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La arquitectura griega antigua es la más conocida por sus templos, muchos de los cuales se
encuentran en toda la región, sobre todo como ruinas, pero muchos intactos sustancialmente. El
segundo tipo importante de construcción que se conserva en todo el mundo helénico es el teatro al
aire libre, con la primera data de construcción del año 350 aC. Otras formas arquitectónicas que aún
se encuentran en evidencia son la puerta de entrada procesional (propylon), la plaza pública (ágora),
rodeada de pisos con columnatas (stoa), el edificio del Ayuntamiento (bouleuterion), el monumento
público, la tumba monumental (mausoleum) y el stadium.
La arquitectura griega antigua se distingue por sus características altamente formalizadas, tanto de
estructura y decoración. Esto es particularmente cierto en el caso de los templos donde cada edificio
parece haber sido concebido como una entidad escultórica dentro del paisaje, con mayor frecuencia
planteado en un terreno elevado para que la elegancia de sus proporciones y los efectos de la luz
sobre sus superficies puedan verse desde todos los ángulos. Nikolaus Pevsner se refiere a "la forma
plástica del templo [griego] ..... colocado ante nosotros con una presencia física más intensa, más
viva que la de cualquier edificio posterior".
A partir el Renacimiento, avivamientos del clasicismo han mantenido viva no sólo las formas precisas
y ordenó a los detalles de la arquitectura griega, sino también su concepto de la belleza
arquitectónica basada en el equilibrio y la proporción.
Materiales
Los materiales frecuentemente empleados en la arquitectura griega fueron la madera, para
soportes y techos; ladrillo sin cocer para las paredes, especialmente de casas; la piedra caliza y el
mármol, para columnas, muros y porciones elevadas de los templos y edificios públicos; la terracota,
para ornamentos; y metales, especialmente el bronce, para detalles decorativos. Los arquitectos de
la época arcaica y clásica usaron estos materiales constructivos para edificios: religiosos, cívicos,
domésticos, funerarios y recreativos. El adobe se reservaba para las construcciones más pobres y
sin importancia.
En cuanto a las tejas, ha de recordarse que los restos más antiguos de la Grecia arcaica están
documentadas en un área muy limitada en torno a Corinto (Grecia), donde las tejas fueron
sustituyendo a los techos de paja en los dos templos, de Apolo y de Poseidón entre los años 700 y
650 a. C. Se expandió rápidamente, durante los cincuenta años siguientes, usándose en un elevado
número de lugares alrededor del Mediterráneo oriental, incluyendo la Grecia continental, el oeste
de Asia Menor, y el sur y el centro de Italia. Las primeras tejas tuvieron forma de S, y eran bastante
abultadas, con un peso de unos 30 kilos cada una. Resultaban más caras y costosas de producir que
un tejado de paja, por lo que su introducción se explica por la resistencia al fuego, que daba la
necesaria protección a los costosos templos.
La expansión de la cubierta de teja debe verse en relación con el simultáneo auge de la arquitectura
monumental en la Grecia Arcaica. Sólo los muros de piedra que estaban apareciendo por entonces,
reemplazando a las precedentes paredes de barro y madera, eran suficientemente fuertes para
soportar el peso de una techumbre de tejas.
Finalmente, no puede olvidarse que el aspecto general de los edificios era distinto al que se ve
actualmente, ya que se pintaban con colores brillantes, de rojo, de azul, de tal manera que llamaban
la atención no sólo por su estructura, sino también por su policromía.
Los teatros se usaban tanto para reuniones públicas como para interpretaciones dramáticas. Estas
actuaciones se originaron como ceremonias religiosas vinculadas con el culto a Dionisos;
evolucionaron hasta asumir su estatus clásico como la más alta forma de cultura griega en el siglo
VI a. C. (véase Teatro griego).
Se construían al aire libre, sobre una colina en las afueras de la ciudad. Las gradas tenían forma
semicircular y se asentaban en la ladera de un cerro. De esta forma aprovechaban la inclinación
natural del terreno, para permitir que todos los espectadores vieran el escenario sin obstáculos y
sin necesidad de alzar grandes y costosas estructuras arquitectónicas. Conseguían teatros que
podían acomodar hasta 15.000 espectadores, cifra que aun hoy parece muy grande (los teatros
actuales más grandes tienen menos, y ni siquiera los teatros romanos llegaron a ese tamaño). A este
graderío semicircular se le llama Koilan, Cávea o theatron. A partir del siglo IV a. C. se realiza en
piedra.
Las gradas estaban en torno a un círculo central, llamado orquesta (orchestra). Tenía el suelo de
tierra. Allí se colocaban los músicos, se bailaba y se situaba el coro que relataba la acción de la obra
y actuaban mientras los actores se cambiaban e incluso junto a estos. A veces en la orquesta se
colocaba la thyméle, el altar del dios Dioniso.
El escenario quedaba detrás de la orquesta, y estaba cerrado por un sencillo muro. No obstante,
con el tiempo se diferenció el proscenio (proskenion) y la escena (skené), actuando los actores en
el primero y dejándose la segunda para almacén, vestuario y telón de fondo. En principio estaba al
mismo nivel que la orquesta y luego se elevó.
En los laterales estaban los parodos o parodoi, pasillos que separaban el auditorio de la escena.
Distintos de los teatros son los odeones (odeion), de menor tamaño, y destinados a recitales
musicales. Tenían planta cuadrangular, con varias hileras de columnas soportando la cubierta, y
varios pórticos. Entre los que quedan está el odeón construido cerca del teatro de Dioniso en la
Acrópolis.
Monumentos funerarios
Los monumentos funerarios griegos, bastante sencillos en general ofrecían por lo común las
siguientes formas:
Entre todos, fue notable por lo suntuoso el mausoleo de orden jónico adornado con relieves y
estatuas que se elevó en Halicarnaso (Asia Menor) a la memoria de Mausolo, rey de Caria por su
mujer Artemisa (siglo IV a. C.) de donde toman nombre los mausoleos. Otras veces quemaban a los
cadáveres guardándose las cenizas en urnas o vasijas.
Se atribuye a Hipodamo de Mileto, que floreció a mediados del siglo V a. C., la idea de un plano
urbanístico regulador, basándose en la forma de cuadrícula o de rejilla, con las calles cortándose
regularmente en ángulos rectos. No obstante, la aplicación práctica de este planeamiento sólo era
posible en ciudades de nueva planta, como las que planeó para el Pireo y la colonia ateniense de
Thuril.
Olinto, ciudad de fundación tardía, es un caso raro de ciudad clásica con trazado regular,
presentando la influencia de Hipodamo en la uniformidad de las calles y los bloques. Fue en la época
helenística cuando se cambió la orientación y se decidió seguir la regularidad del plano. Símbolo de
este nuevo planeamiento es la reconstrucción de Priene, en Asia Menor.
Se reducía la importancia del Ágora, que quedaba encerrada por los cuatro lados. Y se desarrollaban
otros edificios, siendo ejemplo de construcción pública de esta época la stoa de Átalo, donación de
Átalo II, rey de Pérgamo, un pórtico gigantesco que dominaba todo el Ágora y que tenía el fondo
lleno de tiendas.
En cuanto a la tipología de las casas, aunque había diseños variados, entre los siglos V y IV a. C. se
popularizaron dos clases. Las casas típicas en Olinto durante este periodo y las del siglo II en Delos
tenían habitaciones pequeñas distribuidas en un rectángulo alrededor de un patio interior con
columnas. Un segundo tipo de casa se encuentra en Priene que también se centraba en un patio
interior pero tenía una planta muy diferente. En lugar de una serie de pequeñas habitaciones, la
principal zona de habitación era una gran sala rectangular que lleva a un porche con columnas.
Abriéndose a los lados del patio había pequeñas habitaciones para la servidumbre, almacenes, y
cocinas. Las casas del período helenístico tuvieron más diversidad. Por ejemplo, los ricos
presentaban umbrales, columnas y entradas de mármol; los suelos con mosaicos representando
escenas humanas o de animales; y paredes enyesadas modeladas para parecer piedra.
Los griegos fueron quienes desarrollaron en mayor medida la función ornamental de la columna,
elemento arquitectónico ya existente con anterioridad. Fueron ellos quienes fijaron unas normas o
cánones de composición arquitectónica en tres estilos (u órdenes clásicos): dórico, jónico y corintio,
aunque los dos primeros son los principales. Durante el período helenístico apareció el capitel
compuesto. Posteriormente, los romanos asumieron esta tipología, aunque introdujeron algunas
variantes.
La columna consta de basa, fuste y capitel. Sobre las columnas se asienta el entablamento, que
consta de arquitrabe, friso y cornisa. Sobre las fachadas principales, formados por el tejado a dos
aguas, están los frontones. Estos estilos se conocen sobre todo por los diferentes capiteles de las
columnas, pero hay diferencias en la mayor parte de los elementos de diseño y decoración entre los
órdenes, como la proporción alto/diámetro de la columna y las formas del entablamento.
Los propios griegos usaron los nombres de dórico y jónico, lo que reflejaba su creencia de que los
estilos descendían de los griegos dorios y jónicos de la Edad Oscura, pero es improbable que esto
sea cierto.
Orden dórico
El estilo dórico es el más rudo y se empleaba en
exteriores, especialmente de los templos
dedicados a los dioses varones.
Se cree que tuvo su origen en las construcciones en madera, cuyas formas pasan a la piedra. Así, los
triglifos responderían a las cabezas de las vigas transversales en las construcciones de madera.
El estilo dórico se usaba en la Grecia continental y de allí se difundió por las colonias griegas en Italia.
La mayor parte de los templos que se conservan de época griega pertenecen a este estilo: el de Hera
en Olimpia (600 a. C.), el de Apolo en Corinto (540 a. C.), los de Paestum (siglo VI a. C.), el de Apolo
en Delfos (520-500 a. C.) y el Hefestión y los Propileos (437-432 a. C.) en Atenas. Se considera que
el estilo culmina con el Partenón de Atenas (447-438 a. C.), templo octástilo y períptero. En su
construcción participaron el arquitecto Ictino y su ayudante Calícrates. Destaca la decoración de sus
frontones y del friso, obra de Fidias. Una explosión del año 1687 destruyó en parte este templo.
Orden jónico de guido
El estilo jónico se empleaba en interiores o en
exteriores de templos dedicados a divinidades
femeninas. Resultaba elegante y refinado
frente al dórico, por lo que se asociaba con la
gracia y delicadeza de lo femenino. Era más
relajado y decorativo que el dórico.
Al orden jónico pertenecen dos templos construidos en la Acrópolis de Atenas: el de Atenea Niké
(427-424 a. C.) y el Erecteión. El Erecteión es un triple templo, con las cariátides jónicas. Algunos de
los edificios helenísticos mejor conservados, como la Biblioteca de Celso, pueden verse en Turquía,
en ciudades como Éfeso (templo de Artemisa) y Pérgamo. Pueden citarse los templos de Atenea
Polias en Priene y el de Apolo en Dídima.
Pero en las grandes ciudades helenísticas como Alejandría en Egipto, no queda prácticamente
rastro.
Orden corintio
Al igual que el estilo jónico, el corintio se empleaba en interiores o en exteriores de templos
dedicados a divinidades femeninas, sin embargo su capitel se encuentra decorado con hojas de
acanto, y su friso puede estar decorado o no. El estilo corintio, más ornamentado, fue un desarrollo
tardío del jónico en el siglo V a. C.
Es el más ornamentado o recargado. Destaca como rasgo estilístico el capitel en forma de campana
invertida o cesta, en cuya parte inferior hay una doble fila de hojas de acanto, de las cuales surgen
unos calículos o tallitos que se enroscan en las cuatro esquinas y en los centros.
Entre los templos de este orden, destaca el de Zeus Olímpico en Atenas (174 a. C.). También cabe
mencionar la Linterna de Lisícrates en Atenas, monumento conmemorativo que fue encargado por
el poeta Lisícrates para exponer el trofeo obtenido en un certamen de teatro.
Arte de la Antigua Grecia
El arte de la Antigua Grecia es el estilo elaborado por los antiguos artistas griegos, caracterizado por
la búsqueda de la «belleza ideal», recreando el «mundo ideal» del modelo platónico, o mediante la
«imitación de la naturaleza» en el sentido de la mímesis aristotélica.
La cultura desarrollada por los antiguos griegos establece los fundamentos de la cultura occidental.
De ella surgieron los conceptos y principios del arte, la filosofía y el saber posterior.
El culto religioso desempeñó también un papel fundamental en la sociedad griega de este periodo,
de manera que todas aquellas ciudades que dispusieron de medios económicos suficientes
promovieron la construcción de edificios religiosos en piedra, los cuales cumplieron un importante
papel a la hora de cohesionar las diferentes clases de la nueva sociedad, menos igualitaria que la
de siglos anteriores. Se crean ahora santuarios panhelénicos, como Delfos y Olimpia, donde los
distintos tiranos realizan grandes ofrendas votivas para exhibir su poder, y se fomentan nuevos
cultos populares, al tiempo que surgen mitos relacionados con dioses y héroes locales, lo que
incrementa las identidades políticas de las distintas polis que necesitan sentirse independientes y
destacar sobre el resto.
Pintura
Los griegos, como la mayoría de las culturas europeas, consideraban la pintura como una de las
formas más altas de arte. Las obras de Polignoto de Tasos,1 que trabajó en el siglo V a. C., seguían
siendo admiradas incluso 600 años después de su muerte, como después ocurrió con las de
Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, sin embargo en este caso no solo no se han conservado ninguna
de sus obras sino tampoco ninguna reproducción.
Los pintores griegos trabajaron generalmente sobre paneles de madera,
que se estropeaban rápidamente (a partir del siglo IV a. C.), cuando no
eran bien protegidas. Hoy en día no queda casi ninguna pieza de pintura
griega, excepto algunos restos de pinturas en terracota y de algunas
pinturas en las paredes de tumbas, sobre todo en Macedonia e Italia. De
las obras maestras de la pintura griega tenemos solamente algunas
copias realizadas en las épocas romanas, la mayoría de ellas son de una
calidad inferior.[cita requerida] Las pinturas en cerámica, de las que han
sobrevivido muchas piezas, sobre todo del período arcaico, dan un
cierto sentido de estética a la pintura griega.
Escultura
Todas las esculturas y obras de arquitectura que han perdurado, sólo son
una pequeña muestra de la inmensa colección de obras griegas. Muchas
esculturas de dioses paganos fueron destruidas durante la era cristiana.
Desgraciadamente, cuando se calcina el mármol se produce la cal, y ése
era el destino de muchas obras de mármol griegas durante la Edad
Media.2 Durante ese mismo período, debido a la escasez de metales, la
mayoría de las estatuas de bronce eran fundidas.3 Actualmente muchas
de las obras que hoy tenemos son copias romanas.
Otras artes
A partir del período arcaico del arte griego, las cerámicas pintadas y las esculturas son casi las únicas
formas de arte que han perdurado. La pintura estaba en sus inicios durante aquel período, y ningún
ejemplo ha perdurado. Aunque las monedas fueron inventadas en el siglo VII a. C., no eran comunes
en la mayor parte de Grecia hasta el siglo V a. C.
Cerámica
De éste período destacan la elaboración de cerámicas para uso cotidiano, o de carácter fúnebre,
donde se emplearon grandes jarrones muy bien provistos. Estos jarrones estaban ornamentados
con representaciones lineales, y motivos relacionados con la muerte, como batallas marítimas o
terrestres. La mayor parte de la alfarería está compuesta por piezas domésticas, de las que
perduraron recipientes tales como las ánforas, pequeñas cráteras e hidrias. Por otra parte, de la
cerámica funeraria se han encontrado varias urnas. También se fabricaron figurillas en barro cocido,
principalmente para ser depositadas como ofrenda en los templos. Durante el período helenístico,
fue elaborada una gran variedad de objetos de alfarería, aunque sólo algunas poseen valor artístico.
Durante los períodos más antiguos, hasta las
pequeñas ciudades griegas producían objetos
de alfarería para el mercado local, siendo sus
estilos y modelos muy variados. Entre los años
550 y 480 a. C. el arte en cerámica sufrió una
gran transformación; además, los autores
incluyeron sus nombres, el nombre del
alfarero o del pintor que decoraba aquellas
piezas (también existían algunos artistas que
practicaban ambos labores). La cerámica ática
y corintia destacaron por sobre las demás.
Atenas creó las primeras representaciones del
estilo bello: recipientes con figuras rojas sobre fondo negro.
Progeométrico 1050 a. C.
Geométrico 900 a. C.
Historia
La arquitectura romana tiene su origen en la etrusca, sumada a influjos de la griega, sobre todo
después de las guerras púnicas y por lo tanto, presenta rasgos de ambas. Hoy se hace datar la
arquitectura romana de la fecha en que se construyeron la primera vía y el primer acueducto. Por
esta época y durante las conquistas de Roma en Sicilia y en la misma Grecia, los generales romanos
solían llevarse como trofeo de sus victorias gran cantidad de objetos artísticos. Por otro lado, los
artistas griegos y etruscos, atraídos por el poder económico de la señora del Mediterráneo, llevaron
a Roma el gusto e incluso la pasión por las Bellas Artes y en estas escuelas formaron sus artistas
propios.
El periodo de esplendor del arte romano abarca los dos primeros siglos del Imperio. Pero ya a
principios del siglo II de nuestra era, se inicia la decadencia del buen gusto que se acentúa en el
siglo III y se confirma en el siglo IV por efecto de cierto barroquismo o irregularidad y pesadez en los
estilos aunque aumente el fasto y la magnitud de las obras. Pero la arquitectura, en cuanto arte de
construir sigue desarrollándose hasta la invasión de los bárbaros, por lo menos, en los principales
centros de cultura. Pruebas de esto son las grandes basílicas de Roma construidas en el siglo IV, no
sólo las destinadas al culto cristiano, sino también las civiles. Los restos de la colosal basílica civil de
Constantino (también llamada de Majencia) que todavía se alzan en Roma, sirvieron como fuente
de inspiración a los arquitectos del renacimiento en el siglo XVI.
Los romanos emplearon profundamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma con dovelas de piedra
aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas), como se disponía en la bóveda etrusca, sino
de una masa confeccionada con puzolana y cascajo. Las bóvedas solían tener gruesos arcos de
ladrillo, ya paralelos, ya diagonales pero embebidos en la bóveda misma, que servían como sujeción
provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un ejemplo soberbio es la cúpula del Panteón de
Agripa en Roma.
Los romanos, no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino rudimentarias bóvedas de
arista y de crucería. Pero estas últimas debieron usarse con poca frecuencia fuera del Imperio de
Oriente pues sólo se conocen las de las Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la
cual se advierte un sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También empezaron
a aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que tanto se hicieron en la Edad
Media, pues de ellos se han descubierto algunos ejemplares en Pompeya y otros sitios.
Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos. Puentes y acueductos
son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios son lujosos y monumentales, con un
claro fin representativo. Las edificaciones más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que
no reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los muros de los edificios suntuosos con
pinturas y los pavimentos con mosaicos.
La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco modificándolos y
añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los arquitectos renacentistas con el nombre
de orden compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:
el orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis módulos, adorna su collarino o
garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que rodea al
fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última diferencia
le constituye respectivamente en las variantes de dórico denticular y dórico modillonar,
según los arquitectos del renacimiento.
el orden jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la magnitud de sus
volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la altura del fuste.
el orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre
todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia adelante y
además de los dentículos admite series de modillones adornados para sostener la cornisa.
el orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del corintio sino
en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental del capitel: éste se
constituye por hojas de acanto sin calículos y con cuatro volutas que salen por encima del
cuarto de bocel de modo que parece compuesto de jónico y corintio.
parte del Teatro de Marcelo, el Templo de la Fortuna viril y el de la Concordia para el jónico
En las colonias romanas se usaron también los mismos órdenes pero, generalmente, con menor
perfección y con más alteraciones que en el de la metrópoli. Son muy celebrados entre otros
edificios:
Circos. Servían para las carreras de carros como los griegos hipódromos pero tenían una
espina o muro coronado de estatuas a lo largo de la línea media.
Naumaquias. Eran anfiteatros cuyo fondo se llenaba de agua para representar combates
navales.
Puentes y Acueductos.
Calzadas. Bien fundadas y sólidamente empedradas (ya con anchas losas, ya con menudos
cantos) que partiendo de Roma llegaban hasta los extremos del Imperio con sus márgines
o aceras algo elevadas, sus columnas miliarias para señalar las millas (los miles de pasos),
sus puentes, etc.
Foros
- Planta circular
- Planta rectangular
Sepulcros. Unas veces consistían sencillamente en una estela o cipo esculturado o una
simple lápida sobre el nicho que guardaba los restos y otras sobre todo durante el Imperio
fueron suntuosos mausoleos como la mole Adriana (hoy castillo de Santángelo) y la tumba
de Cecilia Metela, en Roma. También llegaron a formarse prolongadas series de sepulcros a
lo largo de caminos como es muy de notar en la Vía Apia y verdaderos panteones de familia
y enterramientos subterráneos con nichos agrupados o en filas que se llamaban
columbarios conteniendo cada uno de éstos la urna cineraria de barro cocido o de piedra
con relieves y con la inscripción correspondiente.
La Vivienda: la casa romana primitiva era de planta más o menos rectangular, tenía un patio
en el centro (atrium) al que se abrían los locales. Las casas eran en medianería, y los tejados
vertían sus aguas hacia el atrio, que solía tener debajo un aljibe, para guardar el agua. El
local principal era el tablinium, donde se guardaban los archivos familiares y los dioses
familiares (penates). Solía estar en la fachada del atrio enfrentada a la entrada, pero con el
eje de la entrada desviado para que no pudiera verse la puerta desde la calle. Más adelante,
por un pretendido influjo griego, se abrió otro patio en la parte posterior, el peristilo , en
Latin PERISTYLVM (literalmente, rodeado de columnas).
Arte de la Antigua Roma
Hasta cierto punto puede pensarse que el arte de Roma es una imitación
y ampliación del arte griego, y por supuesto del [[arte etrusco, pero el
espíritu que animó a los artistas romanos es totalmente diferente de
aquellos. La Roma conquistadora y urbanista trató de unir al sentido
estético griego, el carácter utilitario y funcional que sus obras requerían.
Desde el punto de vista cronológico, el arte romano se desarrolló con bastante homogeneidad y
autonomía desde el siglo III a.C hasta el siglo V de nuestra Era. Siguiendo las etapas que su devenir
histórico marca, destacan al menos la República, hasta el año 27 a. C., y el Imperio, que se extendió
desde los tiempos de Augusto hasta la caída de Roma en manos de los bárbaros en el año 476
después de C.
A causa del profundo centralismo ejercido por Roma sobre sus provincias en todos los aspecto de la
vida, se originó un arte muy uniforme sin que pueda hablarse de escuelas provinciales, al menos
durante la época imperial. No obstante, dada la amplitud del Imperio y su constitución en diferentes
momentos, no existe una contemporaneidad cronológica, pues en zonas donde el arte helenístico
está más consolidado sus formas artísticas están mucho más evolucionadas que en las provincias
más tardíamente incorporadas a la cultura romana.
El estudio de la escultura romana ha demostrado ser un desafío para los investigadores por
su evolución que es cualquier cosa menos lineal y lógica. Los intentos de imponer un modelo
de desarrollo formal como un sistema orgánico sobre la historia de la escultura romana se
muestran inexactos y poco realistas. A pesar de algunos desacuerdos entre los especialistas
en muchos puntos, ya se tiene una idea más o menos clara sobre las características generales
de cada etapa evolutiva, pero, cómo fue su desarrollo y cómo se transforman de una a otra
etapa ha demostrado ser un proceso muy complejo y que aún está lejos de entenderse bien.
Una tendencia duradera al historicismo y eclecticismo, aún más pronunciada que la
observada durante el helenismo, junto con la presencia de diferentes estilos, en esculturas
producidas en el mismo momento histórico para distintas clases sociales, e incluso dentro de
una sola clase, atendiendo a las necesidades de cada tema y situación, hacen que su
comprensión sea aún más compleja.
Sus géneros, el decorativo de vajillas y muros y el histórico y mitológico en los cuadros murales. Y
aunque los descubiertos hasta el presente ofrecen más que todo un carácter decorativo llegan a ser
verdaderas composiciones pictóricas y se juzga con fundamento que hubo también otros de pintura
independiente a semejanza de los actuales de tabla o de caballete. Se cultivaron con dicho carácter
decorativo mural el paisaje, la caricatura, el retrato, los cuadros de costumbres, las imitaciones
arquitectónicas y las combinaciones fantásticas de objetos naturales constituyendo con estas
últimas el género que los artistas del Renacimiento llamaron grutesco, hallado en las antiguas
Termas de Tito y que sirvió al célebre Rafael como fuente de inspiración para decorar las Logias del
Vaticano. Hay que citar los retratos pintados. En el Egipto romano se descubrió una excelente
colección de retratos sobre tabla, realizados para ser colocados sobre las momias. Igualmente en
Pompeya, y pintados al fresco, se descubrieron magníficos retratos como los del Panadero y su
esposa, o el de una muchacha, ambos en el Museo de Nápoles.
La miniatura sobre pergamino fue otro género que estuvo muy en boga
entre los bibliófilos romanos de la época de Augusto, pero de ella no
se han descubierto ni se conservan ejemplares anteriores al siglo III de
nuestra era.
Entre los mosaicos, el de la Batalla de Isso, en el referido museo napolitano con otros muchos. En
cuanto a miniaturas, las más célebres y de las más antiguas de sabor pagano son
los fragmentos de una Ilíada del siglo III en la Biblioteca Ambrosiana de Milán
las cincuenta viñetas de Virgilio de la biblioteca Vaticana que datan del siglo IV al V.
Romanizada la pintura griega, tomó un carácter propio según puede verse en las decoraciones
murales de Pompeya que constituyen el llamado estilo pompeyano. Se distingue éste por la
delicadeza, gracia y fantasía del dibujo, sobre todo, en vegetales estilizados, por la viveza del
colorido por el realismo y la voluptuosidad en las figuras y por cierto contraste de colores y luces tal
que aproxima el estilo al de la escuela impresionista moderna. Todo ello, aunque no sale del género
decorativo, refleja el espíritu de una sociedad bulliciosa, elegante, frívola y voluptuosa.
La cerámica hispano-romana carece de figuras pintadas y sólo las presenta en relieve y sin color
distinto del fondo como puede observarse en los llamados barros saguntinos.
Esquema de las artes en la Antigua Roma
La Monarquía romana,MILY República romana e Imperio romano, cubren el periodo desde el siglo
VIII a. C. al siglo V d. C.. Se localiza primero en el Latium (Italia Central), y se extiende por toda la
Cuenca del Mediterráneo (Mare Nostrum).
- El periodo anterior a la recepción de la cultura helenística (siglo III a. C.) desarrolla un arte latino
emparentado con otros pueblos itálicos (sabinos y sobre todo etruscos) Loba capitolina .
- El periodo clásico del arte romano dura hasta el triunfo del cristianismo (siglo IV). Asimila y
desarrolla la cultura griega (órdenes arquitectónicos, diseño de los templos, concepción
escultórica), incorporándola características propias, tanto en materiales de construcción (mortero y
cemento y hormigón romanos) como en elementos arquitectónicos (el arco -Arco de triunfo- y la
bóveda, orden toscano y orden compuesto, principio de superposición de órdenes) y formas
escultóricas (el retrato romano -exigido por el culto a los antepasados y la propaganda política, y
que permite datar la evolución estilística y de la moda, sobre todo en la expresión y el peinado- ya
el relieve romano, caracterizado por la búsqueda de la profundidad y la perspectiva) y pictóricas (los
estilos pompeyanos, decorativos, narrativos o procurando el trampantojo).
- Desarrollo arquitectónico con gusto por lo colosal y magnificente, al tiempo que con un acusado
sentido pragmáticke vasdfwsac o y utilitario. (puentes y acueductos -puente de Alcántara, Pont du
Gard, Acueducto de Segovia-, calzadas). Edificios públicos (termas -termas de Caracalla-, teatro
romano -Teatro Marcelo-, circo romano -Circo Máximo-, anfiteatros -Anfiteatro de Capua, Coliseo,
Anfiteatro de El Djem-, etc.), religiosos (templo romano -Templo de Vesta, Maison Carrée, Panteón
de Agripa-) y civiles (foro romano, basílicas, palacio romano -Domus Aurea de Nerón, construcción
original del Palacio de Letrán, luego convertido en residencia papal-, villa romana -Villa romana del
Casale- con su versión de villa imperial -Villa Jovis o de Tiberio en Capri, Villa Adriana-, casa romana
-domus, vivienda (Roma Antigua)-).
- Escultura histórica narrativa (frisos corridos en relieve: Ara Pacis, Columna trajana), bustos,
estatuas de cuerpo entero (Augusto de Prima Porta) y excepcionalmente ecuestres (estatua
ecuestre de Marco Aurelio).
Véanse también: Arquitectura romana, Edificación pública (Roma Antigua), Escultura romana,
Pintura romana, Cerámica romana, Mosaico romano y Orfebrería romana.
Véanse también: Puerta Negra de Tréveris, Muro de Adriano, Murallas de Lugo y Campamento
romano.
Véanse también: Costumbres de la Antigua Roma, Ciudad romana y Arte romano en Hispania.
Tipos de arte
En cambio, el uso del concepto pintura clásica, ante la escasez de restos de la pintura de la Antigua
Grecia o de la pintura de la Antigua Roma, se extiende a las producciones pictóricas del renacimiento
clásico, el clasicismo del siglo XVII o el academicismo posterior; lo que en el contexto cronológico
del arte contemporáneo se opone estilíticamente al concepto de arte moderno. En música, los
conceptos de música clásica (equivalente al de música culta) o clasicismo musical (el estilo de finales
del XVIII y comienzos del XIX, que sigue al barroco y precede al romanticismo) no se refieren en
ningún caso a la música de la Antigüedad.
Entendida como civilización, también forman parte de la civilización clásica o greco-romana los
demás rasgos de su cultura, creencias (mitología clásica —mitología griega, mitología romana—) e
incluso de su vida cotidiana (Costumbres de la Antigua Grecia, Costumbres de la Antigua Roma), así
como su economía, sociedad y organización política, militar y religiosa (religión griega, religión
romana), especialmente las instituciones griegas y las instituciones romanas.
Los límites temporales de la Antigüedad clásica son tan imprecisos como los de la edad que le
corresponde: del siglo VIII a. C. al siglo V d. C.; o bien terminando en el siglo III d. C. (pues desde el
siglo IV d. C. comenzaría la hegemonía cultural del cristianismo); o bien comenzando en el III milenio
a. C. (incluyendo así la civilización minoica y la civilización micénica). Personalizando en dos autores,
la cultura clásica incluiría desde Homero hasta Apuleyo; en dos obras, desde el palacio de Cnosos
hasta la Columna Trajana.
Sus límites espaciales son los del mundo grecorromano.
En Grecia, se reserva el nombre de periodo clásico al que se conoce como siglo de Pericles (de
mediados del siglo V a. C. a mediados del siglo IV a. C., mientras que para Roma se hace lo propio
desde los últimos siglos de la República Romana (siglo II a. C.) hasta los primeros siglos del Imperio
Romano, con los Antoninos (siglo II d. C.).
En la periodización del Arte antiguo, específicamente para el arte occidental, se suele identificar el
periodo pre-clásico (civilizaciones del Antiguo Oriente Próximo), el periodo clásico (arte griego y
romano) y el periodo post-clásico (arte de la Antigüedad Tardía: tardorromano, paleocristiano y
bizantino).
Arte etrusco
Los restos de la civilización etrusca se encuentran repartidos por las regiones italianas de la Toscana,
el Lacio (donde se encuentran las necrópolis de Cerveteri y Tarquinia) y Umbría. Pueden verse sus
obras en algunos de los grandes museos italianos, principalmente en la Villa Giulia (ocupada desde
1889 por el Museo Nazionale Etrusco) y el Museo Gregoriano del Vaticano, ambos en Roma; el
Museo Archeologico de Florencia, el «Museo Archeologico Nazionale Etrusco della Città di Chiusi»
y el «Museo Etrusco Guarnacci» en Volterra. Otros museos menores dedicados a los etruscos son el
«Archeologico Etrusco» de Artimino, el «Cívico Archeologico» de Pitigliano y el Etrusco-Romano de
Todi.
Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano al estilo de arte que se desarrolla durante los seis primeros siglos
de nuestra era, desde la aparición del cristianismo, durante la dominación romana, hasta la invasión
de los pueblos bárbaros, aunque en Oriente tiene su
continuación, tras la escisión del Imperio, en el
llamado arte bizantino.
Arte bizantino