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Hablar ante una audiencia puede ser halagador, pero también una
experiencia aterradora. ¡Sigue estos consejos prácticos!
“Experto” es una forma elusiva como pocas para designar a un profesional. En mi trabajo en la revista Esquire
a menudo me llaman experto en cocteles (encabezo la mayor parte de la cobertura de licores y bebidas) y
experto en cultura pop (dirijo buena parte de la cobertura de cine, televisión y música). Todo eso, por
supuesto, me hace un experto en cómo llegar a ser un experto.
Los pasos a seguir: adquiere cierta experiencia en algún rubro y agrega la palabra “experto” a tu firma de
correo electrónico.
Tanto si eres un “experto” o un experto, podrías terminar obteniendo el reconocimiento de tus colegas, un
contrato para un libro o, lo que es más común, una chamba de orador invitado y hasta panelista. Esta última
ocasionalmente incluye dinero, pero siempre significa conexiones, publicidad y respeto.
Hay dos clases de trabajos de orador: aquellos para los que estás calificado y aquellos para los que no, y debes
ser capaz de decir cuál es cuál. Lo que no quieres hacer es falsa experiencia que no tienes, esa es una pérdida
de tiempo para todos.
1. Cómo saber si eres un experto: Aquí está la prueba: recibes una llamada, un correo electrónico o una
invitación impresa pidiéndote “por favor asista a nuestra conferencia y hable acerca de (tu área de
especialidad)”. ¿La invitación te hace sentir nervioso e indigno; o seguro, listo e incluso relajado?
Si no te sientes nervioso, entonces estás listo para ser un experto. Los mejores trabajos de este tipo son
aquellos que te permiten apelar simplemente a tus años de experiencia. Los peores son aquellos en los que
tienes que estudiar. Si te sientes nervioso, de todas maneras podrías estar listo para ofrecer tu sabiduría,
aunque necesitas asegurarte de que tus nervios se refieran a hablar en público –lo cual es normal– y no a
presentarte como algo que no eres –lo cual, aunque común en los negocios, es una muy mala idea–.
Pero, ¿y si sabes de lo que estás hablando?, ¿si puedes ayudar a la gente a entender un problema, una
habilidad o sus negocios? “Es rara la oportunidad de compartir tu experiencia y quizá aconsejar a otros
jóvenes de la audiencia que ape-nas están empezando, pero también de obtener algo de retroalimentación de
tus colegas por medio de las preguntas que te hacen o de sus reacciones ante ti”, dice Robert Kline,
cofundador y director general de Chartres Lodging Group, una compañía de inversión en hoteles y
administración de activos con sede en San Francisco, California, EU, quien a su vez se desempeña como
conferencista frecuente. “Sin importar cuál sea el rubro de tu negocio, cualquier forma de mercadotecnia o
exposición es, en general, algo positivo”, afirma.
Y sí, se traduce en términos favorables si entiendes las obligaciones que implica responder a una invitación
para ser orador: compartir tus pensamientos si sabes más que las demás personas de la sala, y no compartirlos
si no sabes más que las demás personas de la sala.
2. Cómo prepararte:
- Anticipa las condiciones. Pide al moderador o anfitrión que te indique con exactitud el tema que
abordarás, cuánto tiempo se espera que hables y respondas preguntas, y quiénes constituirán la audiencia.
- Prevé la participación del público. El día anterior al evento escribe 10 preguntas que probablemente te
plantearán o temas que posiblemente se abordarán y desarrolla las respuestas. (Si requieres transmitir tu
experiencia por medio de un discurso, tendrás que prepararlo, pero eso es asunto de otro artículo).
- Diviértete. Ahora bien, por lo general soy escéptico cuando alguien dice “diviértete” y estoy a punto de
embarcarme en algo profesional. La diversión es para los fines de semana y para después del trabajo, para
niños y jubilados; no es para los negocios. Sin embargo, cuando se trata de jugar el juego del invitado-
experto, la diversión se vuelve algo importante. Al fin y al cabo probablemente no te pagarán por esto, así que
es fundamental abordarlo de manera relajada. Y la mejor forma de relajarse es asumir totalmente la autoridad
que tus anfitriones y la audiencia te están reconociendo.
El caso es que tú sabes más acerca de lo que estás hablando que cualquier otro en la habitación. Aprovéchalo.
De otra manera, estarás nervioso y tenso. Y la gente tensa no se divierte.
3. Cómo portarse como un “experto”: debe parecer que tienes confianza en ti mismo. Y tal vez (sólo
tal vez) ser un poquito arrogante. La clave de ser un experto es no equivocarse. Determina tu postura y por
qué piensas que es una buena postura. Sé directo, sé firme. Tu audiencia no quiere que la aplaquen.
Tampoco quieren que sus posturas obtengan confirmación o que su experiencia se valide. Quieren que los
sorprendan. Quieren tener algo que cuestionar, juzgar, rebatir o aceptar y aprovechar. Quieren algo con lo
cual trabajar.
Debes equilibrar la autoconfianza con humildad. Agradece a tu anfitrión u organizador del evento, así como a
la audiencia.
“Tan pronto como alguien se pone de pie en una muchedumbre, lo primero que se hace es agradecer al
anfitrión. Di: ‘muchísimas gracias, es un verdadero honor, gracias a la Corporación X, Y o Z, que
amablemente me invitó a este evento’”, aconseja Jill Schlesinger, una analista de negocios que trabaja para la
CBS y con frecuencia es oradora invitada. “En el cuerpo de mi presentación, o si estoy moderando un panel,
trato de darle algo de impulso a la compañía patrocinadora de alguna manera que tenga sentido. Tiendo a no
querer ir a hablar de una organización sobre la cual no sienta que puedo decir algo bueno, porque trato de no
hacer negocios con gente que no me gusta”, agrega.
Debes expresar cuán grande es el honor (por qué es un honor que te hayan invitado). Esta gente ha venido a
escucharte. Imagínate: has pasado años desarrollando tu negocio, tu habilidad, tu sabiduría y tu destreza. Y
ahora la gente simplemente quiere escucharte hablar de ello. Este no es un trabajo que tengas que dominar, ya
lo dominas.
¿Y cómo puedes aliviar este miedo? Te compartimos cinco consejos que te ayudarán a eliminarlo y a
convertirte en un buen orador:
Piensa también en los beneficios. A corto plazo, un gran discurso puede educar e inspirar a las personas;
mientras que a largo plazo, esto puede generar que recibas más invitaciones para hablar, lo que ayudará a
convertirte en un experto en tu industria y a atraer negocios a tu empresa.
2. Controla el ambiente
Siempre te sentirás más cómodo teniendo la ventaja de jugar en casa. Así que antes de dar un discurso revisa
la locación y obtén una idea del espacio y de la distribución (dónde está el podio, el micrófono, etcétera).
También es recomendable que entre la audiencia se encuentren personas que conoces y con las que te sientes
cómodo, de manera que caras amigables puedan sonreírte y asentir a tus afirmaciones.
3. Conoce tu material
Tú eres el experto, así que tienes esta gran ventaja. Probablemente sepas más del tema que tu audiencia, así
que edúcalos en él. A las personas les encanta sentirse inspiradas e involucradas. Si hablas de cosas de las que
sabes y que te apasionan, entonces resonarás entre tu audiencia.
4. Sé auténtico
Los oradores que saben cómo ser ellos mismos, como Oprah, se conectan con su audiencia en un nivel
visceral. Y las personas que resuenan más entre el público son las que son reales y auténticas.
5. Conoce a tu audiencia
Al igual que una banda de rock cambia su lista de canciones dependiendo de dónde está y quién es su
audiencia, un buen orador sabe quién está en la audiencia y personalizará su mensaje para él. Altera tu
discurso cuanto sea necesario de manera que sea relevante y significativo para la audiencia. Hablar en eventos
públicos te da la oportunidad de obtener retroalimentación inmediata y de ver cómo responde la gente a tu
mensaje.
Si estás en el proceso de lanzar una empresa, probablemente has dedicado tiempo para refinar tu apretón de
manos, tu pitch de elevador, e incluso la forma en que te vistes. Pero hay un aspecto de tu imagen que podrías
estar ignorando: la efectividad de tu voz.
Tu articulación juega un papel importante en la forma en que los demás te perciben. Tu sinceridad,
credibilidad y confianza se revelan en tus discursos. Por eso te compartimos algunos consejos para usar tu voz
más efectivamente la próxima vez que presentes tu negocio anteinversionistas y clientes o des una
presentación:
Disminuye tu velocidad. Cuando existe presión tendemos a hablar más rápido. Y cuando hablas con
demasiada velocidad es probable que tropieces con tus propias palabras, te contradigas y luzcas nervioso.
Habla despacio, de manera que los demás puedan entenderte a la perfección.
Cambia tu postura. Incluso cuando estés presentando frente a una audiencia conformada por dos personas,
es esencial que mantengas la frente en alto. Párate derecho y procura sobresalir cuando te presentas ante
grupos más grandes. Proyecta tu voz y permite que tu lenguaje corporal exprese tu confianza (aunque no la
sientas).
Acepta tu acento. Mis aspiraciones de convertirme en conductora se derrumbaron cuando uno de mis
profesores de universidad me dijo que tenía que perder mi acento sureño si quería trabajar en la televisión.
Ingenuamente le creí. Con el tiempo he aprendido a aceptar mi acento; es un aspecto positivo de quién soy
como persona. Sin embargo, si piensas que tu voz podría afectarte o a los demás les cuesta demasiado trabajo
entenderte, no dudes en invertir en un coach de expresión oral y tomar algunas clases.
Ajusta tu tono. El tono describe las notas altas y bajas que realizas cuando hablas. Tu tono general debe ser
agradable de escuchar. Las voces muy agudas son percibidas como chillonas, mientras que las más graves
transmiten autoridad. Cuando hagas una pregunta, termínala con un tono más agudo; cuando hagas una
declaración agrégale un tono más grave. Si terminas tus declaraciones con un tono agudo lucirás nervioso,
inseguro y poco confiable.
Suaviza tu ritmo. El ritmo general de tu lenguaje debe ser estable y confiado. Aumenta la velocidad de tu
discurso para demostrar acción y emoción. Disminúyela para hacer énfasis en una palabra o frase.
Haz pausa cuando sea apropiado. Páusate brevemente antes y después de hacer una observación
importante o al realizar una transición entre ideas. Al hacer esto creas suspenso y permites que los demás
procesen tus comentarios y aprecien lo que estás diciendo.
Regula la emoción de tu voz. El timbre describe tu actitud vocal. Tu emoción debe adecuarse a lo que
estás diciendo y a lo que quieres que sienta tu audiencia.
Conforme refinas tu habilidad para usar efectivamente tu voz, podrás aplicarla a todas las áreas de tu negocio
y vida social. Es una nueva habilidad que podría tomarte tiempo dominar, pero que finalmente valdrá el
esfuerzo.
¿Te pone nervioso presentar ante una audiencia? Si aprendes a controlar tus
creencias podrás ser un gran conferencista.
Por P. Meyers y S. Nix
10-10-2012
Lo que determina cómo te sientes son las cosas en las que eliges enfocarte. La mayor parte del tiempo no nos
tomamos siquiera la molestia de elegir, sólo dejamos que nuestra mente divague. En este modo automático, el
cerebro escoge enfocarse primariamente en el miedo. ¿Por qué? Porque el ser humano está construido para
evitar el peligro.
Por lo general nuestra mente se enfoca gracias a las preguntas que nos hacemos. Cuando haces una pregunta,
el cerebro inmediatamente responde. No obstante, al encontrarse frente a una audiencia, la mayoría de la
gente se hace preguntas que los dirigen a enfocarse en el miedo y no en su objetivo.
Piensa en una pregunta típica que te harías en esta situación: “¿Me harán preguntas difíciles?” El cerebro, que
se inclina primero hacia lo negativo, busca una respuesta. Entonces, el cerebro dice: “¡Sí!” Y en ese momento
empiezas a sentirte nervioso y a sudar. Te preguntas: “¿Estoy lo suficientemente preparado?” El cerebro
busca y la respuesta es: “¡No!”.
Preguntas como “¿Qué me falta?” y “¿Sabré las respuestas?” podrían parecer preguntas inteligentes. Pero en
realidad éstas te sabotean puesto que las respuestas sólo pueden producir un estado negativo. Por eso, la
solución está en hacerte otra clase de preguntas.
La forma en la que controlas el enfoque del cerebro es cambiando las preguntas internas que te haces.
Pregúntate cosas con una presunción implícita del mundo. Por ejemplo, la pregunta “¿Qué es lo mejor de esta
oportunidad?” contiene la presunción de que hay algo positivo en ella que aún no has notado. Lo que
necesitas es buscar este tipo de preguntas con presunciones poderosas. Esto hará que el cerebro produzca una
mejor respuesta y un sentimiento de emoción y no de terror.
Hacerte las preguntas indicadas antes de presentarte ante el público es una forma efectiva decontrolar tu
estado de ánimo. De esta manera programas a tu cerebro con metas lo que te hará recibir respuestas que te
impulsen y no que te estanquen.
La composición de una buena pregunta es muy específica. Contiene una presunción que te fuerza a pensar en
nuevas posibilidades. En otras palabras, se trata de preguntarte “¿Cómo lograré el éxito?” y no “¿Tendré
éxito?”.
Sé persistente con tu cerebro. Una vez que recibas una respuesta, pregúntate de nuevo. De una a cuatro
semanas antes del evento es cuando exploras todo lo que podría salir mal en tu conferencia o pitch. Por eso,
10 minutos antes de salir no puedes preguntarte “¿Dolerá si fracaso?” Necesitas poner tu atención en tu estado
y hacerte sólo preguntas que favorezcan tu performance.
Es posible que hayas sentido miedo al enfrentarte a una audiencia en el pasado. Las probabilidades
comprueban que fueron tus creencias, y no la audiencia en sí misma, le que te dio dolor de estómago. Al final,
tus creencias sobre ti mismo como orador determinarán cómo te desempeñas.
Los seres humanos no sólo acumulamos hechos, sino también constantemente los interpretamos para contar
una historia y darle sentido a lo que nos rodea. Así es como aprendemos. Las creencias le dan sentido a las
cosas que pasan, de tal manera que las usas como si fueran lentes: ves a través de ellas. Pero hay una realidad
sobre las creencias: Siempre son verdaderas para ti, y no te importa si también lo son para los demás. Por
ejemplo, si crees que no puedes mantener la atención de la audiencia porque eres demasiado nuevo, viejo,
joven, hombre, mujer, introvertido, etc.
Si percibes que estás en peligro de ser juzgado, atacado o ridiculizado, esa percepción es lo único que cuenta.
Los receptores en tu cerebro responden de la misma manera sin importar si el ataque es o no real. Si entras a
una habitación llena de personas con doctorados y tu creencia fundamental es que no eres lo suficientemente
inteligente como para hablar del tema inconscientemente buscarás todas las formas de confirmar esa creencia.
En la otra mano, si crees que tienes una perspectiva única de esta situación y ésta es tu oportunidad para
demostrarlo, todo -desde la forma en la que entras a la habitación hasta en la que te diriges al grupo- será
diferente.
Si después de estar frente a una audiencia tienes una mala experiencia, te contarás una historia a ti mismo de
lo ocurrido. El peligro está en la creencia que se genera a partir de esa historia. ¿Es posible que te hayas
creado una creencia de ese momento que te ha evitado regresar a los reflectores?” Algo como, “Nunca he sido
bueno haciendo esto, y nunca lo seré”.
No siempre puedes controlar las situaciones a tu alrededor. Pero sí puedes controlar tus creencias. Y controlar
tu creencia cambiará tu estado físico y de ánimo.
Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento,
peor el miedo. Sin embargo, como emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y
presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma
correcta para conectarte con tu audiencia.
Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces
prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.
Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante una
audiencia, ya sea de diez, cien o mil personas:
1. Exprésate con sencillez
La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes expresar en un
par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no
sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en público.
2. Organízate
Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever la
introducción, los puntos principales que se van a exponer y la conclusión.
A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te diriges, puedes
escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues
en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.
3. Sé breve
La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Si
una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público
por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos demasiado largos y rolleros.
4. Sé sincero
Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece
graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir no
te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con ellos.
Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza;
fastidio, o perplejidad.
La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente
en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.
5. Aduéñate de la situación
En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe,
agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas
comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle
atención. Eso es precisamente lo que quieres.
Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la
derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo
el auditorio.
6. No leas, habla
Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión
espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.
No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en
qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes que
quieras dar a conocer.
7. Relájate
Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda
persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración.
No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar.
Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.
10 trucos de lenguaje corporal que todo presentador debe conocer
Ya sabemos que cuando nos enfrentamos a una audiencia, nosotros mismos somos parte delmensaje. En
esto, nuestro lenguaje corporal en nuestra presentación es crítico para transmitir confianza y credibilidad, para
enfatizar nuestros mensajes durante nuestra presentación.
El mismo detalle debemos dedicarle tanto a nuestra presentación como a nuestro lenguaje corporal, pero
sabemos que es necesario un esfuerzo adicional al utilizar nuestro cuerpo ya que acarreamos manías, tics o
vicios que tenemos que controlar.
Una postura abierta fomenta la confianza y la credibilidad de tu audiencia. El tener lo brazos cruzados, las
manos en los bolsillos o encorvar la espalda reducen esa capacidad de transmitir.
Tienes que intentar crear una postura “abierta”, la cual se define como: cabeza alta, columna recta, brazos
abiertos y palmas de la mano orientadas hacia afuera, permitiéndote utilizar tus brazos y manos
contantemente para realizar gestos que acompañen tus mensajes.
Si estás encorvado, con la mirada baja, etc… tus mensajes no se transmitirán con la misma confianza y
credibilidad.
¡¡Sonríe!!
…pero sin parecer el “Joker”. Practica tu sonrisa en un espejo e intenta transmitirla con calidez. Un orador que
sonríe transmite mayor empatía a sus oyentes.
Una sonrisa hace que tu audiencia se sienta más a gusto contigo y reduce barreras para recibir tus mensajes.
Estos gestos ayudan a transmitir los elementos de tu mensaje. Imagina si hablas de algo pequeño, o muy
grande. De un camino, algo que sube, algo que baja. Tus manos pueden acompañar con pequeños gestos, y
evitar uno de los mayores problemas…el que hacer con las manos.
Respira hondo antes de comenzar
Oxigenarás tu organismo y eliminarás nervios. Los nervios se traducen en falta de credibilidad por parte de tu
audiencia. Memorizar la apertura de tu presentación, las primeras 3 frases al menos, es importante, ya que es
al principio donde tenemos mayores nervios.
Proyecta tu voz
Tu voz es la herramienta por la que les vas a contar los mensajes que quieres transmitirles para fomentar el
cambio que quieres generar en ellos. Una voz demasiado baja evitará que tu audiencia recoja tus mensajes,
pero una voz demasiado alta provocará un efecto de barrera a lo que quieres transmitir por exceso de
agresividad en tu tono vocal.
Para tener un tono de voz medio y una alta sonoridad, practica respirando con tu diafragma al expulsar aire y
utiliza sabiamente las pausas en tu speech para ayudarte a respirar.
No te quedes quieto…
…pero no corras una maratón. Permanecer demasiado estático, como si tus pies estuviesen pegados al suelo
genera monotonía. Muévete en ciertos momentos de tu presentación para introducir dinamismo y hacer que tu
audiencia se mueva contigo.
La mirada es una de las partes más importantes de tu lenguaje corporal. Mirar directamente a la cara, a los
ojos de tu audiencia (sin “fusilar” siempre a una persona) ayuda a conectar con ellos. No selecciones a una
persona, sino que mueve tu mirada por toda tu audiencia para hacerles sentir involucrados en tus mensajes.
Cuando haya algún elemento en tus slides que destaque o signifique un elemento deinformación que debas
destacar (en un gráfico, en una tabla, un dato, una imagen, etc…), señálalo directamente (sin meterte dentro
de la slide) y habla de ello como si de una persona se tratara. Ayudarás a tu audiencia a mantener el foco en
los elementos que necesites.
Las pausas en tu voz ayudan a resaltar los elementos más importantes, te ayudan a mantener los nervios y a
respirar, ayudan a tu audiencia a mantener la atención (evitas la monotonía de una voz continuamente
hablando).
No eres un actor que comienza su representación cuando comienza su presentación. Desde que entres en la
sala, saluda a quien tengas en la primera fila, dales la mano, habla con ellos. Mantén tu lenguaje corporal
desde el principio hasta el final.
A veces por vicios adquiridos, por imitación o porque perdemos el control cuando nos ponemos ante un público, resulta que utilizamos frases
basura en presentaciones que pueden ser críticas.
Las llamamos frases basura porque realmente sobran, no aportan nada, ensucian tu discurso y te harías un favor si las sacaras de tu vida.
Y ya no me refiero a los “ahhh”, “mmm” y “ehhh” –que también- sino a otras expresiones que deliberadamente salen de nuestra boca y generan
un efecto negativo para la audiencia.
Te listo algunas para que pongas atención y no caigas en sus pésimas consecuencias. Toma nota de ellas.
“Estoy un poco nervioso” o expresiones de tus debilidades que predisponen el público a desconfiar de tu papel como conductor de
la sesión. Y de todas maneras, todos nos ponemos nerviosos cuando subimos a un escenario, no hace falta que lo expliques.
“Esto no funciona”. Quejarse de que el proyector, la luz, el aire o el audio no funciona sólo sirve para poner el foco en el
defecto cuando tu esfuerzo debe dirigirse a mantener la atención en el contenido, en tu mensaje.
“Aunque no lo veréis muy bien…” Si sabes que una diapositiva no se va a leer bien o se no se va a ver bien ¡no la pongas! Es
una muestra de poca preparación y una falta de respeto que además TÚ te encargas de subrayar.
“Como vamos mal de tiempo, esto me lo salto”. Una manera poco adecuada de comunicarle al público que no has ensayado ni
tienes control sobre el tiempo. Si es el caso y debes saltarte alguna parte o diapositiva, al menos no lo comentes.
“Ya estamos terminando”. Una frase que quita todo el valor al discurso, que te presenta como un obstáculo o problema para
conseguir la meta: marcharse. Mejor que tengas más respeto por el tiempo de tu audiencia y termines a la hora sin necesidad de
hacer una cuenta atrás.
“No hace falta que apuntéis, luego os enviaré el powerpoint”. El mensaje detrás de estas palabras es “no hace falta que escuchéis; lo
importante no soy yo sino el powerpoint; podíamos habernos ahorrado esto si os lo hubiera enviado antes”. Por eso no sé si es peor
que lo digas o que te lo sugieran.
“Si tenéis cualquier pregunta, interrumpidme” dando permiso a que sea la audiencia quien escriba el guión de la presentación. Ya
hablamos en otro artículo sobre cuándo y cómo deben incluirse las preguntas en una presentación.
“Como veis aquí…“–utilizando el puntero laser. Este modo de llamar la atención sobre algo es totalmente ineficaz. No se ve bien y
perdemos más tiempo buscando el punto que fijándonos en el contenido. Si una diapositiva necesita de un puntero para destacar
algo, es que la diapositiva está mal construida.
“Evidentemente” y otras palabras de relleno (claramente, obviamente…), que no aportan significado y los oradores más
experimentados utilizan en lugar del “ehhh”. Su función sigue siendo la misma: ninguna.
“Como conclusión…”. No hace falta avisar de que llega la conclusión, eso recuerda a tu audiencia que sigues un guión y le sitúa en el
rol de espectador. Un mensaje de cierre apropiado tendrá la fuerza suficiente (y la comunicación no verbal ayudará) para que todo el
mundo entienda que se ha terminado.
Por ecológicos que nos pongamos, créeme, no vale la pena reciclarlas. Limítate a eliminarlas y tu presentación subirá muchos puntos.
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Podríamos tener miedo a la oscuridad; a ciertos animales, a las alturas o incluso a los impuestos; pero pocas cosas hacen temblar
más al ser humano que el miedo escénico. Científicamente conocido como glosofobia (terror a hablar en público) ni las arañas de
Spielberg pueden competir en capacidad a la hora de paralizarnos de angustia, nublar nuestros pensamientos y enfriar nuestras
manos con un sudor gélido (ya sé, quizás estoy exagerando).
Lo que no es una exageración es la cantidad de personas que
sufrimos de esta “característica”: Según Cheryl Hamilton, Profesora en comunicación del Tarrant County College, en su libro
“Communicating for results”, el 95% de la población sufre de ansiedad en mayor o menor grado cuando tiene que dirigirse a
un grupo de personas. Aún más extraño es el hecho que muchas de estas personas pueden bailar o cantar ante una
audiencia, siempre y cuando no le dirijan palabras directamente al público.
La cosa como que tiene que ver con el verbo, entonces. ¿Cómo podemos combatir el miedo a expresarnos ante diez, veinte,
cincuenta o cien personas? Ésta es una pregunta ubicua en mis charlas sobre lenguaje corporal.
He aquí la “lista del mercado” que tienen que repasar para olvidarse de una vez por todas del miedo escénico:
1) La pasión nace de la investigación, y no al revés
El escenario muchas veces es el mismo: nos asignan en la universidad un tema para exponer del cual no sólo carecemos de
“conocimientos almacenados”, sino que de paso no nos llama la atención en lo más mínimo. ¡Por supuesto! ¿Cómo nos va a
gustar algo que desconocemos? y ¿Cómo vamos a tener seguridad al exponer algo que ni nos gusta ni dominamos?
Algunos creen que la pasión por un tema es lo que lleva a algunas personas a profundizar en el estudio del mismo, pero la verdad
es al revés; en la medida que investigamos un tema, sus fuentes, protagonistas, historias laterales, hechos curiosos, estadísticas e
implicaciones, nos gustará más y más.
Ya hay bastante información por ahí, en nuestra Internet, dedicada a mostrarnos cómo deberíamos plantear una presentación ante
una audiencia o ante un grupo de alumnos. En este artículo vamos a listar 10 puntos en los que centrarnos para ver lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer con
respecto a los mismos. Son, por tanto 20 ideas sobre el mundo de las presentaciones y comunicaciones públicas.
Aspecto
Hacer No hacer
Las audiencias suelen agradecer la espontaneidad de los Una buena preparación no significa montar una
comunicadores, pero esto solo está reservado a personas presentación compleja. Hay una relación directa
con mucha experiencia. Suele ser mucho mejor una entre la complejidad de una presentación y la
buena preparación previa de los mensajes que se quieren probabilidad de que falle algo. Hazlo sencillo,
5 Preparación contar y de las diapositivas que te van a acompañar. pero piénsalo mucho.
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Llegas a una reunión con más de treinta personas y te toca presentar, te plantas en el atril con todos esos altos cargos o todos
esos compañeros o inversores con cara de juez, expectantes, esperando de ti maravillas o tomando nota mental del más mínimo
error, se enciende el proyector y aparece la primera diapositiva de tu presentación… en ese momento puedes llegar a sentir
auténtico pánico si llevas una presentación que no consideras a la altura. Vamos a ver qué diez normas básicas tenemos que
seguir para que eso no vuelva a ocurrir. Porque es así, desde hoy no volverá a ocurrir.
Has dedicado unas horas a preparar la ponencia, sabes de sobra lo que quieres contar, pero el material gráfico que llevas en tu
PenDrive te da un poco de vergüenza. Con las prisas te ha quedado un poco feo, piensas que quizá no se entienda lo que pone, o
te sientes algo inseguro porque ha quedado una presentación aburrida y difícil de “tragar”. Eso puede rebajar el impacto de tu
forma de hablar, la atención que siempre consigues hablando en público pierde fuerza con la presentación que brilla detrás de ti en
el proyector, tanto que casi sería mejor apagarla. ¿Cómo lo evitamos? Vamos a ver unas normas fundamentales para que tus
presentaciones sean iguales o superiores a tu discurso.
Para llamar la atención es muy conveniente abrir la presentación con alguna opción de estas tres:una buena imagen, buena
música o un buen aforismo. Los aforismos, especialmente si tienen gracia (muy recomendable) descargan tensión y te acercan a
la audiencia, te humanizan. El aforismo es intercambiable por una historia corta. También es importante dejar claro en tres
frasesquién eres, de qué vas a hablar y un esquema rápido de tu ponencia.
Ante todo, recuerda que tienes 30 segundos para convencer a la audiencia de que les interesa el resto de tu presentación.
Algunas páginas suelen contener un pequeño esquema o guión de varios puntos contando un plan de trabajo, un calendario, etc.
Ese tipo de texto evítalo en medida de lo posible, y si estás obligado a hacerlo, cosa bastante frecuente, procura que sea una lista
corta con frases de una línea. En el momento en que aparezca ese tipo de diapositiva haz una pequeña pausa para que la
audiencia tenga tiempo para leer.
Ante la duda usa la tipografía Arial o Helvética. Puede que estés bastante harto de ella porque es el estándar desde hace décadas,
pero funciona. Es una tipografía de palo seco, es decir, de las que no tienen adorno. Las tipografías de palo seco son más
sencillas de leer, no distraen y se consideran más eficaces para una presentación porque en sí mismas ahorran información que
procesar. Con combinar la Arial regular con la negrita y dos o tres tamaños para titular, subtítulo y cuerpo (32, 16 y 12, por ejemplo)
ya tienes más de seis atributos de texto para seis jerarquías y un esquema robusto y bastante atractivo.
Si quieres meter texto puedes hacerlo sobre la imagen, poniendo al texto un fondo blanco, o negro, o algo de sombra, para que no
se confunda con la imagen. Otra forma que queda muy bien es que el texto esté sobre un fondo “robapáginas”, es decir, que hay un
tercio (o un cuarto, o la mitad) de la diapositiva que tiene un fondo de un solo color, y en este espacio está el texto, el resto es una
fotografía.
Donde menos molesta la firma suele ser en la parte inferior, por ser el último sector que barre la vista es el último elemento que se
observa, tiene menos presencia y, por tanto, no es tan agresivo que si está siempre el primero de cada página.
En DiezDediez no somos muy amigos del PowerPoint, hay otros formatos más fiables, que pueden crear mucho más impacto y que,
además, organizan la presentación de otra manera, haciéndola mucho menos estándar y más diferenciadora, como por ejemplo el
vídeo. Sin embargo, hay que asumir que es el formato más accesible para la mayoría de los usuarios y que en la mayoría de las
presentaciones actuales un PowerPoint y el ritmo de presentación que impone es lo que se espera. Aparte que hacer un vídeo para
cada presentación puede ser algo más de tiempo o de presupuesto que unas diapositivas en PowerPoint (o KeyNote o similar).
Hay otros estilos de presentar, como el ponente que reparte un texto impreso para que lo leas durante unos minutos en mitad de
una presentación, el que mezcla sonidos para crear sensaciones, el que intercala vídeos con diapositivas fijas, etc. Lo importante a
fin de cuentas son los dos objetivos del punto uno: que se interesen por tu presentación y que entiendan lo que estás diciendo.
Consejos Generales:
1) Resumen: Ten en cuenta que lo que vas a exponer
es un resumen de la tesis no el detalle, ni al público
ni al jurado le interesan cada detalle mínimo de la
tesis. Por eso con 20 láminas te basta para hacer
una buena defensa. Una vez vi una de 80 láminas
en la que todos nos estábamos durmiendo
incluyendo al jurado, eso siempre tiende a ser
contraproducente, incluso muchas de esas láminas
que estaban de más, se volvieron objeto de
preguntas y ataques del jurado.
2) Solo lo Importante: En las láminas coloca solo lo
más importante y asegúrate que tú mismo lo
entiendas porque ya he visto defensas donde el
tesista colocó una fórmula complicada que cuando le
preguntaron no supo explicar. No coloques nunca el
cuadro de variables porque es completamente
innecesario y si está mal elaborado te van a hundir.
3) No leas todo: En una defensa de tesis no se leen
todas las láminas, lo normal es que algunas se lean
y otras las expliques con tus propias palabras, por
eso es conveniente colocar imágenes de buena
calidad acompañadas de palabras claves que luego
te encargarás de explicar. Eso es lo aconsejable
pero si eres de las personas que le tienen terror a
exponer y crees que los nervios te van a traicionar
entonces coloca algo de texto para guiarte.
¿Por qué?
Consejos Finales
Tutores y Jurados sin Ética: He visto tutores sin
ética que se niegan a firmar la tesis a última hora,
alegando cualquier tontería que se les ocurra y con
eso te impiden defender la tesis. Si eso llegara a
ocurrirte debes acudir de inmediato a una persona
con más autoridad que el tutor, ya sea el
coordinador o un decano, y sin alterarte le muestras
tu tesis para que él mismo constate que está bien
elaborada, se la explicas, le dices que cumple los
objetivos, que tiene la metodología correcta, le
muestras también tus láminas de la defensa y le
dices que te sientes plenamente preparado para
defender tu tesis, que te permita defenderla. Ya esta
forma de actuar me consta que ha dado resultados.
0426-924-56-82 y
0416-423-63-90
José Rondón
Todo universitario ve la defensa de tesis o proyecto de grado como lejanos, hasta que llega el momento, decides hacer una tesis y la
Todo va avanzando bien, y llegan las defensa, cada universidad difiere en esta parte pero lo importante es que al final, ya esta todo
listo para que hagas tu defensa final. Para ese importante día te dejo los siguientes concejos.
1. Los nervios son el peor enemigo que puedes tener ese día, te recomiendo uno de los siguientes remedios naturales:
Mate de tilo.- una cucharilla hacer reposar por 5 min. en una taza, se puede tomar hasta tres tazas al día, tomate una taza
Mate de Valeriana.- se hace una infusión de la raíz de la planta (una cuchara por taza) por unas horas, mejor si es toda la
Té de Jazmín.- una cucharilla en una taza, dejar reposar, tomarlo antes de la defensa.
Si tienes algún otro mate que uses o tengas de preferencia, úsalo, no está de más una pequeña ayuda para la ansiedad del momento.
2. Prepara tu presentación con mucha antelación, para poder irla puliendo, haciendo que tu asesor la vea y corrija los errores que tiene.
Vela una y otra ves, lo importante es que se entienda con mucha claridad todo el tema central. En este deben estar alineados los objetivos
(General y específicos) con el título de la tesis o proyecto, y los resultados de tu investigación (Resultado General y resultados específicos).
Tu presentación no debe durar más de 30 Min. asi que practica todo lo que debes explicar con cada diapositiva midiendo tu tiempo. Trata
de usar la mayor cantidad de gráficas (esquemas, tablas, tortas, etc) recuerda que una imagen dice más que mil palabras. Es decir que
Explica con palabras que entiendas, simples y sencillas, cuando utilices conceptos dificiles asegurate de poder defenderlos bien, que esa
3. Trata de asistir a unas cuantas de las presentaciones de tus compañeros, posiblemente no preguntarán lo mismo pero tendrás una idea
escuchar la grabación mientras duermes, para que se quede en tu subconsciente, que más no quieres que estudiar mientras duermes.
5. Haz que tus familiares y amigos escuchen tu presentación, así podrán hacerte preguntas y respóndelas, no necesitan saber mucho del
tema, solo necesitan preguntar de lo que escucharon. Que te muestren que partes no entendieron. Pregúntales que diapositivas no
6. Lleva a la presentación un puntero o bolígrafo, es bueno tener algo en las manos para evitar que se muevan sin control, practica los
movimientos de las manos y también de los pies. No es broma, con los nervios las personas tienden a mover sus extremidades un poco
descontrolada.
Lo mejor es quedarse quieto y tener calculados los movimientos que se va hacer, como cambiar de diapositiva, moverse de un extremo al
otro para explicar una diapositiva (solo una o dos veces en toda la presentación), usar las manos para acompañar la presentación.
Para poder que tan bien te desenvuelves, filmate haciendo toda tu presentación, veras que hay movimientos que debes corregir y otros
omitir. Con lo pies lo más fácil es practicar no moverlos para nada, que más da, no se necesita moverse durante la presentación así mejor