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LA ETERNA SEGURIDAD DEL CREYENTE

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Ensayo

Presentado a

Dr. José Luis Torres

Para la clase de

TP513 Métodos de Estudio

Seminario Bautista en Línea

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En Cumplimiento Parcial de los

Requerimientos para la

Maestría de Arte en

Idiomas Bíblicos

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Por

Wilmar Alexandre Rodríguez Cárdenas

20 de abril de 2018
ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 1

II. LA SEGURIDAD DE QUE LA SALVACIÓN PROVIENE DE DIOS 2

III. LA SEGURIDAD DE QUE LA SALVACIÓN ES POR GRACIA 2

A. La incapacidad del hombre para salvarse 3

B. El lugar de la gracia en la salvación 3

IV. LA SEGURIDAD DE QUE EL PODER DE DIOS NOS MANTIENE SALVOS 4

A. El poder que se manifiesta en la salvación 4

B. El mismo poder que salva, también preserva la salvación 5

V. CONCLUSIÓN 7
INTRODUCCIÓN

La inseguridad es una de las artimañas que el enemigo de las almas

utiliza para atacar la mente del cristiano, comienza sembrando semillas de

incertidumbre acerca de las promesas de Dios y quita el enfoque de la

salvación de Dios y su gracia soberana y lo coloca en los méritos humanos,

redundando en una intranquilidad en el creyente y momentos de desespero y

tormento.

Por lo tanto, el creyente debe tener claro quién es el proveedor de su

salvación, la manera en la ha recibido y el poder que opera en la salvación y

la vida cristiana. La Palabra de Dios debe llenar su mente y su corazón, pues

ese es el mejor antídoto para el ataque satánico, como lo plantea Jamieson:

“La cabeza es el asiento de la mente, la cual no recibirá doctrina falsa, ni

cederá a las tentaciones de desesperación de Satanás, después que ha

aceptado la segura esperanza evangélica de la vida eterna”.1

Si el creyente afirma sus pensamientos en las verdades gloriosas de la

salvación, tendrá fundamentos firmes que afiancen su confianza y brinden

tranquilidad a su mente y crecimiento a su vida cristiana.

1 Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. Comentario exegético y explicativo de la


Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento. (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2002),
p. 492.
LA SEGURIDAD DE QUE LA SALVACIÓN PROVIENE DE DIOS

El salmista declara una brillante afirmación “La salvación es de Jehová”

(Salmos 3.8), aunque para muchos esta aseveración pueda ser pasada por

alto, en realidad tiene un significado bastante profundo, pues declara que la

salvación proviene y es propiedad de Dios.

El reconocer que la salvación proviene de Dios brinda una certeza

maravillosa, pues el creyente puede descansar en la fuerza y poder de Dios,

aun en los momentos que sienta que sus fuerzas desfallecen puede exclamar

como el salmista “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?

Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121.1-2).

El creyente en el evangelio de Jesucristo posee una seguridad gloriosa,

y es que el proveedor y propietario de la salvación es Dios mismo, por lo tanto

la salvación es segura y no tiene ninguna arista débil a través de la cual

maligno pueda aprovecharse para tomar ventaja y hacer caer al salvo.

LA SEGURIDAD DE QUE LA SALVACIÓN ES POR GRACIA

Para conocer el valor de la salvación, primero hay que reconocer la

magnitud del problema del pecado, pues al entender la condición del hombre

en su condición de pecador, se puede exaltar de mejor forma la gloriosa

liberación que Dios ha hecho al creyente.


La incapacidad del hombre para salvarse

Es importante destacar es que la salvación no se obtiene a través de

ningún mérito humano, pues ninguna buena obra o acto que pueda parecer

justo le alcanza al hombre para ser salvo, como declara el profeta Isaías “Si

bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como

trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras

maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64.6). Tomando en cuenta el

verso anterior, se puede concluir que ni siquiera las supuestas justicias del

hombre sirven para agradar o recibir aceptación de Dios.

El lugar de la gracia de Dios en la salvación

El hombre está claramente impedido para alcanzar la salvación por sus

medios, por lo tanto necesita del favor inmerecido de Dios para alcanzar la

salvación, y por ello aparece la gracia de Dios, pues como señala MacArthur

“La gracia de Dios es preeminente en todos los aspectos de la salvación” 2. Es

por la gracia de Dios que el hombre alcanza la vida eterna “Porque por gracia

sois salvos” (Efesios 2.8a).

La manifestación de la gracia de Dios, en primer lugar denuncia que el

hombre no puede salvarse a sí mismo, pero también le muestra que en el

profundo beneplácito de Dios, su propósito es salvar al pecador.

2
John MacArthur, Biblia de Estudio MacArthur. (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1997),
Efesios 2.8.
Una clara comprensión de la salvación por la gracia de Dios implica

entender que si la salvación se recibe por la gracia de Dios, entonces no hay

fuerza en el planeta que pueda deshacer la gloriosa obra de redención de Dios

y esto necesariamente conduce a hilvanar dentro de la teología de la

salvación, el siguiente punto.

LA SEGURIDAD DE QUE EL PODER DE DIOS NOS MANTIENE SALVOS

En primer lugar, es bueno analizar el poder que se manifiesta en el

momento en que una persona en verdad cree al Evangelio y es salvo.

El poder que se manifiesta en la salvación

El apóstol Pablo declara de forma vehemente lo siguiente: “Y él os dio

vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”

(Efesios 2.1). En estas líneas Pablo concientiza a la iglesia en Éfeso que el

poder que opera cuando una persona es salva, es el poder de la resurrección,

más específicamente, el poder de la resurrección de Cristo, pues como el

mismo apóstol continua diciendo “aun estando nosotros muertos en pecados,

nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2.5). Es maravilloso pensar que

lo que verdaderamente ocurre cuando una persona es salva, es una

resurrección gloriosa, manifestándose el poder salvador del bendito redentor

de la raza humana, el Señor Jesucristo.

El Espíritu Santo es derramado en el creyente y su vida es transformada


por el poder del evangelio, ahora esta resucitado espiritualmente.

El mismo poder que salva, también preserva la salvación

En la carta a los Romanos capítulo 8, versos 29 y 30, el apóstol Pablo

anuncia lo que algunos teólogos han denominado “la cadena dorada de la

salvación”.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen

hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre

muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que

llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

(Romanos 8.29-30).

El texto anterior revela una verdad gloriosa y muy profunda, pues se

destaca que la salvación del creyente no es tan solo un acontecimiento que

ocurre en un momento puntual, sino que esta salvación ha sido solemnemente

predeterminada desde la majestuosa eternidad, como lo afirma Hendriksen:

“La cadena de salvación que él está analizando se retrotrae a lo que podría

denominarse, considerado desde el punto de vista humano, el pasado velado,

el silencioso recinto de la eternidad, y se proyecta hacia el futuro ilimitado.”3

La secuencia gloriosa que Pablo destaca es la siguiente: Dios conoció,

Dios predestinó, Dios llamó, Dios justificó y Dios glorificó. Al respecto Calvino

3 William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: Romanos. (Grand Rapids, MI:


Libros Desafío, 2006), p. 315.
declara:

Ahora, para demostrar con mayor claridad y confirmar mejor aun cómo
esta conformidad con la abyección de Cristo es saludable, emplea lo que
se llama una gradación, demostrando que la participación de la Cruz está
de tal manera unida a nuestra vocación y justificación y a nuestra gloria
que no pueden jamás separarse.4

El apóstol Pablo para usar las acciones conocer, predestinar, llamar,

justificar y aun glorificar, usa el tiempo aoristo, el cual generalmente se usa

para una acción que ya sido efectuada, tal arreglo gramatical paulino,

despierta la atención del comentarista Pérez Millos y lo lleva a expresar lo

siguiente acerca de la glorificación:

Nótese que aunque se trate de un hecho futuro, aunque aquí sea una
referencia a la salvación escatológica, se utiliza el verbo en aoristo que
indica una acción concluida. La glorificación corresponde al futuro, pero la
seguridad de la salvación la da como un hecho ocurrido. Es la forma
habitual de expresar el futuro profético, mediante un pasado perfecto
como hecho ocurrido. El propósito de Dios para los salvos es que sean
conformados a la imagen de su Hijo y esto sólo ocurrirá definitivamente
en la glorificación, por tanto, a los que llama y justifica, también glorificará,
pudiendo darlo como un hecho que inexorablemente se va a producir.5

Por lo anterior se puede concluir que al apóstol Pablo en el respectivo

pasaje usa un lenguaje que brinda certeza y seguridad a los lectores de la

carta. Si Dios ha llamado y ha justificado al creyente, con seguridad lo

glorificará, pues el mismo poder que opera al momento de la salvación y

justifica al creyente delante de Dios, también opera en el trascurso de toda la

4
Juan Calvino, Comentario a la Epístola a los Romanos. (Grand Rapids, MI: Libros
Desafío, 2005), p. 221

Samuel Pérez Millos, Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento:
5

Romanos (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2011), p. 665.


vida del creyente y el resultado que se dará con toda certeza es la glorificación.

En este punto vale la pena recordar, como se decía anteriormente que la

salvación es de Dios y Dios hace todas las cosas perfectas, en especial su

magno plan que es llevar sus hijos a la gloria eterna.

CONCLUSIÓN

La salvación que proporciona el evangelio es perfecta, pues su autor es

el Todopoderoso, y eso la hace inigualable; además, Dios la ofrece con base

en su infinita gracia y a través del derramamiento de su glorioso poder en la

vida del creyente, poder que fluye durante toda la vida cristiana y proceso de

perfeccionamiento hasta la postrera glorificación.

La mejor manera de concluir este tema es citar las palabras que usó el

apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo “…el que comenzó en vosotros la

buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1.6).


BIBLIOGRAFÍA

Calvino, Juan. Comentario a la Epístola a los Romanos. Grand Rapids, MI:


Libros Desafío, 2005.

Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. Comentario exegético y explicativo


de la Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento. El Paso, TX: Casa Bautista
de Publicaciones, 2002.

Hendriksen, William. Comentario al Nuevo Testamento: Romanos.


Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006.

MacArthur, John. Biblia de Estudio MacArthur. Nashville, TN: Thomas Nelson,


1997.

Pérez Millos, Samuel. Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo


Testamento: Romanos. Barcelona, España: Editorial CLIE, 2011.

Reina Valera Revisada (1960). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas; 1998.

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