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A 20, 25 y 40 AÑOS DE LA SACROSANCTUM CONCILIUM

Alocución conmemorativa de la constitución «Sacrosanctum Concilium» Juan Pablo II

Documento elaborado con motivo del vigésimo aniversario de la promulgación de la


Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, primer documento
conciliar, cronológicamente hablando.

En la liturgia, fuente siempre abundante de gracia, la Iglesia se comprende a sí misma,


se acrecienta entre los fieles la vida cristiana y promueve todo aquello que pueda contribuir a la
unión de cuantos creen en Jesucristo. La liturgia se da más bien en los signos mediante los que
se expresa, la representación y la reactualización del misterio de Cristo, ella debe adaptar a los
hombres de todos los tiempos y de todos los lugares; es necesaria una unidad en la liturgia y en
su centro que es la Eucaristía. La liturgia no debe ser reducida a puro «ceremonial decorativo».

La reforma litúrgica ha sido ha en general bien acogida en toda la Iglesia del rito latino,
la introducción de las lenguas nacionales y la simplificación de los ritos ha sido muy valiosa
pues se comprende mejor lo que por ellos se proclama y se realiza sobre el altar, gracias ello se
puede progresar sensiblemente en la comprensión de los contenidos de la fe y la participación
activos de los laicos en la liturgia.

Encontramos también algunos aspectos negativos como desconfianza a la reforma


litúrgica, insatisfacción con los resultados conseguidos, se introducen liturgias arbitrarias y
algún grupo se cree autorizado a crear liturgias. Algunas recomendaciones dadas para que dicha
reforma consiga sus objetivos son:

 Una participación plena, consiente y activa, formados con diligencia por parte de
los pastores. Una formación litúrgica del clero y de seminaristas bajo el aspecto
teológico, histórico, espiritual, pastoral y jurídico.
 La enseñanza de la fidelidad, los clérigos y los fieles no son propietarios, sino
servidores.
 Es bien aceptada aquella creatividad bien entendida, que reclame la atención y
reavive la participación de los fieles. Una verdadera creatividad en la docilidad al
creator Spiritus.

Carta apostólica «Vicesimus quintus annus» Juan Pablo II

Dada a conocer en 4 de diciembre de 1988, preocupado por insistir sobre la importancia


permanente del Concilio Vaticano II y por dar frutos ante la siembra en tierra buena.

I. Renovación en la línea de la tradición.

El Papa san Pío V dispuso la reforma de los libros litúrgicos; san Pío X instituyó una
Comisión especial encargada de la reforma del Breviario Romano; Pío XII proyecta la reforma
litúrgica en la Encíclica Mediator Dei e instituyendo una Comisión, hubo una nueva versión del
salterio, la atenuación del ayuno eucarístico, el uso de las lenguas vernáculas en el Ritual, la
reforma de la Vigilia pascual y de la Semana Santa.

II. Principios directivos de la constitución.


a) La actualización del misterio pascual. Del costado de Cristo en la cruz nació el
sacramento admirable de la Iglesia entera. Toda la vida litúrgica gira en torno al
sacrificio eucarístico y a los demás sacramentos. La noche pascual debe volver a
tener su importancia única, hasta el punto de ser verdaderamente la fiesta de las
fiestas en el año litúrgico. Las cosas santas deben de ser tratadas siempre
santamente.
b) La lectura de la Palabra de Dios. Debe aparecer íntimamente ligada al rito en la
liturgia; debe de haber un amor suave vivo hacia la Sagrada Escritura; debe de
haber fidelidad al traducirla a otras lenguas; la homilía merece preparación y se
logra mediante el estudio y la meditación de la Palabra.
c) La Iglesia se manifiesta a sí misma. Se expresa como Una, su unidad le viene de la
Trinidad, Santa, que le viene de Cristo, Católica, el Espíritu del Señor congrega a
los hombres de todas las lenguas en la profesión de la misma fe, Apostólica, la fe
que profesa está fundada en el testimonio de los apostóles.

III. Orientaciones para dirigir la renovación de la vida litúrgica.

Nada de lo que hacemos en la liturgia puede aparecer como más importante de lo que es
invisible. La palabra del ministro, en especial la homilía, debe estar en armonía con la Escritura,
pero también los cantos y las moniciones. No está permitido ni a sacerdote ni algún grupo
añadir o cambiar algo de la liturgia.

La revisión de los ritos ha buscado una noble sencillez, unos signos fácilmente
comprensibles, los signos, en especial los de los sacramentos, deben contener la mayor
expresividad posible.

IV. Aplicación concreta de la reforma.

a) Dificultades. Indiferencia sin tratar de comprender ni de hacer comprender los


motivos de los cambios, han promovido innovaciones fantasiosas, alejándose de las
normas y perturbando así la unidad de la Iglesia.
b) Resultados positivos. Participación de los fieles por medio de las plegarias y los
cantos, de los gestos y del silencio.
c) Aplicaciones erróneas. Desviaciones, omisiones o añadiduras ilícitas, cantos que n
favorecen a la fe. Compete a los obispos corregirlas.

V. El futuro de la renovación.

Se profundiza cada vez más intensamente de la liturgia de la Iglesia:

a) Formación bíblica y litúrgica. Para tener una participación plena y conciente de parte
de los fieles, la formación debe de comenzar desde los seminarios.
b) Adaptación. De liturgia a las diferentes culturas, por su naturaleza en la liturgia hay
unas partes inmutables ya que son de institución divina, pero hay otras donde la
Iglesia tiene poder y las puede adaptar.
c) Prestar atención a los nuevos problemas. Se puede confiar a los laicos celebraciones,
estas deben ser adecuadas para niños, jóvenes, adultos, etc.
d) Liturgia y piedad popular. Se debe tener en cuanta, no debe de ser ignorada ni
tratada con indiferencia o desprecio, debe ser evangelizada para que llegue a un acto
más maduro.
VI. Organismos responsables de la renovación litúrgica.

a) Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos.


b) Conferencias episcopales.
c) Obispo diocesano.

Conclusión.

La liturgia es fuente y culmen de de la vida de la Iglesia, en ella manifiesta a los fieles la


obra de la salvación realizada por Cristo, hay que tener presente la parte Divina y la parte
humana, la liturgia de la tierra se conectará con la del cielo.

Carta apostólica «Spitirus et Sponsa» Juan Pablo II

¿Qué es la liturgia sino la voz unísona del Espíritu Santo y la Esposa, la santa Iglesia,
que clama al Señor Jesús: Ven?

Una mirada a la constitución conciliar.

En ella se delinean los principios que fundamentan la praxis litúrgica de la Iglesia e


inspiran su correcta renovación. Cristo se hace presente en las acciones litúrgicas. Se da una
importancia a la música sagrada ya que es un medio privilegiado para facilitar una participación
activa de los fieles en la acción sagrada. El arte sacro ayuda al decoro y la belleza de los edificos
dedicados para la liturgia.

De la renovación a la profundización.

Esta profundización debe basarse en un principio de plena fidelidad a la Sagrada


Escritura y a la Tradición. Debe haber una adecuada formación de los ministros y de sus fieles,
con vistas a la participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas.

En el domingo recordamos que Cristo es el centro de toda celebración litúrgica por ello
es importante el redescubrimiento de su valor. La oración es necesaria en la vida del cristiano.

Conclusión.

La Sacrosanctum Concilium ha marcado, en la vida de la Iglesia, una etapa de


fundamental importancia para la promoción y el desarrollo de la liturgia.

Juan Contreras Espinoza

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