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Método de análisis literario1

El método de análisis que se planteará a continuación no es el único, pero es uno que INVARIABLEMENTE funciona. Por otra
parte, es el mismo que se aplica en niveles superiores o inferiores, secundarios o terciarios, y sirve, además, tanto para analizar
un texto literario como otro que no lo sea.

1. Lectura atenta del texto: lo primero que hay que hacer cuando nos enfrentamos a un texto es conocerlo mediante una
atenta lectura antes de comentarlo. Para ello es preciso que lo leamos despacio y que comprendamos todas sus
palabras. Para ello hay que acompañarse con un diccionario que nos permita despejar las dudas que tengamos de las
palabras que no conocemos, o que conocemos a medias.
2. Localización del texto: localizar un texto literario es precisar qué lugar ocupa ese texto dentro de la obra a que
pertenece. El texto a analizar puede ser un texto independiente (un soneto, un romance) o un fragmento (estrofas de un
poema, capítulos de una novela). Debe realizarse la localización de lo que vamos a analizar porque todas las partes de
una obra artística se relacionan entre sí.
3. Determinación del asunto: el asunto es todo aquello que está relacionado con la anécdota señalada por el texto. Por
ejemplo, con el asunto tienen que ver cuestiones tales como si el personaje de un cuento vivía en su casa con alguien
más, la ropa que usaba, qué aventuras vive, etc. Claro está que nada de lo que está en un texto es casual, por lo que a
medida que se va determinando el asunto, se puede ir interpretando sus distintas capas de significado.
4. Determinación del tema: el tema es una abstracción que está presente en el texto, y que se define dejando de lado
todos los aspectos que tienen que ver con el asunto del texto, aunque se deduzca de los mismos. Además, el tema se
define con pocas palabras, sin nada de más, pero sin nada de menos. Para determinar un tema, debe dejarse afuera
todo aquello que tiene que ver con los personajes (en el caso de la narrativa o teatro) o con el yo lírico (poesía), pero a
la vez no se puede ser demasiado impreciso. Por ejemplo, el tema del poema de Baudelaire A una transeúnte puede ser
la dificultad de amar en el mundo urbano contemporáneo. O la relación entre el amor y el azar en el mundo urbano
moderno. Como se ve, no se habla simplemente del amor, pero tampoco de lo que siente el yo lírico; no se dice, por
ejemplo, la dificultad de amar del yo lírico en el contexto urbano de París. Sin embargo, para explicar el tema se debe
recurrir al asunto. Por ejemplo, podemos decir que “el tema del soneto es la dificultad de amar en el mundo urbano
contemporáneo.” Y en otros enunciados agregar: “el hombre actual, que vive en ciudades superpobladas está sometido
a continuos estímulos y oportunidades para establecer contacto con los demás. Sin embargo, al mismo tiempo, esos
estímulos son fugaces, rápidos, porque la vida urbana se desenvuelve fugazmente, donde cada instante vivido se pierde
con facilidad, así como también se desconfía de los que nos rodean. En el caso de A una transeúnte, el yo lírico ve a los
demás como una masa animalizada que no entiende, y que por contrapartida no lo entiende a él.” Como se ve, lo
medular del tema se expone claramente y en pocas palabras, por más que luego podamos explayarnos reflexionando y
explicando el mismo.
5. Análisis de la forma partiendo del tema: en relación a este asunto, depende del texto. Por ejemplo, si el texto es corto,
se puede determinar el tema, primero, y luego analizar la forma, es decir, cómo el autor planteó el tema a través del
manejo de los distintos recursos estilísticos: metáforas, antítesis, comparaciones, descripciones, etc. Pero si el texto es
extenso, o muy complicado de entender, se puede hacerse al revés, es decir, ir analizando diferentes apartados o
fragmentos del texto en cuestión, viendo los recursos, y cómo se trabaja el tema en distintos momentos del texto
analizado.
6. Conclusión: la conclusión implica dos aspectos separados, el balance de nuestras observaciones, y nuestras reflexiones
personales. El balance implica sintetizar todo lo que observamos, sin caer en la enumeración pesada, uniendo forma y
contenido, o sea, cómo el autor planteó el tema junto con el trabajo de la forma. Por su parte, la reflexión personal es
donde planteamos nuestra valoración personal, positiva o negativa, de lo que hemos leído, argumentando el porqué de
dicha opinión.

1
Este planteo está realizado en base a las observaciones realizadas por los profesores Lázaro Carreter y Evaristo Correa en su
libro Cómo se comenta un texto literario.

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