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MATERIA: ESTÉTICA
Juicio de gusto: subjetivo (las representaciones son referidas al sujeto), aunque aspira a ser
universal
Ej. Si la representación de un edificio está referida al objeto por el entendimiento voy a conocerlo
como un edificio regular, conforme a un fin, con una determinada disposición que siempre será
espacio-temporal, características sin las cuales el objeto no sería un objeto, sino un caos de
sensaciones.
Ahora bien, si la representación de ese mismo edificio está referida al sujeto por la imaginación, lo
que voy a experimentar es la satisfacción que me provoca esa regularidad, esa conformidad a un
fin, esa determinada disposición espacio-temporal ..., por lo tanto, no son esas características
objetivas las que provocan por su conocimiento el juicio estético, sino el modo en que afectan al
sujeto, en tanto este sujeto es capaz del sentimiento de placer y dolor.
Bueno es lo que place por medio de la razón y por el simple concepto. Si es bueno para algo, a eso
bueno lo llamamos útil, porque place como un medio para un fin. Si place como un fin en sí mismo,
lo llamamos bueno en sí.
En ambos casos, lo que se entiende por bueno está relacionado con el concepto de un fin. Por lo
tanto, la satisfacción en lo bueno depende de la existencia de ese objeto o de esa acción que se
concibe como un fin.
Para encontrar que algo es bueno debo saber primero qué clase de cosa es ese objeto. Con lo cual
debo tener un concepto de ese objeto para proponérmelo como fin. Para encontrar belleza en ese
mismo objeto, no necesito tener un concepto de él.
Muy importante: aquí aparece la idea crucial de que en el juicio de gusto no hay concepto.
Al final del parágrafo, se aclara bien en qué consiste el interés: “... querer algo y tener una
satisfacción en la existencia de ello, es decir, tomar interés en ello, son cosas idénticas ...”.
Lo agradable, lo bello y lo bueno tienen en común el hecho de relacionar las representaciones con
el sentimiento de placer y dolor, pero las relaciones que establecen son radicalmente distintas.
Lo agradable deleita
Lo bello place
Lo bueno es apreciado, aprobado
De estos tres modos de satisfacción, el único desinteresado y libre es el del gusto en lo bello,
porque no hay ningún interés –ni en los sentidos ni en la razón- “que arranque el aplauso”. La
complacencia, entonces, que caracteriza al juicio de gusto, es la única satisfacción libre.
#6 Lo bello es lo que, sin concepto, es representado como objeto de una satisfacción universal
Por ser desinteresada, por no mediar en ella ninguna inclinación, y ser completamente libre (no la
determina ni una inclinación ni tampoco el entendimiento), la satisfacción en lo bello aspira a la
universalidad. Dado que la base de la satisfacción no son las condiciones privadas del sujeto, el
juicio de gusto habla de lo bello como si lo bello fuera una cualidad del objeto. En esto el juicio
estético se parece al lógico (al juicio de conocimiento), porque el sujeto que lo lleva a cabo lo
presupone válido para todos por igual.
#7 Para lo agradable, en cambio, vale el principio de que cada cual tiene su propio gusto, porque
el gusto al que se refiere es el de los sentidos.
Todo aquel que se refiera a lo que le agrada, debería decir “es agradable para mí”, mientras que el
que se refiera a lo que es bello nunca diría ni debería decir “es bello para mí”, porque no se llama
bello a lo que sólo a uno le place. El que estima una cosa como bella le exige a los otros la misma
satisfacción. Juzga no sólo para sí, sino para todos, y habla de la belleza como si fuera una
propiedad de las cosas. Que la exija no quiere decir que la tenga asegurada ni que busque el
consenso. En el caso de lo bello, decir que cada uno tiene su gusto sería como decir que no existe
gusto alguno o que no hay juicio estético que pueda pretender legítimamente la aprobación de
todos (aunque empíricamente no la obtenga).
Cuando la universalidad no se basa en conceptos del objeto, sólo es subjetiva, no objetiva. Por eso
Kant también la llama validez común, para indicar la validez no de la relación de una
representación con la facultad de conocer, sino con el sentimiento de placer y dolor para cada
sujeto.
El predicado de la belleza no se enlaza con el concepto del objeto, considerado en su total esfera
lógica, sino que se extiende sobre la esfera total de los que juzgan.
En cuanto a la cantidad lógica, todos los juicios de gusto son individuales, porque tengo que
comparar inmediatamente el objeto con mi sentimiento de placer y dolor, no mediante conceptos
(que son universales).
Analizar el ejemplo de la rosa (#8, pp. 114-5).
“La rosa es bella” significa que la rosa que estoy mirando debería ser bella para cualquier sujeto
que la mire, no sólo para mí. La universalidad es subjetiva porque se refiere a la esfera de todos
los sujetos que podrían juzgar la belleza de la rosa y no a la esfera de todos los objetos que
corresponden al concepto de rosa (es decir, a la totalidad de las rosas).
El juicio de gusto exige a todos esa aprobación como un caso de la regla, cuya confirmación
espera, no por conceptos, sino por adhesión de los demás. El voto universal que se postula en el
juicio de gusto se refiere a la posibilidad de que ese juicio sea considerado al mismo tiempo como
válido para todos los demás, no sólo para el que lo enuncia. Por eso el voto universal es sólo una
idea.
DEFINICIÓN DE LO BELLO DEDUCIDA DEL SEGUNDO MOMENTO: “... Bello es lo que sin
concepto place universalmente... ”
Tercer momento SEGÚN LA FINALIDAD (según la relación de los fines que es considerada en
ellos)
El fin es el objeto de un concepto, en cuanto éste es considerado como la causa de aquel (la base
real de su posibilidad).
La finalidad (forma finalis) es la causalidad de un concepto, en consideración de su objeto. La
conciencia de la causalidad de una representación en relación con el estado del sujeto (y no en
relación a su objeto) para conservarlo en ese mismo estado puede expresar placer, o su contrario,
dolor, si trata de expulsar esas representaciones.
La finalidad no presupone necesariamente la representación de un fin, aunque su posibilidad no
pueda ser explicada y concebida por nosotros más que admitiendo a su base una causalidad
según fines, es decir, una voluntad que la hubiera ordenado según la representación de cierta
regla.
Tener en cuenta esta cita, para diferenciar bien el juicio de conocimiento del juicio de gusto:
“... no siempre tenemos necesidad de considerar con la razón (según su posibilidad) aquello que
observamos. Así, una finalidad según la forma, aun sin ponerle a la base un fin (como material del
nexus finalis) podemos, pues, al menos observarla y notarla en los objetos, aunque no más que por
la reflexión ...” (#10, p. 120)
#12 El placer de los juicios de gusto es sólo CONTEMPLATIVO, y no tiene interés en influir en el
objeto.
Ese placer consiste en la conciencia de la mera finalidad formal en el juego de las facultades de
conocimiento del sujeto. Tiene causalidad en sí: la de conservar, sin una intención ulterior, el
estado de la representación misma y la ocupación de las facultades del conocimiento. Dilatamos la
contemplación de lo bello porque esa contemplación se refuerza y reproduce a sí misma.
# 13 Parágrafo muy importante, porque va a definir –al final- el juicio de gusto como PURO.
Analizar las siguientes ideas (se sobreentiende lo que quieren decir en función de los parágrafos
tratados hasta ahora):
“... los juicios apasionados no pueden pretender una satisfacción universal ...”
Analizar esta cita, donde se anticipa la definición del juicio de gusto como puro, pero se relacionan
con lo leído hasta aquí:
“ ... El gusto es siempre bárbaro, mientras necesita la mezcla con encantos y emociones para la
satisfacción y hasta hace de éstas la medida de su aplauso. Sin embargo, no sólo los encantos se
encuentran a menudo entre la belleza (que, no obstante, debería referirse sólo a la forma)
como contribución a la satisfacción estética universal, sino que son considerados en sí mismos
como bellezas, considerando pues como forma la materia de la satisfacción –equivocación, como
muchas otras, cuya base encierra siempre algo verdadero- se deja corregir mediante una
cuidadosa determinación de esos conceptos ...”
Diferenciar entre forma y contenido de lo bello y reconocer, al mismo tiempo, la dificultad para
abstraer la forma del contenido.
“... Un juicio de gusto sobre el cual encanto (Reiz) y emoción no ejercen influjo alguno (aunque se
dejen éstos enlazar con la satisfacción en lo bello), y que tiene sólo la finalidad de la forma como
fundamento de determinación, es un juicio de gusto puro ...”
En este parágrafo aparece una buena definición del juicio estético, donde se explicita mejor en qué
consiste el papel del juego entre las facultades:
“... El juicio estético (...) refiere la representación -mediante la cual un objeto es dado- solamente al
sujeto y no hace notar propiedad alguna del objeto, sino sólo la forma final de la determinación de
las facultades de representación que se ocupan con éste. El juicio se llama estético también
solamente porque su fundamento de determinación no es ningún concepto, sino el sentimiento (del
sentido interno) de aquella armonía en el juego de las facultades del espíritu en cuanto puede sólo
ser sentida ...”
Importante: el placer estético es posible porque esa armonía entre las facultades es sentida por el
sujeto.
En este parágrafo aparece también una explicación bastante clara del papel del entendimiento en
el juicio de gusto:
Esa necesidad subjetiva que atribuimos al juicio estético es condicionada, es decir, el que juzga
exige la aprobación de todos y quiere que cada uno deba dar su aplauso al objeto presente y deba
declararlo igualmente bello. Ese deber (das Sollen) no está expresado más que condicionalmente.
La condicionalidad está ligada a la forma lógica del condicional: “Si todos estuvieran frente a este
objeto, deberían juzgarlo bello”.
Es el principio subjetivo que, por medio del sentimiento y no mediante conceptos, determina con
valor universal lo que place y lo que disgusta. Es el efecto que nace del libre juego de nuestras
facultades de conocimiento y lo que permite que el juicio de gusto sea enunciado. Mi juicio lo
presento como un ejemplo de ese sentido común, por eso exijo que todos lo compartan.
#21 Prestar atención a cuáles son las funciones del entendimiento y la imaginación –como
facultades que actúan combinadas- en un juicio de conocimiento y en uno de gusto.
#22 Ese sentido común no dice que todos estarán de acuerdo con nuestro juicio, sino que deberán
estar de acuerdo. Así, el sentido común, de cuyo juicio presento mi juicio como un ejemplo, es una
mera forma ideal. Lo postulo para poder presentar mi juicio subjetivo como si fuera objetivo.
DEFINICIÓN DE LO BELLO DEDUCIDA DEL CUARTO MOMENTO: “... Bello es lo que sin
concepto es conocido como objeto de una necesaria satisfacción...”.