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POLISEMIA Y POIÉSIS EN EL CAMINO ROJO A SABAIBA DE ÓSCAR LIERA

Asmara Gay1

En el siglo XVI, el lenguaje real no es un conjunto de


signos independientes, uniforme y liso en el que las
cosas vendrían a reflejarse como un espejo a fin de
enunciar, una a una, su verdad singular. Es más bien una
cosa opaca, misteriosa, cerrada sobre sí misma, masa
fragmentada y enigmática punto por punto, que se
mezcla aquí o allá con las figuras del mundo y se enreda
en ellas: tanto y tan bien que, todas juntas, forman una
red de marcas en la que cada una puede desempeñar, y
desempeña en efecto, en relación con todas las demás, el
papel de contenido o de signo, de secreto o de indicio.

Michel Foucault. Las palabras y las cosas.

INTRODUCCIÓN

La palabras griegas ποιέω (crear), ποίησις (creación poética, poesía) y πολυσημα (polisemia,
pluralidad de significados) gobiernan el texto El camino rojo a Sabaiba2 del dramaturgo Óscar
Liera3. Estas palabras se reflejan en el texto por el elegante, rítmico y métrico, lenguaje con que
construye su obra dramática; asimismo, la obra se nos escapa, es inaprensible por la gran
cantidad de sentidos que dispara el autor.

1
Poeta, narradora y ensayista. Ha publicado en revistas nacionales e internacionales y obtenido diversos premios
literarios en México, España y Argentina. Estudió la Maestría en Apreciación y Creación Literaria en Casa Lamm y
la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UNAM.
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El camino rojo a Sabaiba, junto a Los caminos solos y El jinete de la divina providencia pertenecen a una trilogía
donde Liera expone a los ladrones más grandes de Sinaloa.
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El contexto de su creación se encuentra enmarcado entre el cine de ficheras, las guerrillas de Oaxaca y Guerrero,
los activistas políticos de la ciudad de México, las muertes clandestinas, las desapariciones, el desempleo, las crisis
económica y del petróleo; de esta manera, surge un teatro reflexivo, contestatario, simbólico e innovador en todos
los campos del arte escénico, del cual Liera es parte: la Nueva Dramaturgia Mexicana, que intenta, entre otras cosas,
manifestar el México que callan el gobierno, la moral y las buenas costumbres.
Entre los miembros de esta Nueva Dramaturgia Mexicana, se hallan dramaturgos tan importantes como Jesús
González Dávila, Estela Leñero, Sabina Berman, Víctor Hugo Rascón Banda, Alejandro Licona y Óscar Liera,
quien destaca por su vigor iconoclasta, por su ironía, por su creativa estructura dramática y por su complejo cosmos
teatral. Asimismo, su obra pertenece al realismo mágico ya que, entre los elementos de esta corriente presentes en su
obra están: aspectos mágicos considerados normales por los personajes y nunca explicados, alusión a mitos,
leyendas, el tiempo como algo cíclico, no lineal, la distorsión del tiempo para que el presente se repita o se parezca
al pasado, el fenómeno de la muerte como algo real, donde los personajes mueren y luego vuelven a vivir, la
combinación de los planos de la realidad y la fantasía, los hechos reales tienen una connotación fantástica.
Si intentamos encontrar algún argumento, diríamos que El camino rojo a Sabaiba trata de
un hombre que, perdido en una noche de tormenta, llega al pueblo de Sabaiba. Allí se encuentra
con extraños personajes, quienes, a través del diálogo, reconstruyen la historia del pueblo, que se
entrelaza con la vida Fabián, el personaje principal. Sin embargo, el argumento no es suficiente.
La obra, desde la primera acotación, evoca una historia ‘semiliteral’ y otra u otras escondidas e
insinuadas dentro de ella. ¿Cómo interpretar, por ejemplo, la siguiente afirmación con que
construye la atmósfera de la primera escena?: “Los relámpagos, los rayos y los truenos hacen una
circunstancia primigenia”4. Esta frase denota que Óscar Liera es un dramaturgo de escuela,
influido, entre otros, por Shakespeare. Su obra, que tiene ecos míticos, no se queda en la
literalidad de la palabra, sino que despliega muchísimos sentidos de una pluma desbordada.

EL CAMINO ROJO DEL GOBERNADOR


El camino rojo a Sabaiba alude claramente a la construcción de un camino rojo de barro cocido
—ordenado por Antonio Toledo Corro, gobernador de Sinaloa de 1981 a 1986— por el cual los
hombres y las mujeres del lugar tuvieron que dejar sus actividades productivas como la pesca y
la siembra para trabajar en él y sufrieron graves consecuencias como el paludismo, la diarrea, la
hambruna y la muerte. La idea que tenía el gobernador al construir la carretera era comunicar su
Rancho “Las Cabras” con la capital del estado. Por eso, al hacer la primera acotación, el
personaje principal dice “ah, son cabras”, “sí, son cabras”, dice Zacarías Fajardo, otro de los
personajes, como para indicar que no pasa nada, pues lo que se ven sólo son cabras, “¿le tienes
miedo a las cabras?”, vuelve a decir Zacarías, pero Óscar Liera hace una clara analogía con el
Rancho Las Cabras y lo que representa, de ahí que éste sea un eufemismo: “¿le tienes miedo a
las cabras?”, dice Zacarías, para evitar decir: ¿Le tienes miedo al Rancho Las Cabras?, que
sugiere: ¿le tienes miedo al gobernador?, ¿le tienes miedo al Poder?
Desde esta perspectiva, Gladys, el personaje femenino representa el poder del
gobernador: caprichoso, voluntarista, déspota, hipócritamente paternalista y aprovechado.
Sabaiba, en cambio, es un pueblo supersticioso, ignorante, que se deja llevar por sus vicios, sus
temores, su hambre; es un pueblo indolente y veleidoso.

4
Óscar Liera. El camino rojo a Sabaiba. México: Conaculta-Ediciones El Milagro, 2002, p. 11.

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LA ESTRUCTURA DRAMÁTICA
Inmersa en el realismo mágico, esta obra está ausente del tiempo, no hay un tiempo concreto en
que transcurran los hechos; lo sobrenatural y lo mágico se mezclan con la realidad cotidiana de
un pueblo; los muertos platican con los vivos como algo natural. De manera que El camino rojo
a Sabaiba no recrea una realidad, la crea. Óscar Liera elige cuidadosamente los elementos que
van a conformar esa realidad; retoma los objetos, los sujetos y las palabras para crear nuevos
sentidos de estas tres circunstancias.
Los temas presentes en esta obra dramática son: el carnaval, el tiempo, la búsqueda de la
verdad, la venganza, el mundo es un lugar de apariencias, la ignorancia, Oriente.

El carnaval
Liera insertar al comienzo de la obra el carnaval a través de los maromeros que ofrece Gladys a
Fabián para darle la bienvenida. En términos simbólicos, el carnaval es un retorno al caos, es una
inversión del mundo. Así que al saludar a Fabián con el carnaval Gladys le presenta un mundo
caótico a Fabián. Éste debió leer los signos y no sólo verlos, lo que no hace a lo largo de la obra.
Hay elementos carnavalescos constantemente: el carnaval que se reproduce al interior del
barco, la presencia del jorobado, la mujer tarántula. La repetición del carnaval dentro de El
camino rojo a Sabaiba refiere un mundo que no es o un mundo invertido, un no lugar, un no
tiempo, un mundo en desorden, incluso unos no personajes, pues no son lo que refieren.

El espacio-tiempo
La ausencia del tiempo en esta obra se debe a la ausencia del espacio. La dimensión en que se
halla está ubicada en otro plano de la realidad que se mezcla con el plano de la realidad ubicada
en la mente de Fabián. Los personajes conviven en diferentes dimensiones, todas ellas ubicadas
más en la mente del personaje que en una realidad concreta.
En esta secuencia de escenas, la cronología del tiempo desaparece. El pasado se mezcla
con el presente y con el futuro. Lo que ocurre en el barco prosigue a lo que ocurre en el castillo
de Aztlán entre Arbel y Carmen y a la narración entre los marinos.

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La compleja relación entre las escenas y los personajes permiten conocer un poco la
historia, a sabiendas que, como dice el texto, un velo obscurezca (la ignorancia) siempre los
hechos.

La búsqueda de la verdad
Los diferentes signos que transmiten los personajes aportan parte de verdad y parte de mentira
que tiene que decodificar el personaje principal, Fabián Romero Castro, teniente del noveno
batallón de infantería. Sin embargo, él mismo se halla en este doble discurso. Se presenta como
alguien que no es y los otros personajes se lo hacen saber: no está perdido, ha desertado; no
busca la verdad, no la quiere ver. Fabián, que representa el eje del saber dentro de la obra, se
proyecta en el lector-espectador, pues éste va descubriendo el mundo o la realidad al mismo
tiempo que Fabián, sólo que la mentira y la verdad conviven a partes iguales.

El mundo es un lugar de apariencias


Nada es cierto en esta obra. Entrar por el camino rojo es entrar por un camino pantanoso. La
duda, la pregunta recorren el texto hasta el final. De todo lo que se dice, lo único cierto es que el
hombre es un ser de cuentos, que necesita las historias y las mentiras para desprenderse del
mundo cotidiano en que vive.
A pesar de estar buscando la verdad, Fabián no quiere descorrer el velo que le impide
conocer quién es, dónde está y qué le ha pasado. Pero no sólo es este personaje el que vive en un
mundo de apariencias. Arbel y Carmen, Gladys, el capitán, sor Joaquina, Zacarías Fajardo.
Todos ellos revelan un mundo detrás del mundo real.

La venganza
El personaje Fabián descubre que su destino lo lleva al destino primigenio de su nacimiento, la
venganza. No obstante, el mundo que lo circunda, con todo y sus señales, es más poderoso que
él. El mismo destino que lo hace desertar, lo lleva al pueblo de su madre donde ésta le había
indicado tomar venganza, pero al final el lector descubre que es el pueblo quien toma venganza
antes que él.
También observamos el deseo de venganza de Fermín al convocar al pueblo para que
viole a Carmen, la venganza de Carmen al procrear un hijo con Arbel en contra de su esposo, la

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venganza de Gladys con el jorobado, con el pueblo, con el capitán por una menstruación
permanente, una sangre que adquiere un sentido negativo.
Pareciera que Óscar Liera intenta decirnos que la venganza es el destino del personaje.

La ignorancia
En este texto conviven y se enfrentan la ignorancia y el conocimiento. Este texto presenta
analogías con la Flauta Mágica de Mozart, donde el personaje Tamino busca la verdad (Pamina)
y para llegar a ella tendrá que pasar muchas pruebas. Es un texto simbólico y ontológico, igual
que el de Liera. Lo que cambia es la perspectiva. Mientras que en el de Mozart Tamino sale
triunfante, en el de Liera Fabián es un antihéroe: desertor del ejército, hijo ilegítimo de Arbel
Romero, no desea el conocimiento ni la venganza; y, por si esto fuera poco, llega tarde, siempre
llega tarde...

Oriente
Liera alude constantemente a Oriente dentro de su obra. Fabián llega de Oriente, Gladys le
asigna una habitación del Este, porque éste necesita ver hacia Oriente. Esta recurrencia hacia
Oriente implica un texto hermético. La lectura literal no es suficiente. Es necesario establecer
lecturas simbólicas y esotéricas para conocer lo que intenta decirnos Liera. Por ejemplo, en otra
escena, cuando Fabián se encuentra platicando con Mayo (el único personaje vivo), éste le dice:
“es una pena que haya entrado por la puerta Oriente que está totalmente destruida”. Sabemos que
Oriente o mirar a Oriente es mirar la salida del Sol, que significa luz y vida espiritual; en cambio,
llegar o situarse en Poniente es prepararse a morir, porque es ahí donde el sol termina su carrera,
donde “muere”.

El camino rojo a Sabaiba es un texto abundante en metáforas, en anáforas y en otras figuras


retóricas como la metonimia. Además, utiliza recursos más cercanos a la narrativa o a la poesía,
como la estructura abismada o el encabalgamiento.

La estructura abismada
Para crear mayor tensión y dar un juego entre lo que sucede y lo que ha sucedido, Liera utiliza
una estructura abismada. Una historia contada dentro de otra historia y contada a su vez dentro

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de otra historia. Narra de esta manera lo ocurrido entre Carmen Castro y Arbel Romero, el viaje
de Gladys para comprar su esclava, la relación de Carmen y Fermín, etc.

El encabalgamiento
Cada escena está encabalgada con la que la precede. Así, los personajes de la nueva escena
retoman la escena o los diálogos anteriores para entrar ellos en acción. El encabalgamiento entre
las escenas, los personajes y los lugares, le permite a Liera eliminar el tiempo sin que
desaparezca la coherencia o el sentido del texto; al contrario, gracias a este recurso, el texto es
polisémico. Esta convivencia de diferentes planos de realidad encabalgados dispara la polisemia
de la obra.

EL CAMINO HERMÉTICO
Los signos no son claros. Las alusiones son constantes. Lo cierto es, sin embargo, que Fabián, el
personaje principal, busca la verdad, es el eje del saber, pero, ¿hasta qué punto está
comprometido con este deseo?
Fabián huye de Oriente. ¿Qué significa en términos simbólicos? El Oriente es la luz, el
Sol, lo que revela la realidad de las cosas, la búsqueda espiritual. Fabián huye de esto para llegar
a Poniente, al lugar donde muere el Sol, al lugar de su propia muerte. Entra por un camino en
ruinas, la puerta Oriente del castillo, que simboliza su propia luminosidad hecha ruinas, como la
de cualquier muerto. Así que, Fabián huye de la verdad.

A orillas del mar


No es casual que la acción se ubique a orillas del mar. El mar, en su sentido simbólico, hace
referencia al océano interior, a la vida y a la muerte. Que Fabián se halle a orillas del mar, podría
significar que se halla a orillas de su espiritualidad, en la duda filosófica a la que no entra de
lleno. Hay un velo que él mismo se ha puesto y que no le permite entrar a la profundidad del
mar.

Patas de chivo

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Zacarías Fajardo en su alusión al diablo o patas de chivo y su vino de ayale es más una referencia
a Dionisos, el dios griego del vino y su mundo de faunos, de vivir el momento, y que todo el que
bebe este vino se hace compadre de patas de chivo, como se hacían amigos y seguidores de
Dionisos.

Otros símbolos
Entre los símbolos que Liera incluye se haya la referencia al peregrinar de José y María a punto
de dar a luz a su Jesús: Fermín y Carmen salen del pueblo y el pueblo les niega agua, Carmen
entonces, a diferencia de María, amenaza al pueblo con cobrar venganza. Otra referencia
cristiana es al impuesto bautizo que Gladys intenta ejecutar en la niña Esperanza, al renombrarla
Gladys como ella y cuyo padre se llama José; el mismo Liera nos advierte: “se pone de pie el
padre de la criatura que se llama José, como el padre de Jesús, pero no tiene qué ver nada”.
La alusión al mundo pagano, donde convergen ritos y mitos en la cotidianidad es
actualizado en el intento de ofrenda de la virginidad de Gladys a Santa Marta, en la
interpretación de señales por parte del pueblo, en la plática de Mayo con la lechuza, entender el
canto de las aves es entender la significación del mundo oculto, es también entender el lenguaje
de los muertos.
El castillo de Aztlán. El castillo es símbolo del alma en trascendencia, es una puerta de
acceso al otro mundo. Hay un sentido negativo en el uso de este símbolo por parte de Liera, ya
que el castillo está en ruinas, símbolo del alma de Fabián, también en ruinas.

EPÍLOGO
La estructura de la historia se construye a partir de dos ejes: el Eje del Saber (representado por el
mismo Fabián) y el Eje del Poder (representado por Gladys).
Es un texto lleno de simbolismos, de evocaciones y cuyas lecturas son complejas. Es un
texto polisémico escrito de manera extraordinaria. El discurso de cada personaje remite a un
mundo complejo dentro del mundo de El camino rojo a Sabaiba. Además de las figuras retóricas
que Liera utiliza podrían medirse muchas de sus frases y reconocer la poesía del autor. De
entrada, el título mismo es un verso eneasílabo.

Contexto

7
Bibliografía:

Michel Foucault. Las palabras y las cosas,


México: Siglo XXI, 1996 (1968 1ª ed.), p. 42.

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