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Lección 10: Para el 8 de marzo de 2014

DISCIPULAR
A LAS NACIONES

Sábado 1º de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 56:6-8; Mateo 11:20-


24; Juan 12:20-32; Romanos 15:12; Hechos 1:7, 8.

PARA MEMORIZAR:
“Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:7).

EL MENSAJE DE CRISTO, desde su inicio, era para todos en todas partes. El evan-
gelio fue a todo el mundo, porque es universalmente aplicable. Sin duda, este
concepto desafió el pensamiento de los discípulos. Su reacción inicial al ver,
por ejemplo, a Cristo conversando con la mujer samaritana ilustra este desafío.
Ellos pensaban que Jesús, como el Mesías, debía meramente cumplir las profe-
cías y esperanzas judías, pero habían pasado por alto o no habían interpretado
correctamente a los profetas, en especial a Isaías, con su mensaje a todas las
naciones. Jesús, el Deseado de todas las gentes, no estaba limitado a un solo
grupo. La salvación podía provenir de los judíos, pero era para todos. Los segui-
dores de Cristo trascenderían los límites nacionales y los internacionales, las
diferencias de lenguas, y otras dificultades, porque Jesús mismo había estable-
cido el modelo de evangelización transcultural.
Como adventistas, en Apocalipsis 14:6 recibimos este llamado: “Vi volar por
en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a
los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.

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Domingo 2 de marzo // Lección 10

LOS PROFETAS PREDIJERON


Los antiguos profetas predijeron la conversión de los “no judíos” (gentiles)
a una fe basada en las Escrituras. Las divinidades paganas, su adoración y su
estilo de vida destructivo serían derribados por la sumisión sin limitaciones a
Jehová y su fe en él. Los enemigos de Israel vendrían en masa a Jerusalén ro-
gando admisión y sedientos de conocimiento espiritual. La comisión de Israel
era esparcir la invitación universal de Dios a las naciones que lo rodeaban.
Lamentablemente, la pasión misionera de Israel se descarriló por conside-
raciones terrenales. La grandiosa visión quedó sepultada debajo de la compla-
cencia. La venida de Cristo resucitó esa visión, por lo menos para algunos.

Lee Isaías 56:6 al 8; Miqueas 4:1 y 2; y Jonás 3:7 al 10 y 4:1. ¿Qué ense-
ñan estos versículos acerca del alcance universal de la misión de Israel, y
cuán limitadamente algunos en Israel comprendieron esto?

Israel había de ser la luz de las naciones. Viendo las maravillosas ventajas
que tenían los israelitas, las naciones paganas preguntarían acerca de la fe mo-
noteísta de los israelitas, y así muchos de ellos se convertirían al verdadero Dios.
Desgraciadamente, las cosas no resultaron así, pues Israel llegó a centrarse
tanto en sí mismo que perdió de vista su propósito más amplio y, a menudo, al
Dios que le había ofrecido tanto.
Los cristianos modernos afrontamos un desafío similar. ¿Invertiremos con
sacrificio en el avance del evangelio, olvidándonos de su propósito más amplio?
Es una trampa en la que podemos caer más fácilmente de lo que creemos.
“En el nombre del Señor, ofrezcamos expresiones de alabanza y agradeci-
miento por los resultados de la obra en otros países.
“Nuestro General, quien no se equivoca, continúa diciendo: ‘Avanzad. En-
trad en nuevos territorios. Levantad bandera en cada lugar’. ‘Levántate, resplan-
dece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti’.
“Nuestra consigna ha de ser: Adelante, siempre adelante. Los ángeles del
Señor irán delante de nosotros para preparar el camino. Nuestra preocupación
por las ‘regiones apartadas’ jamás puede deponerse hasta que toda la Tierra sea
alumbrada con la gloria del Señor” (TI 6:37).

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Lección 10 // Lunes 3 de marzo

¡AY DE TI!
Lee Mateo 11:2 al 4; Lucas 4:25 al 30 y 17:11 al 19; y Juan 10:16. ¿Qué
mensaje vital muestran estos textos? ¿Cómo podemos tomar lo que está
escrito aquí y aplicarlo a nosotros mismos, en nuestro propio tiempo y
contexto? ¿Qué principio se revela aquí que debemos tomar en cuenta?

Cristo quería que el pueblo, que tenía tantas ventajas, despertara a lo que
era su verdadero llamamiento y propósito como su pueblo. Quería que vieran
que esa salvación, aun para la nación elegida, no era algo que tenía por naci-
miento. No lo pasaban los genes o la primogenitura. Era algo que debía acep-
tarse en forma consciente, una elección que incluso los que no eran de Israel
podían hacer, y lo hicieron.
Los entrenadores atléticos a veces desafían a sus atletas al compararlos con
escuelas u organizaciones competidoras. “Si practicas fielmente, con energía
e intensamente como ellos lo hacen, tendrás éxito”. La motivación obvia del
entrenador es inspirar, desarrollar un deseo y no reducirlo.
Del mismo modo, Jesús quería que su propio pueblo compartiera la ple-
nitud de la salvación como algunos pueblos no judíos ya lo estaban haciendo.
Sin duda sus palabras habrán escandalizado a algunos, porque él predicaba
algo que no querían oír, por más que ellos ya deberían haber conocido y com-
prendido esas verdades.
Algunas personas podrían realmente contar con muchas ventajas espiri-
tuales que otros no tienen, pero aquellos que las poseen deben darse cuenta de
que, sea lo que fuere que hayan recibido, todo es un don de Dios para ser usado
para la gloria de él y no para la propia.

Y ¿qué sucede con nosotros? ¿Qué sucede con todas esas ventajas que Dios
nos dio, como pueblo? ¿Por qué es importante, primero, reconocer esas venta-
jas; y luego, humildemente, darnos cuenta de las responsabilidades que traen
aparejadas?

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Martes 4 de marzo // Lección 10

“QUISIÉRAMOS VER A JESÚS”


Lee Juan 12:20 al 32. ¿Cómo se revela aquí la universalidad del men-
saje del evangelio?

Jerusalén está saturada de rumores. La entrada triunfal de Cristo acababa


de suceder. No obstante, los “Hosannas” fueron rápidamente reemplazados por
preguntas. ¿Qué sucedería ahora? ¿Sería Jesús coronado rey?
En la muchedumbre reunida para la Pascua, había adoradores griegos. Nota
sus palabras a Felipe: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”. En otras palabras, ellos
querían estar con Jesús. Querían aprender de él. ¡Qué testimonio del carácter
universal de Cristo y su mensaje! Pero, también, qué triste es que aquellos que
tendrían que haber dicho lo mismo eran los que querían librarse de él.
Los griegos probablemente se acercaron a Felipe porque, de todos los discí-
pulos, solo él tenía un nombre griego. Viniendo de Betsaida, un centro de pesca
comercial –y por ello, un crisol cultural–, tal vez también hablaba su idioma. El
texto sugiere que Jesús no estaba presente en las cercanías. Tal vez él adoraba
cerca, en los lugares reservados para los judíos.
Sin embargo, uniéndose a sus discípulos y a los entrevistadores dentro del
atrio exterior, Jesús les otorgó su deseo a estos hombres. Nota lo que les dijo:
“Si alguno” –indicando hombres, mujeres, judíos y griegos– “me sirviere”, puede
hacerlo, pero con un cierto costo.

¿Cuál sería el precio? ¿Cómo entendemos lo que esto significa? Ver


Juan 12:25.

Luego, con estos extranjeros todavía presentes, el Cielo tronó un mensaje de


confirmación de juicio y victoria. Esa voz que se oyó, dijo Jesús, no había venido
por su causa, sino por ellos, judíos y griegos, para que su fe se fortaleciera. Las
palabras de Cristo afirmaron de inmediato que su muerte había de ser para todo
el mundo.

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Lección 10 // Miércoles 5 de marzo

DERRIBANDO BARRERAS
Lee Juan 7:35 y 8:48; y Lucas 10:27 al 37. ¿De qué manera estos versí-
culos muestran por qué las barreras regionales, étnicas y otras no deben
existir entre los cristianos al procurar hacer discípulos entre todas las
naciones?

El desprecio que mostraron los líderes por Jesús no tenía límites. Otra vez, la
terrible ironía: aquellos que deberían haber estado en primera fila para recibirlo
a él y su mensaje eran los mismos que luchaban contra él con mayor fuerza. Los
sacerdotes de Israel despreciaron al Hijo de Dios, mientras que los que no eran
de Israel lo aceptaban como el Mesías. ¡Qué lección poderosa y solemne hay
aquí para los que se consideran (y tal vez con alguna justificación) con ventajas
espirituales!
Cuando condenaron a Cristo, no solo dijeron que tenía un demonio, sino
también hicieron algo todavía peor al llamarlo samaritano. Hasta se burlaron de
él por su testimonio entre los griegos, mostrando obviamente su desprecio por
los que no eran de su propia nación y fe. Los líderes de Israel encontraban que
era impensable que Jesús considerara enseñarles a los griegos. Jesús contradijo
esto al enfatizar el carácter por sobre el origen étnico.
Además, es muy interesante que él usó la historia verdadera de un samari-
tano para enseñar una gran lección espiritual acerca de lo que significa real-
mente cumplir la ley de Dios. Los líderes religiosos, sin duda limitados por su
retórica comprensión de la ley levítica y la contaminación, habían pasado antes
por alto al hombre herido. El extranjero despreciado, un samaritano, había de-
safiado el prejuicio étnico y salvado la vida del extranjero. ¡Qué agudo reproche
para todos los que desprecian y desdeñan a alguien que tiene una necesidad,
solamente porque no es de su propio origen étnico, social o cultural!

Piensa en la última vez que pudiste ayudar a alguien con una necesidad y no lo
hiciste. ¿Qué justificación usaste para no ayudar? Mirando ahora hacia atrás, ¿qué
deberías haber hecho en forma diferente?

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Jueves 6 de marzo // Lección 10

LA GRAN COMISIÓN
Lee Romanos 15:12; Hechos 1:7 y 8; Juan 11:52 y 53; y Mateo 28:19 y
20. ¿Qué mensaje esencial hay aquí, y de qué modo se ajusta bien a los
mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14?

La obra final de Dios es incompleta hasta que el evangelio eterno expresado


en el mensaje de los tres ángeles, que aparece en Apocalipsis 14, haya cruzado
todos los límites raciales, idiomáticos, nacionales y geográficos. Sin divulgar
el momento preciso, la Escritura afirma inequívocamente que este evangelio
alcanzará a todo el mundo. El triunfo de Dios y su proclamación son seguros.
Se profetiza que las naciones aceptarán ese mensaje. Esto debe suceder,
pero ¿quiénes se ofrecerán como canales de la gracia de Dios? ¿Quiénes se
unirán con Cristo para sobreponerse a las barreras étnicas, geográficas e idio-
máticas que estorban el progreso del evangelio? ¿Quiénes vaciarán sus bille-
teras y cuentas bancarias? ¿Quiénes sacrificarán sus comodidades terrenales y
asociaciones con los familiares para hacer progresar la causa del Cielo? Estas
son las preguntas que todos debemos plantearnos. ¿Qué estamos haciendo
para alcanzar a aquellos que, quienesquiera que sean o dondequiera que
estén, los prejuicios culturales y las barreras sociales satánicamente diseñados
los apartan de una proclamación vigorosa del evangelio? Hay otros creyentes
como ellos, esparcidos por todo el globo, que voluntariamente entregan su vida
para que el evangelio pueda ser predicado.
“Nuestro éxito misionero ha sido proporcional a nuestro esfuerzo de des-
prendimiento y altruismo. Únicamente el Señor puede valorar el trabajo reali-
zado, a medida que el mensaje del evangelio sea proclamado en forma clara
y precisa. Nuevos territorios se alcanzaron y se realizó un trabajo agresivo. Se
sembró la semilla de la verdad y la luz iluminó muchas mentes, y produjo una
mayor revelación de Dios y un entendimiento más exacto del carácter que se
debe desarrollar. Miles han sido traídos al conocimiento según está revelado
en Jesús. Han sido inspirados por la fe que obra por el amor y purifica el alma”
(TI 6:36).

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Lección 10 // Viernes 7 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “La Gran Comisión” y “Pente-


costés”, Los hechos de los apóstoles, pp. 21-28; 29-38. También lee “En el atrio
exterior” y “El buen samaritano”, El Deseado de todas las gentes, pp. 574-580;
460-466.
“Un samaritano, de viaje, vino adonde estaba el doliente, y al verlo se com-
padeció de él. No preguntó si el extraño era judío o gentil. [...]
“Así la pregunta: ‘¿Quién es mi prójimo?’ está para siempre contestada.
Cristo demostró que nuestro prójimo no es meramente quien pertenece a la
misma iglesia o fe que nosotros. No tiene que ver con distinción de raza, color
o clase. Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra ayuda. Nuestro
prójimo es toda alma que está herida y magullada por el adversario. Nuestro
prójimo es todo aquel que pertenece a Dios” (DTG 463, 464).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿Qué indica nuestro apoyo financiero a la misión de la iglesia mundial
respecto de nuestro compromiso real con la comisión del evangelio? ¿Por qué
nuestra participación va más allá del apoyo meramente financiero? ¿De qué
maneras los recursos dedicados actualmente a la conservación de la iglesia
local pueden ser canalizados hacia la evangelización transcultural?
2. “No debemos creer que la obra del evangelio depende principalmente
del ministerio. Dios ha dado a cada cual una obra que hacer en relación con
su Reino. Cada uno de los que profesan el nombre de Cristo debe trabajar fer-
viente y desinteresadamente, dispuesto a defender los principios de la justicia.
Todos deben tomar una parte activa en fomentar la causa de Dios. Cualquiera
que sea nuestra vocación, como cristianos tenemos una obra que hacer para
dar a conocer a Cristo al mundo. Hemos de ser misioneros y tener por blanco
principal ganar almas para Cristo” (JT 3:60). En la clase, mediten sobre el sig-
nificado de lo que está planteado aquí y, como clase, pregúntense qué más
podrían hacer para ayudar a terminar la obra que hemos sido llamados a hacer.
3. Mediten en lo que Jesús dijo en Juan 12:25. ¿Qué significa “aborrecer”
nuestra vida “en este mundo”? ¿De qué maneras hemos de expresar este
“aborrecer”?

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