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PROPUESTAS DE CARACTERIZACIÓN
ACTUALIZADA
Régimen autoritario
Coalición Mafiosa
El núcleo básico del régimen está constituido por la relación de Alberto Fujimori
y Vladimiro Montesinos, que cual siameses encabezan la coalición mañosa, la
construyen y la conducen. El primero al margen de si nació en el Perú o vino
pequeño desde el Japón con sus padres es un ciudadano japonés que engañó
a los peruanos diciéndose peruano.
En efecto, de acuerdo a la Constitución de 1933, vigente cuando cumplió
21 años, al cumplirlos Fujimori debió optar entre la nacionalidad peruana y la
japonesa. Si quería ser peruano tenía que renunciar a la japonesa antes de sacar
su libreta electoral. No puede haberlo hecho porque en tal caso no se la hubieran
devuelto o reconocido al término de su mandato, después de haberlo reconocido
como Jefe de Estado del Perú y recibirlo como tal,
Vladimiro Montesinos era un capitán retirado deshonrosamente del
Ejército peruano, tras acusaciones de traición a la Patria que por las
manipulaciones que los militares realizaban en la mal llamada «justicia militar»
no fue condenado como tal. Fue encontrado en los cuarteles de la CIA por un
general peruano que lo denunció. Su ingreso estaba prohibido, con foto
denigrante incluida, en todo cuartel militar hasta que el gobierno de Fujimori
eliminó la prohibición. Abogado, en sus años de retirado del Ejército, defendió
casos de narcotráfico según diversas versiones periodísticas.
Este par de «angelitos», uno por elección popular y el otro por hábil
asociación, se aliaron para hacer viable el gobierno que comenzaba el 28 de julio
de 1990 en condiciones de precariedad.
Para un autoritario es inconcebible gobernar sin mayoría parlamentaria.
En la cultura política de 1990 lo era incluso para muchos que se entendían
demócratas. En ese contexto, Fujimori fue visto muy débil al comenzar, aunque
con el shock económico-social demostró que no lo era. Le faltaba partido, equipo
y carecía de voluntad para forjar alianzas. Gobernar es mandar en la cultura
política peruana y él lo expresaba bien. Planteaba a los demás «subirse al carro»
sin explicar claramente el destino del mismo. Desde los días previos a la
asunción del cargo, encerrado en el Círculo Militar porque «alguien» lo convenció
de que corría peligro y podían atentar contra él, la influencia de Montesinos
radicaba en la forma de establecer la relación con las Fuerzas Armadas. 2
Cuando el mismo 28 de julio de 1990 destituyó al Almirante Alfonso Panizo
Zariquiey, Comandante General de la Marina y Presidente del Comando
Conjunto de la Fuerza Armada, se confirmó este curso. Esta forma de actuar
lleva el sello de Montesinos; el fondo, siendo totalmente legítimo en un nuevo
mandatario, muestra que ya en ese momento tenía Fujimori los elementos y el
curso definido en una dirección. ¿Cómo llegó un extraño, desinformado sobre
las FF. AA., sin aparato partidario ni políticos experimentados a su alrededor, a
decidir este y otros cambios importantes en la cúpula de las FF. AA.?
Montesinos era la clave. Se había movido cerca de los círculos de poder
militar con astucia en los 70, a pesar de su juventud y bajo grado militar. Perdió
pero aprendió. Sabía quien era sobornable, por razones materiales o de las
otras, conocía generales capaces e incapaces, manipuló hilos y fue un factor
2 Allí lo visité -alrededor del 17 de julio cuando me llamó a proponerme fuera su ministro de Educación. Le dije que
desconocía a dónde se dirigía su barco y le dije que el curso se definía en esa coyuntura por Economía y por Defensa,
no por Educación. Le pedí entonces me informara de ello. No fue muy claro, salvo para decirme que las pequeñas obras
eran su estrategia de legitimidad. Como no me quedó claro el rumbo y veía que la oferta era personal y no planteaba
ningún acuerdo con las fuerzas políticas, le dije que no aceptaba. Insistió y me dijo que yo no aceptaba porque no me
autorizaba Izquierda Unida. Le dije que no, que IU era una alianza y que yo decidía por las razones que exponía. Le dije
que si quería hablar con ellos le podía llevar a todo el Comité Directivo pero que mi decisión era firme. Así ocurrió. En la
reunión se cuidó de no decir que optaba por el shock y que ni siquiera buscaría los amortiguadores que tantos
proponíamos desde la campaña. Sostuvo que él sí dialogaría con Sendero Luminoso, a lo cual Jorge del Prado respondió:
allí solo hablan las metralletas. En IU no fuimos rígidos, dado el grave momento del país, autorizamos que pudieran
aceptar cargos quienes no eran parlamentarios o dirigentes nacionales, lo que permitió el breve ministerio de Gloria
Helfer quien salió por defender los derechos del magisterio, establecidos en ley vigente.
decisivo en la recomposición de la cúpula militar efectuada por Fujimori para
llegar al comando adecuado para el 5 de abril de 1992. No son pocos los cambios
y aflora una característica muy comentada después: van desapareciendo los
más capaces, los que comenzaron como espadas de honor. Este rasgo llegó
hasta el extremo de que tal premio se convertía en motivo de invitaciones a retiro
y postergaciones. La Marina y la Aviación terminaron comandadas por oficiales
especialistas en inteligencia, que por ley no podían llegar al máximo grado militar.
El Almirante ¡barcena nunca comandó un buque de guerra. ¿Qué hacía de
Comandante General? Lo mismo ocurrió con el general Bello. Pero ambos fueron
puestos por Montesinos porque los probó previamente en su entorno
especializado. Hermoza Ríos no era un general con liderazgo antes de ser
Comandante General, todo lo contrario. Su puesto en el escalafón no lo llevaba
a ese cargo si previamente no se hubiera sacado a otros que sí eran líderes de
su institución.
Tuvo capacidad para hacerse su cuota de poder, pero no más y cayó
cuando creyó que él era el poder y se envaneció haciéndose proclamar «general
victorioso» dentro y fuera del régimen, aunque ni frente a Sendero Luminoso
donde el victorioso fue el general de policía Antonio Ketín Vidal ni ante el Ecuador
donde fue derrotado por más que cantara victoria junto con Fujimori, en evidente
juego mentiroso,
Montesinos fue el articulador de la acción de Fujimori en las Fuerzas
Armadas y en la Policía, como ha quedado evidenciado en los videos de 1998.
Si se encontraran los de los años previos tendría que verse cómo intrigó,
coordinó, compró y vendió, chantajeó y castigó, paso a paso. Esto en
instituciones militarmente jerarquizadas es más fácil que entre empresarios y
entidades civiles. Esta fue su base de poder y se desarrolló hacia otros campos
desde ese punto. No puedo establecer los límites del pacto pero no cabe duda
de que esta alianza básica le dio consistencia al gobierno de Fujimori desde sus
primeros años y es la que decide el golpe del 5 de abril que de ninguna manera
es un hecho casual o coyuntural. Es una acción planificada, diseñada desde el
comienzo del mandato y a la cual se arribó paso a paso. Y en el comienzo está
básicamente Montesinos. Tan fue clave que al quedar Montesinos al descubierto
en el 2000, y cuando Fujimori pretende tomar distancia de él, todo se desmoronó
paso a paso. Los siameses suelen morir si se intenta separarlos, salvo que la
operación sea perfecta y eso en política es muy difícil.
Antes de continuar y examinar toda la coalición con sus componentes
civiles y militares, cabe que nos preguntemos:
¿Porqué coalición mañosa?
3 Romano, Salvatore Francesco. Historia de la Mafia. Mito y realidad, caracteres sociales e influencias políticas del poder
secreto de la mafia desde sus lejanos orígenes hasta nuestros días. Madrid: Alianza Editorial, 1970.
4 Ib., p. 143.
mucho del mundo globalizado. Susan Strange, en La retirada del Estado5 nos
recuerda como premisa de su libro, que « [...] las fronteras territoriales de los
estados ya no coinciden con los límites que la autoridad política mantiene sobre
la economía y la sociedad». La parte presente, pero hoy aún la menos avanzada
de las investigaciones, vincula a esta coalición mañosa con el mundo del
narcotráfico latinoamericano así como con la compraventa de armas y, si bien el
poder de Fujimori y Montesinos se asentó en el Estado y lo hizo más fuerte, se
debe desbrozar la relación con las mafias internacionales de este tipo, porque
existen suficientes indicios de Las conexiones y acontecimientos que para
explicarse hay que salir de la frontera de acción estatal y entrar al campo de las
mafias que lucran con el narcotráfico y la compra-venta de armas.
Un régimen civil-militar
Fujimori y Montesinos son los actores principales del autogolpe de estado del 5
de abril de 1992. Desde ese momento el régimen constitucional deja de existir,
rige un período de dictadura que va desde ese día hasta la instalación del
Congreso Constituyente, en que, siguiendo los periodos propuestos por Sinesio
López, puede hablarse de una «democradura». No concuerdo con que ese
período pueda llamarse «dictablanda» si entendemos que esta señala un
régimen autoritario más no dictatorial, y entre el 5 de abril y el 31 de diciembre
de 1992 se ejerció dictadura, no era un régimen autoritario. No lo fue porque no
se da un pluralismo limitado y no responsable. No hay pluralismo y punto. Están
excluidos los actores que no formaron parte del golpe, aunque participen de
elecciones que abrirán parcialmente el espectro a partir del 1° de enero de 1993.
Pero lo que se desarrolla luego del 1° de enero de 1993, con esta
digresión en paréntesis, es un régimen autoritario civil-militar. Su punto de partida
es civil, un gobernante constitucionalmente elegido, junto con otro civil y
expulsado de las FF.AA., realizan dos tareas previas: toman y autonomizan de
los comandos institucionales los Servicios de Inteligencia de Las FE AA. y la
Policía Nacional, que dirigirá realmente Montesinos desde el Servicio de
Inteligencia Nacional. Desde allí y en su ubicación de asesor presidencial que
comenzara privadamente con el tema de los impuestos del candidato Fujimori,
Montesinos será clave en la segunda tarea: desplazar de la cúpula a todo general
o almirante que incomode y cooptar el nuevo comando a fin de subordinarlo.
Los comandantes generales y el director de la Policía Nacional que
realizan el golpe con Fujimori han sido colocados allí para el efecto, previamente
han sido escogidos con las características necesarias para subordinarse a esa
causa y aceptar la lógica de las prebendas que comienza por su modalidad de
acceso al cargo y sigue con todo lo que veremos después a la hora de la justicia.
En este régimen el liderazgo es civil. La cúpula militar actúa cooptada y
recompuesta por este liderazgo de los siameses. No estamos ante modelos
similares a los regímenes de 1968 o de 1962, en que el liderazgo fue militar, bajo
formas institucionales o institucionalizadas que podían acercarse más a los
regímenes burocrático militares o burocrático autoritario. Tampoco estamos en
los regímenes caudillistas militares que los precedieron en tiempos oligárquicos,
aunque los regímenes «institucionales» de las FF.AA. para muchos fueron
simplemente dictaduras pretorianas.
5Strange, Susan. La retirada del Estado. Quién gobierna el mundo en el capitalismo global ¿mafias, multinacionales,
empresas de consultaría, candes..? Barcelona: Incaria editorial e Intermón Oxfam, 1996.
La iniciativa política no estuvo en los militares, pero estos tienen mucho más
peso en el período 90-92 por la violencia terrorista y la debilidad del nuevo
gobierno. Su presencia no solo es condición para combatir al terrorismo, sino
para ordenar el poder, sirven de amenaza y sirven a la autoexclusión de una
parte de los partidos y a la participación limitada de otros. No se explica ese
orden solo en términos militares: no podía haber cuajado sin el control de los
medios de comunicación, especialmente televisoras, y sin el apoyo explícito de
empresarios y tecnócratas que actuaban como voceros del consenso de
Washington.
No estamos pues ni ante una expresión del caudillismo militar ni ante una
expresión de ese cuerpo con iniciativa propia, pero sí ante la utilización con
mecanismos de corrupción incluidos, de los atributos de la burocracia militar y
de sus reglas institucionales. Pienso, al revés que Grompone que sí se
compromete a las FE AA. como institución, sacando a algunos los más valiosos
jefes- pero subordinándose burocráticamente la mayoría de estos. ¿Qué puede
pensarse al ver en video el desfile de generales y almirantes firmando a finales
del fujimorismo su «carta de sujeción» en acto explícitamente deliberante? Solo
uno explicitó su autonomía autofalsificando su firma y lo expulsaron.
Lo que en particular la revista OIGA denunció como la existencia del «Plan
Verde» preparado por los Estados Mayores durante el gobierno de García, es un
indicador que además de tener muchos indicios de su existencia, fue eficaz en
soldar las relaciones de la cabeza de la coalición con los mandos y las
instituciones militares. En esos documentos se muestra un trabajo «legal» hecho
por estados mayores que tienen que plantearse «hipótesis» para tener
preparada la fuerza en caso de cualquier eventualidad.
Ocurre que se trata de hipótesis abiertamente contrarias a la Constitución,
en acto que los convierte en aparato cuasi partidario. Pero sirven para «soldar
relaciones» haciendo del molde ideológico un cemento de vínculos establecidos
desde La cúpula. En esos documentos se encuentran desde las obvias
referencias a La política antiterrorista en un momento en que aparecían
arrinconados y su reclamo era militarizarlo todo hasta la política económica
neoliberal pasando por radicales posturas en políticas que forzaran la
anticoncepción para reducir los nacimientos, con métodos que envidiaría la
lógica fascista y que, aunque en el papel aparecen delirantes, en la práctica se
aplicaron desde el Ministerio de Salud.
Esta referencia al «Plan Verde» es otro indicador de lo antes descrito al hablar
de democracia tutelada. Su texto no es una sorpresa, lo que no puede ocurrir es
que ese contenido sea parte del trabajo normal y legal de Fuerzas Armadas no
deliberantes según la Constitución pero que esta misma consagraba como un
Estado dentro del Estado.
Estamos ante militares profesionalizados, distantes del viejo caudillismo
que existió en el Estado Oligárquico, que solo pudo ser cancelado y reformado
por iniciativa militar, dado el poder acumulado y la alianza de estos con los
oligarcas hasta Odría (1948-1956). Se trata de instituciones que forman parte de
sociedades complejas y tiempos de vigencia urbana antes que rural. Los rasgos
burocráticos que en este plano señala Morlino corresponden bien al plano militar.
Pero la burocracia civil es muy débil y sin continuidad. Lo civil viene más del
núcleo Fujimori y Montesinos, de sus aliados en la tecnocracia que se vincula y
sustenta en la repetición domesticada del libreto neoliberal, originado en los
organismos multilaterales y el empresariado local de mayor nivel.
Estructuración del régimen: círculos concéntricos de la mafia
Fujimori manejó mucho más dinero que los militares en sus doce años de
gobierno en los años 70. La venta de las empresas públicas duplicó los ingresos
fiscales. El manejo presupuestal no se dirigió a grandes inversiones ni a
programas que generaran empleo. Fuera de una corrupción de dimensiones
inimaginadas, en cada presupuesto se cerraba el hueco fiscal con recursos de
la privatización. Su equilibrio fiscal tan cacareado es como el de aquel padre de
familia que gasta más de lo que es su sueldo mensual porque va vendiendo las
joyas de la abuela aunque sean anticuadas y un día se queda sin ellas y no tiene
otra alternativa que ajustarse el cinturón en medio de la protesta familiar. Claro,
que las protestas las reciben los que hoy gobiernan.
El llamado gasto social fue básicamente hacia pequeñas obras, entre ellas
escuelas pintadas del mismo color en todo el país -el color de su partido y
alimentos para al creciente ejército de habitantes que se muere de hambre. Todo
eso fue manejado como regalo de Fujimori, con el mismo concepto de sus visitas
repartiendo polos y otras pequeñeces. Nunca antes y lo hago desde los diecisiete
años encontré que al llegar de visita, en campaña o fuera de ella, la gente sencilla
me encarara diciéndome: « ¿Qué me traes? ». Esa fue su educación popular.
A esto se le ha llamado populismo o neopopulismo. Pero yo, a
contracorriente, tengo mejor concepto del populismo latinoamericano pues bajo
su tiempo se forjó mucho del sindicalismo y de las débiles experiencias
democráticas. Y aunque siempre critiqué su inconsistencia y su demagogia,
reconozco como muchos su importancia en la articulación entre la naciente
burguesía industrial y la también naciente clase obrera, en lógica de inclusión y
no de exclusión, Es que no encuentro en la historia que una democracia pueda
asentarse en la exclusión. Excluyentes fueron los oligarcas. Más excluyentes son
hoy los neoliberales, porque carecen del paternalismo de sus antecesores
oligarcas. Por eso es coherente que el neoliberalismo latinoamericano haya
derivado en regímenes autoritarios o en el caos generalizado como la Argentina
de hoy.
Prefiero entender que lo que otros llaman neopopulismo en este régimen,
es el clientelismo y el prebendalismo tradicional, que se combina con el
neoliberalismo que exhibe un vacío elemental para su viabilidad. Fujimori se
instaló en estas prácticas para durar y lo hizo hasta que sectores intermedios
reagrupados débilmente en la oposición democrática y masas que se dinamizan
tras años de pasividad, cuando se disolvieron los miedos de 1990, comenzaron
a hacerlo tambalear y en medio de ello saltó, desde dentro, la verdad ocultada
de la corrupción del régimen. Pero aquí no hay «contradicciones internas» como
quiere ver Tanaka, no hay lucha por el poder desde facciones del fujimorismo el
99 o el 2000. Las contradicciones, en todo caso, son más estructurales, propias
del modelo y las bases en que se apoyó.
6 Degregori, Villarán, Távara y Salcedo. «Informalidad, sobrevivencia y democracia». Mesa redonda en Cuestión de
Estado n.° 7. Lima: IDS, 1994
7 Jiménez de Parga, Manuel. «La corrupción en la democracia». En Laporta, Francisco J. y Silvina Álvarez. La corrupción
potoca. Madrid: Alianza Editorial, 1997.
8 Ib., pp. 145-146.
9 Ib., pp. 149450.
corrupción, porque sin duda no hay salida sin un buen diagnóstico, que explique
y relacione los problemas de la sociedad y la política.
¿Por qué la modernización engendra corrupción? En primer lugar, implica
un cambio en los valores básicos de la sociedad. « [...] La corrupción es,
entonces, un producto de la diferenciación entre el bienestar público y el interés
privado, que surge con la modernización».10
Las funciones de la corrupción, así como sus causas, son similares a las
de la violencia. A ambas las fomenta la modernización; ambas son
características de lo que en adelante llamaremos sociedades pretorianas;
las dos constituyen, por último, un método por el cual los individuos y los
grupos se relacionan con el sistema político y, en verdad participan de él
violando sus costumbres. De allí que la sociedad con una elevada
capacidad para la corrupción la posea también para la violencia [...].11
13 Ib., P. 73.