Você está na página 1de 2

AARON ADOLFO CRUZ FLORES.

Walt Disney Company y Pixar Inc.: ¿Adquirir o no adquirir?


En noviembre de 2005, Robert Iger, el recién nombrado consejero delegado de Walt
Disney Company, esperaba ansiosamente los resultados de la recaudación de
Chicken Little, el segundo largometraje de dibujos animados generado por
ordenador (CG) de la compañía.
Sabía que, para que Disney como un todo tuviera éxito como empresa, debía
enderezar el negocio de la animación, especialmente perfeccionando la nueva
tecnología CG, que estaba sustituyendo muy rápidamente la animación dibujada a
mano. Sin embargo, la compañía había dependido de un contrato con los estudios
de animación Pixar, que había producido éxitos como Toy Story y Buscando a
Nemo, para la mayoría de sus ingresos recientes por películas de animación. Y el
acuerdo de coproducción, negociado durante el mandato de su predecesor Michael
Eisner, expiraba en 2006, después del estreno de Cars, la quinta película del
acuerdo para cinco películas.
Desgraciadamente, las negociaciones para la renovación del contrato entre Steve
Jobs, consejero delegado de Pixar, y Eisner habían fracasado en 2004 debido a
conflictos de carácter personal. Cuando asumió su nuevo rol, Iger reabrió las líneas
de comunicación entre ambas empresas. De hecho, acababa de llegar a un acuerdo
con Jobs para vender algunos espectáculos televisivos propiedad de Disney y
producidos por los estudios ABC como: Mujeres desesperadas – a través del iTunes
Music Store de Apple.
Iger sabía que podía llegar a un acuerdo con Pixar; la cuestión estribaba en qué
términos debía hacerlo. ¿Tenía sentido para Disney sencillamente comprar Pixar?

La relación entre Disney y Pixar


La relación entre Disney y Pixar comenzó en 1986, con una colaboración en el
desarrollo del llamado Sistema de Producción Animado por Ordenador (CAPS), un
sistema de producción propiedad de Disney utilizado para hacer algunas de sus
películas de dibujos animados en 2D. Disney utilizó CAPS por primera vez en la
película Los rescatadores en Cangurolandia y para muchos de sus largometrajes,
incluido El Rey León. Esta relación con Pixar superó las expectativas de Disney.

Renegociación del acuerdo de distribución exclusivamente


Desde 2002 Steve Jobs había intentado establecer un acuerdo con Disney mediante
el cual Pixar se responsabilizaría de todos los costes de producción de las películas
a cambio del 100% de la propiedad de las mismas, dejando a Disney con una cuota
de distribución fija e inferior.
AARON ADOLFO CRUZ FLORES.

Pixar pensaba que si negociaba un nuevo acuerdo de distribución con otro estudio,
procuraría quedarse con todo el control a cambio de financiar todos los costes y
pagar solamente un 8% de cuota de distribución. En principio, eso proporcionaría a
Pixar acceso al 90% de los ingresos de por vida de una película en todos los
métodos de distribución (a cambio, sin embargo, de asumir todos los costes y
riesgos)

¿Adquisición?
Robert Iger sabía que deseaba mantener las relaciones de su compañía con Pixar,
pero la cuestión era en qué términos. Muchos analistas de los medios de
comunicación abogaban por una adquisición, aludiendo que las películas de dibujos
animados formaban parte esencial de la estrategia corporativa de Disney, ya que
los personajes fomentaban las ventas al por menor en los parques temáticos y en
las divisiones de los productos del consumidor. Además, la trayectoria de Pixar para
producir grandes éxitos era indiscutible. «Esa es la clase de sinergia que requiere
una buena dosis de sensatez », escribió un comentarista.
La analista de Merrill Lynch, Jessica Reif Cohen, hablaba de un «casi un perfecto
ajuste estratégico». Algunos decían que ese paso transformaría a Disney en el
estudio de la década de los treinta; es decir, una «boutique» «libre de un gran
aparato burocrático». Incorporar a Jobs y Lasseter, decían, sería como traer de
vuelta al mismo Walt.

Você também pode gostar