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Pre-proyecto de Investigación
Resumen
1. Fundamentación y Antecedentes………………………………………………………….4
2. Consideraciones teóricas…………………………………………………………………..8
2.1 El concepto de las Representaciones Sociales……………………………………..8
2.2 Representaciones Sociales de Género y el cuidado de la salud de niños y
niñas….………………………………………………………………………………………………10
3. Problema de Investigación…………………………………………………………………..12
4. Objetivos………………………………………………………………………………………13
4.1 Objetivo general………………………………………………………………………..13
4.2 Objetivos específicos………………………………………………………………….13
5. Abordaje Metodológico y Diseño……………………………………………………………13
6. Consideraciones Éticas……………………………………………………………………...15
7. Resultados esperados……………………………………………………………………….15
8. Cronograma…………………………………………………………………………………...16
9. Referencias Bibliográficas…………………………………………………………………...17
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Resumen
Summary
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a place for they and her. The investigation of this social representation in pediatrics looks to
visualize what is expected of a mother in its role of carers and in what way they influence the
rest of the family. Its pretended to explore how these interventions reproduce, perpetuate or
look to modify the unequal gender relationship in the provision of kids healthcare and well-
being.
A descriptive and exploratory study is proposed to based a qualitative approach. For the
recollection of the data the technique of focal group will be used. The universe of study will
be composed of pediatric residents and pediatrician men and women, with or without kids,
who treat or have treated kids from 0 to 24 months of age in the last 2 years.
Five focal groups will be established, with a total of approximately 50 pediatricians,
looking to include diverse profiles in age, sex and professional experience.
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1. Fundamentación y Antecedentes
Este proyecto se propone examinar las representaciones sociales de género que están
presentes en los/as pediatras sobre las mujeres-madres y el cuidado de la salud de sus hijos.
Las investigaciones disponibles tanto a nivel internacional como nacional coinciden en afirmar
que existe una fuerte desigualdad de género en materia de cuidados de las personas
dependientes.
Se trata de un problema social que progresivamente ha sido considerado como asunto de
política pública del que deben encargarse los Estados. En Uruguay, en el año 2007 se aprobó
la ley 18.104 de Igualdad de Derechos y Oportunidades entre Hombres y Mujeres y el Plan
Nacional de Igualdad de Oportunidades y Derechos, lo que brindó un marco general del
compromiso del Estado uruguayo para incorporar la perspectiva de género en las políticas
públicas (Batthyány, Genta, & Perrotta, 2012). Desde entonces, Uruguay ha definido e
implementado un conjunto de políticas que promueven la igualdad de género en distintos
sectores del Estado y de la sociedad, entre ellas la aprobación de un Sistema Nacional
Integral de Cuidados (SNIC), el cual busca garantizar el derecho al acceso igualitario de
cuidados a personas en situación de dependencia, en un marco corresponsal entre familia,
estado, mercado y comunidad (Ministerio de Desarrollo Social, 2015).
Este estudio busca conocer las concepciones de los/as pediatras sobre la maternidad, a
quienes dirigen las responsabilidades del cuidado de la salud y el bienestar de los niños y
niñas y de qué manera estas representaciones se activan al momento de dar las indicaciones
médicas y la atención integral de sus usuarios. Es decir, que se busca explorar cómo esta
desigualdad es reproducida, perpetuada y reafirmada o cuestionada por los agentes del
sistema de salud.
Vaquiro & Stiepovich (2010) realizaron una revisión sobre la inequidad de género en los
cuidados de salud en Chile:
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esposa, hija o madre; rol asignado desde la división sexual del trabajo cuya organización está
centrada en diferencias de género; rol reproductivo de la mujer basado en relaciones del afecto
y actividades domésticas, dentro de la estructura familiar y rol productivo en el hombre y
hegemónico en la dinámica económica familiar. (p.11)
Un estudio descriptivo realizado en el País Vasco, España, en el año 2008 señaló que es
mayor la proporción de mujeres que cuidan de forma permanente que la proporción de los
hombres, esto es un 72,2 % frente a un 52,8 %. También corroboran que las mujeres asumen
una mayor carga que los hombres al momento de realizar estos cuidados, un 40,9% de carga
tienen las mujeres, mientras que los hombres un 28.9% (Larrañaga et al., 2008).
García-Calvente et al. (2010), reiteran este dato en su investigación, realizada también en
España, manifestando que los cuidadores varones frente a estas tareas piden ayuda a otras
personas, mientras que las mujeres lo asumen ellas de forma completa. Sobre estas, se
espera mayor tiempo y esfuerzo en el cuidado, ya que frente a la división de roles por género,
a partir del nacimiento de hombres y mujeres, el trabajo referido a los cuidados recae sobre
las mujeres.
Desde los textos escolares, en los que se transmiten al unísono los valores y los
conocimientos que la mujer debía considerar como ajustados a la realidad femenina, limitando
sus expectativas a la reproducción, la lactancia-crianza, el trabajo doméstico y el cuidado de
niños, ancianos y enfermos; todo ello, en el marco legitimador del matrimonio. (Siles & Solano,
2007, p.67)
Vaquiro & Stiepovich (2010) afirman que las mujeres, en Chile, tienen dos veces más
sobrecarga en cuidados que los hombres. Y las mujeres más jóvenes tienen aún más
sobrecarga que mujeres de mayor edad.
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En una investigación realizada en Chile y Uruguay se analizó la distribución del cuidado
de niños menores de seis años, caracterizando y comparando estos cuidados. Los autores
investigaron que en Chile, en los hogares más pobres, el trabajo de cuidados lo realizan
generalmente las mujeres-madres, y en los hogares de ingresos medio y alto, hay una
participación parcial de los padres en el cuidado de estos niños (Vera, Montes & de la Barra,
2016). En cambio, en Uruguay, en hogares de ingreso medio-alto, la distribución de cuidados
se da de forma más equitativa que en Chile (Vera, et al., 2016).
A propósito de esto, Batthyány y cols. (2012) destaca que las mujeres de nivel
socioeconómico más alto, en general están de acuerdo con el compartir la crianza de los
niños y niñas con la pareja, esto es un 96,2% frente a un 90,7% las mujeres de nivel
socioeconómico más bajo. Esto puede estar relacionado a su vez con su experiencia, donde
las mujeres de nivel socio-económico más bajo se encargan ellas de manera exclusiva de la
crianza de sus hijos (Batthyány, Genta & Perrotta, 2012).
Batthyány (2007) estudió el uso del tiempo en cuidados de niños pequeños y la distribución
de este por género para el caso uruguayo, observando que en hogares donde hay niños
menores de tres años es donde se le dedica mayor tiempo a los cuidados, con un promedio
de 40 horas semanales. La autora destaca el rol preponderante de las madres en estos
cuidados, y que cuanto más pequeños son los niños, mayor carga tienen las mujeres y, que
de todas las tareas relevadas que realizan en pos del cuidado infantil, las mujeres participan
en todas, siendo en algunas más fuerte su participación que en otras (Batthyány, 2007).
Referido a esto, también destaca en su investigación, que dentro de todas las tareas que
requieren los niños dentro de su cuidado, los varones se dedican generalmente a las que
mantienen más flexibilidad, como por ejemplo jugar. En lo que refiere a llevar a los niños al
Centro de Salud, las mujeres lo hacen casi tres veces más que los varones, esto es en
hogares biparentales (Batthyány, 2007).
Esto se puede relacionar con la atención de los/as pediatras al momento de asistir mujeres-
madres a las consultas de sus hijos, donde es necesario tenerlo en cuenta a la hora de su
intervención, de manera que puedan incluir al resto de la familia a las consultas.
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tiempo dedicado por los hijos/as de un hogar al cuidado de menores de 6 años, probablemente
tiempo destinado al cuidado de sus hermanos/as, la brecha entre mujer y varón es de 4.3.
(Batthyány, 2007, p.188)
Las autoras señalan que 3 de cada 4 mujeres y 3 de cada 5 varones valoran el tiempo
dedicado al cuidado infantil como gratificante, donde para el 24 % de los varones este tiempo
lo toman como una obligación, y en las mujeres solo un 12 % lo consideran de esta forma.
Esto revela una vez más que el mandato cultural de género exige para las mujeres hacer este
trabajo por “amor” y por lo tanto les es gratificante.
En el “deber ser” del cuidado para las madres predomina la obligación del cuidado directo,
mientras que en el “deber ser” del cuidado de los padres predomina el garantizar el cuidado.
Se evidencia la división sexual del trabajo, que otorga a las mujeres el rol de cuidadoras y a
los varones el de proveedores económicos del hogar.
Este “deber ser” del cuidado impacta sobre la dedicación de tiempo de varones y mujeres a
esta tarea y hace que ellas dediquen más horas de cuidado directo, tal como lo han
evidenciado las encuestas de uso del tiempo.
El cuidado infantil es gratificante para la mayoría de la población, siendo más frecuente en las
mujeres. Los varones mencionan más que las mujeres que el cuidado infantil es una
obligación. (Batthyány, 2012, p.32)
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Con el hallazgo de estos datos, queda en evidencia la desigualdad en el reparto de la
realización de cuidados de niños y niñas, y más fuertemente de niños y niñas pequeños/as
(menores de seis años) tanto a nivel internacional como nacional. Con respecto a esto,
Vaquiro & Stiepovich, (2010) refieren:
2. Consideraciones teóricas
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partir de otros, pero también es parte de la elaboración de las RS de otros sujetos. Lo social
y lo individual, son mutuamente interdependientes como parte de las RS.
Las RS de un determinado sujeto son compartidas por grupos a los cuales pertenece, y a su
vez engloban el contexto histórico y cultural al cual pertenece el sujeto.
En función de las RS, los sujetos en sus relaciones interpersonales se comunican, opinan
y actúan.
Con respecto a esto, Araya (2002) manifiesta:
“Las representaciones sociales, en definitiva, constituyen sistemas cognitivos en los que es
posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que
suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa. Se constituyen, a su vez, como
sistemas de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orientadores
de las prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva, la cual se rige con fuerza
normativa en tanto instituye los límites y las posibilidades de la forma en que las mujeres y los
hombres actúan en el mundo. (p. 11)
Con este fragmento, se deja en evidencia que los sujetos van a actuar a partir de sus RS
elaboradas, los cuales dan lugar a la construcción de la realidad.
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2.2 Representaciones sociales de género y el cuidado de la salud de niños y niñas
Tal como lo manifestó Araya (2002), a través de las RS pueden reconocerse estereotipos,
creencias, valores. Y en este sentido, es donde se constituyen las RS de género, donde se
van conformando los estereotipos de este, y a partir de los cuales las personas, hombres y
mujeres, aprenden a actuar y esperan que otros se comporten de tal forma.
Bruel dos Santos (2008) afirma:
las RS de género radica en hacer visible las creencias, los valores, los supuestos ideológicos
que establecen, con base en las diferencias biológicas, la adscripción diferenciada de
características y roles sociales que sitúan a hombres y mujeres en posiciones distintas. El
concepto “género” pone de manifiesto la relación desigual entre mujeres y hombres en cuanto
sujetos sociales. (p.8)
La RS es un sistema inserto dentro de otro más amplio que es el sistema cultural. Las
representaciones ayudan a dotar de sentido la existencia de los individuos estructurando una
distinción social, un orden y formas invisibles de poder. Camberos (citado por Winfield,
Jiménez & Topete, 2017). Por consiguiente, las RS también son motivo de estructuras de
poder, donde en el caso del género, proporcionan el dominio del hombre sobre la mujer,
causando desigualdad de género entre ambos. A su vez, estas se tornan invisibles, ya que
los sujetos se van apropiando de estos roles, a través de las RS que van construyendo y que
a su vez los van construyendo.
Con lo antedicho se concluye que las RS de género, son aquellas representaciones que
los sujetos van tomando a partir de la interacción con otros sujetos, medios de comunicación
y de la educación, sobre los estereotipos y los roles asignados para hombres y mujeres, a
partir de la diferencia de los sexos. Y desde estas, se posicionan, actúan y además esperan
que otros lo hagan de la misma forma.
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Rusell Hochschield (citado por Batthyány, 2007) define al cuidado como:
El vínculo emocional, generalmente mutuo, entre el que brinda cuidados y el que los recibe;
un vínculo por el cual el que brinda cuidados se siente responsable del bienestar del otro y
hace un esfuerzo mental, emocional y físico para poder cumplir con esa responsabilidad. Por
lo tanto cuidar a una persona es hacerse cargo de ella. (p.178)
A partir de la crítica feminista de los años 70´ fue cuando comenzó a discutirse el asunto
de cuidados (Esquivel, Faur & Jelin, 2012).
Esto se debe a la división de roles sexuales existentes, y con ello a la desigualdad de género
que se constituye, donde el cuidado es tarea que se asigna exclusivamente a mujeres,
asociándose como una labor “natural” de estas. Además de la desigualdad en términos de
género, también existe una distribución desigual para los cuidados entre clases sociales.
Las tareas de cuidados y socialización de los niños (incluyendo tanto el cuidado corporal
como también la transmisión de normas y patrones de conductas aceptadas y esperadas)
pueden ser tomadas como unas de las tres labores cotidianas que aseguran la reproducción
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social. Larguia y Dumoulin (citados por Esquivel et al., 2012). Estas tareas son generalmente
realizadas por mujeres, ya que cultural y socialmente se les asigna estos roles de cuidado.
Han habido avances con respecto a los derechos e igualdades de mujeres y hombres, pero
aun así las políticas sociales creadas en pro de cuidados siguen siendo dirigidas hacia
mujeres, perpetuando aún más este rol sobre ellas (Esquivel et al., 2012).
Betthyany et al., (2012) refieren: “La atribución exclusiva de los cuidados y las
responsabilidades familiares a las mujeres lesiona el desarrollo de la ciudadanía social de
éstas y el ejercicio real de sus derechos (p.10). Generando así una desigualdad de género
constante.
3. Problema de investigación
Tal como hemos informado, el estudio de los cuidados de las personas dependientes ha
evidenciado el papel central que cumplen las mujeres dando cuenta de desigualdades de
género con efectos notables en el acceso diferencial a las oportunidades en mujeres y
hombres. El papel de las familias, el Estado y la sociedad en el cuidado informal de la salud
y bienestar de niños y niñas es un asunto relevante en las agendas contemporáneas tanto de
investigación como de política pública.
En este sentido existe un sistema de cuidados formal, el sistema de salud, donde niños y
niñas concurren (generalmente con sus madres) a los controles fijados anticipadamente y a
consultas generales por diferentes motivos; y un sistema de cuidados informal, siendo
generalmente las mujeres las que se encargan de brindar estos cuidados. Nuestro estudio
apunta a investigar cómo se vinculan estos dos sistemas, formal e informal. Desde donde se
posicionan los/as pediatras en el momento de brindar atención a los/as niños/as pequeños,
sus madres y/o familias. Mencionado esto, la pregunta principal del estudio es la siguiente:
¿Cuáles son las representaciones sociales de género que tienen los/as pediatras sobre la
maternidad y su papel en el cuidado de la salud de niños y niñas?
¿Cuáles son las ideas y expectativas sobre el papel de las madres en el cuidado de la salud
de los hijos/as que tienen los/as pediatras?
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¿Cómo se ponen en juego estas representaciones sociales en la relación que establecen
con sus pacientes (niños/as y sus madres)? Y En particular, cómo influyen estas
representaciones en la atención a bebés de 0 a 24 meses?
¿Cuál es el lugar que asignan a los hombres (padres) en el cuidado de la salud de los
niños?
¿Existen diferencias en las representaciones sociales de género en función de la edad, el
nivel socio-económico y/o la orientación sexual de las madres?
4. Objetivos
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producidos por las experiencias de los participantes” (Hernández, Fernández & Baptista,
2010, p.11).
Los grupos focales estarán distribuidos inicialmente por sexo, se realizará un grupo de
hombres y otro de mujeres, independientemente de las edades que tengan. Luego se
organizarán tres grupos distribuidos por generaciones e integrados por mujeres y hombres,
uno a partir de residentes de pediatría hasta los 35 años de edad, otro de los 36 a los 49 años
y otro de los 50 años en adelante.
Se realizará una sesión de dos horas de duración con cada grupo coordinados por una
dupla de investigadores. Efectuar varios grupos nos permitirá tener acceso a una variedad de
datos y contextos diferentes, que se relacionan con los objetivos realizados. Cada grupo
estará compuesto por un mínimo de 6 y un máximo de 12 integrantes. En total está previsto
realizar 5 grupos focales con una participación total estimada de 50 pediatras.
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Para la captación de los/as pediatras participantes se acudirá a la técnica bola de nieve,
incluyendo los perfiles establecidos anteriormente.
Los grupos serán grabados para su posterior desgravación, transcripción literal y formateo
para proceder posteriormente al análisis del material.
6. Consideraciones éticas
7. Resultados esperados
Frente a las desigualdades de género presentes en tema de cuidados se espera que los
datos extraídos en este estudio puedan dar una perspectiva del sistema de salud sobre esta
cuestión y su influencia al momento del trabajo con las familias. Esta información puede ser
útil a la hora de generar intervenciones posteriores con el objetivo de fomentar que el sistema
de salud sea un actor importante en la promoción de la igualdad de género frente a los
cuidados de niños, niñas y otras personas dependientes.
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Para esto, se espera contar con una descripción teórica y empírica de las representaciones
sociales de género presentes en los/as pediatras sobre la maternidad y el cuidado de la salud
de niños y niñas. Asimismo, se espera obtener un acercamiento a las expectativas que tienen
los/as pediatras respecto al desempeño de las madres y padres y otros integrantes adultos
de la familia, en el cuidado de los niños/as. Los resultados pueden orientar la formación
permanente de este sector médico, el cual es clave en la promoción y prevención en salud
no sólo de la población infantil sino también de aquellos que cumplen las tareas de cuidado
informal.
8. Cronograma
Actividades Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes Mes
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Profundización de la lectura
conceptual y ampliación de los
referentes teóricos.
Búsqueda de un espacio
acorde para la realización de
los grupos focales.
Captación de los/as
participantes que cumplen con
los requisitos preestablecidos.
Desgravación y transcripción
del material extraído de los
grupos focales.
Codificación, sistematización y
análisis de la información.
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9. Referencias bibliográficas
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