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CUENTOS NAVIDEÑOS.

1-El conejito burlón


Vivía en el bosque verde un conejito dulce, tierno y esponjoso. Siempre que veía algún animal del bosque, se burlaba de
él. Un día estaba sentado a la sombra de un árbol, cuando se le acercó una ardilla.
- Hola señor conejo.
Y el conejo mirando hacia él le sacó la lengua y salió corriendo. Que maleducado, pensó la ardilla. De camino a su
madriguera, se encontró con una cervatillo, que también quiso saludarle:
- Buenos días señor conejo; y de nuevo el conejo sacó su lengua al cervatillo y se fue corriendo. Así una y otra vez a todos
los animales del bosque que se iba encontrando en su camino.
Un dia todos los animales decidieron darle un buena lección, y se pusieron de acuerdo para que cuando alguno de ellos
viera al conejo, no le saludara. Harían como si no le vieran. Y así ocurrió.
En los días siguientes todo el mundo ignoró al conejo. Nadie hablaba con él ni le saludaba. Un dia organizando una fiesta
de navidad todos los animales del bosque, el conejo pudo escuchar el lugar donde se iba a celebrar y pensó en ir, aunque
no le hubiesen invitado.
Aquella tarde cuando todos los animales se divertían, apareció el conejo en medio de la fiesta. Todos hicieron como si no
le veían. El conejo abrumado ante la falta de atención de sus compañeros decidió marcharse con las orejas bajas. Los
animales, dándoles pena del pobre conejo, decidieron irle a buscar a su madriguera e invitarle a la fiesta. No sin antes
hacerle prometer que nunca más haría burla a ninguno de los animales del bosque.
El conejo muy contento, prometió no burlarse nunca más de sus amigos del bosque, y todos se divirtieron mucho en la
fiesta y vivieron muy felices para siempre.

2-Nacimiento del niño Jesús


Era un 24 de diciembre Maria y José iban camino a Belén, José iba a pie y Maria sentada en un burro.
Maria estaba embarazada y esa noche tendrá a su hijo, el que se llamara Jesús.
Tiempo atrás el arcángel Gabriel visitó a Maria y le dijo que en su vientre llevaba al hijo de Dios, al que debía llamar Jesús.
Maria y José buscaron donde dormir esa noche, pero nadie podía alojarlos, estaba todo ocupado.
Un señor de buena voluntad les presto un establo para que pasaran la noche, mientras José juntaba paja para hacerle una
cama a Maria.
En el cielo nació una estrella que iluminaba mas que las demás.
En el oriente, lejos de Belén estaban tres sabios astrólogos, se llamaban: Baltazar, Melchor y Gaspar.
Ellos sabían que el nacimiento de esta estrella significaba que un nuevo rey iba a nacer.
Los tres sabios a los que conocemos como Los Tres Reyes Magos fueron guiados por la estrella hasta el pesebre del
nuevo rey, Jesús.
El nuevo rey ha nacido dijeron los Reyes Magos, y le regalaron a Jesús oro, mirra e incienso.
Así como Baltasar, Melchor y Gaspar llevaron regalos a Jesús…
Ahora el viejito pascuero(Papá Noel) trae regalos en Navidad, celebrando cada año, el Nacimiento de Jesús.

3-El niño que lo quiere todo


Había una vez un niño que se llamaba Jorge, su madre María y el padre Juan. En el día de los Reyes Magos se pidió más
de veinte cosas. Su madre le dijo: Pero tú comprendes que… mira te voy a decir que los Reyes Magos tienen camellos, no
camiones, segundo, no te caben en tu habitación, y, tercero, mira otros niños… tú piensa en los otros niños, y no te
enfades porque tienes que pedir menos.
El niño se enfadó y se fue a su habitación. Y dice su padre a María: Ay, se quiere pedir casi una tienda entera, y su
habitación está llena de juguetes.
María dijo que sí con la cabeza. El niño dijo con la voz baja: Es verdad lo que ha dicho mamá, debo de hacerles caso, soy
muy malo.
Llegó la hora de ir al colegio y dijo la profesora: Vamos a ver, Jorge, dinos cuántas cosas te has pedido.
Y dijo bajito: Veinticinco. La profesora se calló. Cuando terminó todos se fueron y la señorita le dijo a Jorge que no tenía
que pedir tanto. Cuando sus padres se tuvieron que ir, Jorge cambió inmediatamente la carta, aunque se pidió quince
cosas. Cuando llegaron sus padres les dijo que había quitado diez cosas de la lista. Los padres pensaron: Bueno, no está
mal.
Y dijeron: ¿Y eso lo vas a compartir con tus amigos?
Jorge dijo: No, porque son míos y no los quiero compartir.
Se dieron cuenta de que no tenía ni Belén ni árbol de Navidad. Y fueron a una tienda, pero se habían agotado. Fueron a
todas partes, pero nada. El niño mientras iba en el coche vio una estrella y rezó esto: Ya sé que no rezo mucho, perdón,
pero quiero encontrar un Belén y un árbol de Navidad. De pronto, se les paró el coche, se bajaron, y se les apareció un
ángel que dijo a Jorge: Has sido muy bueno en quitar cosas de la lista así que os daré el Belén y el árbol. Pasaron tres
minutos y continuó el ángel: Miren en el maletero y veréis. Mientras el ángel se fue. Juan dijo: ¡Eh, muchas gracias! Pero,
¿qué pasa con el coche? Y dijo la madre: ¡Anda, si ya funciona! ¡Se ha encendido solo! Y el padre dio las gracias de
nuevo.
Por fin llegó el día tan esperado, el día de los Reyes Magos. Cuando Jorge se levantó y fue a ver los regalos que le habían
traído, se llevó una gran sorpresa. Le habían traído las veinticinco cosas de la lista. Enseguida, despertó a sus padres y les
dijo que quería repartir sus juguetes con los niños más pobres.
Pasó una semana y el niño trajo a casa a muchos niños pobres. La madre de Jorge hizo el chocolate y pasteles para todos.
Todos fueron muy felices. Y colorín, colorado, este cuento acabado.

4-Un viaje increible


Esta es la historia de Carlos, un ratón que vivía en la punta de un cerro.
Carlos trabajaba día y noche para limpiar el polvo a una bota que hace años atrás le había regalado su amigo, el viejito
Michel.
Ya era costumbre para él pasar las navidades con esa bota, y como faltaba poco para las fiestas, escuchó que golpeaban
su puerta.
¡Era su amigo Michel, que venía del pueblo!
Se le veía muy cansado. Carlos le dijo a Michel que se sentara a descansar. Michel había subido caminando hasta la punta
del cerro para invitar a Carlos a pasar la Navidad en su casa. Michel pensaba que su amigo se sentiría solo en Navidad.
Michel había tardado en su viaje más de los que debía, sabía que para subir a la punta del cerro tenía que caminar nueve
días, pero,… debido a lo resbaloso del pasto, había tardado el doble.
Michel se encontraba cansado y triste porque faltaban solo tres días para la Navidad. Sabía que era imposible estar de
vuelta con su familia para ese día.
Así que Carlos, preocupado, pensaba y pensaba en cómo poder ayudar a su amigo. ¡Y planeó un viaje increíble!
Y fue así que, con voluntad y amistad, Carlos y Michel celebraron juntos la Navidad. Carlos con su bota, y Michel con su
familia.

5-El ángel de los niños


Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, en navidad le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un
día a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te
enseñará a hablar.
-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.
- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a
tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas
en sus ojitos sollozando...
-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tú le dirás: MAMÁ.

6-Carta a la Navidad del 2025


Querido abuelo Juan:
Espero que reciba esta carta antes del 31, pues mi intención es obvia, saludarlo y desear así mismo la mayor felicidad
para este año entrante, el 2025. Siempre recuerdo cuando nos sentábamos al pie del dique de nuestra ciudad, a mirar la
variedad de viejas latitas de gaseosa que flotaban en él. Hoy le comento, al pasar diariamente por el dique, solo veo las de
Coca Cola y una que otra de su competencia, usted sabrá bien abuelo, sólo quedaron como dueñas del mercado la Pepsi y
la Coca. A pesar de eso, las recuerdo con mucho cariño, y cada una de esas latas, me recuerdan a usted.
Quería también contarle, que gracias a mis estudios en Harvard y a mis tres idiomas obvios, he logrado conseguir un
puesto de trabajo, y con un poco de esfuerzo supe encontrar mi ascenso a la jefatura y poder aplicar todo mi conocimiento
en la materia. Gracias a esto, pude comprar una pequeña T.V que quedó muy bonita como centro de mesa, y otra mas
importante para nuestro baño compartido con los vecinos del 14 "ab38", pues el ambiente se veía aburrido y es muy
agradable ahora, tomar una ducha mientras uno se informa de algunos chismes de famosos. Luego a cenar, y a decidir en
familia cuales van a ser los artículos que compraremos el mes entrante. Eso sí, con la ayuda de las ingeniosas
publicidades que nos proporciona nuestra nueva T.V, que queda muy bonita como centro de mesa.
Mi querido abuelo. Quiero agradecerle de corazón, el empeño que puso en mi infancia para que estudiase los idiomas y
demás títulos y masters. Hoy por hoy, puedo decir que soy un hombre con futuro, orgulloso de sus logros así como de sus
virtudes.
Que en este año entrante goce de salud, armonía y felicidad.

7-El árbol de navidad


Lía miraba el árbol anonadada. Siempre le habían gustado los abetos pero nunca se había parado tan cerca de uno.
Estaba feliz porque finalmente su padre se había decidido a sembrar uno en el jardín. El árbol extendía sus brazos como
queriendo abrazar el mundo y ella sentía que a su lado siempre podría estar a salvo, y soñaba con que crecerían juntos y
serían amigos para siempre.
Una tarde cuando Lía regresó del colegio el árbol había sido talado. Junto al hogar del salón se hallaba un trozo de él, su
verde copa enterrada en un cajón de madera y llena de adornos y luces. Su padre la recibió con una gran sonrisa y le dijo.
‘Este año tendremos el mejor árbol de navidad del lugar, hijita’. Lía salió corriendo y se encerró en su habitación.
Durante días su padre intentó comprender qué le ocurría; ella no sabía cómo expresarlo. Finalmente le dijo que no le
gustaba cómo se veía con las luces, que lo prefería en el jardín, con sus ramas llenas de pajaritos. Su padre le dijo que los
abetos se compraban para ser talados en navidad y armar el árbol pero Lía que era una niña muy inteligente le respondió
que le daba igual lo que él y el mundo pensara que ella sabía que los abetos eran criaturas maravillosas y que no era justo
que se las considerara meros objetos navideños.

La tristeza de la niña se calmó cuando unos meses más tarde comprobó que el tronco talado tenía nuevos y verdes brotes.
Durante un largo tiempo estuvo mimándolo y ocupándose de que las hormigas no lo convirtieran en su sustento para el
invierno. Llegó nuevamente la navidad y el abeto estaba rebosante de vida. Esta vez Lía se movió más deprisa que su
padre y llevó los adornos y las luces al jardín. Cuando su padre vio lo que su hija había hecho: un precioso árbol vivo y
navideño, se sintió orgulloso de ella y le prometió que nunca más talaría el abeto.
A partir de ese año, el árbol fue el gran protagonista de las navidades familiares; en torno a él bailaban y cantaban todos
los humanos, uniéndose al coro de pajaritos y lombrices que vivían en su enorme copa.

8-Clara y el belén de navidad


La pequeña Clara, era una gran aficionada a construir belenes. Cada año, se dedicaba con pasión a planificar todo aquello
que deseaba incluir en el próximo.
Cuando llego la hora de montarlo, todos se quedaron maravillados ante la gran obra que había llevado a cabo la niña.
Todos los personajes, tenían un aspecto estupendo e incluso, les había hecho, unos preciosos trajes para la Virgen María
y San José ,y para que el niño no tuviera frío, una mantita bordada con hilo dorado.
Todos los elementos del belén, lucían con un brillo especial, tanto que fue seleccionado para ganar multitud de premios e
incluso fue propuesto como finalista, para ganar el primer premio nacional del mejor belén.
Estaba tan ilusionada, que se levantó antes de lo normal para darle los últimos toques, antes de que esa mañana, fueran a
visitarlo los jueces. Cuando llegó al lugar donde estaba dispuesto su maravilloso belén, no creía lo que estaba viendo.
Todo lo que había construido con tanto esmero, estaba destrozado.
Antes de que tuviera tiempo a preguntarse por el autor de tal fechoría, su hermana pequeña, con su mejor sonrisa, confesó
que la que había hecho eso, era ella, por ayudarla.
Aunque su intención era regañarla, el niño Jesús, le hizo comprender, que no merecía la pena enfadarse con ella y tras
felicitarla por su hazaña, le dio el más grande de los besos.

9-Cuento de Navidad
Hace muchos años, vivía en Inglaterra, un hombre llamado Scrooge, al que solo le importaba seguir aumentando cada día
su inmensa fortuna.
Para él, no hay nada que merezca la pena ser celebrado, incluso la propia Navidad le parece una fiesta absurda. Lo que no
puede sospechar, es que su percepción de las fiestas navideñas, iba a cambiar completamente gracias a una inesperada
visita.
Cuando se dirige a cerrar su negocio, una extraña niebla aparece en su camino, apareciendo una figura humana, que lo
invita a acompañarlo hasta su pasado más remoto, en el que era un niño feliz al que le encantaban estas fiestas.
Antes de que la tristeza anide en su corazón, otro nuevo fantasma, lleva al señor Scrooge hasta la casa de su humilde
empleado, el cual se encuentra celebrando una pequeña cena junto a su mujer y su pequeño Tim, al que su terrible
enfermedad no le impide ser un niño feliz.
Al igual que sucedió en la anterior ocasión, antes de que pudiera reflexionar sobre las imágenes que ha visto, aparece un
tercer fantasma, el de las navidades futuras. Con él, recorrerán varios escenarios, entre los que puede vislumbrar su
solitario entierro. Espantado ante tal cantidad de visiones, decide que es hora de darle un nuevo rumbo a su vida y
comenzar a darle más importancia a la gente que le rodea.
10- Un cuento de navidad.
Carol tenía que escribir un cuento de Navidad, pero no tenía ganas. Sus padres habían perdido el trabajo y apenas tenían
dinero, se había peleado con su hermano, la televisión y los periódicos estaban llenos de guerras y malas noticias… Ella
era con mucho la mejor de su escuela escribiendo y había sido elegida para el concurso nacional, pero le daba igual.
-Mejor escribiré un cuento de terror.
¡Qué magnífico cuento de terror! Estaba tan inspirada que escribió hasta bien entrada la noche. Pero poco antes de
terminar su historia, la compañía eléctrica cumplió su amenaza y cortó la luz ¡Qué rabia! Carol se desesperó. No
conseguiría acabar a tiempo la mejor obra de su vida. Una vez más, todo salía mal, y la pobre niña rompió a llorar en su
habitación a oscuras.
Lloró durante largo rato, hasta que una pequeña luz apareció en la habitación, flotando en el aire, haciendo círculos. La
niña secó sus lágrimas, emocionada ¿Será un ángel, una hada, un duende, una estrella mágica? Nada de eso. Al
acercarse solo pudo ver una pobre y triste luciérnaga
-¡Arrrrg, nada me sale bien!
Pero había que reconocer que descubrir aquella pequeña luz había sido emocionante, y además le dio una idea. A falta de
velas y electricidad, tomó un pequeño farolillo y salió fuera. Entonces atrapó unas cuantas luciérnagas, las puso en el
farolillo, y con la débil luz que emitían pudo completar su historia. Por primera vez en mucho tiempo se sintió feliz.
Tan contenta estaba, que comenzó a bailar y dar gracias a su pequeña luciérnaga. Y fue entonces cuando comprendió que
no podía mandar a a la porra la Navidad, porque el oscuro y triste mundo que tan poco le gustaba también necesitaba una
pequeña luz que le diera un poco de alegría y esperanza.
Y, sin importarle las horas, Carol juntó toda la alegría y la esperanza que le quedaban en el corazón para vestirse con una
gran sonrisa y escribir un precioso cuento de Navidad que conmovió a cuantos lo leyeron. Su cuento se extendió de tal
forma por todas partes, que aquel año fueron millones las personas que llevaron un poquito más de luz al mundo y, por
primera vez en mucho tiempo, los periódicos no tuvieron malas noticias que contar. Y aquel 25 de diciembre todas sus
portadas no tuvieron más remedio que abrir con un mismo titular: ¡Feliz Navidad!

11- Un milagro de la navidad.


Habían dado las vacaciones de navidad. En la función del colegio todos los padres aplaudían a sus hijos con alegría y
entusiasmo. Alba se había vestido de pastorcilla y estaba muy contenta. A sus tres años, era la primera vez que actuaba
delante de tanta gente y eso le ponía algo nerviosa, sin embargo todo su texto lo recito muy bien y sin equivocarse.
Aunque no viera a sus amiguitos por unos días, Alba estaba feliz, era la época del año que más le gustaba.
Le gustaba ver las luces de las calles alumbradas, y pasar a comprar castañas calentitas en el puesto que hacia esquina,
era el de la señora Clara.
Faltaban dos días para Navidad, desde la ventana se podía ver como la blanca nieve había cubierto todos los árboles, las
calles, los tejados, todo estaba nevado. Dentro de casa había un ambiente muy navideño que Alba y sus papas se habían
encargado de crear.
Había abalorios de navidad por todas partes.
Alba estaba muy contenta porque su abuela había ido a pasar esos días con ellos. Su abuela se llamaba Ana, y era una
persona bondadosa, honesta y comprensiva; era genial y la adoraba. Sabia las historias más bonitas e impresionantes que
nadie podía imaginar, y cuando Alba tenía un problema su abuela siempre estaba allí con la mejor solución. La quería
muchísimo y se lo pasaban de maravilla cada vez que estaban juntas.
Su abuela y ella habían pasado la tarde jugando, haciendo vestidos para sus muñecas y contando adivinanzas. Sin
embargo Alba estaba triste, pensaba que esas eran sus peores navidades y ni siquiera su abuela podría ayudarla. Sus
papas no estaban en casa y seguramente no pasarían esas navidades con ella.
Antes de acostarse, su abuela, le contó un bonito cuento de Navidad, en el que decía que si pides un deseo con todas tus
fuerzas se cumple gracias al milagro de la Navidad. Cuando terminó el cuento, le dio un beso muy grande de buenas
noches a su abuela y pidió su deseo con todas sus fuerzas, igual que en la historia que le acababa de contar su abuela.
Este era que sus papas volvieran pronto.
A la mañana siguiente se despertó algo confusa, oía hablar en el salón y a la vez alguien que lloraba.
Cuál fue su sorpresa al ver que allí estaban sus papas y sus abuelos muy contentos. Su mama le dio un beso a Alba y le
dijo:
Cariño, este es Alejandro, tu hermanito
Alba lo miro y pensó que era él bebe más bonito que había visto nunca.
Pronto entendió quién era al que había oído llorar. Eran las mejores navidades que había pasado y se dio cuenta una vez
más que su abuela tenía razón: Él Milagro de la Navidad existe.

12-La brújula de Santa Claus.


“Esta historia comienza un 24 de diciembre en el Polo Norte.
Los elfos empaquetaban los últimos regalos. Papá Noel estaba subido en el trineo tirado por sus seis renos y Rodolfo, el
reno de la nariz roja.
Cuando comprobó que todo estaba listo cogió las riendas del trineo y les dijo a los renos:
¡Levantad el vuelo, esta noche llevaremos regalos e ilusión a todas las casas del mundo!
Se cruzaron con estrellas fugaces, auroras boreales…
Cuando iba a comprobar la brújula se dio cuenta de que estaba estropeada.
¡No puede ser era la única brújula que me quedaba!
Rodolfo se acercó a Papá Noel y le dijo:
Tranquilo, llegaremos bien, con mi nariz roja se podrá ver en la oscuridad.
Y siguieron su camino.
A Rodolfo le costaba situarse en medio del cielo. Pero su ilusión esa noche era tan grande que dirigió el trineo
perfectamente.
Empezaron en una casa muy pequeña y con muchos niños, entró por la chimenea y miró alrededor. El salón era frío y casi
no tenían muebles, pero en un rincón había un pequeño árbol, casi sin adornos.
Papá Noel dio una palmada y dijo:
¡Ha quedado un salón perfecto!
Ahora tenía muebles preciosos y un gran árbol con adornos y bombillas.
Dejó los regalos en el árbol y salió sin hacer ruido y continuó repartiendo por todas las casas de la ciudad. Entró por
chimeneas grandes, pequeñas, altas, bajas…
¡Uf! ¡Qué noche! – dijo Papá Noel. Estoy cansadísimo pero aún así he dado los regalos a los niños.
Miró a sus renos y les dio las gracias.
Rodolfo guíanos de vuelta a casa, dijo Papá Noel.
Llegaron muy rápido.
En la puerta le estaban esperando todos con un pequeño regalo, lo abrió y se rió.
¡Ja, ja, ja! Gracias por esta brújula tan bonita, pero tengo la mejor: ¡Rodolfo!
Le llamó con gran voz, el reno se acercó y le dio con el hocico en la barriga. Los dos sabían que esa noche les haría
amigos inseparables”.

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