Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO:
SU1VIARIO
" Po nencia pre se ntnda en las Jornadas hispano -argentinas en homenaje al profesor doctor Laurcano
Lope; Rodó ( 1999 ) , que tu vier o n lugar en La Coruña los dí as 14 y 15 de septie mbre de l 2000. y q ue
versaron sob re " E l procedi m iento ad ministrati vo y el co ntrol j udicia l de la Adm inistrac ión pública».
Las ponen cias presen tad as se pub licará n próxim ame nte en un libro que , seg ún mis notic ias . editará el
Inst ituto Nac ional de Ad ministrac ión pública , co n sed e en Madri d .
** Abrevia tura s utilizados
CE::= Con stituc ión españo la .
Cfr.::= Confróntese .
LJCA = Ley de la Jur isdicción contenc ioso-ad ministrativa . Ley 29/1998 de 13 de julio.
LRJPA::= Ley 30/1992 , de 26 de nov iembre de Rég imen jurídico de las Adm inistraciones Públi cas y del
Pro cedi mien to Ad minis trativo co mún . [Como es sabido. es ta Ley ha sido modificada por la Ley 4/1999 . de
13 de enero . Aunq ue hay autores que la c itan co n las siglos Lrn RJ- PAC. pre fiero citarla por su número y
año, sin más . cuan do he de referi rme concretamente a el la].
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
«Siem pre nuestro pensar creaclor SI! pl asm a el! oposición a otro
pensa r que hay a la vista y que 1101' parece errá neo, indebido, II" e
reclama ser superado .
José Ortega y Gasset
La lectura ele libr os aje no s a l campo c ie ntí fico qu e co tidiana me nte cultivam os
no só lo sirve par a prop orci onarnos la necesar ia humild ad para ev itar ca er e n la barbarie
de ese es pec ia lista qu e , co n la seg urida d qu e le da el sa be r alcanzado en su á m bito, cree
qu e pued e mo verse de ig ua l man er a e n o tros territori os. So n bas tantes más los se rv ic ios
qu e pued e prestarn os ese tipo de lectura. Por eje mplo és tos : permi tirnos ent end er mej or
e l objeto sobre e l qu e pro yect am o s nue stro a fá n in vesti gad o r : facilita rn os - e n la
m edida que e nsa nc ha nu e stro ho ri zo nt e- e l descubr imi ent o d e nu e vas á reas d e
co noc im iento e n las qu e pod er recab ar un a c ierta presen cia si n te mo r a se r tach ad o de
«imperia lista »; mej orar los métodos ele aproxi m ac ión a l ser el e las co sas co n las qu e -o
so b re la s qu e- op er am o s : es po lea r nu e st r a actitud críti ca respe ct o a l sa be r
convenc io na l; y ac tiva r en nosot ro s esa es pe c ia l se nsi b ilid ad - q ue de o tra man era
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
l . Martín H EIDEGGER: El ser y el tiempo, traducción al español de José Gaos , c d . Fondo de cultura
económica, 9° reimpresión de la 2' ed. al español revisada. Madrid 1971. pág. 445-449. [Hablo de esa
publificacl ón del tiempo en mi Derecho administrativo español, 2" ed. Madrid 1997, p. 61-62].
2. Obra cit. pág. 185.
3. En el vocabulario heidggcriano, el «ser ahí» es ese «ente que somos en cada caso nosotros mismos y
que tiene entre otros rasgos la «posibilidad de ser» del preguntar- (pág. 17).
4. Piénsese. por ejemplo, en la extinción del procedimiento administrativo por inactividad formal de la
Administración (forma de perención admitida con carácter general a partir de la LRJPA) .
_El
En más de una oc asión, he un ido mi voz a la de otros autores que han alertado
so bre la necesidad de con segui r que nue stro s legisladores comprendan que no se les va
a tener en m ay or e st im a porqu e hagan much as leye s; y que reformar con si ste en
cambiar los usos , lo que rara vez se logra cambiando las leye s; y que , en fin , la noble
tarea de legislar se degrada cuando el legi slador -consc iente o incon scie ntemente- opta
por con vertirse en un me ro editor de normas .
No es mía la exp resión qu e aca bo de emplear, pero no ten go inconven iente,
antes al co ntrario , en suscribirl a. Porque no hay dem agogia en usarla ya que se limita a
con stata r un hech o que , para mal de tod os , es «e l pan nue stro de cada día» .
La fra se es de Santamar ía Pa stor , el cual dice que:
«El creciente grado de descodificaci ón q ue supo ne la ince sante ap robación de refor
mas parciales ob liga, a qu ienes se nos ha enco mendado ofic ialme nte la labor de inves
tiga ción clín ica [com o es sabido Sa ntamana Pastor es catedrático de derecho adminis
tra tivo y, por esa su condició n de pr ofe sor uni vers itar io tien e atribu ida una do ble
func ion : la d ocente y la in vest igad or a], a con vertir sosegad amente los ca pric ho s
im pu lsivos del editor de normas es un sistema intelig ible y de fácil accesibilid ad »' .
5 . La existencia de signos jurídicos --como unidad jurídi ca diferente de los hechos ju rídicos y de los
actos j urídicos- es prácticamente desconocida por la doctrina científica. Por lo que me consta, y al menos
en España , creo haber sido yo el prime ro en adve rtir su presenc ia y en intentar una elaboració n del
concepto . Cfr" mi Derecho adm inistrativo españo l ***, ed . Eunsa, Pamplona 1997, págs. 2 11-301. En
algunas sentencias del Tribunal Supremo , que he tenido ocasión de redactar como ponente. se maneja ya ese
conceplo .[Cfr. STS de 2 1 de dic iembre 1998 (recurso de casac ión 5 163/ 1994; STS de 21 septiembre 2000
(recurso de casación 3449/1996) 1.
6. Juan Alfonso Santamaría PASTOR: Principios de derecho administrativo, Madrid 1999, pág. 37.
7 . Revista Documentacibn adminis trativa, números 254-255 , mayo- diciembre 1999.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
No faltará quien se haya sorprendido al leer ese título que tiene -lo recono zco
no poco de provocativo. Pero me apresur o a decir que el primer sorprendido había sido
yo. al comprobar que la Ley 30/1992 es dam a tan visitada . .. .
Aparece también en ese mismo número monogr áfico un cuidadísimo trabajo de
Lucian o Parejo sobre el silencio admini strati vo, del que aquí tendré que hacer reiterada
mención, y en el que llama la atención sobre las nefastas consecuencias que produce
«e l rep arto competencia! min ist erial de la iniciativ a gube rname ntal del proceso
legi sl ativo : rep art o -di ce- qu e propici a la indebid a inde pe nd izac ió n de la s
co rrespondientes visiones de la Administración, al punto de que la LJCA se siente aún
obligada a manten er íntegramente su propia definición de las administracio nes pública s
-naturalmente «a estos efectos» [es decir, a los de su apl ica ci ón}- (art. 1.2), siendo así
que la sede natural de tal definici ón está obv iamente en la LRJPA».
La crítica es por demá s certera. Carece de sentido --en efecto- que la regulación
del proceso judicial administrativo «se cocine» en un departamento ministerial y la del
llamado proc edimi ent o adm inistr ativo -cu ya innegable naturale za proc e sal veng o
sosteniendo desde hace años- 10 sea en otro departamento distinto . Porque da lugar a
consecuencias indesea bles , como la que menciona Parejo. Y a otra s más: como, por
c itar otro eje mplo. las inju stifi cabl es diferenc ias en la regulación de las medidas
cautelares que se advie ne n entre la LRJPA y la LJCA.
siguientes previsiones:
- En el plazo de un año a contar de la entrada en vigor de la Ley, el Go bierno
hará las modific aciones precisas para la simplificació n de las normas reglamentarias
sobre procedimiento agrupándolas por categorías de proced imient o sin que ello pueda
suponer disminu ción o limitación de las garantías establecidas en la ley (número 1)
- En el plazo de dos años a contar también de la entrada en vigor de la Ley ll 4
de ab ril de 1999]. e l Go bie rno de Espa ña adap tan) las norm as sobre s ile nc io
administrativo al sentido (sic) que éste tiene en la Ley 4/ 1999 (número 2), o sea a la
regla general del silencio positivo introducida por la Ley 30/1992 y que la Ley 4/ 1999
trata de consolidar.
- Si n que se fije plazo para ell o, aunque hay que suponer que antes de que
transcurra el primero de esos plazos se prevé la creació n inre rmin isreri al de una
Comisión ad hoc para llevar él cabo la reforma y que estará presidida por el Ministro de
Administraciones Públicas.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Cuando doy los últimos retoques a este trabajo corre ya el mes de enero del
2000 (hoyes el día 8), y por lo que me consta ninguna de esas previsiones ha obtenido
cumplimiento por el momento. [Cierto es que durante la exposición oral de esta
conferencia un colega que se sentaba junto a mí en la testera intervino para afirmar que
ya había sido nombrada la Comisión citada; ningún motivo tengo para dudar de tal
aseveraci ón.pero por más averiguaciones que he hecho no he podido confirmar ese
dato ; y desde luego en el B.O.E. no la he encontrado] .
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
8 . Resumo en este aparrado )0 que sobre e~ ta materi a teugu ex puesto co n mayor ex tensi ón en mi
Derecho odminist rarivo ('S/NUIO! ". ed . Eunxa , 2" edición. Pamplona 1993.1'1'.480-.'\19.
_11
definitivamente aceptada .
Cuando una determinad a comunidad c ientí fica acaba aceptando una nueva
matriz disciplinar, puede afirmarse , sin co nces ión alguna a la retóri ca , que e n esa
co munidad ha tenido lugar una verdade ra re volución , e mpleando 18 palabra en su
sent ido propio y estricto. Porque , al igual que las revoluciones políticas se inician
mediante la progresiva generali zación del convenci miento de que las instituc iones
existentes son incapaces de dar respuesta adecuada a los problemas planteados, en la
ciencia se produce un hech o semeja nte: aparición de un sentimiento cada vez más
firme ele que una determinada matriz disciplinar no funciona. Y del mismo modo que la
revolución política provoca la sustitución del proyecto político vigente por un proyecto
político discrepante. la revolución científica implica la sustitución total o parcial de la
vieja matriz disciplin ar por la nueva que se muestra capaz de solucionar la situación de
desbarajuste existente.
Importa subrayar - y no por un estéril prurito de clasificación. sino porque sólo
así se puede entender lo que son las revoluci ones científ icas- que ésta s son de dos
tipos: gra ndes revoluci ones y pequeñas revoluciones.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
y es qu e cuando se habla de revolu ciones c ientíf icas es cas i ine vita ble pensar e n
aqué llas qu e , como las que apa recen ligad as al nombre de un Cop érnico , un Ne wton,
un Darwin , o un Eins tein, han te nid o una pro yec ci ón uni versal , hast a el punto qu e
ca mbiaron el curso de la histori a de la cie nc ia .
Si n e mbargo, tamb ién la histori a de la cien cia -que, por lo m ism o que co ns tituye
un campo nue vo , ni se conoce en su totalidad ni hay tod avía ac ue rdo acerca de có mo
debe hac ersc- nos pone de manifi esto que no s ie mpre las re voluc ion e s científicas
tien en tan amp lia proyecci ón y que , con tod a frecuenci a su efi ca cia no va más allá del
limit ad o á mbito de un gr upo mu y reducido de es pec ial is tas, lo s c ua les, adem ás ,
po sibl emen te no ad viert en h ast a mu cho d e spu é s qu e , donde e l los c re ía n habe r
realizado un a mer a e lecc ión teó rica o una s im ple adaptac ión de la matri z que ve nían
manej and o , se ha producido e n rea lida d la sus titució n de un a mat riz di sciplinar por
otra, un a re volu ción científica , en suma .
Decir que un ca mbio de matri z di sciplin ar supo ne un a verdadera rev olución,
porque co mo tod a re voluc ión tien e un se ntido ico noc las ta , de ru ptura con e l or de n
es tab lecido (e l orde n científico en este caso) . es decir mu cho , per o no es dec ir bastan te .
y es qu e queda sin aclarar qué es lo que va a supo ne r p ara la co munidad científica esa
fra ctura o ro mp imiento .
Por lo p ronto, acepta r la nueva matri z va a ob lig ar a ree scrib ir los libr os de
texto. Pero es to oc urre preci samente po rqu e la nu eva mat riz impone un cambi o de
e nfoq ue qu e descubre hor izontes m ás amp lios .
Si se pi en sa e n lo q ue h an s up ues to a lg u nas de la s gra nde s revo lucio nes
c ie ntíficas -l a «cope rnicana» , la «darwinia na» , o la «e insteniana»- se co mpre nde que
se ha ya po dido de ci r qu e «c uand o ca mb ian lo s pa ra digmas el mundo c ambia co n
ellos » .
Pero aun resist ien do esa ten taci ón , hay, por lo menos , que adm itir que al ace ptar
una nuev a matriz disciplin ar lo s científicos ven las cosas de distinta manera.
Conv iene reten er la idea qu e he destacado en c urs iva: «los cie ntíficos ven cosas
nue vas y diferentes» , «ve n e l mundo de inves tigació n, que les es pro pio, de ma ne ra
di fer ent e» . Porque es esa idea la que ex presa lo que de verda d oc urre a los qu e acept an
un a nue va matri z di sciplin ar .
Podría pensarse qu izá que el c ie nt ífico que opera baj o un a nuev a m atri z
di sciplinar lo que hace es una nueva reinterp ret ación de los datos que ya po seía . No es
así, si n e mbargo . E s cie rto qu e eso pu ed e oc urrir en algu nos casos y para ciertos
problem as . Pe ro de nin gun a m aner a puede decirse qu e eso es lo que oc urre co mo regla
ge neral. De una parte , porque pu ede que aque llos dato s no ex istan, o sea n erróneos, o
sencilla me nte sean nue vos . Pe ro, so bre todo , porque la interpret aci ón pu ed e lle var a
pe rfeccion ar una matriz disciplinar, a ex trae r todas las posibilidades que e n ella es tán
e ncerra da s . Inclu so , s i se quiere , pu ede llev ar a pro vo ca r la cris is d e la m at ri z
d isciplinar , poniendo al descubierto su s ins uf ic iencias. Pero lo que no puede la simple
interpretación es cambiar aq ué lla .
Se trat a, por tant o , de algo d ife ren te a un a rei nterpre tac ión . Se trata de ver las
cosas con ojos nuevos , o hajo otra luz.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~~ --
_11
Par a es te auto r la técn ica del s ilencio admini strati vo resulta ins uficien te hab ida
cu en ta la e norm e variedad y co m plej idad que la activi da d ad ministrativa tie ne e n
nue stro s días . Y es to si n o lv id ar qu e resulta in coherente co n el nue vo siste ma de
acc io nes qu e ha acabad o por co nsagrar la nueva LJ de 199 8 , que , e n línea con lo
precon izad o p or la do ctr ina , trata - son palabras de su «e xpo s ición de moti vo s»,
apa rtado V- nad a meno s que de «superar la tra dici onal y re stri ng ida co nce pción del
recurso contencioso-adm inistrat ivo co mo un a revi sión judici al de actos admi nis trativos
previos , es dec ir co mo un recurso al acto , y de ab rir defin itivamente las pu ertas para
obtener ju stic ia fren te a c ualquier co mpo rta m iento ilícito de la Administraci ón ».
En consec uencia , hace una pr opue st a q ue , tal co mo es tá form u lada , parece
co nfigurar un nu e vo paradi gm a jurídico . He aquí el meoll o de dich a prop uesta:
«Desde la perspectiva de la "actividad /actuación' propia de este último texto legal
nada se habría opuesto, en efecto, a la ampliación del elenco de acciones mediante
la sustitución - para la "inactividad" en el ejercicio de potestades II través del cauce
procedimentlll- del mecanismo del silencio adminis trativo por el otorgamien to de
una acción específica pasado U /1 plazo convencional de espera , con otorgam iento
a la Admi nistración de la posibilidad de resolver expresamente en todo caso hasta
la conclusión del tramite de contestacibn a la demanda, con la consecuencia de la
term inaci ón anormal del proceso por satisfacc ión procesal (caso de resolución
expresa satisfactoria para la o las pretensiones del demandante) o de la prosecución
de las actuaciones j udiciales hasta la sentencia (en otro caso). Esta solución alter
nativa, aparte de solventar las insuficiencias inherentes a la técnica del silencio,
habría sido m ás conforme con la emergencia -a través del principio de la confianza
legítima- del plano de la o las relaciones jur ídicas materiales o sustantivas>," .
¿Es tamos , e n verdad , ante un a propuesta de nue vo paradi gm a? No me atrevería
a dec ir tanto, pue s , co mo luego se verá , más bien parece que - pese al ap arente rad ica
lism o de su form u lac ión , que no es ni much o meno s disp a ratad a , sino per fectam ent e
sensata- es tamos ante un inten to de llevar hasta sus últimas consecuencias so luc iones
que ya había ade lanta do el Tribun al co ns tituciona l.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
·FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO .
des- ocultado , des -jaten tizado, pues sól o as í se hará paten te , sa ldrá a la luz y, perd iendo
su cobe rtura. hab rá q uedado a l des-c ubie rto. Pued e oc urri r que se trate ele una sus ta nc ia
ya co nocida, y tendr á ya no m bre . y la gramá tica que e xplica las conexiones en tre sus
elementos se rá también ya conocida " Má s puede también suceder que no tenga par
co noc ido : es e nto nces cua ndo puede -en sentido ve rda de ro y propi o- ha blarse de des
c ubrimie nto. Será e ntonces c ua ndo habrá que e ncontra rle un no mbre y seguir luego
ava nza ndo par a hall ar las cl aves de su compor tami ento , la griuna tica qu e po ne o rde n
en tre sus e le me ntos .
El inve stigador, e l hom bre qu e quiere y necesit a hacer cienc ia no se co nfo rma co n
lo que le dicen de la cosa, s ino qu e se det ien e a pensar la cosa , una faena qu e ex ige co n
ce ntrac ión y dedi cación , porqu e lle va tiempo : un tie mp o que , en much os casos . re basa la
vida de ese hom bre y de o tros q ue viene n de trás . Co n lo q ue dicho est á que ese pensar no
es ni subit áneo [sí lo fuera, no ser ía un pen sar ve rdade ro sino una intui ci ón ] ni idénti co :
pasa po r gradac io nes suces ivas , a través de las que e l co noc imiento de la co sa se hace
cada vcz más afi nado , pie rde rudeza , va supera ndo la tosq uedad inic ial. se pulime nta y
co bra brillo , se va hac ien do - por días- m ás preciso y luminoso.
Hay po r e llo, un pensa r primi geni o , el primer pensar. Para llegar al cua l -es ahora
Ortega el q ue habla- tuvo el hombre que hacer un prim er ensayo q ue «tenía qu e cons istir
en la hipótesis más a mplia y más sim ple, la cua l co nsis te en supo ner que todas las cosas
que tienen que Fa, en c ua lquier se ntido , unas co n otras, so n lo núsJ11O», de manera q ue
«se identi fica o se co ns ide ra co mo idé ntico todo lo que tien e que ver entre sí» . Ello no
debe llevarnos a men ospreci ar ese pen sar prime rizo , s im ple me nte porque es co nst itutiva
me nte - y por e llo no puede dejar de se r- un pen sar co nfunde nte . Y es que «sin un pensar
prime rizo q ue tomase so bre sí la faena de confundir las cosas, re uniénd olas en prim arias
y amplísimas ide ntific ac iones no hub ieran pod ido los hom bres poster iores , y entre ellos
nosot ros, operar dife re nciac iones m ás perspicaces y rigo rosas»!' .
Má ximo resp eto , pu es , para esas primigen ias. ve ne rab les co nf us iones sin las qu e
e l pe nsar po sterio r no habría sido posible.
La s ituac ió n es . e n ca m bio di stinta c uan do a lgo qu e fue ya descubi erto pa sa
luego a esta r e nc ub ierto , un as veces porqu e se le en tie rra y se le o lv ida , y o tras porqu e
si m pleme nte ha sido luego malentendi do por los q ue viniero n det rás , con lo que q ueda
de sfigurado; co n e l agrava nte de qu e , porqu e no se tien e conc ienc ia de ese m alentendi
mien to , no se adv ierte que , errónea me nte, se tien e por claro el concepto q ue lo identifi
ca, con siderand o inn ecesar io cua lquie r j ustificac ión , q ue. e n tal es ci rc unstanc ias , habría
de tom arse por redundant e , y. e n c ua lquier caso por in necesaria.
Despu és de lo qu e aca bo de deci r result a prudente acud ir de nuevo a In ay uda
or to péd ica de Heide gger , el c ua l -cc upandose del con ce pto de fen omenolog ía: c ienc ia
pretende de cir nada de cllo«. no los califica. no d ice lo que son. no los interpreta o "e xplica". Mas en el prc
dicado. cosa es un tér mino co nceptual que tiene por sí una s. iguificaci én.esustuncin. la cual pretende revelar
nos la secreta cond ició n oc los algo" en derredor nuest ro». [José O RT EGA y GASSET «Comenta rio a «El ban
q uctc» de Platón». e n Obra, coniple u ,«. lomo 9 . p,í g ~ . 777- 778 J.
12. Co mo Se' ve, entiendo que Maru n Heidegger emplea el vocablo grtllJlíu ic{/ como gramá tica exrrucru
ral , es decir. co mo estud io de una lengua determinad a hecho bajo la co nvicción de q ue lodos sus elementos
mant ienen entre sí relaciones sistem átic us .
Como dice Francisco R ODRIGU EZ ¡\ ORADOS: "N o hay lengua sin relaciones regulares de tipo formal
entre los signos . relaciones que refleja n otra" de co ntenido que el hab lante ve entre los referentes, E~ decir:
no hay lengua xin Grarn ática, pues la Grnm ática es lo q ue hay de regular en II n sistema de signos »: y el
signo lingüístico «e s ~i " I Cm ¡¡ lic o (c, decir contrae re lacion es regulares de expresión y conte nido co n otros
signos de igual o d iverso nivel jerárq uico » (Lin g üís! ic{/ e st ructu ra l cd . Gre do s , 2" ed . co rreg uida y amp lia
da, Madrid 1974 . pág. .' J.
13. José O RTEGA y G ASSI:.T : «Idea del teatro . Anejo 1. M {¡SCHra Sn, en Obras completas , vol. 7, p,ígs.
693 -694 .
de los fenómenos: 0 , si se prefiere: método que permite ver aquello «que se muestra en
sí mismo», que esto es un fenómeno- nos dice esto:
«T ras los fenó me nos de la fen om enología. no e st á ese nc ialme nte nin guna otra
co sa , pero sí puede es tar oc ulto lo que de be vo lverse fenómeno . Y j usto porque los
fenóm enos no est án dad os inmedi ata y regul armente. es menester de la fenomeno
logía . Encubri miento es el con cepto co ntra rio a fenómeno.
La forma en que los fenómenos pueden estar encubiertos es variada. En primer t érmi
no . puede estar en cubie rto un fenómeno en el sentido de es tar todavía no descubiert o .
No hay noción ni conoc imiento de su estar ahí. Un fenómeno puede tambi én estar
enterrad o. Esto implica: estaba ya descubierto. pero volvió a quedar encubierto. Este
encubrimien to puede llegar a ser total. O bien . y es la regla. lo ya descubierto es aún
visible. pero só lo e n la I'0I111a del " parecer ser... " , tanto de "ser" . Este estar enc ubiert o
en e l sentido de "estar desfigurad o" es el más frecuente y más peligroso, porque aqu í
son especialmente tenaces las posibil idades de e ngaño y ext ravfo. l...J. En razón de
su inserción artificia l en un sistema, pretenden pasar por algo que no ha menester de
mayor ju stificación y es "claro" , y por ende puede servir de punto de partida a una
deduc ción progresiva»" .
Si traigo a colación estas reflexiones es porque algo de esto ha ocurrido en rela
ción con la ficción j urídica un concepto sin el que no puede entenderse ese otro meca
nismo que llamamos silencio administrativo.
y ocurre que ese concepto de ficci ón . co nocido y utilizado ya por e l derecho
romano, y también por los glosadores en los siglos XII y XIII. Y sobre el que teorizaron
magistralmente los postglosadores y canonistas del siglo XIV,entre nosotros los adminis
trativistas -y a pesar de los m últiples supuestos de ficción que pueden rastrearse en la
legislación espa ñola- parece haber sido olvidado -des pu és de muerto y sepultado-. Es
cierto que, desde que hace unos años llamé la atención sobre lo paradójico que resultaba
que hubiéramos vuelto en e l siglo XX a un pensar confundente acerca de lo que se tenía
claro en los siglos XIlI y XIV, vuelve a hablarse ele ficción pero, salvo contadas excepcio
nes, la confusión entre ficción y presunción continúa imperando.
No sucede as í e n la cano n ísrica cuyos com ponent es -como luego se verá
siguen ten iend o muy clara la distinción entre ficción y presunción.
a . Derecho romano
Como ya he anticipado , el clerecho romano conoció ya . y utilizó, el co ncepto de
ficci ón jurídica para resolver problem as de la práctica. Hubo dos supues tos que se
EL SILENCIO ADMINISTRÁTIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ·NAVARRO
hicieron famoso s y a los que se referirá siglos más tarde B ártolo de Saxoferrato , el
máximo teorizador de la ficción: el del ius postliminii y el de la ' ex Cornelia.
El llamado ius post-Iiminii ju gaba en mat er ia de biene s yen relación co n las per
so nas. Consistía en que el hombre , fuese esclavo o libre , varón o mujer, c uando era
capturado por el enemigo 10 perd ía tod o, pero si era luego liberado y retornaba a sue lo
romano (atravesand o, por tanto , de nuevo yen sentido contrario, el lim es o frontera),
recuperaba lo que perdió, siendo repuesto en la condición jurídica que ten ía ante s
ireponltur in pri stinum statum perinde oc si (como si ) non fuisset captus J.
El supuesto de la lex Cornelia era semejante: el cauti vo rom ano que mo ría en
cauti vidad se con sideraba muerto en el momento en que fue hech o prisionero (fin gir
mortuum prima hora cuptivitatis].
El común denominador a esos supuestos lo precisaba Bárt olo en el siglo XIV,
con estas palabras:.fingunt enim statum ali cuiu s nO/11 mutatum ,
b . La fi cció n j urídica en los sig los XIII y XlV. Paraleli sm o entre la teoría de
Bartola de Sax ofe rrato sobre la ficción jurídica y el art ificio jurídico que lla
mamos sil encio administrativo
Acur sio , que vivió entre los siglo s XII y XIII ( 1182- 1259) conoció y utilizó el
concepto de ficci ón . También Siibaldo Fieschi, d iscípulo de Acursio y que fue lue go
papa co n el nombre de Ino cen cia IV, manejó el co nce pto de ficci ón para su espléndida
construcción de la p ersona ficto.
Pero es , probablemente, Bárt olo de Saxoferrato (1314-1357) el que alcanza el
más alto nivel en la e laborac ión teóri ca de la fic ción. Su análi sis , verdader am ente
magi stral, es hoy fácilmente acc esible gracias al espléndido libro de Santiago Pan izo
Orallo del que me serví ya cuando hace vario s años sostuve que el silencio admini stra
tivo es, en sentido verd ad ero y propio , una ficción jurídica. Con el sólido apo yo de este
canoni sta español amplío ahora las reflexiones que hice entonces.
He aquí cómo de finía B ártolo la ficción jurídica: in re cert a, ej us quod est possi
bile contra veritatem pro veritate a iure facta assumprio .
El análisis de los di versos com ponentes de esta definición que hace es te autor
no s va a servir para co mprende r mejor este artifici o jurídico qu e se llama silenc io
admini strativo.
Téngase pres ent e de sde aho ra -porque facilit ará el entendim iento de cuanto a
continuaci ón se dice- que Jo que co nstituy e la esencia de la ficci ón se resume muy cla
ramente en esta seri e dial éctica : algo [que se sabe con certeza] que no es per o que
podría ser [que podría haberse dado de ese o de otro modo}, se finge que es [que no se
ha dado en la realidad o que se ha dado de distinta manera]. O como decía la canon ísti
ca del sig lo pasado: non est; potes! essei fi ngitur esse .
a' ) Por 10 pronto , la ficción recae in re certa , so bre co sa ciert a . A diferencia de la
presunci ón que versa ace rca de alg o que es dudoso.
Super id quod est certum fingitur ; super incertum praesumitur, decía la Glo sa . Y
Alberico de Rosate ( otro famoso jurista del siglo XIV: murió en 1354 ) decía: Fin gitur
sup er certum ; praesum itur super incertum . Y toda vía e l Código de dere cho canónico
dice esto en el can on 1825, pará gr afo 1: «Praesump tio es t reí inc er tae probab ili s
coniectura» [«Presunci ón es la conjetura probable de una cosa incierta.»J.
Pue s bien , el silencio administrativo es ficci ón y no presunci ón porque parte de
un hecho cierto: que la Administraci ón no ha cumplido el deber que tien e de dar res
pue sta razonada a una petici ón que se le ha formulad o .
b ' ) Cuando el derecho finge algo es porque este algo es po sibl e . La ficción es un
artifi cio jurídico - iuris artifi cio, se lee en la glosa de Acursio-, una o bra de arte hecha
por el derech o ; y co mo quiera que e l arte imita siempre a la naturaleza , y por eso es
sec und um naturam , e l dere cho no puede fingir 10 imposible . De aqu í que la ficci ón se
sitúa sie mpre en la líne a de aquello que es posible : eius qu od es t po ssibile .
Convi en e deten er se un momento en este punto , y recordar dos ej e mplos qu e
pone B ártolo, c ua ndo habl a de las que llama ficci one s inductiva s , qu e so n aquellas
medi ante las que se finge esse id quod n O/1 est (ser lo que no es) .
- Un eje mplo es e l del hombre muerto qu e se supo ne vivo: precisam e nte porque
la ficción ha de se r sec undum naturam no podrá nun ca supo nerse tal cosa cuando ex
quo est mortuus tran sierunt 200 anni .
- El otro ejempl o es el de la ad opci ón: el hijo ado ptivo es un hijo fingi do tfictus
filius ), y co mo la ficci ón ha de ser confor me a la natural eza só lo proced e adoptar a
qui en por razón de su edad podría ser hijo natural (de beo enim ado ptare eum, qui sit
ejus aeta tis , cuius aetatis possibile esset me habere qu endam alium na turalem jilium) .
[Como se verá, luegoe sta ex igenci a de la adecu aci ón a la naturaleza de ese hech o quod
non est pero que es posible es tá formul ad a co n tod a clarida d en el artíc ulo 172 de nues
tro Có digo civil para la adopción] .
Pues bien , trasladando al ámbito del silenc io administra tivo es ta ex ige ncia de la
posib ilidad , es decir, de que lo que se fin ge no es té en co ntradicc ión co n la natu raleza
y, en con secu en cia, aunque ine xistente , sea pe rfectament e pos ible , es innegabl e que ese
requi sito se cumple pue s lo que se fin ge es qu e la Admin istr ación ha dictad o resolu c ión
ex presa, se finge que el proc edimien to admini strati vo - en prime ra o ulteri or instanc ia
ha term inad o co n un det erminado pronunciamient o for ma l, es to es : expres o - positivo o
negati vo- so bre el fondo .
e ') La ficción afirma como ver da d jurídica lo que no es verdad en la realidad .
Por eso es contra veritate m algo que podía haber sido , pero qu e no ha ocurrido en la
realidad , se co nsi dera qu e ha tenid o lugar.
De modo análogo, en el caso del silencio administrativo se finge que la resolu
ción se ha dictado , se finge que la Administrac ión ha cumplido su deber de responder,
que el pro cedimiento ha terminad o, por ac to expres o y qu e e l acto que le pone fin tiene
un «sentido positi vo » (otorga lo pedido) o que , por el contrari o , tiene un «se ntido nega
tivo » (deniega lo solicitado) .
d ') La verdad jurídica es ta blecida por la ficción despli ega su efi cacia del mi smo
modo que la de spleg ar ía la ver da d natural . Se tiene pro verita te lo que -fuer a del
mundo jurídico- no es realmente verdad (es preferible , pese a todo , no habl ar en este
caso de falsedad porqu e esa verda d fingid a es leg ítim a en cuanto se establece por el
derecho).
He quedado di ch o más arr ib a que la ficció n imi ta siempre a la naturaleza , y a la
verdad de las co sas. Cumplido es te requi sito , nada impide que pued a haber diversa s
clases de ficción . Bartol o di stin gue tres:
- Fic ción inductiva: cuando se tiene por ex istente lo que, en realidad no existe o
no se sabe si en realidad ex iste (no n exi stente , p ossibili, pro ex istente a j ure jac ta
assumptio) ; o dicho con otras palab ras: se finge ser lo que no es (fingitur esse id quod
non est) .
- Ficción pr ivati va : cuando se tien e por no ex istente lo que en realidad ex iste
(existen ti, possibili no n existere pro non exis tente a jure [acta assumptio}; o lo que es lo
mismo : se fi,nge no se r lo qu e en realidad es (fi ng itur id quod est non esse).
- Ficción tran slati va o ex tensiva: cuando lo que e xiste de un mod o se tien e por
ex istente de otro modo (uno modo existente , pro exist ent e, afio modo possibili, a ju re
jacta assump tio¡ ; lo que es tanto co mo dec ir que se finge ser de un modo lo que es de
otro mod o (fi ngi tur id quo d est uno modo esse ali o modo) .
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Que en e l caso del llamad o silencio ad min istra tivo se o pera «como si" verdade
ram ente la Administ ración hubiera ac tuado formalmen te . parece qu e tampoco puede
negarse: la norm a ju ríd ica que regula el supuesto atribui rá a ese callar de la Adm inistra
ci ó n un det ermin ado se nticl o : ya sea pos itivo (e l inter esad o podrá e nten de r es timada su
preten sión ) ya sea negati vo (y el intere sado podrá co nside ra r qu e se le ha desestimad o
su pre te ns ió n) .
e ' ) La ficci ón , por último, respon de a imp er ati vo s de ju sti cia y de equidad , y por
eso es jurídica , por es o es a jurejacta ass umptio , El de rec ho recurre a la ficc ión - y por
eso es legítim a- a fin de que excl udan tur mendacia et fa lsitat e s. Otro tant o ocurre con
e l si lenc io ad ministrativo : el derech o recurre a este artific io para prot e ger al interesado
frente a una Ad mi n istrac ió n qu e ut iliza su pri vile gio del ac to pre vio pa ra ce rrarle e l
paso a la vía re visor a ulterior, o par a impedirle e l ejerc icio de un der ech o . Cua ndo haya
ca ído en esta tra mpa que es resultado de un mal uso , Ull uso arbitrar io y artero de las
potes tades ad m inistra tivas , e l inte resad o tien e la po sib ilidad de esca pa r usando de es te
art ificio jurídi co qu e es e l silen ci o admini strati vo .
A unq ue ya hoy e mp ieza a utili zarse la idea de ficción jurídica par a pa ra ex plica r
es ta unidad jurídi ca qu e design arnos co n la expres ió n silencio admin istrativo , persiste
la confusi ón ta nto e n la doct rin a cie ntífica co mo e n la jurisp rud e nci a . y ta mb ié n la
legislaci ón , seg ún va mos a co mprobar dentro de un mom ento ,
y porque esto es as í, me parece qu e no está de más qu e ciern a s un re paso al
Có d igo de derecho ca nó nico vige nte. e n e l qu e la d istinc ión e ntre presun ción y ficc ión
puede rastrca rse e n no pocos preceptos .
a. De cómo sobre hechos inciertos el Códi go canón ico «presione. cual debe ser
la solución
Sabem os ya que e l can on 1825 define la pre sun ci ón como conjetura probable de
una cosa incie rta . Véase a ho ra alg unos casos de pre sunci ón recogido s e n el m ism o
Códi go.
- « . . .se presum e ig no ranc ia o error] res pec to ele un hech o aje no qu e no sea
notorio, en tant o no se pru ebe lo co ntrar io» (ca no n 16 , páragrafo 2 , inci so seg undo) .
- "S i los cónyuges han cohabitado de spu és de hab er cel ebrado el matrim on io ,
se presume qu e lo han co nsu mado, mientras no se prue be lo con trario» (can on 10 15 ,
par ágrafo 2) .
- «Lo s document os públ icos . tanto ec lesiás t icos como c iv iles . se p resumen
genuin os [genuina] , mientras co n a rg umen tos ev ide ntes no se pru e be lo contra rio » .
(canon 1814 ).
- «La cos a Ju zgada se tiene por verd ad era y justa con presun c ión de derecho y
por der ech o y no puede se r im pugn ada direct am ente » (cano n 1904, par ágrafo 1),
En tocios es tos ejem plos -podrían c itar se a lg unos m<Í s- nos hallamos ante un
hech o inciert o- no se sa be co n ce rtez a s i e l inte resad o ign ora o no un hech o ajeno; si
los có ny uges han co nsumado e l mat rim on io : s i la se nte nc ia es verdade ra y ju sta- , pero
en aras de la seg ur idad . o por otras ra zon es a te ne r en c uen ta e n ca da caso, el leg isl ador
presum e qu e las cosas so n o ha n suce dido de de terminada manera.
.
b . Hech os cie rtos sobre
cas-
10 .1' que el Código canonico con struye «ficciones juridi
En e l ordenam iento j urídico es pañol, pueden rastrears e , con un simple rep aso
hecho a la ligera, los siguientes casos entre otros muchos, de presunciones (que se Ila
rnan legale s'. porque la inferencia entre el hecho inclicio o hecho demostrado y la conse
cuencia que se obtiene de esa inferencia la hace la ley, consecuencia que unas veces
admite prueba en contrario y otras no):
- Artículo 24, CE .: La inocencia se presume mientras no se pruebe lo contrario.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Los tres casos citados lo son de ficción translativa o extensiva. En efecto : en los
tres se parte de un hecho cierto: no hay filiación natural, ni residencia efectiva, ni terri
torio en sentido físico; en los tres casos se da la posibilidad del hecho contrario ; y en
los tres casos, Jo que es de un modo se considera com o si fuera de otro modo .
- S . de 20 de abril de 1996 , Sala 3", Sección 6", Ponente : Peces Morate (Ar.
3340) :
- S . de 19 de julio de 1997 , Sal a 3", Sección 6", Ponente: Peces Morate ( Ar.
6732):
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
La naruraleza del llamado «silencio adm inistr ativo» es idént ica en uno y otro
caso. es decir , con independe ncia de que el efecto que se anude a la ausenc ia de la debi
da declaración expresa, sea la estimación o la desestim ación .
y no puede ser ele otra manera porque, con efec to positivo o negati vo , lo que
hay es una ficc ión -un ente irnaginado- no un acto tangible .
Podernos llamarl e -no veo inconveniente en e llo- acto ficticio, aunque no pasa
de ser una ficc ión de acto: no hay acto alguno, pero se finge que lo hay.
Esta ficción ele acto, ese acto fingido , no pertenece a esa parte de la realidad que
puede perci birse por los sentidos sensibles, no es un fenómeno , en suma; el acto ficti
c io - estimatorio o desestim<ltorio- perten ec e al mundo de la realid ad inteligible, es
dec ir, a esa otra parte de la realidad que se percibe por los sentidos de la mente, y por
eso Kant d iría que se trata de un noúm eno ( de /l OUS , espíritu ).
Pese a todo. hay toda vía ocas iones , en que el Tribun al Supremo sostiene que el
llamado silencio positivo es un verdadero acto . Por ejemplo en la S. de 16 de juli o de
1997 , Sa la 3", Secc ión 5 , (Ar. 6034):
« Y la diferencia de naturaleza entre el silencio negativo (que es una pura ficción en
beneficio del administrado), y el silencio positivo (que provoca un auténtico acto
administrativo) no les hace distintos a este respecto, ya que, en ambos casos, el
silencio se ha producido por una conducta ilegítima de la Administración. que no
puede redundar en su beneficio».
Es c ierto, como dice la se ntencia , que la adm inistración está incurriendo en ile
galidad cuando «da la ca llada por respuesta» , puesto que incumpl e el deber de resolver
que la ley le impone, y esto con independencia cuál sea el se ntido (positivo o negati vo)
que se atribuya él tan ilegítim o comportamiento. .
No es cierto, en cambi o , que el silencio positi vo produzca un verdadero acto .
Esa afi rmación es contrari a a la naturale za de las cosas . Ni en el cas o del silencio
positivo ni en el del silencio negativo se produce ese tipo de fenómeno que llama
mos acto. En ninguno de los do s casos hay esa cosa percept ible por los sentidos sen
s ibles que llamamos fen ómen o. Lo que hay en uno y otro caso es -por decirlo con
termin olo gía kantiana- un no úmeno , una cos a perceptible só lo por los sentidos de la
ment e.
la Ley 30 /1992 . No obstante esa supresión cabe que, a efectos meramente probatorios,
se pueda pedir a la Administración que expida - y obsérvese el significativo cambio ele
redacción- «el certificado acreditativo del silencio producido» (número S).
Esto supone un importante avance del que debemos felicitarnos, porque es
bueno que entre el legislador, la jurisprudencia y la doctrina de los autores haya comu
nicación . Y aquí la ha habido.
Pero antes de seguir adelante debo añadir que. a diferencia de los autores de la
Ley 4/1999, aunque de manera confusa distinguen entre presunción y ficción. los de
la nueva Ley 29/1998, de la Jurisdicción contencioso-administrativa, cuya tramita
ción ha sido aproximadamente paralela a la de aquélla, parece que no poseen todavía
la unidad jurídica que Acursio , entre los siglos XII y XIII, y Bártolo de Saxoferrato y
Alberico de Rosate , en el siglo XIV, manejaban con precisión y explicaban con gala
nura de esti lo.
En el artículo 25 .1 de esa otra ley , en efecto, se dice que «El recurso contencio
so-administrativo es admisible en relación l ...) los actos expresos y presuntos de la
Administración pública que pongan fin a la vía administrativa .... »
No está de más, por tanto, que hallamos precisado aquí el concepto de una uni
dad jurídica -ficción- que todavía circula en nuestros textos legales confundida con
otra unidad jurídica distinta cual es la presunción.
Y, en cualquier caso, esta confusión venerable que exhiben todavía los autores
de la nueva LJCA confirma la necesidad de evitar que los dos más importantes subsis
temas del sistema de la justicia administrativa se sigan ignorando el uno al otro.
b. La ficcion es un «como si»
Forma parte del quehacer del jurista la llamada función calificadora , es decir la
tarea de identificar las unidades jurídicas; una función que, por lo demás. resulta inelu
dible también en otros ámbitos profesionales: cuando, por ejemplo , el médico diagnos
tica una enfermedad , no está haciendo otra cosa que identificarla.
La exposición que aquí vengo haciendo trata de probar que eso que llamamos
silencio administrativo es un supuesto de ficción jurídica. Algo que se tenía perfecta
mente claro -lo diré una vez más- desde los siglos XII Y XIII, Y que fue magistralmen
te teorizado por los postglosadores a lo largo de los siglos XIV y Xv.
Y he tenido que recordar todo esto porque en la comunidad científica a la que
pertenezco el concepto de ficción parece haberse perdido. Y así lo prueba la sorpren
dente afirmación de la Ley 4/1999 que he transcrito en el apartado prececlente y que es
manifiestamente errónea . Tanto que, no puede ser pasada por alto, dado el efecto ejem
plarizante que toda ley tiene (mal ejemplo en este caso) . Y es que si, adem ás del desba
rajuste que anualmente provocan en el ordenamiento jurídico las llamadas «leyes de
acompañamiento», damos por bueno también que el legislador empiece a teorizar sobre
(as unidades jurídicas - que son la sustancia del derecho- , calificándolas como le venga
en gana, treinta siglos de elaboración juridica pueden quedar reducidos a polvo en poco
tiempo.
Habrá observado el lector que en los apartados precedentes ha aparecido más
de una vez la expresión «como si» y sus equivalentes latinos tanquarn. perinde ae. Y
es que la ficción es eso, un como si: no se ha podido practicar la notificación de un
acto judicial o de un acto administrativo porque el destinatario rehusa recibir la noti
ficación, pero la ley admite que esa renuencia debe valorarse como si efectivamente
la notificación se hubiera practicado ; no ha nacido el feto, pero a tocios los efectos
(nótese: a todos los efectos) se le tiene por nacido, de manera que para el derecho (no
para la biología) es como si hubiera nacido, etc. Eso es la ficción: un como si hubiera
sido algo que no es .... , siempre y cuando eso sea posible conforme a la naturaleza de
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO .
las cosa s. Porque he d ich o también -recordando a Bárt olo de Saxoferrato- que del
mismo m odo que e l arte im ita a la naturaleza , esto mi smo ocurre co n el derech o , que
al est abl ecer un a fi cci ón no puede contariar a aqu éll a . Y po r eso no puede fin gir se
algo que sea contrario a la naturaleza de la s co sas (sería contrar io a la naturaleza de
la s cosas -como también dije - que entre el adoptante y el adoptad o no haya la dife
rencia de eda d suficie nte para qu e aquél hubiera podido en gendrar a és te según las
le ye s de biol ógi cas) .
c. Máscara y metáf ora
Habl and o de los orígenes del teatro , y co nc retame nte del cometido que en la tra
ge dia ática c um plió la máscara , escribía Ortega que «el arte es ju ego , divers ión «com o
si», farsa,,' ó. Arte y «co mo si» hay e n la ficción de derech o . Enmas caram iento de la rea
lid ad tambi én . En suma : fars a . Ocultamos la realidad co n la máscara del fing imie nto.
En el lugar de aqué lla co locamos algo que no sólo no es rea l sino que finge una reali
dad co ntraria. Sabem os qu e las bamb alinas no so n ese rincón apac ib le del parque de
palacio , pero ju gam os a que efec ti vame nte lo so n; y el especta dor ace pta entrar en ese
mundo fingido que le ofrecen y, colocán dose fuera de la realidad , j uega a ser un don
Quijote de ocasión, m ostr án do se dispu esto a tener por casti llos lo que so n simp les
mol inos de vient o.
Cosa pareja no s ac ontec e a los jurist as cua ndo operamos co n ficci ones de dere
cho. Para nosotros - si se me permite ago tar es te im agin ar io didáctico qu e es toy aquí
ensayando- la ficción j uríd ica es algo as í com o una met áf ora : es a «luna de pergam i
no» qu e bate la gi tana andariega y también dan zarina ; esos mu slos qu e «como [si fue
ran] peces sorpre ndido s» se escap an a un as man os anhe lantes de posesión ; ese «hori
zo nte de perro s» , mens aje acústic o emitido por sombras de cá nidos que se mu e ven en
la lej an ía . Tod o eso - y más si ca be- es tamb ién la ficc ión de de rec ho . Porque al f in y
al cabo, ¿q ué otra cosa es la ficción si no hacer qu e tilla cosa sea lo qu e en realida d no
es? Y eso , en de finitiv a , es tambi én la met áfor a: un «ser co mo» , un «cuasi se!"», un
«como SI» .
d . De cómo el legislador español. metido indeb idamente a hacer ciencia . acabó
haciendo ciencia-ficción
Volveré a tran scribir -pero ahora co mpleto y de un tirón- el p árrafo de la ex po
sició n de m otivos de la Ley 411 999 dond e se sos tie ne que la naturaleza -esto es , la s us
tan cia- del silencio administr ati va es di stinta seg ún cu ál sea su sentido: verda dero ac to
ad ministra tivo eficaz [sic] c uando su sentido es positi vo , y ficci ón legal c uando su se n
tido sea negativo. Helo aquí:
En cuanto al silencio administrativo, el artículo 43 prevé como regla general el
silencio positivo , exceptuándose sólo cuando una norma con rango de Ley o norma
comunitaria europea establezca lo contrario. No podemos olvidar que cuanclo se
regula el silencio, en realidad se está tratando de establecer medidas preventivas
contra patologías del procedimiento ajenas al correcto funcionamiento de In Admi
nistración que diseña la propia Ley. Pues bien, esta situación de falta de respuesta
por la Administración - siempre indeseable- nunca puede causar perjuicios innece
sarios al ciudadano, sino que, equilibrando los intereses en presencia, normalmente
debe hacer valer el interés de quien ha cumplido correctamente con las obligacio
nes legalmente impuestas.
Se exceptúan de la regla general de silencio positivo lógicamente los procedimien
tos de ejercicio del derecho de petición, los de revisión de actos administrativos y
disposiciones generales, los iniciados de oficio, y los procedimientos de los que
16. José ORTEGA y GASSET. «Idea del teatr o . A nejo l. Máscara s». Obras Completas , Alianza editorial.
Madrid. 2' reimpresión 1997 , tomo 7 , pág . 489 .
_11
Es evide nte que lo s re da cto res de es te text o niegan que haya fi cc ión leg al cuan
do el sile ncio adm inistra tivo es po siti vo.
Vayamos ahora a l articu lado, co nc reta me nte al número 3 del art íc ulo 43 . Dice
es to:
«3. La estimación por silencio administrativo tiene a todos los efectos la considera
ción de acto administrativo finalizado [debe querer decir finalizador) del procedi
miento.
La desestimación por silencio administrativo tiene los solos efectos de permitir a
los interesados la interposición del recur so administrativo o contencioso-adminis
trativo que resulte procedente».
Pero , si bien se m ira, no es así. Est e número 3 hay que conectarlo con el 4 que
reg ula lo qu e puede o no puede hacer la Admin ist ración cu ando el e fec to del sile nc io se
ha produci do :
-Si e se efec to e s positivo , hay una «ganancia», un « incre me nto» en el pat rimo
nio del intere sado , y la Ad m inistrac ió n no puede, por acto «de co ntrario imperio» pri
var al particul ar de esa situac ió n adq uiri da c uy a causa es tá en la d e sidia de aqué lla,
cuand o no en la mani fie sta vo lunta d de no resolver. P or tanto , si quiere «re voc ar» la
situació n creada deberá recur rir a las vía s leg ales pre vistas para ello: «rev isió n de ofi
c io» en sus d iversa s fo r mas .
- Si , por el co ntrar io, el efecto es negat ivo la única con se cu en ci a es la de fac ilita r
e l acceso a la vía revi sora ulterior.
Pues bien , ni ngun a no ved ad ha y en e llo : porque es eso lo que, en cada ca so, se
persigu e co n e sta unidad ju rí di c a qu e , d e tiempo atrás v ie ne ll amánd o se «s ile nc io
ad m inist rativo» .
D ich o con o t.ras palab ras : una cosa es la naturaleza o sustancia d e la unid ad
jurídica qu e se man ej a y otra muy distinta la fi nalidad qu e se qu iere con segu ir e n c ada
caso med iante su empleo. Y, co mo hemos podido ver esas fin al idades Son variadís imas
cua ndo de e mplear la ficc ión jurí d ica se trata . Hasta e l punto de qu e pod r íam o s d ec ir
- sal vando las distanci as que haya qu e salvar para trasladar aquí es o que los ling üístas
llaman «universales de la lengu a»- que es ta mos ante un «univ ersa l jurídic o ».
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
17 . M. B AE:-.iA DEL ALC'-,%,\ R. Naturalc :« jlll'ídictl del silen cio de la Adminis trocion, «REVL\>. nú m . 121.
1962.
18. A. G u AITA . LtI revision de /tI Ley de Pm rcdiniient o Admini strativo , ENAP. Mad rid. 1963. pp . 36-37 .
La finalidad elel sil encio pos itivo es muy diferente. Esta forma de silencio opera
en el ámbito de las intervenciones policial es O ele tutela , facilitando la obtención de
autori zaciones O aprobaciones admini strati vas previa s. En cierto modo -dice Martín
Mateo , y su explicación me parece sugerente- viene a ser una sustitución de la técnica
de la autorización o aprobación previas por la de la carga de la comunicación del pro
yecto a la Administraci ón con facultad de ésta ele dictar una orden prohibiti va durante
un plazo preclusivo "
Debo insistir: a pesar de lo que parece decir - pero no dice- e l artícul o 43.3 ,
LRJPA. ni el silencio positivo ni el negativo hacen emerger un acto , sino una mera fic
ción de acto , un como si hubiera habido acto .
y es que , una cosa es que el silencio positivo tenga a todos los efectos - incluso a
los de su posible revisión de oficio- la consideración de acto y otra que lo sea en reali
dad . También al feto, que luego llega a nacer, se le tiene por nacido a todos los efectos
(art. 29, C.civil) y nadie en su sano juicio sostendría que ese feto es ya un nacido. eso
que -e n lenguaje coloqu ial- llamamos un «bebé» . Más: si se lee con atención ese núme
ro 3 del artículo 43 que he transcrito hace un momento , se advertirá que no dice que se
haya producido la emergencia o nacimiento de un acto administrativo. sino que «tiene a
todos los efectos la cons ideración de acto administrativo .. .»
Pues bien, esa expresión de «tener la consideración de » es análoga a la que utiliza el
legislador cuando opera con ficciones, y es equivalente a esos verbos que emplea el Código
de derecho canónico para denotar la existencia de ficciones: censen. accense ri, haberi .
Lo d eclaracion que hace la exposición de motivos de la Ley 4/19 99 - y lo que
sostienen muchos adrninistrativistas y también alguna sentencia del Tribunal Suprem o
que he citado- de que el silenc io administrati vo, cuando tien e se ntido positi vo , produce
/111 verdadero act o administrativo es UI/O purajabula , unafantasia . al go que no es ver
dad y que es c ontrario a la naturaleza de las cosas . No hay tal acto hay una ficción de
acto . Igual que sucede cuand o el silenc io tiene un sentido negativo.
No debemos escandalizarnos demasiado. porque cosas así ocurr ían también en tiem
pos pasados. sólo que entonces siempre había alguien que -porque tenía las ideas claras
salía al paso de tales excesos. Y así, Panizo Orallo. en ese libro suyo sobre Person o jurídica
vficcion . del que aquí me vengo sirviendo, recuerda un texto ele Bon Compagni, en su Rer
horica Novissinia en el que, después de preguntarse qué sea la fi cción (quid sitfictio¡ con
testa: [ictio est adomatio quafingltur aliquid quod potuit esse l'erUI11 ; autjabul a quite COII
trar ia est penit us veritati , En el primer caso estamos ante la ficción en sentido vercladero y
propio, asentada sobre bases objetivas (sccundum naturani . diría B ártolo) ; en el segundo
caso hay ausencia ele objetividad , despreocupación por adecuarse a la naturaleza de las
cosas, en suma: fabulación. Y como las fábulas de nuestro tiempo suelen ser una mezcla de
ciencia y de ficci ón, no resulta exagerado decir que nuestros legisladores. en ese párrafo de
la exposición de motivos de la Ley 4/1999 , nos cuentan una fábula por donde. queriendo
hacer ciencia --cosa que no les compete- han acabado haciendo ciencia-ficción.
En lo que antecede creo haber demost rado que la unidad jurídi ca que llamamos
silencio administrativo no es un supuesto de presunción sino de ficción jurídi ca.
Debo ahora salir al paso de otro error bastante extendid o: calificar el silencio
administrativ o, de «acto tácito» (otros autores utilizan la expresión «acto concluyente»
a la que dan e l mismo valor que a aquélla ).
19. R. lvl."RTiN MATEO. Silencio posit ivo .1' activida d autoriiante . <,RAP" . nü m . -t ~ . 1965.
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Me parece obli gado empezar advirtiendo que toda la seguridad co n que me he pro
nun ciado al establece r la distinción entre ficción y presunción me falta a la hora de preci
sar la distinción de que ah ora va y a ocuparme . Llev o mu y poc o tiempo pen sando sobre
es te otro problema y mi inform ación sobre las ide as de los dem ás acerca del mi smo es
m ínima". Lo que sí puedo constatar es que suele dar se por cierto la ide ntidad entre e l lla
mado silencio admini stra tivo y los llamados act os tácitos o actos concluyentes. Y como
se parte de esa identidad , lo que es tanto com o decir que no se tiene conciencia de que
nos encontramos ante un problema, no se hace el menor esfuerzo por resolv erlo .
Di cho esto, invit o a l lector a que lea do s n ormas de derech o admini strat ivo
-contenidas ambas en e l artículo 58 , LRJPA- que creo que pueden conve ncerle de que
una cosa son los act os tácito s y concluyentes y otra cos a di stinta las ficc iones jurídicas
(y, consec ue nte me nte , los actos fictici o s act os que - 10 diré un a vez más- son actos nou
rn énicos y no fenomén icos, actos que se percib en sólo por los sentidos de la mente y no
por los sentidos sensib les).
Véa se , por lo pronto , un ejempl o de acto concluyente en el número 3 de es e artí
c ulo 58 :
,,3. Las notifi caciones que co ntenie ndo el texto íntegro del acto omitiesen alguno
de los dem ás requisitos previstos en e l apartado anterior [indic ación de si es o no
defin itivo en la vía administrati va, ex pres ión de los recur sos qu e procedan etc .]
su rtirán e fec to a partir de la fech a en que el intere sado rea lice actuaciones que
suponga n e l co nocimiento del contenid o y alcan ce de la resoluci ón o acto obj eto de
la notifi cación o resoluci ón, o interpon ga cualquier rec urso que proceda».
Véa se ahor a un supues to de f icción j urídica en el número 4 de ese mi sm o art fcu
lo 58 :
«4 . Sin perjui cio de lo es tablecido en el apartado anterior, y a los solos efectos de
entender c umplida la obligació n de notificar den tro del plazo máximo de dur ación
de los procedimientos, será suficie nte la notifi cación que co ntenga cuando menos
el texto ínte gro de la res olución , así como el intent o de notificación deb idamente
acreditado ».
Lo sorpre nde nte es qu e nadi e ha sta ahora ha ya rep ar ado en lo que estoy aquí
poniendo de manifiesto; porque la cosa no puede ser más clar a:
- En el caso del número 3 tenemos unos actos efectivamente producidos un os
fenómen os que , en cuanto tales. so n perc eptibl es por los se ntidos se nsibles : « .. .. que el
interesado realice actuaciones que supongan el conocimiento del contenido y alca nce
de la resoluci ón ... » , Estamos ante un supuesto inequívoco de acto tácito o , si se prefie
re , de act o o hecho concl uyente .
- En el seg undo ca so , e n ca m bio, estamos ante una mera ficción jurídica: sabe
mo s co n absoluta certeza que la notificación es defectu osa [en último ex tremo basta
con «que co ntenga c uando men os el texto íntegro de la resoluci ón »] y sabemos, tam
bién con ab solut a certeza que la notificación no se ha practicado [ba sta co n que esté
acreditado «el inten to de notificaci ón»]. Sin embargo , la ley finge [«super certum fin gi
tur »] qu e es como si la notificaci ón cumpliere los requi sito s exigidos por e lla y como
si, efec tivame nte , hubiese sido pract icada ".
20. U na breve, aunq ue sugerent e aprox imac ión al proble ma , pued e leer se en e l li bro de Luis M UÑoz
SABATÉ: Tecnica probatoria. ESTUdios sobre las difi cultades de la pr ueba en el proc eso , ed . Praxis , 4" ed .
co rreg ida y aumen tada . San Adrián de Bes ós, Barcelona 1993 . dond e se trata de los fac ta concludentia
(ex pres ión que identifi ca co n «lo t ác ito») a l estudiar las presun ciones de hombre y concretament e dentro de
las presuncio nes q ue llama presun ciones de voluntad y que no de be n co nfundirse co n las que el auto r llama
presun cion es técni cas (que es la prueb a pericial). Cfr. pp. 24 1-246 .
2 1. Más ade lante --en e l apartado IV.4- he de vo lver sobre este número 4 del artícu lo 58 .
_El
22. Mc parece necesario dec ir algo ace rca de los significantes Iinj irma rl e llnf irmaciont porq ue son de
empleo poco frec uent e incluso entre los proce sulistas , y esto a pesar de que el derecho pro batori o es llll O de
los ca mpos cn que encu entra aplicaci ón .
El vocablo' iinf irma rl figura e n e l Diccionario de la Lengua española (Rea l Ac ademia , 2" edició n,
1992 ). He aq uí lo que dice : «Inf irmar, (De l lato Infirmore, deb ilitar , anular) Ir. Ant. Dismi nu ir, minorar el
valor y ef icac ia de una cosa JI. 2 . Der. Hacer nula una cosa, invalida rla» .
Para ente nde rno s: el ant ónimo de infirmar es co rroborar.
En cualquier caso, e l lect or intere sado en aclara r e l significado téc nico del sig nifica nte infirm aci on deb e
leer las pág inas 247 -253 del libro de MUÑoz SA BATÉ citado en la nota an terior.
ELSILENCIO ADMINISTRATIVO...
· FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
1. Una alfombra de retórica populista que recubre una trampa para el particular
y también para la Administración
Tanto los autores de la Ley 30 / 1992 como los de la Ley 4/1999 han entend ido
que la form a de hacer que la Administració n resuel va es «castigarla» con la consecuen
cia de tener por estimada la pretensión. La regla del artículo 43.2 no parece que permit a
abr igar eludas al respecto:
«Los interesados podrán entender estimadas por silencio admini strativo sus solici
tudes 1'11 todoslos casos . sa lvo qu e una norma con rango de Ley o norma de De re
cho Co munitario Europeo establezc a lo co ntrario» .
La regla general, por tanto . es el silencio positivo. Pero hay más: sólo por norma
con rango de ley (e n su caso. por norma de la Unión Europea) podrá atribuirse 31silen
cio de la Administración un efecto negativo.
A mí la regulaci ón que se ha hecho del silencio admini strati vo - tanto la que
llevó a cab o la Ley 30/ 1992 como la que ha rea lizado la Ley 4/1999 . que ha eliminado
cualquier posible duda que pudiera haber acerca ele que la regla ge neral es el silencio
positivo - no es que no me guste, no es que me parezca manifie stament e mejorable . es
que la con sidero un disparate .
y por eso debo recordar nuevamente que ensayos de este tipo se han hecho ya
en derecho español y han fracasad o. Lo cual confirma , una vez más, que /10 es verdad
que lo historia sea maestra de la vida, y que lo cierto es que los pueblos no aprende n
nada de la historia. Que es condición del hombre el trope zar en la misma piedra en que
tropezaron sus antece sores ".
Es verdaderamente c urioso que los autores de la Ley 30/ 1992 . una ley aprobada
bajo un Gobierno socialista fueran a buscar modelo en una norma del régimen fran
quista .
En efecto. bajo el régimen de Franco se hizo ya la experiencia de generali zar a
toda s las solicitudes de los interesados que no fueran contestadas por la Admini stración
el beneficio del silencio positiv o.
Como es sabido. la Ley Azcarate de 19 de octubre de 1889 era una ley marco,
muy breve . por cierto. que dejaba a la potestad reglamentaria el dictar los reglamentos
de proc edimiento administrativo de los distintos departamentos ministeriales. El del
Ministerio de Trabajo lleva fecha de 2 de abril de 1954 . y se aprobó por un decret o del
gobierno que aparece firmado por Francisco Franco . co rno Jefe del Estado . y por José
Antonio Gir ón de Velasco , como refrend ador en su ca lidad de Mini stro de Trabajo .
23. Lo que digo en el texto y que pertenece a mi 111l1lHl u de co nvicciones. lo expres ó ya Hegel en sus
Leccion es sobre lu .t í /, w~fía de /' 1 historia 1II1;\ ·l'1' .\(/ / con estas palabras: « .... Lo que la experiencia y I ~
historia ense ñan es que jamás pueblo ni gob ierno alguno han aprendido de la historia ni ha actuado según
doctrin as sacadas de la histori a» (cito por la tradu cci ón de José Gaos, 1928. en la edició n de Alianza
Universidad . ) ., cd . Madrid 1985. p ág. 158).
_11I
24 . Jesús G ONZÁl E7. P EREZ. C O/JIeIJ/lIrios a /(/ Ley del Suelo, C ivi tus. 5" ed . Madri d 1988 , To mo tI. p.
1633.
25 . El a rtíc ulo 178 .3 de l Tex to refu nd ido de la Ley de l S uelo de 1976. dec ía esto: "En nin gún caso se
en te nderá n adq u ui dns po r s ilenc io ad m inistrativo . fac ultad es e n co ntra de las prescrip c iones de es ta ley. de
lo s pl an e s , pr o ye c to s . pro gra ma s y. e n s u ca so . d c Ins nor ma s co m ple me nta ri as y s u bs ld iar in. de l
plancarn ie nto» . Di ch o pre cep to pas ó a se r - co n redacc ión a n;ílnga - e l nru c ulo 242.6 del Texto refundido dc
1992, que tran scribo luego e n e l texto; prece pto qu e fue dec larado co nst irucion nl por la STC (i 1/1997. de 20
de ma rzo (fundame nto 34 .a). y qu e ha sido de c la rado vige nte por 1" elisp osición de rogat or ia única ele 1,1 Ley
(es ta tal) 6/ 1998. so bre Régim en del Sue lo y valo rac iones .
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11 FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
«Una doctrina juri sprud encial sumamente pel igrosa y contrar ia a los princip ios
informantes del silencio administrativo hab ía esta blecido un nuevo requisito para
que pudiera producirse el silencio positivo: que el mismo no conduzca a la produc
ció n de un acto inválido. Exponente de esta doctr ina es la s. de 23 de juni o de
1971. que dice: " El silencio positi vo no es panacea que sane aquello que en sí
mismo co ntiene e l germen de su incurable enfermedad, ni esponja que limpie los
vicios y defectos ínsitos en la misma ese ncia del acto"».
Pu es bien , esa sentenc ia y otras mu ch as que siguie ro n (ta m bié n alg unas que le
habían precedido, aunque es a c itada es qui zá la qu e , por el personalísimo estilo lit erari o
del ponente , c au só má s impact o) di er on lug ar a un a abund ante lín e a juri sprudencial
qu e , lógicamente (porque e l Poder suele inc orpora r to das las doctrinas juri sprudencia
\es qu e le favorecen aunque, com o aquí oc ur re). Fue la reform a de 1975 la que la incor
poró, y el te xto , tal corno hoy figura en e l te xto re fun d ido de 199 2 , d ice as í:
«6 . En ningún caso se entenderá adquiridas por silencio administrativo licencias en
contra de la legislación o del planeamiento».
- en los procedimientos en que se ejercita el derecho ele petición (cfr. art. 29, CE);
- en aquellos en los que la estimación pudiera tener como consecuencia que se
transfieran al solicitante, o a un tercero. facultades relativas al dominio público o al
servicio público;
- en los procedimientos de impugnación de actos o de disposiciones.
¿Cuá l es el resultad o de la reforma ? Por 10 pronto és te: cubrir con una alfombra
de retóri ca populi st a lo que , en realidad de verdad , es un a trampa inn ob le en la qu e un
partícula r qu e lo úni co que ha hech o es pedir alg o que necesita o a lo que cree tener
derecho y cuy o oto rga m iento le supo ndrá la adqui sición de «fac ultades o derech os»; un
parti cular que , por sup ues to , no tien e e l menor interé s e n liti gar co n la Adm inistració n ,
y qu e, por regla ge ne ral, ca recerá de co noc im ie ntos j uríd icos e inclu so -en má s de un
caso - de med ios p ara co ntratar un asesor; un parti cul ar que no ha tenido ni arte ni parte
en qu e la Adm inis trac ión haya incumplido su de ber de resol ver ; es te part icul ar , pu ede
verse , de la noch e a la mañ an a e nv ue lto e n una pleit o co n ese Adm inistrac ión incumpl í
dora, s i es que ésta llega a entende r que no se dan «los requi sitos esenciales » para la
adqu isició n pretendida .
ELSILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
y todo porqu e, aunqu e el artículo 43 dic e que «los interesados podrán ente nder
estimadas por silenc io adm inistrativo sus so licitudes en todos los casos , sa lvo que una
norma con rango de Ley o norma de Derecho comunitario euro pea es tablezca lo co n
trari o» , (nume ro 2, inciso prim ero del párrafo prim ero ), sin perjui ci o de determinad as y
muy limitadas ex ce pciones que fija ; y a pesar el e que e l mism o artículo dice tambi én
que «la estimac ión por silencio admin istrati vo tiene a todos los efec tos la cons idera c ión
de acto admini strati vo finali zado lrJ del procedimi ent o», (n úmero 3 , p árr afo prim ero );
y a pesar de que de est a ficción de tener por acto efec tiva mente perfeccionad o lo que de
ningun a man er a exi ste n i ha existido ; a pesar ele tod o es to, una ve z m ás se cump le
aquell o de que «no es oro todo lo que relu ce» , pues hay por ahí. en otras part es de la
«bené fica» LRJPA , otros dos prece ptos - el 62. que mantiene la reda cción que le dio la
Ley 30/] 992, y el 102 . cuya red acción actual data de la Ley 411 999- que -en lo que
ahora interesa- disponen esto otro :
Articulo 62. «Nulidad de pleno derecho » , l. Los actos de las Administraciones
p úb licas son nulos ele pleno derecho en los siguientes casos:
1··.1
f) Los actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jundico por los que se
adquieren facultades o derechos cuando ."c carezca de los requisitos esenciales para
su adquisición».
Artuulo 102. Revision de disposiciones y actos nulos. « l . Las Administraciones
p úblicas, en cualquier momento, por iniciativa propia o a solicitud del interesado, y
previo dictamen favorable del Consejo de Estado, u órgano consultivo equivalente
de la Comunidad au tó no ma. si lo hubiere. declararán de oficio la nulidad de los
actos administrativos que hayan puesto fin a la vía administrativa o que no hayan
sido recurridos en plazo. en lo, ' upuestos previstos en el artículo 62.1» .
El derech o (hay redund ancia , a mi entender. en la expre sión «facultades o de re
chos» , porque un clerech o es siempre una facultad ; cierto que tambi én la carga co nsis te
en una facul tad , pero - sal vo que ulteri ores reflexi ones me revelen lo contrario- no creo
probable que e l parti cul ar pida que le atribuyan una carga ) adquirido en virtud de la fic
ción legal del artícul o 62. aparece asf co nfigurado ah initio co mo lo que los italian os
llaman un derech o clebi litado ((ljjleFo /i to) , que. adem ás, parece tener vocac ión de eter
nidad-val ga la e xpre sión- ya que el artículo 4].4 ,a) dice también que «en los casos de
estimación por silencio administrativo, la resoluci ón expresa posteri or a la prod ucción
del ac to só lo podrá dict ar se de ser co nfi rma toria de l mismo ». Lo c ua l hace que ya
nunca -xa lvo e l ev e ntua l resultado de la pue sta e n marcha de la re visión de oficio
podrá perfilarse de manera auténtica, defin itiva y perceptibl e por los se ntidos se nsibles
los contorn os y e l contenid o del dere ch o de que se trata.
Algo así parace que viene a de cirn os Luciano Parejo cuando escr ibe:
"Si la normativa ordenadora del procedimiento administrativo com ún dispone el
sentido positivo o estimatorio del acto presunto. éste produce los efectos propios de
un acto expreso y, por tanto, no puede ser ya desconocido por la Administración
p ública. Oc ahí que. a partir de su producción legal ya pesar de la subsistencia de
la obligación legal de resolver. aquélla s ólo puede ya dictar resolución «confirma
toria del mismo>' .
Se crea así una cntcgoría específica de actos confirmatorios, toda vez que la resolu
ción expresa permitida en los apuntados términos representa . se quiera o no, un
plus respecto del acto presunto que supuestamente «confirma». Porque, en reali
dad. dota a éste de un contenido preciso y cierto, [.. . ]»"'.
26 . l.uc iano PAR[-J() AL FONSO Lu ci¡\110 P A RICJO A l FONSO «La ll ueva reu ulac io n de l l lam ado silenc io
udm m ixrrati vo » , c i tado pp. 146-14 8. (i lado pp. 14 6- 1'18. c i tado pp. 146·1 48. ~
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
En definitiva podríamos decir -y estoy sintetizando los decires del autor que
acabo de citar- que :
- so n requisitos , en cu anto requeridos ;
- son ju rídi cos , en cuanto que es el derecho el que los requiere.
- son esenciales, en cuanto pertenecen al ser de la un idad jurídica de qu e se
trate , la cual sólo existe [es] si esos requisitos están pre sentes.
De aquí que no es que conceptual o idealmente puedan ser imaginados, sino que
son realmente imprescindibles .
A lgunos hechos poste riores parecen darme la razón. Concretamente estos dos:
a') Una prueba evid ente de que la regla gene ral del silencio positivo tiene que
ser cambiada por su contra ria , pueden enc ontrarla los autore s de la Ley 30/1992 y de
la Ley 411 999 en la reciente Ley 8/ / 999, de 9 de abril, de Adecuación de la normati va
de la Comun idad de Madrid a la Ley estatal4/l999, de / 3 de enero, de modificación
de la LRJPA. publi cad a en el BOC AM núm. 86 , de 13 de abril.
En e l preámbulo de esta Ley de la Asam blea de Madri d, de spués de aludir a la
remisión gue su artículo 3 hac e a un Ane xo donde se expres an el pl azo máxim o de
durac ión y los efec tos del silencio adm inistrativo de 44 clases de procedimiento - si no
he co mputado mal- , rela ción en la gue sólo hay un supuesto de silencio estim atorio, se
dice esto:
« . . . Sin perjuicio de que un análisi s más detenido de la situació n permita valora r la
co nvenie nc ia de establecer nuevos supues tos de sil enc io negativo me d iante un
nuevo ley. se han identificado ya una serie de procedimie ntos en los cuales el sile n
c io ad min istrativo debe tener efec tos descstima torios.
Con viene aclarar que la simple previsión de efectos dcsest irnatorio s en un procedi
mien to ele los recogidos en el Ane xo no sign ifica que tale s efec tos se deban a esta
Le y. En oc asio nes, el ca rá cter ne gat ivo se deriva de la prop ia LAP (o se a, la
'LRJ PA , en las siglas que yo utilizo para designar a la Ley 30/1 992 , texto inicia l y
reform ado], en la med ida en que se trate de procedimient os iniciados de oficio y
comprendidos en e l apartado I del artículo 44 , o bien de proced imientos iniciados
a solicitud del interesado pero incluidos en alguna de las ca tego ría exce ptua das de
la regla de sile ncio positivo por su artíc ulo 43.2».
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Luciano Parejo, en el trabajo del que he hecho mención más arriba, aporta un
argumento en defensa de la sol uci ón alternati va a la técnica del silencio administrativo
que tiene. si cabe . más fuerza todavía contra la aplicación de la regla general del silen
cio pos itivo y que . por lo mismo me parece que no debiera ser pasado por alto por
quiene s, en su día . deban asumir la resp onsabilidad de optar entre seguir la ruta
emprendida o regresar al punto de partida para , positivizando los logros jurisprudencia
les acabar co n el caos actual.
He aquí lo que dice Parejo :
«La variedad y complejid ad de la acción administrativa y su diversa predetermin a
ción legal. así como su frecuente carácter de macrodirccción de procesos sociales.
con co nsecuente imp licación de una pluralidad de intereses. hacen aquélla irreduc
tible e n la actualidad tanto a la clásica relación jurídico-administrati va bilateral
Administración-sujeto privado . como a una fórmula binaria -sílno- de resolución
como es la inherente al silencio administrativo» .
Y añade:
« ... La expresada insuficiencia se agrava cuando es nueva ordenación prescinde de
todo criterio material o sustantivo (acotación de los supuestos) a la hora de la arti
culación de la economía del sentido (positivo o negativo) del juego del silencio.
fiando ésta a la simple regla formal del sentido , en principio positivo . salvo que por
norma comunitaria-europea o interna de rango legal se determine que 10 sea negati
vo l... 1 Porque l...] se pueden alcanzar actos estimatorios presunto s (co n la efic a
c ia propia de los actos ex presos) en supu estos en los que el sujeto privad o no tiene
reconocido previamente un derecho subje tivo , de modo que el silencio tiene co mo
efect o - vía ficción- una definici ón única ex lege del interés general en el caso sin
respaldo normati vo jurídi co sustantivo alguno . con clara ruptur a del equilibrio pru
• dente en la tensi ón interés públ ico-interés privado »" .
28. Luciano P AREJO A L FONSO «La nueva regulación del llamado silencio administrativo», citado p. 120 .
11I&11
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
11I FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
En este supleme nto (anexo) apa rece una c uriosísima Re solución del Ministerio
para las Administraciones Públicas de 20 de mar zo de 1996 , de la Secretaría de Estado
para la Adm ini stración Pública, por la que se publica la relación de procedimientos de
la Administración general del Es tado .
Esta Resolu ción ocupa cie nto no venta págin as del «Boletín Of icial del Estado»,
y va preced ida de unas cl aves ut ilizadas e n la rela ción [por ejemplo: A=a utorizac iones;
E= (efec tos pre sun tos) Estimatori os , etc .]; y un índi ce por mini ster ios .
- Es ta Resolu ción (e l texto de la m ism a f igura e n las págin as normales del di ario
oficia l, la rel ación e n el anexo a que vengo refiriéndom e) no es normati va, sino mera
men te inform ativa. O sea, que se trata de un favor - muy de agra dece r, cierta mente- que
nos hace la Admini strac ión , y que pru eba que la situ ación es de tal grav edad que ha
sido nece sario recurrir a este sis te ma co mo pali ati vo, qu e no co mo so lució n .
- Rep asando pacient ement e es ta rel aci ón , que es tá orde nad a por mini ster ios, no
por mat eri as , pod em o s llegar a sa ber, rec urr iendo a la c lave s i, en caso de si lenc io éste
deb e interpret arse co mo positivo o negati vo .
M e ima gino que pocas dud as pu ed e albergar una per son a razonable del aut éntico
berenjenal en que el legi sl ador espa ño l de 1992 nos metió a los adm inis trado s.
La mentad a Resolu ción fue s us tit uida (sic) por otra de 27 de noviembre de 1997 ,
(BOE de 10 de diciem br e) Secretaría de Es tado que publica «por seg unda vez, la rela
ció n de los pro cedimientos de la Administraci ón General del Es tado», y en c uyo punto
tercero se dice es to:
«Tercero.- Dicha relación, cuyas claves de interpretación se incluyen como anexo
de la presente Resolución, se distribuirá por el «Boletín Oficial del Estado» a los
distint os órga nos y unidad es ele las distintas Administracio nes Públicas y será
expuesta en los tablones de las oficinas de atención e informaci ón al ciudadano de
las Delegaciones y Subdelegaciones del Gobierno. Además estará permanentemen
te actualizada y a disposición del público en la Inspección General de Servicios de
la Administración Pública (calle María de Malina 50, 28006 Madrid, teléfono [91]
586 10 lO. Internet -http://www.Igsap.map.es). A tales efectos, los departamentos
y organismos autónomos de la Administración General del Estado comunicarán a
la Inspección General de Servicios de la Administración Pública cualquier varia
ción de los datos publicados».
Es ta seg unda resolu ción fue sustituida, a su vez , por otra de 1 de diciem bre de
1998 (8 0E de 22 de diciembre). No he podid o e nco ntrar la que ha debi do sus tituir a
fin ales de 1999 a esa terc e ra Resolución.
---- - -
_11I
29. La Ley 30/ 1992. e n efec to , lo siguie nte: " Para su ef icacia [Está refiriéndos e a la del acto que se
fin ge producido como c on se cuencia d el s ile ncio de la Admin istra ció n ]. los int er esad o s o la propi a
Administración deber án acreditar los actos pre su ntos [sic] mediante certificac ión e mitida por e l órgano
competente que debió resolver expresamente el procedimiento, que deberá extenderla inexcusabl em ente en
el plazo de veint e días de sde que le fue so licitada sa lvo que en dicho pla zo haya dictad o resolución ex presa,
sin que se pueda delegar esa co mpetencia específi ca" (art. 44 .2 párrafo primero ).
30. «La obligac ión de dictar resoluci ón expresa a que se refiere e l apartado prim ero del artíc ulo 42 se
suj etará al sig uiente régimen: a) En los casos de estimac ión por silencio admini strativo , la resolución
ex presa posterior a la produ cción del acto sólo podrá dic tarse de ser co nfirmatoria del mismo . b) En los
casos de desestimación por silenc io administrati vo, la resolución expresa posterior al venc imiento del plazo
se adoptará por la Administración sin vinculación alguna al sentido del si lencio" (art. 43.4 ).
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Pue s bie n, uno de los prob lem as qu e sc ha plant ead o en rel aci ón co n di ch o
Reglamento es , prec isame nte el de la vige ncia de ese artíc ulo 9, y, co ncretame nte y en
lo que aquí inter esa , de la necesidad de denunci ar la mora ant e la Co m isión pro vinci al
de urbani smo.
Aunque la LRJ PA es de directa e inmed iata ap licac ión a las Corpora c iones loca
les, la expo sici ón de moti vos de la mism a hace esta salvedad:
« ... la Administraci ón local. cuyo régimen jurídico esuí establecido CO Ill O básico
en el mismo artículo 149.1.1 ¡In el e la Constitución tiene una regulación específica
e n su actual Ley de Bases que no ofrece ninguna dificultad de adaptación a los
ob jetivos de ex la ley y que no exige modificaciones específicas» (apartado 1).
El se ntido ele est e párraf o no es de mas iado clar o. Inclu so su necesid ad parece
dis cutible , pues e l artículo 149.1 .1 8" CE es e l mism o que ampa ra el carácter de derecho
co mún o ge nera l, en su ám b ito . de la LRJ PA ,
Sea co mo fuere, lo c ierto es qu e el p árrafo es tá ahí , preci samente e n la ex pos i
ción de moti vos de la Ley 30/ 1992, co n lo que da p ie a soste ner que la referen cia a la
Le y 7/ 1985 , co mpre nde tam bién su desa rro llo regl am ent ar io , y qu e , no hab iénd ose
hecho és te hasta ahora respect o del Regl amento de servi c ios de las Corporac iones loca
les, deb er em os es tar a lo que e n és te se dispone .
y co mo - según he cl icho hace un mam en 10- e l requ erimi ent o a la Ad ministra
ción de que dicte e l «ce rtificado de ac to presunto» previs to en la Le y 30/ J 992 es, e n
sentido verdadero y pro pio , una denunc ia de mo ra , no pued e sorprende r que tos Tribu
nales superiores de ju sti cia han venido sosteni en do la vige ncia de ese artículo 9 del
c itado Reglament o y, por tanto , de la necesid ad de qu e se form ule la de nunc ia de la
mora para qu e ten ga lugar e l ac to ficticio del otorga miento el e la licenci a por falta ele
resolu ci ón expresa" .
Así. la S. del Tribunal Superior ele j usticia de Asturias , de 12 de juni o de 1996 , dice:
"Teniendo en cuenta que el número 1 del artículo 243 del TR LS de 26 ele junio de
1992 y los artículos t A Y 5 del Reglamento de disciplina urbanística de 23 de junio
de 197R atribuyen el lax Entidades locales la competencia para otorga r la, licencias
de acuerdo con la legislación aplicable, no cabe duda Lf/gU I1{{ so/m: la aplicacion
del a rúcuio 1,1 del Reglamento de Servicios de las Corporaciones loca les de / 7 de
j unio di' 1955 , p or se r nonuat i va espec ífico 110 dCl"Og(({/o pnr lo
IIlI CV(/ Lev de Pro
cedimiento CO/l/ (1/1 de 26 de nov iemb re de 1992».
En an ál ogo senti do. entre otras , S1'SJ Cas tilla La Mancha de 10 dici embre ele
199H, 111 0/1998 , de 22 de diciembre, y 136/1999; S1'SJ Ca narias 77 1/ 1999, de 28 de
j unio: S1'SJ Murci a , 64 1/1999, de 2 1 de j ulio: STS J A nda lucía . de 9 diciem bre 1999;
S1'S J Ca stilla y Le ón 10 71200 0, de 25 de enero .
El mayor rigor con que la Ley 4/1999 ha regulado e l autom atismo del silenci o
puede hace r dudar nuevament e ele la posibilid ad de seg uir manteniendo esta so lución .
y lo c ierto es que , antes y despu és de esa Ley 4/1999. algu nas leyes reg ionales de o rde
naci ón del territori o y Urbanismo es tablece n que e l silenc io positi vo se produ ce sin
necesidad ele denu nciar la mor a " .
:; l . C fr . al res pec to , el in teresan te tr abaj o de Mónica DOMi w iU LZ M A lnt ~ . «Pro ccd imi cm o de
otorgani icnto de lice ncias municipa les : estudio de reciente j urisprudenciu de Tribunales supe riores de
justicia», R I'I' i .\11/ de dcrech o nrbamstico y medio amb ient e 178 (20()O) <'> 3·86 .
32 . Lcv 10/1 998. de 1 de jul io, de O rdenaci ón del Te rri tor io v Urbano de la Ri o ja (BOE n úm. 1()3, ele L)
[le lulio ; L~Y 5/1999 . de 25 de mar zo, Ur ban ística. de Araa ón ( GO E n úm . 94 . ele 21de abril) , m od i fi cada
PO I:Ley 15/ i 999 , de 29 de dic iembre (8 0 E n úm . 23. de 27:Ie enero de 10(0) : y Ley 1& 199 8, de 4 elejunio
(BOl:: nú m . 180 , de 29 de [ul io ) . Cfr. TOJl1 ¡ís- Ram ón FF.K N .~ NLJE 7. : Manuol de Drrech« urba níst ico , 15
edición, Abella. El CO ll SU!l(lI:. Madrid 2000 . p. 222 .
Sea o no correcta esa solución - legal es , en cualquier caso, y a ella habrá que
estar mientras esa legislaci ón no se cambie- lo qu e aqu í me importa destacar es que el
--
hecho de que la duda haya podido susc itarse, y de que los tribun ale s hayan tenido qu e
abordar el problema e inclu so hayan e ncontrado razones jurídica s - q ue en ningún caso
pueden tacharse de di sparatadas- para mantener la vigencia del requi sito de la denunci a
de mora prevista en e l artículo 9 del Reglamento citado, confirma qu e no ex agero al
hablar de la situación de caos provocada por la Ley 30/ 1992. Que , en definiti va, era lo
que trataba de dem ostrar.
E n cualquier caso, e l supuesto anali zado es una prueba má s del caótico de scon
cierto creado por la Ley 30/ 1992.
3. El problema de la eficacia retroactiva del nuevo artículo 43, LRlPA; una dispo
sición transitoria -la 1" de la Ley 4/1999- específicamente referida al silencio
administrativo
En e l apartad o 1.3 de este estudi o habl é de lo que la Le y 4/l 999 llam a «sentido»
del silencio. Pe ro la transitori a 1" de dich a Ley se refiere también a la form a de produc
ción y a los efectos del mismo . Y lo que dic e es que , mientras que las normas de qu e se
trata con servarán su validez e n lo que hace al sentido del silenc io hasta que se lleven a
ef ecto las previsi ones de la adi cional 1".2 , «su forma de producción y efectos se rán los
previstos en la presente ley».
No hay duda que e n este aspecto la nue va regulaci ón del sile nc io tiene su efica
cia inm ediata . sin es perar e l tran scurso de los do s años. Y, desde lue go . ninguna dud a
cabe que lo s procedimientos que se inicien a partir de la entrada en vigor de la Ley
411999 se aju starán a la mism a en los aspectos indicados en es e inci so final de la tran si
tori a la.
Esto quiere decir que el qu e se llam ab a certificado de acto presunto ( que ahora
se llam a con innegable precisión técnica «ce rtificado acr editativo del s ile ncio produci
do ») ya no es exigible y si se da cumple una mera función probatoria .
Pero la pregunta es: ¿lo que dice ese inciso va le también para los pro cedimi entos
en tramitación al tiempo de entrar en vigor la Ley 4/19 99?
Hubi e ra sido conveniente prec isar es to, ciertament e. Per o a mí no me cabe duda
de que ese incis o tien e efi ca cia retroacti va , es decir, que vale para los procedimiento s
que se inici en después de e ntrar en vigor la le y y también para los ant eriores . Otra cos a
car ec ería de sentido.
En realidad , si no se ha pro gramado ese plazo de do s años para la adaptaci ón del
sentido del silenc io y no para su produ cción y sus e fectos, es porque ese sentido está
preci sado en normas e xtravagantes . No as í los otros dos as pectos que habida cuenta
que son -digamos- disponibles ah initio por e l legisl ador, empi ezan él aplicarse con efi
ca cia plena temporal y espacial .
No ignoro que es ta tesis mía parece chocar con el texto terminante de la tran sito
ria 2 a de la Ley 4/1999 , que sólo pre vé la retroacción par a la revisión de oficio y para
los recurso s. Pero só lo lo parece.
Porque esa interpretación literal de la tran sitoria 2 a puede superarse si tenemos
en cuenta que hay otra regla espe cífica -preci sam ent e de carácter transitorio- que pre
cede inm ediatamente a esta tran sitoria 2 a -la tran sitoria 1" de esa misma Ley 4/1999- y
que regulala incidencia de la nue va regulación del si lenci o admin istrat ivo sobre el
Derecho ant erior, y qu e es esta transitoria I,¡ la que nos dic e qué parte de la regulac ión
del sile nc io contenida en la Ley 30/ 1992 permanece - se ntido [afirmativo o negat ivo)
del s ilenc io- y qu é parte ha de ajju starse a lo prevenido e n la nue va Ley 4/1999 - forrna
de producción y efectos-o
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
Repito : la eficacia inter tem poral de las normas so bre sile nc io adminis trativ o es tá
específicamente regulad a en la tr an sitoria l a. Lo s res tantes problemas de int erternpora
lidad se re gulan en la tr an sit oria 2 il •
4. Deber de notificar el acto terminal dentro del plazo máximo de duración del
procedimiento: un barullo normativo que se ha tratado de resolver fingiendo
que la notificación defectuosa y la meramente intentada han sido correctamen
te practicadas
Pero eso no le s exime de la grave respo nsab ilidad qu e han contra ído organ iz an
do el ba ru llo q ue han organizado y en e l que tercamen te pa recen e m pe c ina dos e n man
ten erse .
Pues bien , invi to a qui en haya tenido la paci en ci a de llegar hast a aqu í a leer co n
de te ni m iento un os p árr afos en los qu e Lucian o Parej o explica las consecuencias qu e ,
en ord en a la pe rfecció n jurídica del ac to termin al ya la naturale za mi sm a de esa not ifi
cac ión, ac arrea la sorprendente re gl aintroducida por ese ar tíc u lo 58.4 , tal como ha qu e
da do redactado tr as la reforma de 1999 .
- - - -- -- - -- - - ----- - - - - -- - - -- - - - - - - - - -- _..._-_._------ - -
de la notific ación de los actos deja de ser autóno mo c uando éstos co nsis ten en la
resolución fina lizadora de un procedimiento , convi rtié ndose en este caso - todo lo
má s- en el de un trámit e más del pro cedimient o , subsumi do, como tal, en e l plazo
máximo legal para e l cumplimiento de la obli gación legal de resolver" » .
Un poco más adel ante , el autor llama la atenci ón sobre las consecuenc ias que
es ta so lución produ ce sobre la perfección del acto terminal y so bre la notifi cación
misma , cuando el silencio de la Administración tiene un sentido positivo" Las ade lanto
ya para facil itar la lectu ra del párrafo que transcrib iré inmediatament e después:
- el acto termin al , aunq ue perfecto , qued a sujeto a la condición resolu toria de
tener que ser notificado dent ro del plazo para re solver .
- La notificación que , en los demás caso s , funciona como mero requ isito de efi
cacia , opera como «condición legal resolutoria de la validez».
Hecho este anticipo por mi parte. dej o al lector que se entretenga co n el texto
ex plica tivo de Lucian o Parejo porque así podrá qued ar perfectamente informado de los
graves problem as teóricos y prácticos que plantea la atrevi da inno vación introd uci da
por la Ley 4/19 99:
« ..... la notificación en plazo de las resoluc iones de qu e se viene hablando tiene
hoy la co ndición, si no de requisi to (lo que res ultaría excesivo , por asistemático,
teniendo cn cuenta la naturaleza de la not ific ación , que habr ía de seg uir j uga ndo
co n un alcance totalmente distint os y desde luego menor respecto de cua lesq uiera
otros actos ad ministrativos) sí al men os de co ndición legal resolutoria de la vali
dez . Esta co nsideración es plau sible . en la med ida en que la no noti ficación e n
tiempo represen ta la infracci ón de una norm a legal (impositiva de la pe rtine nte
obligac ión), que vicia so breve nidarnente la reso lución, es decir , que la hace invá li
da por no levant amiento de la ca rga establecida po r el legislador para el pe /lec
cionamiento def initivo de la resolución expresa. Tal meca nismo despeja satisfacto
riam ente la o perativ ida d del si le nc io y, por tant o , e l s urg im ie nto de un ac to
presunto de co ntrario imperio . De es ta sue rte, al pro pio tiemp o que se mantienen
las coo rde nadas del régimen general de la ac tividad formalizada ad ministrat iva, se
so lucio na satisfactoriame nte la contrad ictoria y ab surd a situac ió n expues ta , de
fo rma enter amente coherente , ade más, co n la reg ulac ió n le gal de l silenc io: el
incumplimiento de la condición resolut ori a des pej a de suyo y por impe rio de la ley
cua lquier obstáculo para el surgi miento a la vida jurídica , en e l pertin ente mom ento
legal , del ac to presunto estimatorio .La so luc ión así alcan zada no libera en modo
alguno de llamar la atención sobre las dificultades de todo orden a que los térmi
nos de la regulació n legal pueden dar lugar en la realidad práctica ».
De todos es sabido que no siempre es fác il practicar en form a debida la noti fica
ción del acto termina l. El riesgo de que , por simple aplicación de la regla qu e estoy
examinando , provoque la invalide z del acto exp reso , son evidentes . Cog ido en la tram
pa que él mismo se ha creado , el legislado r tiene que recurri r a un a ficci ón: la que se
conti ene en el artículo 58.4 :
« . . . a los solos efectos de entender cumplida la obligación de notific ar dentro del
plazo máximo de duración de los procedimientos , será suficiente la notific ación
que co ntenga cuando men os el texto ínteg ro de la resolu ción. así como e l intento
de notificación acred itado» .
o sea que para evitar el juego del mecanismo del silenc io positivo se finge que
la notificación defectuosa y la merament e intentada han sido correc tamen te practi ca
das.
33 . L uciano P AREJ O. AL PONSO: «La llueva regul ación de l llam ado silenc io ad ministra tivo», c itado pp .
120-121
EL SILENCIO ADMINISTRATIVo...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
En def initiva: la ficc ión del silencio POSitiVO, que benef icia al peticio nario. se
atenúa. co rrige o restringe mediante la [contra] ficción ele co nsiderar a la notificación
defectuosa o la meramente intentada como si hubieran sido co rrecta mente prac ticadas .
Co n 10 que bien pode mos decir que - una ve.e más- el que hizo la ley, hace la
tram pa , Só lo que esta ve¿ envuelto en caos. lo que hace inintel igible el sistema .
1. Se ha dic ho alguna vez que la vida es un punto: el prese nte, que es do nde se
co ntiene todo nuestro pasado , el de cada cual (la vida ya vivida) y también todo nuestro
futuro , e l ele cada cual (la vida por vivir). Ese presente es el ahora. un ahora que vivo
e n este aquí que es la página en la que estoy esc ribie ndo las palabras que cie rran esta s
reflexiones " .
Si miro hacia ese pasado mío más próximo (durante e l que - entre otras muchas
preoc upaciones ele que he tenido que oc uparme- he elaborado cuanto esc rito queda en
este trabajo) advierto que, efecti vament e 10 he vivielo. porque siendo la vida. siempre e
ineludiblemente , quehacer. me he afanado en intentar que otro s - los m¡Ís- empiecen a
dudar - al menos eso- acerca de la solidez ele las creencias en que están en relación co n
la naturaleza de eso que se ha dacio en llamar «silenc io administrativo».
Unas palabras ele Emilio Lled ó, que he leído recien temente en un libro . elegante
co mo suyo aunque más críptico ele lo que es hab itual en él. exp lican muy bien - pese a
nacer de preoc upacio nes bien distintas de las que a mí me acucian- la co nfusión de la
co munidad c ientífica ele los adrn inistrativ istas a la hora de calificar aquella uuidad j urí
d ica: «Nada m ás falso - escribe nuestro acad émico- que hacer uso ele termin ologías
esc urrid izas . si antes no se han puesto las co ndicione s ment ales de posib ilidael para
saber qué decim os y, sobre rodo , qué queremos elecir cuando hablarnos»:".
Porque es el caso que los clecires usaderos en nuestro tem a dan de lado. por regla
ge neral. tan elemental presupuesto y las consecuencia a la vista est án: se manejan sig
nificantes manidos sin reparar en - por tanto. sin tener co nciencia de- que no se posee
su preciso significado.
Resulta inquietante que a estas alturas tengamos que preguntarn os si no será que
la ciencia del derecho se encu entr a hoy, no ya en situaci ón estacionaria, sino en franco
retroceso. Porque es difícil entender que conceptos que se ten ían claros en los siglos
XIIl y XIV anden ahora confundid os, indiferenciaclos. ele manera que un lenguaje jurí
dico que costó mucho esfuer zo tallar se vuelve ininteligible porque el vitriolo del olvi
do ha disuelto perfiles que fueron nítidos, plenamente identifi cadores en esos siglos
pasados.
.1.j . «La vida es siempre un «uhora» y consiste en lo que ahora se es I... J. En e, IC xcntido la vida es
P Unl U'l J.es un punto: el presente . que co ntiene todo nuestro pasado y lodo nuestro po rvenir. Por eso 1... 1
nuestra vida es lo que csramo « haciendo ahora» (.losé O RTFG .~ y G ASSF.T : " Unas lecciones de me tafísica » .
en Obra: 1"01II1"l'llIs, Alianz: Eduoriul, Madrid ,' 0 1110 12 . l cd .. 2" reimpre si ón 1997 . p.ig . :1') .
:15 . Emilio LI.I.I )ú : El t'1 ' ¡" l/ ri'Í.~m ". Círculo de lcc i o rev. Barcelona 1999 (Hay ediciones anterio res de
1984 , 1987 Y 1995 ). p. C) IUn libro q ue hay que leer para co rregir CS,I idea grosera sobre el epicureísmo q ue
nos h'l It gat.Jo el pasado y que luce toda vía cn el Dicc ionario de la Lengua Esp'1I10Ia]. 2" ace pció n. La
lectura de l número 47 ele una de 1,1., carlas de Epicuro . que transcr ibe Di ógcncs Lacrcio cn vidas dc./i/,í.w /i>s
ilustre», prueba que lo que se le mrrbuyc ex cosa Ill UY distinta de lo que podemo s saber - a través de lo poco
que nos 11:1 quedado dc su obra- que pensaba realmente . IEI libro de D i ógenes Lacrcio lo he leido en la
traducció n que hizo en cl s iglo XVIII .los é Ortiz Snnz (su. no S áinz) cuya vcrxi ón co mpleta p úblico la
Editorial Iberia en 191í21
La de spreocup ación por la prec isión e n e l lenguaje - mayorm ent e si se trata de
un len gu aje técn ico- no es sólo indica tivo de vulgar idad: es algo peor: es síntoma ine
--
qu ívoco de de caden ci a.
2. Quie n no haya pasado de leer e l título de es te trab ajo mío habrá sacado la
falsa impresió n de que hago una triple descali ficaci ón de la actual regul ac ió n del silen
cio ad ministrativo .
Tal impr es ión, aunque sería numéri camente exacta. deb e mati zarse de inmediato
acla rando que lo q ue rech azo en la pr im er a de las descal i fi caci on es no es que e l silen
cio ad min istrativo sea una fi cción, qu e es a e s su verdad era natu raleza .i urídi ca. si no
exac tame nte lo co ntra rio : q ue s iendo una ficció n se habl e de presunción . las más de las
veces . y ta mbién de acto tácit o y conc luyen te, aunq ue esto co n men os frecuenci a.
Lo qu e , fundame ntal y pr imariam ent e . he preten dido aq uí es avanzar un poco
más e n la recuperaci ón de esa unid ad juríd ica qu e es la ficc ión , co nocid a ya por e l
derech o ro ma no y perfectament e e laborada d uren te los siglos Xli I y X IV por los g losa
dores y po si gl o sado re s , unid ad j ur íd ica qu e. afo rt unada me nte . la canon íst ic a sig ue
sabiendo diferen ci ar todavía de manera absolu tament e nítida . mientras q ue en la doct ri
na españo la parece q ue cas i se ha volatilizado".
En seg undo té rmin o - y co nfieso q ue s in es pera nza alguna de que mi deman da
sea ate ndida, pues e l leg islador de 1999, por causas qu e no ac ierto a comprende r se ha
empecinado en seg uir y consolidar e l erróneo camino e mpren d ido por e l de 1992- he
preten d ido poner ele mani fiesto aq uello q ue hasta un ciego ac ierta a ver : q ue la regula
ción actual es una trampa para e l pa rticu lar y también para la Ad ministración . y que no
sólo no se han correg ido los defe ctos q ue te nía la regul ac ión y la práctica de l sile nc io
ad minis trativo en la LPA de 1958 , sino que las reform as de 1992 y 1999 han creado un
aut éntico cao s , don de tant o e l particular como los se rvido res públicos nos hallam os
perdidos.
3. y porq ue es toy co nvenc ido de que las co sas son co mo d igo. y porqu e c reo que
a lguie n tien e que salir a l paso de esta destrucc ión de los logros codificado res que se
alcanza ron en el der ec ho adm inistrativo. que es la ra ma juríd ica que cultiv o, me he
molestado en escribir lo que an tece de que . ya podrá imag inarse . me ha co stado mucho
tiem po y much o esfue rzo.
y desde luego , creo q ue lo prime ro que hay que hacer es acabur con la d iversi
dad de s ituac iones que se han prod ucido e n materi a de si le ncio admini str at ivo. Porque
si en a lgún aspecto de l proc ed imiento adm inistr ativ o tiene que haber una regu lación
co mún para todos los es paño les es en ésta.
y es que . co mo ha esc rito Jesu s Go nz ález P érez en relac ión con e l silenc io nega
ti vo :
"" .el silencio admini stra ti vo como garantía del acceso al pro ceso no es algo q ue
adm ita regulacion es d i spares. E n nuestro o rden amie nto act ual ex isten do s razon es
para entender qu e estamos ante com petencia plena y ex c lu siv a del legi slador estatal :
- Una. que es procedi m iento admini strati vo común (art. 149.1 .18" , CE) .
} (,. Co rno habrá podido comprobar quien ha ya leido es te uu bnjo mío , y deja ndo apa rte e l li bro de Puni
LO Oral lo q ue tan amp lla m ente he ut ilizado uqu ]. c l único estud io de un auto r es paño l co nte m po rá neo - au n
que ya hoy falle clclo- que co no zco en el que se abo rde' fro ntal y extensamente el pro ble ma de 1<1 ficci ón jurí
di ca 0;::, el de N ico lás P ércz Serrano qu e cito en la 1l0 1~1 15 . Hay tambi én un uubaj o 1I11l c 11 0 m ás reciente de
un tr ibu tnrista e n e l q ue . a l me no s se di stin g ue - ¡HInque s in preci sar en q ué d ifie re n- l a fi cci ón de Iil presun
ci ón : R. F i\I .CON y TFII.A. " Presunciones y ficci ones (D " financ ie ro y tri burario )» . e n la o bra co lectiva Enc i
cloped ia j nr[c/im b ásira, Civ itas , Madrid I()95 , l 0 l110 111 . pp. 504 íkiU4 l).
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO...
FRANCISCO GONZÁLEZ NAVARRO
- Otra, que en cuanto garantía del derecho a la tutela jurisdiccional (art. 24, CE) , es
legislación procesal (art . 149 .1.6')>>37.
y porque -como suelo decir- las cosas son a veces de tal cariz que el progreso
impone conductas de regreso , la única soluc ió n e s volver a la clara y simple regla
general del silencio admini strativo con significado negativo que contenía el artículo 94 ,
LPA, completándola con la s correcciones que e n su mecánica ha introducido la
jurisprudencia del Tribunal constitucional y del Tribunal supremo, a fin de garantizar el
respeto al derecho a una tutela judicial eficaz , y catalogando luego , en una relación
dominable por el hombre de a pie, la s excepc iones a esa regla general que sean
razonablemente necesarias .
37. Jesús G ONZ ÁL EZ P ÉRF.Z , " Proced imiento admini strati vo y proceso administrativo (A nte la modific a
ción de la Ley 30/ 1992, de 26 de nov iembre) » , Revista española de derecho administrativo 99 ( 1998) 333 .