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Las otras formas de participación política

en democracia
Por Martín De la Ravanal, Magister ética social y Desarrollo humano. Departamento de
Ciencias Políticas - RR. II. UAH y profesor Colegio San Viator de Macul.

La proximidad de las elecciones hace que los profesores enfrentemos desafíos


pedagógicos que nacen desde las mismas inquietudes y preguntas de los estudiantes:
sobre si vamos a votar o no, sobre si votaremos por algún candidato en específico, sobre
si es malo o bueno desinteresarse en la política, si la democracia es un buen sistema de
gobierno, etc. Muchos docentes se intimidan ante estas cuestiones porque piensan
que hablar de política es sinónimo de influir en las preferencias de los muchachos/as
ideologizándolos hacia la derecha o a la izquierda. En este sentido, no hay que olvidar
que la escuela y los estudiantes forman parte de la sociedad, y que la política es una
dimensión fundamental de la vida en sociedad: en ella se deciden las cuestiones de
quién gobierna, de qué tipos de derechos y libertades deben gozar los ciudadanos, qué
tipo de instituciones permiten el florecimiento de los individuos y, a la larga, su
felicidad. Se trata la política, en última instancia, de la cuestión de cómo debemos vivir
colectivamente y a qué tipo de vida aspiramos a construir entre todos.

La mala fama que ha obtenido la política en las últimas décadas la ha hecho sinónimo,
para muchos, de corrupción, falta de transparencia, de ambiciones de poder y de
negocios turbios a favor de los amigos y a costas de todos. Consecuencia de esto,
existen muchos desencantados con la política que han considerado que se la debe
rechazar en su conjunto. Sin embargo, y a pesar de esta percepción negativa de los
políticos, parece imposible desentenderse del todo de la política cuando hay
intereses que nos son comunes a todos en una sociedad y que tocan cuestiones que
nos afectan cotidianamente tales como los impuestos, el medio ambiente, las
libertades personales, la igualdad que gozamos y el derecho a la no discriminación, la
distribución de la riqueza, el uso y el abuso de poder de las autoridades, etc.

Quizás una buena forma de acercar a los estudiantes a la política, sea partir
planteándoles preguntas que abran el debate a distintos niveles, por ejemplo: 1) ¿Es
necesaria la política? 2) ¿es la democracia el mejor sistema de gobierno? 3) ¿es el voto la
única forma de participación política?. El sentido un poco provocador de las preguntas
puede servir para iniciar una conversación con los estudiantes que permita, al mismo
tiempo, ir estableciendo algunas distinciones necesarias.

Sobre si la política es necesaria, sería bueno decir que existen muchas facetas o
actividades de la vida donde ésta (la política) no parece desempeñar ningún papel de
importancia, como en las relaciones de pareja o en la relaciones padre – hijo, por
ejemplo. Sin embargo, hay asuntos que nos afectan todos y que forman parte de lo que
llama el ámbito público. En este terreno es donde la política tiene la función de
conciliar y mediar entre los diversos intereses de grupos, organizaciones e individuos
que existen en la sociedad. Es por esto que la libertad y la justicia son temas
recurrentes en las ideas políticas y en este sentido la función del poder político es
servir a la comunidad.

La democracia busca organizar el poder político permitiendo la participación de la


mayoría principalmente a través de votaciones abiertas para todos los ciudadanos
(para tener esa condición basta con ser chileno, residencia en el país y tener 18 años).
Desde luego, la democracia no es el único sistema político que ha existido en la
historia. Ya en la antigüedad se hacia la diferencia entre el gobierno de uno
(monarquía) el gobierno de algunos (aristocracia) y el gobierno de las mayorías
(democracia). En las dictaduras las mayorías no participan del poder, sino uno sólo o
una minoría. Frente a esto, se considera que la democracia es mejor, porque dentro de
ella se pueden garantizar mejor tanto las libertades como los derechos básicos de
todas las personas ante acciones de grupos o de organizaciones que quieran obligar,
prohibir o maltratar a otros. Se habla de que una democracia es una república cuando
lo que se respeta y acata no es el poder de una persona o grupo específico sino la ley,
la constitución y los derechos humanos universales.

El tipo más generalizado de democracia que encontramos en el mundo moderno es la


democracia representativa. En ella los ciudadanos votan por representantes que
irán a ocupar los cargos públicos en el estado y tomarán decisiones en nombre de
todos. Esos representantes suelen pertenecer a partidos políticos, movimientos
sociales o a distintos grupos u organizaciones de la sociedad, que sostienen intereses,
opiniones, creencias, ideas y valores sobre cómo debiesen gestionarse los asuntos
comunes y cuáles son más importantes que otros. El sistema electoral chileno
favorece que los partidos afines formen alianzas en conjuntos mayores, y que exista
un equilibrio en las mayorías representadas por los partidos con mayor votación.

Pero la vida democrática no consiste sólo en votar. Existen una serie de instancias
donde debemos decidir nuestros asuntos comunes, por ejemplo en consejos de curso,
asambleas de vecinos y en organizaciones abocadas a intereses generales (las
llamadas ONGs). En muchas de esas instancias la participación consiste en dialogar e
intercambiar con otros puntos de vista sobre las decisiones que hay que tomar. Hay
unas reglas que permiten que este diálogo sea posible, una ética para la vida
democrática que consiste en que cada uno goce de la máxima libertad para exponer
sus posturas, que todos puedan tener la oportunidad de participar de las discusiones,
que no existan temas o puntos de vistas censurados o prohibidos, que todas las
opiniones tengan igual peso, que las conversaciones sean llevadas a cabo con respeto
y responsabilidad, etc. La moral del respeto al otro como un igual es la base de la
democracia, es el sentimiento común que une a los ciudadanos.

La participación política no sólo consiste en hablar con otros sino en actuar en


conjunto: realizar acciones en defensa y para promover los intereses, derechos, y
libertades que se consideran valiosos por ejemplo, la defensa del medio ambiente, la
protección de los derechos animales, o los derechos del consumidor. Hacer acciones
de concientización, de protesta, de información, intermediar ante las autoridades
representando a otros, o la ayuda directa a resolver un problema podrían
considerarse formas de participación democrática más allá del voto. Hoy por hoy las
redes sociales propagadas por internet contribuyen a generar espacios tanto para la
discusión como a la acción colectiva. Generar, criticar y propagar información y
conocimiento por las redes es una forma de enriquecer y ser responsable en la
discusión pública. En esta área la escuela podría contribuir mucho a generar
habilidades para la producción y difusión de conocimientos.

Finalmente, quisiera mencionar que también forma parte de la política democrática el


comprometerse y asumir valerosa, lucida y conscientemente nuestra responsabilidad
con la sociedad, que pasa, como ya dijimos, por respetar los derechos y dignidad de
mis conciudadanos rechazando la violencia como una forma de imponer mis
intereses u posiciones ante otros. El respeto de la ley, las normas comunes y los
derechos de las personas; el conocimiento y cumplimiento de mis deberes cívicos; la
vigilancia, crítica y supervisión de las autoridades, y la solidaridad con los miembros
de mi comunidad que sufren es la manera más intensa de involucrarse con la sociedad
y con el perfeccionamiento de la democracia.

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