Você está na página 1de 16

Independencia de Chile

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Proclamación y jura de la Independencia de Chile, por Pedro Subercaseaux (1945).1

La independencia de Chile corresponde al proceso histórico que permitió


la emancipación de Chile del Imperio español, que acabó con el periodo colonial e inició
la conformación de una república independiente.
Usualmente, la historiografía define a este periodo como aquel comprendido entre el
establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno (18 de septiembre de 1810) y la
abdicación de Bernardo O'Higgins al cargo de director supremo (28 de enero de 1823);
durante la mayor parte del proceso, se llevó a cabo una guerra entre realistas, partidarios
de la monarquía española, y patriotas, partidarios de la independencia.
Este periodo es dividido de acuerdo a tres etapas: la Patria Vieja (1810-1814),
la Reconquista o, llamada también por algunos historiadores, Restauración Monárquica o
Absolutista (1814-1817) y la Patria Nueva (1817-1823). En tanto, el territorio de Chiloé fue
incorporado mediante el tratado de Tantauco en enero de 1826.
Oficialmente, la emancipación de Chile fue declarada el 1 de enero de 181823 a través
del acta de Independencia de Chile, oficialmente jurada el 12 de febrero de 1818. Esta
declaración fue reconocida por España el 24 de abril de 1844.4

Índice
[ocultar]

 1Agitación en Chile
 2Buenos Aires independentistas
 3Desigualdad en la sociedad chilena
 4Independentismo, Republicanismo, Democracia
 5Patria Vieja en Chile
o 5.1Segunda Intervención de los hermanos Carrera
o 5.2Primeras campañas de la independencia
o 5.3Campaña de Osorio y fin de la Patria Vieja
 6Plan Absolutista
 7Plan de Reconquista
 8Patria Nueva (1817-1823)
 9Finalización del proceso de Independencia
 10Véase también
 11Notas
 12Referencias
 13Enlaces externos

Agitación en Chile
Artículo principal: Escándalo Escorpión
Ya en Chile había antecedentes de agitación independentista (concretamente el
pintoresco motín de los Tres Antonios), pero parece ser que García Carrasco magnificó el
problema tomando diversas medidas arbitrarias, incluyendo el arresto de connotados
ciudadanos y su remisión a Lima. Esto, sumado a su involucramiento en un bullado caso
de contrabando descubierto en Topocalma (Escándalo Escorpión), motivó la presión para
que renunciara, lo que por fin se consiguió en 1810.
El militar más viejo de Chile en esa época era Mateo de Toro y Zambrano, por lo cual este
tomó interinamente el mando.5 Pero la intranquilidad continuó debido a las turbulencias
políticas y bélicas en Europa: tanto el Rey (Carlos IV) como su hijo (el futuro Fernando VII)
habían abdicado (forzadamente) en favor de Napoleón quien a su vez había instalado a su
hermano José Bonaparte, conocido por el apodo de "Pepe Botella", como rey de España.
Al mismo tiempo, el ideal independentista cobraba fuerzas impulsado tanto por
ideas ilustradas y liberales como por el desarrollo de sectores sociales locales
independientes del patronazgo real o de su nacimiento en la península.

Buenos Aires independentistas


Así, tres grandes corrientes comenzaban a dibujarse:

 Una que puede ser llamada monarquista conservadora o pro o proto-persa que
sugería que Chile era colonia no solo del rey sino de España y por lo tanto debía
lealtad absoluta no solo al rey y sus autoridades sino también a las autoridades
españolas, cualquiera que estas fueran (representada a nivel local por la Real
Audiencia de Chile y el Virreinato del Perú).
 Otra que puede ser llamada "conciliacionista progresista" o "autonomista" afirmaba
que si bien Chile le debía lealtad al Rey, esto no era a través de autoridades
intermedias, dado que Carlos III de España mismo declaró en 1798 que Chile era
independiente del virreinato "como siempre debió entenderse" y por lo tanto tenía
derecho, al igual que cualquier región o provincia de España, a escoger un gobierno
de su confianza (similar en forma a las Juntas que se estaban creando en España) y
representantes a las Cortes de Cádiz (con dos ramas: una "patriótica monárquica" que
sugería concentrarse en prestar el máximo de ayuda a la Guerra de la Independencia
española y la otra, más "autonomista", que sugería que esta era una buena
oportunidad para establecer un Nuevo Régimen que se entendía como una monarquía
constitucional basada en la restauración borbónica), pero dando expresión a la
desconfianza liberal a poderes centrales fuertes; y
 Una corriente independentista (llamada en aquellos días "los exaltados"), en su
mayoría criollos, que afirmaban que la lealtad se había dado a un rey libre, pero ahora
que esa persona se encontraba prisionera la soberanía revertía al pueblo,6 que incluía
un elemento llamado jacobino que era decididamente "republicano". nota 1

Desigualdad en la sociedad chilena


Hay que considerar que lo anterior se sobreponía u ocultaba otro aspecto fundamental de
la realidad social colonial: solo los españoles de nacimiento (o chapetones, como eran
conocido en Sudamérica) tenían acceso a las instituciones de poder, el que les estaba
negado incluso a sus descendientes directos, por mucho que estos se considerasen
súbditos leales. De acuerdo a descripciones de la época7 hacia el final del período colonial,
cuando la población "del reino" alcanzaba medio millón de habitantes, sin contar la
población indígena, aproximadamente 300 mil eran mestizos, 150 mil criollos (es decir,
descendientes directos de españoles) y solo alrededor de 20 mil eran peninsulares, los
que, junto con las autoridades nombradas por el rey o sus representantes y un puñado
de nobles y encomenderos, eran los que en la práctica constituían la clase en cuyo
beneficio el país funcionaba (ver también La Colonia).

Independentismo, Republicanismo, Democracia


Es necesario recordar además que independentismo no es ni era equivalente
de republicanismo ni implica que se era o es partidario de la democracia. También es
conveniente tener presente que mucha gente vacilaba entre esas posiciones o tenía
visiones intermedias. Especialmente, entre los "liberales" y los "exaltados", había aquellos
que vacilaban entre un gobierno democrático y alguna forma de monarquía constitucional.
En consecuencia, no era evidente cuál era la mejor solución a la situación, ya sea política
o legalmente hablando. Después de muchas vacilaciones, Toro y Zambrano accedió a
convocar un cabildo abierto para todos los jefes de cuerpos militares y religiosos, prelados
y "vecinos nobles" de Santiago, para el día 18 de septiembre de 1810, conocido como el
día de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile.

Patria Vieja en Chile


Artículo principal: Patria Vieja en Chile

Primera Junta de Gobierno.

En la sesión del 18 de septiembre de 1810, los juntistas gritaron a voz en cuello: "¡Junta
queremos! ¡Junta queremos!". El anciano Mateo De Toro y Zambrano (a la sazón de 82
años) accedió y entregó el bastón ceremonial, agregando: "He aquí el bastón. Disponed de
él y del mando". Siete de los más notables vecinos de Santiago fueron elegidos a la Junta
de Gobierno, incluyendo a Mateo de Toro Zambrano como Presidente.
La junta reconoció explícitamente la soberanía de Fernando VII.8 La Real Audiencia de
Santiago continuó dispensando justicia en su nombre y los funcionarios del antiguo
régimen (incluyendo los cargos militares) fueron confirmados en sus posiciones. La junta
incluso reconoció formalmente el Supremo Consejo de Regencia de Cádiz y justificó su
constitución notando "que la misma Regencia con su manifiesto de catorce de febrero
último, ha remitido el de la instalación de la Junta de Cádiz, advirtiendo a las Américas que
ésta podrá servir de modelo a los pueblos que quieran elegirse un Gobierno representativo
digno de su confianza" (Acta de Instalación de la Excelentísima Junta de Gobierno).
Ningún español o criollo, conformista o no, sufrió como consecuencia de sus ideales
políticos. De esta manera, comenzó la Patria Vieja.
Sin embargo esa situación era más bien confusa y no contemplaba ni resolvía el otro
problema de fondo: la exclusión de la vida política de muchos del sector criollo y la
totalidad del mestizaje (La población indígena no era considerada en absoluto). De hecho,
el "electorado" de la época se restringía, de acuerdo al sistema político y legal de la época,
al "vecindario noble", sector constituido en su mayoría por aquellos nacidos en España, los
que se consideraban miembros de la nobleza y los miembros del aparato administrativo
colonial a nivel local. Abusando imprudentemente de ese privilegio, el sector monarquista
no creyó necesario contemplar las aspiraciones de los criollos o buscar un consenso,nota 2
lo que produjo una agudización de los sentimientos "exaltados" de ese sector. Esta
situación se hizo obvia con la muerte de Toro y Zambrano (fines de febrero de 1811), lo
que permitió que Juan Martínez de Rozas, quien llegó a ser visto como líder de los criollos,
aumentara su poder, lo que le permitió promover otros criollos a posiciones de autoridad y
solicitar ayuda militar a las Provincias Unidas del Río de la Plata en su lucha contra la
monarquía.
Bajo la influencia de Martínez de Rozas y alegando que la Junta representaba sólo a los
vecinos de Santiago, se convocó a elecciones para designar un Congreso Nacional.9 Sin
embargo, y a pesar de la creciente influencia del criollismo, el sentir general todavía era de
la tendencia moderada que se había hecho sentir en la elección y primeros actos de la
Junta. Siendo así las cosas, es posible que la situación política se hubiera consolidado en
ese compromiso, por lo menos hasta el fin de las guerras napoleónicas.
Pero la Real Audiencia consideró que la situación en general y la elección en particular
eran anti-monárquicas y conspiró con el Coronel realista Tomás de Figueroa,
compandante de las tropas, quien el 1 de abril de 1811 se sublevó con la intención de
disolver la Junta e impedir las elecciones al Congreso.10 El suceso, conocido como "El
Motín de Figueroa", enfrentó las tropas de éste con las de del recién formado Granaderos
N.º 1 al mando de Juan Mackenna, batiéndose en la Plaza de Armas de Santiago por lo
que constituye el primer combate por la independencia de Chile.
El motín terminó con 56 muertos y el Coronel apresado, enjuiciado sumariamente y
fusilado.11 La Real Audiencia fue disuelta y reemplazada con una Cámara de Apelaciones.
Continuando con el espíritu conciliador que había caracterizado el movimiento, los
miembros de la audiencia no fueron ni privados de su libertad ni de sus bienes. Sin
embargo, mucha de la población que permanecía indecisa culpó al partido monarquista de
la situación y este perdió apoyo, con el resultado que en las elecciones para el Congreso
los monarquistas se sumaron a la mayoría de los conciliacionistas, y, abusando del
sistema, eligieron a la totalidad de los candidatos monarquista y moderados, alrededor de
las propuestas a instaurar un gobierno local leal a la monarquía pero con alguna
autonomía y ayudar a España en su guerra de independencia. Los exaltados, que
predicaban la independencia de Chile, quedaron en minoría pero con una creciente
representación en el sector criollo y mestizo. Los problemas de fondo todavía permanecían
no resueltos.
Los primeros debates del primer congreso, instaurado el 4 de julio de 1811, fueron
expresión de esa situación, centrándose en dos áreas principales: el hecho que por
Santiago se habían elegido a 12 diputados (cuando la convocación original fue por 6 por
provincia) y una petición de la Regencia que Chile contribuyera a los gastos de la guerra
contra Napoleón. Los “exaltados” lograron evitar esa remisión, argumentando que el país
era pobre y necesitaba los caudales. Sin embargo, su propuesta de reconocer
a Coquimbo como provincia con el derecho a elegir seis diputados fue rechazada.
Esto llevó a dos movimientos con intenciones similares pero independientes entre sí. El 4
de septiembre de 1811, tuvo lugar el Primer golpe de Carrera, quien -con sólo 26 años-
buscaba remover del congreso a los sectores partidarios del antiguo régimen. Al día
siguiente, en la que fue conocida como la Revolución del 5 de septiembre, un cabildo
abierto, organizado por los exaltados de Concepción, liderados por Juan Martínez de
Rozas reemplaza a los antiguos diputados de la provincia, eligiendo “independentistas” en
su lugar.
Lo anterior dejó al congreso con una mayoría más progresista, dando lugar a una
expresión más fuerte del nuevo espíritu ilustrado y liberal, pero aún no dispuesta a declarar
formalmente la independencia. Se reafirmó el sentido general de lealtad al rey de la
proclamación original de la Junta. Al mismo tiempo se proclamó la libertad de comercio
(con algunas excepciones a favor de los tejidos) y se reformaron
los Cabildos decretándose que los cargos de regidores y otros (antiguamente obtenidos en
remate público) serían cargos de elección. Algunos puestos de administración pública
considerados inútiles fueron abolidos y el salario del resto disminuido. Se decretó la
libertad de prensa y se estableció que el clero sería pagado por el fisco (prohibiéndose que
cobraran al público por sus servicios). Se ordenó el establecimiento de una fábrica de
armamentos y otras instituciones necesarias -incluyendo la breve publicación de lo que
posiblemente fue el primer periódico de Chile: "El Despertador Americano"nota 3 -,
dudándose incluso si llegó a imprimirse algún número, por lo que "La Aurora de Chile"
continúa siendo el más antiguo periódico de Chile.
Finalmente, fue el primer cuerpo legislativo en América que tomó pasos graduales pero
prácticos para eliminar la esclavitud a nivel nacional (los hijos de esclavos nacidos
después de la fecha de su primera reunión fueron considerados personas libres (libertad
de vientres), como lo serían los esclavos que ingresaran al país después de permanecer
en el algún tiempo, etc. (Ver abolicionismo). Poco de esto era diferente o contrario, como
se ha notado, a los principios de la ilustración española, principios que hasta hacía poco
los mismos Borbones habían promovido en España.
No obstante, y dadas las diferentes ideas acerca del mejor camino a tomar (ya sea como
país relacionado de alguna manera a la Corona de España o como independiente), existía
un clima de mucho recelo e inseguridad frente a las intenciones de los demás. Muchos no
querían el poder absoluto de un rey que veían como extranjero y lejano pero otros temían
que una democracia llevaría inevitablemente a la anarquía que terminaría con una
dictadura al estilo de Napoleón. Algunos eran partidarios de un estado unitario mientras
otros temían un poder central fuerte y buscaban un sistema descentralizado o regionalista.
No faltaban los que veían en la "lealtad" a un rey prisionero una manera de volver a
implementar las costumbres y leyes autárquicas que habían dado hasta no hacía mucho
(1791) a los encomenderos poder absoluto en sus tierras, mientras otros buscaban
promover los nuevos ideales del progreso a través de la educación generalizada y una
legislación moderna y justa. etc. (ver, por ejemplo, Manuel de Salas)
Segunda Intervención de los hermanos Carrera

José Miguel Carrera.

Esos debates más un desacuerdo con el sector políticamente dominante dentro de ese
congreso (la rama de Los Ochocientos de la familia Larraín), dieron lugar a que el 15 de
noviembre de 1811, José Miguel Carrera (argumentando que el país no tenía las
condiciones necesarias para una división de poderes en ramas ejecutiva y legislativa)
diera otro golpe de estado que, empezando con un triunvirato, terminó dejándole el poder
total.
El gobierno carrerino es generalmente visto como derechamente independentista (dado
que ese era el fin proclamado por él) sin embargo el punto es debatible: a pesar de que
el Reglamento Constitucional Provisorio de 1812 (publicado el 27 de octubre de 1812),
estipula que "ningún decreto, institución u orden que emane fuera del territorio de Chile
tendrá efecto alguno, y los que intentaren darle valor serán castigados como reos del
Estado",12 el documento empieza estableciendo específicamente que Chile reconoce que
"Su Rey es Fernando VII".
Esto no es dudar de las intenciones independentistas de Carrera sino ponerlas en el
contexto político de la época, más complejo que lo que generalmente se percibe. Es
probable que Carrera haya sido influido por las discusiones de la época en la península13-
preocupaciones con las que era familiar dado sus estudios y carrera militar en ella,
especialmente su estadía en Cádiz, lugar donde residía en esos días el hermanastro de un
gran amigo suyo (ver Joaquín Fernández de Leiva) El Reglamento continúa con la
afirmación de que el Rey "aceptará nuestra Constitución en el modo mismo que la de la
Península. A su nombre gobernará la Junta Superior Gubernativa establecida en la capital,
estando a su cargo el régimen interior y las relaciones exteriores (...)".12
Adicionalmente, y en relación al otro problema de fondo, el Reglamente Provisional
establece (artículo 24) que "Todo habitante libre de Chile es igual de derecho". Esa
declaración termina con el régimen de privilegios en favor de los peninsulares, una de las
motivaciones más sentidas del sector "exaltado" -especialmente los criollos y los mestizos
(ver también Estatutos de limpieza de sangre) - pero excluye tanto a los esclavos como a
los indígenas. Es, además, ambigua en relación a la nobleza (Carrera acuso, mucho
después, a O'Higgins de jacobino cuando este la abolió)
Así pues, en el contexto de la época, el Reglamento Constitucional puede verse
simplemente como una declaración "consensualista" o "autonomista", buscando satisfacer
algunas de las aspiraciones pero al mismo tiempo marginando del gobierno por un lado -
con anterioridad- al sector monarquista más duro y, por el otro -posteriormente- al sector
más "exaltado" a fin de establecer en Chile, basado en una reafirmación de la validez del
edicto de Carlos III, una "monarquía parlamentaria", con una relación directa e
independiente de otras instituciones con la corona. Algo que, de haberse transformado en
realidad, habría producido quizás un sistema similar a la actual Mancomunidad Británica
de Naciones (ver La Pepa una constitución para América - consecuencias de su abolición).
Sin embargo, es innegable que su intervención acelero el movimiento hacia la
independencia.
En todo caso, parece obvio que Carrera se dio cuenta de que para moverse en esa
dirección se necesitaba tanto una identidad nacional diferente a la de ser español o súbdito
de España como de un sector políticamente activo más amplio que el acostumbrado
"vecindario noble" que hasta entonces había sido el motor del proceso independentista (lo
que llegó a ser conocido como opinión ilustrada), lo que a su vez requería de una serie de
medidas e instituciones progresistas. Con ese fin, Carrera estableció los primeros
emblemas patrios: la bandera, escudo y escarapela de la Patria Vieja. Publicó la Aurora de
Chile, el primer periódico chileno, en el cual su primer director, el fray Camilo
Henríquez hizo circular, con la colaboración de personas como Antonio José de
Irisarri y Bernardo de Vera y Pintado las ideas independentistas y de la ilustración.
Estableció la Junta de Vacuna y elaboró el proyecto de una Sociedad Filantrópica de
Amigos del País. Al mismo tiempo buscó reconocimiento internacional para la posición de
Chile, lo que fue facilitado por la decisión de EE.UU. de mandar un "ministro" o cónsul
(Joel Robert Poinsett), quien estableció estrechas relaciones con Carrera. Esto fue
importante no sólo prácticamente para Chile, sino para el futuro desarrollo político de
Carrera, ya que establecía un vínculo directo con el liberalismo y el sistema de gobierno
estadounidense desde los principios de la creación del país. Finalmente, Carrera fundó
el Instituto Nacional, la Biblioteca Nacional y abrió la educación a las mujeres.
Pero tales reformas independentistas o ilustradas no clarifican cuál es el carácter del
gobierno que J. M. Carrera buscaba o en cual posición se veía el mismo,nota 4 situación que
es siempre preocupante en un régimen militar. El artículo 4.º del Reglamento de 1812
establece que se reconocía la legitimidad del gobierno de la época, y que sus reemplazos
serán elegidos "en caso de muerte o renuncia". La implicación obvia es que José Miguel
Carrera se consideraba "elegido" de por vida.
Esa preocupación se hizo significativa, especialmente entre los miembros de la Logia
lautarina, cuando en mayo de 1812 (mientras se preparaba el nuevo arreglo constitucional)
Camilo Henríquez (quien estaba a cargo de elaborar ese Reglamento Constitucional)
publicó en la Aurora de Chile, un artículo en el cual parecía sugerir como la mejor forma de
gobierno una mezcla entre el federalismo de EE.UU. y una monarquía al estilo inglés, pero
más "dura" (en que sugiere que el poder ejecutivo, y por ende, sobre el ejército, debe
residir en el monarca):
"El gobierno británico es un medio entre la monarquía, que se encamina a la arbitrariedad,
la democracia, que termina en la anarquía, y la aristocracia, que es el más inmoral de los
gobiernos, y el más incompatible con la felicidad pública. Es pues un gobierno mixto en
que estos tres sistemas se templan, se observan, se reprimen. Su acción y reacción
establece un equilibrio en que nace la libertad. El poder ejecutivo reside en el monarca."
(....)"14
La inquietud aumentó cuando, posteriormente, el gobierno carrerino prohibió críticas al
gobierno, primero en noviembre de 1812 bajo pena de expulsión y exilio y después el 22
de marzo de 1813 bajo pena de muerte. Al mismo tiempo advirtió públicamente de
castigos a "algunos jóvenes de inmoderado patriotismo" y prometía que "todo individuo
podrá quejarse o delatar; se le hará justicia y guardará secreto."15 Estos actos
comenzaban a parecerse a los de la carrera de Napoleón quien, proclamándose defensor
de la voluntad ciudadana, llegó a reprimirla duramente cuando se declaró emperador
en 1804.
Las acciones de los Carrera, especialmente su manera de obtener el poder, y presumidas
intenciones, intimidaron a muchos ciudadanos, tanto en el bando independentista como en
el conciliador. Los Carrera no pudieron obtener apoyo más amplio a sus posiciones, lo que
no fue ayudado por disputas entre ellos mismos (aparentemente por asuntos de
precedencia familiar: el hermano mayor no era quien estaba al mando) que ocasionaron
incluso el alejamiento temporal de uno de los hermanos del gobierno, durante el cual hubo
muchas acusaciones de traición y amenazas de soluciones armadas a los problemas. Aún
peor, los desacuerdos políticos debilitaron política y militarmente la causa patriótica,
específicamente, debido a que la Junta Provincial de Concepción, desconoció la
legitimidad de la nueva Junta liderada por Carrera (hasta julio de 1812) lo que produjo
temores de una guerra civil.
Primeras campañas de la independencia
Véase también: Guerra de la Independencia de Chile

Bandera de la Patria Vieja

La situación inquietó no sólo a los chilenos, sino también al Virrey del Perú, José Fernando
de Abascal y Sousa, Marqués de la Concordia (1806-1816), quien vio al mismo tiempo una
oportunidad en la situación: las acciones de los Carrera habían ocasionado que la
guarnición de Valdivia terminara por ponerse a las órdenes del virreinato; los miembros de
la Junta de Concepción, que fue disuelta, fueron confinados cerca de Santiago, lo que
fortaleció la posición de las autoridades anteriores en las provincias del sur, en su mayoría
monarquistas. Abascal envió una expedición militar a cargo del militar peninsular Antonio
Pareja. Este desembarcó, a comienzos de 1813, en Concepción, donde sus tropas fueron
recibidas con los brazos abiertos por el Gobernador de la ciudad, un español nombrado en
el cargo durante la colonia y mantenido en el cargo por el gobierno carrerino. (ver Barros
Arana). La guerra por la independencia chilena había comenzado.
Sin embargo Pareja fracasó en su empeño, perdiendo todos los encuentros armados
importantes y siendo cercado en Chillán, donde murió de pulmonía, así que fue
reemplazado con la expedición comandada por Gabino Gaínza. La desacertada
conducción militar de Carrera (que fue tomado prisionero) le permitió a su rival, el
republicano Bernardo O'Higgins, elevarse y pasar a tener el mando supremo de las fuerzas
patriotas. El gobierno civil reasumió su funcionamiento.
La campaña militar continuó bajo el mando de O'Higgins (quien asumió el comando el 24
de noviembre de 1813). Gaínza, creyendo que las fuerzas patriotas serían incapaces de
detenerlo debido a la falta de caballería, decidió atacar Santiago rápida y directamente, y
logró cruzar el río Maule antes que O'Higgins. Éste sin embargo, con una táctica
remarcable, logró cruzar el río Claro -un afluente del Maule- antes que Gaínza y
atrincherándose en la hacienda Quechereguas, posicionó sus fuerzas y las de Juan
Mackenna, de manera tal que le cortó el paso tanto hacia Santiago como hacia
Concepción. Gaínza se vio forzado a atrincherarse en Talca donde, desprovisto de
pertrechos para un sitio, se preveía su derrota.
Frente a esto, el Virrey ofreció términos: paso libre a Gaínza y sus tropas a Talcahuano,
desde donde se embarcarían en un plazo de treinta días al Perú, dejando todas las
fortificaciones en el estado en que las habían encontrado. El virreinato dejaría de
intervenir, pero el gobierno de Chile debía comprometerse a mandar representantes a
las Cortes de Cádiz establecidas en España durante el cautiverio de Fernando VII y
aceptarlas como gobierno legítimo. El 5 de mayo de 1814 el Tratado de Lircay fue
aceptado por las dos partes.16 Los prisioneros fueron liberados y se intercambiaron
rehenes. Durante este intercambio O'Higgins mismo se ofreció como tal, pero esto no se
concretó. Conviene considerar la siguiente coincidencia: el día anterior, 4 de mayo de
1814, Fernando VII promulgó un decreto que restablecía la Monarquía absoluta en España
y declaraba nulo y sin efecto alguno toda la obra de las Cortes de Cádiz. Por extensión ese
decreto implica que todas la propuestas conciliacionistas serían invalidas o en vano. Eso
incluye el tratado mismo, que establece que el gobierno de Chile reconoce la autoridad de
la misma institución que Fernando acaba de declarar nula. Obviamente esto no se conocía
en América Latina en aquellas fechas.
Al mismo tiempo, en Chile, los sentimientos políticos habían cambiado como consecuencia
de la guerra. Las ideas independentistas habían ganado aceptación y muchos percibieron
el Tratado como una oportunidad perdida de lograr la independencia de una vez por todas.
Los Carrera fueron liberados por lo realistas como una forma de sembrar la discordia entre
los patriotas, cosa que lograron, ya que éstos tomaron ventaja de esta frustración y el 23
de julio dieron un nuevo golpe y se apoderaron del poder.
Campaña de Osorio y fin de la Patria Vieja
Esta vez el recelo de sectores de la población a las intenciones de los Carrera se concretó.
Parte del gobierno civil escapó a Talca, donde solicitaron a O'Higgins que restableciera el
gobierno democrático. La guerra civil parecía inminente, dado que los primeros golpes ya
habían tenido lugar en el Combate de las Tres Acequias donde las tropas opuestas se
enfrentaron cerca de Santiago, con una victoria relativa para Luis Carrera sobre O'Higgins.
En ese entonces un mensajero llegó con una carta oficial de Abascal, el Virrey del Perú,
fechada el 28 de agosto de 1814.
En ese documento se hizo evidente que Abascal se negaba a reconocer los términos
del tratado y continuaba afirmando que la única solución era la rendición incondicional a
las fuerzas de una nueva expedición militar, bajo el mando del General Mariano Osorio; ya
que en caso contrario éste llegaría "con la espada y el fuego, a no dejar piedra sobre
piedra, en los pueblos que sordos a mi voz quieran seguir su propia ciega voluntad".17
Es de notar que tales amenazas venían en una carta de Osorio (dirigida "A los que
mandan en Chile") fechada el 20 de agosto y que daba un plazo perentorio de diez días
para tal rendición. En otras palabras, a la fecha que el documento fue recibido, el plazo
estaba ya vencido, no quedando otro recurso que la guerra. En el lado español solo
Gaínza quedó con algún honor, dado que efectivamente se retiró al Perú, pero aún él
rompió su palabra, dado que con varias excusas se mantuvo en Talcahuano por más de
los dos meses que se habían acordado como plazo para la partida de él y sus tropas,
hasta la llegada de Osorio y sus refuerzos. La estratagema de Abascal fue tan bien
organizada, que esas tropas ya se encontraban a las alturas de San Fernando, alrededor
de 120 kilómetros al sur de Santiago, cuando los documentos fueron recibidos.18
Dada la nueva situación, los patriotas (porque a pesar de sus diferencias tanto O'Higgins
como los Carrera buscaban la independencia) aunaron fuerzas y O'Higgins se puso al
mando de las fuerzas de Carrera. Sin embargo, diferencias estratégicas (y posiblemente
personales) se hicieron sentir casi inmediatamente. O'Higgins era partidario de dar batalla
en la rivera del Cachapoal, mientras los Carrera preferían la Angostura de Paine. Ambos
planes buscaban dar tiempo para reformar los regimientos que habían sido desbandados
después del Tratado de Lircay. Dada la cercanía de Osorio, ese tiempo era esencial. Se
llegó a un acuerdo general: O'Higgins, con sus 900 hombres, trataría de impedir el paso
del Cachapoal a Osorio y sus más de 4 000 soldados, replegándose hacia Angostura si
fuera necesario con el apoyo de las tropas al mando de Luis Carrera, mientras José Miguel
Carrera organizaba la defensa en Santiago.
O'Higgins no pudo detener a Osorio en la rivera del Cachapoal y se vio obligado a
retroceder a Rancagua donde se atrincheró, uniéndose a una facción al mando de Juan
José Carrera. Curiosamente, a éste correspondía el mando, por ser de mayor graduación
que O'Higgins, pero se lo entregó a él y se quedó en la iglesia de Rancagua.
El plan era dar a las tropas comandadas por Luis Carrera (1.500 en número) la
oportunidad de atacar a los españoles por la espalda. Sin embargo, José Miguel Carrera,
quien tomo comando directo, ya sea malinterpretó la situación o estaba a la espera del
repliegue hacia Angostura y, a pesar de que llegó a avanzar hasta muy cerca del combate,
que duró dos días, no intervino. De acuerdo a fuentes independientes,19 ese avance
ocasionó que Osorio diera la orden de retirada, orden que fue rescindida cuando el ataque
de Carrera no se concretó. El resultado fue el Desastre de Rancagua (1 al 2 de
octubre de 1814). O'Higgins rompió el cerco a sable en una carga épica y logró escapar
con alrededor de 300 hombres, mientras que loo que quedaron atrás tuvieron peor suerte:
en la iglesia, habilitada como hospital, los realistas masacraron a los heridos y sólo
respetaron a algunos ilustres, como Juan José Carrera.
El Desastre de Rancagua causó pánico en Santiago. Los planes para defender Angostura
y Santiago mismo fueron olvidados y la población patriota y el gobierno abandonaron la
ciudad para escapar hacia Argentina, acompañados por algunos de los juntistas
conciliacionistas temerosos de represalias. El resto de los monarquistas se prepararon a
recibir con brazos abiertos a las fuerzas de Osorio. Estos, como los monarquistas en
Rancagua -que habían dado ayuda a las fuerzas españolas- pronto se dieron cuenta de su
error. Las tropas españolas realmente habían venido con intenciones de escarmiento. Y
los que sufrieron las peores deprecaciones fueron los que estaban presentes cuando esas
tropas entraban a las ciudades reconquistadas.
Así terminó el período llamado la Patria Vieja, no sólo con un desastre militar, sino con un
desastre que puso fin por un lado a la posibilidad de un acuerdo entre las colonias y la
monarquía española decimonónica, y por el otro a las ambiciones políticas de los Carrera.
Ese desastre también enterró, aún antes de nacer, la posibilidad del federalismo y/o
monarquía constitucional (si es que alguien las buscaba) en Chile.

Plan Absolutista
Artículo principal: Reconquista (Chile)
Casimiro Marcó del Pont.

El Virrey Abascal confirmó a Mariano Osorio como gobernador de Chile, pero en 1815 una
disputa entre Osorio y Abascal causó a la remoción del primero, siendo nombrado como
gobernador Casimiro Marcó del Pont. Los monarquistas, continuando con la política que
practicaron contra las juntas peninsulares y los llamados afrancesados (término que
incluyó a los "liberales") después de la restauración de Fernando VII (Rey que comenzó
siendo llamado "El Deseado" y terminó conocido como "El Felón"), estimaron necesario
administrar un buen escarmiento a la población en general, por lo que comenzó una
persecución política a cargo de un Tribunal de Vigilancia, encabezada por el capitán del
Regimiento Talavera de la Reina, Vicente San Bruno. Estos fueron los tiempos que
reputadamente llevaron a Talleyrand a observar que los borbones recordaban todo, pero
no aprendían nada.
Abusos de todo tipo, incluyendo violaciones y asesinatos, fueron practicados
sistemáticamente por los de Talavera. El gobierno monarquista ofreció una amnistía, pero
exilió al archipiélago Juan Fernández a los que la aceptaron, en su mayoría miembros del
bando conciliacionista, entre ellos varios miembros de la Junta de 1810, incluyendo
ancianos y enfermos. Los "infidentes", como se llamaba a los patriotas o a aquellos bajo
sospecha de serlo, que no se presentaron voluntariamente, fueron apresados y encerrados
en la cárcel de Santiago, siendo asesinados a mansalva.19 Esto y otras cosas semejantes,
lejos de extinguir los deseos por libertad y justicia, los exacerbaron e incluso hasta los más
moderados decidieron que ya era suficiente, que frente a esa España absolutista no
quedaba otra cosa que la sumisión absoluta o la independencia.

Plan de Reconquista
Un buen grupo de patriotas (entre ellos Carrera y O'Higgins) ya se encontraban exiliados
en Mendoza (Argentina), en donde era gobernador José de San Martín. Éste favoreció
inmediatamente a O'Higgins, probablemente por las conexiones de ambos con la Logia
Lautaro, que trabajó a nivel hispanoamericano para obtener la independencia, como
también como por el desprestigio sufrido por los Carrera a partir del desastre de Rancagua
y, final y quizás principalmente, debido a una serie de actitudes por parte de los Carrera
que fueron interpretadas como una tentativa de desconocer las autoridades argentinas en
general y la de San Martín en particular (Ver, por ejemplo, Barros Arana. Historia General
de Chile. Tomo 10, capítulo III, puntos 4,5,6,7. pps 135-150 aprox.) El sino de Carrera iría
cada vez peor, y eventualmente terminó por ser fusilado en 1821.20
(Hay antecedentes más modernos que implican que San Martín y Carrera se conocían ya
desde la estadía de ambos en España al inicio de las guerras napoleónicas, situación en
que, queriendo J.M. Carrera cambiarse de unidad militar -para poder combatir en el frente-
incurrió en una falta y fue detenido: el oficial a cargo de su arresto habría sido el propio
José de San Martín [cita requerida]. A la postre, Carrera lograría combatir y se distinguió en
batalla, al igual que el argentino).
Pero además, para ese momento San Martín preparaba un plan de invasión al Perú a
través de Chile.nota 5 Con la derrota del movimiento independentista en Chile San Martín
debía ahora pensar en la necesidad de liberar Chile para poder ahora alcanzar Lima. Para
la organización del ejército contaba ahora con parte de los patriotas chilenos emigrados
liderados por O'Higgins, quien se incorporó al ejército de los Andes como Brigadier.21 El
historiador chileno P. Guzmán en su libro "Historia de Chile" (tomo I, pág. 400) se refiere
con detalle a la empresa emancipadora:
"Apenas se reunieron en Mendoza los fugitivos chilenos, cuando trataron de poner en planta el
grandioso proyecto de recuperar su amada patria; pero no correspondiendo su actual invalidez á sus
ardientes deseos, ocurrieron al supremo gobierno de Buenos Aires, que en aquella sazon
desempeñaba D. Ignacio Alvarez y sucesivamente ocupó el señor de Pueyrredón, solicitando sus
auxilios y poderosa protección para lograr tan grande empresa. Compadecida la superioridad
argentina de la triste situacion de los Chilenos, libró con generosidad oportunas providencias, de
Mendoza, el Sr. D. José de San Martin, la organización de las tropas y nombrándole al mismo
tiempo de General en Jefe de aquella expedición.
No se engañó ciertamente en la elección de nuestro general el excmo. gobierno de Buenos Aires, y
sin duda le eligió para caudillo por hallarse penetrado de antemano de su pericia y talentos militares
que había perfeccionado en la guerra de la Península, en donde se había distinguido entre los mas
sobresalientes oficiales. En efecto, luego que se le confirió el cargo de general de la nueva
expedicion, se dedicó Su Excelencia á formar algunas compañías de reclutas, y se ocupó con tanto
empeño en disciplinar su gente, que en breve tiempo pudo formar un ejército capaz de medir sus
fuerzas con el realista de Chile, con solo el corto refuerzo de cuatrocientos cincuenta hombres del
batallon n.º 1 y doscientos del regimiento de granaderos de á caballo que le vinieron de Buenos
Aires.
Las noticias de estos preparativos de guerra en Mendoza aunque llegaron á Santiago, se burlaban
los realistas del proyecto y lo atribuían unos á falta de verdad y otros á un delirio imaginario en la
fantasía de los prófugos; sin embargo, adquiriendo Marcó después por sus espías mas individuales
noticias que le aseguraron la verdad, le pusieron en gran cuidado y no menor confusión, pues no
sabia el punto fijo por dónde debía venir el ejército restaurador. Constaba este entonces de cerca de
cuatro mil hombres de tropas de línea, cuando las fuerzas realistas del de Marcó ascendían á siete
mil seiscientas y trece plazas sin contar las milicias armadas y contadas á sueldo. Para contrapesar
la desigualdad de fuerzas, se propuso el general San Martin obligar á Marcó á dividir las suyas por
medio de un ardid de guerra.

Como parte de la llamada "Guerra de Zapa" se le encargó al abogado Manuel Rodríguez


Erdoíza, iniciar una serie de actividades guerrilleras que inquietaran a los realistas,
pusieran en ridículo a San Bruno, y levantaran la moral patriota. De esta manera,
Rodríguez se transformó en una suerte de héroe romántico de la independencia y
reconocido por el pueblo el cual lo protegía y le daba apoyo y cariño. Una de sus más
celebradas hazañas -probablemente fantástica pero fuertemente arraigada en el alma
popular- fue disfrazarse de mendigo y obtener una moneda en caridad de parte del propio
gobernador Marcó del Pont, quien había puesto precio a la cabeza de Rodríguez: más
tarde se la devolvió con una nota satírica. Rodríguez continuó sus guerrillas por todos los
rincones del país, enviándole información a San Martín sobre el estado de las fuerzas
españolas y sin ser capturado hasta que el ejército realista se viera demasiado cansado y
reducido. El grupo de guerrilleros armados de Manuel Rodríguez estuvo formado
principalmente por la banda de bandoleros de José Miguel Neira, quién se convertiría
también en un patriota.
En diciembre de 1816 el Ejército de los Andes completó su formación y en enero de 1817,
con el aval del Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín
de Pueyrredón, comenzó el Cruce de los Andes para liberar Chile. Cruzando la cordillera
por varios pasos (ver Rutas sanmartinianas): más de 4.000 hombres con caballería y
artillería, sin bajas y a más de cuatro mil metros de altura completan la hazaña. El ejército
se reunió el 8 de febrero en el poblado de Curimón, donde la orden franciscana facilitó los
jardines interiores de su convento, en el valle de Aconcagua al norte de Santiago.
El 12 de febrero se inició la Batalla de Chacabuco. En ella midieron sus fuerzas el ejército
de los Andes de San Martín, y el realista de Rafael Maroto, quien sufrió una decisiva
derrota. Otra carga épica de O'Higgins, seguido por los batallones de "negros" -entre los
que abundaban los soldados de esa etnia y los mestizos y mulatos- rompió las líneas del
odiado Regimiento Talaveras y bate la resistencia realista. Capturado en el Campo de
batalla, el tristemente célebre capitán San Bruno es sumariamente juzgado y ajusticiado.
La batalla permitió a los patriotas instalarse en Santiago. Reunida la asamblea bajo la
presidencia del gobernador don Francisco Ruiz Tagle, elegido interinamente por el pueblo
al tiempo de la fuga de Marcó del Pont, los concurrentes declararon por aclamación que a
la voluntad unánime era nombrar a don José de San Martín gobernador de Chile con
omnímoda facultad, y así lo hicieron constar en el acta que se levantó y todos firmaron
ante escribano público. El general, fiel a sus instrucciones,22 y a su plan político, se negó a
aceptar el mando que se le ofreció, ("Chile debe ser gobernado por un chileno") y convocó
por intermedio del Cabildo una nueva asamblea popular a que concurrieron 210 vecinos
notables. El auditor del ejército de los Andes, Dr. Bernardo de Vera y Pintado, reiteró
públicamente la renuncia de San Martín, y fue aclamado en el acto el general O’Higgins
Director Supremo del Estado de Chile, declarando Vera que la elección era del agrado del
general San Martínnota 6
El nuevo Director nombró por ministro del interior a don Miguel Zañartu, de sólido carácter
y decidido partidario de la alianza chileno-argentina, y en el departamento de guerra y
marina al teniente coronel don José Ignacio Zenteno, secretario de San Martín. Su primer
acto de gobierno, el 17 de febrero de 1817, fue dirigirse al pueblo en una proclama con
alusión honorífica a las Provincias Unidas y a San Martín:23 Instituto Nacional San
Martiniano.24
"Ciudadanos: elevado por vuestra generosidad al mando supremo de que jamás pude considerarme
digno es una de mis primeras obligaciones recordaros la mas sagrada que debe fijarse en vuestro
corazón. Nuestros amigos los hijos de las Provincias del Río de la Plata de esa nación que ha
proclamado su independencia como el fruto precioso de su constancia y patriotismo acaban de
recuperaros la libertad usurpada por los tiranos. Estos han desaparecido cargados de su vergüenza
al ímpetu primero de un ejército virtuoso y dirigido por la mano maestra de un general valiente
experto y decidido á la muerte ó á la extinción de los usurpadores. La condición de Chile ha
cambiado de semblante por la grande obra de un momento en que se disputan la preferencia el
desinterés mérito de los libertadores y la admiración del triunfo. ¿Cuál deberá ser nuestra gratitud á
este sacrificio imponderable y preparado con los últimos esfuerzos de los pueblos hermanos?.
Vosotros quisisteis manifestarla depositando vuestra dirección en el héroe. ¡Oh! si las circunstancias
que le impedían aceptar hubiesen podido concillarse con vuestros deseos yo me atrevería á jurar la
felicidad permanente de Chile. Pero me cubro de rubor cuando habéis sustituido mi debilidad á la
mano fuerte que os ha salvado. Instruíos de los antecedentes que vosotros mismos habéis formado
para esta elección y os uniréis á mis sentimientos. Los de la unidad y concordia deben inflamar el
espíritu de los Chilenos. Un olvido eterno de esas mezquinas personalidades que por sí solas son
bastantes á hacer la ruina de los pueblos. Yo exijo de vosotros aquella confianza recíproca sin la
cual el gobierno es la impotencia de la autoridad ó se ve forzado á degenerar en despotismo. No
perder los laureles adquiridos con tantos sacrificios. Resolverse á no existir antes que dejarse
oprimir otra vez del bárbaro español, que perezca el último ciudadano en la defensa del precioso
suelo en que vio la primera luz un reconocimiento eterno á sus libertadores, un amor á la patria que
sea el distintivo de todo Americano, un zelo activo por la justicia y el honor un odio irreconciliable á
los maquinadores de nuestra esclavitud, hé aquí los sentimientos de vuestro director y los que han
de hacer vuestro carácter si hemos de ser libres. Cooperad y seréis el ejemplo de la gratitud, el
terror de la tiranía y la envidia de la paz"
Santiago, 17 de febrero de 1817.
BERNARDO O'HIGGINS Miguel Zañartu, Secretario.25

Bernardo O'Higgins sería Director Supremo hasta 1823. En el primer aniversario de la


batalla de Chacabuco, proclamó la independencia (12 de febrero de 1818) en la ciudad de
Talca,26 Independencia que había proclamado el 1 de enero de ese mismo año en la
ciudad de Concepción.23

Patria Nueva (1817-1823)


Artículo principal: Patria Nueva
Bernardo O'Higgins como Director Supremo.

El nuevo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela 1816-1821, resolvió recurrir a Mariano
Osorio enviándole otra fuerza expedicionaria. Este desembarcó en Concepción y reclutó
ingentes cantidades de tropas. Mientras tanto, Bernardo O'Higgins se replegaba más al
norte intentando frenar de alguna manera el avance de los realistas, siendo sorprendido y
ampliamente derrotado en Cancha Rayada. En la confusión, corrió el rumor de que
O'Higgins había muerto y el pánico cundió entre los patriotas, muchos de los cuales se
aprestaron incluso a volver a cruzar la Cordillera hacia Mendoza. En tales críticas
circunstancias, Manuel Rodríguez arengó a la gente gritándoles: "¡Aún tenemos patria,
ciudadanos!", y se nombró Director Supremo; duraría en el cargo exactamente 30 horas,
que es el tiempo que O'Higgins empleó en regresar a Santiago y volver a hacerse del
mando.

Retrato póstumo de los fundadores de la República de Chile. De izquierda a derecha: José Miguel
Carrera, Bernardo O'Higgins, José de San Martín, Diego Portales

Lisiado después de Cancha Rayada, O'Higgins delegó el mando de las tropas patriotas en
San Martín. Este las reunió en los llanos de Maipú, en las afueras de Santiago. En
la batalla de Maipú, librada el 5 de abril de 1818, donde se lucirían la artillería de Borgoño
y la Caballería del Coronel Santiago Bueras -muerto en la batalla- mientras que el Batallón
de Negros de Mendoza rendiría su vida hasta el último hombre en medio de la lucha. Los
realistas, en cambio, perdieron a los regimientos "Infante Don Carlos" y "Burgos" (el grito
de ataque de éste era "19 batallas ganadas ¡ninguna perdida!").
San Martín infligió tan dura derrota a Osorio, que éste optó por regresar a Concepción; los
realistas ya no intentarían otra incursión a Santiago, con lo que la independencia quedaba
asegurada. En los momentos finales de la batalla, en retirada ya los realistas, O'Higgins
acudió con refuerzos de tropas dispersas, campesinos armados, niños y hasta mujeres,
quienes persiguieron a los españoles hasta las casas de Lo Espejo. Al honrar a San Martín
como salvador de la patria, ambos se saludan en lo que se conocería como el abrazo de
Maipú.
Por otra parte, O'Higgins propició el desarrollo de la Primera Escuadra Nacional, para
impedir nuevas expediciones españolas desde el Perú. Sería precisamente esta escuadra
la que llevaría a la Expedición Libertadora del Perú. Para llenar la plaza de almirante, llamó
al escocés Lord Thomas Cochrane.27 Este asestó un golpe decisivo a los realistas cuando,
en 1820, se apoderó del Sistema de fuertes de Valdivia en la famosa Toma de Valdivia;28
para luego enviar una pequeña fuerza a cargo de Jorge Beauchef para perseguir al ejército
realista que huía desde Valdivia hacia Chiloé y en el proceso ocupar las ciudades ubicadas
más al sur de Valdivia, (entre ellas Río Bueno y Osorno), concluyendo su campaña con
el combate de El Toro, en marzo de 1820.2930
Igualmente desde Valdivia, Cochrane se dirigió a Chiloé; pero fracasó en un ataque
terrestre a Ancud y por ello debió regresar; así para el año 1820, luego del combate de El
Toro, se comenzó a consolidar igualmente la presencia chilena en la región sur, salvo aún
en Chiloé.31
En lo que respecta a asegurar la independencia, San Martín además emprendió una serie
de guerras contra las montoneras, grupos de bandoleros, realistas e indios que habían
aprovechado el caos de las expediciones militares y los reclutamientos forzosos para
dedicarse al pillaje y al saqueo. Esto se conoció como la guerra a muerte, porque ni las
montoneras ni los soldados regulares tomaban prisioneros; una vez liquidada la banda
de Vicente Benavides, el año 1822, quedó asegurada la pacificación de la región de
Concepción.
De todas maneras, San Martín y O'Higgins estaban de acuerdo en que no cesaría el
peligro hasta que el propio Virreinato del Perú fuera independiente de España. De esta
manera prepararon la Expedición Libertadora del Perú, con naves y soldados. San Martín
y Cochrane fueron enviados al Perú en 1820. Sin embargo, el carácter confiado y audaz
de Cochrane chocó con el exceso de prudencia de San Martín. Este dejó escapar varias
oportunidades de asestarle el golpe definitivo al Virrey pero dio inicio al proceso
independentista del Perú evitando mayores derramamientos de sangre y entró al mando
del ejército victorioso con el recibimiento de todo el pueblo peruano (no así de las clases
altas). Tiempo después se declaró la independencia, aunque todavía quedaba por liberar
el norte del país. Al no poder llegar a un acuerdo en el modo de lograrlo por las diferencias
y condiciones que demandaba quien estaba al cargo del ejército que venía realizando la
campaña libertadora por el norte, finalmente se entrevistó con Simón Bolívar (quien
descendía desde Colombia), y se retiró del Perú; la independencia peruana quedaría
completa después de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, librada por Sucre,
un lugarteniente de Bolívar.
O'Higgins gobierna hasta 1823, pero su carácter fuerte y autoritario, la muerte de los
hermanos Juan José y Luis Carrera en Mendoza en 1818 y el asesinato posterior de
Manuel Rodríguez, el mismo año, unida a una impopular política tributaria y fiscal le hacen
numerosos enemigos: la abolición definitiva de la esclavitud y el decreto por el que se
ordena retirar -bajo duras penas- todos los escudos y símbolos nobiliarios le granjean
poderosos enemigos. La muerte del propio José Miguel Carrera en Mendoza y algunos
excesos cometidos por cercanos suyos terminan por minar su poder.
A inicios de 1823 una sublevación de su antiguo camarada, Ramón Freire, en el sur, es
apoyada por casi todo el espectro político nacional y O'Higgins, fiel a su carácter, quiere
resistir por las armas, pero a última hora cambia de opinión y el 22 de enero de 1823 se
presenta en el Cabildo que le acusa, donde, invocando a sus pasadas glorias, renuncia al
mando para evitar la Guerra Civil y luego, dramáticamente, rasga su camisa y muestra su
pecho, ofreciéndolo a la venganza de sus adversarios: saldrá en medio de vítores.
Finalización del proceso de Independencia
En la historiografía chilena se hace terminar la Patria Nueva en 1823, con la renuncia de
O'Higgins.32 Sin embargo, el último territorio español en Chile, la isla de Chiloé, sería
conquistada recién en 1826, durante el gobierno de Ramón Freire, sucesor de O'Higgins.
Respecto al territorio al sur del río Biobío, y la región de la Araucanía; en enero de 1825 se
celebró un parlamento general (el Parlamento de Tapihue) con los mapuches que
habitaban esta zona con la finalidad de acordar el estatuto que regularía las relaciones
entre la naciente república y el pueblo mapuche; sin embargo la inclusión definitiva de este
territorio a Chile (con el cual se tendría continuidad territorial efectiva del territorio Chileno)
sería producto del conflicto conocido como Pacificación de la Araucanía.
Finalmente en relación a la visión de O'Higgins respecto de la Patagonia y el estrecho de
Magallanes (cuyo dominio español en esta zona realmente no había sido suficientemente
reconocido a nivel de otras naciones europeas), recién se vería cumplido
en 1840 mediante el inicio de la implementación de los planes de Toma de posesión del
estrecho de Magallanes; y con ello afianzando la expansión territorial de Chile hacia esta
zona..

Véase también
 Guerra de la Independencia de Chile
 Antecedentes de la independencia de la América Hispana
 Fiestas Patrias en Chile

Notas
1. Volver arriba↑ Años después, O'Higgins fue acusado por José Miguel Carrera de ser
jacobino, debido a la abolición por O"Higgins de los títulos de nobleza en Chile
2. Volver arriba↑ Criticismos posteriores de este sector político sugieren que "los
monarquistas" actuaron no tanto en defensa de los derechos “del rey” sino a fin de
preservar sus privilegios e intereses personales, ya sea como detentores de autoridad real,
lo que posibilitaba gran enriquecimiento (especialmente a través de la corrupción), o como
"nobles", lo que los situaba por encima de la ley. Cualquiera tenía, en las colonias, por el
simple hecho de haber sido nacido en España, acceso a privilegios por sobre los
habitantes locales. En lo relacionado con la corrupción, aún cuando no se refiere
específicamente a Chile, se puede una descripción de la situación en Eduardo R.
Saguier: La corrupción de la burocracia colonial borbónica y los orígenes del federalismo: el
caso del Virreinato del Río de la Plata
3. Volver arriba↑ Publicado bajo la influencia y dirección de Martínez de Rozas, quien solicito
una imprenta de Buenos Aires para el propósito. Esa imprenta -la única en Chile en esos
tiempos- fue la que posteriormente publico la "Aurora de Chile'. Aparentemente no se
conserva ningún ejemplar del Despertador
4. Volver arriba↑ Algunos historiadores, como Diego Barros Arana, Simon Collier, y Gabriel
Salazar, por poner sólo un ejemplo, dudan de su sentir republicano o democrático y sólo
ven en Carrera a un dictador con fines personalistas y nepotistas. Collier afirma, en
su Ideas y política de Chile. 1808-1833, que si Carrera hubiese tenido algún tinte
republicano, fue gracias al influjo del Cónsul Poinsett. Jocelyn-Holt, La Independencia de
Chile: tradición, modernización y mito, pp. 187-232 simplemente lo ve como uno de los
primeros caudillos que, basados en el poder militar y la demagogia, dominaron mucho de la
vida política de América Latina. Sin embargo es posible también entender sus actos como
motivados por una finalidad diferente a la de otros independentistas, lo que habría
producido desacuerdos y problemas. En ese sentido vale considerar la opinión de Barros
Arana (por ejemplo: Historia General de Chile, Vol. VIII, Capítulo IX: Revolución del 4 de
septiembre: renovación del Congreso: período de grandes reformas legislativas
(septiembre - noviembre de 1811) quien sugiere que gran parte de estas controversias
derivan del carácter impetuoso y apasionado de Carrera, que a menudo lo hacia actuar sin
considerar las posibles consecuencias de sus acciones. Carrera parece haber buscado -
legítimamente- el fin de los lazos coloniales con España pero haber sido partidario de una
monarquía constitucional, como manera de asegurar un gobierno estable, que garantizara
las libertades y derechos de los chilenos, sin embargo, su manera de lograrlo habría dado
lugar a muchos recelos y malos entendimientos. Documentos posteriores (por ejemplo: su
Diario durante la Guerra de Guerrillas en Argentina) parecen sugerir que Carrera tomaba
alguna inspiración de Cromwell
5. Volver arriba↑ El plan tenia puntos en común con el Plan de Maitland, propuesto por un
general escocés en la época en que Inglaterra atacaba a España y quería debilitarla.
6. Volver arriba↑ El 17 de enero de 1817 San Martín había modificado las instrucciones
originales de Pueyrredón comunicando la necesidad de que O'Higgins fuese elegido al
frente del nuevo gobierno sin el arbitrio de un ayuntamiento. Ante este hecho y la influencia
de San Martín es lógico pensar que el cabildo chileno actuara en consecuencia:
Reservadisimo, Fja.s reflexiones que V. E. ha expuesto al director supremo en apoyo de
la necesidad de nombrar al brigadier don Bernardo O'Higgins en clase de presidente o
director provisional de Chile, luego que sea desocupada por el enemigo la capital de
Santiago, han persuadido a S. E. de la utilidad de este paso, así por recaer en una
persona de méritos distinguidos, como por remover con su elección toda sospecha de
opresión por parte de las armas de estas provincias, cuya idea han pretendido hacer
valer algunos malvados con notoria injuria de la liberalidad de S. E., con cuya última
resolución queda sin efecto el artículo de las instrucciones reservadas en cuanto dejaba
al arbitrio del Ayuntamiento de aquella capital la elección de la autoridad suprema
provisoria.

Você também pode gostar