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29. El Bautismo ha de celebrarse, dentro de lo posible, en domingo, día en que la Iglesia conmemora el Misterio
Pascual, y en la celebración común para todos los nacidos recientemente, a la que asistirán los fieles, al menos los
familiares, amigos y vecinos, quienes participarán activamente.
Cuando se celebra en la Vigilia pascual o dentro de la Misa, véanse las indicaciones de los nn. 23-25.
30. Corresponde al padre y a la madre, acompañados por los padrinos, presentar al niño a la Iglesia para el
Bautismo.
31. Si los bautizandos son numerosos y asisten varios sacerdotes o diáconos, éstos pueden ayudar a realizar
aquellos ritos.
32. Mientras los fieles, según las circunstancias, cantan un salmo o himno apropiado para este momento, el
sacerdote o diácono celebrante, revestido con alba o sobrepelliz y estola, o incluso con capa pluvial de color festivo, se
dirige con los ministros a la puerta de la iglesia, o al lugar donde estén reunidos los padres y padrinos con los
bautizandos.
33. El celebrante saluda a los presentes, especialmente a los padres y padrinos, evocando con pocas palabras el
gozo con que los padres han recibido a sus hijos como don de Dios, que es la fuente de toda vida, y ahora quiere
regalarles su propia Vida con abundancia.
Guía:
Queridos hermanos: hoy estamos de fiesta porque estos niños recibirán el santo Bautismo. Así serán
semejantes a Jesús al convertirse en hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
Nosotros somos creyentes y por eso debemos expresar nuestra alegría participando con la oración y el
canto.
El Señor, que renovará a estos niños y que nos regaló su amistad cuando fuimos bautizados, sale hoy
nuevamente a nuestro encuentro en esta celebración. Esforcémonos para que su paso entre nosotros nos
renueve hasta el fondo del corazón. Comenzamos cantando...
Hermanos:
Bienvenidos a la casa de Dios
para celebrar estos Bautismos.
Que este encuentro con el Señor reavive vuestra fe
y que su paz y alegría
estén ahora y siempre con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Padres:
N.
Celebrante:
¿Qué pedís a la Iglesia de Dios para N.?
Padres:
El Bautismo.
(o la Fe o la Gracia de Cristo o la entrada en la Iglesia o la Vida eterna.)
1
El celebrante, en este diálogo, puede emplear otras palabras.
La primera respuesta la puede dar otra persona si, según las costumbres del lugar, tiene el derecho de imponer el
nombre.
35. Si los bautizandos son numerosos, el celebrante pregunta a todos juntos el nombre de los niños y cada familia
responde una tras otra. La segunda pregunta puede hacerse en plural a todos juntos.
Si el número de los bautizandos es muy grande, la pregunta sobre el nombre que se impondrá puede suprimirse.
Padres:
Sí, lo sabemos.
Cada familia responde por separado; pero si los bautizandos son numerosos, pueden responder simultáneamente.
37. El celebrante, dirigiéndose a los padrinos, los interroga con estas u otras palabras semejantes:
Guía:
El celebrante, y después los padres y padrinos, trazarán sobre la frente de los niños la señal de la cruz que
será como su distintivo de cristiano.
Propónganse los padres y padrinos, bendecir cada día a los hijos y ahijados, pidiendo al Señor que los
proteja y los ayude a distinguirse por su amor generoso hacia todos los hombres.
Y signa a cada niño en la frente, en silencio. Luego invita a los padres y, si pareciera oportuno, también a los padrinos, a
hacer lo mismo.
Liturgia de la Palabra
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39. El celebrante invita a los padres, padrinos y a los demás asistentes a participar en la celebración de la Palabra
de Dios. Si las circunstancias lo permiten, hágase una procesión hacia el lugar previsto cantando, por ejemplo, el Salmo
84, 7. 8. 9ab.
40. Se puede llevar a los bautizandos a un lugar aparte mientras se celebra la liturgia de la Palabra.
41. Se lee una o dos de las perícopas que se proponen a continuación o se eligen otras que figuran en el
Leccionario para la celebración del Bautismo de niños (pp. 121ss.) o bien, otras apropiadas, de acuerdo con el deseo o
mayor provecho de los padres. Entre las lecturas pueden cantarse los salmos responsoriales y versículos que se
proponen.
Guía:
Antes de celebrar el sacramento del Bautismo leeremos un pasaje de la Sagrada Escritura, para penetrar
más profundamente en el sentido de esta celebración.
Guía:
Somos creyentes y por eso estamos aquí, para cumplir con lo que Jesús nos mandó. Escuchemos con
atención un pasaje del Evangelio que nos recuerda ese mandato.
Salmo 116
* p. 55
Indica la página donde continúa el rito.
Si se lee Mc 1, 9-11:
Guía:
Escuchemos el relato bíblico que pone de manifiesto la condición de Jesús, a quien se asemejarán estos
niños por medio del Bautismo.
3
En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el
Jordán. Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre
él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo
puesta toda mi predilección».
* p. 55
Guía:
Estos niños han sido traídos para encontrarse con Jesús. También nosotros debemos hacerlo. Escuchemos
lo que Jesús nos dice.
4
En una oportunidad trajeron unos niños para que Jesús los tocara, pero los discípulos,
fastidiados, trataron de echarlos. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejad que los niños se
acerquen a mí y no se lo impidáis, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como
ellos».
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Salmo 121
* p. 55
Si se lee Jn 3, 1-6:
Guía:
A veces los acontecimientos de la vida nos desencantan. Sin embargo quisiéramos un mundo mejor para
nosotros y nuestros hijos. Escuchemos a Jesús que nos enseña el camino para alcanzarlo y el significado
del Bautismo.
En aquel tiempo había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de
los notables entre los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: «Maestro, sabemos que tú
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has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces,
si Dios no está con él».
Jesús le respondió: «Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de
Dios».
Nicodemo le preguntó: «¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso
puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?».
Jesús le respondió: «Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede
entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es
espíritu.»
42. El celebrante hace una breve homilía para ilustrar a los fieles sobre lo que han oído, llevándolos a una
comprensión más profunda del misterio del Bautismo e invitándolos a abrazar con entusiasmo la misión que les es
propia.
43. Después de la homilía o de la oración de los fieles se recomienda un momento de silencio en el que, invitados
por el celebrante, todos oran interiormente al Señor. Luego, si se diera la ocasión, se entona un canto apropiado o una
aclamación.
44. A continuación se hace la oración de los fieles, con una de las fórmulas siguientes o con otras semejantes:
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I
C. Estimados hermanos: Roguemos a nuestro Señor Jesucristo por estos niños que van a
recibir el Bautismo, por sus padres, padrinos y por todos los bautizados.
G. Para que, por el Misterio de tu Muerte y Resurrección, hagas renacer a estos niños y
los incorpores a la santa Iglesia.
R. Te rogamos, Señor.
– Para que, por medio del Bautismo y la Confirmación, los hagas fieles discípulos y
testigos de tu Evangelio.
– Para que los conduzcas a la felicidad de tu Reino, por medio de una vida santa.
– Para que ayudes a sus padres y padrinos a iluminar la vida de estos niños con el
ejemplo de su fe.
* p. 60
II
R. Escúchanos, Señor.
G. Por estos niños que van a recibir la gracia del Bautismo, por sus padres, padrinos y por
todos los bautizados.
– Para que por medio del Bautismo incorpores a estos niños a tu Iglesia.
– Para que, sellados con el signo de la cruz, sean testigos de Cristo durante toda su vida.
– Para que participando de la Muerte de Cristo, por medio del Bautismo, participen
también de su Resurrección.
– Para que con la ayuda de la palabra y el ejemplo de sus padres y padrinos, puedan
crecer como miembros vivientes de tu Iglesia.
* p. 60
III
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C. Queridos hermanos: Invoquemos la misericordia de nuestro Señor Jesucristo orando
por estos niños que van a recibir la gracia del Bautismo, por sus padres, padrinos y por
todos los bautizados.
G. Para que estos niños se conviertan en hijos adoptivos de Dios, por medio del Bautismo.
Roguemos al Señor.
R. Escúchanos, Señor.
– Para que como sarmientos unidos a la vid, lleguen a ser por su fe, discípulos fieles de
Cristo.
– Para que, cumpliendo con fidelidad los preceptos de Cristo, permanezcan siempre en
su amor, y llenos de entusiasmo anuncien su Evangelio a los hombres.
– Para que santificados por la gracia de Cristo, nuestro Salvador, consigan la herencia
eterna.
– Para que sus padres y padrinos los eduquen en el amor y sabiduría que vienen de Dios.
– Para que todos los hombres lleguen a participar de la Vida nueva que nos da el
Bautismo.
* p. 60
IV
G. Para que Dios se complazca en estos niños que, por medio del Bautismo, se convertirán
en hijos suyos. Roguemos al Señor.
R. Escúchanos, Señor.
– Para que renaciendo por medio del agua y del Espíritu Santo, vivan siempre animados
de ese mismo Espíritu y testimonien ante los hombres la Vida nueva que de él
recibieron.
– Para que superen las tentaciones del demonio y los atractivos del pecado.
– Para que amen a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, y
al prójimo como a sí mismos.
– Para que todos nosotros demos a estos niños el testimonio de nuestra fe.
– Para que todos los que fueron señalados con la cruz de Cristo en el Bautismo,
manifiesten su condición de creyentes a través de su conducta.
8
* p. 60
C. Invoquemos la misericordia de Cristo, orando por estos niños, por sus padres, padrinos
y por todos los bautizados.
G. Para que por medio del agua y del Espíritu Santo hagas renacer a estos niños para la
Vida eterna.
R. Escúchanos, Señor.
– Para que instruidos por la palabra y el ejemplo de los cristianos, crezcan en santidad y
sabiduría.
Guía:
La Iglesia es una gran familia y hay en ella quienes son modelo para todos sus miembros. Invoquemos a la
Virgen y a los Santos que reinan con Cristo en el cielo (recordando especialmente a aquellos cuyo nombre
tomarán estos niños para vivir bajo su protección).
Celebrante:
Santa María,
Madre de Dios. Ruega por nosotros.
San Juan Bautista. Ruega por nosotros.
San José. Ruega por nosotros.
San Pedro y san Pablo., Rogad por nosotros.
Conviene añadir los nombres de otros Santos, especialmente los de los patronos de los niños, de la iglesia o del lugar. Si
los bautizandos son numerosos, estas invocaciones pueden omitirse.
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Guía:
Quienes han sido llamados por Cristo a la fe deben estar dispuestos para sostener una lucha tenaz contra
el pecado y su instigador.
Recordémoslo ahora y en todo momento para que el maligno no nos sorprenda.
46. Celebrante:
R. Amén.
* p. 62
O bien:
II
Padre todopoderoso,
tú enviaste a tu Hijo único
para que rescatara a los hombres
de la esclavitud del pecado
y les diera la libertad de los hijos de Dios;
sabes que estos niños van a experimentar
las tentaciones y las asechanzas del demonio.
Por esto te pedimos que,
en virtud de la Pasión y Resurrección de tu Hijo,
borres en ellos la mancha del pecado original
y los protejas a lo largo de la vida,
fortalecidos con la gracia de Cristo.
Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
* Guía:
A fin de que posean la fuerza espiritual necesaria para la lucha contra el mal, el celebrante unge el pecho
de los niños con el óleo de los catecúmenos.
47. Celebrante:
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Cada niño, es ungido en el pecho con el óleo de los catecúmenos. Si los niños son numerosos pueden ayudar otros
ministros.
Imposición de la mano
48. Si por graves motivos, la Conferencia Episcopal lo juzgara conveniente, la unción prebautismal puede omitirse. En
este caso, el celebrante dice una sola vez:
Que os fortalezca el poder de Cristo Salvador, que vive y reina por los siglos de los, siglos.
R. Amén.
49. Luego, si el bautisterio no está en el templo o no está a la vista de los fieles, se va allí en procesión. Pero si está
a la vista de los fieles, el celebrante, los padres y los padrinos entrarán en él con los niños, mientras los demás
permanecen en sus lugares.
Si el bautisterio no puede contener a todos, se permite celebrar el Bautismo en un lugar más adecuado, dentro del
templo, al que se dirigirán los padres y los padrinos en el momento oportuno.
Mientras tanto, si puede hacerse dignamente, se entona un canto apropiado, por ejemplo el Salmo 22: El Señor es mi
pastor.
50. Al llegar a la fuente bautismal el celebrante recuerda brevemente a los asistentes el admirable designio de Dios
que quiso santificar el alma y el cuerpo del hombre por el agua. Puede hacerlo con las palabras que se indican a
continuación o con otras semejantes.
Guía:
Con nuestra oración silenciosa (o respondiendo: Bendito seas, Señor) acompañamos al celebrante que
invoca la bendición de Dios sobre esta agua por la que el Espíritu Santo dará nueva Vida a estos niños.
Celebrante:
Queridos hermanos:
Oremos a Dios todopoderoso para que,
por medio del agua y del Espíritu Santo,
conceda la Vida nueva a estos niños.
* p. 64
O bien:
II
*51. Luego, mirando hacia la fuente bautismal, fuera del tiempo pascual, el celebrante, con las manos juntas, dice
esta bendición:
Señor, tu Hijo
al ser bautizado en las aguas del Jordán
fue ungido por el Espíritu Santo;
al estar suspendido en la cruz
hizo brotar de su costado sangre y agua;
y después de su Resurrección
mandó a sus discípulos:
«Id e instruid a todas las naciones
bautizándolas en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo».
Mira a tu Iglesia
y ábrele la fuente del Bautismo.
Que esta agua reciba por el Espíritu Santo
la gracia de tu Hijo único,
para que el hombre, creado a tu imagen,
por medio del sacramento del Bautismo
sea purificado de todos sus pecados
y renazca a la Vida nueva de hijos de Dios
por el agua y el Espíritu Santo.
Señor, te pedimos
que por la gracia de tu Hijo
descienda sobre el agua de esta fuente
el poder del Espíritu Santo,
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para que por el Bautismo,
sepultados con Cristo en su muerte,
resucitemos con él a la Vida.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
* p. 70
52. Durante el tiempo pascual, si hay agua bautismal bendecida el la Vigilia pascual, para que no falte en el
Bautismo la
Acción de gracias y la súplica, se hace la bendición e invocación de Dios sobre el agua según las fórmulas II y III que se
indican a continuación, teniendo en cuenta la variación del texto final de las mismas.
II
Celebrante:
Todos:
Todos:
Todos:
Señor, escúchanos
y santifica esta agua creada por ti,
para que los bautizados en ella
sean purificados del pecado
y renazcan a la Vida de hijos adoptivos de Dios.
Todos:
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Escúchanos, Señor (u otra aclamación adecuada).
Celebrante:
Todos:
Escúchanos, Señor.
Todos:
Escúchanos, Señor.
* p. 70
Cuando el agua bautismal ya está bendecida, omitida la invocación Señor, escúchanos, y las que siguen, el celebrante
dice:
Señor,
por el misterio de esta agua bendecida,
conduce al renacimiento espiritual
a estos servidores tuyos (N. y N.),
llamados al Bautismo,
por la fe de tu Iglesia,
a fin de que posean la Vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
* p. 70
O bien:
III
Celebrante:
Padre misericordioso,
que derramaste sobre nosotros
la Vida nueva de hijos tuyos
que brota de la fuente bautismal.
Todos:
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Bendito seas, Señor (u otra aclamación adecuada).
Celebrante:
Padre misericordioso,
que por medio del agua y del Espíritu Santo,
congregas en un solo pueblo
a todos los bautizados en tu Hijo Jesucristo.
Todos:
Bendito seas, Señor.
Celebrante:
Padre misericordioso,
que por tu Espíritu de amor
derramado en nuestros corazones,
nos liberas para que gocemos de tu paz.
Todos:
Bendito seas, Señor.
Celebrante:
Padre misericordioso,
que eliges a los bautizados
para que anuncien alegremente el Evangelio de Cristo
a todos los pueblos.
Todos:
Bendito seas, Señor.
Todos:
Amén.
* p. 70
Cuando el agua bautismal ya está bendecida, omitida la invocación Bendice esta agua, el celebrante dice:
Señor,
por el misterio de esta agua bendecida,
conduce al renacimiento espiritual
a estos servidores tuyos (N. y N.),
llamados al Bautismo,
por la fe de tu Iglesia,
a fin de que posean la Vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
15
Todos:
Amén.
Renuncia y profesión de fe
Guía:
Ser de Cristo lleva consigo morir al pecado y vivir para Dios. En nombre de los niños, el sacerdote nos
invita a renunciar a todo lo que no sea de Cristo.
Estimados padres y padrinos: estos niños que habéis presentado a la Iglesia van a
recibir en el Bautismo, por medio del agua y del Espíritu Santo, una nueva Vida que procede
del amor de Dios. Tratad de educarlos en la fe, para que esa Vida divina sea preservada del
pecado y crezca en ellos día tras día.
Si estáis dispuestos a aceptar esta responsabilidad, renovad vuestro compromiso
bautismal, renunciando al pecado y profesando vuestra fe en Jesucristo, esa misma fe de la
Iglesia, por la que estos niños serán bautizados.
54. Luego, el celebrante interroga a los padres y padrinos con una de las fórmulas siguientes:
1ª fórmula
Celebrante:
¿Renunciáis al Demonio?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
Celebrante:
¿Renunciáis a todas sus obras?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
Celebrante:
¿Renunciáis a todos sus engaños?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
* p. 73
2ª fórmula
Celebrante:
¿Renunciáis al pecado
para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
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Celebrante:
¿Renunciáis a los engaños del mal
para no ser esclavos del pecado?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
Celebrante:
¿Renunciáis al Demonio,
que es autor del pecado?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
* p. 73
3ª fórmula
Celebrante:
¿Renunciáis a Satanás, esto es:
– al pecado, como negación de Dios;
– al mal, como signo del pecado en el mundo;
– al error, como negación de la verdad;
– a la violencia, como contraria a la caridad;
– al egoísmo, como falta de testimonio del amor?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
Celebrante:
¿Renunciáis a sus obras, que son:
– la envidia y el odio;
– la pereza y la indiferencia;
– la cobardía y las omisiones;
– el materialismo y la sensualidad;
– la injusticia y el favoritismo;
– el negociado y el soborno?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
Celebrante:
¿Renunciáis a los criterios y comportamientos materialistas que consideran:
– el dinero, como la aspiración suprema de la vida;
– el placer ante todo;
– el propio interés por encima del bien común?
Padres y padrinos:
Sí, renunciamos.
* Guía:
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Estos niños van a ser bautizados en la fe de la Iglesia que se encargará, en su momento, de educarlos
cristianamente. Renovemos nuestra fe en los grandes misterios que creemos y que debemos transmitir a
estos niños.
55. Luego, el celebrante pide a los padres y padrinos que hagan la triple profesión de fe, diciendo:
Padres y padrinos:
Sí, creemos.
Celebrante:
¿Creéis en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de la Virgen María,
padeció y fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?
Padres y padrinos:
Sí, creemos.
Celebrante:
¿Creéis en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la Vida eterna?
Padres y padrinos:
Sí, creemos.
Todos:
Amén.
Si se juzga oportuno, esta fórmula puede ser reemplazada por otra, o bien, se puede entonar un canto apropiado
mediante el cual la comunidad exprese su fe.
Guía:
Hermanos: ha llegado el momento culminante de este sacramento. Estos niños serán bautizados
invocando a la Santísima Trinidad.
57. El celebrante invita a la primera de las familias a acercarse a la fuente. Una vez que le han dicho el nombre del
niño, interroga a los padres y padrinos:
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¿Queréis que N. reciba el Bautismo,
por la fe de la Iglesia,
la que todos juntos hemos profesado?
Padres y padrinos:
Sí, queremos.
N., YO TE BAUTIZO
EN EL NOMBRE DEL PADRE,
derrama agua sobre la cabeza del niño o lo sumerge por primera vez
Y DEL HIJO,
De igual manera, después de interrogar a los padres y padrinos, lo hace con cada bautizando.
Después de cada Bautismo, el pueblo puede entonar una aclamación (cf. pp. 134-137).
Si el Bautismo se celebra por infusión, conviene que la madre o el padre sostenga al niño; pero, donde parezca que es
mejor conservar la costumbre vigente hasta hoy, puede sostener al niño la madrina o el padrino.
Si el Bautismo se hace por inmersión, el niño es sacado de la fuente bautismal por las personas mencionadas.
58. Si los bautizandos son numerosos y asisten varios sacerdotes o diáconos, cada uno de ellos puede bautizar a
algunos niños, según el modo y la fórmula arriba indicados.
Durante el Bautismo de los niños, la comunidad puede entonar aclamaciones o cánticos (cf. pp. 134-137). También
pueden hacerse lecturas o guardarse un silencio sacro.
Unción postbautismal
Guía:
Estos niños ya son hombres nuevos. Este hombre nuevo es ungido con el crisma de la salvación. Todo
bautizado es un príncipe y soldado del Reino de Dios. El santo crisma es una mezcla de aceite y bálsamo o
perfume. Con él son ungidos estos niños significando que ellos son ahora otros cristos.
Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que os liberó del pecado
y os hizo renacer por medio del agua
y del Espíritu Santo,
os unge ahora con el crisma de la salvación,
para que incorporados a su pueblo
y permaneciendo unidos a Cristo,
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sacerdote, profeta y rey,
viváis eternamente.
Todos:
Amén.
A continuación, en silencio, el celebrante unge con el santo crisma la cabeza de cada bautizado.
Si los bautizados son numerosos y hay varios presbíteros o diáconos, cada uno de éstos puede ungir con el crisma a
algunos bautizados.
Si el número de los bautizados es muy grande, a juicio de la Conferencia Episcopal, puede omitirse la crismación. En
este caso, se dice una vez para todos la fórmula, adaptada de este modo:
Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
os liberó del pecado
y os hizo renacer por medio del agua
y del Espíritu Santo.
Él que os incorporó a su pueblo,
os conceda permanecer unidos a Cristo,
sacerdote, profeta y rey,
por los siglos de los siglos.
Todos:
Amén.
Guía:
La vestidura blanca nos recuerda la inocencia que el Bautismo nos ha devuelto. Esforcémonos por vivir en
esa pureza de vida y por preservarla en estos niños.
Todos:
Amén.
Y se impone a cada niño la vestidura blanca. No se admite un color distinto, a no ser que lo exija la costumbre local. Es
de desear que las mismas familias proporcionen esta vestidura.
Guía:
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El cirio pascual es el símbolo de Jesús resucitado, quien se proclamó a sí mismo como luz del mundo.
Estos niños deben permanecer unidos a Jesús por la fe en él y hacerlo resplandecer por medio de las
buenas obras. Propongámonos servirles de ejemplo de fidelidad.
Un miembro de cada familia (por ejemplo, el padre o el padrino) enciende en el cirio pascual el cirio de cada niño.
Efeta
Guía:
El hombre nace como sordo y mudo ante Dios. Por la gracia del Bautismo, Cristo abre los sentidos del
alma para que escuchemos las enseñanzas de su Evangelio y las proclamemos con nuestra vida.
62. Si a la Conferencia Episcopal le pareciera bien conservarlo, se realiza el rito del «Efeta». El celebrante toca
con el pulgar los oídos y la boca de cada bautizado, diciendo:
El Señor Jesús,
que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos,
te permita, muy pronto,
escuchar su Palabra y profesar la fe
para gloria y alabanza de Dios Padre.
Todos:
Amén.
63. Si los bautizados son numerosos, el celebrante dice la fórmula una sola vez, en plural, sin tocar ni oídos ni
boca.
64. Si el Bautismo no se realizó en el presbiterio, se hace la procesión hacia el altar, llevando los cirios encendidos
de los recién bautizados.
Padre nuestro
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65. El celebrante, de pie ante el altar, se dirige a los presentes con estas u otras palabras semejantes:
Hermanos: Estos niños que han renacido por medio del Bautismo, se llaman y son hijos
de Dios. Ellos recibirán la plenitud del Espíritu Santo por medio de la Confirmación.
Invocándolo como Padre en la comunidad de los fieles, se acercarán al altar del Señor, para
participar en la mesa de la Eucaristía.
Ahora, en nombre de ellos, animados por el espíritu filial que todos hemos recibido,
oremos como el Señor nos enseñó.
Padre nuestro...
Bendición y despedida
67. A continuación, el celebrante bendice a las madres, que tienen en sus brazos a sus hijos, y también a sus padres
y a todos los presentes, con una de las fórmulas siguientes:
1ª fórmula
Dios todopoderoso,
que por medio de tu Hijo,
nacido de la Virgen María,
alegras a las madres cristianas
con la esperanza de la Vida eterna para sus hijos,
bendice a estas madres para que con sus hijos,
vivan siempre en acción de gracias.
Todos:
Amén.
Dios todopoderoso,
que das la vida humana y la vida divina,
bendice a los padres de estos niños,
para que con sus esposas,
sean con la palabra y el ejemplo
los primeros testigos de la fe
delante de sus hijos.
Todos:
Amén.
Dios todopoderoso,
que nos hiciste renacer a la Vida eterna
por medio del agua y del Espíritu Santo,
bendice a estos fieles
de manera que siempre y en todas partes
se comporten como miembros de tu pueblo;
y concede tu paz a todos los aquí presentes.
Todos:
Amén.
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La bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Todos:
Amén.
* p. 84
2ª fórmula
Dios todopoderoso,
que por el nacimiento de tu Hijo
inundaste la tierra de alegría,
bendice a estos recién bautizados
para que se identifiquen plenamente con Cristo.
Todos:
Amén.
Dios todopoderoso,
que das la vida humana y la vida divina,
bendice a los padres y a las madres de estos niños,
para que, juntamente con ellos,
vivan siempre en acción de gracias.
Todos:
Amén.
Dios todopoderoso,
que nos hiciste renacer a la Vida divina
por medio del agua y del Espíritu Santo,
bendice a estos fieles
de manera que siempre y en todas partes
se comporten corno miembros de tu pueblo;
y concede tu paz a todos los aquí presentes.
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
* p. 84
3ª fórmula
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
* p. 84
4ª fórmula
Hermanos:
Os encomiendo a la gracia misericordiosa de Dios,
Padre todopoderoso,
de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.
Que él os proteja para que,
iluminados por la fe, vosotros y yo,
alcancemos la herencia eterna.
Todos:
Amén.
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Todos:
Amén.
Podéis ir en paz.
Todos:
Demos gracias a Dios.
69. Después de la despedida, si se juzga oportuno, puede entonarse un cántico apropiado que exprese la alegría
pascual y la acción de gracias, o el cántico de la Virgen María, el Magnificat.
Donde se acostumbra presentar los niños bautizados en el altar de la Virgen, manténgase esta tradición. Ver p. 138.
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