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Universidad Nacional Autónoma de Honduras

Teoría sociológica III


Feminismo en Latinoamérica:
Feminismo y mestizaje; un movimiento crítico
Lic. Mirna Flores.
Darling Enrique Mejía.
Cta. 20101011795
Fecha 23-04-2018

Feminismo en Latinoamérica:
Feminismo y mestizaje; un movimiento crítico

“Vivir en la frontera significa que tú no eres ni hispana, india, negra, española, ni


gabacha, eres mestiza, mulata, híbrida, mientras llevas las cinco razas sobre tu
espalada sin saber para qué lado volverte, de cual correr”. (Pulido, 2009, p. 174).

Introducción:
El feminismo Latinoamericano tiene sus propias raíces; raíces que son muy diferentes a las
del feminismo hegemónico europeo y yanqui; del que no negaré su importancia e influencia
sobre el auge y desarrollo del movimiento feminista a nivel mundial, movimiento que
emergió con el marxismo. Feminismo y marxismo están estrechamente ligados, pero, en el
presente trabajo se tratará única y exclusivamente sobre el feminismo en Latinoamérica.
Angelica Soldan advierte: que las actuales categorías hegemónicas euro-yanquis que marcan
la ruta del feminismo no permiten ver adecuadamente las etapas del feminismo
latinoamericano. (Soldan, 2007).

La discriminación femenina, étnica, racial y cultural en Latinoamérica está profundamente


marcada por el colonialismo español y luego por el imperialismo Yanqui. Una buena parte
del feminismo occidental ve al feminismo latinoamericano como “el Otro”, una violencia
epistémica que viene arrastrando nuestro continente (latino), desde hace quinientos años con
la llegada de los invasores españoles. “La sociedad Latinoamericana está fundada sobre tres
raíces poblacionales fundamentales: la autóctona indígena, la europea “blanca” y la “negra”,
(a las que más recientemente se sumaron las migraciones asiáticas). (Femenías, 2007, p. 11).

En nuestro continente las mujeres, también los hombres, no solo son discriminadas por su
género, sino también por su color de piel o por la etnia a la que pertenezca. Y si a esto le
sumamos que tal mujer además de ser negra, también sea lesbiana, eso significa que es
doblemente discriminada, o triplemente discriminada si se le suman otros factores.
“La mayoría de los casos, la discriminación se potencia en términos de sexo-etnia y la
exclusión y invisibilización de grupos no solo depende de diferenciaciones por sexo sino
fundamentalmente en virtud de su pertenencia a una cierta etnia-cultura”. (Femenías, 2007, p.
12). En la actualidad muchos de los países latinoamericanos han logrado que los derechos de
las mujeres alcancen cierta visibilizacíon, pero eso no signifique que se estén respetando.

El movimiento feminista, es un movimiento crítico, emancipado y revolucionario que ha


venido influyendo y adentrándose de a poco en la producción de saberes, esto desde su
experiencia discriminada, desde la posición en que le ha tocado nacer y desenvolverse a cada
mujer. En la producción de saberes y conocimiento las mujeres y el movimiento feminista
han contribuido grandemente con gran cantidad de literatura de calidad con explicaciones
alternativas, que son grandes contribuciones a la literatura crítica y anti hegemónica que ha
predominado a lo largo de los años. Me refiero a discursos alternativos, discursos que rompen
con lo político-epistemológico.

India, blanca y negra, representa un breve elogio de la “impureza” que anida en la mujer
latinoamericana. (Femenías, 2007).
Las mujeres latinas siguen siendo vistas como las otras, una especie híbrida, impura, ya sea
por su origen étnico o color de piel, por su religión o ideología política, cosa que se viene
arrastrando desde los tiempos de la invasión española. Y nosotros, todos los que nacemos de
tales mujeres también somos denominados y vistos como seres impuros e híbridos, sin raza,
seres que velemos menos que la “raza blanca superior”. El color, la clase social, el origen
étnico, la religión, sexo-género siempre serán potenciadores de exclusión.

No quiero ponerme romántico, pero siendo sincero no puedo ser del todo objetivo en este
ensayo, porque escribiré desde la subjetividad, desde lo más profundo de mi caliente pecho
que entra en estado de ebullición cada que leo sobre los estragos que hizo el invasor español
en nuestro continente con nuestras riquezas y en este caso, en especial con las mujeres. Con
las mujeres me siento en deuda porque toda mi vida he tenido un pensamiento machista y
sexista que se me ha inculcado como natural y del cual quiero desprenderme. Necesito
reivindicarme con las mujeres y por eso he decido estudiar sobre el tema que ahora me
entretiene.

Se sigue hablando del “encuentro” entre dos culturas, cuando es obvio que fue una invasión,
se sigue celebrando el doce de octubre el día de la raza o la “Hispanidad”, una farsa, una farsa
absoluta, y pensar que en las escuelas se nos sigue enseñando esa gran mentira, eso me
indigna y creo que debería de indignar a cualquiera que sepa la realidad de las cosas. El 12 de
octubre celebramos el día de la resistencia indígena, afroamericana y popular.

Según Víctor Montoya, con la llegada de los invasores españoles, las mujeres perdieron los
privilegios de los que gozaban en el marco de las culturas ancestrales, y pasaron a ser objetos
de venta y dominación, violación, abandono y rapto. Cuando la esposa principal viajaba, ésta
era llevada en andas o hamacas conforme al estatus de su esposo, mientras que las concubinas
iban a pie, llevando la comida y bebida para sus señores y toda la comitiva a su servicio.

Estos privilegios la verdad no parecen gran cosa, la verdad es que las mujeres nunca han
gozado de plena libertad, sus privilegios están relacionados totalmente a la servidumbre hacia
hombre. Dentro de los privilegios que gozaban las concubinas del señor Inca están recoger
los cabellos y las uñas de su señor y tragárselos. También, cuando el monarca quería salivar,
lo hacía sobre las palmas abiertas de las manos de una de sus concubinas, quien luego lo
tragaba.
Es evidente que la situación de la mujer nunca ha ido del todo bien, casi siempre se ha visto
al servicio del hombre y ha sido colocada por debajo de él. En este sentido, pues bueno, las
cosas no eran tan buenas para la mujer, pero su situación empeoró terriblemente con la
llegada de los invasores españoles quienes las degradaron hasta el nivel más bajo.

¿Cómo podemos hacer para desmontar los modos en que el racismo y el


sexismo se potencien y se reproduzcan en nuestros territorios latinos?
Para eso necesitamos hablar de soluciones alternativas, la creación de nuevos conocimientos
y nuevos saberes, diferentes a los discursos hegemónicos que han venido prevaleciendo desde
la llegada de los colonos. Deben ser soluciones que favorezcan el reconocimiento, la
distribución y la convivencia de los nuevos saberes, las nuevas teorías; en nuestro tiempo
existen numerosos textos críticos respecto al feminismo que están a disposición de los
lectores, al alcance de un click, existen infinidad de libros electrónicos y revistas electrónicas
de gran prestigio que están dedicadas a buscar esas soluciones, que tienen como objetivo el
reconocimiento, la distribución y la socialización de ese nuevo pensamiento, el pensamiento
crítico feminista. “Porque solo desvelando la verdad acerca del subtexto de género-etnia, con
sus dobles criterios políticos y morales, es posible hacernos cargo de buena parte de la socio-
historia del continente y de muchas de las violaciones actuales contra las mujeres”.
(Femenías, 2007, p. 18).
La historia, la falsa historia que nos cuentan en las escuelas, esa farsa de que los colonos eran
gente tan buena y de buen corazón, que tenían como único objetivo salvar al indio idolatra de
las llamas del infierno con su cristianismo sangriento, con su único Dios de la muerte, debe
ser sepultada y sacar a la luz la verdad sobre la historia, nuestra verdadera historia; debemos
recordar el origen de la esclavitud, el poder absoluto del amo sobre el cuerpo de las esclavas,
las india, las negras.

Debemos, hombres y mujeres, especialmente los hombres, tenemos la responsabilidad de


reivindicarnos con las mujeres y tomar iniciativa propia, romper, fracturar las bases de ese
pensamiento que tenemos tan enraizado, ese pensamiento patriarcal y machista. Debemos
derribar las bases de ese tipo de pensamiento en el que se cree que las mujeres están al
servicio del hombre, para su satisfacción sexual y para la reproducción de la especie.
La identificación de estas estructuras patriarcales es de vital importancia para destruirlo, ya
que está dando lugar a un número creciente de trabajos que contribuyen a una mejor
compresión del problema y del entendimiento y asimilación del tema feminista.

Son numerosos los y las escritoras que han trabajado y están trabajando arduamente, que con
sus artículos, libros, revistas, y cualquier otro medio masivo de llegar a la población, brindan
un bagaje comprensivo sobre el teme femenino y étnico. Sus escritos se proponen examinar
la situación particular de los grupos de mujeres en América Latina.

Femenías (2007), dice que:

Debemos ser conscientes de la situación de los grandes movimientos populares


indigenistas, de las lideresas indígenas, de la subalternidad de las mujeres negras
respecto de las blancas, de los prejuicios que deben enfrentar las “mestizás” tanto
frente a “puras” indígenas o negras como blancas y, por supuesto, frente a los varones
y mujeres blancos en particular. (p. 18).

El trabajo de algunas autoras como: Gloria Anzaldúa, Silvia Rivera, Cusicanqui y Marisol de
la Cadena, entre otras y otros, nos permiten ver, y ponen al descubierto la rigidez racista de
nuestras estructuras sociales que gritan a todo pulmón que son igualitarias, pero que sabemos,
que a pesar de que se diga que en nuestras regiones no exista el racismo, la verdad es que sí
está presente en cada país de América latina. Estas autoras ponen de manifiesto y en
evidencia los mecanismos de encubrimiento y exclusión de género, potenciada étnica o
culturalmente.

Debemos comprender y hacer entender a los y las demás que el hecho de pertenecer a una
etnia, tener un tono de piel no “blanco” no es sinónimo de inferioridad en absoluto, ni menos
de marginación y criminalización, en “América latina todos somos negros e indios”. Porque
bien sabemos que los latinos somos categorizados y categorizadas con diferentes motes
discriminatorios.

¡América latina no es impura por ser mestiza! Es menester que busquemos, que escarbemos
hasta lo más profundo de la historia para buscar en nuestras raíces y descubrir quienes somos.
Tenemos que emanciparnos y liberarnos de ese falso discurso hegemónico discriminatorio
del que hemos oído y nos han contado como si fuese una canción de cuna desde que nacimos.
Hay que despojarse de todas esas falsedades, solo así lograremos combatir el racismo y
sexismo que tanto daño le han causado a nuestros países y sociedades.

Femenías (2007) menciona que:

Los sectores más progresistas de mujeres promuevan el debate ante la multiplicidad


de opciones identitarias, supone ya abrir el juego a las “identidades negociadas” y al
examen crítico de los rasgos que la “componen”; tarea de largo aliento que sin duda
beneficia en grado sumo a las mujeres. En principio porque favorece la experiencia
critica de revisar los mandatos de sexo, género, etnia, religión, función social, opción
sexual, clase, etc.

Una de las características del feminismo desde sus inicios es que ha sido y seguirá siendo una
corriente crítica y esta característica no solo es pertinente sino necesaria. Una vez proclamada
la libertad universal, las mujeres le han venido arrancando a arañazos poco a poco el poder
patriarcal que pretendía mantenerlas en las sombras, en la sumisión absoluta. Hoy en día,
todavía, muchas mujeres, también hombres étnicamente marcados tienen que luchar y pelear
por su igualdad. Una de las formas en las que se puede luchar contra esto sería con la
implementación de estrategias teóricas y prácticas efectivas para demostrar la exclusión.

La universalidad de los derechos de igualdad no es suficiente, pero es el primer paso que


sienta las bases para superar las diferencias, constituyéndose un instrumento muy importante,
indispensable para los derechos humanos. Otro elemento fundamental es la apropiación por
parte de los movimientos feministas e indígenas de los registros discursivos, que sirven para
luchar por nuevos espacios de poder, de reconocimiento, de visibilizarían y de pertenencia.
Los movimientos feministas deben enfrentar y frenar todo discurso o acción de parte del
poder patriarcal que pretende silenciarlas o invisibilizarlas y en muchas casos culparlas;
estigmatizarlas, juzgarlas y encarcelarlas como por ejemplo en los casos en que una mujer
toma la decisión de realizarse un aborto. En esto influye mucho la religión que está muy pero
muy arraigada en nuestros países, en donde en la mayoría sino es que en todos predomina el
sistema patrialcal que señala y excluye a las mujeres que abortan, que son lesbianas, que son
estériles que no quieren casarse etc.

“El lenguaje significa libertad. Porque, en un mundo donde el lenguaje y el nombrar son
poder, el silencio es opresión y violencia”. (Femenías, 2007, p. 22).
Una mujer sin voz es una mujer encadenada, oprimida. Una mujer debe tener libertad, debe
tener voz y voto, debe ser tomada en cuenta con toda la seriedad del mundo. Una mujer debe
pelear por la libertad, libertad en todas sus manifestaciones. Se trata de convertir el silencio
en acción, porque es la opresión la que nos desvía, las que nos carcomen y nos mueve a
odiarnos.
Conclusión:
Todo movimiento feminista debe tener como obligación de actuar colectivamente contra
cualquier sistema de prohibiciones y de exclusiones que las oprimen. Solo rebelándose se
conseguirá abrir nuevos horizontes en sus vidas. El feminismo es y será siempre un
movimiento social crítico que permanece constantemente en confrontación y dialogo con la
realidad social a la que pertenece. Para vencer el sistema patriarcal y la discriminación contra
la mujer debemos identificar los mecanismos por los que la diferencia sexual se transforma
en una posición de subordinación para las mujeres.
El objetivo y obligación del feminismo es de transformación en el terreno de las ideas y del
pensamiento, del accionar, de arrancar arraigos culturales, normas y valores que no hacen
más que oprimir y estigmatizar a las mujeres. Se debe combatir contra aquellas normas y
valores que sexistas que privilegian lo masculino y las relaciones de poder patriarcal. Es aquí
donde el feminismo debe actuar para desarticular toda una serie de discursos y actitudes y
actividades que tratan de legitimar la dominación sexual.

Montero (2006) afirma que: el feminismo aporta al conjunto de la sociedad una


premisa singular desde el que analizar y ver el mundo, porque las mujeres constituidas
en sujetos activos cuestionan e interrogan a la sociedad y a ellas mismas sobre lo que
son, lo que hacen, sobre la organización social y el mundo que les rodea. (p. 172).

La crítica feminista destapa temas como la violencia intrafamiliar, el acoso sexual, el


maltrato, violencia conyugal, etc. Estos temas antaño eran vistos sin importancia y por
encima del hombro, pero ahora las voces feministas se elevada tanto que su grito es imposible
de callar. El feminismo ha roto con muchos dogmas, el feminismo como movimiento
revolucionario ha cambiado la forma de pensar y de actuar de millones de mujeres en el
mundo, y no solo las mujeres, porque el feminismo no es exclusivamente femenino, el aporte
masculino es muy valioso e importante, es fundamental para las bases del feminismo.
Debemos identificar al grupo social, étnico al que pertenecemos y llevar nuestros colores con
orgullo, porque sí tenemos una identidad, una identidad que ha sido marginada y
discriminada pero es una identidad con mucha riqueza cultural, ancestral, sin importar el
grupo étnico al que pertenezcamos debemos darnos cuenta que tenemos una historia, una
historia marcada por el dolor y la esclavitud pero es por eso por lo que el feminismo y otros
movimientos deben levantar sus voces y sus puños para hacer valer nuestros derechos de
igualdad. En América latina nuestra identidad debería ser feminista, mestiza, negra e india y
debemos sentirnos orgullos de ello.

Es evidente el inmenso logro que significa para la comunidad feminista e indígena la


descentralización de las teorías y discursos patriarcales. La teoría feminista enriquece el
conocimiento de nuestras sociedades y abre un abanico de posibilidades nuevas, nuevas
formas de pensar, me refiero a tener un pensamiento crítico, a preguntar del por qué de las
cosas que se dan por establecidas, de cuestionar todo aquello que se da por verdades
absolutas. En ese sentido el pensamiento feminista está estrechamente relacionado con el
pensamiento sociológico. Abramos nuestros oídos a las voces de las mujeres y las etnias
discriminadas, ellas tienen mucho que decir, su aporte a creación de nuevos conocimientos es
de vital importancia para el derrumbamiento del sistema patriarcal y sexista en el que
vivimos.

Bibliografía:
 Pulido Genera (2009). Violencia epistémica y descolonización del conocimiento.
Universidad de Jaén.
 Soldan A. (2007). Ética feminista y feminismo de la igualdad. Revista Espiga.
Recuperado el 11-4-18 de http//www.redalyc.org/articulo.oa?id=467847230006
 Femenías, M. L. (2007). Esbozo de un feminismo latinoamericano. Revista estudios
feministas. Recuperado el 12-4-18, de
http//www.redalyc.org/articulo.oa?id=38115102
 Montero, J. (2006). Feminismo un movimiento crítico. Psychosocial Intervention.
Recuperado el 13-4-18, de http//www.redalyc.org/articulo.oa?id=179814013014
 ¿Cómo citar con normas APA? (S.F). ¿Cómo citar con normas APA?
http://normasapa.com/citas/

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