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Ing. José R.

Rojas
Ing. Augusto Ramírez

EXPLORACIÓN Y PRODUCCIÓN

GEOLOGÍA REGIONAL

5.1. CUENCA BARINAS-APURE

La Cuenca Barinas – Apure, la tercera de Venezuela por sus recursos


petrolíferos, es una depresión estructural asimétrica con su flanco meridional
suavemente inclinado al noreste y el flanco septentrional marcado por
afloramientos que forman parte del flanco sudeste de Los Andes Venezolanos. Se
encuentra ubicada en la región suroccidental del país.

Sus limites son:

− Al noroeste, por los contrafuertes de la cadena de los Andes Venezolanos.


− Al norte, por la prolongación occidental de la Serranía del interior Central.
− Al este y noreste, por el levantamiento del Baúl.
− Al sur está separada de la cuenca de los Llanos Colombianos por un alto
gravimétrico situado entre los ríos Apure y Arauca (Hosper y Van Wijnen 1959,
en González de Juana, et al., 1980).

La Cuenca de Barinas – Apure, también conocida como Cuenca Occidental,


posee un área de aproximadamente 338.475 km2, de los cuales 162.645
pertenecen a la Subcuenca de Barinas, la cual comprende los grabens de Burgúa
y Guarumen.

La cuenca contiene un máximo de 5000 m (16500’) de sedimentos


cretácicos y post – cretácicos que descansan discordantemente sobre un
basamento de rocas ígneas y metamórficas pre – cretácicas y sedimentos del
Jurásico y el Paleozoico (Kiser, 1992)

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Ilustración 5.1. Cuencas Petrolíferas de Venezuela, basada en la distribución de sus Provincias


Sedimentarias (Modificado de Pérez de Mejía et. Al., 1980). L.E.B. = Lineamiento de El Baúl, Límite
entre la Cuenca de Oriente y Barinas - Apure. Tomado del WEC 1997.

La Cuenca de Maracaibo está separada de la Cuenca Barinas – Apure por


la Cordillera de Los Andes, la cual aportó a ésta un gran espesor de sedimentos
continentales del Oligo – Plioceno, que se encuentran discordantes sobre una
superficie de rocas pre - cretácicas y de sedimentos marinos del Cretácico y del
Eoceno tardío. Además está separada de la Cuenca Oriental de Venezuela por el
Arco de El Baúl, que probablemente fue una barrera positiva a partir del Cretácico
(Patterson y Wilson, 1953; Feo – Codecido, 1954; Renz, 1957) indicado por el
aumento general del espesor de los sedimentos del Cretácico al este y oeste del
arco.

Dentro del esquema sedimentario, la región de Barinas y Apure se


comportó como una sola cuenca durante el Cretácico, mientras que, durante el
Terciario temprano se separa en dos subcuencas. Las subcuencas pueden ser
clasificadas durante su evolución como cuencas con diferentes historias tectono –
sedimentarias. La depositación del Cretácico y del Paleoceno – Eoceno se

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desarrolló en la parte interna del margen pasivo del proto – continente


suramericano, mientras que la sedimentación del Terciario tardío se relaciona con
un ambiente tectónico tipo antepaís (Foreland) como consecuencia del
levantamiento de la cordillera andina.

Ilustración 5.2. Cuadro de correlaciones estratigráficas (relaciones estratigráficas de la cuenca


Apure – Los llanos, Monografías S.V.G. Kiser, 1989).
5.1.1. Historia tectónica sedimentaria regional

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Las interrelaciones bioestratigráficas y litoestratigráficas de las cuencas del


occidente de Venezuela dependen directamente de la evolución tectónica del
norte de Sudamérica, que son relativamente sencillas en las formaciones
cretácicas, pero se vuelven después progresivamente más complejas como
resultados de diferentes eventos tectónicos y sedimentarios.

Las convergencias entre las placas del Caribe y Sudamérica formaron


durante el terciario complejos tectónicos progresivamente más intrincados.

El principal elemento de este tectonismo es el Macizo de Santa Marta, cuya


influencia tectónica se extiende a todo el norte de Sudamérica.

Entre el Escudo de Guayana y la Cordillera Central Macizo de Santa Marta,


se forma una depresión noreste - suroeste, la cual fue ocupada por pantanos,
lagunas y deltas. Tras el retiro de los mares cretácicos este evento depositacional
está representado por las Formaciones Catatumbo, Barco y Los Cuervos del
Grupo Orocué (Maestrichtiense – Paleoceno, Eoceno temprano).

Durante el Eoceno temprano se acentuó el levantamiento regional, donde el


Grupo Orocué se expuso brevemente a la erosión antes de iniciarse el siguiente
ciclo sedimentario del Eoceno temprano y medio. Durante esta época se formó un
gigantesco complejo de clásticos fluviales deltáicos que se extienden desde el
flanco este de la Cordillera Central del Macizo de Santa Marta, hasta el centro de
las cuencas de Maracaibo y Barinas.

Los clásticos del complejo deltáico se asignan a las formaciones Mirador,


Misoa, Cobre y Gobernador.

La Formación Mirador está erosionada en el subsuelo de los Llanos


Colombianos y en Apure al oeste de Guafita. En el depocentro de Capitanejo su

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equivalente, la Formación Cobre se interdigita con la Formación Pagüey (Ver


ilustración 5.2). Mientras que en la Cuenca de Barinas, la Formación Gobernador
(equivalente a la parte basal de la Formación Cobre), aumenta su espesor hacia el
norte sufriendo un acuñamiento de espesor hacia el sur cerca del río Arauca,
pasando lateralmente a la Formación Misoa de la Cuenca de Maracaibo.

Durante el Eoceno tardío se inició el levantamiento de la Serranía de Perijá


y de los Andes Merideños. Cada levantamiento estuvo acompañado por
depocentros locales predominantemente de ambientes continentales, alcanzando
condiciones de mares someros en las depresiones profundas.

La secuencia sedimentaria del intervalo Eoceno tardío a Plioceno se


caracteriza por sus variaciones laterales de litofacies y numerosas discordancias y
diastemas de magnitud y posición estratigráfica variable.

La parte central y norte de la Cuenca de Maracaibo rebasó el nivel del mar


y fue erosionada formando barreras a la transgresión marina desde el sur y
sureste.

Esta transgresión (formaciones Carbonera y León) que se inició en el


Eoceno tardío en la Cuenca de los Llanos, alcanzó el sur y suroeste del lago de
Maracaibo y el área de la ciudad de Mérida en el Oligo - mioceno, y al centro del
lago en el Mioceno temprano, donde sucede la depositación del Miembro Santa
Bárbara de la Formación La Rosa.

Al sur de los Andes Merideños, la transgresión oligocena posiblemente


alcanzó el depocentro de Capitanejo, aunque la antefosa andina se llenó
principalmente con arcillas y arenas molásicas de las formaciones Parángula y Río
Yuca (Mioceno tardío a Plioceno).

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Las arenas basales deltáicas de la transgresión aparentan descansar


transicionalmente sobre la Formación Mirador en el suroeste del Lago de
Maracaibo y la depresión del Táchira, pero con discordancia angular sobre las
Formación Misoa en el centro del lago y sobre el Cretácico y Paleoceno en la
Cuencas Apure – Los Llanos.

Las arenas productoras de la Cuenca Apure – Los Llanos son


predominantemente equivalentes a la Formación Carbonera (y no a la Formación
Mirador).

Durante el Mioceno medio - Plioceno se incrementaron las pulsaciones


tectónicas causando efectos estratigráficos – estructurales más complejos,
rejuveneciéndose fallas existentes y originándose nuevas fallas, especialmente
fallas inversas, transcurrentes y subcorridas. (Kiser, 1989).

5.1.2. Procesos Evolutivos

5.1.2.1. Precámbrico
Estos terrenos actualmente se encuentran bajo porciones de corteza
paleozoica adosados a la placa suramericana, a causa de las diversas colisiones
que ocurrieron entre 245 y 570 m.a. También constituyen parte del basamento de
la cuenca sedimentaria al sur de la falla de Apure.

5.1.1.1. Paleozoico
El terreno autóctono se encuentra en el subsuelo de la Cuenca Oriental y
en la Cuenca Barinas – Apure, está representado principalmente por capas rojas
que indican la apertura del Gondwana y Laurentia, evidenciada en la secuencia
cámbrica preservada en las depresiones estructurales en dichas cuencas.

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Aquellos terrenos donde hay rocas paleozoicas y que se adosaron en el


Paleozoico temprano, se reconocen ahora como parte del basamento de los
terrenos incorporados durante la historia tectónica del Caribe, como el
constituyente del cinturón orogénico del Paleozoico temprano al norte de la Falla
de Apure y como parte del basamento de los Andes, de la Cuenca de Maracaibo y
parte de la Cuenca de Barinas.

5.1.2.2. Triásico – Jurásico


La rotura del Pangea produjo varias estructuraciones importantes que luego
influyeron en la evolución de las cuencas sedimentarias venezolanas.

Ilustración 5.3. Distribución de las rocas jurásicas en Venezuela. Tomado del Wec, 1997.

Dentro de Venezuela continental, la apertura del proto Caribe indujo el


desarrollo de valles de extensión o grábenes, con una tendencia noreste, entre los
cuales se incluyen el de Apure – Mantecal y Espino, así como también los
grábenes de los Andes y Perijá, y el ubicado en el Lago de Maracaibo. Se ha
postulado la existencia de rocas jurásicas en las partes más profundas de la
Serranía del Interior de Venezuela Oriental, involucradas en el mismo proceso de
deformación, debido a la clara continuación de las tendencias de los grábenes, sin
embargo está aun no ha sido probada. Todos ellos fueron rellenados durante el
Jurásico por sedimentos continentales tipo capas rojas, volcánicas de diversos

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índoles y eventualmente clásticos. Además de produce sedimentación continental


al sureste de Alto de Mérida.

5.1.2.3. Cretácico
En el occidente, la sedimentación fue controlada en su inicio por el sistema
de fallas de los grábenes jurásicos, como se puede evidenciar en los espesores de
los clásticos arenosos de la Formación Río Negro, los cuales varían desde más de
dos kilómetros en el Surco de Machiques, hasta unos pocos metros en algunas
localidades del Flanco Norandino. A continuación, la subsidencia se estabilizó y el
Grupo Cogollo se depositó en un extenso mar epicontinental transgresivo sobre
Venezuela Occidental. El equivalente clástico lateral hacia el Cratón o Escudo de
Guayana lo conforma la Formación Aguardiente.

A finales del Albiense, se inicia desde el este de Venezuela y de manera


diacrónica hacia el oeste, la invasión marina que llegó a cubrir extensas zonas
hacia el sur del país, las cuales se mantenían como áreas expuestas a la erosión
desde finales del Jurásico o incluso desde finales del Paleozoico. Esta invasión
marina coincide con el pulso mundial transgresivo del Cretácico tardío,
responsable de la sedimentación de calizas, lutitas y ftanitas ricas en materia
orgánica tanto en América como en Europa.

A continuación se ofrece una descripción más detallada de los eventos


cretácicos:

5.1.2.4. Albiense (100 m.a.)


Se produce la invasión de la cuenca por los mares procedentes del norte
que rebasaron las elevaciones resultantes de la orogénesis Permo – Tirásica. Se
produce la sedimentación hacia el norte de las formaciones: Aguardiente y
Maraca, de ambiente nerítico probablemente representadas en la cuenca por las
arenas “T” de la Formación Aguardiente.(González de Juana, et al.,1980).

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Ilustración 5.4. Distribución de facies sedimentarias dominantes durante el Neocomiense – Albiense


(Cretácico Temprano) al norte de Cratón de Guayana. Se indican unidades típicas de dichas
asociaciones de facies. Tomado del WEC 1997.

5.1.2.5. Cenomaniense – Maestrichtiense (90 m.a.)


Avance de la invasión marina con sedimentación de las formaciones
Escandalosa, Navay (Miembros La Morita y Quevedo) y Burgüita, de ambientes
más cercanos a la costa. (González de Juana, et al.,1980)

5.1.2.6. Orogénesis del final del Cretácico (65 m.a.)


Retirada general de los mares cretácicos hacia el norte. Movimientos
epirogenéticos durante el Paleoceno y probablemente en el Eoceno temprano, con
levantamiento del área central productora y formación de anticlinales fallados.
Emergencia casi total de la cuenca: Erosión localizada en las zonas petrolíferas,
sobre la prolongación meridional del Alto de Mérida.

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Ilustración 5.5. Distribución de las facies dominantes del Cenomaniense – Campaniense. Tomado
del Wec, 1997

5.1.2.7. Eoceno medio (55 m.a.)


Transgresión generalizada sobre toda la cuenca. La invasión paso hacia el
sur del Apure que se encuentra actualmente erosionada cerca del curso de los
ríos Apure y Uribante. Ambientes costeros al norte y fluvio - deltaicos en las zonas
petrolíferas. Subsidencia regional con sedimentación lutítica localmente euxínica
hacia el norte, Formación Paguey.

5.1.2.8. Eoceno tardío (44 m.a.)


Regresión general de las aguas hacia el norte y este: Reactivación de
levantamientos y fallas anteriores en trampas eocenas y erosión.
5.1.2.9. Mioceno (20 m.a.)
Continúa el carácter continental de sedimentación en toda la cuenca.
Levantamiento inicial de Los Andes Venezolanos con sedimentación de la

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Formación Parángula. Reactivación posterior del levantamiento vertical andino y


sedimentación conglomerática de la Formación Río Yuca. Espasmos del
levantamiento vertical andino al final de este periodo al que se le atribuye la
formación de estructuras de piedemonte andino.

5.1.2.10. Plioceno
La orogénesis en todo el norte de Venezuela terminó de definir las cuencas
petrolíferas actuales y levantó extensas zonas constituyendo el Sistema
Montañoso del Caribe y el ramal de los Andes Venezolanos, el cual separa a las
Cuencas de Maracaibo y Barinas – Apure.

5.1.3. Estratigrafía de la Subcuenca de Barinas

A pesar de que la secuencia estratigráfica de la Cuenca Barinas – Apure es


esencialmente sencilla, particularmente en lo que respecta al Eoceno, existe cierta
diversidad en lo que respecta a nomenclatura, lo que ha creado cierta complejidad
y confusión. Como se puede notar en la ilustración 5.6, donde se observa la
ausencia del Paleoceno, Eoceno temprano y parte del Eoceno medio en la
cuenca; solo hay escasas zonas aisladas de afloramientos de Paleoceno - Eoceno
temprano en el extremo suroccidental. (Zambrano,1968 op. cit.)

La conformación estratigráfica de la cuenca se puede agrupar de la


siguiente forma:

5.1.3.1. Basamento Pre – Cretácico


En los campos petrolíferos (Silvestre – Sinco y sus extensiones principales:
Estero, Hato, Maporal, Palmita, etc.) consiste predominantemente de granito
rosado rico en feldespatos alterados. Por otra parte también se encontró
basamento granítico en algunos pozos del área de Guanarito (Zambrano,1968 op.
cit.)

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Los granitos del flanco oriental en general se asemejan a los tipos


expuestos en el Macizo de El Baúl, mientras que en los del flanco occidental
muestran afinidades más estrechas con los granitos andinos. Hacia el sur el
basamento está representado por rocas metamórficas.

El tope del basamento es un reflector sísmico por excelencia y está


caracterizado generalmente por una superficie erosionada muy metamorfizada
que infrayace al Cretácico; sin embargo, al sureste, en dirección del Escudo de
Guayana, está cubierto transgresivamente por sedimentos Oligo - Pliocenos;
localmente, en la región de Guanarito hacia el arco de El Baúl al noreste, estratos
predominantes del Eoceno tardío suprayacen directamente al complejo basal.

5.1.3.1. Cretáceo
En la Cuenca Barinas – Apure la secuencia Cretácea suprayace al
basamento Pre - Cretácico en profunda discordancia e infrayace, también
discordantemente, a sedimentos predominantemente del Eoceno tardío y Oligo -
Plioceno, de naturaleza transgresiva hacia el Escudo Guayanés al sureste. Su
espesor varía considerablemente a causa de la erosión diferencial intensa anterior
a la sedimentación eocena, y varía desde cero, a lo largo de la línea de
biselamiento sobre el flanco oriental de la cuenca, hasta más de 2000’ (610 m.)
cerca del frente de montañas en el suroeste. A través del Arco de Santa Bárbara
la secuencia aflora localmente y está cubierta por sedimentos Post – Eoceno.

El marco estratigráfico está muy ligado al Alto de Mérida. A partir del


período Jurásico se depositaron, en casi todo el occidente de Venezuela, los
sedimentos rojos de la Formación La Quinta; pero en la cuenca, el Alto de Mérida,
por haberse mantenido positivo, no permitió que se depositaran estos sedimentos,
ni las Formaciones Río Negro ni Apón, y es durante el Albiense tardío cuando los
mares rebasan el Alto de Mérida para depositar los sedimentos del Cretácico, que

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en orden ascendente están representados por las Formaciones Aguardiente,


Escandalosa, Navay, y Burgüita. (Fuenmayor, 1991)

Según la terminología propuesta por Von Der Osten (1972), en base a


características litológicas, paleontológicas y de registros eléctricos, los
contrafuertes de Táchira meridional, el sistema cretácico en la cuenca puede
dividirse en una sucesión (Barreminense – Turoniense) integrada por las
formaciones Río Negro, Aguardiente y Escandalosa y en otra (Cenomaniense –
Maestrichtiense), constituida por las formaciones Navay (Miembros La Morita y
Quevedo) y Burgüita. En el campo Silvestre (Smith, 1963), la sucesión
Aguardiente - Escandalosa se llamaba informalmente Formación Fortuna (Mobil) y
el intervalo La Morita, Quevedo y Burgüita se designaba como Formación
Esperanza, sin especificación de sus secciones tipo respectivas. A su vez la
Formación Fortuna ha sido subdividida informalmente, en base a la litología y
características del perfil eléctrico en cinco miembros: “T”, “S”, “R”, “P” y “O” en
orden ascendente. (Ver Ilustración 5.6).

5.1.3.1. Eoceno
La ausencia de rocas paleocenas en la Subcuenca de Barinas y sobre el
Alto de Mérida, pudo haber sido por la no sedimentación indicando que los
movimientos epirogenéticos se iniciaron en el Cretácico tardío; Estos deben
corresponder a un proceso continuo de larga duración en la cuenca, donde se
reinicia la sedimentación sólo a finales del Eoceno medio.

Discordantemente por encima de la secuencia cretácica se presentan en la


cuenca una sección sedimentaria predominantemente del Eoceno tardío,
discordante a su vez por debajo de la Formación Parángula del Oligo – Mioceno.
Sin embargo a lo largo de los contrafuertes andinos de la región de Barinas, las
areniscas basales oligocenas de la Formación Parángula suprayacen
concordantemente al Eoceno tardío; Por otra parte, localmente, en la región de

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Guanarito el Eoceno suprayace directamente al basamento pre – cretácico. La


sección eocena comprende en orden ascendente, las formaciones: Gobernador
(predominantemente areniscas), Masparrito (calizas orbitoidales, limolitas y
calizas) y Pagüey (lutitas, limolitas y areniscas glauconíticas y calcáreas).

5.1.3.1. Post – Eoceno


La secuencia post – eocena es un potente intervalo de sedimentos
continentales, predominantemente de aguas salobres, compuestos principalmente
de areniscas macizas con estratificación cruzada, conglomerados lenticulares de
gravas, limolitas y arcilitas abigarradas, calizas y lutitas arenosas, y cantidades
menores de areniscas glauconíticas, particularmente en la parte temprana de la
sección. La presencia de glauconita sugiere invasiones marinas locales. Estos
estratos están separados de las rocas más antiguas en el subsuelo por una
discordancia mayor, aunque a lo largo de las estribaciones barinesas son
concordantes por encima del Eoceno tardío, y constituyen la Formación Parángula
(Oligo – Mioceno), Río Yuca (Mio – Plioceno) y Guanapa (Pleistoceno?).

El suelo de la vasta región de los llanos esta formado por depósitos


aluvionales recientes compuestos de arcillas limos arenas y gravas, discordante
por encima de las rocas infrayacentes, que ocultan los posibles accidentes
estructurales del subsuelo. Se extienden horizontalmente en toda la cuenca, a
manera de manto relativamente delgado de espesor irregular desde el borde
temprano de las montañas circunvecinas.

5.1.2. Ciclos sedimentarios

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Según BIECIP (1978), dentro de la cuenca Barinas – Apure se observan


cinco grandes ciclos sedimentarios entre el basamento y los sedimentos molásicos
(Parángula y Río Yuca). Estos son:

Ciclo Uno: (Cretácico temprano - medio), constituido por capas marinas


(glauconitas, fósiles) recubriendo el basamento metamórfico e ígneo. Dentro de
este ciclo se encuentran las formaciones Aguardiente y Escandalosa (Miembros S,
R y P)

Ciclo Dos: (Cretácico medio – tardío), con capas marinas (glauconitas,


fósiles y calizas) suprayaciendo bancos de conglomerados con lignitos. El
Miembro “O” de la Formación Escandalosa y las Formaciones Navay (Miembro La
Morita y Quevedo) y Burgüita son depositados durante esté ciclo.

Ciclo Tres: (Cretácico tardío), es menos evidente, pero su existencia puede


ser demostrada en pozos al oeste de la cuenca, donde capas marinas con fósiles
suprayacen nuevamente bancos de conglomerados y lignitos de la Formación
Burgüita.

Ciclo Cuatro: (Eoceno medio – tardío), Presenta bancos marinos,


suprayaciendo el basamento en el área central de la cuenca. Se incluyen aquí la
Formación Gobernador y la parte basal de la Formación Pagüey.

Ciclo Cinco: (Eoceno tardío), se distingue en los pozos de Lechozote con


facilidad, mientras que en otras áreas, como Guanarito, es difícil de reconocer. La
parte tardío de la Formación Pagüey tiene en este ciclo su depositación.

Económicamente el reconocimiento preciso de estos ciclos es muy


importante, ya que cada uno comenzó con una transgresión muy marcada

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suministrando rocas madres y coberturas o sellos, seguidas por una transgresión


fuerte, dejando unos reservorios suprayacentes, o como equivalentes laterales.

Ilustración 5.6. Columna Estratigráfica del área de Barinas.


5.1.3. Geología estructural

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La cuenca Barinas – Apure es una depresión estructural con forma alargada


y asimétrica, que se extiende desde la antefosa andina al norte, hasta las planicies
situadas entre los ríos Apure y Arauca al sureste, cuyo eje tiene rumbo
aproximado de N 40° E, paralelo a la cordillera andina venezolana. El plegamiento
en el flanco sur de la cuenca es suave y los domos y anticlinales conocidos
presentan buzamientos no mayores de 5°. (Ilustración 2.8).

La configuración actual de la cuenca se debe a la evolución del Sistema


Andino cuyo levantamiento principal pudo comenzar a finales del Mioceno y que
constituye hoy la separación de la Cuenca de Maracaibo.

Ilustración 5.7. Sección NO - SE de la cuenca Barinas – Apure. Tomado del Wec 1997.

La tectónica extensional desarrollada entre el Cretácico tardío y el Eoceno


medio afectó a la cuenca originando fallas y altos estructurales limitados por fallas.
El levantamiento del Cretácico tardío probablemente ocasionó la elevación de los
arcos de El Baúl, Mérida y Arauca, los cuales controlan también, la extensión y
distribución de las facies sedimentarias del Paleoceno – Eoceno, como se
explicará más adelante en la tectónica regional.
Durante el Oligoceno tardío y Mioceno temprano, se inicia probablemente el
primer evento de tectónica compresiva que esta relacionado con el levantamiento

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de Los Andes. Esta tectónica compresional comienza a intensificarse durante el


Mioceno medio – Plioceno como resultado del levantamiento andino, el cual
continuó hasta el Plioceno tardío – Pleistoceno.

Las estructuras de estilos compresivos están probablemente relacionadas


con la compresión oblicua desarrollada por el efecto de cizalla a lo largo de las
principales fallas de rumbo (Sistema de fallas de Boconó).

La estructura actual de la cuenca es el resultado de fuerzas tectónicas que


actuaron durante el Mio – Plioceno, sobre rasgos estructurales más antiguos
(Cretácico tardío), contemporáneo a la orogénesis Laramidiana. Sin embargo, los
rasgos más antiguos aún persisten y juegan un papel muy importante y decisivo
en la geología petrolera de la cuenca. Las acumulaciones de hidrocarburos en el
área están controladas por las estructuras extensionales como por las
compresivas del Cretácico tardío – Eoceno medio y Mio – Plio – Pleistoceno.

5.1.4. Tectónica Regional

A partir de los episodios distensivos jurásicos, las cuencas del occidente de


Venezuela estuvieron enmarcadas dentro de un contexto geodinámico activo,
acentuándose durante el Mesozoico tardío - Cenozoico. La evolución geodinámica
de la región es producto de la interacción entre las placas litosféricas mayores del
Pacífico, Caribe y Suramericana y de una microplaca al oeste de la falla de
Boconó, dentro de la cual se ubica el Lago de Maracaibo (De Toni, et. al., 1994).

La existencia de varias discordancias regionales permiten dividir la


evolución tectónica del área en seis eventos tectónicos:

Compresión Paleozoica: El Paleozoico se evidencia como un sistema de


pliegues y cabalgamientos transportados hacia el S - SE. Estas estructuras, que

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son típicas de frente de deformación de orógenos en actividad, se encuentran


erosionadas y selladas por debajo de secuencias cretácicas. Aunque ningún pozo
ha penetrado estas unidades para así permitir su datación, éstas se encuentran
recubiertas por una secuencia transgresiva cretácica, lo que implica con claridad
que fueron deformadas en un evento tectónico pre - Jurásico.

Rifting entre Norte y Sudamérica: La extensión jurásica induce un


adelgazamiento de la corteza continental en el borde de la Placa Suramericana.
Se piensa que gran parte de las estructuras jurásicas se originaron a partir de la
reactivación de cabalgamientos paleozóicos en forma de despegues
extensionales. Las direcciones de las alineaciones distensivas jurásicas van a
influir ampliamente en las deformaciones posteriores. Estas alineaciones
representan estructuras de dirección NNE-SSO que fueron reactivadas por
transpresión, transtensión e inversión.

Subsidencia Termal Cretácica: Un largo periodo de subsidencia y relajación


termal esta marcado por el inicio de la transgresión marina cretácica sobre el
borde septentrional de la placa suramericana. Durante este periodo en Venezuela
occidental se desarrollan una cuenca marginal que comunica al oeste con una
cuenca posterior a un arco volcánico (back arc basin), mientras que al norte y
noreste predominan condiciones de margen pasivo.

Durante el Maestrichtiense - Paleoceno temprano se evidencian los


primeros efectos de una deformación compresiva al oeste de la actual Sierra de
Perijá. Simultáneamente se inicia el levantamiento del Alto de Mérida que va a
permanecer como zona positiva hasta el Eoceno medio en la Cuenca de Barinas.

Compresión Caribe y Flexión Antepaís: Durante el Paleoceno tardío -


Eoceno medio (incluso, un poco antes, durante el Maestrichtiense), se inicia en
forma progresiva y oblicua la acreción del Bloque Caribe contra el borde

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septentrional de la placa Suramericana. La deformación asociada produce el


emplazamiento, en dirección sur - sureste de las Napas de Lara.

La deformación compresiva asociada al emplazamiento de las Napas de


Lara, origina simultáneamente una cuenca flexural de antepaís (foreland basin).
En esta cuenca se depositan espesas secuencias de sedimentos detríticos. Al
producirse la flexura litosférica, se desarrollan localmente fallas normales hacia el
borde periférico de la cuenca.

En el Eoceno tardío - Oligoceno, se registra un período importante de


erosión en la parte centro y oriental de las cuencas de Maracaibo y Barinas -
Apure. Simultáneamente ocurre una redistribución de los depocentros hacia el
oeste del área, lo que implica el levantamiento de la proto - Sierra de Perijá y una
reorganización del contexto geodinámico regional.

Extensión Paleógena de Falcón - Zulia Oriental: Durante el Eoceno tardío -


Oligoceno, ocurrió un evento de extensión y/o transtensión que afectó a Falcón y a
Zulia Oriental. Este evento distensivo modificó la configuración estructural de esta
área. Esta fase de extensión podría ser el resultado de un colapso orogénico de la
zona de colisión de la placa suramericana ó de un rebote elástico - isostático del
basamento cristalino debido a un cambio en el vector del movimiento relativo de
las placas del Caribe y Suramericana.

Compresión Neógena Andina: La colisión del Bloque de Panamá contra la


esquina noroccidental de Suramérica, produce un evento compresivo de
importancia en el occidente de Venezuela en el Mioceno tardío - Holoceno.

En el frente suroriental andino y en la Cuenca de Barinas, las estructuras


asociadas con la tectónica del Caribe fueron deformadas pasivamente y
reactivadas. Las diferentes fases de deformación que afectaron el occidente de

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Venezuela, implican una historia estructural compleja y polifásica que se


manifiesta a través de distintos estilos estructurales.

Para cada evento se observa tanto una sobreimposición tectónica con


reactivación de estructuras pre - existentes (estructuras heredadas) como
formación de nuevas estructuras (estructuras neoformadas). La cronología relativa
de los episodios tectónicos así como su reconstrucción, se basa en la relación que
existe entre los marcadores sedimentarios y la estructura. De acuerdo lo
anteriormente descrito se presentan los siguientes estilos estructurales:

5.1.5. Estilos Estructurales

Tectónica de basamento: Se inicia en el Mesozoico, durante el Jurásico con


la apertura continental entre el Norte y Suramérica. Las fallas normales asociadas
a la apertura Jurásica (rifting) controlaron posteriormente la reactivación de las
estructuras en el basamento durante los episodios de compresión, transpresión,
extensión y transtensión.

Durante los eventos de compresión en que la componente fue ortogonal


con respecto a la orientación principal de las estructuras, se desarrollaron fallas
inversas en los bordes de los grábenes. Cuando la componente fue oblicua
(transpresión), únicamente ocurrió inversión estructural de los grábenes.

La compresión andina es quizás la manifestación más resaltante de


tectónica reciente de basamento en el occidente de Venezuela.

Tectónica de cobertura: Los niveles dúctiles del Cretácico tardío y del


Paleógeno (Fm. Pagüey), constituyen los horizontes principales de despegues
activos durante los episodios compresivos eocenos y miocenos (corrimientos
asociados a las Napas de Lara).

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Inversiones estructurales: Gran cantidad de las estructuras que fueron


interpretadas corresponde a estructuras inversas. Los espesos paquetes de
sedimentos depositados en las cuencas distensivas jurásicas y paleógenas, fueron
deformados posteriormente por compresión. La inversión estructural generó
enormes pliegues asociados a estructuras profundas altamente complejas y
variables. Estas estructuras se corresponden con fallas inversas en el basamento
y fallas inversas y de retrocorrimientos en la cobertura sedimentaria.

Desde el punto de vista petrolífero, a través de la historia geológica de la


cuenca han ocurrido tres períodos tectónicos de importancia, que se pueden
resumir de la siguiente manera:

La primera fase tectónica desde el final de Cretácico hasta el Eoceno


temprano, dicha fase fue la más intensa y la de mayor importancia en la historia y
evolución de la Cuenca de Barinas, ya que en este período se formaron las
mayorías de las fallas y pliegues presentes en el área, constituyéndose de esta
manera las condiciones estructurales favorables para el entrampamiento de los
hidrocarburos en las rocas cretácicas.

La segunda fase de tectónica ocurrió desde el final del Eoceno hasta el


comienzo del Oligoceno y es menos intensa que la anterior; como consecuencia
de ella se producen plegamientos pocos pronunciados y un rejuvenecimiento de
las fallas ya existentes. Esto hizo que a partir de este período se formaran trampas
de roca del Eoceno.

La tercera fase de tectonismo ocurrió durante el Oligo - Mioceno, por la


epirogénesis que origino el levantamiento de Los Andes, separando
definitivamente las cuencas de Maracaibo y Barinas.

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El principal entrampamiento del petróleo en la cuenca es estructural, tanto


para el cretácico como para el Eoceno y Mio - Oligoceno, constituyéndose
principalmente por la combinación de fallas contra los plegamientos. En general
los pliegues son pocos frecuentes en comparación con la extensión superficial de
la cuenca y cuando existen son de muy suave buzamiento.

5.1.6. Génesis, migración y entrampamiento de hidrocarburos

5.1.1.1. Génesis

Existen varias hipótesis en cuanto al origen de los hidrocarburos en la


Cuenca Barinas – Apure. Entre las cuales están:

a) Feo Codecido (1972) se basa en las proporciones considerables de los


elementos: Vanadio, Níquel y de Porfirinas y en una relación constante
Vanadio/Níquel, para postular a la Formación La Luna y sus equivalentes como las
únicas unidades sedimentarias ricas en dichos constituyentes y probablemente
representan la única fuente común de petróleo para la Cuenca Barinas - Apure.

b) Salvador y Hotz (1963) consideran la generación de petróleo en capas


distintas al Cretácico, siendo la posibilidad alternativa más destacada la sección
del Eoceno.

c) Zambrano, et al. (1971) postulan como rocas madres en la Cuenca de


Barinas a las formaciones La Luna (Cretácico) y Pagüey (Eoceno). Considerando
poco probable la generación notable de petróleo dada la deficiencia en la columna
de soterramiento y por ende en la temperatura, sugiriendo una época de génesis
al final de la sedimentación de la Formación Pagüey.

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d) González de Juana, et al. (1980) postula que el petróleo procedente de la


Formación La Luna y sus equivalentes no pudo ser madurado durante la
sedimentación de la Formación Pagüey, mientras que un petróleo posiblemente
generado en el intervalo temprano lutítico de Pagüey debió esperar hasta el final
de la sedimentación de la Formación Parángula, para alcanzar las condiciones de
soterramiento y temperatura actualmente consideradas como necesarias para que
se genere y madure petróleo.

e) Ortega y Hernández (1994) postulan que los resultados de los estudios


geoquímicos realizados en pozos de Apure, en cuanto a calidad, cantidad y
madurez de la materia orgánica en intervalos del Terciario temprano y el
Cretácico, indican características de rocas madres moderadas a pobres, por lo
general con un buen contenido de materia orgánica, pero inmaduras. Igualmente
análisis de crudos de los campos descubiertos y menes encontrados en el área,
reflejan un origen marino de estos y muy similares entre sí, lo que puede llevar a la
conclusión que la familia de crudos y menes ha migrado de otra parte de la
cuenca. La cuantificación de los recursos de hidrocarburos disponibles para
exploración en trampas estructurales y/o estratigráficas, con el uso de
extrapolaciones del modelaje geoquímico, indican la existencia de cocinas pre-
andinas ubicadas principalmente en Colombia (Cordillera Oriental) y una parte en
el territorio venezolano, localizado actualmente donde se encuentran los Andes de
Mérida. Concluyendo que la posible expulsión de hidrocarburos, ocurrió por debajo
de las cadenas montañosas, al ser las rocas madres enterradas bajo notables
espesores del Cretácico, Paleoceno y Eoceno, siendo probablemente al final del
Eoceno la edad establecida para la expulsión y migración de los hidrocarburos.

f) Según Yoris (1997) la roca madre por excelencia es la Formación Navay


de edad Cretácico tardío, cuyas facies son equivalentes laterales a las de la
Formación La Luna. Se han encontrado rocas madre de importancia secundaria
en el Grupo Orocué (Formación Los Cuervos), pero ésta sólo habría generado en

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los depocentros más profundos, asociados con la acumulación de grandes


espesores de molasa por el levantamiento andino.

5.1.1.2. Migración

Zambrano, et al. (1971) desarrollaron la hipótesis de un sistema migratorio


desde la parte más profunda de la cuenca hacia el sureste hasta los campos de la
plataforma, como consecuencia de la subsidencia del Eoceno y post Eoceno,
cuando se desarrollaron gradientes favorables y suficientes para la migración.

El análisis de migración primaria postula a las arenas sedimentarias de la


Formación Escandalosa como vías migratorias de los crudos cretácicos, y a las
arenas de Gobernador para los crudos eocenos.

Al considerar la migración secundaria o redistribución del petróleo en la


cuenca, sugieren un “transvase” de crudo cretácico a la columna eocena debido a
la escasa protección remanente sobre los recipientes cretácicos como
consecuencia de la erosión post - cretácica.

Ortega y Hernández (1994) postulan que las migraciones tienen una


dirección preferencial oeste - este dirigida hacia el Cratón de Guayana; existiendo
además la posibilidad de que haya habido un proceso de remigración durante la
última pulsación orogénica de Los Andes durante el Mioceno - Holoceno y
probablemente más restringida hacia la zona transpresiva, es decir la zona
tectónica más activa.

5.1.7. Sistemas Petrolíferos

Según Yoris (1997) se han identificado dos eventos para la generación,


migración y entrampamiento. El primero se relaciona con el sistema La Luna -

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Burgüita debido a la generación de petróleo en la cuenca de Maracaibo y su


migración al sur - sureste. En este caso, el sello lo constituyen unidades
cretácicas: el tardío, la lutita basal de la Formación Burgüita, y el temprano, las
lutitas del Miembro La Morita (Formación Navay). El yacimiento principal estaría
constituido por unidades cretácicas, como las Formaciones Aguardiente,
Escandalosa (la Caliza “O” ó Miembro Guayacán) y las arenas básales de la
Formación Burgüita.

El segundo evento se relaciona con el depocentro del flanco surandino, el


cual tiene su momento crítico hoy en día. La roca madre sigue siendo cretácica y
el yacimiento llega a incluir unidades eocenas como las formaciones Gobernador y
Pagüey, siendo el Miembro Guardulio de la Formación Guafita el sello Oligoceno
de mayor importancia regional. En este segundo evento, pudo haber re - migración
de crudos entrampados durante el pulso eoceno del sistema La Luna - Burgüita.

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