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LA ALIENACIÓN

¿Qué es Alienación?

Como alienación se denomina el proceso mediante el cual un


individuo se convierte en alguien ajeno a sí mismo, que se extraña,
que ha perdido el control sobre sí.
En este sentido, la alienación es un proceso de trasformación de
conciencia que se puede dar tanto en una personas como en una
colectividad. Como producto de la alienación, las personas se
comportan de manera contraria a aquello que se esperaba de ellas por
su condición o su naturaleza.De allí que alienación sea
también sinónimo de enajenación, que significa estar fuera de sí,
perder el control de sí mismo.La palabra, como tal, proviene del
latín alienatĭo,alienatiōnis, que significa ‘acción y efecto de alienar’.

Alienación en Filosofía

Hegel designaba como alienación el extrañamiento o distanciamiento


del sujeto n relación consigo mismo. Ludwig Feuerbach, por su
parte, utilizaba el concepto de la alienación para explicar el fenómeno
religioso en el cual el ser humano renuncia a su propia naturaleza en
favor de la de un ser en el cual reconoce a Dios. Karl Marx, por otro
lado, relacionaba la alienación con su teoría de la explotación del
proletariado por parte del capitalista.

Alienación según Karl Marx

Marx interpreta el concepto de alienación como la relación de


explotación propia del sistema capitalista en la cual el trabajador no
es considerado como persona en sí, sino en función de su valor
económico, como mano de obra para la multiplicación del capital, es
decir, el trabajador no representa sino determinada cantidad de
dinero.

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La dificultad del concepto de alienación es que resulta demasiado
útil: explica, en cierto modo, demasiadas cosas (¡he aquí una
lamentación poco común!). Si significa que nuestras respuestas y
nuestros sentimientos humanos han quedado en cierto modo
enajenados y alienados de nosotros, entonces parece aplicarse a
muchas enfermedades características de nuestra época.
Cuando leemos, por ejemplo, que treinta y ocho personas
presenciaron cómo una joven recibía heridas de muerte en tres
ataques distintos, y ni siquiera una de ellas se molestó en llamar a la
policía, la respuesta que se nos ocurre inmediatamente es que estas
personas estaban de algún modo alienadas; que no actuaron como se
espera que lo hagan las personas, pues los impulsos humanos
normales resultaron inoperantes. Tenemos también a la multitud que
aguarda que un joven se decida a arrojarse desde el piso catorce.
Recientemente se han producido al menos dos casos en que la
muchedumbre reunida empezó, al cabo de un rato, a gritar a coro: «
¡Salta!, ¡salta!, ¡salta!»
A1 leer estas noticias, uno siente que estas personas no estaban
actuando como seres humanos en absoluto. ¿Acaso no estaban
también alienadas de sí mismas? Podemos considerar también
nuestra impotencia frente a los acontecimientos sociales y políticos
de nuestra época: No actuamos como si estuviéramos en relación
con ellos, realmente implicados: nos mantenemos al

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margen, con una especie de ofuscación. Cabe mencionar igual-
mente nuestra impotencia frente a la amenaza de una catástrofe
mundial. Algunas personas responden a ella y tratan de hacer algo,
pero muchos de nosotros nos hemos apartado de la acción y nos
convertimos en espectadores pasivos, no vinculados realmente con
lo que está ocurriendo. ¿Se trata una vez más de alienación?
Una ojeada al libro Man Alone: Alienation in Modere Society
mostrará lo fácil que es utilizar el término para explicarlo todo.
Entre los ejemplos de alienación en nuestra época, los redactores
mencionan las vidas de muda desesperación, los actos de violencia
carentes de sentido de los delincuentes juveniles, los idiotizados
auditorios de los medios de comunicación de masas, las personas
que rechazan los valores de nuestra cultura pero que no encuentran
alternativa, los evasionistas, los solitarios, los nihilistas, los
desesperados que quisieran resolver nuestros problemas haciendo
estallar el planeta. Para todos estos grupos, según los editores del
libro, Eric y Mary Josephson, el concepto clave es el de alienación.
Entre los trastornos psicosociales para los que se emplea el término
alienación, mencionan los estados de angustia, de
despersonalización, la sensación de desarraigo, de impotencia, de
falta de sentido. Entre los grupos sociales que han sido descritos
como especialmente alienados citan a las mujeres, a los obreros
industriales, a los trabajadores de cuello blanco, a los trabajadores
emigrantes, a los artistas, suicidas, personas trastornadas
mentalmente, adictos a las drogas, ancianos, a la joven generación
en su conjunto, a los delincuentes juveniles, a los votantes, a los no
votantes, consumidores, auditorios de los medios de comunicación
de masas, a quienes experimentan una desviación sexual, a las
víctimas de los prejuicios y de la discriminación, a quienes tienen
prejuicios y a los que son partidarios de la discriminación.

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Uno comprende en seguida que un término que explica tantas cosas
en realidad explica muy pocas. Tal es, precisamente, el problema en
lo que respecta a la alienación. El modo de establecer una medida
de precisión en nuestra reflexión sobre el tema es examinar la
historia del término:
El texto fundamental viene dado aquí por los escritos juveniles de
Marx, los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. Marx
tomó y volvió a definir un término empleado ya por Hegel y
Feuerbach. Escribiendo específicamente sobre la alienación en la
sociedad burguesa, sigue la pista de esa situación hasta la naturaleza
del proceso de trabajo; hasta el modo, en condiciones de propiedad
privada, en que el trabajo deja de ser la expresión de las capacidades
creadoras del trabajador; y la sigue también (y se trata ahora de una
visión más sutil y más sorprendente) por el camino en que el objeto
creado por el hombre cobra un poder independiente del hombre
mismo y domina sobre él.
Muestra que el hombre se ve empobrecido en una sociedad en la
que el trabajo es exterior al trabajador, esto es, no pertenece a su ser
esencial; en la que el hombre, mediante su trabajo, no se afirma sino
que se niega a sí mismo; donde no se siente contento sino infeliz;
donde no desarrolla libremente su energía física e intelectual sino
que mortifica su cuerpo y echa a perder su mente. E1 trabajo, por
tanto, «no es la satisfacción de una necesidad: es simplemente un
medio de satisfacer necesidades exteriores a él. Su carácter alienado
se pone de manifiesto claramente en el hecho de que tan pronto
como deja de existir la compulsión física, el trabajo se evita como si
fuera una plaga».
Podemos aprender mucho de los atisbos profundos y todavía
válidos incorporados en los manuscritos, y también de los
particulares caminos por los que el propio Marx superó
posteriormente el estadio de desarrollo teórico alcanzado en esta
época. Nunca se destacará suficientemente el hecho de que Marx
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todas las formas de alienación del proceso de trabajo, La realidad
esencial de una persona no alienada, nos dice, consiste en ser capaz
de expresar sus potencialidades humanas en su trabajo. La realidad
esencial de la persona alienada consiste en no ser capaz de hacerlo
porque el trabajo que realiza es una especie de esclavitud. A
consecuencia de ello se torna apática. Sus capacidades humanas se
vuelven extrañas para ella.
¿Quién no ha confirmado por sí mismo este descubrimiento sobre la
importancia del trabajo? Todos sabemos, por ejemplo, lo monótono
que resulta el trabajo cuando nos ha sido impuesto y cuán sugestivo
y qué gran fuente de placer puede ser cuando lo escogemos por
nosotros mismos. Compárese al hombre emplea- do en una empresa
constructora y al que edifica su propia casa. Toda la manía del
hágalo-usted-mismo se basa en parte en esta comprensión del
trabajo. De la misma manera, muchos habrán observado el cambio
que se produce en el carácter de un hombre cuando por vez primera
empieza a trabajar en algo en lo que cree, en algo que le exige lo
mejor que pueda dar de sí. Y puede dudar alguien, por tomar otro
ejemplo, que todo el problema de la delincuencia juvenil se
resolvería fácilmente si pudiera ponerse a disposición de los
delincuentes potenciales, un trabajo serio, creador, significativo, que
tuviera el carácter de un reto, de un desafío?
En la Inglaterra del siglo XIX, Ruskin supo hallar su propio camino
para llegar a una comprensión correcta de la importancia del
trabajo; hay en ello una intuición que da fuerza y validez a tantos de
sus escritos. William Morris tomó de Ruskin esta intuición y la
colocó en el centro de su pensamiento. Muchos otros autores que no
se han visto influidos directamente por Marx han comprendido por
esta tradición, de la que Ruskin y Morris son representantes, la
suprema importancia de la relación de un hombre con su trabajo.
Puede observarse que las gentes que trabajan en las artes
generalmente también se hallan bien informadas

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de esto. Pues la actividad del artista, como decía Schiller, es el
prototipo mismo del trabajo libre, del trabajo que libera las energías
del creador (de ahí el valor terapéutico del trabajo artístico). Dado
que la alienación se produce porque algo funciona mal en la esfera
del trabajo, de ello se sigue que la liberación de la alienación exigirá
transformaciones fundamentales en esta zona.
Pero ahora hemos de ser más precisos. ¿Qué es, exactamente, lo
alienador del proceso de trabajo? Opinión común es que se trata del
trabajo en las condiciones de la época industrial (los Tiempos
modernos de Charlie Chaplin), el trabajo mecánico deshumanizado.
Pero no hay duda de que ésta no es la opinión que avanzaba Marx
en los Manuscritos. Esta opinión representa una disimulada revisión
de la teoría marxista. Su principal atractivo, al igual que el de otras
formas de revisionismo, es que acomoda la teoría al statu quo
existente. Pues si el problema reside en la civilización industrial,
preciso es decir que también las sociedades socialistas están
industrializadas, de modo que el orden económico actual de los
países capitalistas no se pone en absoluto en cuestión. Acaso otra
razón para concluir que el problema reside en las condiciones de
una era tecnológica sea que de ello se sigue que no hay nada que
hacer, pues nadie puede pensar seriamente en retroceder a una
economía preindustrial. Por el estudio de las neurosis sabemos lo
inclinado que está el neurótico a creer que nada puede hacerse por
su situación; trata de aferrar- se a la convicción de que su
perspectiva es desesperada. ¿Acaso puede darse aquí una tentación
parecida, esto es, la tentación de adoptar una filosofía que afirme
que ninguna de las acciones posibles tiene sentido, filosofía que, por
tanto, nada exija de nosotros?
Estamos de acuerdo en que se trata de un problema extremadamente
difícil; tanto que personas que no experimentan deseo alguno de
defender el orden existente pueden estar convencidas de

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que la alienación tiene su origen en la tecnología. Judith Cohen, al
iniciar una discusión en la revista « Marxism Today , sobre el tema
La alienación bajo el socialismo, formula el problema como sigue:
Comprendernos muy bien la alienación en el mundo capitalista,
pero resulta difícil hacerse a la idea de cómo es posible vencer por
completo la alienación en una sociedad industrial avanzada, incluso
cuando se trata de una sociedad socialista. El mero cambio de las
relaciones de producción no puede modificar realmente las
consecuencias de la automatización. Aunque la sociedad se
humaniza, las técnicas productivas siguen siendo, seguramente, tan
impersonales y tan intimidadoras como bajo el capitalismo.
¿Apretar tornillos y tuercas en una factoría socialista acaso destruye
menos el espíritu que en una factoría occidental? Dado por supuesto
que el hecho de que bajo el socialismo no se explote al trabajador,
ello no modifica las restantes tiranías bajo las que necesariamente
labora en una fábrica moderna.
La opinión expresada por Marx en los Manuscritos es inequívoca.
Las raíces de alienación, dice, no residen en la industrialización sino
en la propiedad privada de los medios de producción. La propiedad
privada produce la condición de alienación, y ocurre así ante todo
porque el trabajo, en estas condiciones, no sirve a los intereses del
trabajador (salvo como medio de ganarse el salario) ni a los
intereses de una sociedad en la que el obrero siente que es un
objeto: solamente sirve para el beneficio del propietario. En estas
condiciones, el trabajo deja de ser un me- dio por el cual el
trabajador expresa sus potencialidades humanas o creadoras; el
trabajo se convierte en trabajo esclavizado. En segundo lugar, el
trabajador, en estas condiciones, es víctima de unas fuerzas que no
puede dominar, que ni siquiera puede comprender. Marx describe
brillantemente cómo los objetos

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producidos por el hombre se convierten en un poder independiente
que le domina. Los productos se le presentan
“como algo extraño, como un poder independiente del productor...
El trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como con
un objeto extraño... Cuanto más se vuelca el trabajador en su
trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo, que
tenga frente a sí, más pobres son él mismo y su mundo interior y
tanto menos dueño es de sí mismo. Lo mismo sucede en la religión.
Cuanto más pone el hombre en Dios, tanto me nos guarda en sí
mismo. El trabajador pone su vida en el objeto, pero a partir de
entonces ya no se pertenece a sí, sino al objetó. Cuanto mayor es la
actividad, tanto más carece de objetos el trabajador. Lo que es
producto de su trabajo, no lo es él. Cuanto mayor es, pues, este
producto, tanto más insignificante es el trabajador. La alienación del
trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se
convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe
fuera de él, independientemente, extraño, que se convierte en un
poder que le enfrenta; que la vida que ha prestado al objeto se le
enfrenta a él como cosa extraña y hostil.
La alienación se produce, en suma, porque los objetos que el
hombre ha creado empiezan a dominarle en el desarrollo del
mercado capitalista. El hombre deja de tener el sentimiento de crear
algo para su propio uso e ignora las razones del ascenso y descenso
de la demanda de los productos de su trabajo. «El trabajador existe
para el proceso de producción, y no el proceso de producción para
el trabajador.”
Es erróneo creer que el artesano de alguna época pasada, el zapatero
independiente, por ejemplo, es el prototipo de la persona

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no alienada simplemente por vivir en una época anterior a la de la
industrialización. Pues en la medida en que sus productos se
convertían en objetos que tenían una vida independiente propia, en
que se convertían en parte de un mercado que no podía comprender
ni controlar, había un sentido en el que muy bien podía estar
alienado. Por el contrario, es un error pensar que el obrero de la
cadena de montaje es el prototipo del individuo alienado
simplemente por formar parte del aparato de la producción en masa.
En una sociedad que hubiera erradicado las dos fuentes de la
alienación, la propiedad privada de los medios de producción y el
mercado (que hace que los productos del trabajo de un hombre se
conviertan en objetos extraños que tienen un poder independiente
sobre él) el obrero de la cadena de montaje se hallaría, cuando
menos, en vías de emanciparse de la alienación.
La cuestión es de la mayor importancia debido a que nuestro
análisis de las causas determinará nuestra reflexión sobre el re-
medio. Si el trastorno reside en la tecnología, decíamos, no habría
modo de escapar a él. Pero Marx propone una solución para el
problema. Esta solución, como todo el mundo sabe, es la propiedad
pública de los medios de producción, esto es, el socialismo o (por
emplear el término que en realidad emplea en los Manuscritos) el
comunismo: «el comunismo como trascendencia positiva de la
propiedad privada... y por tanto como verdadera apropiación de la
esencia humana por y para el hombre; el comunismo como el
completo retorno del hombre a sí mismo como ser social (esto es,
humano) ...»
La sociedad comunista es para Marx, en esta fase, el requisito
previo indispensable para la humanización del hombre. La opinión
marxista es que puede encontrarse una solución para el problema de
la alienación; lo que se necesita es la propiedad y el control social
de los medios de producción. No es que esto haya de poner fin a la
alienación inmediatamente; se trata más bien de

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que constituya el primer paso indispensable para una emancipación
gradual de la condición de alienación.
En los primeros manuscritos, Marx estaba cristalizando su
materialismo filosófico. Los manuscritos, como documentos de
transición, nos revelan el pensamiento de Marx en el momento en
que estaba encontrándose a sí mismo, cuando se estaba liberando de
la influencia de sus predecesores, Hegel y Feuerbach en particular.
Uno de los puntos más importantes lo constituye el hecho de que
este último era un materialista inconsistente. En opinión de Marx,
era materialista en muchos rasgos de su filosofía, pero no en su
comprensión de la Historia. De ahí que su perspectiva fuera la de un
idealista, y como filósofo idealista creyera que la alienación se
podía superar mediante el proceso del pensamiento, mediante la
influencia de las ideas o la pugna ética. Marx, sin embargo, está
formulando ya en los Manuscritos su materialismo filosófico más
consistente y comprende que el modo de escapar a la alienación no
es simplemente la influencia de las ideas, sino que se realiza a
través de la acción práctica, mediante la transformación de las
relaciones concretas de la sociedad.
Hoy la gran tentación consiste en volver a Feuerbach: en volver a
un modo de pensar sobre la alienación materialista inconsistente o
llanamente idealista. Frecuentemente ello cobra la forma de una
suposición según la cual cuando hayamos comprendido la fuente de
la dolencia quedaremos magníficamente curados. La tradición del
idealismo filosófico nos incita a pensar que la fuerza del espíritu,
independientemente de la estructura de la sociedad, puede obrar
milagros.
Nos enfrentamos aquí con lo que sin duda es una de las
deformaciones capitales de la consciencia en la sociedad actual. Y
fue también la deformación mutiladora característica del
pensamiento social en muchos pensadores distinguidos del siglo
XIX.

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LA CRÍTICA A LA RAZÓN ESPECULATIVA
La dificultad del concepto de alienación es que resulta demasiado
útil: explica, en cierto modo, demasiadas cosas (¡he aquí una
lamentación poco común!). Si significa que nuestras respuestas y
nuestros sentimientos humanos han quedado en cierto modo
enajenados y alienados de nosotros, entonces parece aplicarse a
muchas enfermedades características de nuestra época.
Cuando leemos, por ejemplo, que treinta y ocho personas
presenciaron cómo una joven recibía heridas de muerte en tres
ataques distintos, y ni siquiera una de ellas se molestó en llamar a la
policía, la respuesta que se nos ocurre inmediatamente es que estas
personas estaban de algún modo alienadas; que no actuaron como se
espera que lo hagan las personas, pues los impulsos humanos
normales resultaron inoperantes. Tenemos también a la multitud que
aguarda que un joven se decida a arrojarse desde el piso catorce.
Recientemente se han producido al menos dos casos en que la
muchedumbre reunida empezó, al cabo de un rato, a gritar a coro: «
¡Salta!, ¡salta!, ¡salta!»
A1 leer estas noticias, uno siente que estas personas no estaban
actuando como seres humanos en absoluto. ¿Acaso no estaban
también alienadas de sí mismas? Podemos considerar también
nuestra impotencia frente a los acontecimientos sociales y políticos
de nuestra época: No actuamos como si estuviéramos en relación
con ellos, realmente implicados: nos mantenemos al

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margen, con una especie de ofuscación. Cabe mencionar igual-
mente nuestra impotencia frente a la amenaza de una catástrofe
mundial. Algunas personas responden a ella y tratan de hacer algo,
pero muchos de nosotros nos hemos apartado de la acción y nos
convertimos en espectadores pasivos, no vinculados realmente con
lo que está ocurriendo. ¿Se trata una vez más de alienación?
Una ojeada al libro Man Alone: Alienation in Modere Society
mostrará lo fácil que es utilizar el término para explicarlo todo.
Entre los ejemplos de alienación en nuestra época, los redactores
mencionan las vidas de muda desesperación, los actos de violencia
carentes de sentido de los delincuentes juveniles, los idiotizados
auditorios de los medios de comunicación de masas, las personas
que rechazan los valores de nuestra cultura pero que no encuentran
alternativa, los evasionistas, los solitarios, los nihilistas, los
desesperados que quisieran resolver nuestros problemas haciendo
estallar el planeta. Para todos estos grupos, según los editores del
libro, Eric y Mary Josephson, el concepto clave es el de alienación.
Entre los trastornos psicosociales para los que se emplea el término
alienación, mencionan los estados de angustia, de
despersonalización, la sensación de desarraigo, de impotencia, de
falta de sentido. Entre los grupos sociales que han sido descritos
como especialmente alienados citan a las mujeres, a los obreros
industriales, a los trabajadores de cuello blanco, a los trabajadores
emigrantes, a los artistas, suicidas, personas trastornadas
mentalmente, adictos a las drogas, ancianos, a la joven generación
en su conjunto, a los delincuentes juveniles, a los votantes, a los no
votantes, consumidores, auditorios de los medios de comunicación
de masas, a quienes experimentan una desviación sexual, a las
víctimas de los prejuicios y de la discriminación, a quienes tienen
prejuicios y a los que son partidarios de la discriminación.

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LA CRITICA SOCIAL AL SUFRIEMIENTO DEL SER
HUMANO
(Karl Marx)
 TAREA DE KARL MARX
Comprender la existencia del mal, su expresión psicológica (el
sufrimiento) y su expresión social (la injusticia), y togo ello desde
la idea de que solo existe lo finito
 ALINEACION………… EXPLOTACION ECONOMICA
Entenderá Marx que el sufrimiento humano, en lo fundamental,
tiene causas sociales, está ligado a la alineación, a la explotación
económica que una clase social infringe a otra.
 ALINEACION
Circunstancia en la que la vive toda la persona que no es dueña
de sí misma, ni es la responsable de sus acciones y pensamientos
(Karl Marx): Es la condición en la que vive la clase oprimida en
toda sociedad de explotación
 TIPOS DE ALINEACION

 ALINEACION ECONOMICA:
La felicidad, la perfección humana, su propio bien, no le viene a
éste propiamente de pasividad sino de la acción, de la ocupación
con las cosas (por tanto, del trabajo, incluido el intelectual).
El problema es que el lugar en el que el hombre se ha de
realizarse, el trabajo, no lo vive, sin embargó, como el ámbito de
la creatividad y de la autorrealización, la vive más bien como el
lugar del sufrimiento y de limitación de sus facultades físicas y
espirituales.
(Karl Marx): Cree que la razón de es esta esencial insatisfacción
está básicamente en que las sociedades de explotación el sujeto
vive la “actividad personal” o trabajo como algo que propiamente
no le pertenece a sí mismo.

 MANIFESTACIONES DE LA ALINEACION
ECONOMICA
 Alineación de la actividad:
En el proceso del trabajo, el hombre se enajena de
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sus propias facultades creadoras, no vive su
actividad como algo que pertenece realmente, que
forme de sus proyectos.
El trabajo se vive como algo exterior y forzado

 Alineación del objeto:


Los objetos producidos por la actividad del
trabajador no le pertenecen a él, los vive como
ajenos, aunque fuese realmente el esclavo que
construía un edifico, o trabajaba en el campo, el
producto hecho por él no era de él sino del amo.

 Alineación social:
La alineación económica hace que el objeto
producido no le pertenezca al trabajador sino a
otro. Crenado con ello una escisión de la sociedad,
dando el lugar a dos grupos: clase oprimida y clase
opresora.

 ALINEACION RELIGIOSA

La religión es una forma de alineación porque es una invención


humana que consuela al hombre de los sufrimientos en este
mundo, disminuye la capacidad revolucionaria para transformar
la auténtica causa del sufrimiento que hay que situar en la
explotación económica de una clase social por otra, y legitima
dicha opresión.

 ALINEACION(ES): ¿HASTA CUANDO?


Marx considero que era necesario la superación de la
alineación y que esta pasa realmente por la superación del
sistema de clases sociales: modificación de las condiciones
económicas que la han hecho posible, de decir, la
desaparición del orden social creado a partir de la existencia
de la propiedad privada. En la comunista no existirá la
alineación.

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TRABAJO Y ALIENACIÓN

La idea de trabajo alienado es un aspecto fundamental en el


marxismo
Según Marx la división del trabajo es el origen de tres realidades
sociales:

1) hay una distribución desigual del trabajo y de los productos que


se crean, 2) aparece la propiedad privada y 3) surgen las distintas
clases sociales.

Las diferentes clases sociales generan la aparición de la conciencia


de clase en cada grupo social (el obrero tiene una conciencia obrera
y el capitalista tiene conciencia burguesa). Esto implica que unos
ejercen el mando y otros tienen que obedecer. Esta situación
desemboca irremediablemente en una lucha de clases.

En la sociedad capitalista hay dos clases: la burguesía y el


proletariado
Cada una de estas clases tiene una posición concreta en relación al
sistema de producción. En otras palabras, el obrero se vende al
burgués a cambio de un salario y el burgués se beneficia del trabajo
del obrero. El hecho de que el proletario no sea el dueño de lo que
hace en el trabajo le provoca un desajuste profundo como ser
humano y dicho desajuste es una forma de alienación. De esta
manera, el trabajo alienado genera desdicha e infelicidad porque el
obrero se siente ajeno a su propia actividad y porque no trabaja para
satisfacer sus propias necesidades, sino que trabaja para un sistema
capitalista que le paga con un salario de subsistencia.

Por otra parte, el trabajo realizado en el marco del capitalismo


limita la libertad y la felicidad individual. Además, los sistemas de
producción capitalista son un obstáculo para la cooperación entre
los obreros, quienes se ven obligados a competir entre ellos en un
clima de hostilidad. En síntesis, el trabajo alienado para Marx es
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una forma de deshumanización del hombre y del conjunto de la
sociedad.

La crítica de Marx al sistema capitalista se fundamenta en el


concepto de trabajo alienado
En el sistema capitalista el obrero no es dueño de los medios de
producción. Su energía y su tiempo le pertenecen a otro, al
capitalista burgués. De esta manera, para que el ser humano deje de
vivir de manera alienada es necesario que rompa las cadenas que le
oprimen y acabe con el sistema capitalista a través de un proceso
revolucionario.

Según Marx, en el modelo comunista que él defiende ya no habrá


clases sociales ni lucha de clases y, en consecuencia, será posible
superar el estado de alienación.

Hegel y Marx. El trabajo

El concepto de trabajo en Hegel se basa en el reconocimiento del ser


para sí que es la persona. La persona es trabajadora y consumidora a
la vez y ello es reconocido por el otro como otro ser para sí, de tal
forma que esa ansia de querer presentarse como reconocida a los
demás se convierte en una abstracción general del ser para-sí.
Entonces el trabajo se convierte dentro de esa abstracción general del
ser reconocida o el estado de reconocimiento que para Hegel es una
existencia completa llena de voluntad, en algo para todos y el
consumo de todos, que alcanza el individuo en su existencia singular.
Por eso el yo inmediato de la existencia es trabajo, o se expresa en el
trabajo.[1] A ese yo singular de la existencia inmediata de trabajo se
limita o se le opone su naturaleza inorgánica como su negatividad,
pero junto con ella se constituye la esencia de su ser o ser mismo o
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ipseidad. Por ello, la existencia en general para Hegel consiste en el
ámbito de las necesidades naturales, donde el yo convierte las cosas
necesarias para su satisfacción en formas, que llevan interiormente.
Es decir, la forma es posibilidad de la cosa en sí misma para ser
convertida en objeto gracias a la conciencia del yo singular que es
existencia como trabajo inmediato. La idea es comprender que este
yo o ser para sí como trabajo es también abstracto, y por tanto,
general, con lo que el trabajo se convierte en una abstracción de
producción de la cosa del yo abstracto que trabaja abstractamente.
Esto significa que la transformación de lo necesario por el yo
singular, que reconoce pertenecer a una generalidad abstracta del yo
abstracto que asimismo es un continuo hacer, un movimiento que es
el trabajar[2].

Por ese motivo el trabajo o mas bien el trabajar como parte de un yo


abstracto que como existencia real es la de un individuo singular que
trabaja, entonces es un trabajar para todos como necesidad y la
necesidad de muchos. Ese trabajo de un yo abstracto mientras es
general se convierte o, más bien, es un análisis o descomposición de
lo concreto, es decir, si la necesidad de la satisfacción del individuo
pasa por el ámbito de lo natural el trabajo en el yo abstracto se
convierte en actividad abstracta, de análisis de un movimiento de
relaciones espacio-temporales. Es decir, el trabajo como exterioridad
de un yo singular es el hacer la cosa o forma en su posibilidad interna
mientras que cuando corresponde a ese yo abstracto y general que es
el trabajar de todos que se plasma en ese yo abstracto entonces es
abstracción como descomposición de lo concreto y vuelta a ello por
el movimiento para una necesidad concreta que se convierte
en valor al ser una abstracción determinada. Este valor que es
determinado por el sujeto como abstracción determinada que le
pertenece, en cuanto es cosa es el dinero, que reconvierte en
posesión a través del cambio[3].
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Entonces para Hegel cada uno como yo singular intuye el yo
abstracto o su propia generalidad por ese trabajar asimismo abstracto
y se forma él mismo un ser de sí mismo para otro. Es decir, el trabajo
transforma y forma el otro como persona para cada uno y son
intuidos como un hacer con respecto al otro. Yo trabajo porque hago
y tú me reconoces a sí por eso mismo, porque tú también trabajas.
Entonces si cada yo es reconocido por el otro como un yo que trabaja
y que cada uno en su trabajo da forma a la cosa y esta se forma con
un valor que es en abstracto el sujeto, cuando esta cosa es
determinada ya no como abstracción de ese yo general es cosa como
valor igual y dinero que cambia como posesión igualitaria de valor de
uno para otro. La coseidad que es la abstracción de la cosa tienen un
valor determinado en sí igual por el trabajo en un yo general que se
convierte en dinero cuando cada uno renuncia a su cosa o posesión
determinada por el mismo reconocimiento del otro como ser para sí.
Así este intercambio de posesión es la negatividad de cada uno de
ellos que es reconocido como valor abstracto entre sí pero que se
convierte en propiedad como mediación, ya que el valor interior de la
cosa es representado por igualdad en ella[4]. Así este cambio de la
posesión de uno por el otros es valor de la cosa intrínseca debido a
que tanto uno como otro se considera a la posesión como igual que lo
mío negativo se ha convertido en positivo en cuanto a que esa cosa
que ahora poseso en el cambio y la mediación es propiedad mía o del
individuo yo singular. Esta propiedad mediada por el reconocimiento
es tenida por el yo singular el ser para sí o la persona por el trabajo y
el cambio, que a la vez es un yo general, con lo que el fundamento de
la propiedad es el trabajo o la acción del yo singular, que a la vez se
reconoce por el otro[5].

Sobre el fundamento de la cosa y su valor concluye Hegel que es el


yo singular que al poner el cambio en ella es el fundamento de la
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causalidad, con lo cual la cosa misma como valor intrínseco es decir
como movimiento interno “es la misma extrañación que en el valor
hundido en el ser”[6]. Esto quiere explicar Hegel que la cosa en sí es
parte de uno mismo en cuanto sale de sí mismo por extrañamiento al
ser para sí, que es el movimiento interno de la cosa cambiada. La
cosa se extraña al sujeto siendo ella misma sujeto y por tanto singular
y plural en la consideración del trabajo tanto abstracto como singular.
Por eso mismo dice que el yo singular se convierte inmediatamente
en la cosa que es forma de ser a través del trabajo. Asimismo esta
cosa que en realidad es existencia mía y a la vez negativa como cosa
es ajena a esa singularidad pero que conserva el yo singular en cuanto
existe ese estado de reconocimiento de los otros. Esa cosa que es
valor intrínseco de uno mismo aunque extrañada es mediada por la
propiedad y cambiada como valor extrínseco que es el dinero. Ese
valor que le confiere el otro a la cosa es reconocimiento de uno
mismo aunque la cosa como movimiento interior sea uno mismo
como conciencia inmediatamente formada y posteriormente
extrañada pero reconocida por el otro en cuanto posesión cambio y
propiedad.

Ahora bien, el concepto de trabajo de Hegel es heredero fragmentario


del concepto de actividad como energeia, que es la obra o el ergon de
la cosa como posibilidad odinamis interna de ella. A través de la
posibilidad o dinamis que cambia en el tiempo la cosa como sustrato
se hace a sí mismo propia (es la unidad estructural del Extático)
como kathauto idion (propiedad misma en Aristóteles), que es la
sustancia de cada cosa como sinónimo de uparjein y que implica el
concepto de propiedad de Aristóteles. Esto quiere decir, que la cosa
en sí misma es un desarrollo activo de posibilidad intrínseca. Esta
idea es la que fragmentariamente utiliza el sujeto de Hegel para
convertir la cosa como posibilidad intrínseca de ser forma a través
del trabajo como hacer o trabajar del yo tanto en abstracto como
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singular. Hegel ha conceptualizado el trabajo tanto desde el punto de
vista abstracto como abstracción de determinaciones de la cosa y
como trabajo singular, para desarrollar el valor de esa determinación
abstracta de un modo general en los yos individuales como personas
copartícipes de un yo general. Así si un yo trabajo y por tanto da
forma a una cosa que en el pensamiento de Hegel es una negatividad
de sí mismo en cuanto es determinada pero a la vez es conciencia y
su ser inmediato, esa cosa por el valor reconocido por el otro como
trabajo abstracto de un yo de un valor en igualdad en una abstracción
cuando es realizada como cosa su valor se convierte en dinero que
puede ser cambiado por ser posesión y propiedad pero que conforma
abstractamente un valor en igualdad que se puede transferir en
posesión al otro por ese estado de reconocimiento.

Hegel ha pretendido dar una explicación del valor de la cosa


extrañada de parte del sujeto como conciencia como un valor
participado en igualdad en cuanto existe reconocimiento por el otro,
es decir, el valor es subjetivo en cuanto conciencia del yo abstracto
pero común y por tanto no es un valor singular. Solamente cuando es
mediado se convierte en dinero, pero el valor es subjetivo en cuanto
esa subjetividad le confiere el valor al ser cosa el que pertenecía a la
subjetividad abstracta que era el valor común. Aun así la cosa se
produce como ser existencial y necesario en cuanto al movimiento
interno que es el trabajo abstracto primero y segundo el individual
como persona que lo extraña de sí. No es lo que piensa el presurista,
ya que el valor es individual por el trabajo transformado
individualmente. De todas formas en esta teoría del valor subjetivo y
común, que valora implícitamente la propiedad de cada cosa que se
trasforma en dinero se observa el transfunde de la mano invisible de
Adam Smith, qu en realidad sería el mismo sujeto absoluto el valor
subjetivo absoluto de la propiedad que se convierte en dinero por su
propia regulación como expresión de la conciencia.
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De todas formas y al margen de la teoría del valor, Hegel ha dado
una nueva referencia al concepto del trabajo en cuanto se refiere a un
yo singular, como trabajo de la posibilidad de dar forma a la cosa y
como trabajo de un yo general común y reconocido por el ser para sí
de cada uno como persona, como un hacer o un trabajar en cuanto
dan forma a las abstracciones determinadas de una coseidad. Esto
significa que el trabajo no es fragmentario en sí mismo dentro de un
tiempo medido o parcial, sino que en tiempo como cronos, es decir,
integrado constantemente en la actividad o trabajo del hacer del yo
abstracto primero como hacer constante y del yo singular como
trabajo que hace la cosa determinada. Esto quiere decir que cualquier
actividad tanto del yo general abstracto en sus determinaciones
abstractas como el pensar es hacer la cosa, trabajarla, así como la
determinación de la cosa como existencia misma necesaria para el yo
singular. La idea sería comparar el trabajo comprendido como
actividad interiorizada del yo que se exterioriza en su hacer, que es la
idea del presurista proviniendo de Fichte Aristóteles y en cierto
sentido de Hegel, con el trabajo objetivo natural de Marx, que es
matar el hambre y el trabajo alienado también explicado por él.

Todo el pensamiento de la propiedad, el trabajo alienado, el


dinero el capital la lucha de clases que aparece en los Manuscritos de
Marx se basa en una premisa, en el ser objetivo del hombre cuya
dependencia objetiva es el hambre. El hambre es una necesidad
natural del hombre fuera de sí para calmar su necesidad de objeto,
que en sí misma esta dependencia es objetiva ya que el hambre se
suple con los objetos externos que se interiorizan. Una modificación
de la recuperación del objeto por la autoconciencia de Hegel, que
Marx más que interiorizar la exterioriza en el sentido de que
confirma la objetividad del ser natural del hombre en cuanto un
objeto depende de otro objeto para ser objeto. Si un ser no es un
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objeto que puede ser exteriorizado o estar fuera de sí es un no ser
dice Marx, es una nada o un ser no natural, un absurdo. El hombre es
un ser sensible como objeto y por tanto es reconocido por el otro
como objeto, otra realidad que compartir. Lo contrario es un ser
pensado, abstracto, un algo que no es y por tanto propio de los
filósofos, propio de la filosofía del sujeto de Hegel. El problema es
que para criticar a Hegel en el pensamiento del sujeto abstracto como
premisa del ser subjetivo absoluto, Marx realiza una petición de
principio donde el hombre es un ser en cuerpo real y sensible antes
que ser un sujeto abstracto, premisa que posteriormente cambia
cuando habla del hombre como ser genérico. Este ser genérico que se
realiza a través del trabajo colectivo y que solo mientras transforma
los objetos para su propia necesidad vital es un planteamiento
contradictorio, ya que el mismo objeto que es el hombre en su
naturaleza, es un ser abstracto genérico cuya actividad vital es
general y universal en cuanto esta se realiza de forma no alienada, es
decir, un trabajo solamente para cubrir su objetivad por el hambre y
su actividad de necesidad intelectual. El hombre es un ser genérico
como un objeto único de cuerpo sensible e igual en todas las
unidades para plantear las premisas de actividad necesaria objetiva
con respecto a sus necesidades vitales, físicas e intelectuales. Esta
idea surge a la crítica de la Fenomenología del Espíritu de Hegel de
la autoconciencia, que no de la filosofía real donde verdaderamente
aparece concretado el concepto del trabajo.

Toda la crítica de Marx a Hegel se basa en el concepto de


entrañamiento y alineación del pensamiento abstracto. Según Marx el
extrañamiento de Hegel consiste en la separación del ser en sí que es
el ser general del ser para sí que es ser individual, que en suma sería
la de la conciencia general y de la autoconciencia o del objeto y del
sujeto, cuyo resumen sería la separación entre el pensamiento
abstracto y la realidad sensible. Lo que trataría esa conciencia por
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medio de la autoconciencia es superar ese extrañamiento y recuperar
al objeto hecho conciencia a través de la autoconciencia como
superación. Para Marx esto es un absurdo ya que lo abstracto del
pensamiento no puede superar lo objetivado en sí porque no es un
objeto y lo que es real es solamente objeto. Es decir, la
autoconciencia coloca extrañada de sí la cosa o el universal de la
coseidad como ahora una esencia objetiva, pero que para Marx si el
hombre es un ser corpórea real con pie firme sobre la tierra, (otra vez
la tierra para explicar un concepto aunque sea este), se objetivan en
un ser extrañado y objetivo a la vez, actúa de una manera objetiva
debido a que ya Marx lo ha determinado así, que el ser hombre sea
un ser objetivo, meramente material y fuera de toda abstracción que
pudiera dar lugar a un pensamiento abstracto de naturaleza subjetiva
propio de la metafísica abstracta de Hegel.

Entonces la actividad natural del hombre marxista es ser solamente


objetiva ya que el hombre en su ser genérico y en su humanismo de
naturaleza objetiva es y se comporta como un objeto no actuante, es
decir, no incorpora la actividad en sí misma propia del sujeto
hegeliano cuya actividad se llama trabajo y es un poder hacer sino
que es un objeto paciente y el trabajo está fuera de esta naturaleza
objetiva, cuya sola acción vital sería como objeto natural la
supervivencia en cuestión de llenar sus exigencias vitales. Eso es la
base de cualquier naturalismo objetivo. El problema de esta
argumentación es que el hombre es un ser abstracto desde esta
perspectiva naturalista, ya que pasa a ser un objeto universal cuyos
principios son de necesidades materiales e intelectuales, pero desde
esa perspectiva abstracta general de un universal e incluso la cosa
continúa enajenada del ser objeto en cuanto es cosa también objetiva.

Para Marx entonces el ser del hombre es de una naturaleza paciente


ya que se conoce por la pasión con la que tiende al objeto y no por la
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acción de la autoconciencia, es decir, lo paciente y la pasión es lo que
dirige al ser natural objetivo del hombre a sus objetos naturales.
Desde esta perspectiva el trabajo de Marx no está dentro de la
naturaleza subjetiva del sujeto, ya que este es abstracto y no es un ser
real y corpóreo, y por tanto, la acción activa es paciente. El trabajo no
es una actividad subjetiva sino la actividad de un ser natural objetivo
y paciente y por lo tanto no surge como algo intrínseco a un sujeto
que hace y fabrica sino que vive de un modo natural y paciente, lo
que se transmite que el trabajo natural del ser abstracto y genérico
que es el hombre, no es sino la expresión de la necesidad objetiva y
natural de paliar el hambre.

Entonces el hombre, que para Marx en realidad es un ser abstracto


genérico y que en su crítica a Hegel contradictoriamente ha
suprimido toda expresión filosófica de pensamiento abstracto, se
limita únicamente a matar el hambre, a pesar de que cualquier otro
tipo de actividad implique el pensamiento abstracto y esto sería
contradictorio al pensamiento objetivo del ser genérico-abstracto que
es el hombre. Triste destino del hombre marxista alienado desde el
mismo principio de su formulación.

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