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CAPITULO II: EL FONDO CLASICO

El contenido de la teoría económica clásica Está basada en el supuesto del empleo total del
trabajo y demás factores de la producción….si bien en alguna época no hay realmente empleo
total… siempre hay una tendencia hacia el empleo total, la situación normal es un equilibrio
estable de empleo total. En contraste con esto Keynes considera que la situación normal del
capitalismo de laissez faire es un nivel de empleo fluctuante.

La teoría de Keynes consiste en explicar lo que determina el volumen de empleo en cualquier


momento, la teoría clásica presupone el empleo total y prosigue explicando cómo se adscribe ( se
dedica ) a la producción un volumen total dado de elementos ( factores de producción ) y como se
distribuye la renta entre los diferentes factores que participan en la producción .Las fuerzas del
mercado determinan los factores de producción a utilizar y determinan , además , los valores
relativos ( precios )de los factores de producción y de las mercancías singulares. Expresados en
términos de dinero, estos valores son los precios. La teoría clásica se centra en el uso de una
cantidad dada de medios de producción por las empresas y las industrias particulares dentro del
conjunto del sistema económico. La alternativa es entre el empleo aquí y el empleo allí, y no entre
empleo y paro…es un estudio de las utilizaciones alternativas de una cantidad de medios de
producción ocupados.

Keynes se ocupa de las variaciones del volumen de producción y del empleo en el sistema
económico en su conjunto como resultado de las fluctuaciones en la cantidad de los medios de
producción empleados.

Para los clásicos la oferta crea su propia demanda ……...todo lo que se produce representa la
demanda de otro producto………..la oferta adicional es demanda adicional
En una economía de cambio , la ley de Say significa que el gasto siempre será suficiente para
mantener el empleo total. El ahorro es otra forma de gasto, toda renta se gasta, parcialmente en
consumo y parcialmente en inversión (bienes de producción).
La flexibilidad en el tipo de interés es el mecanismo que se supone que mantiene la igualdad del
ahorro y la inversión. Si la cuantía del ahorro tiende a hacerse excesiva más ahorro tenderá a bajar
la tasa de interés y el tipo (tasa de interés) más bajo disminuirá el aliciente a ahorrar. Puesto que
el tipo de interés se considera como la recompensa del ahorro, un aumento en los tipos (tasas) de
interés incrementará el ahorro y una disminución….lo hará disminuir y una tasa de interés más
baja aumentará el aliciente para invertir hasta un grado que absorba el ahorro adicional que
queda después de haber bajado la tasa de interés.
Una disminución del consumo, es decir más ahorro, conduce a más inversión, Para la teoría clásica
al postularse que el empleo es total supone que no hay paro involuntario, el paro es voluntario y
se da cuando los obreros potenciales no quieren aceptar salarios ligeramente inferiores a los
salarios corrientes. Los obreros en huelga por salarios superiores son un ejemplo de paro
voluntario…podrían estar empleados se aceptasen salarios inferiores a los que piden.
El empleo total así definido es compatible con el paro voluntario y tolera cierta cuantía de paro
por fricción. Existe empleo total en ausencia de paro involuntario…en la teoría clásica no existe
este tipo de paro.
La lección práctica es clara, como el paro, aparte del tipo de fricción, se origina por ser los salarios
demasiado elevados, el remedio está en bajar los salarios.

Las objeciones de Keynes a la teoría clásica

Keynes sostiene que el volumen de empleo está determinado por la demanda efectiva y no por los
contratos entre obreros y patronos ……..la explicación teórica última del paro, de Keynes,
descansa…….en el nexo de los tipos de interés …..Con la irracionalidad de las previsiones de los
hombres de negocios respecto de la inversión en bienes de capital duraderos …el mundo era
pobre no porque le faltasen recursos materiales, capacidad técnica o voluntad de trabajar, ni
siquiera porque tuviese mal acoplados sus recursos empleados , era pobre porque había algo
totalmente equivocado en la manera de pensar de los hombres y de conducir sus asuntos
económicos. La receta practica que venía implícitamente, si no explícitamente en todo caso, de la
teoría, parecía extraviada y desastrosa. Reducir los salarios y los sueldos lo estimaba Keynes
desmoralizador y equivocado. El buscaba un medio de prosperidad a través de la expansión
monetaria, de la inversión pública, y de otras formas de acción estatal .Esto significaba una
desviación del laissez faire tradicional……………. Keynes no se hacía ilusiones en cuanto a la mano
invisible………pag 29

 Evolución del pensamiento de Keynes y Filosofía social a que conduce

“El ensanchamiento de las funciones estatales, es el único medio practicable de evitar la


destrucción total de las formas económicas existentes como por ser condición de funcionamiento
afortunado de la iniciativa individual”

En 1936 se publicó la “Teoría General del empleo, el interés y el dinero” una obra que se aleja de
su educación ulterior donde aceptaba la teoría clásica y aunque pueda parecer que este
distanciamiento fue súbito en verdad fue gradual. A medida que se fue dando cuenta que la teoría
clásica era insuficiente para tratar los problemas de la sociedad económica contemporánea. El
laissez faire estaba en agonía en tiempos de guerras como lo dijo Kaynes en su obra The End of
Laissez Faire en 1926.

El periodo formativo de la Teoría General fue la década o algo más de la década anterior a su
publicación, cuando se hizo evidente que Inglaterra no lograría una plena recuperación de la
depresión primaria de la posguerra. El Tratado sobre el dinero (1930) es, en este sentido, una obra
de transición, pero la ruptura autentica con la teoría clásica sobrevino después del Tratado y
culmina en la Teoría General. No obstante, en un sentido más amplio, el periodo formativo de
Keynes comienza precisamente con su primer escrito, que contiene críticas de la teoría económica
ortodoxa.

Keynes no hizo cuestión el método ni del fin de la teoría económica clásica anglosajona. Su reto se
dirige más bien al contenido, esto es, a los supuestos de la doctrina clásica. Los críticos de la
concepción clásica acerca del método y fin apropiados de la economía no encontrarán satisfactoria
la Teoría General de Keynes, aun cuando la consideran superior a la posición clásica.
El nuevo punto de partida de Keynes ha sido útil para desafiar los antiguos dogmas de la política
económica, como pudiera haber sido un reto dirigido al método y al fin.

 Evolución anterior a la gran depresión

Su teoría económica anti clásica se deriva de su posición práctica, que puede ser caracterizada
como un ataque al capitalismo financiero y una defensa del capitalismo industrial. Keynes
muestra implícitamente un dualismo entre dos aspectos la actividad fianciera y actividad
industrial, o entre circulación financiera y circulación industrial, tal como empleo estas
categorías en el Tratado sobre el dinero.

Actividad financiera→ La actividad que tiende a mantener y cambiar títulos de riqueza


existentes…, incluyendo las transacciones de la Bolsa de valores y del mercado de dinero, la
especulación y el proceso de transferencia de los ahorros y beneficios del periodo a manos de
los empresarios.

Actividad industrial→ La actividad que tiende al mantenimiento del proceso natural de


producción, distribución y cambio corrientes y del pago a los factores de producción de sus
rentas por los distintos cometidos que realizan desde el primer comienzo de la producción
hasta la satisfacción final del consumidor. En la Teoría General reaparece la dicotomía entre
actividad industrial y actividad financiera forma de distinción entre M1 o dinero que se tiene
para satisfacer los motivos transacción y precaución (industrial), y M1, o dinero que se tiene
para satisfacer el motín acumulativo (financiero).

Keynes prevé como condición de supervivencia del capitalismo, la desaparición de todo el


capitalismo rentista.

Pero i aun en las últimas etapas de su pensamiento, Keynes desarrolló una teoría del
capitalismo en el sentido autoconsciente en que la desarrollaron Werner Sombart o Karl Marx.
La finalidad principal de la presente sección consiste en seguir las huellas de la evolución del
primitivo pensamiento de Keynes en cuanto a la distinción entre actividad financiera y
actividad industrial.

La primitiva oposición de Keynes a la teoría monetaria ortodoxa se observa en la publicación


Indian Currncy and Finance ( 1913). Esta obra constituye esencialmente un ataque al informe
del British Fowler Commitee de 1898, que había recomendado la adopción del patrón oro
para la India. Keynes estaba impresionado por las consecuencias antieconómicas que tenía
para la India su propensión a atesorar grandes cantidades de oro y plata. En aquella época
(1913), los niveles de precios de Europa occidental no podían experimentar un crecimiento
rápido solamente porque la India- el “ vertedero de los metales preciosos”- absorbía grandes
cantidades de oro que fluían en abundancia de las minas recién descubiertas, especialmente
de las de África del Sur, donde la producción había alcanzado entonces su cenit. El parón oro
seguía funcionando en Europa. Sin embargo, Keynes aconsejó a Europa no continuar dejando
“los ajustes más íntimos de nuestro organismo económico a merced de un minero afortunado,
de un nuevo procedimiento químico o de un cambio de ideas en Asia.
Preferencia la posterior insistencia de Keynes sobre el atesoramiento como una ruptura del
progreso económico y sobre su preferencia por un dinero dirigido en lugar del patrón oro
automático.

En las consecuencias económicas de la paz (1920). Lo que él destaca es la inestabilidad


subyacente a las corrientes aparentemente plácidas del capitalismo europeo antes de la
guerra. Las relaciones entre las clases trabajadora y capitalista se describen como un juego de
decepción y de doble bluff ideado para alcanzar la acumulación máxima de capital, pero que
descansan sobre una base psicológica tan inestable que podría desmoronarse si la clase
trabajadora o la clase capitalista se siente insatisfecha con un tipo consumo muy pequeño en
comparación con la creación de riqueza:

“… las clases capitalistas, que ya no confían en el futuro, pueden tratar de disfrutar más
permanece sus libertades de consumo mientras dure, y precipitar así la hora de la
confiscación.

La clase obrera no consumía más porque sus miembros tan sólo tenían derecho a una
pequeña participación en el dividiendo nacional. La clase capitalista prefería el disfrute del
poder de la riqueza acumulada al disfrute del consumo en una gran escala. La cuestión
consistente en saber si la clase obrera se contentaría con su parte y si, a la luz de la
incertidumbre, la clase capitalista continuara aventurando su capital, eran problemas
cruciales. Keynes no abrazó nunca el capitalismo del todo. El capitalismo, dirigido
inteligentemente, puede resultar probablemente más eficaz que todos los demás sistemas
alternativos. Pero el capitalismo “en sí es sumamente censurable en muchos aspectos”.

El ahorro no tenía un fin con claridad… El ahorro era para la vejez o para los hijos; pero esto
era tan sólo en teoría, pues la virtud del pastel consistía en que no habría de ser consumido
nunca, ni por sus hijos después…

Este pasaje es interesante porque, lo mismo que la Teoría General, ataca la frugalidad como
un tipo irracional de comportamiento. Keynes de la teoría clásica del interés se basa sobre su
repudiación de la idea de que el interés es una recompensa al ahorro o a la espera o a la
abstinencia.

Después de la publicación de las consecuencias económicas de la paz, Keynes se sumergió en


algunas de las controversias europeas más importantes de la posguerra sobre la política
económica. Durante la década de 1920-29 se ocupó primordialmente de tres problemas:

1) Una apelación para la reducción de las deudas de guerra, as reparaciones y el servicio de


la deuda; la oposición a las tendencias deflacionistas de la posguerra en Gran Bretaña, y la
oposición al retorno al patrón oro. De profundo convencimiento de que el problema
económico de la necesidad y la pobreza y la lucha económica entre las clases y las
naciones no es sino un lio, un lio transitorio e innecesario.
El liberalismo, en cuanto habito mental, tiende a imputar el mal al pensamiento erróneo,
más bien que a los conflictos irreconciliables incrustados en la estructura de la sociedad.
Esta tesis de que las ideas son más poderosas que los intereses arraigados y de que
mediante una transformación de nuestra mentalidad podemos trasformar el mundo se
repite con frecuencia en los escritos de Keynes.
Deudas de guerra, Keynes veía amenaza para la estabilidad en todas partes. Sugirió que las
reparaciones alemanas en metálico se redujesen a una cifra baja y que las deudas de
guerra interaliadas y los intereses de las mismas fuesen cancelados.
Keynes creía que las reparaciones y las deudas de guerra entre las naciones no podrían ni
deberían ser pagadas en cualesquiera circunstancias que existiesen y, por consiguiente,
que era mejor reconocer esto por adelantado que sufrir una inestabilidad y económica
para obtener al final el mismo resultado, esto es, la falta de pago y una cancelación de
facto de las deudas.
Según Keynes, las enormes trasferencias internacionales que surgieron como
consecuencia de las deudas de guerra, juntamente con el patrón oro internacional
(Posterior a 1925), fueron responsables de que en GB no bajasen los tipos de interés
hasta un nivel compatible con el empleo total. Hacia 1925, estos tipos comenzaron a bajar,
y habrían continuado bajando, en opinión de Keynes, a no ser por el patrón oro y el lio de
las deudas y reparaciones de guerra.
A fin de reducir la enorme deuda interna británica que se contrató durante la guerra,
Keynes propugnó en 1920 una leva de capital. Una reducción del tipo de interés estipulado
para la Deuda pública.
Como tercera alternativa inmediatamente de la guerra y como primera después del
transcurso de varios años, propugnó una elevación a largo plazo en el nivel de precios
interiores como el método mejor para reducir la carga de las deudas de guerra.
Cada una es una variación sobre el tema común de que, en interés del conjunto de la
economía, debería ser aligerada la carga real de los derechos de los capitalistas rentista
sobre las clases activas y productoras.
La posición de Keynes en contra del capital financiero queda indicada en el tema
subyacente al Tract on Monetary Reform (1923). En el primer apartado del prólogo,
atribuye los mayores males del capitalismo a la inestabilidad monetaria. Keynes
argumentaba en favor de un dinero dirigido, en lugar del patrón oro tradicional, al que
suponían que volvería la GB, en fecha próxima, la mayoría de los economistas y hombres
de Estado. El dinero dirigido debería tender a la estabilización del nivel de precios
interiores, evitando así los peligros de especulación de una inflación excesiva, así como las
fuerzas que retarda a la deflación.
Keynes criticaba tanto la inflación como la deflación, consideraba una inflación moderada
como un mal menor, porque es peor en un mundo empobrecido, provocar el paro que
frustrar al rentista. Cuando había habido inflación, el dinero depreciado ayudaba a los
nuevos hombres y los emancipaba de la mano muerta. Cada generación puede desheredar
en parte a los herederos de sus antepasados. Si GB continuaba alimentado una política
deflacionaria, una participación cada vez mayor de la renta nacional iría a parar a la clase
rentista. Una carga intolerable caería sobre las clases productoras, y las consecuencias
serían contrarias a bienestar de la comunidad en su conjunto.
En su lucha contra la deflación, Keynes estaba en contra de la política del Gobierno
conservador británico. En su mensaje del presupuesto de 1924, Winston Churchill,
entonces ministro de Hacienda, anunció que el Reino Unido volvería al patrón oro
internacional a la paridad de la anteguerra, levantando el embargo sobre las
exportaciones de oro. El patrón oro fue restaurando en abril de 1925. Poco después del
mensaje de Churchill apareció un folleto de Keynes, Las consecuencias económicas de Mr.
Churchill. En el momento en que Churchill anunció esta política, la libra estaba un 10 por
100 aproximadamente más baja que el nivel de la anteguerra significaba que una libra
valdría 4.86 dólares, mientras que el tipo de cambio que imperaba evaluaba la libra
referida a dólares, en 4,40. El retorno al oro a la paridad de la anteguerra suponía una
reducción del 10 por 100 en los precios de los bienes británicos de exportación, sin una
disminución compensadora en los costes de producción en el interior. Automáticamente
se hizo presión sobre las industrias que producían para la exportación- industrias muy
importantes en la economía británica- para reducir sus costes, especialmente los salarios,
a fin de contrarrestar la reducción de los precios.

La industria en general y las industrias de exportación en particular estaban ya (1925) en


una situación apurada, y el paro era en todo tiempo elevado (21). Keynes dijo que la
política de Churchill daría lugar a que la industria estuviese aún más apurada, a que
hubiese más paro y huelgas contra las empresas e industrias que intentaran reducir los
salarios.
En las consecuencias económicas de CAHURCHILL Keynes hacia un análisis de la industria
del carbón, la principal industria de exportación, señalando que la política6a de Churchill
llevaría a la huelga del carbón.
La validez de la profecía de Keynes se comprobó en 1926, cuando la resistencia de los
mineros del carbón a la rebaja de salarios precipitó la huelga general, que en otro país
cualquiera se habría convertido casi seguramente en revolución.
Churchill informaba en su mensaje presupuestario que el retorno al oro era impuesto por
la ausencia de toda alternativa si Inglaterra había de poner su sistema financiero de
acuerdo con la realidad.
La realidad coercitiva que impuso el retorno de Inglaterra al patrón oro parece haber sido
el desplazamiento de las transacciones financieras internacionales de Londres a New York.
La Banca Internacional y los servicios anejos han sido una de las mayores fuentes de renta
de Inglaterra. Si había de llevarse a cabo el retorno al oro, había una coerción para que se
hiciese a la paridad de la anteguerra.
Cualquier otra política habría significado una perdida mayor de confianza en el mercado
de dinero de Londres y una acentuación de tendencias tales como la de los Dominios a
basar sus transacciones financieras en el dólar más bien que en la libra. La política del
Gobierno estaba encaminada a restaurar la posición y la prosperidad de los banqueros,
rentistas y además intereses financieros, sin tener muy en cuenta los afectos de tal política
sobre los empresarios industriales británicos.
Las industrias que necesitaban inversiones sufrieron, porque para atraer y mantener un
saldo de oro suficiente para sostener el patrón oro, el tipo de descuento del Banco de
Inglaterra y, en consecuencia, todos los tipos de interés de GB, tuvieron que mantenerse
en un nivel anormalmente elevado. Poco después del anuncio de Churchill de que
Inglaterra volvería al patrón oro, el Banco de Inglaterra elevó su tipo de descuento a un
alto nivel para asegurar el oro suficiente destinado a preparar el levantamiento del
embargo sobre la exportación de oro que pesaba desde 1925. Esta política condujo a una
restricción del crédito a la industria y fue acompañada de un aumento del paro.
La política del Gob. Encontró apoyo entre los que ponían en primer término la potencia
monetaria y financiera de Londres y entre los que desconocían cuánto había cambiado la
economía mundial desde la era de la anteguerra, cuando el patrón oro no había sido
incompatible con la prosperidad interior de la industria. The Times, de Londres, señaló que
era necesario un tipo de descuento más elevado para atraer fondos, que van entonces a
NY, porque los EEUU habían permanecido en el patrón oro. “Una vez que estemos d nuevo
en el patrón oro veremos volver a nosotros los saldos extranjeros que se habían
mantenido en NY y nuclea potencia financiera y monetaria aumentará grandemente.
Keynes adoptó el punto de vista lúgubre de que un retorno al patrón oro obligaría al
Bando de Inglaterra a actuar de una manera contraria a la prosperidad de la industria.
Keynes no negaba la tesis de The Times de que eta política podría aumentar grandemente
la potencia financiera y monetaria de su país. Pero su tesis representaba una fuerte
objeción a una política que intentaba ganar una gran parte de los negocios bancarios
internacionales a expensas de la industria nacional y del empleo.
Otra objeción de Keynes a la política de Churchill era una crítica al capital financiero. Se
refiere a las ganancias con que se encontraron los rentistas o inversores sin participación
activa en la producción como resultado de la política de inflación: Al elevar el valor de la
libra esterlina en un 10 por 100, trasferimos una 5.000.000.000 de dólares a los bolsillos
de los rentistas sacándolos de los bolsillos del resto de nosotros, y aumentamos la carga
de la Deuda nacional en unos 3.750.000.000 de dólares.
La mano muerta del pasado. Como firme creyente en el poder de la persuasión para
reconciliar los conflictos colectivos, Keynes consideraba posible que los sindicatos
estuvieran dispuestos a aceptar una reducción de los tipos de salario monetario que no
constituyese una trasferencia automática de riqueza a la clase rentista.
El primer ministro, Stanley- Baldwin, n una entrevista con los representantes de los
mineros del carbón, afirmo: “Todos los obreros de este país tienen que hacer frente a una
reducción de salarios… para ayudar a poner en pie la industria” Keynes predijo que las
clases obreras resistirían a la política de Churchill- Baldwin hasta que fuesen abatidas.
Keynes no ponía objeción en principio a las reducciones de los tipos de salario monetario y
de salario real. Su posición era que, en tanto que cuestión de política práctica, era
imposible asegurar las reducciones necesarias en los tipos de salario monetario sin dar
lugar a huelgas y aumentar el paro, lo cual mantendría la continuidad de la producción
industrial.
Al colocar implícitamente la responsabilidad de la depresión industrial británica en la
política bancaria de la nación, Keynes expresaba su crítica siempre al capital financiero.
Antes de la Gran Depresión, Keynes creía que bastaba con reformas monetarias para
lograr cualesquiera reformas sociales que se necesitasen. En 1925, decía: “El presupuesto
e Churchill es la verdadera fuente de nuestras perturbaciones industriales”

Las fluctuaciones del comercio y el empleo son… las mayores y más remediables
enfermedades económicas de la sociedad moderna, que son enfermedades
principalmente de nuestro sistema crediticio y bancario…
Las elecciones británicas de 1929, donde la posición de Keynes como reformador
monetario puramente fue cualificada por la adición de la sobras públicas y los empréstitos
el Gobierno al programa de inervación social. La campaña electoral se postularon: jefes
Lloyd George, por el partido liberal; Stanley Baldwin por el partido conservador, y Ramsay
McDonald, por el partido laborista; Lloyd George ofrecía un programa de obras públicas
como remedio para el paro. En apoyo del programa del partido liberal, Keynes público un
folleto, en colaboración con Henderson, titulado Can Lloyd George do it? An Examination
of the Liberal Pledge. Keynes apoyó la promesa de George de que su propuesto programa
de obras públicas no implicaría un aumento de la imposición, ya que el aumento primario
y secundario del empleo aumentaría la renta nacional imponible al mismo tiempo que
disminuiría los gastos adicionales para las obras públicas. Al intentar comprobar la validez
de estas promesas, Keynes y Henderson trataron de hacer estimaciones cuantitativas de la
relación entre el gasto inicial para las obras públicas y el aumento final de la renta
nacional. Esto, por lo que respecta a Keynes, señala la génesis de la Teoría del
multiplicador, que es un refinamiento de la intuición de sentido común de que, en un
medio de recursos no utilizados , un gasto para obras públicas aumentará la renta nacional
no sólo en la cuantía del desembolso directo del Gobierno, sino en algún múltiplo de la
misma.
Las obras públicas, así como la intervención monetaria, formaban parte del programa
liberal para evitar el socialismo.

 La ruptura con la teoría clásica

Keynes se transformó de economista ortodoxo en heterodoxo en el período comprendido entre su


Tratado sobre el dinero (10930) y su Teoría General (1936). En su aspecto teórico, el Tratado no
hace ningún ataque al cuerpo principal de los principios económicos tradicionales, se limita a una
pretenciosa teoría monetaria del ciclo económico. El problema práctico considerado es la
regulación del ciclo económico. El tono general es optimista. En los escritos y discursos de Keynes
durante 1929 no hay ninguna insinuación de que previera la quiebra de la Bolsa ni en 1930, de que
percibiera su gravedad. Las obras públicas las consideraba como un recurso temporal, como
indicaba en una afirmación de mayo de 1929: Dentro de tres a cinco años deberíamos poder
emplear a todo el mundo sin la ayuda de planes especiales… Tenemos que salirnos del camino de
la rutina. Una vez que hayamos conseguido esto, nuestros hombres de negocios podrán dirigir las
cosas por sí mismos.

Este tono optimista s reemplazado en la Teoría General por otro de duda en cuanto a las
energías sobrevivientes del capitalismo. Es de instrumentación de un capitalismo declinante frente
a la perdida de energías autorrecuperadoras que lo han caracterizado durante el siglo XIX.

El acontecimiento más importante que ha influido sobre Keynes durante esta transición parecer
haber sido la crisis de 1931. La depresión económica que comenzó en 1929 le pareció una
repetición de anteriores ciclos económicos, hasta que dos años más tarde llegó a constituir una
grave crisis. Mientras en su Tratado se refiere Keynes a la depresión de 1930, en 1931 le
encontramos preguntándose: ¿Podemos evitar un colapso casi completo de la estructura
financiera del capitalismo moderno? Uno comienza a plantearse esta pregunta y a dudar. En junio
de 1931: “Estamos hoy en medio de la mayor catástrofe económica… del mundo moderno”

Con esta actitud mental pesista la emprendió Keynes contra la opinión clásica de que la frugalidad
personal y el gasto estatal reducido son deseables, porque el ahorro individual y un presupuesto
equilibrado facilitan la recuperación la recuperación de la depresión. Según la opinión tradicional,
la acumulación de los ahorros haría bajar los tipos de interés y estimularla así la inversión. Lo que
la teoría tradicional llamaba ahorro, Keynes lo consideraba como asesoramiento, que tenía por
consecuencia no un aumento de la inversión, sino una disminución del empleo.

Su intuición de que una preferencia de liquidez puede tener consecuencias antisociales de largo
alcance se desarrolla en la Teoría General como el fundamente de la teoría del interés basada en
la preferencia de liquidez; que desde un punto de visa anti clásico constituye la concepción teórica
más importante de la Teoría General.

El pensamiento de Keynes había cristalizado en un molde anti clásico durante la crisis financiera e
1931 por la tenacidad con que el Gobierno británico se adhirió a los principios de la hacienda
ortodoxa, y la fuerte oposición que la mayoría de sus colegas economistas presentaban a las
sugerencias políticas de Keynes.

Frente a la contracción de la demanda efectiva, el Parlamento aprobó el presupuesto y ley de


Economía en agosto de 1931. Esta medida seguía supuestamente las reglas de la hacienda sana,
puesto que iba encaminada hacia un presupuesto equilibrado. A la ley de Economía siguió una
política de reducción de salarios y de subsidios de ayuda. Y de restricciones en la construcción de
viviendas y de vías de comunicación.

Un aspecto de la crisis financiera de 1931 fue el esfuerzo de Inglaterra para permanecer en el


patrón oro. Los acontecimientos de esta época eran una secuela del retorno al oro de mediados
de la segunda década de este siglo, y cuando Inglaterra se vio forzada a abandonar el patrón oro,
en septiembre de 1931.

El retorno al oro había restablecido en cierto grado el prestigio financiero internacional de


Londres, pero también reaccionó, como Keynes dijo que reaccionaría, agravando la apurada
situación de la industria británica. En 1931, la demanda de un presupuesto equilibrado fue
motivada en parte por un deseo de sostener la confianza en la libra, a un de evitar un agotamiento
de las reservas inglesas de oro.

En 1931 veos a Keynes describirse tristemente como una Casandra cuyas predicciones eran
proféticas, pero cuyas profecías no eran nunca atendidas.

Al ofrecer su consejo en materias de política, Keynes vio frustrados sus esfuerzos a causa del
dictamen práctico en contrario que dieron sus colegas economistas. Las controversias con los
profesores Pigou y Robbins y Willian Beveridge durante los años que precedieron a la publicación
de la Teoría General.

El profesor Pigou, en su declaración ante el Comité Macmillan, atribuía el paro a interferencias en


el “libre funcionamiento de las fuerzas económicas” y a que los tipos de salarios estaban “sin
ajustar a las condiciones generales de la demanda”. Pigou insistía en que su análisis era del nivel
real y no del nivel monetario. Keynes, como miembro del Comité interrogador, trató de conseguir
que Pigou pasase del análisis real al monetario, pero sin éxito.

Hablando de una política de tipo de salarios bajos, Pigou dice: “Esta política, si pudiera
desarrollarse prácticamente, sería, en mi opinión; un verdadero antídoto, dentro de sus límites,
para las depresiones. No extirparía el paro pero disminuiría eficazmente sus estragos”

En sir William Beveridge denunció la propuesta de Keynes de establecer una tarifa aduanera
general protectora con rebajas sobre todos los materiales importados que entran en los artículos
de exportación. Beveridge criticó la propuesta de una manera típicamente clásica, afirmando que
una tarifa aduanera protectora solamente podría perjudicar, porque la reducción de las
importaciones, que tendría por consecuencia, daría lugar a una reducción de las exportaciones.
Keynes replicó que, continuamente al supuesto clásico implicado simple y directa entre el volumen
de las exportaciones y el volumen de las importaciones.

Lionel Robbins, lo mismo que Beveridge, invocaba los argumentos librecambistas de Keynes y
calificaba sus propuestas de “pequeñas estrategias de nacionalismo económico”. En particular a
tipos de salarios que eran demasiado elevados para permitir el empleo total.

Si no hubiese estado tan impaciente por desacreditar a sus antiguos correligionarios y por destruir
lo que en otro tiempo había adorado- Robbins-, podría haber escogido terminados menos
notoriamente incompatibles con sus anteriores opiniones”

Indudablemente, la nueva posición de Keynes sobre la relación del proteccionismo con el paro
constituía para los economistas ortodoxos uno de los cambios más perturbadores de su
pensamiento, porque el libre cambio era una de las piedras angulares de la economía clásica y la
repudiación del libre cambio estaba en contradicción directa con la posición que Keynes había
tomado anteriormente.

En la teoría General, Keynes repudia explícitamente su anterior posición y sostienen que el


proteccionismo puede constituir una ayuda para el empleo nacional. Toma como criterio la renta
nacional máxima para juzgar la política deseable, más bien que el coste mínimo por unidad.
Keynes no es un defensor del proteccionismo, pero en ocasiones, como en la crisis de 1931,
cuando no parecía haber esperanzas para una cooperación económica internacional, consideró las
tarifas aduaneras como un mal menor que el paro.

La transición de Keynes de la posición clásica a la anti clásica está influida por su convicción de que
la teoría clásica es defectuosa en sus implicaciones. Así, pues, la ruptura de Keynes con su pasado
en la teoría económica fue más brusca que el cambio anejo en su punto de vista práctico.

Keynes sintió siempre antipatía por los rentistas, hasta la teoría general no tomó en consideración
su programa de desaparición completa de la clase rentista.

En la teoría General la desigualdad constituye, en un sentido muy fundamental, la causa originaria


del paro y el mayor obstáculo para el progreso económico, definiendo el progreso en el sentido
clásico de acumulación de capital.

En 193, Keynes se había convertido en un hereje declarado del cuerpo general de la doctrina
clásica. En un artículo escrito con motivo de una discusión entre los economistas ingleses sobre el
problema de la pobreza y la abundancia potencial, Keynes sostiene, contrariamente a la teoría
clásica, que el sistema económico capitalista no se ajuste automático en un equilibrio en
condiciones de empleo total era la naturaleza especial del tipo de interés.

Al rechazar la teoría clásica del interés y sustituirla por una teoría monetaria del interés, Keynes
creía que estaba en camino (en 1935) hacia una teoría general para la determinación del nivel de
la demanda efectiva y del volumen de empleo total, y, por consiguiente, para una explicación
teórica de la pobreza en medio de la abundancia potencial.

Aunque desde el principio Keynes criticó la teoría monetaria y la del ciclo económico, el cambio de
su posición como economista teórico general sobrevino más bien en el periodo ente Tratado sobre
el Dinero en 1930 y su teoría General en 1936. Keynes se encontró durante la crisis financiera de
1931 en una posición en que la brecha entre las medidas políticas que el defendía y los principios
de que se había nutrido llegó a ser demasiado grande para poderla seguir tolerando.

 El liberalismo político, las fidelidades de clase y el antimarxismo

El propósito principal de Keynes puede calificarse de intento para afianzar el liberalismo


político con un nuevo programa económico y de fortificar este programa económico con
una nueva economía política. Ningún teórico clásico puso en duda la eficacia fundamental
de la propiedad privada.
A partir de John Stuart Mill, economistas clásicos sobre materias de política práctica se
hizo cada vez más intervencionista. Keynes difiere de sus precursores liberales en su grado
de intervención que propugna su programa y en su buena disposición par podar la madera
muerta del rentismo. Keynes es el primer gran economista británico de esta tradición que
repudia explícitamente el laissez- faire.
Acerca de la participación de Gobierno en la vida económica, dice Keynes: “La defiendo…
tanto por ser el único medio practicable para evitar la destrucción total de las formas
económicas existentes como por ser condición para el funcionamiento afortunado de la
iniciativa individual.
En política Keynes se manifiesta liberal. No conservador o laborista. Hombres “incapaces
de distinguir las nuevas medidas para salvaguardar el capitalismo de lo que ellos llaman
bolchevismo”. Cuando Churchill abandonó el partido liberal para unirse a los
conservadores, Keynes dijo que sería una suerte para el partido liberal si hicieran lo mismo
todos los que creían como él. Lucha que se avecinaba era capitalismo- socialismo.
Keynes rehusó afirmarse al partido laborista, por ser un partido de clase y si había una
lucha de clases Keynes deseaba estar asociado a la burguesía y no al proletariado.
Haciendo una relación de sus objeciones a ingresar en el partido laborista.

“ Yo puedo estar influido por lo que estimo que es la justicia y buen sentido; pero la lucha
de clases me encontrará del lado de la burguesía educada”
El carácter clasista del partido exige que sus dirigentes dependan de una apelación a las
pasiones y envidias extendidas” contra los que tienen la riqueza y el poder, más bien que
de una apelación a la razón y a la justicia.
El liberal progresivo es superior al representante laborista más admirable, porque “puede
desarrollar su política sin tener que entonar alabanzas a las tiranías de los sindicatos, a las
bellezas de la lucha de clases o al socialismo de Estado doctrinario”
La contrapartida económica de la posición política de Keynes contra el partido laborista se
refleja en su preferencia por los servicios sociales, en lugar de por salarios monetarios más
elevados. Keynes sostenía en 1930, en medio de la depresión, que una elevación de los
tipos de salario aumentaría los cortes a un nivel internacionalmente antieconómico. Estos
costos más elevados, tenderían a conducir fuera del país el capital británico, mientras que
los beneficios de los salarios más levados podrían conseguirse por medio de servicios
sociales pagados con impuestos que no tendrían los inconvenientes de los salarios
superiores. En 1939 y 1940, cuando la GB estaba amenazada por una peligrosa inflación,
Keynes hizo un llamamiento a la clase obrera para que aceptara su plan liberal d ahorro
forado como el único método por el que podían ser salvaguardados los intereses a largo
plazo de los asalariados.
Keynes trató el tema de los salarios indirectamente no desarrollo una teoría del salario. En
How to Play for the War se encuentra esta afirmación típica: “Yo no me he propuesto
tratar directamente el problema de los salarios. En mi opinión, es más sensato tratarlo
indirectamente”

Aunque Keynes dirigía con frecuencia sus propuestas a la clase obrera, esta no las recibió nunca
con mucho entusiasmo. El plan de Keynes contenido en How to Pay for the war provocó por parte
e un grupo laborista británico una réplica critica en un folleto titulado The Keynes Plan, Its Dangers
to Workers. La idea de pagar en la posguerra los salarios devengados durante la guerra se
calificaba despectivamente de pastel en el cielo.

El abandono por Kenes de la posición con respecto a la naturaleza automática del ajuste de la
economía moderna u sus propuestas para la intervención estatal de la inversión no le llevaron a
defender el colectivismo.

Aparte del simple reconocimiento de que Marx tuvo algo que decir acerca de la demanda efectiva.
Keynes fue siempre despectivo con la obra de Marx. El socialismo marxista tendrá que constituir
siempre un prodigio para los historiadores de la opinión, que no podrán explicarse cómo una
doctrina tan ilógica tan obtusa puede haber ejercido una influencia tan poderosa y duradera
sobre la mente de los hombres y, a través de ellos, sobre los acontecimientos históricos.
Criticando a la Unión Soviética después de la visita que hizo a la misma en 1935. Keynes escribía ¿
Cómo puedo aceptar una doctrina que erige como biblia, por encima de toda crítica, un Manuel
de economía anticuado, que yo sé que no sólo es científicamente erróneo, sino que además
carece de interés y no tiene aplicación al mundo moderno?

De una manera que es característica de la perspectiva de un reformador financiero, Keynes ha


considerado la propiedad social de los medios de producción como un problema sin importancia.

En la Teoría General, dice: “No es la propiedad de los instrumentos de producción la que es


importante asumir para el Estado”

A pesar del alto grado de intervención estatal que implica el programa de Keynes, está fuera de
duda que ha seguido siendo fundamentalmente individualista en su filosofía económica y social.
La perspectiva de Keynes sobre los problemas económicos y sociales se revela también en su
actitud hacia la Rusia soviética. Keynes concluyó que si el comunismo tenía un futuro era en
cuanta nueva religión.

No obstante, Keynes estimaba que lo que estaba sucediendo en la Rusia soviética era de
importancia de mucha mayor importancia que lo que sucedía, por ejemplo, en los EEUU durante la
década de 1920-29. El comunismo creía que sobreviviría a pesar de su ineficacia económica,
porque, a diferencia del capitalismo, no coloca la economía y la religión en compartimientos
separados. El capitalismo escribía Keynes, “es absolutamente irreligioso, sin unión interna, sin
mucho espíritu público con frecuencia, aunque no siempre, una mera acumulación de poseedores
y de aspirantes a poseedores. Tal sistema tiene probabilidades de sobrevivir no sólo mayores, sino
inmensamente mayores”

Este sentimiento de que el capitalismo contemporáneo esta espiritual y moralmente en quiebra


explica probablemente, al menos en parte, la base psicológica de los fuertes ataques de Keynes a
los abusos financieros y a las orgías especulativas de este sistema.

Pero como han puesto de manifiesto los canonistas posteriores, existe un dilema en el que la
propiedad privada hace indistinguibles los móviles de especulación (financieros) y de empresa
(industriales). A solución es un compromiso que en la sociedad ideal reduce toda la renta a la
recompensa al trabajo, incluyendo el beneficio como una especie particular de salario, pero
eliminando la usura, esto es, la renta obtenida por prestar dinero.

Keynes se atiene a la tradición mercantilista, en la que de una manera igualmente uniforme


faltaba al postulado de la armonía preestablecida.

Por faltar a la economía de propiedad privada la armonía preestablecida son necesarias las
intervenciones sociales, a fin de evitar que se entregue a su propia destrucción. La mayor
desarmonía del capitalismo del laissez faire es que el empleo total se hace cada vez más difícil de
conseguir con la acumulación progresiva de la riqueza. El dilema de la pobreza en medio de la
abundancia potencial surge porque el aumento de riqueza hace necesaria una mayor entidad de
inversión, mientras que al mismo tiempo la acumulación debilita al aliciente para la inversión. El
dilema se agudiza porque la capacidad del consumo está limitada por la distribución desigual de la
riqueza que caracteriza al capitalismo del laissez-faire. La perspectiva general, desde la cual
proyecta Keynes su teoría y su práctica, tanto primitiva como posterior, fue la del liberalismo. La
esencia de su liberalismo la constituye una crítica del capitalismo financiero, combinada con un
vehemente deseo de establecer un medio ambiente en el cual puedan funcionar el capitalismo
industrial y el sistema de empresa privada. Su obra, en este sentido, es esencialmente
conservadora y esta orientada hacia una conservación del statu quo.

 La teoría general como programa de acción

Al criticar el statu quo, Keynes postula un programa de reforma social; pero como no es un
revolucionario, considera la ejecución de su programa dentro del marco del orden socia
existente.

Las transofrmaciones explicitas e implícitas que se exigen no son más que moderadas. Son
rigurosamente liberales Por encima de todo tienden a una conservación de los derechos civiles
y las libertades y a la creación de un medio ambiente económico que permita a los individuos
desarrollar sus plenas potencialidades. Por consiguiente, el primer requisito previo para una
sociedad mejor es la abolición del paro. El segundo es una distribución más equitativa y menor
arbitraria de la riqueza y la renta.

El programa de Keynes para el aumento del empleo son:

1° Imposición progresiva para elevar la progresión al consumo de la comunidad

2° Inversión pública e intervención pública de la inversión privada para compensar y reducir la


magnitud de las fluctuaciones de la eficacia marginal de la inversión privada

3° Una autoridad monetaria fuerte para regular la oferta de dinero y disminuir el tipo de
interés.

1°Los dos caminos para llegar al empleo total o al empleo casi total consisten en aumentar la
capacidad de consumo y elevar el volumen de inversión hasta un nivel en que pueda cubrir la
diferencia entre la renta total y el consumo en una situación de empleo total. Aumentar la
capacidad de consumo significa aumentar la propensión al consumo de manera que se
consuma más a niveles dados de una renta nacional. La principal sugerencia de Keynes a este
respecto consiste en utilizar la imposición progresiva para redistribuir la renta social de los
individuos con escasa propensión al consumo (los obreros) y elevar así la propensión media al
consumo de la comunidad.

2° La inversión puede ser aumentada, bien elevando la eficacia marginal del capital, o bien
bajando el tipo de interés. “Socialización de la inversión”. Sugerir una intervención de la
inversión privada de una naturaleza, así como una intervención pública en gran escala. La
inversión privada debería ser estimula de todas las maneras posibles. Sin embargo, los
inversores privados son muy sensibles a las intervenciones estatales y existe el peligro de que
los intentos de alentar la inversión privada reaccionen desfavorablemente sobre la eficacia
marginal del capital. Esto significa que no puede hacerse gran cosa en una dirección positiva
para incrementar la inversión privada a través de la eficacia marginal del capital. Lo bueno es
que mediante un es fuerte impuesto de transferencias sobre todas las transacciones de la
Bolsa de valores. Tal impuesto desalentaría la compra y venta de valores por la subida de valor
del capital y podría mitigar el predominio de la especulación sobre el espíritu de empresa que
existe en la Bolsa.

Hablando de en términos generales, sin embargo, no puede hacerse mucho para estabilizar la
inversión privada en un nivel elevado. Por consiguiente debería haber una autoridad que
tuviese a su cargo la inversión pública, como la Junta de Inversión Publica sugerida por Keynes
en 1938, para compensar las fluctuaciones e insuficiencias de la inversión privada con
proyectos de inversión pública. El Consejo de Asesores Económicos establecido por
Employment Act de 1946 constituye la especie de organismo gubernativo que podría
desempeñar una función similar en los EEUU.
Crear y mantener, de una manera calculada y deliberada, la empresa de libre competencia y el
bienestar general, las condiciones en las que se proporcionen oportunidades útiles de empleo,
incluyendo el autoempleo, para todos los que puedan, quieran y traten de trabajar y para
fomentar el empleo, la producción y el poder adquisitivo máximos.

3° La tercera de las determinantes fundamentales del empleo, o sea el tipo de interés,


encuentra su significación funcional en la propuesta de una autoridad monetaria fuerte con
una rigurosa intervención sobre la cantidad total de dinero, como medio para disminuir el tipo
de interés a fin de estimular la inversión privada.

En Como Evitar una Depresión, aparecidos en The Times,de Londres, en enero de 1937,
Keynes afirmaba su fe en la capacidad de la autoridad monetaria central para impulsar a la
baja y mantener ajo el tipo de interés a largo plazo en un nivel compatible con una corriente
de interés a largo plazo en un nivel compatible con una corriente de inversión que aseguraría
contra la depresión económica.

Como se observaba en el capítulo sobre el interés, es importante no solo impulsar a la baja al


tipo de interés, sino dar la seguridad de que permanecerá bajo en el futuro, ya que uno de los
grandes obstáculos para un tipo a largo plazo bajo es la previsión de que el tipo pueda
elevarse en el futuro.

Keynes no hace ninguna propuesta específica para la realización de este paso necesario. Elogia
el principio que hay tras el plan del dinero sellado de Gesell, que sugería que el dinero, lo
mismo que las demás mercancías, debería acarrear costes a fin de desalentar el
almacenamiento de riqueza en forma de dinero.

Gesell sugería que esto podría llevarse a cabo haciendo que los billetes fuesen sellados
periódicamente como condición para conservar a su valor. Segú Keynes, la idea del dinero
sellado es teóricamente sana y puede contener “la esencia de lo que se necesita”, pero no es
practicable en la forma propuesta por Gesell. No obstante, Keynes consideraba que
deberíamos dirigir la mirada a la obra de Gesell, más bien que a la de Marx, para la solución
definitiva del problema económico. A parte de estas insinuaciones, Keynes no intenta señalar
los pasos que deberían darse para reducir el tipo de interés a cero, a fin de hacer posible que
la inversión ascendiese sin impedimentos hasta el punto en que la eficacia marginal del capital
disminuyese también hasta cero.

A la larga, la respuesta al dilema capitalista hay que descubrirla en la eliminación de estos


defectos, más bien que en la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción.
El análisis que hace Keynes del proceso capitalista tiene bastante de común con el de Marx. En
ambas teorías, el funcionamiento afortunado del sistema capitalista depende de un tipo
elevado de acumulación de capital, porque la distribución desigual de la renta y la riqueza que
conduce a un ahorro potencial, que si se realiza, tiene que ser en forma de nuevos bienes de
capital.

En su evolución histórica, el capitalismo muestra una tendencia de la capacidad de producir a


exceder a la capacidad de consumir. Esto significa que la distancia entre la renta y en consumo en
el empleo total aumenta constantemente. La capacidad para consumir se refiere, por supuesto, a
la capacidad económica y no a la capacidad física.
La desigualdad surge primordialmente por la concentración de la renta procedente de la
propiedad en contraposición con la renta procedente del trabajo.

Invierte la noción tradicional de que la acumulación de riqueza depende del ahorro que hacen los
ricos de sus rentas superfluas. La vieja idea de que la igualdad y el progreso son incompatibles es
trasformada por la teoría de Keynes en la doctrina revolucionaria de que una de las condiciones
esenciales del progreso es una mayor igualdad. Como él dice, “una de las principales
justificaciones sociales de la gran desigualdad queda, por consiguiente, eliminada”

Más pronto o más tarde; la capacidad para consumir tiene que armonizarse con la capacidad para
producir. Keynes y Marx se separan. Marx ve la única solución realista de la contradicción entre la
capacidad para producir y la capacidad para consumir en la socialización de los medios de
producción. Esto socializará automáticamente las rentas excedentes. La desigualdad no
desaparecerá por completo, pero se reducirá grandemente y dejará de ser una barrera para el
empleo total. La inversión se convertirá en una actividad colectiva de la sociedad basada en la
necesidad social es bien que en el cálculo del beneficio privado.

Considera la socialización de la propiedad generadora de renta como innecesaria e indeseable.


Según Keynes, los bienes de capital devengan renta porque están escasos. Cuando la propiedad
deja de ser renta, solamente el trabajo, tanto mental como físico, constituirá una base para
percibir la renta. Por consiguiente, si los bienes de capital pueden hacerse lo suficientemente
abundantes, la renta de la propiedad desaparecerá y con ella la desigualdad de la distribución de
la renta, que es el gran obstáculo para un nivel elevado del consumo y del empleo.

Esta perspectiva conduce de una manera completamente lógica al criterio de que el trabajo es el
único factor de la producción y a una simpatía por la teoría del valor basada en el trabajo. Incluso
en la aceptación de esta teoría, que constituye una parte fundamental de la teoría de Marx,
Keynes difiere de Marx. Keynes tiene cuidado de incluir como trabajo funcional todos los servicios
de los empresarios, mientras que Marx excluida del trabajo funcional una gran parte de las
actividades de los empresarios, porque creía que estaban dedicadas a la explotación de los
asalariados bajo un sistema de propiedad privada de los medios de producción y serían
innecesarias en una sociedad organizada racionalmente.

No deberíamos empequeñecer el valor del análisis a corto plazo de Keynes, que es el único que ha
tratado de ofrecer, precisamente porque los aspectos seculares de su teoría han quedado sin
desarrollar. La Teoría General puede tener un gran mérito en relación con los problemas del paro y
la inflación y no ser muy útil en cuanto instrumento para el análisis secular.

El capitalista rentista, el inversor que no desempeña ninguna función, desaparecerían como clase.
La propiedad no seguiría constituyendo una base para la percepción de renta. Y no requeriría
ninguna ruptura violenta con el pasado para completarse. Para Keynes, esta revolución menor es
deseable no solo porque daría lugar a una sociedad más justa, sino, lo que es más importante,
porque es el precio innecesario que pagar para evitar a la larga una revolución mayor de la
variedad marxista. Representa la alternativa al marxismo. Su propósito básico es conservar el
capitalismo industrial privado, y es ningún sentido la considera Keynes como la introducción de
una cuña para una transición gradual hacia el colectivismo.
Keynes cree que la conservación del capitalismo privado exige la eliminación de sus peores
defectos. También cree que estos defectos pueden ser abolidos sin que al mismo tiempo se
destruyan los cimientos del capitalismo industrial privado.

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