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En el mundo clásico mediterráneo, arcón era comúnmente usado para el gobernador de una
provincia, o, más sueltamente, cualquier autoridad religiosa o gubernamental. Por lo tanto, el
plural, Arcontes es a menudo traducido en los textos gnósticos como “las autoridades”. (No hay
palabra cóptica para Arconte, y así, los textos gnósticos usan el término griego en la transcripción
cóptica).
Los Arcontes son una especie genuina con su propio hábitat, y pudiera incluso ser considerado
ser casi divino, pero carecen de intencionalidad (ennoia: capacidad auto-directiva), y tienen una
repugnante tendencia a salirse de sus límites, imponiéndose en el reino humano. Se dice que los
Arcontes sienten intensa envidia hacia la humanidad, porque nosotros poseemos la
intencionalidad de la cual ellos carecen.
El Mito de Gaia describe cómo los Arcontes fueron producidos por impacto fractal en los densos
campos de formación elemental (dema) de los brazos galácticos, cuando el Eón Sophia se arrojó
unilateralmente desde el núcleo galáctico. Ver especialmente el Episodio 10.
Por lo tanto, los Arcontes son parásitos psico-espirituales. Sin embargo, como retoños del Eón
Sophia (ver inserto abajo), ellos son también nuestros parientes cósmicos.
Eon
Como entidades inorgánicas de dos tipos, embriónica y reptil, los Arcontes pueden por
momentos penetrar la atmósfera terrestre y aterrorizar a los humanos, aunque no haya razón u
orden para estos saqueos, ya que los alienígenas no pueden permanecer durante mucho tiempo
den la biosfera y, de todas formas, no tienen un plan maestro que lograr aquí.
Nuestra capacidad de discernir fuerzas alienígenas trabajando en nuestras mentes es crucial para
la supervivencia y la co-evolución con Gaia, quien, como Sophia, accidentalmente produjeron los
Arcontes, en primer lugar. (Este comentario pertenece al Nivel Uno, la definición cosmológica,
pero, como sucede a menudo con las enseñanzas gnósticas, elementos noéticos y cósmicos
tienden a combinarse).
LIVE (vivir) deletreado al revés es EVIL (maldad), pero los Arcontes no son malvados en el
sentido de que ellos poseen poderes autónomos de destrucción, capaces de ser aplicados
directamente sobre la humanidad.
Ellos son agentes de error más bien que malvados – pero error humano, cuando se va sin
corregir y corre más allá de la escala de corrección, se vuelve hacia la maldad y trabaja en contra
del plan de vida universal. Los gnósticos enseñaron que los Arcontes explotan nuestra tendencia
de dejar que nuestros errores se vayan sin corregir.
Porque los arcontes necesitan la complicidad humana para ganar poder sobre la humanidad,
cualquiera que los asista puede ser considerado una clase de Arconte, un accesorio. ¿Cómo le
ayudan los humanos a los Arcontes?
Una forma (sugerida en la definición del Nivel Dos) es aceptando los programas mentales de los
Arcontes – es decir, adoptando la inteligencia alienígena como si fuese basada en humanos – e
implementando aquellos programas realmente reforzándolas en la sociedad. Otra manera es
activa o pasivamente conforme a las agendas así propuestas e impuestas.
Jacques Lacarriere sugiere que los gnósticos detectaron la fase humanizada de los Arcontes en
todas las estructuras autoritarias y sistemas que niegan autenticidad y auto-determinación para el
individuo.
La corrupción ocurro, no porque nosotros cometemos errores, sino porque los errores que
hacemos se van sin corregir y se extrapolan más allá de la escala de corrección. Lacarriere dice
que los gnósticos alcanzaron esta conclusión “fuera de la observación racional del mundo natural
y comportamiento humano.”
Para una ojeada íntima de las enseñanzas gnósticas de los Arcontes, incluyendo consejo de
cómo actuar cuando son enfrentados directamente por ellos, consideran el pasaje del Primer
Apocalipsis de Juan, citado en Un Catecismo Gnóstico