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Antecedentes
En los primeros momentos de la última post-guerra, las condiciones existente
en el orbe fueron muy favorables a la economía de la América Latina, ya que
las materias primas americanas encontraban amplios mercados en los países
devastados por el conflicto bélico. Sin embargo, bastaron algunos años para
que las naciones europeas recuperaran su poderío industrial y agrícola. Esta
circunstancia modificó adversamente las perspectivas para las exportaciones
de América Latina, ya que se produjo una relación desfavorable entre los
precios de sus importaciones y los precios de sus exportaciones, así como la
concentración de sus mercados externos, afectando seriamente la
disponibilidad de divisas.
Condicionantes
Las principales motivaciones que dieron origen a la ALALC, estuvieron dadas,
en primer lugar, por la necesidad de superar las dificultades estructurales que
enfrentaban las economías de los países de la región, como la
monoexportación de productos básicos sin transformación ni valor agregado, la
consiguiente y crónica vulnerabilidad de sus sectores externos, la
concentración del comercio con determinados países centrales, así como la
estrechez de los mercados nacionales para emprender con alguna posibilidad
procesos de industrialización.
También existían motivaciones de coyuntura, como la creación de la CEE y el
problema de sus políticas proteccionistas frente a los productos
latinoamericanos. En igual forma sirvió de condicionante para el surgimiento de
la ALALC, la imposibilidad de ampliar nuevos acuerdos preferenciales en el
seno del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y comercio),
quedando como alternativa la creación de zonas de libre comercio o uniones
aduaneras (Articulo XXIV). La acción de la CEPAL (Comisión Económica para
América Latina y el Caribe) fue, asimismo, importante por la influencia de su
pensamiento económico, por sus estudios y la promoción de la idea de una
integración regional.
Creación
Sede de la ALALC en Montevideo
Las negociaciones para conformar la ALALC se iniciaron entre los países del
Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) más Perú. El ingreso
de México al proceso de negociaciones se debió a un hecho circunstancial, la
presencia del Presidente Lopez Mateos en los actos de posesión del
Presidente argentino Arturo Frondizi, quién lo invitó a participar en el nuevo
esquema.
Después de un proceso de negociaciones relativamente breve, el 18 de
febrero de 1960 se firmó, en la ciudad de Montevideo, el Tratado de
Montevideo por el cual las partes contratantes acordaron la creación de la
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Suscribieron el
Tratado Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay, adhirieron
posteriormente Colombia (30 de septiembre de 1961), Ecuador (3 de
noviembre de 1961), Venezuela (31 de agosto de 1966) y Bolivia (8 de
febrero de 1967).
Objetivo
El objetivo de ALALC fue la constitución de una zona de libre comercio dentro
de un plazo de doce años que luego fue ampliado a veinte años. Durante este
período debían eliminarse gradualmente todos los gravámenes y restricciones
que obstaculizaran el intercambio comercial entre las Partes Contratantes. Este
proceso se llevaría a cabo mediante negociaciones periódicas a través del
mecanismo de listas: las "listas nacionales" y la "lista común".
En las listas nacionales se incluirían todas las concesiones que cada parte
contratante otorgaba al resto de la zona, es decir, contenía ventajas
concedidas, en virtud del principio de la nación más favorecida, por cada país
miembro de la ALALC a los restantes pudiendo retirar productos de esas listas
cuando el país que otorgó la concesión enfrentara dificultades económicas. La
lista común se negociaba multilateralmente cada tres años. Los productos
incluidos en la lista común no podían ser objeto de restricciones no
arancelarias ni de cupos.
Cronología protocolaria
Trayectoria
Los objetivos propuestos se lograron muy limitadamente. En los primeros años
hubo un aumento del intercambio entre los países miembros, pero después de
liberarse de gravámenes los productos que no originaban resistencia, las
negociaciones fueron siendo cada menos productiva en cuanto a acercarse a la
liberación de gravámenes para lo esencial del intercambio.
La supresión de restricciones cuantitativas tampoco logró avanzar y los
acuerdos de complementación industrial fueron de poca relevancia si se les
considera el punto de vista de contribuir al desarrollo de las economías.
Las sucesivas crisis en la ALALC se agravaron en la de 1967, por la falta de
acuerdo sobre las listas de excepciones a la integración económica. Así las
cosas, en el Plan de Acción 1970-1980, se propusieron el estudio del
«perfeccionamiento de la Zona de Libre Comercio y la posibilidad de establecer
un mercado común latinoamericano». Lo cual en la práctica de la actividad
negociadora no se tradujo en decisiones concretas para aumentar comercio
recíproco, por lo cual las dificultades se hicieron persistentes; como, por
ejemplo, la inoperancia de las negociaciones producto por producto, y también
por las prioridades regionalizadas del tipo de los países de Pacto Andino o del
Mercado Común Centro Americano que virtualmente se esfumaron de la
ALALC.
Por todo ello, en 1980, en la XIX Conferencia Extraordinaria de
Ministros celebrada en Acapulco, se constituye la Asociación Latinoamericana
de Integración (ALADI), para sustituir a la ALALC, con objetivos fundamentales:
Por otra parte, en relación con la ALALC, la ALADI aparece como una
institución más abierta, en la medida en que, además de posibilitar la adhesión
al Tratado que la instituye, prevé la participación de países no miembros en
acciones parciales con los países miembros, así como la participación de la
Asociación como institución en los movimientos de cooperación horizontal entre
países en vías de desarrollo.