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Universidad Santo Tomas

Facultad de Derecho

Unidad IV

“Dignidad y trascendencia de la persona”

Nombre: Belén Manquilef Morales


Fecha de entrega: 31 de mayo de 2018
Ensayo: “Amor, conocimiento de Dios y trascendencia” en relación a la contribución esencial del
amor y conocimiento de Dios en la excelencia personal, trascendencia o logro del bien supremo.

Desde inicios de la era humana, podemos encontrar indicios de la creación de Dios, y


es la santa biblia que, en su forma más sustancial, nos menciona que Dios creo el cielo y la
tierra, por ende, desde siempre existe la relación de amor entre Dios y el hombre, donde el
hombre busca a Dios por sobre todas las cosas, este amor puede significar muchas cosas
pero el más significativo es que “Dios es Amor”.

En este ensayo queremos responder unas simples preguntas, ¿por qué motivo el
hombre busca a Dios?, ¿Qué quiere encontrar? Y ¿cuál es la trascendencia que tiene el
conocer a Dios?

Es por este motivo que, a lo largo de este trabajo, entregaremos y aclararemos por
qué razón el amor es la experiencia humana que permite un conocimiento profundo de la
persona, en cuanto a su valor y dignidad, por ende, es la fuente más propia para lograr la
verdadera felicidad. Esto nos lleva a reflexionar sobre la relación de amor entre Dios y el
hombre: por qué motivo el hombre busca a Dios y cómo pueden encontrar en él la dicha
plena que buscan.

Y con la virtud de la Caridad esta es “la virtud teologal (sobrenatural) por la cual
amamos a Dios por Él mismo, sobre todas las cosas, y a los demás como a nosotros mismos
por amor a Dios”, esta caridad no se adquiere por sí sola, sino que Dios la entrega al
considerarnos como hijos suyos.

En muchos casos debido a la caridad uno es capaz de renunciar a nuestros propios


intereses a uno mismo solo por amar a Dios esto es la fuente y raíz definitiva de toda la
perfección moral del ser humano. Podemos mencionar también que la caridad es el amor
personal a Dios de manera semejante a como se aman las Divinas Personas entre sí, es, por
tanto, una participación en la vida íntima de la Santísima Trinidad. Uno al Amar a Dios se
convierte en un ser espiritual. (Amar a quién uno no ve, ese es el mejor ejemplo de amar
en forma incondicional)

Con este ejemplo podemos indicar que uno se conoce a sí mismo y se ama, la persona
creada puede conocerse a sí misma y amarse y, más radicalmente aún, existiendo en este
mundo interior en que se puede poseer a sí misma, la persona finita está capacitada para
conocer y amar a Dios.

Un paso importante es el saber y conocer a Dios él es el Ser, sin origen ni final, pero
origen y fin de todo el Universo material y espiritual, Dios es espíritu, es el bien supremo,
del cual procede todo bien finito, es la medida de todas las cosas, pues la verdad y el valor
de las cosas, vivientes y personas se miden según su cercanía o su lejanía de Dios.
Dios no sólo es fin en sí mismo, sino que más aún es el fin último de todas las personas
y las cosas del universo, por este motivo, tanto las cosas como las personas están
subordinadas a Dios.

Este punto debe ser meditado: el amor a Dios no anula el amor a uno mismo ni el
amor a los demás, sino que pone estos amores en su lugar, de modo que no ocupen el lugar
de Dios, y al ponerlos en su lugar, el amor de Dios hace más perfecto, limpio e intenso el
amor a uno mismo y el amor a los demás. Todo esto nos aclara que el hombre busca a Dios,
para encontrar respuestas a sus inquietudes más íntimas y espirituales, pero la respuesta
que engloba a todo es que el hombre busca a Dios para seguir buscando la felicidad, es más
ve reflejada dicha felicidad en la cercanía que puede tener con el seguir a Dios.

Otra pregunta que se aclara es la que tiene relación con el determinar ¿Cuál es el
medio para encaminarnos a Dios en esta vida? y su respuesta es el obrar bien
repetidamente, lo que permite la adquisición de virtudes, Santo Tomás clasifica las virtudes
en dos grandes intelectuales y morales.

Las virtudes morales fueron sostenidas al igual que las mencionadas en su momento
por Aristóteles, pero sólo denominó a: la justicia (lleva a obrar bien dando a cada uno lo
suyo), la fortaleza (modera el temor y la audacia) y la templanza (modera los apetitos de la
parte concupiscible).

La virtud intelectual principal es la prudencia, que nos permite determinar, en cada


situación concreta, dónde está el término medio. Esta virtud, por lo tanto, rige a las otras,
de manera que, cuando se obra rectamente los apetitos sensibles se encuentran guiados
por la razón y esta razón la podemos asociar con el Santo temor a Dios, este don espiritual
nos hace razonar y pensar que es lo correcto y lo no debido en nuestro actuar.

Un punto muy importante es lo que tiene relación con Trascendencia de Dios, pero
para aclarar este término es importante mencionar una pequeña definición:

Trascendencia es un término de origen latino que significa «ascender más allá»,


sobrepasar, exceder los límites.

Cuando decimos que Dios es trascendente, nos referimos a que él está totalmente por
encima de todo lo creado, no está sujeto a ninguna limitación alguna, es absolutamente
independiente y está más allá de todo lo que existe, Dios es totalmente puro, nosotros
somos pecadores, Dios solo desea lo justo y bueno; nosotros deseamos con frecuencia lo
malo y nuestros afectos son una mezcla de cosas buenas y malas.
La enseñanza sobre la trascendencia de Dios tiene sus implicaciones, en primer lugar,
el hombre no representa el máximo valor, Dios, el Creador, quién está muy encima de todo
es el que da valor.

Por otra parte, el entendimiento humano jamás podrá comprender la totalidad de


Dios, además los humanos nunca podremos conocer a Dios a partir de nuestra propia
inteligencia, lo que sabemos de Dios se lo debemos al hecho de que él nos lo ha revelado,
si Dios no nos revela quién es él y cuál es su voluntad, nosotros permanecemos en la
oscuridad, también es cierto que, al amparo de nuestros propios recursos, nunca podremos
acercarnos a Dios, él es totalmente distinto y además es completamente justo, sólo
podemos acercarnos a Dios en la medida en que él se nos acerca.

Desde un punto de vista filosófico, el concepto de trascendencia incluye además la


idea de superación o superioridad, en la tradición filosófica occidental, la trascendencia
supone un «más allá» del punto de referencia, trascender significa la acción de «sobresalir»,
de pasar de «dentro» a «fuera» de un determinado ámbito, superando su limitación o
clausura.

Como pudimos expresar a lo largo de este trabajo amar a Dios y conocerlo es sinónimo
de querer una vida plena, con la búsqueda de la felicidad final el ser feliz con las cosas
simples de la vida, y tener a Dios presente en este horizonte es esencial ya que para todos
cuando decimos que Dios es trascendente, nos referimos a que él está totalmente por
encima de todo lo creado.

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