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“20 La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los
pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los justos
serán recompensados por su propia conducta recta y las personas perversas
serán castigadas por su propia perversidad.”
Resulta que había una persona en su iglesia, y que un día el por casualidad
mientras iba en su coche lo sorprendió haciendo algo indebido, algo que no es
agradable a los ojos de Dios.
Como era de esperarse, el siguiente domingo después del culto lo llamo aparte y lo
confronto con su pecado.
Después de haberlo exhortado con mucho amor de Cristo haciéndole ver que todo
lo malo que estaba haciendo le iba a perjudicar en su vida espiritual, en su relación
con Dios y hasta podía venir una disciplina de parte del Señor, así que el siervo de
Dios le dijo:
Pasados unos días antes de llegar el domingo, aquel miembro le habla al pastor por
teléfono sumonte alterado y con un tono de voz agresivo diciéndole:
-“Sabe que pastor, ya decidí que no voy a hacer nada de lo que me dijo, usted no es
nadie, absolutamente nadie para decirme como me debo comportar en mi vida, yo
puedo hacer lo que se me pega mi regalada gana y ultimada jamás y nunca voy a
volver por su iglesia.”
Cuenta este pastor este que pasaron los meses y al quinto mes después de que el
hermano había tomado la decisión de irse de la iglesia, un domingo llegó a la
iglesia, se sentó a escuchar la predicación. Al final llamo al pastor aparte y con
lágrimas en los ojos le dijo:
-“Hermano quisiera informarle que estoy muy arrepentido por haberle faltado al
respeto a usted y de la forma tan grosera que lo trate la última vez que hable con
usted.
No comprendí que el único deseo de su corazón era guiarme por el buen camino y
libérame de muchas angustias.
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Mucha gente juega con Dios, con el pecado, y como sucede la mayoría de las veces
cuando Dios los castiga por su maldad quebrantándoles con alguna enfermedad o
tragedia, después ya no hay remedio, porque la disciplina del Señor generalmente
trae perdidas irremediables.
Amado hermano, amado hijo de Dios, no jugué con el Señor, Dios es paciente y
tardo para la ira, pero una vez que lo cansamos irremediablemente nos
quebrantará duramente. Mejor es someternos a su palabra, la instrucción y la
disciplina del pueblo del Señor, y así gozaremos de paz, gracia y amor.