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Comisión: M1
2017
1)
efectivamente hay una parábola en “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig que
incluye básicamente a los dos personajes principales que atraviesan la novela. En donde,
empiezan como el homosexual burgués que aspira a ser o encarnar una mujer con un
la historia, cambiados, invertidos, cada uno puesto en una circunstancia que bien le
Palermo y la fantasía o sueño morfínico (la morfina para no tener más dolores) irreal de
de no encariñarse tanto con alguien, algo que hace a uno “débil”, ya que después eso
la enfermería, termina por confesar a su amada Marta, esa mujer que en el fondo según
sus palabras “le gusta porque tiene clase”, en sueños, que la quiere tanto. Una frase
que antes Molina tarareó: “…los sueños tristes de este amor extraño”. Un final feliz
podríamos decir.
héroe de la novela (tal como lo evoca su adscripción siempre a identificarse con las
encarcelado para luego alcanzar la libertad, sino, más bien el de terminar por salir de la
opresión de la cárcel para pasar a estar preso de otra cosa, las pasiones y presiones
políticas de las dos fuerzas en pugna (el poder político establecido versus los
revolucionarios), hecho que nos es contado por la frialdad de un informe de algún espía.
procedimientos narrativos, que están (ex)puestos en primer plano. Lo narrado del libro
no procede por la imposición de un narrador fuerte que organiza el relato sino más bien
es un montaje de cuatro formas que puestas una detrás de la otra conforman la novela:
los diálogos, las notas al pie, los informes gubernamentales, y los monólogos interiores.
Son discursos “directos”, como con el llamado cine moderno, la diégesis del relato se
narra a si misma sin la necesidad de un narrador exterior que colabore con sus trucos.
La importancia pasa a estar en lo que dicen los personajes, en sus palabras (y esto
con la psicología), que son las que reemplazan los adjetivos que alguien podría poner
sobre ellos. De los cuatro procedimientos me voy a quedar con uno de ellos, para
analizar desde allí la utilización que Puig le da para construir y quebrar los estereotipos
En primera instancia hay que decir, de manera general, que los diálogos entre
nombres para indicar quién es el que dice cada cosa, esto genera ciertas vacilaciones
pero que no llegan a desconcertar del todo, es decir, se solucionan con una releída. La
no confusión total está dada por la construcción de dos personalidades claras que se van
armando a medida transcurre el relato: un Molina “carpe diem”, sentimental, que quiere
ser mujer, y un Valentín sacrificándose por sus ideales, analítico, paranoico, que
de la idea de lo que para una sociedad es el cómo hay que comportarse, sin que eso
comporte una justificación racional. Hay tres diálogos que puestos a funcionar
(el puto fantasioso) y un Valentín identificado con la realidad social (el militante
comprometido):
“-Que me dejes un poco que me escape de la realidad ¿Para qué me voy a desesperar más
todavía?, ¿Querés que me vuelva loco? Porque loca ya soy.
-No, en serio, está bien, es cierto que acá te podés llegar a volver loco, pero te podés volver loco
no sólo desesperándote… sino también alienándote, como hacés vos. Ese modo tuyo de pensar
en cosas lindas, como decís, puede ser peligroso.
-¿Por qué? , no es cierto.
-Puede ser un vicio escaparse así de la realidad, es como una droga. Porque escúchame, tu
realidad, tu realidad, no es solamente esta celda. Si estás leyendo algo, ya trascendés la celda
¿me entendés? Yo por eso leo y estudio todo el día.”
socialista):
“-Sabés una cosa…yo me reía de tu bolero, y la carta que recibí por ahí dice lo mismo que el
bolero.”
Y un tercer dialogo donde Valentín deconstruye la idea de género que Molina “siente”
estableciendo un quiebre con la tradición del cine de Hollywood y el sentido común (el
conocimiento de los problemas sociales del militante marxista cuestiona las relaciones
-Pero si un hombre… es mi marido, él tiene que mandar, para que se sienta bien. Eso es lo
natural, porque él entonces… es el hombre de la casa.
-No, el hombre de la casa y la mujer de la casa tienen que estar a la par. Si no, eso es una
explotación.
-Entonces no tiene gracia (…) la gracia está en que cuando un hombre te abraza…le tengas un
poquito de miedo
-No, eso está mal. Quién te habrá puesto esa idea en la cabeza, está muy mal eso.
-Pero yo lo siento así.
-Vos no lo sentís así, te hicieron el cuento del tío (…) Para ser mujer no hay que ser…qué sé
yo…mártir. Mirá…si no fuera porque debe doler mucho te pediría que me lo hicieses vos a mí,
para demostrarte que eso, ser macho, no da derecho a nada.
que han sido definidas por el sentido común, terminan por influir en la construcción de
la propia personalidad del otro, y eso hace que ni cada uno de los dos sea eso que dice
de sí mismo, ni que sea eso que se dice de él. Hay, siempre, algo más, algo indefinible.
2)
imposibilidad, planteada desde el título, nada que sea único puede ser a su vez doble. Si
alguien tiene dos características, esas dos características no pueden ser mutuamente
embargo, esto no es del todo cierto, ya que la literatura está llena de ejemplos donde la
imaginación de los autores da vida a seres de los más complejos o irreales (tanto como
el autor pueda imaginar) que a partir de lo que Coleridge llamó la voluntaria suspensión
Ahora bien, Todorov propone que lo fantástico sucede cuando se produce en el lector
excepcional pero posible, anormal, insólito, que tiene una explicación racional.
El caso de “La doble y única mujer” a primera vista pareciera proponer una lectura
fantástica, en donde el acontecimiento (la mujer de cuatro brazos, cuatro piernas, pero
hecha de la misma sustancia, con los mismos pensamientos y emociones, con dos
cabezas conectadas por la unión de sus columnas vertebrales) termina por ser explicado
un fenómeno del cual ella es retrato”, ese fue “el misterio de su origen”. Sin embargo, el
texto no parece centrarse en los rasgos sobrenaturales de este ser, sino más bien lo que
todo el tiempo está proponiendo es la idea de la problemática social que esto conlleva,
las sillas especiales, las relaciones familiares y amorosas, etc. Con lo cual, si los que
habitualmente eran los encargados de la denuncia, de señalar las injusticias, eran los
llamados “realistas”, acá Palacio parece decirles ustedes, señores de la izquierda, deben
hace falta algo más, hace falta cuestionar las palabras como elementos transparentes
para nombrar las cosas. Entonces, retomando la tradición rimbaudiana, (acá también yo-
relato en primera persona que da cuenta de una multiplicidad de yoes que termina por
volverse algo que se ve como no-correcto, como una anomalía, como un error, tanto de
que hay que decir es que no es un relato lógico, pero si realista. Realista en cuanto a su
desconocido, sino la cotidianeidad del ser diferente, casi se podría pensar como un
paralelismo con lo que se conoce como síndrome down o ser con discapacidades o
capacidades diferentes, sólo que acá funciona como ser imaginario (en el sentido de que
no existe ni existió nadie así nunca), pero que no deja de poner en cuestión la relación
con los demás, lo social del caso (tema predilecto de la narrativa verosímil de los
argumento a priori fantástico. Y en ese sentido el verosímil del relato se corre de los
lo que es creíble, lo hay detrás de esa definición es que si alguien quiere denunciar
determinada cuestión debe tener un enunciado que sea verosímil, creíble. Nadie puede
correrse de lo que está establecido como posibilidad para acusar. Lo que se necesita es