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Rescatando el legado de

Vygotski
JUAN DUARTE

Publicado en Revista IDZ 27, marzo 2016.

Como venimos señalando en otras notas de esta revista1, la figura de Lev Vigotsky (1896-
1934) constituye hoy una de las más renombradas de la psicología en todo el mundo, en
ámbitos educativos y pedagógicos, en psicología del desarrollo, psiconeurología, clínica de
la niñez y la adolescencia, etc. Se trata de uno de los ejemplos de la creatividad del marxismo
en la ciencia en los años ‘20, y en nuestro país ha pasado a constituir una referencia obligada
en ámbitos universitarios y terciarios de formación docente. Pero al mismo tiempo se trata
de una de las obras más manipuladas y menos conocidas del ámbito psi.

Una obra muy manipulada

Para ilustrar la situación, digamos, por ejemplo, que el texto más utilizado en ámbitos
académicos, aquel en el cual desarrolla el famoso concepto de Zona de Desarrollo Próximo2,
no fue escrito por el marxista soviético sino que es un producto de la edición de fragmentos
de distintas obras agrupados, traducidos y editados con numerosas inexactitudes, supresiones
de citas y nombres e inserciones deliberadas, por parte de sus editores norteamericanos,
durante los ‘70. Otro texto muy utilizado, Pensamiento y lenguaje3, se deriva en realidad
desde un resumen del manuscrito original de edición póstuma, editado también alevosamente
en los ‘60 en los Estados Unidos por el psicólogo Jerome Bruner y compañía. El resumen,
con prólogo del mismo Bruner y comentarios de Jean Piaget, cuenta en castellano con 180
páginas, mientras que la traducción del texto original, cuenta con 520. El último caso es más
llamativo, ya que desde 2005 se cuenta con una muy buena traducción y edición en nuestro
idioma4. En ambos casos las pérdidas recaen sobre todo en lo que el mismo Vigotsky llamó
la “piedra angular” de su obra: la dialéctica del método marxista.

Esto nos lleva a otro aspecto, relacionado, de la recepción de su obra, en el mundo y en


nuestro país: la creación de narrativas, bastante instaladas y reproducidas, sobre el autor y su
obra. Narrativas destinadas a legitimar tal o cual corriente como continuadora del proyecto
vigotskiano pero alejadas de la historia concreta del desarrollo de su vida, pensamiento y
proyecto intelectual y político5. Relatos que lo señalan como solo un gran psicólogo o
académico; otros, ligados a la anterior, según la cual habría elaborado su teoría psicológica
junto a sus –supuestamente– fieles colaboradores y amigos Luria y Leontiev (la “troika”)
durante solo diez –fulgurantes– años, entre 1924 y 1934. Otras narrativas tienen que ver con
la valoración de su obra, en la cual se resaltan unos u otros textos o momentos (como el de
las relaciones entre aprendizaje y desarrollo, o entre funciones psicológicas inferiores y
superiores resaltando la actividad mediada), escindidos del proyecto global de construcción
de una psicología general.

En el caso del mito de la “troika”, se trata de parte de una operación que encubre y legitima
la apropiación del legado bajo otros presupuestos por parte de Leontiev y Luria y más tarde
de otros (como el mencionado Bruner o Michael Cole), que reclamarán sus credenciales
vigotskianas mientras presentan un recorte parcial y despojando de su concepción integral
(epistemológica y política, revolucionaria) de la dialéctica marxista.

Digamos lo obvio: tanto la manipulación editorial como las narrativas convergen en las
dificultades para establecer la obra misma –qué escribió Vigotsky efectivamente, qué publicó
y qué no, en qué momentos, etc. En este sentido el caso del marxista ruso puede relacionarse
–con todas las diferencias del caso– con el de Gramsci6, sobre cuya obra ha sido necesario
un importante trabajo filológico de establecimiento del corpus definitivo de textos. Pero en
este caso, a diferencia del italiano, no fueron la cárcel y el fascismo, sino el desarrollo de la
estalinización de los ámbitos académicos en el Estado soviético, así como las manipulaciones
posteriores a la hora de editar la obra fuera de la URSS (fundamentalmente desde mediados
de los ‘50), las circunstancias que determinaron todo tipo de operaciones sobre ésta.

Desmontando mitos y estableciendo un archivo

Por todo esto resulta muy relevante la reciente edición de Revisionist revolution in Vigotsky
Studies7 [La revolución revisionista en estudios sobre vigotsky], editado por Anton Yasnitsky
y René van der Veer, que sintetiza gran parte del trabajo de investigación filológica e
histórica que vienen haciendo los autores junto a un equipo de investigadores desde hace al
menos una década. Según los autores, lo “revolucionario” de su proyecto se encuentra en la
recuperación y puesta a disposición del archivo. Mientras que el “revisionismo” apunta a la
deconstrucción de los mitos celebratorios alrededor del autor, la crítica al camarillismo, la
hagiografía y el ritualismo que los construyeron, al tiempo que historizar críticamente el
camino de las relaciones transnacionales que fue siguiendo la corriente. Se trata, señalan, de
“superar el viejo modelo de ciencia ‘estalinista’ y cultista todavía dominante en el campo
vigotskiano ruso y occidental y ayudarnos a avanzar a nuevas alturas en el futuro. O, por el
contrario, dirigirnos hacia atrás, hacia el pasado revolucionario pre-estalinista del proyecto
bolchevique de reconstrucción social y cultural. Ambas opciones son buenas”8.

El libro está dividido en tres partes. La primera apunta a la reconstrucción histórica de la


psicología soviética, desde los años ‘20 hasta la actualidad, mostrando el desarrollo de una
“ciencia estalinista”, para explicar el surgimiento de las narrativas sobre Vigotsky,
fundamentalmente el de la supuesta “troika” (Vigotsky, Leontiev y Luria) y reponiendo en
su lugar los heterogéneos grupos de investigación ligados a Vigotsky desde los años ‘20 hasta
su muerte en 1934. En estos se resalta un modo de hacer ciencia colaborativo, heterogéneo
en disciplinas y geografías, y basado en las necesidades científicas de la reconfiguración
revolucionaria de la sociedad (por ejemplo, Eisenstein será uno de los miembros de este
círculo). Vemos así como el mito de origen que une a los tres autores surge luego de la muerte
del primero y en medio del acomodamiento de Leontiev9 y Luria a la burocracia a fines de
los años ‘30 en lo que los autores denominan la “edad de oro de la psicología vigotskiana”.
Queda ubicado así un nudo histórico en el cual la obra es adaptada al canon estalinista al
mismo tiempo que celebrada, mediante todo tipo de manipulación (incluso la censura).

En este punto los autores intentan desmontar la narrativa oral, de “victimización” de Vigotsky
durante los ‘30, y luego exportada a Occidente (por Luria, entre otros, y muy presente en
textos académicos), que plantea la continuidad entre el marxismo de Vigotsky y sus “mejores
alumnos”, como los citados Leontiev y Luria, entre otros. En su lugar, los autores muestran
los modos particulares en los que la estalinización condicionó el desarrollo del programa
vigotskiano, que sí incluyó la prohibición de varias de sus principales obras y la eliminación
por decreto del campo psicológico disciplinar más impulsado por Vigotsky, la pedología –
suerte de estudios sobre la niñez– en 1936, y que, sobre todo, implicó esta reapropiación
teórica de la obra por parte de la “teoría de la actividad” de Leontiev.

Como punto crítico, encontramos acá que, por un lado, el análisis da cuenta de un sesgo
academicista. Por ejemplo, se basa mayormente en unidades de análisis muy limitadas, como
“círculo académico” o “redes informales”, así como en análisis cuantitativos de publicación
de textos “académicos”, dejando de lado aspectos cualitativos políticos y sociales propios del
momento histórico apoyada en una mirada histórica superficial del proceso revolucionario.
Así, por ejemplo, se acentúa mucho que no hubo persecución ni prohibición, pero se desecha
demasiado livianamente el argumento de que la concepción del marxismo que sostenía
Vigotsky estaba reñida con el trato que le dispensaban las camarillas alineadas con la
interpretación oficial positivista del marxismo, contra lo cual encontramos el testimonio del
mismo Vigotsky en su archivo personal. O el hecho de que buena parte de la prohibición
recayó sobre textos considerados “trotskistas” y buena parte de la censura sobre citas (de
carácter más general, estratégico) del mismo Trotsky10. De conjunto, podemos decir que un
límite que tiene el libro es que parte de una mirada histórica extremadamente superficial del
período histórico11.

La segunda parte, a nuestro juicio la más lograda, se centra en los textos y el legado del autor:
¿Quién escribió a Vigotsky? ¿Qué escribió él efectivamente? ¿Cuáles de sus textos
constituyen el núcleo teórico de su pensamiento, o cuál es el Vigotsky real? Sin intentar
reponer todo el recorrido, digamos solamente que sus principales obras nunca fueron
publicadas en vida, sus principales conceptos (ZDP o la localización dinámica de las
funciones psicológicas cerebrales) solo se popularizaron recientemente, e incluso muchas de
sus publicaciones en vida fueron ignoradas por los propios continuadores.

Encontramos aquí también un análisis minucioso sobre el abundante archivo personal: notas
personales, cartas, series de documentos, tarjetas de biblioteca y cuadernos. Se abre así todo
un mundo inexplorado:

Más que en cualquier otro lugar –señala la autora de este apartado–, en estas notas uno siente
la presencia directa de Vigotsky como una persona colorida y abierta al mismo tiempo que
una figura trágica, que pensaba que disponía de poco tiempo para una tarea inmensa […] la
creación de una teoría psicológica general “superadora” de los abordajes precedentes y
permitiría superar la crisis en la psicología12.

Pero este objetivo corría parejo con la tarea histórica revolucionaria que se proponía. Por
ejemplo, encontramos acá las notas de viaje al congreso mundial de educación de niños
sordomudos en Londres en 1925, donde presentó una ponencia discutiendo el problema
pedagógico particular de la educación del niño sordomudo ligado a la necesidad de subvertir
el lugar asignado a la niñez en la sociedad capitalista y contrastando con las políticas del
Estado obrero13. En éstas, se muestra profundamente conmovido por el viaje y por su lugar
como representante de aquel.

Encontramos acá el pensamiento vivo de Vigotsky en acción: insights, proyectos, opiniones


sobre otros psicólogos y citas omitidas en obras clave como El significado histórico de la
crisis en psicología, etc. Por ejemplo, encontramos un proyecto para un futuro libro, Zoön
politikón: la clave para la psicología del hombre, en el cual planeaba dar un esquema de una
teoría de la conciencia basada en su origen social con tres partes dedicadas a Marx, Freud
(que se revela, junto con Kurt Lewin, como unos de sus principales interlocutores, mucho
más presente que lo que aparece en los textos publicados), y Lipps. También encontramos
los trazos de un giro tardío en sus elaboraciones hacia la conciencia como un sistema
semántico dinámico, el interés por el estudio de las emociones alrededor de la experiencia
emocional (en ruso, Perezhivanie, síntesis de afecto y razón) y hacia el estudio de la
localización sistémica de las funciones psicológicas superiores y los estudios clínicos de todo
tipo. Al mismo tiempo vemos emerger la progresiva crítica estalinista (“idealista”, “anti-
marxista”, “metodológicamente diletante”, “falta de dialéctica”), y el hastío de Vigotsky.

Finalmente, un tercer bloque recorre el proceso de exportación e importación de la obra


vigoskiana al ámbito anglosajón y francés, plantea las bases para un historia transnacional de
la ciencia vigotskiana. También se pasa revista a las experiencias sobre desarrollo de
pensamiento conceptual en Asia central de Luria en 1931-32 y las controversias abiertas al
respecto, así como la relaciones entre Vigotsky, Luria y otros psicólogos gestálticos.

Como aspecto crítico del libro y aún reconociendo que se trata de aportes invaluables para la
recuperación de la herencia vigotskiana (sobro todo el trabajo filológico) tenemos que decir
que encontramos un límite a la reconstrucción propuesta al explorar a un autor que
constantemente pone en juego una concepción unificada del marxismo (en tanto método y
estrategia política), con criterios académicos disciplinares, se pierde lo que debería ser el hilo
conductor de la reconstrucción histórica para dar cuenta de la complejidad de la empresa
abordada. En este sentido, el análisis propuesto contrasta con el enfoque del historiador
Guillermo Blanck, que justamente partía de resaltar esa característica en el marxista
soviético, fue pionero en la deconstrucción de los mitos vigotskianos y dejó numerosas y
valiosas traducciones y ediciones14.

En definitiva, podemos decir que el principal mérito del libro es filológico, está ligado a la
recuperación de la obra del marxista soviético, su establecimiento y puesta a disposición del
público. Se trata de muy buenas noticias para quienes nos proponemos rescatar este legado
para pensar en psicología por fuera de dualismos y reduccionismos, así como enriquecer el
punto de vista marxista sobre la subjetividad.
1. Ver IdZ 10, 14 y 18.
2. Sintéticamente, implica la distancia entre el desarrollo real (ya alcanzado) y el
potencial (por medio de la imitación de alguien más capaz), y una visión dialéctica
en la cual el aprendizaje tracciona al desarrollo. El texto en cuestión es Vygotsky,
Lev, El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Crítica, Barcelona, 2006
[traducción de Mind in Society. The Development of higher psychological processes,
Cambridge, 1978, editada por Michael Cole, Vera John Steiner y Sylvia Scribner].
Sobre el mismo, en el libro que reseñamos se señala que: “Los editores confesaron
que ‘habían construido los primeros cuatro capítulos de este volumen desde
‘Herramienta y Símbolo’; luego el capítulo 5 ‘fue tomado de la sección 3’ de otro
manuscrito recibido de Luria; el capítulo 6 y 8 fueron tomados de ensayos póstumos
de Vigotsky correspondientes a diferentes períodos; y, finalmente, el capítulo 7 se
basó en una charla sobre el juego de 1933”. Y todo sin aclarar una palabra, o sea, un
fraude editorial.
3. Vygotsky, Lev, Pensamiento y lenguaje, Buenos Aires, Lautaro, 1964; Fausto, 1998.
4. Vigotski, Lev, Pensamiento y habla, Colihue, Buenos Aires, 2007. Es destacable la
nota introductoria del traductor Alejandro González.
5. Por lo demás, se trata de algo extendido en las disciplinas psi, y el caso de desarrollo
del freudianismo es paradigmático en este sentido.
6. Ver Liguori, Guido. “Los estudios gramscianos hoy”, en Modonesi Massimo
(coord..), Horizontes gramscianos. Estudios en torno al pensamiento de Gramsci,
México DF, Facultad de Ciencias Sociales y Políticas UNAM, 2013.
7. Yasnitsky, Anton y van der Veer, René (Ed.). Revisionist Revolution in Vygotsky
Studies, Londres, Routledge, 2016. Para mediados de año está prevista la edición en
castellano de libro, que incluirá un apartado sobre la recepción de la obra de Vigotsky
en nuestro país.
8. Yasnitsky, Anton, ob. cit., p. 26 (traducción nuestra).
9. Ambos ocuparán un lugar destacado en la psicología y neuropsicología soviética,
llegando Leontiev a dirigir la sección de psicología de la universidad estatal de
Moscú, y a fundar una teoría “sociohistórica” de la psicología basada en la “teoría de
la actividad” mediada basada solo en ciertos aspectos de los planteos vigotskianos,
dejando de lado su método. Luria se convirtió en una referencia soviética y mundial
en neuropsicología, y tuvo un rol clave en la difusión de la obra del Vigotsky en
Occidente.
10. Psicología pedagógica (1925), prohibida, y Psicología del arte (1925/6), muy
censurada, en las cuales encontramos largas citas del revolucionario como cierre, son
dos casos paradigmáticos.
11. La única referencia histórica del autor para este período es la de la historiadora Sheila
Fitzpatrik, quien sostiene una visión crítica liberal-conservadora. Al respecto, ver
Feijoó, Cecilia, “A propósito del libro La Revolución Rusa de Sheila Fitzpatrick”,
en Estrategia Internacional 24, diciembre de 2007.
12. Yasnitsky, Anton, ob. cit., p. 95 (traducción nuestra).
13. Vygotsky, Lev. “Principios de educación social de los niños sordomudos” (1925).
En Obras escogidas, Barcelona, Visor, 1991.
14. Ver, por ejemplo, su prefacio a la edición y traducción a su cargo de Vigotski,
Lev, Psicología pedagógica(1926), Buenos Aires, Aiqué, 2005.

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