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CAPÍTULO

El impacto del consumo 117


de alcohol en el
contexto laboral
Sandra Ortiz Ávila
Miriam López Domínguez

L
as dinámicas actuales en los procesos de producción y relaciones labora-
les de las empresas e instituciones se enfrentan a cambios trascenden-
tales a partir de las exigencias de un mercado de mayor competitividad
y derivado de los procesos económicos mundiales de las últimas décadas. El
contexto laboral ha sido uno de los más afectados a partir de la disminución
de empleos y la precariedad de salarios, aunado con una alta exigencia de
personal cada vez más calificado a la que se tiene que enfrentar la población
económicamente activa, situaciones que aumentan los riesgos y la vulnerabi-
lidad para el inicio del consumo o el abuso de tabaco, alcohol y otras drogas.
El consumo de alcohol es uno de los problemas más importantes a los que
se enfrenta nuestra sociedad por las consecuencias negativas que tiene para la
persona y para el entorno donde se desenvuelve (familiar, escolar, social, laboral).
Mención especial merece este último, pues en el lugar de trabajo se desarrolla una
parte importante de las actividades y las relaciones interpersonales y se satisfacen
diversas necesidades inmediatas y de socialización de los individuos.
Ubicar las causas del consumo de alcohol en el contexto laboral implica
considerar además de lo anteriormente expuesto una amplia gama de fac-
tores culturales, sociales, ambientes y familiares; es un hecho que los costos
laborales a partir del abuso de alcohol y la dependencia son elevados tanto
para los trabajadores que tienen este problema como para las empresas e ins-
tituciones. El abuso del alcohol y otras drogas en los centros de trabajo dete-
riora la calidad de vida laboral.

Estadísticas del consumo de alcohol en el contexto laboral

Los problemas de salud causados por el uso nocivo de alcohol son complejos
y abarcan múltiples dimensiones, con importantes diferencias entre países y
regiones en lo que respecta a los niveles de consumo, los modos y los contex-
tos en los que se bebe. El abuso de alcohol es un problema de salud pública
118 de importante magnitud y conlleva también gran preocupación en el sector
laboral por las repercusiones que tiene en la salud de las personas y en la
calidad del trabajo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la “calidad de vida”
como “la percepción del individuo acerca de su posición en la vida, en el con-
texto del sistema cultural y de valores en el que vive, y en relación con sus
metas, expectativas, normas e intereses” (1994). Es un concepto amplio que
incluye en una relación compleja la salud física, el estado psicológico, los ni-
veles de independencia, las relaciones sociales y las creencias personales, así
como la interacción con las características del ambiente y lo que se vincula
directamente con el ambiente laboral en el que se desenvuelve cada persona.
La gravedad del consumo de alcohol y otras drogas en el contexto laboral
ha sido reconocida desde hace tiempo por organismos internacionales como
la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OMS. Por su parte, la
Organización de los Estados Americanos (OEA) hace énfasis en los resultados
del Informe Mundial de Drogas 2009 respecto al consumo de alcohol, al refe-
rir que dependiendo del país, entre 5% y 18% de la población adulta presenta
consumo problemático de alcohol; casi una de cada 10 personas enfrenta esta
problemática (OEA, 2009).
En el contexto nacional, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)
es la que conjuntamente con diversas organizaciones no gubernamentales, del
sector salud y empresariales han unido esfuerzos para implementar acciones
que permitan la atención integral de esta problemática que concierne a un
número elevado de trabajadores, traducida en ausentismo laboral, baja pro-
ductividad y malas relaciones en los centros de trabajo, así como violencia
y desintegración familiar. Durante el Foro Nacional “Situación actual y retos
para enfrentar las adicciones en el ámbito laboral”, llevado a cabo en 2009,
el secretario del Trabajo y Previsión Social destacó que: “Según el Informe
Mundial de las Drogas 2008, cerca del 5% de la población en el mundo es de-
pendiente de alguna droga, y entre 12 y 15% de los adultos consume bebidas
alcohólicas en proporciones peligrosas; 70% de los consumidores de alcohol
y drogas tiene un empleo y se calcula que el rendimiento laboral decrece 30%
precisamente a causa de las adiciones.”
Otros datos importantes que señala la OIT revelan que entre 70 y 80%
de los incidentes laborales (riñas, accidentes, ausentismo, delitos) está rela-
cionado con bebedores moderados o personas que beben poco alcohol (OIT,
1997); cerca de 10% de los accidentes laborales se relaciona con intoxicación
alcohólica aguda; el número de accidentes de trabajo entre personas que han
consumido alcohol es entre dos y tres veces mayor que los que padecen los
demás trabajadores (STPS, 2009). Las bajas laborales y el ausentismo se llegan
a triplicar y la frecuencia de interrupciones en el trabajo es 1.4 veces mayor 119
en comparación con los demás empleados (OIT, 2006). Por otra parte, la Orga-
nización Panamericana de la Salud (OPS, 2007) destaca que entre las cifras de
enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol cerca del 83.3% afecta
a hombres; 77.4% corresponde a la población de 15 a 44 años de edad, es
decir, afecta principalmente a jóvenes y adultos que se encuentran dentro de
la población económicamente activa.1
En el contexto nacional y de acuerdo con los datos de la última Encuesta
Nacional de Adicciones, el consumo, abuso y dependencia de sustancias
psicoactivas legales o ilegales presentan una preocupante evolución. Sus prin-
cipales indicadores muestran un incremento de las prevalencias de consumo;
cerca de 27 millones de personas que refirieron beber grandes cantidades de
alcohol se ubican en el grupo de 18 a 29 años; cuando se revisa la distribu-
ción del consumo de cualquier tipo de droga alguna vez en la vida por edad,
se observa que la mayor proporción se encuentra entre las edades de 18 a 34
años, tanto para los hombres (12.1%) como para las mujeres (3.3%), es decir,
existe un mayor consumo de cualquier droga alguna vez en la población
en edad económicamente activa (PEEA). Cuando se analiza la información
de los adultos (18 a 65 años) que mencionaron que trabajaron en el último
mes en contraste con los que no, hay una proporción más alta de usuarios
de cualquier droga alguna vez en la vida en los que sí trabajan (8.1%) que
en los que no lo hacen (4.2%), lo mismo sucede en el consumo de cualquier
droga en el último año (1.9% y 1.2%) y en el último mes (1.4% y menos del
1%) (ENA, 2008).

1
La población económicamente activa (PEA) de un país es la cantidad de personas
que se han incorporado al mercado de trabajo, es decir que tiene un empleo remu-
nerado, o bien que están en búsqueda de uno. La PEA es distinta a la población en
edad económicamente activa (PEEA) que de acuerdo al marco legal de cada país
se ubica la edad mínima de las personas para incorporarse al mundo laboral. En el
caso de México de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo la edad mínima para in-
corporarse al mundo laboral es de 14 años, siempre y cuando los menores cuenten
previamente con la autorización de sus padres.
La prevalencia del consumo de cualquier tipo de droga alguna vez en la
120 vida para las personas que indicaron tener trabajo es de 8%, en contraste con
11.7% de los que no trabajaron; asimismo, para el último año la prevalencia
es de 1.9% y para el último mes de 1.3% entre quienes cuentan con un em-
pleo, mientras que los desempleados tienen proporciones más elevadas, 4.3%
y 2.8%, respectivamente (Gráfica 1); la diferencia entre estos dos grupos es
significativa (INP, s. f.).

Gráfica 1. Consumo de cualquier tipo de droga entre


trabajadores y no trabajadores.2

2
Elaboración propia. Tomado de Carreño S., Medina-Mora M. E. et al. (s. f.). Si-
tuación actual del consumo de sustancias psicoactivas en población trabajadora
mexicana. Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, pág. 4.
Estos datos fueron analizados por el INP para los lineamientos de prevención de
adicciones en el ámbito laboral, mismos que aún no se publican.
En cuanto a la dependencia de drogas en el último año (Gráfica 2), en los
hombres la mayor proporción de dependientes fue entre los desempleados 121
(4.6%) y menos de uno por ciento en los que sí trabajaron, en tanto que para
las mujeres, aunque con porcentajes menores, 0.6% con dependencia no la-
boraba en contraste con las que sí trabajaron (0.2%) (Ídem).

Gráfica 2. Dependencia de drogas en el último año, en trabajadores


y no trabajadores por sexo.3

Es evidente que en nuestro país el consumo de drogas tiene un impacto nega-


tivo entre las relaciones sociales y económicas de la población; sin embargo,
en las últimas décadas el ámbito laboral se ha visto sumamente dañado por la
diversidad de pautas de consumo de los trabajadores. El Instituto Mexicano
del Seguro Social, en un comunicado de la Coordinación de Comunicación

3
Ídem.
Social (2007), reporta que en México el alcoholismo figura entre las causas
122 de pérdidas importantes de la productividad industrial. Y en el marco del
“Quinto Foro Nacional de Prevención de Adicciones en Tiempos de Crisis”,
realizado el 16 de abril de 2009, el director general del IMSS señaló que: “Un
trabajador víctima de una adicción puede llegar a envolverse en una grave
dinámica, potencialmente nociva para su estabilidad laboral. Un empleado
sujeto a una adicción puede caer en errores de desempeño, que comienzan
por poner en riesgo su empleo, y que incluso pueden conducir a lesionar su
círculo familiar. Por ello, es fundamental considerarlo como un problema de
salud pública y como tal hay que atenderlo; no se tiene que dar la perspectiva
de ver a la persona que sufre de una adicción como un delincuente o como
alguien que genera un lastre a la productividad.”
Derivado de este panorama nacional es necesario reconocer la necesidad
de ampliar las modalidades de intervención en este contexto, dando priori-
dad a la operación de las acciones y las estrategias que permitan a los centros de
trabajo contar con una detección temprana del consumo de alcohol entre
los trabajadores, para su derivación a tratamiento, e incorporar acciones
preventivas en el nivel de información y orientación acerca de los riesgos y
los daños que ocasiona el consumo de drogas en el ámbito laboral.

Normatividad y legislación laboral relacionada con el


consumo de alcohol

Las acciones por emprender para reducir el uso nocivo del alcohol exigen es-
fuerzos decididos y duraderos por parte de todos los sectores, así como el diseño
y la implementación de políticas públicas que promuevan la colaboración con-
junta desde los diferentes ámbitos de acción de los organismos e instituciones
públicas y privadas, todo ello para la atención y la disminución de las reper-
cusiones que conlleva el consumo de alcohol en el contexto laboral. De cara al
futuro, las acciones, estrategias y leyes que se establezcan, apliquen o refuercen
permitirán establecer y ampliar la normatividad encaminada a la reducción
de pérdidas de productividad, enfermedad y deterioro de la calidad de vida de
los trabajadores relacionados con el consumo excesivo de alcohol.
Citar la normatividad que orienta, enmarca y señala las actuaciones jurí-
dicas y legales relacionadas con el consumo de alcohol en el ámbito laboral
implica citar una amplia gama de leyes, decretos y normas. A continuación se
presenta un breve esbozo que describe las principales acciones de normatividad
y legislación tanto en el contexto internacional como en el nacional en materia
de prevención y atención del consumo de drogas en el contexto laboral.
Recomendaciones de la OIT para la elaboración de una política relativa al consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas en el lugar de trabajo4 123

Toda política de atención de los problemas vinculados al consumo de tabaco, alcohol y otras
drogas en el lugar de trabajo debería comprender información y procedimientos sobre las
siguientes cuestiones:

A. Disposiciones para reducir el número de problemas relacionados con el alcohol y las


drogas en el lugar de trabajo, mediante la administración apropiada del personal, bue-
nas prácticas de empleo, mejores condiciones de trabajo, organización adecuada del
trabajo y consultas entre la dirección y los trabajadores y sus representantes.
B. Medidas encaminadas a prohibir o limitar el acceso de las bebidas alcohólicas y de
drogas al lugar de trabajo.
C. Prevención de los problemas vinculados con el alcohol y las drogas en el lugar de tra-
bajo, mediante programas de información, educación, formación y otras actividades
pertinentes.
D. Reconocimiento, evaluación y orientación de las personas que tienen problemas relacio-
nados con el alcohol o las drogas.
E. Intervención, tratamiento y rehabilitación por parte de especialistas de los centros de
atención a los que se haya derivado; el trabajador contará con el apoyo de las empresas
y del sindicato o de las comisiones mixtas, según corresponda.
F. Normas de conducta en el lugar de trabajo referidas al alcohol y las drogas, cuya viola-
ción podría entrañar medidas disciplinarias, incluido el despido.
G. Política de igualdad de oportunidades de empleo para las personas que tienen o han
tenido problemas vinculados con el alcohol o las drogas, de conformidad con la legis-
lación y las normas nacionales.

Por su parte, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas


de la Organización de Estados Americanos (CICAD/OEA) en 2008 dispuso los
lineamientos hemisféricos en materia de prevención laboral, tomando como

Tomado de Secretaría del Trabajo y Previsión Social (s. f.). Guía para el programa
4

nacional contra las adicciones en el ámbito laboral. México.


antecedente la “Estrategia Antidrogas en el Hemisferio de la Comisión Intera-
124 mericana para el Control del Abuso de Drogas de la Organización de Estados
Americanos” (1996), misma que contempla el problema de las drogas desde
una perspectiva global y multidisciplinaria, en la que todos los países reco-
nocen que el abuso de drogas constituye una grave amenaza para la vida y
la salud; quienes consumen y la comunidad comparten la responsabilidad
de asegurar el abordaje del problema de modo integral. Los lineamientos
emitidos en 2008 establecen a los Estados miembros las siguientes recomen-
daciones:

1. Desarrollar investigaciones que permitan medir o caracterizar el proble-


ma del consumo de drogas en el entorno laboral.
2. Procurar la colaboración entre los Ministerios de Trabajo, empresas y
sindicatos para crear programas de asistencia en prevención del consumo
de drogas en el lugar de trabajo.
3. Incorporar, en el marco de sus Planes Nacionales de Drogas, estrategias
de prevención del consumo de alcohol y otras drogas en el ámbito laboral
como otra de las poblaciones que deben ser intervenidas dentro del Plan
de Reducción de la Demanda.
4. Convocar a las empresas del sector público, privado y líderes patronales
en sectores vulnerables donde la seguridad pública esté en juego (por
ejemplo, transporte, plantas automotrices y otras líneas de producción
industrial como la industria textil y maquiladoras), con el fin de sensi-
bilizarlos en la necesidad de la inversión de recursos en programas de
prevención.

En su Plan Estratégico de Salud 2008-2017, la OPS plantea en su objetivo


número seis “promover la salud y el desarrollo, y prevenir o reducir factores
de riesgo tales como: el consumo de tabaco, alcohol, drogas y otras sustancias
psicoactivas que afectan las condiciones de salud”. Entre los enfoques estra-
tégicos del plan destaca aplicar un enfoque integrado en la promoción de la
salud, la prevención y la reducción de los principales factores de riesgo para
aumentar las sinergias, mejorar la eficiencia general de las intervenciones y
desmantelar los enfoques verticales actuales para la prevención de los facto-
res de riesgo (OPS, 2007).
Dentro de los fundamentos teóricos de los lineamientos se define a la
prevención laboral como una serie de actividades coordinadas dirigidas al
entorno laboral para informar, sensibilizar, consensuar y promover cambios
organizacionales en los distintos niveles y sectores empresariales (directivos,
trabajadores, representantes sindicales, servicios de salud laboral, etcétera).
La finalidad de estas intervenciones es prevenir o disminuir el consumo de
drogas legales o ilegales desde el lugar de trabajo y reducir los riesgos aso- 125
ciados al consumo (CICAD/OEA, 2008).
En materia de legislación y normatividad en el contexto nacional, como
punto de partida se ubica la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que en su Artículo 73, fracción XVI, párrafo cuarto, menciona
que las medidas que el Consejo de Salubridad General haya puesto en vigor
en la campaña contra el alcoholismo y la venta de sustancias que enve-
nenan al individuo o degeneran la especie humana, así como las adopta-
das para prevenir y combatir la contaminación ambiental, serán después
revisadas por el Congreso de la Unión en los casos que le competan. El
Artículo 117 menciona que el Congreso de la Unión y las legislaturas de
los estados dictarán desde luego leyes encaminadas a combatir el alcoho-
lismo.
La Ley General de Salud, en su Título Segundo, Sistema Nacional de Sa-
lud, Capítulo II Distribución de Competencias, en su Artículo 17 menciona
que compete al Consejo de Salubridad General dictar medidas contra el alco-
holismo, venta y producción de sustancias tóxicas, así como las que tengan
por objeto prevenir y combatir. En el Título Undécimo se denomina el rubro
de Programas contra las adicciones, que establece en el Capítulo II el Pro-
grama contra el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas, mismo que
integra en su Artículo 185 que la Secretaría de Salud, los gobiernos de las
entidades federativas y el Consejo de Salubridad General, en el ámbito de
sus respectivas competencias, se coordinarán para la ejecución del programa
contra el alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas, que comprenderá, entre
otras, las siguientes acciones:

1. La prevención y el tratamiento del alcoholismo y la rehabilitación de los


alcohólicos.
2. La educación sobre los efectos del alcohol en la salud y en las relaciones
sociales, dirigida especialmente a niños, adolescentes, obreros y cam-
pesinos, a través de métodos individuales, sociales o de comunicación
masiva.
3. El fomento de actividades cívicas, deportivas y culturales que coadyuven
en la lucha contra el alcoholismo, especialmente en zonas rurales y en los
grupos de población considerados de alto riesgo.

El Artículo 186 señala que para obtener la información que oriente las ac-
ciones contra el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas se realizarán
actividades de investigación en los siguientes aspectos:
1. Causas del alcoholismo y acciones para controlarlas.
126 2. Efectos de la publicidad en la incidencia del alcoholismo y en los proble-
mas relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.
3. Hábitos de consumo de alcohol en los diferentes grupos de población.
4. Efectos del abuso de bebidas alcohólicas en los ámbitos familiar, social,
deportivo, de los espectáculos, laboral y educativo.

El Título Duodécimo Control sanitario de productos y servicios de su im-


portación y exportación, Capítulo III Bebidas alcohólicas, indica que para
los efectos de esta ley se consideran bebidas alcohólicas aquellas que con-
tengan alcohol etílico en una proporción de 2% y hasta 55% en volumen.
Cualquiera otra que contenga una proporción mayor no podrá comerciali-
zarse como bebida.
Por su parte, la Ley Federal del Trabajo en su Artículo 47, fracción XIII,
establece que son causas de rescisión de la relación de trabajo, sin responsa-
bilidad para el patrón: que el trabajador concurra a sus labores en estado de
embriaguez o bajo la influencia de algún narcótico o droga enervante, salvo
que exista prescripción médica. Antes de iniciar su servicio, el trabajador
deberá poner en conocimiento del patrón y presentar la prescripción sus-
crita por el médico. El Artículo 488, fracción primera, señala que el patrón
queda exceptuado de las obligaciones que determina el Artículo 487 en los
casos y con las modalidades siguientes: si el accidente ocurre encontrándo-
se el trabajador en estado de embriaguez (LFT, 2009).
En materia de seguridad social, la Ley del Seguro Social en su Artículo 46
determina que no se considerarán para los efectos de esta ley riesgos de traba-
jo que sobrevengan por alguna de las causas siguientes: si el accidente ocurre
encontrándose el trabajador en estado de embriaguez; si el accidente ocurre en-
contrándose el trabajador bajo la acción de algún psicotrópico, narcótico o droga
enervante, salvo que exista prescripción suscrita por médico titulado y que el
trabajador hubiera exhibido y hecho del conocimiento del patrón (IMSS, 2010).
En lo que respecta al sector laboral de la administración pública, la Ley
Orgánica de la Administración Pública Federal en el Capítulo II De la Compe-
tencia de las Secretarías de Estado, Departamentos Administrativos y Conse-
jería Jurídica del Ejecutivo Federal, en su Artículo 39, fracción XVI, se deter-
mina que a la Secretaría de Salud corresponde el despacho de los siguientes
asuntos: estudiar, adaptar y poner en vigor las medidas necesarias para luchar
contra el alcoholismo, las toxicomanías, otros vicios sociales y contra la men-
dicidad.
Dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 se establecen dos ejes
de política pública en materia de prevención de adicciones:
1. Fortalecer las políticas para la disminución de la oferta y la reducción de
la demanda de drogas, así como para la atención oportuna de los proble- 127
mas de salud ocasionados por el consumo de alcohol, tabaco y drogas.
2. Impulsar la productividad laboral mediante entornos de trabajo salu-
dables, la prevención y el control de enfermedades discapacitantes y el
combate a las adicciones.

La estrategia 8.3 también alude a promover la productividad laboral mediante


entornos de trabajo saludables, así como la prevención y el combate a las
adicciones (PND, 2007).
Es necesario ampliar acciones conjuntas que involucren a los diferentes sectores
de la sociedad en el desarrollo de políticas públicas que permitan ampliar la nor-
matividad en materia de consumo de alcohol y otras drogas en el ámbito laboral.

Factores de riesgo y consumo de alcohol


en el contexto laboral

Al referir el tipo de riesgos y daños a los que se enfrentan los individuos en el con-
texto laboral, es necesario puntualizar que éstos no son exclusivos a los acciden-
tes de trabajo o enfermedades profesionales, en este concepto se ubican también
aquellos trastornos de salud que, pese a no ser originados exclusivamente por
el trabajo, se ven influidos por las condiciones laborales de forma significativa.
El daño a la salud puede vincularse con diversos factores internos y ex-
ternos que deterioran el clima laboral: excesivo ruido de las máquinas;
herramientas o sustancias que se emplean en la actividad laboral; estado físico
de las instalaciones en las que se trabaja; políticas y reglamentos de trabajo
que se deben seguir; y relaciones personales con los compañeros de trabajo.
Otro tipo de factores de riesgo son aquellos elementos que sí se encuen-
tran presentes en las condiciones de trabajo y pueden producir una disminu-
ción del nivel de salud. Estos factores están presentes en el medio ambiente
físico de trabajo (temperatura, ventilación, humedad, etcétera), se dan por la
presencia de sustancias químicas y biológicas, por la organización del trabajo
y por la carga física de la tarea.
En el contexto laboral se encuentran factores distintos y complejos po-
tencialmente generadores del abuso de drogas legales e ilegales que suponen
riesgos añadidos a los ya existentes, por ejemplo: “jornadas excesivamente
largas que exigen mantenerse alerta, sistemas de turnos que alteran el ciclo
sueño-vigilia, bajos salarios o vivir a largas distancias del lugar de trabajo. Y
las variables de la cultura organizacional como: inestabilidad en el empleo,
estrés laboral, estilo de liderazgo o supervisión inadecuada, asignación de car-
128 gos o responsabilidad para los cuales la persona no tiene las competencias
necesarias, existencia de microtráfico en el lugar de trabajo, cultura proclive
al consumo, excesiva competitividad y relaciones interpersonales deficientes
con los compañeros de trabajo” (CONACE, 2002).

Cómo afecta el consumo de alcohol en el contexto laboral

El consumo de alcohol por parte de los trabajadores afecta además de su


salud el proceso productivo, los resultados, el clima laboral y la identidad de
cualquier organización. Estudios de la OIT señalan que en el lugar de trabajo
el abuso de sustancias contribuye a causar accidentes, ausentismo, problemas
de salud, robos, baja de la productividad y pérdida de empleos. Las principa-
les problemáticas que se generan a partir del consumo de alcohol son:

• Aumento de riesgo y tasa de accidentes de trabajo.


• El ausentismo es dos o tres veces mayor entre quienes abusan de las
drogas y el alcohol que entre los demás empleados y aumentan las inca-
pacidades médicas.
• Conducta arriesgada o inadecuada por la falsa seguridad que provoca
desinhibición.
• Presencia de otras enfermedades o problemas de salud. Los empleados
que tienen problemas relacionados con el consumo de drogas y alcohol
requieren tres veces más erogaciones por enfermedad y presentan cinco
veces más solicitudes de indemnización.
• Disminución y deterioro del rendimiento laboral.
• Deterioro del clima laboral y problemas de relaciones interpersonales.
• Fallas o errores por decisiones impulsivas o por alteración de las destre-
zas psicomotoras.
• Falta de compromiso con la empresa.
• Conducta antisocial.

Sectores laborales de mayor vulnerabilidad para el


consumo de alcohol

El trabajo es un factor que influye en todos los aspectos de la vida del ser
humano, sobre todo cuando produce satisfacción. Dentro del ámbito laboral
la influencia del abuso de alcohol está relacionada con componentes muy di-
versos como: el tipo de organización y las condiciones materiales en las que
se realiza el trabajo; el tipo de trabajo que se desempeña y las circunstancias 129
en las que se realiza. En lo que respecta a determinados tipos de trabajo, M.
González (1996) señala las siguientes condiciones de vulnerabilidad:

• Profesiones en las que se mezcla el tedio cotidiano de determinadas fun-


ciones con una gran tensión en momentos concretos; largos periodos de
inactividad como la vigilancia y la incertidumbre de sucesos con alto
riesgo, como las profesiones relacionadas con la seguridad: bomberos,
policías, seguridad privada.
• Profesiones en relación directa con el consumo de alcohol. En estos casos
el abuso está favorecido por la cercanía, como en el caso de los emplea-
dos de hoteles o determinados grupos comerciales.
• Ciertas condiciones materiales u organizativas del trabajo también pue-
den repercutir, como determinados sistemas de turnos, los que se de-
sarrollan al aire libre, los que suponen un gran esfuerzo físico, los que se
producen en ambientes con ruido, polvo y calor; así tenemos que el con-
sumo de alcohol también es más alto que lo normal entre trabajadores
de la construcción, los trabajadores de industrias como las herrerías, las
forjas o los altos hornos.
• Trabajos especialmente desagradables o mal considerados, como los ba-
sureros y los empleados de cementerios.
• Los trabajos por turnos y las vigilancias hacen que los trabajadores ha-
gan uso de estimulantes.
• La eventualidad del trabajo produce una serie de sensaciones de malestar
e insatisfacción.

Según estadísticas de la OIT, los hombres registran una mayor incidencia del
consumo de alcohol en el puesto de trabajo y se reconoce en los sectores de
las recreaciones, los espectáculos y la construcción. En las mujeres, las tasas
más altas de consumo se consideran en la agricultura, la silvicultura y la pes-
ca. También señala que el consumo de alcohol es elevado entre los juristas,
el personal doméstico, los directores de empresa, el personal de las fuerzas
armadas e incluso los funcionarios de policía y obreros ocupados en cadenas
de fabricación masiva.
En lo que respecta a los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones
2008, cuando se hace referencia a la población que trabajó en el último mes,
de acuerdo con el tipo de ocupación que tiene, las proporciones más ele-
vadas del consumo de cualquier tipo de droga, alguna vez en la vida, están
entre los obreros calificados y no calificados, con un porcentaje igual; des-
pués están los profesionistas (8.1%) y los propietarios de pequeño comercio
130 (7.8%), seguidos por los empleados de bancos, oficinas, establecimientos y
dependencias gubernamentales (7.4%); con 7.2% los que indicaron ser direc-
tores o propietarios de empresa o negocio; siguiendo el orden descendente,
los subempleados (7%) y los agricultores (6.4%); mientras que algunas
otras ocupaciones presentan porcentajes menores como los que informaron
ser campesinos (4.1%) y maestros de primarias, secundarias y preparatorias
(3.1%), como se señala en la Gráfica 3 y el Cuadro 1.

Gráfica 3. Prevalencia del consumo de drogas en población


adulta trabajadora por tipo de ocupación.5

5
INPRFM
131
Alguna vez en la vida
Cualquier Droga Droga
droga Ilegal médica
% % %
1. Obrero calificado 10.1 9.8 1.1
2. Obrero no calificado 10.1 9.5 1.5
3. Profesionistas 8.1 7.1 2.1
4. Propietario de pequeño negocio 7.8 7.2 1.2
5. Empleado de banco, oficina, dependencia, etc. 7.4 6.8 1.5
6. Director o propietario de empresa o negocio 7.2 5.5 1.8
7. Subempleado (vendedor no asalariado) 7 6.1 1.6
8. Agricultor 6.4 6.2 0.5
9. Campesino 4.1 3.8 0.3
10. Maestro (primaria, secundaria, preparatoria) 3.1 2 1.5

Cuadro 1. Prevalencia del consumo de drogas en población adulta


trabajadora por tipo de ocupación.6

Pruebas y controles de drogas en el lugar de trabajo

Por los costos que representa para los centros de trabajo el uso y abuso de
drogas de los trabajadores, en los últimos años se ha incrementado el uso
de diferentes pruebas rápidas de detección de consumo; la utilización de és-
tas ha resultado muy eficaz en el contexto laboral, ya que permiten detectar
a aquellos trabajadores con problemas de consumo de drogas y que por su
ocupación o actividad puedan verse expuestos a un mayor riesgo de acci-
dentes laborales por el manejo o manipulación de equipos, maquinaria o
sustancias de mayor peligrosidad; son una herramienta idónea de apoyo en

Ídem
6
la prevención y el tratamiento de adicciones. Las pruebas se pueden aplicar
132 a partir del análisis de orina, sangre o aliento, y arrojan resultados preli-
minares para la detección de mariguana, cocaína, alcohol, metanfetaminas,
anfetaminas, heroína y benzodiacepinas, entre otras sustancias.
Las pruebas más comunes son las de orina, que analizan indicios de
varias sustancias; son exactas para detectar alcohol, pero no son muy utili-
zadas por su baja correlación con el nivel de alcohol en la sangre cuando se
llevan a cabo los métodos de recolección normales. Los análisis de sangre
pueden medir la cantidad de alcohol y otras drogas que se encuentra en el
individuo al momento de hacer la prueba; a diferencia de las pruebas de
orina, los resultados de este tipo de análisis indican si la persona se encon-
traba bajo los efectos del alcohol o drogas en el momento en el que se tomó
la muestra.
Por otra parte, existen los análisis de aliento para detectar alcohol, co-
múnmente conocidos como “alcoholímetro”; se trata de un aparato que de-
tecta la ingesta de esta sustancia en aire expirado y los resultados indican el
nivel de consumo que tiene el individuo en el momento en el que se realiza
la prueba.
La CICAD/OEA en 2008 destacó la importancia de que los países miembros
consideren trabajar un protocolo para la presentación de este tipo de exáme-
nes que contemple:

• Asegurar la confidencialidad del trabajador (seguimiento y resultados).


• Estos exámenes deberán estar contemplados dentro de las políticas de
prevención de drogas de cada empresa (política integral).
• Las políticas deben ser divulgadas en todos los espacios visibles dentro de
la empresa.
• Las muestras que se apliquen deberán ser aleatorias.
• Definir la frecuencia de la aplicación de los exámenes.
• El programa de la empresa debe responder a los resultados obtenidos en
los controles de drogas (componente de atención al empleado).

Modelo de Atención integral del consumo de drogas en los


centros de trabajo, C-DIES (CIJ, 2008)

Por las dimensiones que ha adquirido en nuestro país el consumo de alcohol,


tabaco y otras drogas en el contexto laboral, Centros de Integración Juvenil de-
sarrolló una intervención específica para este contexto, el Modelo C-DIES, que
deriva su nombre a partir de las palabras que se utilizan para la intervención:
Esta fase del modelo considera como actividad inicial el contac- 133
to que se establece con el centro de trabajo, la obtención y el
establecimiento inicial de acuerdos para determinar la interven-
C Contacto
ción. Se recaba información general del centro de trabajo (mi-
sión, visión, valores), se realiza una exploración del consumo de
drogas y se establecen acuerdos generales para la intervención.

El diagnóstico en el centro del trabajo permite realizar una detec-


ción oportuna del consumo de sustancias, así como la canali-
zación a servicios de tratamiento en el caso de detectar consumo
D Diagnóstico
de tabaco u otras drogas; por otra parte, se identifican los
factores de riesgo y de protección, así como los recursos disponi-
bles para la intervención.

Contempla el diseño del plan general de intervención, mismo


que integra actividades de sensibilización, información sobre el
I Intervención consumo y riesgos de sustancias, talleres, formación de promo-
tores, así como la detección de casos de consumo y su deriva-
ción a tratamiento.

Esta fase permite realizar mediciones para conocer los logros


E Evaluación y alcances de la intervención, así como el funcionamiento, los
resultados y la elaboración de un informe.

Es la fase que permite a la empresa la toma de decisiones para


la implementación de nuevas metas y acciones permanentes que
S Seguimiento permitan atender y prevenir el consumo de drogas en el centro
de trabajo, considerando los recursos materiales y humanos, la
logística, la funcionalidad y el método.

Las actividades que se pueden desarrollar en los centros de trabajo con la


operación del Modelo C-DIES son:

• Nivel de información: factores de riesgo y protección asociados al con-


sumo de alcohol, tabaco y otras drogas para contribuir a la adopción de
estilos de vida saludables. Sensibilizar en torno a los riesgos y daños aso-
ciados al estrés laboral a través de pláticas informativas para empleados
y empleadores acerca de riesgos y daños asociados al estrés laboral acu-
134 mulado (burnout), riesgos y daños asociados al acoso laboral (mobbing),
violencia de pareja, depresión y consumo perjudicial de alcohol.
• Nivel de orientación: desarrollo de competencias que permiten afrontar si-
tuaciones de riesgo específicas asociadas al consumo de drogas. El modelo
incluye el desarrollo de talleres para fortalecer factores de protección ante
factores laborales de riesgo: “Cómo protegernos del estrés laboral acumu-
lado” y “Cómo prevenir el acoso laboral en mi empresa”.
• Nivel de capacitación: habilitar a personas estratégicas (promotores de
salud) en la promoción de mensajes preventivos, factores de protección y
estilos de vida saludables.
• Detección temprana y canalización oportuna: identificar precozmente los
riesgos y los casos de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas dentro del
centro de trabajo; proporcionar al trabajador la atención médica y psicoló-
gica para eliminar o disminuir el consumo. CIJ ofrece al centro de trabajo la
posibilidad de aplicar una prueba rápida de detección de drogas (PRDD) que
detecta la presencia de mariguana, cocaína, metanfetaminas, anfetaminas y
ben­zodiacepinas, a través de la orina. Por otra parte, el modelo contempla
la aplicación de una escala diagnóstica de riesgos laborales (EDRIL), la cual
permite identificar riesgos psicosociales asociados al consumo de drogas y la
prevalencia del uso/abuso de tabaco, alcohol y otras sustancias psicoactivas
en el contexto laboral. Los resultados obtenidos a partir de su aplicación con
trabajadores permite diseñar intervenciones preventivas considerando las
características, las necesidades y los recursos del contexto laboral en el que
se apliquen. Su diseño tiene bases psicométricas en instrumentos validados
como el Inventario de Depresión de Beck, la Escala de Violencia y el Índice
de Severidad (EVIS), el Inventario de Violencia y Acoso Psicológico en el
Trabajo (IVAPT-PANDO) y el Drug Use Screening Inventory (DUSI).
• Tratamiento: mediante una serie de intervenciones clínicas, busca reducir o
suspender el uso de tabaco, alcohol y otras drogas, además de identificar
padecimientos psicológicos asociados al consumo que pueden agravar la
situación; consejería breve, clínicas de tabaquismo, consulta externa y en
casos que lo ameriten, hospitalización.

Beneficios que ofrece el Modelo C-DIES a partir de su implementación, tangi-


bles en los siguientes aspectos:

• Intervención integral y específica para el ámbito laboral: permite a los


centros de trabajo atender el problema del consumo desde acciones de
prevención, detección temprana y canalización oportuna.
• Mejoramiento del clima laboral: el modelo contempla acciones para la
totalidad de los empleados, no solamente aquellos que tienen problemas 135
con el consumo de sustancias; reducción de uso y abuso entre los tra-
bajadores del centro de trabajo; incremento de estilos de vida saludable
entre los trabajadores; disminución de riesgos y accidentes laborales.
• Aumento de la productividad: reducción de ausentismo laboral, retar-
dos y rotación de personal; solución de problemas interpersonales en las
áreas de trabajo; reducción significativa de los costos de operación y de
las erogaciones en seguros, gastos médicos e incapacidades médicas.
• Responsabilidad social: ampliación del enfoque de responsabilidad social
empresarial en su dimensión social interna, que implica la responsabi-
lidad compartida y subsidiaria de los representantes de los centros de
trabajo para el cuidado, el fomento de la calidad de vida en el trabajo y
el desarrollo integral y pleno de todos sus integrantes.

El consumo de drogas en el ámbito laboral es un tema que en las últimas déca-


das ha representado una importante preocupación para los centros de trabajo,
organismos internacionales y nacionales. Los cambios económicos y sociales y
la precarización del entorno laboral (salarios, empleos) profundizan los factores
de riesgo para el uso y abuso de drogas entre la población económicamente
activa. La OIT, la OMS y la CICAD/OEA han promovido los lineamientos inter-
nacionales que involucran compromisos de los diversos países en la atención
del consumo de drogas en los centros de trabajo. Por su parte, en el contexto
nacional, los esfuerzos de diversas instancias han permitido ampliar acciones
conjuntas entre entidades públicas y privadas para la conformación de linea-
mientos que rijan la corresponsabilidad del sector empresarial, gubernamental
y social en la atención de esta problemática. Las acciones que en este sentido
ha desarrollado CIJ en los últimos años han dado la pauta para proponer un
modelo de prevención y rehabilitación que facilite el abordaje del problema y
convierta a los centros de trabajo en espacios de intervención que permitan
involucrar a los trabajadores activamente desde su ámbito laboral en acciones
preventivas de mejora de su entorno y clima laboral.
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136
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