Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
El orgasmo simultáneo
o Cristina, 30 años y Carlos, 32 años: ¿Es conveniente o
necesario lograr un orgasmo simultáneo?
Es innegable que la posibilidad de alcanzar un
orgasmo al mismo tiempo puede ser altamente
satisfactorio para una pareja, pero no es imprescindible ni
necesario. Su búsqueda puede transformar lo que hasta
ayer era una buena relación en un foco de conflicto. Es
necesario conocer y respetar el tiempo particular de la
compañera o el compañero sexual, sin forzar
coincidencias.
¿Cómo encontrarlo?
Si quisieras buscarlo lo más fácil es que te
acuestes en la cama con algunas almohadas bajo la
pelvis de tal manera que la entrada de la vagina quede
elevada (similar a la posición ginecológica); luego que tu
compañero lubrique sus dedos y tu vagina, y busque una
zona más rugosa ubicada en la pared anterior (recuerda:
"a la menos diez del cuadrante de un imaginario reloj"),
sin presionar fuerte ni constantemente sino más bien
suave y moviendo el dedo de derecha a izquierda y hacia
atrás o en círculos: o sea, pasar por el Punto G sin
apretar ni concentrarse en él directamente.
El punto A
Cuando la expedición de búsqueda del Punto G
estaba volviendo, algunos científicos agregaron, en 1996,
una nueva zona vaginal que, supuestamente, produciría
rápidamente el orgasmo femenino. Lo llamaron Punto A
(A-spot). Estaría ubicado en la misma pared vaginal pero
más atrás, a medio camino entre el Punto G y el cuello de
la vagina. De acuerdo con un grupo de investigadores la
estimulación del Punto A produciría:
o Mayor, más rápida y prolongada lubricación
o Mayor excitación
o Múltiples orgasmos
ESCALA DE EVALUACIÓN
De 22 a 32 puntos: normal
De 33 a 42 puntos: DSF leve a moderada
De 43 a 66 puntos: DSF marcada a severa
En los casos mayores a 35 puntos esta escala
-meramente orientadora-, podría sugerir la necesidad
de una consulta especializada para un diagnóstico
sexológico y tratamiento adecuado.
Capítulo 5: Anorgasmia femenina
Un ejemplo clínico
Antes que nada quiero decir que, cuando se
consignan casos clínicos, siempre doy datos cambiados
para que nadie pueda reconocer de quienes se trata,
salvo la identificación con la problemática.
Raúl y Silvia llevan ocho años de matrimonio y, a pesar
de que tienen una buena relación de pareja en otros
aspectos, el sexo se ha ido convirtiendo en una dificultad
cada vez más seria, lo que los lleva a pedir consultas con
dos terapeutas de pareja, sin encontrar solución. Él dice:
“mi esposa no llega al orgasmo porque yo tengo
eyaculación precoz; me pregunta a mí cómo es y no sé
explicárselo”. Ella podía excitarse y tenía mucha
lubricación pero, a pesar de los diferentes intentos, nunca
llegaba al clímax por ningún tipo de estimulación. Raúl se
ponía “tenso y nervioso” por esto y eyaculaba cada vez
más precozmente, inclusive sin penetrarla.
En este caso se articulan varias situaciones que
establecen una complementación negativa: ambos
padecen una disfunción sexual y se sienten
alternativamente culpables y responsables de la
infelicidad sexual de la pareja y, en el caso citado, se
daba esta crisis en un marco de amor y respeto mutuos.
Se podría plantear cuál es el comienzo de esta
problemática: ¿es la eyaculación precoz de Raúl que trae
aparejada la anorgasmia de Silvia?, o ¿es la disfunción de
ella que lo exige a él y le produce niveles de ansiedad
cada vez mayores? Tal vez ellos, como en tantos otros,
traían un bagaje previo de conflictos en el área sexual
que se potenciaron mutuamente.
En pocas palabras:
o En todos los idiomas del mundo, el concepto de la
sexualidad abarca muchas manifestaciones y entidades
culturales diferentes. Esto refleja la extrema complejidad
de este acto, que claramente domina el destino de la
humanidad
o Este esfuerzo terapéutico de los profesionales de la
salud ya no se debe limitar meramente a los aspectos
clínicos de las insuficiencias de la sexualidad.
o Dos principios pueden remodelar los protocolos
terapéuticos:
_ un “principio de duda”, que considera que el estado
actual de nuestros conocimientos sobre la función sexual
es demasiado limitado e incompleto para tener una
actitud dogmática; y
_ un “principio genealógico” que amplía la exploración
diagnóstica y el tratamiento para sondear en la vida
privada en términos de función biológica y aspecto
familiar, socio-profesional, erótica y espiritual.
En pocas palabras:
o Contrariamente a las nociones preconcebidas de la
sexología clínica, el tratamiento activo que sólo tiende a
la recuperación funcional tiene un riesgo nocivo
insospechado.
o Los deseos eróticos, las necesidades afectivas, las
peleas perdurables dentro de las parejas y los “secretos
de familia” que los sostienen deben todos ser evaluados
tan cuidadosamente como lo son los factores de riesgo
puramente fisiológicos.
o Por ejemplo, las prescripciones que restablecen in vivo
el lánguido desempeño eréctil de los casados de 50 años
de edad, sin el conocimiento de su pareja, tiene un
potencial iatrogénico considerable, de allí la importancia
de incluir a la compañera en el tratamiento sexológico.
o Debido a que falsifica la noción de recuperación, el
tratamiento farmacológico revive hostilidades y reaviva
rivalidades matrimoniales: el rechazo violento de esta
“erección sin amor”, expuesto sin el consentimiento
mutuo, puede tomar la forma de la ofensa más
inesperada y a veces incluso de una risa compasiva o
irónica.
Conclusiones:
o En la práctica, las quejas respecto a una fatiga sexual
son difíciles de evaluar y de tratar ya que hacen surgir
preguntas tabúes por parte de los profesionales y de los
pacientes por igual.
o Estos problemas están relacionados con la naturaleza
a menudo decepcionante de las consultas y se
acompañan de una dificultad habitualmente
insospechada: el fracaso sexual nunca es una falla
funcional aislada, sino más bien revela o procede una
serie de amenazas que atentan contra la familia, el placer
y el trabajo.
o El inicio del tratamiento contra la fatiga es por lo tanto
un requisito importante e inmediato, incluso cuando
todos los argumentos diagnósticos no se encuentran aún
al alcance.
o Tal apresuramiento debe ser la excepción en la
práctica médica, pero responde a la urgente necesidad de
restablecer los mecanismos de defensa del organismo y
la motivación de los pacientes, de manera tal de romper
el “círculo vicioso” de la fatiga que inhibe su felicidad.
Lecturas adicionales:
Mitos y tabúes
El tabú de la sangre menstrual es algo muy
difundido en casi todas las civilizaciones y desde tiempos
remotos. Hay innumerables ritos y ceremonias alrededor
de los días de regla; severas restricciones y gran cantidad
de leyendas sobre los efectos perniciosos que produce en
los varones y en el entorno una mujer que está
menstruando. Simone de Beauvoir, en su excelente libro
"El segundo sexo" da una lista variada y amplia sobre el
tema. Cita como creencias en relación con la regla o
menstruación (deriva de mensual):
o paraliza las actividades sociales
o marchita las flores
o avinagra el vino
o corta la mayonesa
o corrompe la carne
o ennegrece el azúcar
o debilita al varón
o da satisfacción sexual
Entendiendo la menopausia
Si la menopausia es el cese definitivo de las
menstruaciones, el climaterio es el período gradual de
cambios que se observan durante la segunda mitad de la
vida de una mujer. Climaterio es el período en donde los
ovarios gradualmente dejan de producir las hormonas
femeninas: estrógenos y progestágenos, y los períodos
menstruales primero comienzan a ser irregulares y luego
cesan. Mientras esto puede sonar como un simple cambio
físico, la pérdida de estrógenos realmente produce una
serie de cambios en el cuerpo que afectan más que
aquellos producidos por la pérdida de los períodos.
Cunnilingus y fellatio
Considerada como una de las variantes más
placenteras descriptas en la mayoría de las culturas, el
cunnilingus (acto de usar la lengua y la boca para chupar
y lamer la zona vaginal y el clítoris) y la fellatio
(succionar, lamer el falo) además de producir un intenso
placer en ambas partes, generan vínculos emocionales en
las parejas que lo realizan y muchas mujeres lo
consideran como un acto de ternura y amor. Estadísticas
nos demuestran que más del 70 % de las mujeres de
hasta 50 años considera atractiva la idea del sexo oral.
Cuando se estrenó el film “Kinsey” (Bill Condon,
2004) observamos que uno de los tantos motivos de
escándalo en su tiempo (los célebres “Informes” fueron
publicados en 1948 –Male Report- y 1953 –Female
Report-) fue develar que la sociedad norteamericana
también practicaba el sexo oral.
“Un personaje de ingenio debe multiplicar las
clases de unión sexual”, sugiere el Kama Sutra, uno de
los tantos textos orientales dedicados al erotismo y su
autor, Vatsayana, se había encargado de describir
múltiples posiciones y variantes coitales y hasta las
nominaba con bellos y pintorescos nombres:
o La abertura del bambú.
o La posición del cangrejo.
o La posición enlazante.
o Postura de la rueda del Kama.
o El salto del tigre, la presión del elefante y el
frotamiento del jabalí.
o Las cuatro clases de abrazos: del reptil, subida al
árbol, mezcla de granos de samo y arroz, abrazo de leche
y agua.
o Succión de una fruta de mango.
Un poco de historia
Se solía llamar "sodomía" (palabra derivada de
Sodoma, ciudad mítica que, junto a Gomorra, según la
Biblia, fue destruida por Jehová debido a sus desenfrenos
sexuales -incluso hay un libro del marqués de Sade
llamado "Los 120 días de Sodoma"-) o "contra natura",
dado que era considerado como natural sólo aquello que
tenía fines reproductivos. Todo lo que se salía de esos
cánones era visto como pecaminoso; por ejemplo se
decía que los pactos con el demonio se sellaban con un
coito anal o beso en las nalgas.
La masturbación corrió una suerte parecida. Llama la
atención que distintos países atribuían a sus vecinos esta
práctica como si fuera algo ajeno y extraño: así los
franceses hablaban del "vicio inglés" y los ingleses del
"vicio francés", y los árabes del "vicio persa" y viceversa.
En muchas situaciones se usaba esta práctica para
preservar -hipócritamente- la virginidad y evitar
embarazos indeseados. Además del Marqués de Sade,
muchos autores como Bocaccio, Chaucer, Petronio o
Rabelais han descripto este tipo de prácticas en sus
inolvidables obras. Hoy no se acepta el término de
antinatural ni el de contra natura para las prácticas con
penetración anal (digital o peneana), viéndolas como un
juego erótico o variante sexual.
Adrián Sapetti
LA CARA DE DIOS (novela)
(2ª edición)
Adrián Sapetti
LOS VARONES QUE SABEN AMAR
Adrián Sapetti
EL SEXO Y EL VARÓN DE HOY
Adrián Sapetti
LOS SENDEROS MASCULINOS DEL PLACER (2006)