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as dinámicas actuales en los procesos de producción y relaciones labora-
les de las empresas e instituciones se enfrentan a cambios trascenden-
tales a partir de las exigencias de un mercado de mayor competitividad
y derivado de los procesos económicos mundiales de las últimas décadas. El
contexto laboral ha sido uno de los más afectados a partir de la disminución
de empleos y la precariedad de salarios, aunado con una alta exigencia de
personal cada vez más calificado a la que se tiene que enfrentar la población
económicamente activa, situaciones que aumentan los riesgos y la vulnerabi-
lidad para el inicio del consumo o el abuso de tabaco, alcohol y otras drogas.
El consumo de alcohol es uno de los problemas más importantes a los que
se enfrenta nuestra sociedad por las consecuencias negativas que tiene para la
persona y para el entorno donde se desenvuelve (familiar, escolar, social, laboral).
Mención especial merece este último, pues en el lugar de trabajo se desarrolla una
parte importante de las actividades y las relaciones interpersonales y se satisfacen
diversas necesidades inmediatas y de socialización de los individuos.
Ubicar las causas del consumo de alcohol en el contexto laboral implica
considerar además de lo anteriormente expuesto una amplia gama de fac-
tores culturales, sociales, ambientes y familiares; es un hecho que los costos
laborales a partir del abuso de alcohol y la dependencia son elevados tanto
para los trabajadores que tienen este problema como para las empresas e ins-
tituciones. El abuso del alcohol y otras drogas en los centros de trabajo dete-
riora la calidad de vida laboral.
Los problemas de salud causados por el uso nocivo de alcohol son complejos
y abarcan múltiples dimensiones, con importantes diferencias entre países y
regiones en lo que respecta a los niveles de consumo, los modos y los contex-
tos en los que se bebe. El abuso de alcohol es un problema de salud pública
118 de importante magnitud y conlleva también gran preocupación en el sector
laboral por las repercusiones que tiene en la salud de las personas y en la
calidad del trabajo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la “calidad de vida”
como “la percepción del individuo acerca de su posición en la vida, en el con-
texto del sistema cultural y de valores en el que vive, y en relación con sus
metas, expectativas, normas e intereses” (1994). Es un concepto amplio que
incluye en una relación compleja la salud física, el estado psicológico, los ni-
veles de independencia, las relaciones sociales y las creencias personales, así
como la interacción con las características del ambiente y lo que se vincula
directamente con el ambiente laboral en el que se desenvuelve cada persona.
La gravedad del consumo de alcohol y otras drogas en el contexto laboral
ha sido reconocida desde hace tiempo por organismos internacionales como
la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OMS. Por su parte, la
Organización de los Estados Americanos (OEA) hace énfasis en los resultados
del Informe Mundial de Drogas 2009 respecto al consumo de alcohol, al refe-
rir que dependiendo del país, entre 5% y 18% de la población adulta presenta
consumo problemático de alcohol; casi una de cada 10 personas enfrenta esta
problemática (OEA, 2009).
En el contexto nacional, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)
es la que conjuntamente con diversas organizaciones no gubernamentales, del
sector salud y empresariales han unido esfuerzos para implementar acciones
que permitan la atención integral de esta problemática que concierne a un
número elevado de trabajadores, traducida en ausentismo laboral, baja pro-
ductividad y malas relaciones en los centros de trabajo, así como violencia
y desintegración familiar. Durante el Foro Nacional “Situación actual y retos
para enfrentar las adicciones en el ámbito laboral”, llevado a cabo en 2009,
el secretario del Trabajo y Previsión Social destacó que: “Según el Informe
Mundial de las Drogas 2008, cerca del 5% de la población en el mundo es de-
pendiente de alguna droga, y entre 12 y 15% de los adultos consume bebidas
alcohólicas en proporciones peligrosas; 70% de los consumidores de alcohol
y drogas tiene un empleo y se calcula que el rendimiento laboral decrece 30%
precisamente a causa de las adiciones.”
Otros datos importantes que señala la OIT revelan que entre 70 y 80%
de los incidentes laborales (riñas, accidentes, ausentismo, delitos) está rela-
cionado con bebedores moderados o personas que beben poco alcohol (OIT,
1997); cerca de 10% de los accidentes laborales se relaciona con intoxicación
alcohólica aguda; el número de accidentes de trabajo entre personas que han
consumido alcohol es entre dos y tres veces mayor que los que padecen los
demás trabajadores (STPS, 2009). Las bajas laborales y el ausentismo se llegan
a triplicar y la frecuencia de interrupciones en el trabajo es 1.4 veces mayor 119
en comparación con los demás empleados (OIT, 2006). Por otra parte, la Orga-
nización Panamericana de la Salud (OPS, 2007) destaca que entre las cifras de
enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol cerca del 83.3% afecta
a hombres; 77.4% corresponde a la población de 15 a 44 años de edad, es
decir, afecta principalmente a jóvenes y adultos que se encuentran dentro de
la población económicamente activa.1
En el contexto nacional y de acuerdo con los datos de la última Encuesta
Nacional de Adicciones, el consumo, abuso y dependencia de sustancias
psicoactivas legales o ilegales presentan una preocupante evolución. Sus prin-
cipales indicadores muestran un incremento de las prevalencias de consumo;
cerca de 27 millones de personas que refirieron beber grandes cantidades de
alcohol se ubican en el grupo de 18 a 29 años; cuando se revisa la distribu-
ción del consumo de cualquier tipo de droga alguna vez en la vida por edad,
se observa que la mayor proporción se encuentra entre las edades de 18 a 34
años, tanto para los hombres (12.1%) como para las mujeres (3.3%), es decir,
existe un mayor consumo de cualquier droga alguna vez en la población
en edad económicamente activa (PEEA). Cuando se analiza la información
de los adultos (18 a 65 años) que mencionaron que trabajaron en el último
mes en contraste con los que no, hay una proporción más alta de usuarios
de cualquier droga alguna vez en la vida en los que sí trabajan (8.1%) que
en los que no lo hacen (4.2%), lo mismo sucede en el consumo de cualquier
droga en el último año (1.9% y 1.2%) y en el último mes (1.4% y menos del
1%) (ENA, 2008).
1
La población económicamente activa (PEA) de un país es la cantidad de personas
que se han incorporado al mercado de trabajo, es decir que tiene un empleo remu-
nerado, o bien que están en búsqueda de uno. La PEA es distinta a la población en
edad económicamente activa (PEEA) que de acuerdo al marco legal de cada país
se ubica la edad mínima de las personas para incorporarse al mundo laboral. En el
caso de México de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo la edad mínima para in-
corporarse al mundo laboral es de 14 años, siempre y cuando los menores cuenten
previamente con la autorización de sus padres.
La prevalencia del consumo de cualquier tipo de droga alguna vez en la
120 vida para las personas que indicaron tener trabajo es de 8%, en contraste con
11.7% de los que no trabajaron; asimismo, para el último año la prevalencia
es de 1.9% y para el último mes de 1.3% entre quienes cuentan con un em-
pleo, mientras que los desempleados tienen proporciones más elevadas, 4.3%
y 2.8%, respectivamente (Gráfica 1); la diferencia entre estos dos grupos es
significativa (INP, s. f.).
2
Elaboración propia. Tomado de Carreño S., Medina-Mora M. E. et al. (s. f.). Si-
tuación actual del consumo de sustancias psicoactivas en población trabajadora
mexicana. Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, pág. 4.
Estos datos fueron analizados por el INP para los lineamientos de prevención de
adicciones en el ámbito laboral, mismos que aún no se publican.
En cuanto a la dependencia de drogas en el último año (Gráfica 2), en los
hombres la mayor proporción de dependientes fue entre los desempleados 121
(4.6%) y menos de uno por ciento en los que sí trabajaron, en tanto que para
las mujeres, aunque con porcentajes menores, 0.6% con dependencia no la-
boraba en contraste con las que sí trabajaron (0.2%) (Ídem).
3
Ídem.
Social (2007), reporta que en México el alcoholismo figura entre las causas
122 de pérdidas importantes de la productividad industrial. Y en el marco del
“Quinto Foro Nacional de Prevención de Adicciones en Tiempos de Crisis”,
realizado el 16 de abril de 2009, el director general del IMSS señaló que: “Un
trabajador víctima de una adicción puede llegar a envolverse en una grave
dinámica, potencialmente nociva para su estabilidad laboral. Un empleado
sujeto a una adicción puede caer en errores de desempeño, que comienzan
por poner en riesgo su empleo, y que incluso pueden conducir a lesionar su
círculo familiar. Por ello, es fundamental considerarlo como un problema de
salud pública y como tal hay que atenderlo; no se tiene que dar la perspectiva
de ver a la persona que sufre de una adicción como un delincuente o como
alguien que genera un lastre a la productividad.”
Derivado de este panorama nacional es necesario reconocer la necesidad
de ampliar las modalidades de intervención en este contexto, dando priori-
dad a la operación de las acciones y las estrategias que permitan a los centros de
trabajo contar con una detección temprana del consumo de alcohol entre
los trabajadores, para su derivación a tratamiento, e incorporar acciones
preventivas en el nivel de información y orientación acerca de los riesgos y
los daños que ocasiona el consumo de drogas en el ámbito laboral.
Las acciones por emprender para reducir el uso nocivo del alcohol exigen es-
fuerzos decididos y duraderos por parte de todos los sectores, así como el diseño
y la implementación de políticas públicas que promuevan la colaboración con-
junta desde los diferentes ámbitos de acción de los organismos e instituciones
públicas y privadas, todo ello para la atención y la disminución de las reper-
cusiones que conlleva el consumo de alcohol en el contexto laboral. De cara al
futuro, las acciones, estrategias y leyes que se establezcan, apliquen o refuercen
permitirán establecer y ampliar la normatividad encaminada a la reducción
de pérdidas de productividad, enfermedad y deterioro de la calidad de vida de
los trabajadores relacionados con el consumo excesivo de alcohol.
Citar la normatividad que orienta, enmarca y señala las actuaciones jurí-
dicas y legales relacionadas con el consumo de alcohol en el ámbito laboral
implica citar una amplia gama de leyes, decretos y normas. A continuación se
presenta un breve esbozo que describe las principales acciones de normatividad
y legislación tanto en el contexto internacional como en el nacional en materia
de prevención y atención del consumo de drogas en el contexto laboral.
Recomendaciones de la OIT para la elaboración de una política relativa al consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas en el lugar de trabajo4 123
Toda política de atención de los problemas vinculados al consumo de tabaco, alcohol y otras
drogas en el lugar de trabajo debería comprender información y procedimientos sobre las
siguientes cuestiones:
Tomado de Secretaría del Trabajo y Previsión Social (s. f.). Guía para el programa
4
El Artículo 186 señala que para obtener la información que oriente las ac-
ciones contra el alcoholismo y el abuso de bebidas alcohólicas se realizarán
actividades de investigación en los siguientes aspectos:
1. Causas del alcoholismo y acciones para controlarlas.
126 2. Efectos de la publicidad en la incidencia del alcoholismo y en los proble-
mas relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.
3. Hábitos de consumo de alcohol en los diferentes grupos de población.
4. Efectos del abuso de bebidas alcohólicas en los ámbitos familiar, social,
deportivo, de los espectáculos, laboral y educativo.
Al referir el tipo de riesgos y daños a los que se enfrentan los individuos en el con-
texto laboral, es necesario puntualizar que éstos no son exclusivos a los acciden-
tes de trabajo o enfermedades profesionales, en este concepto se ubican también
aquellos trastornos de salud que, pese a no ser originados exclusivamente por
el trabajo, se ven influidos por las condiciones laborales de forma significativa.
El daño a la salud puede vincularse con diversos factores internos y ex-
ternos que deterioran el clima laboral: excesivo ruido de las máquinas;
herramientas o sustancias que se emplean en la actividad laboral; estado físico
de las instalaciones en las que se trabaja; políticas y reglamentos de trabajo
que se deben seguir; y relaciones personales con los compañeros de trabajo.
Otro tipo de factores de riesgo son aquellos elementos que sí se encuen-
tran presentes en las condiciones de trabajo y pueden producir una disminu-
ción del nivel de salud. Estos factores están presentes en el medio ambiente
físico de trabajo (temperatura, ventilación, humedad, etcétera), se dan por la
presencia de sustancias químicas y biológicas, por la organización del trabajo
y por la carga física de la tarea.
En el contexto laboral se encuentran factores distintos y complejos po-
tencialmente generadores del abuso de drogas legales e ilegales que suponen
riesgos añadidos a los ya existentes, por ejemplo: “jornadas excesivamente
largas que exigen mantenerse alerta, sistemas de turnos que alteran el ciclo
sueño-vigilia, bajos salarios o vivir a largas distancias del lugar de trabajo. Y
las variables de la cultura organizacional como: inestabilidad en el empleo,
estrés laboral, estilo de liderazgo o supervisión inadecuada, asignación de car-
128 gos o responsabilidad para los cuales la persona no tiene las competencias
necesarias, existencia de microtráfico en el lugar de trabajo, cultura proclive
al consumo, excesiva competitividad y relaciones interpersonales deficientes
con los compañeros de trabajo” (CONACE, 2002).
El trabajo es un factor que influye en todos los aspectos de la vida del ser
humano, sobre todo cuando produce satisfacción. Dentro del ámbito laboral
la influencia del abuso de alcohol está relacionada con componentes muy di-
versos como: el tipo de organización y las condiciones materiales en las que
se realiza el trabajo; el tipo de trabajo que se desempeña y las circunstancias 129
en las que se realiza. En lo que respecta a determinados tipos de trabajo, M.
González (1996) señala las siguientes condiciones de vulnerabilidad:
Según estadísticas de la OIT, los hombres registran una mayor incidencia del
consumo de alcohol en el puesto de trabajo y se reconoce en los sectores de
las recreaciones, los espectáculos y la construcción. En las mujeres, las tasas
más altas de consumo se consideran en la agricultura, la silvicultura y la pes-
ca. También señala que el consumo de alcohol es elevado entre los juristas,
el personal doméstico, los directores de empresa, el personal de las fuerzas
armadas e incluso los funcionarios de policía y obreros ocupados en cadenas
de fabricación masiva.
En lo que respecta a los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones
2008, cuando se hace referencia a la población que trabajó en el último mes,
de acuerdo con el tipo de ocupación que tiene, las proporciones más ele-
vadas del consumo de cualquier tipo de droga, alguna vez en la vida, están
entre los obreros calificados y no calificados, con un porcentaje igual; des-
pués están los profesionistas (8.1%) y los propietarios de pequeño comercio
130 (7.8%), seguidos por los empleados de bancos, oficinas, establecimientos y
dependencias gubernamentales (7.4%); con 7.2% los que indicaron ser direc-
tores o propietarios de empresa o negocio; siguiendo el orden descendente,
los subempleados (7%) y los agricultores (6.4%); mientras que algunas
otras ocupaciones presentan porcentajes menores como los que informaron
ser campesinos (4.1%) y maestros de primarias, secundarias y preparatorias
(3.1%), como se señala en la Gráfica 3 y el Cuadro 1.
5
INPRFM
131
Alguna vez en la vida
Cualquier Droga Droga
droga Ilegal médica
% % %
1. Obrero calificado 10.1 9.8 1.1
2. Obrero no calificado 10.1 9.5 1.5
3. Profesionistas 8.1 7.1 2.1
4. Propietario de pequeño negocio 7.8 7.2 1.2
5. Empleado de banco, oficina, dependencia, etc. 7.4 6.8 1.5
6. Director o propietario de empresa o negocio 7.2 5.5 1.8
7. Subempleado (vendedor no asalariado) 7 6.1 1.6
8. Agricultor 6.4 6.2 0.5
9. Campesino 4.1 3.8 0.3
10. Maestro (primaria, secundaria, preparatoria) 3.1 2 1.5
Por los costos que representa para los centros de trabajo el uso y abuso de
drogas de los trabajadores, en los últimos años se ha incrementado el uso
de diferentes pruebas rápidas de detección de consumo; la utilización de és-
tas ha resultado muy eficaz en el contexto laboral, ya que permiten detectar
a aquellos trabajadores con problemas de consumo de drogas y que por su
ocupación o actividad puedan verse expuestos a un mayor riesgo de acci-
dentes laborales por el manejo o manipulación de equipos, maquinaria o
sustancias de mayor peligrosidad; son una herramienta idónea de apoyo en
Ídem
6
la prevención y el tratamiento de adicciones. Las pruebas se pueden aplicar
132 a partir del análisis de orina, sangre o aliento, y arrojan resultados preli-
minares para la detección de mariguana, cocaína, alcohol, metanfetaminas,
anfetaminas, heroína y benzodiacepinas, entre otras sustancias.
Las pruebas más comunes son las de orina, que analizan indicios de
varias sustancias; son exactas para detectar alcohol, pero no son muy utili-
zadas por su baja correlación con el nivel de alcohol en la sangre cuando se
llevan a cabo los métodos de recolección normales. Los análisis de sangre
pueden medir la cantidad de alcohol y otras drogas que se encuentra en el
individuo al momento de hacer la prueba; a diferencia de las pruebas de
orina, los resultados de este tipo de análisis indican si la persona se encon-
traba bajo los efectos del alcohol o drogas en el momento en el que se tomó
la muestra.
Por otra parte, existen los análisis de aliento para detectar alcohol, co-
múnmente conocidos como “alcoholímetro”; se trata de un aparato que de-
tecta la ingesta de esta sustancia en aire expirado y los resultados indican el
nivel de consumo que tiene el individuo en el momento en el que se realiza
la prueba.
La CICAD/OEA en 2008 destacó la importancia de que los países miembros
consideren trabajar un protocolo para la presentación de este tipo de exáme-
nes que contemple: