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EL 25 DE MAYO DE 1809*

Tomado de: http://www.bicentenario.bo/1.php


Al atardecer del jueves 25 de mayo de 1809, el pueblo de La Plata, la capital
del distrito de la Audiencia de Charcas, fue presa de una conmoción; entre los
ruidos de los tiros, gritos y sones de campanas, se llevó a cabo la revolución.

Cuando la asonada parecía decrecer, a las primeras horas de la madrugada


del día siguiente, Chuquisaca presentaba otro aspecto: el presidente García
Pizarro había entregado el mando a la Audiencia, el arzobispo Moxó había
huido por miedo a las turbas, y un ejército, formado por las gentes del pueblo
estaba reclutándose…
La revolución de Charcas tiene una duración mayor que la que pudieran
suponer los sucesos de la noche del 25 de mayo de 1809. Si tan solo nos
fijásemos en éstos, prescindiendo de cuanto supone la formalidad del
movimiento, nuestra visión de los hechos sería inexacta.
El nuevo gobierno que surge en la madrugada del día 26, con toda su acción
revolucionaria, se extiende hasta la llegada del Presidente Nieto (25 de
diciembre de ese mismo año), con la que nuevamente se vuelve a imponer el
régimen anterior.
Durante este tiempo –siete meses- se verifica la auténtica revolución, por
medio de la atracción de personas a las ideas revolucionarias
independentistas, patrimonio de la activa minoría, libre propaganda de ellas, y
fomento de los movimientos similares en otros lugares del distrito de la
Audiencia.
Si el resultado efectivo –la ruptura del vínculo jurídico con la metrópoli- no se
consigue, no se debió a la carencia de ideas o móviles emancipadores, sino a
la inmadurez de los proyectos y a los obstáculos puestos por los intendentes de
las intendencias vecinas.
Considerando de esta forma el suceso revolucionario, la finalidad del
movimiento es claramente independentista.
Éste, con su contenido ideológico y su acción libertaria, supone el comienzo de
la lucha que llevará al Alto Perú a la consecución de la independencia de la
corona de España.
A partir de este momento, y hasta el reconocimiento jurídico de aquella, el
territorio del Alto Perú no volverá a estar plenamente sometido a la monarquía
española. Su sometimiento o independencia dependerá ya de los avatares de
la guerra general de la independencia americana.
Los sucesos de La Paz de julio de 1809, y los del año siguiente en otros
lugares del territorio (Cochabamba, Oruro, Potosí, etc…) solamente adquieren
su plena comprensión, partiendo de la obra revolucionaria de Charcas.
A través de ellos, y mediante la influencia de uno sobre otros, el movimiento
chuquisaqueño llega a entroncar con el que surge una año más tarde en la
capital del virreinato, Buenos Aires, y con el movimiento emancipador
hispanoamericano.
Teniendo en cuenta el sentido y realidad del movimiento chuquisaqueño del 25
de mayo de 1809, se debería adelantar en un año la fecha del comienzo de la
independencia general hispanoamericana.
El movimiento de Charcas es el comienzo de la lucha por la emancipación de
los territorios altoperuanos. El desarrollo de los sucesos está estrechamente
vinculado –temporalmente y en su contenido ideológico-, con el movimiento de
la Junta de Buenos Aires de 1810.
Por todo ello, con las limitaciones que supone todo lo enfático, podríamos
llamar a Charcas, la cuna real de la independencia hispanoamericana.
* De la tesis doctoral de Estanislao Just Lleó: “Comienzo de la
independencia en el Alto Perú: los sucesos de Chuquisaca, 1809”

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