algo grande" con que había soñado du
carse entre esa nena de ojos azules y la fiera espantosa.
quiera mirarlo.
-Prometí a mi madre que cuidaría de Juanita -dijo-, Juanita se aferraba de su mano. No tenía temor de
y es lo que voy a hacer.
nada mientras su hermano estuviese con ella.
-Muy bien, que te vaya bien, "niñera" -dijo riendo Los dos caminaron hasta llegar a un arroyito que se
David.
abría paso murmurando entre los arbustos. Al otro lado,
-Si la nena no estuviese aquí. .. -dijo Duncan , ce cerca de un bosquecito de avellanos, había una roca ancha
rrando los puños.
y lisa.
92 93
-Es un lindo lugar para comer -dijo Duncan-. Nos
dirección a su casa-o Yo soy el muchacho Mackay -aña
servirá de mesa -y Juanita aplaudió deleitada.
dió con orgullo.
Habiendo acomodado a su hermana sobre una fra
-Debiera haberlo sabido por tu aspecto -dijo el ex
zada que la madre había puesto en la canasta, nuestro mu
traño con una sonrisa-o ¿ Y esta pequeña beldad es tu
chacho procedió a acomodar el almuerzo sobre la roca.
hermana? He oído hablar de ambos. Tu padre me dijo
Tenían buena y abundante comida: bizcochos de avena,
que si alguna vez pasaba por acá debía detenerme para
queso casero y un frasco de leche con crema.
comer unas masitas y queso.
De repente Duncan se sintió incómodo. Era la sensa
-Sí, los viajeros son siempre bienvenidos en la casa
ción que a veces uno tiene cuando 10 vigilan ojos invi
de Mackay ~contestó Duncan con amabilidad-o Todos
sibles. El muchacho volvió a cruzar el arroyo, y se situó
vIenen ...
frente a Juanita, con los ojos fijos en el bosquecito de
Pero se interrumpió repentinamente y miró fijamente
avellanos. No soplaba ninguna brisa, pero parecía que
al hombre. Esa elevada estatura, esos ojos fulgurantes bajo
algo agitaba las ramas de los avellanos. Pensó en el gran
una rizada cabellera le recordaban aquellos de los cuales
lobo que se había llevado un cordero de Santiago Mac
Elroy. amen udo le había oído hablar a su padre. j Este apuesto
forastero no podía ser sino Roberto Bruce, el legítimo
Se agachó y alzó a la nena, con la intención de correr
rey de Escocia!
con ella por el valle. Quería salvar a su hermanita o morir
Duncan dobló una rodilla y murmuró:
defendiéndola. En ese momento, una voz de hombre, en
-Su Gracia, su Majestad está en peligro. No se acer
tono sorprendentemente amable, salió del matorral y le
dijo: que a la casa de mi padre. Hay soldados ingleses que
- j No te asustes, muchacho r comen allí. Creo que han venido en busca suya. Tal vez
sepan que Ud. se esconde por aquí; mejor que se apre
Se abrió el matorral y salió un hombre. ¿ O era acaso
sure a alejarse.
un hombre? Parecía más el hermoso gigante de algún
Roberto Bruce hizo levantar a Duncan y le dijo:
cuento, por 10 alto que era. Sus ropas, aunque sucias y
- j Hijo leal de un padre leaH Sí, me iré, pero -y miró
desgarradas, eran asombrosamente lujosas.
hacia la comida extendida sobre la roca- ¿ me darías
-Buenos días, amiguitos -dijo el extraño con el
una masita para comer mientras camino?
sombrero en la mano-. ¿ Podrías decirme dónde queda
la casa del pastor Mackay? Como respuesta el muchacho juntó casi todas las ma
sitas y las puso en manos del rey, diciendo:
-Sí, señor, no está lejos; en la boca del vallecito, detrás
-Sólo guardaré algunas para Juanita. Yana tengo
de la colina -contestó Duncan, señalando con la mano en
hambre. Llévese también este trozo de queso y esta botella
91
95
de leche. Nosotros podremos comer mucho más cuando _y todo se debió a Juanita, mamá -dijo Duncan,
se vayan los soldados. con cierto sentimiento de vergüenza, pero muy feliz a
El rey le agradeció y se puso las provisiones en los pesar de todo-. Me alegro de haberte cuidado la nena.
bolsillos. Luego, después de besar a ambos niños, desapa La madre procuró ocultar el orgullo que llenaba su
reció en el bosque. corazón. Le dijo:
-Arrodíllate, nena -murmuró Duncan-. Ora con -Uno siempre se alegra de haber hecho lo bueno.
tu hermano para que Dios guarde a este señor sano y Roberto Bruce se escapó sano y salvo del vallecito,
salvo. Y nunca digas a nadie sino a papá y mamá que lo y reunió con sus leales que estaban en las montañas. En
se
has visto. Prométemelo. muchas otras ocasiones logró escapar a duras penas, pero
Juanita prometió, puesto que su hermano así lo pedía. al final venció a sus enemigos y fue reconocido como rey
y repitió, como un pequeño eco, la oración que hacía de Escocia.
Duncan en favor del "hombre". Después de esto, comió
unas masitas, tomó un poco de agua del arroyo y se dur
mió. El muchacho veló a su lado, repitiendo la oración
vez tras vez.
Más tarde, después que los soldados ingleses se hu
bieron marchado, Duncan contó a sus padres su extraña
aventura. La madre se rió burlona mente.
- j Cuán tontuelo eres! -exclamó-o Cualquier vaga
bundo que pase puede llamarse Bruce para obtener buena
comida.
Pero el padre, que se llamaba también Duncan, miró
gravemente a su hijo y dijo:
-¿ Dices hijo, que ese hombre era más alto que la ma
yoría de los hombres y tenía ojos que brillaban como
acero?
-Sí, papá, pero fue muy amable con nosotros.
- j Era Bruce, no era otro sino él! -dijo el pastor
Mackay, acariciando la rubia cabeza de su hijo-. Mamá,
nuestro hijo salvó al rey.
97
96 7-A.C.
jerarquía, entre ellas Pedro el Grande de Rusia. Se dice
que un hombre le ofreció mil florines por tres trabajos pe
queños, pero ella los rehusó. También se supo que la em
peratriz de Alemania le pagó cuatro mil florines por un
recorte que llevaba las armas .del emperador Leopoldo.
Este aparecía coronado con águilas y rodeado con una
guirnalda de flores, y fue considerado entre sus obras más
admirables. También recortó el retrato del emperador,
y lo hizo tan bien, que se lo colocó en la Galería del Arte
Real de Viena, donde todavía puede verse.
'1
Las Tijeras de una Holandesita Nunca antes ni después se ha encontrado un trabajo de
recortes hecho tan correctamente, con tanto gusto y tal
dignidad como el de Juana Koerten. Cuando murió, a la
HACE más de doscientos cincuenta años nació en Amster edad de 7S años, se erigió un monutnento a su memoria,
dam, Holanda, una niñita llamada Juana Koerten. Era una y en él están dibujados los retratos de muchos visitantes
niña extraña, que no quería participar en los juegos de los notables que fueron a ver su obra.
que la rodeaban. Cuando fue más grandecita, su madre le
dio cera para que la modelara e hiciera con ella toda clase
de frutas. Le agradaba también tomar un pedazo de seda
y con hilos de color hacer copias de pinturas famosas.
Pero esto no era su delicia principal. Lo que más le gus
taba era tomar unas tijeras y hacer recortes. Pensaréis que
esto no constituye un gran arte, pero con ello Juana sor
prendió al mundo. Ejecutó vistas marinas, paisajes, flores,
animales y aun retratos de personas famosas, cuya seme·
janza atrajo la atención de toda Europa. Recortaba sus
trabajos en papel blanco y los colocaba en una superficie
negra. Para obtener efectos de luz y sombra practicaba
incisiones pequeñitas en lo blanco.
Le concedieron honores muchas personas de elevada
98 99
saliera del mar! -intervino Daniel. -Rápido muchachos, una camisa -ordenó Tito. Pres
-Cuando vean sus enormes chimeneas, se sentirán tamente ató la camisa a un remo y la agitó desespera
como hormigas -terció otro de los muchachos. damente, pero en vano. Nadie dio señas de haberlos
~ .r
madre hilaba o tejía la ropa que la familia necesitaba.
/ ;: Había llegado la primavera. Las primeras flores anun
\'>~ ciaban los días lindos. El arroyo volvía a dejar oír su
\. .~~ canción, la nieve chispeaba en los picachos acariciados por
un sol que ya dejaba sentir su calor. Guillermo Amstulden
decidió que durante ese mes llevarían el ganado a la parte
más alta de la montaña donde la hierba era fresca y abun
quien amaban y servían y quien, por un milagro, iba a la niñita de la cual sus aguiluchos iban a poder alimen
seguramente a devolverles la hijita arrebatada. tarse y también al hombre cuyo objeto no podía ser más
"" *' *' *' *' claro. Con las alas extendidas sobre la nidada y el ojo
-¿ Por dónde puede haberse ido este animal? -mo avizor fijo en el cazador, el ave se dispuso al ataque. Este
nologaba Juan Sheuer, joven y audaz cazador de gamu llegó rápido y repentino. Teniendo con una mano la
zas, ocupado en ese instante en perseguir a un animal cuerda que estrechaba con las rodillas, con la otra Juan
joven al que había herido de un tiro. Se detuvo para Scheuer se echó el fusil a la cara, apuntó y tiró a la ca
orientarse y comprobó que se hallaba muy arriba en la beza del pájaro extendido sobre el nido. Así se libraba
montaña. En equilibrio sobre la arista resbaladiza de de un enemigo. Pero, ¿qué iba a hacer el macho que
tina roca, inspeccionaba el horizonte delante de sí, cuan sostenía siempre su presa? Rápidamente la depositó en
do oyó un piar extraño encima de su cabeza. Asombrado, el nido, en medio de los aguiluchos inquietos, que no se
alzó los ojos y,para gran sorpresa suya, descubrió un preocuparon de ella y, lanzándose resueltamente sobre el
nido en una anfractuosidad de la alta muralla rocosa . que hombre, le hundió el acero de sus garras en los hombros
se erguía detrás de él, y de la cual lo separaba una grieta mientras que con el pico trataba de arrancarle los ojos.
profunda. El ataque fue tan brusco que el joven cazador, a pesar
-,-jOh! ¡Un nido de águilas! -murmuró el cazador, de su fuerza y valor, casi soltó la soga. Protegiéndose lo
olvidando a la gamuza que debía estar ya muy lejos-o mejor que pudo con un brazo la cara amenazada, buscó
Sería sin duda una buena acción destruirlo... con la otra mano el corto y sólido puñal que llevaba en
Mientras el joven montañés se hacía esta reflexión, su cintura, pues su fusil se había vuelto un estorbo inútil.
vio pasar por encima de su cabeza y en dirección hacia el La lucha no duró más que algunos instantes. Alcanzada
nido un águila que llevaba una criatura entre sus po en pleno pecho, el ave de rapiña soltó la presa y rodó
tentes garras. Al ver esto el cazador, su corazón latió al fondo del abismo. El camino estaba libre; no quedaba
fuertemente.
119
118
más que degollar los aguiluchos y hacerse cargo de la
niña, a quien la Providencia había salvado milagrosa
mente la vida.
Aunque gravemente herido en los hombros y en las
manos por el águila, Juan Scheuer volvió alegremente
llevando con mil precauciones la preciosa carga. Ima
ginaos el gozo que hubo en la familia Amstulden. Llo
raron de alegría y dieron gracias a Dios por haber oído
las oraciones que habían elevado hacia él. El valiente
joven fue cuidado y colmado de atenciones hasta el mo
mento en que, habiendo sanado de sus heridas, volvió a
tomar el camino de la montaña.
La pequeña Anita se hizo célebre en diez leguas a la
redonda, y el nombre de su salvador estuvo mucho tiempo
en todos los labios. La niña creció y llegó a ser una her
mosa joven, se casó, luego fue madre amante y, por fin,
una anciana abuela que murió de más de noventa años
Un Perro y una Cueva
y tuvo muchas veces ocasión de contar su historia a sus
hijos y a sus nietos y aun a sus bisnietos.
HACE más o menos cien años andaba viajando por Mé
xico un explorador inglés. Llegó a un pueblo llamado
Cacahuamilpa, que significa plantación de maní o caca
huete. Cerca del pueblo había una enorme cueva en la
ladera de la montaña. El inglés había oído contar his
torias extrañas acerca de esa cueva.
Antiguamente se usaban grandes recuas de burros en
México para transportar la plata de las minas de Taxco
a la ciudad de México. La senda por la cual iban los burros
pasaba por la montaña donde estaba esa cueva. Tres ban
didos se ocultaban en la cueva y sorprendían a los arrie
120 121
' -
ros y les robaban la plata. El gobierno mandó soldados
indios, asustados, se fueron a contar al alcalde lo que ha
para apresar a los bandidos, y así 10 hicieron. De manera
bían encontrado.
que el explorador inglés pensó que tal vez hallaría gran
-Enterrad al explorador y su perro donde los habéis
des cantidades de plata en la cueva. Con su perro como
encontrado -fue la orden que dio.
único compañero, entró valientemente en los recovecos
Así que hoy un montón de piedras hace las veces de
oscuros. Las personas que vivían en Cacahuamilpa no
sepulcro para ambos en una de las cámaras interiores de
se acercaban nunca a la cueva, pues le tenían miedo.
la cueva. Hay veinte "cuartos" grandes que están ahora
Podemos imaginarnos cómo anduvo el explorador
abiertos y que pueden ser visitados por los turistas. Se
recorriendo las PFofundas cavernas rocosas, buscando la
han encontrado muchas cámaras, pero no están ilumi
plata en un recoveco y luego en otro. Andando en las
nadas ni tienen sendas para que puedan andar por ellas
tinieblas, se perdió. Debe haber ido buscando su camino
los visitantes. Nadie ha descubierto todavía hasta dónde
de regreso a tientas durante varios días, o tal vez resbaló,
lleva esa cueva. Tampoco se ha encontrado plata en ella.
se cayó y se lastimó. No sabemos lo que sucedió. Pero
Pero todos los días los guías explican a los visitantes la
allí estaba, en las tinieblas, muriéndose de hambre, con
historia del perro fiel y su amo que se había perdido.
su fiel perro al lado. El animal logró finalmente salir.
Un hombre del pueblo vio a este perro extraño que bus
caba comida y luego regresaba a la cueva para estar con
su amo. Al indígena le sorprendió el que un perro viviese
en aquella cueva a la cual los hombres tenían miedo de
ir. Habló del asunto a varios amigos suyos y les rogó que
lo acompañasen para ver si había alguien en la cueva;
pero todos se burlaron de él.
-No viste ningún perro -dijeron-o Debe ser algún
espíritu.
-No era un espíritu -insistió el hombre-o Era un
perro lo que vi.
Finalmente varios amigos convinieron en acompa
ñarlo a la cueva. Alumbrándose con velas, fueron arras
trándose de una cámara a otra. Por fin encontraron al
perro, muerto, al lado de su amo también muerto. Los
122
123
Venid, niños bendecidos ,
quedo, quedo en mis oídos
Los Niños susurrad lo que suaves
Venid, buenos amiguitos; os cantaron brisas y aves.
cuando escucho vuestros gritos, Vuestra atmósfera supera
cuando miro vuestro juego
a la misma primavera
mis pesares huyen luego. de los campos, con sus flores
Pues me abrís gentil ventantl y sus blandos ruiseñores .
yola luz de la mañana
Con vosotros comparadas,
y la inquieta golondrina.
las poéticas leyendas,
(Colombiano)
Tenga a bien enviarme el CURSO BIBLICO POR CORRESPON.
DENCIA sin compromiso.
NOMBRE
DOMICILIO
CIUDAD ESTADO (o Provincia)
Zona Postal (Zip Code)
PAIS
126