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1. Introducción
El modelo sistémico introduce una nueva forma de comprender las relaciones humanas y,
sobre todo, hace énfasis en la importancia de cómo se configuran las relaciones en el
desarrollo del individuo.
Cada vez hay más evidencia de la relevancia de todos los aspectos relacionales en el cómo
nos comportamos y, así mismo, se habla de la trascendencia de lo relacional para comprender
por que surgen los problemas. Profesores, padres, Personal de Administración y Servicios,
alumnos… todos se encuentran inmersos en un sistema relacional que incide directamente
en su propio desarrollo, favoreciendo que emerjan ciertas características personales frente a
otras que quedan sin aflorar, debido a la interacción con el contexto.
La actual genética comportamental pone énfasis precisamente en estos aspectos relacionales
a la hora de explicar cómo la disposición biológica de cada persona finalmente es modulada
por la interacción con el medio, que exacerba ciertas características y minimiza otras.
De este modo, podemos afirmar que el aprendizaje como seres humanos depende de la
calidad de los procesos relacionales en los contextos significativos en los que el individuo
participa: familiar, escolar, social, incluso más que del bagaje o de la carga genética que cada
uno aporta a ese intercambio interactivo.
Esta perspectiva relacional supone que, al analizar la conducta del individuo, se ha de tener
en cuenta no sólo la naturaleza de la misma, sino sobre todo el marco contextual en el que
ésta se produce, lo que permite una visión más amplia y precisa.
Consideremos dos planos básicos a los que afecta:
Relaciones entre los distintos miembros del sistema escolar: dará luz sobre cómo se
desarrollan las relaciones entre los profesores compañeros, entre éstos y la dirección
del centro, entre profesores y alumnos, profesores y PAS, PAS y alumnos, PAS y
dirección, dirección y alumnos… Si analizáramos la realidad escolar desde esta
perspectiva obtendríamos una mirada muy amplia y completa sobre el juego
relacional en cada centro, lo que permitiría solucionar dificultades que con frecuencia
quedan enquistadas.
Relación entre el centro escolar y las familias: en este caso ponemos a dos sistemas
distintos en relación, analizando cómo se influyen mutuamente; y, a su vez, debemos
considerar otros sistemas relevantes para el colegio y para las familias, como el
contexto social en el que están inmersos (barrio, tipo de población, problemáticas), el
contexto legal (con frecuencia las leyes marcan las relaciones entre los sistemas, lo
que se puede y lo que no se puede), etc. Desde esta perspectiva, se puede trabajar para
optimizar las relaciones entre estos diferentes sistemas y potenciar lo mejor de cada
uno, lo cual beneficiará a todos los demás.
4. La relación familia-colegio
En la tarea de educar, los educadores pueden “aprender” de los padres y los padres pueden,
a su vez, “aprender” de los educadores. A pesar de que los padres hoy día en muchos casos
parecen despistados o que han perdido los referentes para educar a los hijos, en el diálogo
padres – profesores es muy importante reconocer y partir de la base de una igualdad en el
interés por guiar al niño en su desarrollo, para educarle, y no propiciar constantemente la idea
de que “los padres no saben”, o peor, “no se implican en la educación de sus hijos”.
Por tanto, consideramos que el esfuerzo por mejorar la relación entre los padres y el centro
escolar ha de dirigirse a mejorar la comunicación entre padres y profesores en todo aquello
relacionado con el hijo directamente, especialmente en las entrevistas, siendo un plus
deseable y positivo para el centro en su conjunto la participación de los padres en otro tipo
de actividades de carácter proactivo.
4.1. La relación padres-equipo directivo
Realmente es la dirección del centro la que vertebra la mayor parte de las actuaciones de
intercambio entre el centro escolar y los padres, imprimiendo un verdadero carácter de
colaboración, tanto por las facilidades que se ofrecen al profesorado para llevar a cabo esta
tarea como por su propia actitud de diálogo con los padres.
Entre las facilidades para que el profesorado pueda colaborar de forma más profunda con la
familia, citamos tres que nos parecen de especial relevancia:
Disponer en el horario de los docentes tiempos específicos para la relación
profesores-padres.
Reflexionar y llevar a cabo una tarea de comunicación clara, precisa y libre de
ambivalencia entre el centro escolar y los padres.
Potenciar el trabajo en equipo entre los profesionales del centro, de modo que cada
vez sea más consistente todo el sistema de reglas y creencias del centro escolar.
4.2. La relación padres-tutores
La entrevista de tutoría es el marco por excelencia para este intercambio personalizado.
Existen diferentes claves que la mayoría de los tutores conocen y manejan en estas entrevistas
para ofrecer a los padres la información sobre sus hijos, y sin embargo, la mayoría de los
tutores señala que no se sienten tan preparados para saber cómo hacerlo; es decir, en general
saben bien qué conviene transmitir (contenido), pero tienen pocas claves sobre cómo llevar
a cabo la entrevista (proceso).
Algunas herramientas básicas que pueden facilitar el cómo de la entrevista de tutoría con
padres son:
Planificar el tiempo de entrevista.
Mostrar una escucha activa.
Cuando no se entiende la perspectiva de la otra persona, suele ser muy importante
recabar más información.
No descartar la perspectiva de los padres por muy diferente que resulte de la del
colegio.
Repartir bien el tiempo de diálogo.
Considerar a quien convocar a la reunión
La necesidad de dar una retroalimentación a los padres en el caso de proponer
pequeños cambios.
Devolución de aspectos positivos sobre la educación de los padres a sus hijos.
Considerar la conveniencia de desarrollar la entrevista junto a otro profesional del
centro en situaciones excepcionales.
Otro espacio habitual de contacto entre padres y profesores es la reunión que la mayoría de
los tutores convoca a principio de curso para conocerse mutuamente y para sentar las bases
fundamentales sobre las que se espera que se desarrolle el curso escolar. Es muy importante
que en estas reuniones haya una claridad grande, no asumir que los padres ya saben algunas
cuestiones de funcionamiento. Se puede aprovechar para ofrecer información general sobre
lo positivo de los hijos en sus diferentes momentos evolutivos (¡incluso en la adolescencia!)
y, cuando ya se conoce al grupo, aspectos positivos concretos sobre éste.
4.3. La relación padres-orientador
Buigues (2007) se refiere al orientador o asesor como “el tejido conectivo: conjunto de tejidos
diferentes con funciones variadas y origen común, cuya función consistente en poner en
contacto a los otros tejidos y que dispone de gran cantidad de sustancia intercelular”. El
objetivo es el de colaborar para mejorar los contextos educativos en los que participamos
(escolar, familiar, interprofesional).”
La relación directa padres – orientador normalmente se produce cuando ha surgido alguna
dificultad que hace necesaria una valoración y/o una actuación algo diferenciada de la
habitual en el aula. Por su especialización profesional, el orientador suele contar con
habilidades específicas de entrevista que le permiten un intercambio positivo con los padres,
pero bien por la naturaleza de los problemas o bien por el impacto que estos crean en la
familia o en el centro escolar esta interacción puede estar teñida en algunas ocasiones de
tensión o malestar.
La intervención con alumnos con necesidades educativas especiales requiere un intercambio
con los padres específico, que pueda potenciar los mejores recursos de la familia para ayudar
al menor y coordinar la actuación en el colegio y en casa. La figura del orientador facilita la
escucha mutua y la búsqueda de nuevos recursos que es posible que hayan pasado
desapercibidos tanto para padres como para profesores.