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“ESCUCHA LA VOZ DE DIOS QUE RESUENA EN EL CORAZÓN DE CADA

UNO”

“creer significa ponerse a la escucha del Espíritu


y en dialogo con la palabra que es camino, verdad
y vida, encontrando la alegría”

Todos sabemos que la misión de la Iglesia es anunciar la alegría del evangelio,


donde muchos jóvenes pueden ayudar y colaborar ya que a través de ellos la Iglesia
podrá distinguir los signos que el Espíritu Santo señala en nuestros tiempos.

Como ya sabemos y nos ha recalcado el papa Francisco los jóvenes son el futuro
del mundo y representan una proporción significativa y creciente de la población
alrededor del mundo, que se distingue por su cultura, pero los une una pasión de
servir. El mundo contemporáneo cambia constantemente y trae consigo formas de
pensar y vivir, donde puede afectar a las personas a alejarse de la Iglesia y de
Jesucristo para creer en otra cosa, creciendo la desorientación. En nuestro tiempo
se requiere un crecimiento en la cultura de la escucha, del respeto y del dialogo.

La globalización ha cambiado todo y ya los jóvenes no viven como vivían sus


padres, ya se dejan moldear más fácil y así cambian sus oportunidades, deseos,
necesidades y formas de relacionarse, por ello alrededor del mundo, los jóvenes
suelen ser más homogéneos.
Pero desafortunadamente en muchas partes del mundo los jóvenes no pueden
aprovechar esta libertad y en su lugar experimentan condiciones de pobreza, crecen
sin una familia o no pueden ir a la escuela. Tampoco podemos olvidar a todos esos
jóvenes que luchan por su libertad, los que están atrapados en drogas y alcohol, los
que se sienten solos, los que son reclutados a la fuerza en bandas criminales y a
las niñas o chicas obligadas a casarse contra su voluntad.

Actualmente los jóvenes sienten que no encuentran espacio para desenvolverse, y


eso los lleva a la renuncia de desear, soñar y proyectarse como desean, dejan de
preocuparse y se conformar con las modas del momento. Las juventudes van
dejando de tener esa chispa que los diferenciaba de toda la sociedad, esa chispa
que los salvaba de ser iguales a todos y dejar de ser únicos.

Todos al momento de crecer necesitamos de figuras de referencia cercana,


coherente y honesta, donde puedan apoyarse, pero los padres a veces no logran
ayudarlos a orientarse y buscan nuevas figuras para seguir que a veces dan un mal
ejemplo.
La Iglesia quiere acompañar y cuidar a todos los jóvenes para que su experiencia
de vida sea buena y no se pierdan en caminos de violencia, ayudándolos a
encontrar su verdadera vocación a partir de la Fe, que es la fuente de esperanza en
Jesús.

“La fe no es un refugio, sino que ensancha la vida y te hace descubrir el amor


verdadero de Dios”.

Desde que llegamos a este mundo Dios nos tiene preparada toda una vida llena de
retos y de esperanzas, sin embargo, este don significa encontrar la promesa de una
vida buena.

Es cierto que todos a lo largo de nuestra vida hemos practicado el discernimiento,


pero también es cierto que muchos no saben de qué se trata. Tomar decisiones en
situaciones de incertidumbre frente a impulsos contradictorios se le conoce como
discernimiento, algunos tipos de discernimiento son: el moral que distingue lo que
es bueno y lo que es malo, y el espiritual que reconoce la tentación para rechazarla
y seguir el camino de la plenitud de la vida.

“El discernimiento vocacional es el proceso por el cual la persona llega a realizar en


el dialogo con el Señor y escuchando la voz del Espíritu para elegir su estado de
vida”.
El Espíritu habla y actúa a través de los acontecimientos de la vida de cada uno,
donde se dan diferentes interpretaciones, donde el discernimiento te ayuda a
iluminar lo correcto a través de tres pasos:
RECONOCER
INTERPRETAR
ELEGIR

En este mundo hay una gran variedad de sociedades que contribuyen al desarrollo
de los jóvenes, nosotros tenemos que aprender a expresarnos y saber asumir
nuestras acciones de una forma responsable con la ayuda de las personas adultas
que nos rodean en nuestra vida cotidiana.

Una persona a seguir podría ser María de Nazaret, ella, joven mujer que en cada
etapa de su existencia acoge la palabra y la conserva.

“Cada joven puede descubrir en la vida de la madre de Jesús distintos estilos de


escucha, la valentía de la fe, la profundidad del discernimiento y la dedicación al
servicio” (cfr. Lc 1, 39-45) Poco a poco, con la ayuda de todos los jóvenes del
mundo, podríamos logar en verdad cambiar a esta creación con la ayuda de Dios.

¿Y tú ya sabes tú vocación?

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