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Filosofía y coaching:
La MAYEUTICA Socrática se define como el arte a través del cual cada persona
encuentra su verdad o la verdad (dependiendo de la visión del mundo propia del
cliente), con una función práctica para su vida. No existe el enseñar sino sólo el
aprender, y éste surge sólo reconociendo que el conocimiento no está en el coach
sino en los propios coachees (clientes).
Conciencia
Autocreencia
Las personas tenemos dentro de nosotras mismas todo lo necesario para tener
éxito. “Somos como una BELLOTA que contiene en su interior todo el potencial
para convertirse en un gran ROBLE”. Para lograr su objetivo el Coachee o Cliente
debe de tomar conciencia, pero eso no basta. Es preciso que crea en tres
aspectos básicos para lograr su objetivo:
Coaching Ejecutivo
Coaching de Equipos
Coaching Empresarial
Coaching de Grupos
Coaching Educativo
--‐ Factor verbal: mayor capacidad que tienen algunas personas para realizar
operaciones lingüísticas.
--‐ Factor numérico: mayor capacidad para operar con números
--‐ Factor espacial: mayor capacidad para relacionar cuerpos en el espacio.
--‐Factor de razonamiento: mayor capacidad para establecer operaciones
mentales bien de forma deductiva o bien de forma inductiva.
Por tanto, en cada habilidad se darían dos factores (de ahí lo de bifactorial): el
g y unos, pero dichos factores no desempeñan el mismo papel en todas las
habilidades: mientras que en algunas de ellas el factor g es el principal, en otras
lo es s; en otras palabras, tanto el factor g como los factores están presentes en
todas las habilidades intelectuales pero de una manera proporcionalmente
variable según la habilidad que se trate.
Posteriormente, la investigación demostró la existencia de otros factores, un
tercer grupo, llamados factores de grupo, que son subdivisiones de los factores
específicos. (Así por ejemplo el factor verbal lo dividen en: fluidez verbal y
comprensión verbal) Louis León Thurstone (1887 - 1955):
Investigador estadounidense. Comenzó trabajando en ingeniería electrónica
antes de iniciar sus estudios de Psicología. Dio un gran impulso a la
Psicometría, especialmente al campo del análisis factorial en la inteligencia.
Se opuso al factor G de Spearman, postulando siete "aptitudes mentales
primarias" o factores:
Robert Sternberg:
Este autor es una de las máximas autoridades por lo que respecta al tema
de la concepción de la inteligencia en la actualidad; de hecho la idea que subyace
actualmente es la capacidad de adaptación propuesta por Sternberg.
Robert Sternberg define un nuevo concepto de Inteligencia: "Inteligencia
Exitosa", la cual según él es la que lleva al éxito en la vida y se diferencia de
otros tipos de "Inteligencias Inertes" porque conlleva acción.
Inteligencia Exitosa: Es "la combinación de las habilidades analíticas, creativas
y prácticas de una persona. Dicho de otra forma, es la capacidad para adaptarse
a un ambiente, seleccionar ambientes compatibles entre sí y crear el ambiente
en que uno está mejor consigo mismo".
Este concepto reconoce valores personales, sociales, y culturales, así como su
interacción. Las culturas e incluso las subculturas pueden diferir en sus
conceptos acerca del significado de inteligente. La conducta que puede llevar al
éxito en una cultura, puede llevar al fracaso en otra.
Siguiendo al propio Sternberg “tener inteligencia exitosa es pensar bien de tres
maneras diferentes: analítica, creativa y prácticamente”:
La inteligencia analítica hace falta para resolver problemas y juzgar la calidad de
las ideas; aparece en el análisis, el juicio, la evaluación, la comparación y la
contrastación.
La inteligencia creadora hace falta para formular buenos problemas y buenas
ideas, interviene en la creación, la invención, el descubrimiento, la imaginación,
la redefinición de problemas, percibir conexiones nuevas.
La inteligencia práctica es necesaria para usar las ideas y su análisis de una
manera eficaz en el contexto profesional. Las habilidades prácticas surgen
cuando la inteligencia se aplica en contextos del mundo real.
La inteligencia exitosa es más efectiva cuando se equilibra el aspecto analítico,
el creativo y el práctico. Las personas con inteligencia exitosa no solo tienen
habilidades, sino que reflexionan sobre cuándo y cómo usar esas habilidades de
manera efectiva.
Reuven Bar-On
John Mayer y Peter Salovey
Daniel Goleman
Robert Cooper y Ayman Sawaf
Hendrie Weisinger
Reuven Bar-On
“La inteligencia emocional se ha convertido en un tema de interés para el público
desde la publicación del best-seller en 1995 de Daniel Goleman.
Pero a pesar de este creciente interés, ésta no es una idea nueva y sus raíces
históricas, en realidad pueden remontarse más allá del siglo diecinueve”.
Así es como Reuven Bar-On comienza la explicación de su modelo de
Inteligencia Emocional en un artículo publicado por el Consorcio (un organismo
internacional que tiene como objetivo “ayudar al desarrollo de la investigación y
la práctica relacionada con IE en organizaciones). Bar-On consiguió su doctorado
en la universidad de Rhodes en Sudáfrica y, habiendo trabajado como psicólogo
desde 1972, lleva a cabo actualmente un importante trabajo en la facultad de
medicina de la universidad de Texas, en el departamento de psiquiatría y
ciencias del comportamiento.
Bar-On, experto y pionero internacionalmente reconocido en el ámbito de la
Inteligencia Emocional, ha estado implicado en la definición, medición y la
aplicación de varios aspectos de este concepto de IE desde los años 80. Él fue
quien acuñó el término “EQ” (“cociente emocional”) en 1985 para describir sus
estudios determinando la capacidad emocional y social.
Además creó el inventario emocional del cociente (el EQ-i), que es la primera
prueba testada de la Inteligencia Emocional.
Bar-On define la IE como “una selección de competencias emocionales y sociales
interrelacionadas, habilidades y facilidades que determinan cómo nos
entendemos y nos expresamos con efectividad, entendemos a otros y nos
relacionamos con ellos, así como afrontamos las exigencias diarias”.
Es de reseñar que para él, los modelos de IE parten del concepto de inteligencia
social, distinguiendo en su modelo la Inteligencia Emocional (intrapersonal) de
la inteligencia social (interpersonal).
Daniel Goleman:
Como es de todo conocido, fue a través del libro “Inteligencia Emocional” de
Daniel Goleman (1995) como se difundió este concepto de forma espectacular,
al ser un best seller un muchos países.
Goleman reconoce que se basa en el trabajo de Salovey y Mayer (1990). Un
análisis del contexto de mediados de los noventa en EEUU permite entrever que
en el éxito de la obra de Goleman intervinieron una serie de factores que es
esclarecedor conocer. Entre ellos están los siguientes.
Antes de la publicación del libro de Goleman, había causado un impacto social la
publicación de la obra The Bell Curve (Herrnstein y Murray, 1994), en la cual se
pone el dedo en la llaga de la polémica entre igualitarismo y elitismo. Esta obra
justifica la importancia del CI para comprender las clases sociales en América y
en otras sociedades. Estos autores defendían la postura elitista. Según ellos, la
inteligencia de la gente se distribuye de acuerdo con la curva normal: pocos son
muy inteligentes, muchos están en el medio, y unos pocos tienen poca
inteligencia. Estas diferencias son difíciles de cambiar. Toman en consideración
la relación entre inteligencia y economía, señalando una relación entre baja
inteligencia y pobreza o desempleo; mientras que la alta inteligencia se relaciona
con empleos bien pagados y con más salud. Las personas inteligentes consiguen
reconocidos títulos universitarios que les permiten acceder a buenos empleos,
con buenos sueldos, y como consecuencia son felices. En cambio las personas
poco inteligentes tienen dificultades de aprendizaje, obtienen títulos de bajo
nivel o ninguno, tienen dificultades en lograr empleos y los que obtienen son
temporales, poco considerados y mal pagados; como consecuencia no pueden
ser felices. Poner sobre el papel ideas tan elitistas era provocar la reacción y la
controversia. La resonancia fue tan grande, tanto en la prensa, en los más media
y en la literatura científica, que hasta se llegó a hablar de The Bell Curve Wars.
En este ambiente llegó la obra de Goleman (1995),
Emotional Intelligence, adoptando una postura de reacción al elitismo de
The Bell Curve. Goleman contrasta la inteligencia emocional con la inteligencia
general, llegando a afirmar que la primera puede ser tan poderosa o más que la
segunda y que el EQ (Emotional quotient) en el futuro substituirá al CI. Pero, lo
que es más importante: las competencias emocionales se pueden aprender.
Todas las personas pueden aprender inteligencia emocional. Por tanto, todos
pueden ser inteligentes emocionales y ser felices. En este sentido, Goleman
tomaba la postura igualitaria, frente al elitismo.
A esto hemos de añadir que Goleman presentó su obra en un momento en que
el antagonismo entre razón y emoción empezaba a ser superado. Se acababan
de producir aportaciones importantes a favor de la emoción por parte de la
investigación científica (psicología cognitiva, psicología social, neurociencia,
psiconeuroinmunología, etc.). Esto ayuda a entender mejor la popularización de
la inteligencia emocional que se produjo a partir de este momento. Goleman
(1995) plantea la clásica discusión entre cognición y emoción de un modo
novedoso. Tradicionalmente se ha asociado lo cognitivo con la razón y el cerebro,
y por tanto con lo inteligente, positivo, profesional, científico, académico,
masculino, super-yo, etc. Mientras que lo emocional se ha asociado con el
corazón, los sentimientos, el ello, lo femenino, lo familiar, la pasión, los instintos,
lo dionisíaco, el principio del placer, etc. Es decir, tradicionalmente lo racional se
ha considerado de un nivel superior a lo emocional. Goleman plantea el tema
dándole la vuelta, en un momento en que la sociedad está receptiva para aceptar
este cambio. Esta receptividad hacia la aceptación del binomio cognición-
emoción, se debe a un conjunto de factores, entre los cuales están el creciente
índice de violencia (con su carga emocional); la evidencia de que lo cognitivo
por sí mismo no contribuye a la felicidad; la evidencia de que la motivación y el
comportamiento obedecen más a factores emocionales que cognitivos; la
constatación de que el rendimiento académico no es un buen predictor del éxito
profesional y personal; las aportaciones de la psicología cognitiva, la
neurociencia y la psiconeuroinmunología; una creciente preocupación por el
bienestar más que por los ingresos económicos (downshifting); la creciente
preocupación por el estrés y la depresión, con la consiguiente búsqueda de
habilidades de afrontamiento, donde los índices de venta de los libros de
autoayuda son el indicador de una necesidad social, etc.
Por lo que se refiere a su interpretación de la Inteligencia emocional, en un
principio Daniel Goleman la concibió con la siguiente estructura: la IE estaría
compuesta por 5 esferas: Autoconocimiento, autocontrol, automotivación,
empatía y habilidades sociales.
Desde su concepción de la IE, Goleman hace una distinción entre inteligencia
emocional y competencias emocionales, según la cual, la
IE proporcionaría el fundamento para el desarrollo de las competencias
emocionales. Mientras la IE determina nuestra potencial, las competencias
emocionales muestran “qué cantidad de ese potencial hemos realizado al
aprender y dominar habilidades y traducir inteligencia en capacidades laborales”.
El autoconocimiento. Representa la capacidad que tenemos para identificar
nuestros propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones, que
incluye:
Conciencia emocional. Reconocer nuestras emociones y sus efectos. Valoración
adecuada de uno mismo. Conocer nuestras fortalezas y debilidades.
Confianza en uno mismo. Seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros
mismos y sobre nuestras capacidades.
La autorregulación (autocontrol). El control de nuestros estados, impulsos y
recursos internos, que incluye:
Autocontrol. Capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los impulsos
que puedan resultarnos perjudiciales.
Confiabilidad. Mantener normas de honestidad e integridad con nosotros
mismos.
Integridad. Asumir la responsabilidad de nuestra actuación personal.
Adaptabilidad. Flexibilidad para afrontar los cambios.
Innovación. Estar abierto y dispuesto ante las nuevas ideas, enfoques novedosos
y la nueva información.
La automotivación. La capacidad de encontrar fuentes y tendencias emocionales
que puedan guiar o facilitar la obtención de nuestros objetivos, en lo que se
incluye:
Motivación al logro. Esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio
de excelencia.
Compromiso. Secundar y aliarse a las metas del grupo o la organización.
Iniciativa. Disposición para aprovechar las oportunidades que se presenten y
actuar con prontitud cuando se presenten.
Optimismo. Tenacidad para la consecución de los objetivos, a pesar de los
obstáculos y contratiempos que tengan que enfrentarse.
En la esfera de las competencias o aptitudes sociales, es decir cómo nos
relacionamos con los demás, las principales competencias que se plantean son:
Empatía. Representa la capacidad para captar los sentimientos, necesidades y
preocupaciones de otros, en lo que se incluyen:
Comprensión de los demás. Tener la capacidad de captar los sentimientos y los
puntos de vista de otras personas e interesarnos activamente por las cosas que
les preocupan.
Ayudar a los demás a desarrollarse. Percibir las necesidades de desarrollo ajenas
y fomentar sus aptitudes.
Orientación hacia el servicio. Prever, anticiparse en el reconocimiento y
satisfacción de las necesidades de los que dependen de nosotros.
Aprovechar la diversidad. Cultivar y aprovechar las oportunidades que nos
brindan diferentes tipos de personas.
Conciencia política. Capacidad para identificar las corrientes emocionales y de
las relaciones de poder subyacentes en un grupo.
Habilidades sociales. Capacidad para inducir en los otros las respuestas
deseables. En esto se incluyen:
Influencia. Aplicar tácticas efectivas para la persuasión.
Comunicación. Capacidad para escuchar activamente y transmitir mensajes
claros y convincentes.
Manejo de conflictos. Capacidad de manejar situaciones de conflicto, negociar y
resolver desacuerdos.
Liderazgo. Inspirar y dirigir a grupos y personas.
Catalizador del cambio. Capacidad para iniciar, dirigir o manejar situaciones de
cambio.
Establecer vínculos. Alimentar sistemas de vínculos y relaciones para propiciar la
obtención de objetivos.
Colaboración y cooperación. Ser capaces de trabajar con los demás en la
consecución de una meta común.
Habilidades de equipo. Ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución
de metas colectivas.
Como vemos en este primer modelo, Goleman proponía la existencia de 25
Competencias emocionales; no obstante, posteriormente revisó este modelo e
hizo algunas modificaciones, dando como resultado el siguiente:
Más del 60% de las enfermedades padecidas por el hombre tienen origen
psicosomático. Nuestros órganos son susceptibles a las disfunciones,
contradicciones o tensiones del sistema nervioso, que a su vez reacciona ante la
presión de las ideas negativas que sostiene el inconsciente.
Somos un conjunto inseparable de mente y cuerpo, un sistema en busca de
equilibrio. Nuestros temores continuos, nuestras obsesiones y nuestra forma de
hablar del cuerpo, del dolor o de la enfermedad inciden en nuestra fisiología
hasta el punto de ocasionar cambios orgánicos.