Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
INFORME DE:
EL CUESTIONARIO
“Instrumento formado por una serie de preguntas que se contestan por escrito a fin de
obtener la información necesaria para la realización de una investigación”. De esta definición,
cabría aclarar que con la aplicación de este instrumento no puede obtenerse la información
requerida en la investigación, es decir, no toda, sino sólo parte de la misma, ya que la totalidad
de los datos requeridos en la investigación serán logrados aplicando las diversas técnicas y
estrategias (fichas de investigación documental, de observación directa o indirecta, etc.).
CARACTERÍSTICAS. En el cuestionario las respuestas son escritas por el/la informante, no siendo
necesaria la presencia del entrevistador.
a profundidad, que se realiza en forma de charla pero con una guía de tópicos, y
que resulta particularmente útil para incorporar en un estudio las opiniones de personas
con un perfil altamente selectivo, como pueden ser especialistas en un tema, o
ejecutivos de alto nivel, por ejemplo.
Un tercer grupo de técnicas puede aplicarse, según el diseño, como cualitativas o
como cuantitativas indistintamente las llamadas técnicas de:
OBSERVACIÓN SISTEMATIZADA.
Básicamente, consiste en ver, oír y percibir los hechos que se desean estudiar y las
circunstancias en que se dan éstos. La observación se clasifica de la siguiente manera:
Según los medios utilizados: · Observación no estructurada · Observación estructurada
Según la participación del observador: · Observación no participante · Observación
participante Según el número de observadores: · Observación individual · Observación
en equipo Según el lugar donde se efectúa: · Observación efectuada en la vida real
(trabajo de campo) · Observación efectuada en laboratorio
Puede ser participante, en la que el investigador de campo observa y registra
conforme a guías, eventos en los que interactúa como cualquier otro individuo
involucrado, o no participante, como observación pasiva, sin ninguna interacción del
investigador de campo con el fenómeno observado.
El ejemplo típico de la técnica de observación participante, sería el conocido
“mystery shopper”, en el que para evaluar por ejemplo, un servicio, el investigador
juega el rol del comprador y sistematiza su experiencia. Cualitativa en principio, puede
dársele valor estadístico si se realiza en una muestra suficiente y los criterios de
observación se reflejan en indicadores estandarizados, y se evalúan comparativamente
entre distintos proveedores o entre sucursales de un mismo servicio.
EL DILEMA: CALIDAD VS COSTO
Este breve repaso de las características de diversas técnicas de la investigación de
campo, permite apreciar, en primera instancia, que para dominarlas y aplicarlas
adecuadamente, se requiere de perfiles muy variados de investigadores de campo, de
capacitación especializada y de supervisión sistemática, que permitan garantizar la
calidad en el trabajo de campo.
Estas diferencias de perfiles requeridos, se traducen, en la práctica, en problemas
o ventajas operativas, con un impacto directo en los costos de un estudio. Por ejemplo,
un conductor de grupos de enfoque tiene nivel profesional y capacitación altamente
especializada, por lo que requiere mínimos niveles de supervisión directa, logra
razonables ingresos y presenta bajos niveles de rotación en una empresa. En cambio, el
típico encuestador es generalmente joven, estudiante o pasante en el mejor de los
casos, que aparte de un perfil básico de personalidad que le haga apto para el trabajo
por ejemplo, sociable, cálido, activo y con alta tolerancia a la frustración que implica
realizar múltiples intentos para lograr una entrevista, requiere capacitación intensiva y
altos niveles de supervisión directa para obtener la calidad necesaria. Además de que
logra limitados niveles de ingreso y generalmente enfoca su trabajo como transitorio,
por lo que presenta altos índices de rotación, generando costos adicionales por
reclutamiento y capacitación.
¿Quiere esto decir que es preferible realizar estudios cualitativos y evitar los
cuantitativos?
Evidentemente no, pues responden a distintos requerimientos de información,
pero ¿querría decir que entre varias propuestas de estudio cuantitativo, debe elegirse
“la más barata?" La respuesta en este caso no resulta tan sencilla.
Generalmente el costo directo del trabajo de campo representa más de la mitad
del precio de un estudio, y no se puede castigar el gasto de levantamiento sin sacrificar
necesariamente su calidad.
Para las Agencias de Investigación de Mercados serias, un importante reto es
afinar el diseño y hacer eficiente el gasto para poder mantener precios competitivos,
garantizando así la máxima
Calidad en los estudios. En Gallup México, estamos comprometidos en este
esfuerzo permanente
CUATRO MODOS DE CONCEBIR EL TRABAJO DE CAMPO A LO LARGO DE LA HISTORIA
DE LA GEOGRAFÍA
A continuación realizamos un recorrido por cuatro formas de concebir el trabajo
de campo. Cada una de ella supone una manera particular de entender la disciplina.
Como decíamos anteriormente, cada visión de la Geografía lleva implícito un tipo de
relación epistemológica, metodológica y política diferenciada con el ámbito-referente
empírico del proceso de investigación.
La primera forma de concebir el trabajo de campo está asociada a las actividades
de exploración desarrolladas a finales del siglo XIX y principios del XX en el marco de los
procesos de apropiación territorial. Bajo el supuesto de que la Geografía de la primera
mitad del siglo XX estudiaba las regiones o los paisajes, la segunda concepción vincula el
trabajo de campo a la necesidad de definir una metodología propia diferenciada de la
de otros saberes. La tercera propuesta se construye desde la postura que sostiene que
la Geografía es una disciplina social comprometida con la transformación social. Ello
derivó en una visión de trabajo de campo que suponía la necesidad de involucrarse con
las problemáticas sociales de las comunidades. Por último, la introducción del método
etnográfico en la Geografía, en la década de 1990, ha llevado a redefinir las relaciones
entre la academia y el campo y a promover la reflexión del investigador sobre las
implicancias políticas y sociales del trabajo en el campo.
LA EXPLORACIÓN Y EL TRABAJO DE CAMPO
En el pasaje del siglo XIX al XX la Geografía se fue definiendo como un conjunto de
conocimientos útiles a los objetivos de los Estados nacionales y de los Imperios
europeos. La definición de los territorios de dominación se efectivizó a partir de la
ocupación, descripción y medición de los mismos. En este contexto, el cuerpo de la
disciplina se fue constituyendo a partir de la Geografía 2011, 7 (7), 15-32 La tradición
del trabajo de campo. Complementación del trabajo en el terreno con el de gabinete. La
exploración consistía en el relevamiento de las características geológicas, climáticas e
hidrológicas, la realización de levantamientos cartográficos y la recolección de
ejemplares de la fauna, de la flora y de osamentas. La información obtenida era
organizada a partir de las clasificaciones y teorías elaboradas en los países centrales. En
este marco, las Sociedades Geográficas, tanto europeas como latinoamericanas,
promovían la realización de exploraciones no solo para la apropiación territorial sino
también para ampliar los conocimientos que el mundo occidental poseía de estos
ámbitos geográficos (y así, poder “llenar los espacios blancos de los mapas”) o para
ponerlos en valor en el marco de la expansión capitalista ( Nunes Pereira, 2003; Navarro
Floria, 2007). En algunos casos estas expediciones estuvieron integradas por
naturalistas, especialistas en cartografía, pintores y, más avanzado el siglo XX, por
fotógrafos.
En este contexto la relación que se establecía con las poblaciones locales se
reducía a tareas de intercambio o negociación a los fines de facilitar las tareas de
exploración. En otros casos, las poblaciones locales eran invisibilizadas a partir de
homologarlas con los elementos de la naturaleza, con lo que se borraban así sus
espacialidades y temporalidades.
Para el historiador de la Geografía Felix Driver, la redacción de textos que guiaran
la realización de las exploraciones –tal como la que propuso Holmberg en el año 1902–
era una práctica usual en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX. Ellos fueron
pensados como una manera de promover una “forma científica de mirar” diferenciada
de la del viajero común.
Estos manuales ofrecían consejos acerca de qué y cómo observar los espacios
visitados, haciendo uso de distintos tipos de instrumentos como cuestionarios, mapas
topográficos, tablas para registro de información y otros tipos de aparatos como
termómetros, barómetros, sextantes, entre otros (Driver, 2001).
Las exploraciones, junto con el excursionismo (práctica extendida en Europa hacia
inicios del siglo XX) (Henneberg, 1986; Villanova, 2006), sirvieron también a los fines de
formación en los valores nacionales. Más allá de las diferencia entre estas dos prácticas,
los conocimientos tanto racionales como estéticos que se derivaron de ellas
encontraron expresiones discursivas o visuales que contribuyeron a establecer una
íntima vinculación entre las “bellezas naturales” y la educación de las sociedades
nacionales en los valores patrios.