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Abuso sexual en la escuela: ¿asunto legal o educativo?

Históricamente, la manifestación de la violencia escolar ha sido matizada por el enfoque pedagógico que abraza las
estrategias educativas de turno

Alex Bonilla23/03/2018

Recientemente se ven en los medios de comunicación las notas de prensa que mencionan la proliferación de los
casos de abuso sexual a la niñez en las escuelas del país. Aunque el marco jurídico nacional nos expone la forma en
que se deben abordar los casos de acoso, abuso y maltrato a la niñez y la adolescencia, es claro que la prevalencia
de estos rebasan la capacidad de las instancias judiciales para el control y prevención del delito, puesto que más allá
de las leyes el problema de la violencia está asociado en gran medida a la falta de una verdadera educación, o lo que
es formación en valores.

Históricamente, la manifestación de la violencia escolar ha sido matizada por el enfoque pedagógico que abraza las
estrategias educativas de turno; por ejemplo, en la década de los años ochenta se educaba bajo modelos
conductistas y el “método de la regla” era avalado por los padres y las madres. Treinta años después, en el contexto
global de un modelo educativo constructivista-humanista, la Pedagogía de la Ternura ha propugnado el énfasis en la
educación de las sensibilidades, abogando por la motivación y el protagonismo de la niñez en el aula.

En Nicaragua, la calidad educativa contiene al interés de la familia por la educación como un factor asociado de
primer orden para garantizar el éxito escolar; una familia poco preocupada por la educación expone a la niñez a
amenazas que marcadamente les hace vulnerable y la ubica en la mira de la violencia.

Por su parte, la Ley 114 o Ley de Carrera Docente es clara en las sanciones que se deben aplicar en la ocurrencia de
faltas muy graves, y el abuso sexual es en sí una tal que contraría gravemente la ética profesional.

En su arto. 25, numeral 5, la Ley establece que un docente es suspendido de su cargo por haber incurrido en delitos
establecidos en el Código Penal y haber sido condenado por sentencia firme en los tribunales correspondientes. Lo
anterior es complementado por el arto. 32, numerales 3 y 4 de la misma Ley.

Ante la comisión del delito por un docente, la primera acción de la escuela —además de la denuncia— es y debe ser
separar al docente de su cargo y prohibir cualquier contacto directo con los estudiantes.

Desde varias fuentes periodísticas se señala que la escuela es el segundo escenario en donde ocurren estos actos
aberrantes contra la integridad de niños y niñas, pero lo que queda en evidencia es que aunque se han implementado
programas educativos en acuerdo con los principios rectores de la Convención de los Derechos del Niño y la Niña,
cualquier ruta educativa de promoción de valores no tendrá éxito alguno si no se estudia la configuración de los
nuevos comportamientos culturales que irrumpen el orden social en cualquier comunidad.

Si bien la Ley es correctiva del delito, la educación debería ser preventiva del mismo, pero se trata de la educación
que va más allá de la enseñanza, es sobre la educación que forma conciencia, que fomenta la acción positiva, que
erradica las conductas violentas y transforma la convivencia en algo socialmente aceptable en un marco de acción
individual y colectiva, es pues, la educación que empodera.

La violencia infantil, en sus formas de abuso, acoso y maltrato, trasciende de lo público y de lo privado, de lo escolar
y de lo no escolarizado, de lo urbano y de lo rural, y así podemos mencionar otras dicotomías; pero la violencia es
omnipresente y polivalente, está en todos los espacios sociales y adquiere distintas formas y antivalores. Por eso es
necesario un actuar conjunto, que no sea privativo del Gobierno, que surja como verdadera política pública educativa
y de seguridad ciudadana, y sea expresión del bien común tangible.

Consejería de las comunidades educativas es la ruta de Gobierno para educar en valores para una vida armoniosa;
pero no debe ser solo la práctica de la escuela, y aunque existen otras estrategias como el Programa Amor, se
necesitan mayores esfuerzos para transformar las conductas violentas, en la persona, en la familia, en la comunidad
y en la nación entera.-

Abuso sexual
EDITORIALES

Sábado, 21 de octubre, 2017 - 00h00


El país se ha estremecido con las denuncias de abuso sexual a niños y adolescentes en establecimientos educativos
por parte de algunos maestros. Todos clamamos por medidas que eviten que esto se repita, lo que se expresará en
un plantón en Quito y Guayaquil, hoy.

El ministro de Educación ha hecho dos anuncios: uno, se aplicarán pruebas psicométricas a profesores, directivos y
personal administrativo de planteles públicos, fiscomisionales y municipales que no hayan ingresado al sistema
educativo bajo la prueba Quiero ser maestro, que está vigente desde el 2014.

Dos, que se ha firmado un convenio interinstitucional entre la Fiscalía, el Consejo de la Judicatura y los ministerios de
Educación y de Justicia, con el objetivo de garantizar que en el país existan espacios libres de violencia contra los
niños.

Hace falta un componente de capacitación a directivos, maestros y personal administrativo y de servicio, para que
establezcan y apliquen comportamientos de prevención y para que entiendan que conocer un hecho similar y no
denunciarlo los convierte en cómplices. Y lo más importante, la actitud pedagógica que brinde confianza a los
estudiantes para que comuniquen cualquier actitud de irrespeto a su dignidad. (O)

Acoso sexual en la educación


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El acoso sexual en la educación corresponde a un comportamiento inapropiado de naturaleza sexual el que


interfiere con la habilidad del estudiante de aprender, estudiar, trabajar o participar en las actividades del lugar de
estudios. En los EE.UU., es una forma de discriminación bajo el "Título IX" de las Enmiendas de Educación de 1972.1
El acoso sexual envuelve una gama de comportamientos desde simples molestias a asaltos sexuales y violaciones. 23
La definición de acoso sexual incluye el acoso de parte de ambos pares e individuos en una posición de poder
relativo a la persona que está siendo acosada. En los establecimientos educacionales, aunque el acoso sexual
iniciado por los estudiantes es el más común, puede también ser prepetrado por los profesores o por otros
empleados del establecimiento, y la víctima puede ser un estudiante, un profesor u otro empleado del
establecimiento. El acoso sexual a estudiantes por parte de profesores u otros miembros del establecimiento puede
acarrear consecuencias nefastas y dañinas para la víctima. 4 Si bien el acoso sexual es definido como un
comportamiento "no deseado", muchos expertos están de acuerdo en que incluso las interacciones sexuales con
consentimiento entre estudiantes y profesores constituyen acoso debido a que el poder diferenciador entre ambos
crea una dinámica en la que el "mutuo consentimiento" es imposible.2 Esta relación jerárquica hace que la mayoría de
los casos no se lleguen a denunciar.
En muchos casos de abuso sexual cuando el afectado no denuncia o hace aviso a un familiar ya que el perpetrador
intimida o amenaza al afectado con hacer daño a sus familiares o por el concentimiento que consiste en que el
perpetrador le comenta al afectado que si participa en su acto (abuso) el le conciente en las notas escolares a cambio
de sus terminos o peticiones del abuso otro factor muy importante es que el afectado no comenta no dialoga con sus
familiares más cercanos. 5

Estadísticas[editar]
El Sexual Harassment Support establece:
"El acoso sexual es común en todos los niveles de educación. El acoso verbal y físico comienza en la educación
básica, y 4 de cada 5 niños experimentan alguna forma de acoso sexual o bullying. Ocho de cada diez
experimentarán esto en algún momento de sus vidas escolares, y cerca del 25 por ciento lo experimentará esto de
forma continua. Los niños tienen más probabilidades de acosar físicamente y hacer bully, o de ser acosados ellos
mismos. Las niñas tienen más probabilidades de usar y experimentar acosos verbales y físicos y de bullying. Seis de
cada 10 estudiantes experimentarán alguna forma de acoso sexual físico."4
En una encuesta realizada en EE.UU. en 2002 a 2004 estudiantes entre 8.º 11.º grado, la "American Association of
University Women" (AAUW) concluyó:

 83% de las niñas han sido acosadas sexualmente


 78% de los niños han sido acosados sexualmente
 38% de los estudiantes fueron acosados por profesores o empleados del establecimiento
 36% de los empleados del establecimiento o profesores fueron acosados por estudiantes
 42% de los empleados del establecimiento o profesores fueron acosados por uno de sus padres

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